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¿Qué implicancias tiene? Cualquier acto delictivo quedará impune a menos que se capture in-
fraganti al autor. Fuera de esto, la mayoría de los delitos quedarán impunes y los delincuentes
pudiendo transitar libremente sin riesgos.
Consultor en Seguridad
Introducción
El factor “X” es ese pequeño trozo de tela protectora que se coloca en el rostro: el barbijo.
Como elementos de protección adicionales opcionales pueden agregarse los anteojos
protectores y los guantes de látex.
El barbijo y guantes, imprescindibles para evitar el contagio, son paradójicamente los que más
afectan a la seguridad pública y privada: ocultan los medios por los cuales una persona
manifiesta pasivamente ser quien dice ser.
¿Deberemos volver a utilizar los medios de prueba de hace 80 años que hicieron que la justicia
pidiera a gritos una modernización para evitar que más delincuentes siguieran actuando con
total impunidad o a la vez, condenando cientos de inocentes a las cárceles más infames de
nuestro país? ¿En qué medida impactaría sobre nuestra sociedad un ciudadano anónimo y a
qué Gobierno puede convenirle que un ciudadano sea identificado con un número –como en la
tragedia causada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial?
Dos personas ingresan a un comercio, ambos poseen barbijos, anteojos de sol y guantes de
látex. Extraen armas amenazando a los empleados, exigen el dinero de la caja. Uno de los
empleados hace un movimiento que evidencia sus intenciones de acceder a un teléfono
celular, los delincuentes le disparan y huyen inmediatamente.
Las cámaras de video del comercio, al no registrar ningún rostro solo indica dos personas: ni
masculinos ni femeninos, con abrigos, antropométricamente indefinibles y el rostro oculto.
Simultáneamente, las cámaras de seguridad ciudadana registran a los dos asaltantes de igual
forma que el local.
Los delincuentes, a 200 metros del lugar, se quitan los anteojos, el barbijo, guardan los abrigos
en sus mochilas y se separan tomando caminos opuestos. Las posibilidades de identificación
son nulas y las posibilidades biométricas son infinitas. Fin de la historia.
No existen elementos probatorios sobre el robo y el homicidio. No hay rostros, sus rostros
están ocultos legal y obligatoriamente. El sistema de CCTV ciudadano y el sistema de CCTV del
comercio privado demostraron imprevistamente su inutilidad.
Se hace forzoso establecer un análisis dividido entre las implicancias sobre la Seguridad Pública
y la Seguridad Corporativa ya que los impactos de estas medidas sanitarias son diferentes. La
Seguridad Pública está indisolublemente vinculada a la Justicia –no del poder político- y la
Seguridad Corporativa depende exclusivamente de los accionistas y directivos de la empresa,
sean gubernamentales (Empresa Nacional), privados nacionales o extranjeros y ONG. Sin
embargo, la Seguridad Corporativa no puede superponerse a lo establecido por la Ley y por la
Seguridad Pública.
El inconveniente principal es legal: ninguna persona tanto de la fuerza pública como de las
fuerzas privadas pueden obligar a otra a atentar contra su salud por exposición viral y a la
seguridad pública, por propagar el virus, indicándole “quítese el barbijo” o “quítese los
guantes” ya que en cualquier país del mundo estaría cometiendo un delito.
Tenemos, entonces, un doble problema: aplicar medidas preventivas partiendo del supuesto
que cualquier ciudadano es sospechoso -lo que implica una grave transgresión a nuestra
Constitución- o, no aplicar las medidas preventivas y ser pasible de estar cometiendo un delito.
Es decir: potencialmente se está cometiendo un delito por imprudencia o impericia en
cualquiera de los dos casos.
Las últimas movilizaciones públicas en Hong Kong causaron un caos en las fuerzas de seguridad
quienes solicitaron que los manifestantes se quitaran las máscaras ya que no era posible su
identificación (¡?)
La variedad de delitos es muy amplia y siendo el barbijo, guantes y antejos una garantía de
encubrimiento forzoso citamos los más comunes (desde el punto de vista legal objetivo-del
accionar):
Robo y Hurto (en todas sus variantes).
Fraude con medios de pago (tarjetas de crédito, débito, subsidios, planes donde se
debe demostrar la identidad con solo exhibir el DNI que pudo ser sustraído un rato
antes)
Violaciones y ataques sexuales.
Secuestros.
Homicidios.
Actos terroristas.
Actos vandálicos (incluyendo incendios).
Tráfico/Comercialización de estupefacientes.
Es obvio que en la vía pública cualquiera puede asaltar a otro sin ser reconocido y, aunque sea
detenido a posteriori no existirán pruebas fehacientes de la autoría del delito.
Solo quedaría como factible la captura en el momento del incidente, es decir: “en flagrancia”.
