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Consejos para el Cultivo del Jitomate

El jitomate, piedra angular de la huerta mexicana, así como de su riqueza  cultural y


culinaria, requiere de cuidados intensivos para su cultivo y cosecha. Aquí te
compartimos algunas técnicas y consejos generales aplicables a cualquier variedad,
aunque para variedades, colores. Todas ellas patrimonio vivo de México.
Las matas de jitomate requieren de un suelo fértil y soleado, con buena cantidad de
materia orgánica, pero no mucho nitrógeno. El exceso de nitrógeno resultará en una
mata espléndida, con mucho follaje pero con  pocos frutos. Por eso has de añadir
hojas secas o composta madura allá donde vayas a sembrar un par de semanas
antes del trasplante. Además de materia orgánica, el jitomate necesita mucha luz
solar directa. Si no dispones de un lugar soleado, utiliza contenedores de plástico o
madera fácilmente transportables. Las variedades más pequeñas, como el cherry o
el pera, crecen bien en estos recipientes.
Siembra en almácigo a partir de marzo, dentro de invernadero o en casa, a 1
centímetro de profundidad y a 2.5 de distancia unas semillas de otras, en sustrato
preparado con pitmosk, bocashi o algo de estiércol curado y cernido, a ser posible
sin tierra proveniente del huerto. Las plántulas de jitomate son extremadamente
sensibles a hongos y otras enfermedades, con lo que es preferible no introducir
patógenos externos.

Mantén los almácigos en áreas calientes o en invernadero, en torno a 29 grados. El


tiempo en germinar oscila entre 6 y 8 días. Temperaturas más bajas se traducirán en
periodos de germinación más prolongados. Una vez que las semillas hayan
germinado, pon el almácigo en una ventana soleada y nunca en zonas de penumbra
o de luz parcial. De lo contrario las plántulas crecerán delgadas y alargadas. Si ves
que las hojas comienzan a tornarse de un color púrpura, significa deficiencia de
fósforo. Añade con atomizador algún tipo de fertilizante orgánico rico en fósforo, tal
como "FoReFun", a base de ceniza, muy diluido en agua (1 parte por 15). Repite el
proceso cada semana.
Una vez las plántulas hayan alcanzado los 10 centímetros de altura, especialmente
sin son muy alargadas o endebles, es conveniente trasplantarlas a un segundo
almácigo, a una distancia de 5 centímetros unas de otras y a una profundidad de 15,
enterrando el tallo hasta su primer par de hojas falsas. Más raíces se desarrollarán a
partir de este tallo semienterrado, propiciando un buen sistema radicular en la edad
adulta. Una plántula suele estar lista para su trasplante definitivo a la cama una vez
transcurridas 8 semanas o alcanzados los 20 centímetros de altura.
Se recomienda el trasplante a cama en la primera luna llena después de la última
helada (15 de marzo), a una distancia de 40 centímetros y en tresbolillo. Puesto que
ya llevamos 15 días de verano, las plántulas deberían medir ya medio metro y estar
echando sus primeros frutos. Centrémonos pues en sus cuidados durante estos
meses
Conviene entutorar las matas con estacas de madera o cuerda que guíen su
crecimiento una vez alcancen el medio metro de altura.  Al ser una planta rastrera y
colonizadora, de no entutorar se formarán nódulos de raíces allá donde el tallo tenga
contacto con el suelo, invadiendo el resto de la cama y perjudicando a las otras
plantas. El entutorado deberá hacerse con cuidado, siempre amarrando tallo con
estaca y no ramas, procurando no rasgar la planta con el mecate y dejando holgura
en cada amarre para impedir el estrangulamiento del tallo una vez que la planta
crezca. Otro modo de entutorar es suspendiendo cuerdas desde el techo del
invernadero o desde un poste superior, "enrollando" el tallo de la planta en torno al
mecate a medida que va creciendo.
De igual modo, en estos primeros meses de verano conviene podar la planta hasta
su primera mitad y eliminar los "chupones" o "hijos"  que salgan en las conjunciones
de las ramas. La poda ha de hacerse en torno a luna nueva, con tijeras previamente
desinfectadas con un paño mojado en alcohol, y con cortes en diagonal a un
centímetro después del comienzo de cada rama que deseemos cortar. Al ser un
planta susceptible al ataque de hongos (mildiu por ejemplo), la poda en los
segmentos inferiores de la planta es esencial, puesto que los hongos se transmiten
desde el suelo a las hojas más bajas mediante salpicaduras por el riego o mediante
contacto directo con el suelo. Del mismo modo, una jitomatera con escaso follaje
permitirá una buena ventilación entre plantas, previniendo hongos y plagas. La poda
también fomenta la aparición de frutos, puesto que la planta destinará su energía a
la formación de frutos y no tanto al mantenimiento de follaje. En CIASPE solemos
eliminar casi todo el follaje hasta el tercio superior de la planta, en particular durante
el tiempo de cosecha. Las tareas de poda han de ser progresivas, aumentándolas a
la par que se avecina el periodo de cosecha.
Los chupones o hijos que eliminemos podemos emplearlos igualmente para siembra.
Si tienen al menos 10 centímetros de largo, simplemente sumérjelos varios días en
un vaso con agua de lluvia y líquido enraizador. Una vez hayan formado sus raíces
puedes trasplantarlos al huerto y entutorarlos.
Para proteger el suelo e igualmente prevenir la escalada de hongos, puedes cubrirlo
con pasto seco o con los mismos restos de la poda.  El riego debe ser abundante y
localizado en la parte inferior del tallo.  Regar directamente sobre las hojas puede
resultar en aparición de hongos o quemaduras por el sol, además de ser un
despilfarro de agua.
De haber trasplantado en el mes de junio, podremos comenzar a cosechar hacia
mediados de agosto hasta bien entrado octubre. La primera helada, prevista para
finales de septiembre acabará con la vida de muchas jitomateras a no ser que las
mantengamos protegidas con plástico, en invernadero o la hayamos sembrando junto
a una barda orientada al sur. Sabremos cuando cosechar los frutos cuando estén
ligeramente blandos y cambien progresivamente de color, de verde claro a rojo o
amarillo (según la variedad). Otro modo de saber si un fruto está listo es si se
desprende fácilmente de la planta o con un leve jalón. Aunque cortemos un jitomate
no habiendo cambiado de color completamente, el tono definitivo lo adquirirá
dejando el fruto al solo durante un día.
Si deseas saber más sobre los cuidados del jitomate, visita estas páginas.
Ecoagricultor
http://www.ecoagricultor.com/maceto-huerto-cultivo-ecologico-del-tomate/
http://www.ecoagricultor.com/el-tutorado-de-las-plantas-en-el-huerto/
http://www.ecoagricultor.com/como-cultivar-tomates-boca-abajo

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