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Simón Bolívar.

Biografía y contexto previo a la “Carta de Jamaica”.

Hijo del coronel Juan Vicente y de María Concepción, Bolívar quedó huérfano de padre cuando
tenía tan sólo dos años y medio (1786), y de madre a los nueve (1792); vivió con su abuelo
materno Feliciano Palacios, y a su muerte, quedó al cuidado de su tío y tutor Carlos Palacios. A
los 12 años, en julio de 1795, mostró tempranamente su rebeldía, al huir de la casa del tío para
vivir con su hermana casada María Antonia, donde tampoco pudo tener paz, no obstante el
cariño que mutuamente se profesaban. Se le envió entonces a vivir a casa del maestro de'
primeras letras, el jacobino socialista Simón (Carreño) Rodríguez (1771-1854), hombre de
cultura política avanzada que mucho influyó en la educación del futuro Libertador. Pero Simón
Rodríguez, como se quiso llamar él mismo, se fue de Caracas en 1797. Otro ilustre caraqueño,
Andrés Bello (1781-1865), le dio clases de historia y geografía, y el padre capuchino Francisco
Andújar le enseñó matemáticas.
Todos ellos iniciaron la formación elemental de Bolívar, pero en gran medida se le puede
considerar como hombre de cultura autodidacta. Muchos creen que la vocación del joven
Bolívar era el ejercicio de las armas, porque antes de los 14 años había ingresado como cadete
en el batallón de Milicias de Blancos de los Valles de Aragua, del que tiempo atrás había sido
coronel su padre. Pero esa educación de miliciano era común en la época, cuando no había
otra opción distinta que los seminarios religiosos. A comienzos de 1799 fue enviado a Madrid,
donde otros tíos. Esteban y Pedro Palacios se encargaron de afinar su educación, puliéndola
en extremo. El cambio fue tan rápido que si se le compara con la redacción y ortografía de la
primera carta autógrafa que Bolívar escribió a su paso por México, en viaje a España, no deja
de sorprender por la diferencia tan notable que revela. Ese refinamiento se le debe en parte al
sabio marqués Jerónimo de Ustáriz y Tobar, caraqueño avecindado en Madrid, que se encargó
de darle a Bolívar, entre los 16 y 19 años, la educación de un cortesano: amplio conocimiento
de la cultura clásica, literatura y arte, francés.
Es verdad que Bolívar regresó a Venezuela para administrar sus fincas, pero también es cierto
que en las reuniones que se llevaban a cabo en su quinta de recreo, a orillas del río Guaire,
más que tertulias literarias se tramaban conspiraciones. Por eso al estallar la chispa
insurreccional en Caracas, el 19 de abril de 1810, cuando el pueblo desconoció al gobierno
colonial de Vicente Emparán, Bolívar, en compañía de Andrés Bello y Luis López Méndez, fue