Y este no es un dato menor, ya que tanto la prevención como la supresión del delincuente
debe realizarse, entonces, en flagrancia ya que cualquier acción posterior no tendría sustento
y el acusador deberá prepararse a un extenso juicio basado en indicios y pruebas
circunstanciales que, lamentablemente, resultan ser los más laboriosos, extensos y con un
resultado poco predecible. Un dolor de cabeza para cualquier jurisconsulto.
Como dato colateral del ámbito público, se puede observar un inconveniente muy grave: los
delincuentes capturados en flagrancia o sospecha circunstancial, ¿dónde serán detenidos?
Nuestra ley indica en comisaría, luego en prisión preventiva bajo el juzgado de instrucción
hasta que se dictamine fecha del juicio y, por último –pandemia de por medio-, juicio y
condena.
Cualquiera de estas etapas puede ser resistida por los abogados del delincuente y, más aún,
pueden intervenir los derechos humanos para respaldar la voluntad del acusado que se resiste
a un ámbito carcelario inadecuado para una pandemia -como lo son actualmente el 100% de
las Comisarías y Centros de Detención de nuestro país-. Y para quienes, con total ignorancia
manifiestan expresiones como “se lo merecen”, indico: en la etapa de detención y procesal
nadie se merece morir de una infección y menos … si es inocente. El único responsable es el
Estado Nacional.
La policía Argentina debe cambiar drásticamente sus protocolos para evitar ser confundidos
con delincuentes. Este ejemplo es revelador ya que no porta casco antitumulto, su arma es una
escopeta automática no reglamentaria. La consecuencia es que responde al patrón
delincuencial al 100%.
Delincuentes en plena fragrancia de delito y con su cara oculta similar a barbijos caseros o
“sociales” listos para ser aprehendidos.
Son muchas las empresas que controlan los horarios de su personal mediante dispositivos o
sistemas biométricos o de huella dactilar. Estos dispositivos no se podrán utilizar ya que son
sospechosos de transmitir el virus COVID-19 por superficie de contacto, Colombia ya ha
prohibido su uso en el 100% de las empresas del país, públicas y privadas por considerarlos
potencial fuente de contagios.
Tampoco se le puede solicitar al empleado que aplique su mano sin guantes, por lo ya
mencionado y, con guantes, el equipo es inoperante.
Y esto también se aplica sobre TODOS los procedimientos que demanden colocar la huella
dactilar o presionar un PIN en un teclado con botones o pulsadores, ya que el SARS-COV19 se
transmite por superficie además por el aire.
Por último, como el sistema de reconocimiento de rostros de la seguridad pública y una buena
parte de la identificación de rostros y su previa detección, queda prácticamente inoperante,
los mejores sistemas de registro quedan reservados al ámbito de la seguridad corporativa pero
extremadamente limitados.
Así se detecta un rostro: primero se marcan los puntos relevantes y luego se establecen los
vectores dimensionales (proporciones) para completar el análisis. En la base de datos se
guardan ambas imágenes para identificación. La primera es suficiente para Detección y Conteo
de personas. Este sistema de detección pertenece a una fábrica china de equipos destinados a
tal fin, existen otros patrones de análisis, pero todos operan de forma similar.
Rostro truncado por el barbijo o mascarilla: la parte visible no es identificable ni reconocible y
de difícil detección como “rostro”. No existe sistema biométrico que pueda identificar esta
imagen.
Los barbijos son y seguirán siendo de uso obligatorio, lo cual impide claramente, la
identificación biométrica del rostro de una persona haciendo imposible conocer su identidad,
características biométricas, sexo, etnia o análisis de antecedentes delictivos.
Los antojos de uso complementario: se ha demostrado que el virus ingresa por cualquier tejido
conjuntivo (de allí que el personal de salud deba usar protectores integrales de plástico sobre
sus rostros, aparte de antejos y barbijos).
Los guantes ocultan las crestas papilares de los dedos, la huella que dejan no puede ser
periciada y no sirve para identificación. Como el virus también se transmite por superficie no
se le puede obligar a ninguna persona a tocar una superficie. Su uso es virtualmente
obligatorio y limita el uso de teclados para ingresar un PIN o colocar el dedo para ganar acceso
a lugares restringidos.
En consecuencia:
El impacto directo lo sufren las fuerzas de la ley y el cuerpo judicial ya que al carecer de los
elementos de identificación fundamentales que incorporó el siglo XX, tales como la huella
dactilar y la imagen del rostro, verán seriamente comprometidas su labor.
