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Ensayo sobre el texto Tres poetas filósofos de George Santayana

Por Caridad Rodríguez

Desde nuestro punto de vista, pese a que filosofía y poesía comparten en su desarrollo
elementos como el pensamiento, la palabra, la intuición, la gramática, y muchos otros
más que ahora las musas no tienen a bien mostrarnos, no creemos oportuno mezclar
estos dos términos, y menos aún generalizar afirmando que todos los poetas son
filósofos o viceversa.

El texto de George Santayana que se nos ha propuesto, y siempre desde nuestra humilde
opinión, tiene dos afirmaciones con las que estamos de acuerdo, pero muchas que no
creemos compartir. La primera, que las grandes obras literarias son una gran ayuda para
nuestro desenvolvimiento personal. La segunda se extrae de las últimas líneas del texto:
“…basta de análisis psicológico y razonamiento en el vacío…”.

En efecto, las grandes obras literarias pueden ayudarnos a comprender un poco el


mundo. Nos pueden aportar ideas que desarrollaron otros antes que nosotros y que han
servido de guía a parte de la sociedad, es decir, a quienes las han leído. Ahora bien,
creemos que no hay que olvidar que la mayoría de esas grandes obras literarias son
ficciones.

Con esto queremos decir que no podemos tomar al pie de la letra lo que se vierte en
ellas, por ejemplo, el infierno de Dante en la Divina comedia no tiene una validez real,
no opera en nuestra realidad, Dante no lo experimentó, y nos atrevemos a decir que
nadie lo experimentará jamás, porque forma parte de la ficción de esta obra y de un
imaginario que se ha popularizado.

Sin embargo, creemos que sí se puede experimentar con la ciencia y con la filosofía,
pues podemos experimentar con las categorías y con los valores asignados a aquellos
aspectos en los que estemos interesados, o que queramos estudiar. Este es nuestro
principal asidero para poder distinguir filosofía de literatura, la no ficción de la filosofía
y la ficción que posee la literatura como característica principal.

Del texto de George Santayana hemos extraído la conclusión de que el autor opina que
la distinción entre poesía y filosofía está en la belleza y en la intuición para lograrla;
también que los tres poetas que menciona: Lucrecio, Dante y Goethe, son filósofos. A
nosotros no nos lo parece.

Es cierto que de sus grandes obras se pueden extraer muchas ideas procedentes de
diferentes sistemas filosóficos, pero es que los autores mencionados no se dedicaron a la
filosofía. Sus obras son grandes obras literarias porque las ideas que ofrecen son
inteligibles y buscan una verdad, pero son obras literarias, no filosóficas. Parece que
Santayana no tiene en cuenta dos aspectos que creemos que son fundamentales para
categorizar los textos: la finalidad de las obras y la ficcionalidad.

Otra afirmación que realiza el autor y que nos parece exagerada es la afirmación de que
estos tres autores constituyan el resumen de toda la filosofía europea. Tenemos dos
ideas al respecto, una es rotunda, estos autores no escribían filosofía, la otra que
entonces tendríamos que meter a Homero, y como cúspide indiscutible de la filosofía a
Cervantes, pero no podemos hacerlo, porque como hemos dicho estos autores son
literatos, no filósofos.

A pesar de lo expuesto por Santayana, coincidimos con él cuando afirma que los
razonamientos e investigaciones de la filosofía son laboriosos, pero no compartimos lo
que parece ser que opina cuando dice que la poesía es alada, e inspirada, y que hemos
comprendido como que esta no es laboriosa, sino un juego.

Creemos que la poesía puede ser tan laboriosa como la filosofía, pero solo cuando se
hace con cierto fondo y conteniendo ideas inteligibles, es decir, cuando bajo su forma
hay un sistema filosófico. Aquella poesía que no tiene nada debajo se convierte en un
mero sonajero.

En conclusión, los sistemas filosóficos tienen cierta operatividad en la realidad, algunos


más que otros, y tienen como finalidad explicar el mundo, mientras que la literatura es
ficcional y no todas las ideas que se vierten en ella son operatorias en la realidad, solo
aquellas que se valen de sistemas filosóficos y que posiblemente los autores literarios
hayan extraído de autores filosóficos.

Por eso debemos dejar de hacer castillos en el aire, o psicologismos, centrarnos en la


realidad y dejar atrás los razonamientos en el vacío.

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