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nombrado por la junta revolucionaria comisionado ante el gobierno británico, con la exacta
instrucción de convencer al ministro de Asuntos Exteriores, Lord Wellesley, de apoyar la
insurrección caraqueña. En diciembre de 1810 regresó Bolívar a Caracas con pocos triunfos
diplomáticos, porque el gobierno inglés, aunque simpatizaba con los actos independentistas de
los americanos, como una manera de socavar la hegemonía española en este continente,
estaba unido a España por un tratado de alianza.
Mientras tanto, Bolívar había convencido a Miranda para que lo acompañara en un nuevo
esfuerzo por consolidar la independencia de su patria. En 1811 Bolívar, con el grado de coronel
que le concedió la Sociedad Patriótica de Caracas y bajo las órdenes de Miranda, contribuyó a
someter a Valencia, que no obedecía a la Sociedad, y en 1812, a pesar de sus esfuerzos por
defender la plaza de Puerto Cabello, a él confiada, no logró evitar que cayera en manos de los
realistas debido a una traición. Desilusionado ante la rendición del generalísimo Miranda ante
el jefe español Domingo de Monteverde, pero deseoso de continuar la lucha, Bolívar decidió,
en unión de otros jóvenes oficiales, apresar a Miranda. Aunque Bolívar no lo entregó a los
españoles, otros sí lo hicieron, y el infortunado precursor fue embarcado preso hacia Cádiz,
donde murió poco después.
Todos perdieron aquella vez, y Bolívar apenas logró un salvoconducto para emigrar, gracias a
su amigo Francisco Iturbide. Se trasladó a Curazao y luego a Cartagena de Indias, donde
escribió uno de sus más célebres documentos, la "Memoria dirigida a los ciudadanos de la
Nueva Granada por un caraqueño", conocido también como Manifiesto de Cartagena
(diciembre 15 de 1812). Allí se opuso a la copia acrítica de fórmulas políticas buenas para
“repúblicas aéreas”, criticó el federalismo como inadecuado para los nuevos Estados
emergentes, sugirió la formación de un ejército profesional en vez de milicias indisciplinadas,
proclamó la necesidad de centralizar los gobiernos americanos y propuso una acción militar
inmediata para asegurar la independencia de Nueva Granada, consistente en reconquistar a
Caracas, que era, a su sentir, la puerta de toda la América meridional. Propuso, en fin, pasar a
la ofensiva estratégica.
En la práctica, esa fue la campaña que de inmediato llevó Bolívar a cabo con éxito notable,
acrecentando su prestigio de supremo director de la guerra. Así pues, a la cabeza de un
pequeño ejército, limpió de enemigos los márgenes del Magdalena, ocupó en febrero de 1813
a Cúcuta, y en sólo 90 días, entre mayo y agosto, liberó a Venezuela en una rápida y fulgurante
sucesión de batallas. Por eso esta campaña recibió el nombre de Admirable y Bolívar fue
aclamado por vez primera como Libertador, título oficial que le concedió la ciudad de Caracas
en octubre de ese año y con el que será universalmente reconocido. Casi a la vez, ocurrió otro

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suceso memorable: en junio, al pasar por Trujillo, Bolívar decretó la guerra a muerte, con lo que
consiguió solucionar el problema fundamental en toda guerra, que es hacer el deslinde político-
ideológico entre amigos y enemigos y sentar un elemental principio de identidad nacional y de
clase.
Afirmó que eran americanos los que luchaban por su independencia sin importar país de
nacimiento ni color de la piel; y que eran enemigos los que aunque nacidos en América, no
hicieran nada por la libertad del Nuevo Mundo. Con ese decreto, tan vituperado incluso por
bolivarianos de nota, Bolívar logró separar, tajantemente, los dos campos, evitando el apoyo
que mantuanos y hacendados criollos daban a los realistas; creó condiciones para la guerra de
todo el pueblo, en la que nadie podía permanecer indiferente; y atrajo a llaneros, cimarrones,
indios y esclavos al ejército patriota. En el decreto de Guerra a Muerte está el secreto de la
Campaña Admirable, que es, a su vez, la clave de la libertad de Venezuela. Sin embargo, el
establecimiento, por segunda vez, de la república en Venezuela no duró mucho tiempo.
A pesar de triunfos en batallas como las de Araure, Bocachica o la primera de Carabobo, y de
resistencia, heroica como la defensa de San Mateo, Bolívar en el occidente del país y Santiago
Mariño en el oriente se vieron obligados a cederle el terreno al sanguinario asturiano realista
José Tomás, Boves (1782-1814), quien al vencer a los patriotas en el combate de La Puerta
(junio de 1814), los obligó a evacuar la ciudad de Caracas. Se produjo, entonces, la patética
emigración de veinte mil habitantes hacia Barcelona y Cumaná huyendo de la persecución de
Boves. Con otros oficiales, Bolívar logró escaparse a Cartagena otra vez, donde podía hallar
refugio y renovados apoyos. Cuando todo parecía llegar a su fin, derrotado y desconocido por
sus antiguos partidarios, Bolívar lanzó en Carúpano (septiembre de 1814) un manifiesto lleno
de serenidad, con la mira puesta en el futuro, superando las aciagas circunstancias
momentáneas. Propuso algo más que la independencia, que es la libertad, se declaró culpable
de los errores cometidos pero inocente de corazón, y se sometió al juicio del Congreso
soberano: “Libertador o muerto dijo, mereceré el honor que me habéis hecho, puesto que
ninguna potestad humana podrá detenerme hasta volver segundamente a libertaros”. Carta de
Jamaica (1815).

