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Estudios del INJUV volumen Nº1. Jóvenes Cultura juvenil y subjetividad en el Chile de los 90.
Santiago, 1999.
Presentación
El Instituto Nacional de la Juventud, realiza estudios con el fin de constituirse en una
herramienta para el cumplimiento de su misión como servicio público. ¿cual misión? Aportar al
diseño, planificación y coordinación de las políticas públicas. Es un organismo descentralizado,
dependiente del Ministerio de Planificación y Cooperación. El INJUV trata de orientar
fundamentalmente al mejoramiento del acceso y la calidad de los servicios públicos orientados a
los jóvenes, produciendo información empírica y conceptualmente fundada respecto de la
interacción entre la acción del Estado y la realidad juvenil, se propone entonces, generar un
diagnostico consistente y válido respecto de la problemática juvenil, sus rasgos estructurales y sus
dinámicas de transformación. (Lilian Urrutia Francotte. Directora Nacional del INJUV)
Introducción
Juventud como cristalización particular de la sociedad.
Encrucijada biográfica que pasan la gran mayoría de los miembros de la sociedad
moderna.
Lo juvenil (no la juventud) como un fenómeno sociocultural, no una encrucijada
biosicosocial.
Devela algo del entramado de relaciones sociales que define una condición al interior de
la comunidad.
Lo juvenil es también cultura, se alude a los referentes simbólicos (cultura o referente
simbólico, es el marco de donde se extraen los significados sociales que orientan la vida
cotidiana)
Lo juvenil es producida en el lugar de la diferencia que se forma por la intersección entre
la dinámica social (la modernización) y la cultura (la modernidad). Ese lugar (el de la diferencia)
supone una apertura temporal donde el presente delinea el futuro.
Lo juvenil como pliegue está sostenido estructuralmente por los efectos de la expansión
industrial: urbanización, educación generalizada, medios de comunicación de masas, moratoria
laboral, etc. Estos elementos son la base que produce la codificación social de las diferentes
generaciones.
Existe un proceso de complejización en las sociedades contemporáneas, que da paso al
origen del fenómeno de lo juvenil, y que también, lo fragmenta y lo diversifica, dando forma a las
distintas subjetividades juveniles.
Era una preocupación entender a la realidad joven de los noventas (cuestionada como
concepto de generación), mientras que en los 80 se concebía una generación preñada de acción
colectiva y gesto progresista. Los 90 eran mirados como una época bajo el signo del fin de las
épicas modernistas y el apogeo de la globalización; “el fin de la vigencia de la homogeneidad
como cualidad en la acción colectiva (potencial o real) de cualquier tipo de actor juvenil”.
El contexto cultural globalizado genera dos tendencias contrapuestas. Primero la tendencia
homogeneizadora que supone la expansión global de ciertos referentes simbólicos y segundo, una
tendencia diferenciadora surgida con la especialización de los contenidos, donde la oferta
simbólica se disgrega en miles de expresiones particulares (homogeneización y diferenciación
animan la dinámica sociocultural en un contexto globalizado).
Características (estructurales e históricas) de una experiencia juvenil en un contexto de
inserción laboral problemática (los niveles de desempleo juvenil más que duplica la media
nacional); el capital educativos mejora en términos cuantitativos, pero subsisten problemas de
calidad de los procesos y la pertinencia de los contenidos.
Los jóvenes aparecen como protagonistas de algunos de los problemas sociales más
acuciantes: a) la expansión del consumo y el tráfico de drogas b) el deterioro de la convivencia en
el espacio urbano c) el retraimiento y la crisis del ejercicio ciudadano. (Ser joven “sigue siendo
una experiencia potencialmente riesgosa).
Primer Informe Nacional de Juventud. INJUV, 1994.
El país que amaríamos. Francisco Javier Estevez. Director.
El primer informe se establece como un registro que trataba de aunar la experiencia de las
políticas de Estado con el conocimiento acumulado por las ONG y el mudo académico, en el
ámbito juvenil.
“Representa un punto de inflexión en una línea de continuidad”, un recorrido de historia
compartidas e identidades nunca acabadas y siempre buscadas “que vinculan a jóvenes de hoy
con jóvenes de ayer”, en un reconocimiento de diferencias y similitudes.
Los jóvenes de los noventa, si bien insertos en un mundo que ha cambiado, “sorprende la
persistencia de fenómenos sociales que ofrecen una tenaz oposición a ser modificados”.
Las fronteras de los grandes bloques que dividieron al planeta en torno a modelos de sociedad y a
antagonismos geopolíticos, ahora son irreconocibles. Se avanza en la expansión de la democracia
como sistema política y en la aceptación de los derechos humanos como norma ética de la
convivencia civilizada. Sin embargo, la guerra vuelve a destrozar ciudades y pueblos, la
intolerancia se levanta, etc.
Estas contradicciones desgarran las sociedades pero también a las personas. La uniformidad de
pensamiento y pareceres no existe, más bien, lo heterogéneo se impone en toda su variedad.
Es lo que sucede con los jóvenes. No hay prototipo de joven.
(pág.5.)