1) Los sistemas CCTV de las empresas privadas pierden su eficacia en cuanto a material
probatorio frente a ilícitos cuando se requiera el rostro del perpetrador. Asimismo, los
recursos de videograbación para detectar intrusiones, control de accesos y demás tienen una
efectividad relativa, sobre todo, porque la seguridad privada tiene prohibido actuar salvo en
flagrancia -y esta figura está en constante conflicto en los ámbitos judiciales-.
3) Los sistemas de control de acceso por teclado o PIN también quedan suprimidos debido a
que la persona debe hacer contacto con una superficie no esterilizada.
5) Todas las empresas que utilizan biometría y sistemas de control por PIN para TODOS los
sistemas de logística tanto inbound (insumos hacia la empresa) como outbound (productos
desde la empresa).
Existen muchos sistemas más en el ámbito empresarial que emplean sistemas de PIN o clave
que deben ser digitadas por múltiples personas, y sistemas biométricos auxiliares que tienen
usos variados.
Aparición de un cisne negro, fuera de toda previsión en todo este problema que agrava la
situación: Máscaras 3D con un rostro impreso en ellas (propio o ajeno):
Como muchos teléfonos celulares no detectan un rostro con barbijo para desbloquearse, se
diseñó un modelo que transforma una imagen convencional en 2D a una 3D que permite
realizar el estampado sobre un barbijo/mascarilla. Tenemos un producto de doble uso: se
reproduce el rostro del usuario o cualquier otro rostro hallado en Internet generando una
situación terrible: falsos positivos (personas identificadas por testigos que no tienen nada que
ver con un delito). ¿El diseñador? Danielle Baskin, San Francisco, EEUU (restingriskface.com)
Los principios de identificación se basan en “Lo que soy”, “Lo que sé” y “Lo que tengo”.
“Lo que soy” se refiere a los atributos propios de un individuo, que son parte de él o lo que es
lo mismo, todas sus características biométricas, huellas dactilares, rostro, retina, voz, etc.
“Lo que sé” se refiere a todo aquello que el individuo conoce y sirva para identificarlo. En la
vida cotidiana están las contraseñas o passwords, nombres de usuario, PIN bancario y las
diferentes claves alfanuméricas, los nombres de familiares, domicilios, etc.
“Lo que tengo” abarca toda la familia de objetos en posesión de una persona: documento de
identidad, tarjetas de identificación, tarjetas magnéticas, tags, etc.
Queda completamente claro que el empleo de los recursos actuales para la identificación de
personas ingresa en un período de transición para dar origen a una nueva generación tanto
metodológica como tecnológica que podría denominarse “la cuarta ola”, profundamente
orientada a lograr la eficacia sobre la seguridad demandada por sobre la aplicación lisa y llana
de tecnología.
Los protocolos de Seguridad Pública deben reconvertirse (al menos hasta que la Inteligencia
Artificial y el Deep-Learning tengan desarrollos prácticos y comerciales) a los sistemas de
seguridad basados en identificación y reconocimiento de rostros.
Por lo tanto, es esperable que tengan un éxito aceptable las siguientes medidas:
En este sentido, las principales empresas deberían reemplazar las cámaras convencionales con
cámaras para identificación y reconocimiento de rostros dentro de su ámbito privado para que
puedan estar disponibles por requerimiento judicial o la fuerza pública (Liaison).
Con respecto a los sistemas de control de acceso, circulación e identificación, los sistemas
biométricos pueden ser sustituidos por la clásica tarjeta magnética o por tarjeta/tag RFID
aunque éstos han demostrado su extremo grado de vulnerabilidad (copia, transmisión,
préstamo, sustitución, etc.).
El sistema NFC es una norma y como tal, ninguna empresa es “propietaria” de dicha norma lo
cual ofrece ventajas en su implementación.
Otro sistema válido para el caso de pagos o cobros, es la aplicación del celular personal a
través de los sistemas generadores de código QR.
Las soluciones mencionadas cambian “lo que soy” a “lo que tengo” siendo esta última
intransferible y, en caso de extraviar el celular se pueden anular con facilidad. Por otra parte,
no son hackeables.
Otra alternativa lo reflejan los sistemas de “lectura de iris” y de “palma de la mano” (la familia
de modelos “sin contacto”, no penetran los guantes), los “con contacto” analizan el patrón de
los vasos capilares de una persona (en ciertos modelos) aún con guantes.
El lector de palma sin contacto con análisis de capilares entraría dentro de las posibilidades ya
que es biométrico y no requiere contacto, pudiendo la persona quitarse el guante sin riesgos
para su salud:
Conclusión
Los riesgos se evidencian en las siguientes fotografías, las dos primeras pertenecen a un joven
que en Marzo/2008 causó una tragedia en un colegio en Brasil asesinando a 6 personas, entre
ellas a 4 adolescentes, semejante a Columbine, la tercera es una foto de estudio convencional:
¿Puede usted distinguir quien es más peligroso?
¿?