Análisis de la “Carta de Jamaica”


Simón Bolívar el 6 de septiembre de 1815 en Kingston

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Este documento aparece en las obras de El Libertador bajo el título de "Contestación de un
americano meridional a un caballero de esta isla"
Aunque la Carta estaba originalmente dirigida a Henry Cullen, está claro que su objetivo
fundamental era llamar la atención de la nación liberal más poderosa del siglo XIX, Gran
Bretaña, a fin de que se decidiera involucrarse en la independencia americana. No obstante,
cuando los británicos finalmente accedieron al llamado de Bolívar, éste prefirió la ayuda de Haití.
Presenta un panorama general de la guerra de independencia a fines de 1815. Donde los
realistas dominaban la mayor parte de sus antiguas colonias (Venezuela, Nueva Granada, Quito,
Perú, Cuba, Puerto Rico). A pesar de este balance negativo, El Libertador expresa su seguridad
y confianza en el triunfo definitivo de la causa patriota. Este considera la revolución de
independencia como un hecho que no podía volver atrás, y que a pesar de los fracasos sufridos,
terminaría con la victoria definitiva de la causa independentista. “El texto era un réquiem por el
fracaso pasado y una celebración de las perspectivas futuras, y la elocuencia de Bolívar
consiguió elevar la revolución de Hispanoamérica a lo más alto de la historia mundial y realzar
su propio papel en su liderazgo intelectual y político.” (John Lynch, p125)

En la Carta de Jamaica, El Libertador critica duramente el sistema colonial y señala la


incapacidad de España para seguir manteniendo su dominación en América. “Bolívar se veía
conscientemente del lado del cambio y en contra de la tradición, a favor de la revolución y en
contra del conservadurismo.” (John Lynch, p127). Por otro lado Gutiérrez Escudero nos habla
de que la carta resalta en sus primeras líneas una Leyenda Negra acerca de la colonización
hispana del Nuevo Mundo.
En sus críticas al sistema colonial, El Libertador señala como aspectos negativos la conducta de
los españoles con la población americana, desde las "barbaridades" cometidas contra los
indígenas a partir del descubrimiento, hasta las "atrocidades" que habían puesto en práctica
durante la guerra de independencia. “Censura que los americanos, no ocupan otro lugar en la
sociedad que el de simples siervos propios para el trabajo, y cuando más, el de simples
consumidores.” (Gutiérrez Escudero, p253).

