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CÓMO SURGE LA HUELGA EN HONDURAS

El continuismo de Carias, significó desde el punto de vista económico, la conservación de


la estructura del capitalismo dependiente, establecida a partir de la Reforma Liberal de
1876 y desde el punto de vista político: el mantenimiento en el poder del grupo oligárquico
dirigido por latifundista semifeudales.

El hecho de que en 1949 se haya decido el cambio de dictador y la sustitución del mismo
por Juan Manuel Gálvez, en nada modifico la situación, ya que, si bien Gálvez rompió con
el tradicionalismo más crudo para seguir una línea modernizante, propia de la burguesía
intermediaria, con ello era imposible que se produjeran cambios sustanciales. A causa de
eso el proletariado hondureño, con su destacamento entonces más importante, los
trabajadores bananeros, asumió la pelea por imponer algunas transformaciones, básicas en
el país.
Favorables a sus intereses, pero también de beneficio para todo el pueblo hondureño. Así se
produjo la gran huelga bananera de 1954.

Antecedentes inmediatos

Sus orígenes fueron, aparentemente fortuitos pero en realidad, estaban conectados con la
crisis estructural predominante en el país y la necesidad de introducir reformas económicas,
sociales y políticas.

La chispa de la huelga fue un conflicto laboral surgido a mediados de abril en el muelle de


Tela: resulta que los trabajadores cargaron varios barcos durante Semana Santa, desde el
miércoles 14 hasta el sábado 17. Como no terminaron con la fruta, les fue necesario trabajar
el día domingo 18. La United Fruit Company interpretando a su antojo el decreto No. 96
del 4 de marzo de 1946 pagó doble los feriados de Semana Santa, pero a los estibadores
solo les reconocía un día y medio por el día 18. Los estibadores, en respuesta ante tal
arbitrariedad, no cobraron sus cheques y amenazaron con una huelga el día 24.
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Fue necesario que el ministro de gobernación, el general Antonio Inestroza, interviniera en
el asunto para lograr resolverlo conforme a la demanda de los trabajadores.
Igual problema se presentó en el muelle de Puerto Cortés a fines del mismo mes de abril. El
día lunes 28 atracó un barco frutero con el propósito de cargar. El estibador Rafael García
no recibió boleto para integrarse a las cuadrillas de cargadores de ese lunes, pues se
encontraba suspendido por haber dejado caer durante una jornada anterior un racimo de
bananos, cuyo precio era de L. 0.20. Sus compañeros reaccionaron violentos y no quisieron
cargar la fruta hasta tanto no se diera la misma oportunidad a García.De nuevo intervino el
ministro Inestroza, quien logró que el gerente de la United Fruit Company, M. Aycock,
ordenara la restitución del referido trabajador a partir de la 6 de la tarde del martes 27.
También el mismo lunes se produjo cierta agitación en el taller de mecánica de Puerto
Cortés, donde se detuvo a Juan Canales, acusado de ser el promotor de la intranquilidad allí
suscitada.
Ante estos hechos, el Presidente de la República ,Juan Manuel Gálvez, ordenó la
contracción de tropas en Puerto Cortés.

Así mismo el ministro de relaciones exteriore, J. E. Valenzuela envió una drástica circular a
todos los gobernadores políticos de la República por medio de la cual les ordenaba “la
expulsión de los agitadores extranjeros”.

Estas disipaciones fueron recibidas, naturalmente, con indignación entre los trabajadores de
la costa norte, pues se consideraban como una venganza de las compañías bananeras y del
propio gobierno por haberse atrevido aquellos a defender sus derechos frente a los abusos
de United.

A finales del mes de abril y como una continuación de los conflictos surgidos durante la
Semana Santa los trabajadores del muelle de Tela y el personal de enfermería del hospital
del mismo lugar formaron un comité de huelga. Este preparó un pliego de peticiones para
enviarlo al gerente de la división, Mr. Kenett Block.

En dicho pliego se exigía 50% por ciento de aumentos salariales y se daba un plazo de 48
horas para la respuesta. El gerente Block demandó 30 días como tiempo adecuado para
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responder, ya que según informó, el problema debía consultarse a las oficinas centrales en
Boston.

Ante tan actitud los trabajadores paralizaron actividades desde el 3 de mayo. Ese fue el
inicio firme de la huelga. En Puerto Cortés comenzó a manifestarse el conflicto a partir del
domingo 2 de mayo las cosas se produjeron así: el sábado 1 los trabajadores consultaron
con el jefe del muelle, Mr. Smith si se les pagaría doble el domingo 2. Dicho empleado
reaccionó que iba a consultar el asunto para informarles después. El propio día domingo, no
teniendo ninguna respuesta, los trabajadores se negaron a cargar la fruta. A causa de eso fue
llamado un juez del trabajo, que les preguntó a los obreros, “¿cuál es el problema
muchachos”? Uno de ellos le dijo a otro que tenía a su lado; “informa vos” este explicó el
asunto de la mejor manera que pudo, pero al reanudarse las labores, Mr. Smith no le dio
cupo para intervenir en las mismas, acusándolo de ser el “líder de la agitación” allí surgida.
En respuesta, los estibadores no trabajaron el domingo 2, y el lunes 3 se declaran en huelga
juntamente con los obreros del taller de mecánica.

Se generaliza la huelga

De Tela partieron el 3 de mayo grupos a pie para informar a trabajadores de El Progreso y


de la Lima del desarrollo de los acontecimientos. El 4 se paralizaron todas las actividades
de la United Fruit Company. El 5 lo hicieron los trabajadores de la Standard.

A partir de entonces se detuvieron otras empresas industriales y comerciales de la costa


norte, de modo que esta quedo inactiva. Inmediatamente se organizó un Comité de Huelga
Central de los Trabajadores Bananeros, con representantes de los distintos distritos de la
United, Tela, Puerto Cortés, Lima, El Progreso, Batan.

Dicho comité de huelga paso por varias reorganizaciones, pero el definitivo es el siguiente,
con sede en el Progreso: César Augusto Coto, Secretario General, Juan B. Canales,
Secretario de Organización, Francisco Ríos, Secretario de Prensa, Guillermo Raudales M.,
Secretario de Actas.

El Comité Central de Huelga presentó el 11 de mayo un pliego de 30 puntos en el que


exigía entre otras cosas, un aumento salarial del 50 por ciento, mejoras de los servicios
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hospitalarios, vacaciones por 15 días pagados, bonificaciones en el mes de junio y
diciembre, viviendas higiénicas para los trabajadores y mejor trato.

El 9 de julio, después de 66 días terminó la huelga al firmarse un convenio con exiguas


concesiones para los trabajadores.

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