Expone la idea de unir toda Sudamérica, de Chile hasta México, que siempre fue uno de los
grandes sueños de Bolívar. El Libertador emite juicios acertados sobre las condiciones
económicas, sociales y políticas de la metrópoli que justificaban aún más el movimiento de
independencia. "Que demencia la de nuestra enemiga, pretender reconquistar la América, sin
marina, sin tesoro y casi sin soldados, pues los que tiene apenas son bastantes para retener a
su propio pueblo en una violenta obediencia..."Con respecto al tipo de gobierno de la patria
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libre, era difícil predecirlo, por las condiciones económicas y políticas en que se encontraba,
gobernar un pueblo es una tarea ardua: “Toda idea de relativa al porvenir de este país me
aparece aventurada”. Dice Bolívar. El razonamiento es definitivo, diciendo, que el pueblo a ese
tiempo estaba en una situación de servidumbre. “El pueblo es esclavo cuando el gobierno, por
su esencia o por sus vicios, huella y usurpa los derechos del ciudadano o súbditos” La
preocupación de Bolívar era, que el pueblo esté preparado para manejar un poder grande, le
preocupaba la anarquía y desear un buen gobierno. Prácticamente el destino de la patria de la
que tanto hablaba Bolívar estaba en sus gobernantes. Bolívar deseaba que América sea la
nación más grande del mundo por su libertad y gloria. “Yo deseo más que otro alguno ver
formar en América la más grande Nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que
por su libertad y gloria, aunque aspiro que sea por el momento regido por una gran república
como es imposible, no me atrevo a desearlo, y menos deseo una monarquía universal de
América porque este proyecto, sin ser útil, es también imposible. Los abusos que actualmente
existen no se reformarían y nuestra regeneración seria infructuosa”. Para un pueblo que pasó
por situaciones difíciles no eran convenientes los reyes sino una república, el sistema federal lo
consideraba demasiado elaborado. “Bolívar estaba convencido de que la experiencia
norteamericana era diferente a la del pueblo hispanoamericano y que por tanto, ésta nunca
podría servirle de modelo. Tuvo que diseñar su propia teoría de la liberación nacional, y esta
fue una contribución a las ideas de la ilustración, no una simple imitación de ellas.” (John
Lynch, p125).

El Libertador consideraba que en aquellos momentos no era posible unir todos los países
hispanoamericanos en una sola nación, no porque no fuera partidario de la unificación de
Hispanoamérica, sino porque "climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos,
caracteres desemejantes dividen a la América" .En el mismo párrafo, escribe lo siguiente:"Es
una idea grandiosa pretender formar de todo el Nuevo Mundo una sola nación con un solo
vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tienen un origen, una lengua, unas
costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase
los diferentes estados que hayan de formarse".

La vasta extensión del territorio, la diversidad de climas, el aislamiento de región están


distantes, y, en particular, los intereses opuestos de los grupos regionales, impedían llevar a
cabo idea tan grandiosa. Era una idea más realizable, formar uniones regionales, unir
secciones más pequeñas de aquel inmenso territorio y establecer lazos que ligaran las
distintas porciones así organizadas. El Libertador, al referirse al futuro de Venezuela y Nueva
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Granada, dice lo siguiente:"La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse
en formar una república central, cuya capital sea Maracaibo, o una nueva ciudad,...” El
Libertador prevé la formación de 17 naciones en el territorio hispanoamericano; los países
hispanoamericanos, recién salidos de la colonia, necesitaban de un sistema político que los
ayudara a superar el atraso institucional, la inexperiencia política, a lograr la paz y el progreso
económico y social. Para estos fines, quería El Libertador pensaba que dentro de un régimen
republicano sería más fácil elevar el nivel cultural y material de nuestros pueblos, sacarlos del
atraso y lograr para ellos la paz necesaria para organizar sus instituciones y superar la
destrucción dejada por la guerra. Pensaba, además, que el carácter mestizo de nuestros
pueblos, debía contar con un sistema de gobierno que estimulara la marcha hacia la igualdad
social y la democracia. La carta de Jamaica es uno de los documentos más importantes de la
historia de Hispanoamérica, en ella, El Libertador realiza un análisis de la realidad
hispanoamericana, pero además, explica la forma en que la región debe superar la situación
política en que se encuentra.

Conclusión: La carta de Jamaica fue más un ejercicio de liberalismo aplicado, que un


discurso teórico, aunque sin duda se funda y defiende ciertas premisas políticas y morales:
que le pueblo tiene derechos naturales, que tiene el derecho a resistirse a la opresión, que el
nacionalismo tiene sus propios imperativos, y que la imposibilidad de acceder a cargos
públicos y a las oportunidades económicas justificaba la rebelión…

John Lynch…

Bibliografía

Biografía: diversas páginas de internet.

Leslie Bethell, “Historia de América Latina”. Crítica, Barcelona.Tomo 5.

.Antonio Gutiérrez Escudero: “Simón Bolivar y la Carta de Jamaica”. Araucaria, 2010.

John Lynch: “Simón Bolivar”. Crítica, Barcelona, 2006.

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