¡Oh Jesús, Sacerdote eterno!
Te ruego,
Guarda a tus sacerdotes al
abrigo de tu corazón. Guarda
sin mancha sus manos
consagradas, que
diariamente tocan tu Santo
Cuerpo, y guarda limpios sus
labios teñidos con tu propia
Sangre. Bendice sus trabajos
y que el fruto de sus
desvelos sean la salvación de
muchas almas, que serán su
consuelo aquí y su corona
eterna. Amén.
PRIMERA ESTACION: Jesús
condenado a muerte.
Te adoramos oh Cristo y te
bendecimos, porque por tu
Santa Cruz redimiste al
mundo, y a mí pecador.
Amén.
Jesús mío, por el dolor que
causó a tu corazón esta
injusta sentencia, te ruego
por los sacerdotes que son
injustamente juzgados o
calumniados.
 SEGUNDA ESTACION: Jesús
con la cruz a cuestas.
  Jesús mío, por la inmensa
fatiga que te causó el peso
de la Cruz, te ruego por tus
sacerdotes. Dales fuerza,
Señor, para que carguen su
cruz, y haz que la abracen
con amor.
TERCERA ESTACION: Jesús
cae por primera vez bajo el
peso de la Cruz.
  Jesús mío, por esta primera
caída, te encomiendo a tus
sacerdotes jóvenes, a tus
seminaristas. Dales a todos
perseverancia y fortaleza, y si
alguno cae, Señor, levántalo
para que siga en pos de ti.
CUARTA ESTACION: Jesús
encuentra a su Santísima
Madre, camino del Calvario.
Madre del Eterno Sacerdote,
por aquel dolor tan
profundo que traspasó tu
corazón, te ruego llenes la
soledad del sacerdote. Que
en ti vean a la Madre
amorosa que los consuela y
alienta.
QUINTA ESTACION: Jesús es
ayudado por el Cirineo a
llevar la Cruz.
 Jesús mío, por aquella
mirada de amor que diste a
Simón de Cirene cuando te
ayudó a llevar la Cruz, te
ruego por tus sacerdotes.
Que cuando la cruz les
parezca más pesada, sientan
que tu la llevas con ellos y
los miras con amor.
SEXTA ESTACION: La
Verónica enjuga el rostro a
Jesús.
Jesús mío, en aquel
momento todos te daban la
espalda. Sólo ella se atrevió y
te limpió el rostro.
Señor, que nunca vuelva yo
la espalda cuando tus
sacerdotes necesiten mi
ayuda. ¡Señor, que sea
valiente!
SÉPTIMA ESTACION: Jesús
cae por segunda vez bajo el
peso de la Cruz.
Mi Jesús, agotado por el
peso de la Cruz, volviste a
caer. Por este dolor te ruego,
por tus sacerdotes en edad
madura. Aumenta su fe.
Sostenlos, y si alguno se
encuentra envuelto en
tinieblas, acuérdate que hay
muchas almas que gimen en
la oscuridad y que necesitan
que alguien las lleve hacia ti.
Recuerda que ellos son “la
sal de la tierra”, y si la sal se
desvirtúa... ¡Señor, tenemos
tanta necesidad de
sacerdotes santos!
OCTAVA ESTACION: Jesús
consuela a las mujeres de
Jerusalén.
Jesús mío, por aquellas
palabras “No lloréis por mí,
sino por vosotros y vuestros
hijos”, danos lágrimas de
arrepentimiento verdadero,
por nuestras culpas y llena el
corazón de tus sacerdotes de
amor a la penitencia y a la
oración... que en todo
momento sean fieles a sus
votos.

NOVENA ESTACION: Jesús
cae por tercera vez bajo el
peso de la Cruz.
 Jesús mío, por esta tercera
caída, te ruego por ellos.
Que sean “uno contigo” y
sepan desaparecer para
darte paso a ti Señor.
.DÉCIMA ESTACION: Jesús
despojado de sus vestiduras.
¡Cuánto dolor, cuánta
vergüenza sufrió tu corazón!
¡Sé cuánto duele a tu
corazón tanta amargura!
Aquí te ruego por tus
sacerdotes caídos, por los
que no te han sido fieles.
Señor, que tu Gracia los
salve.
. El cuerpo del Señor es
UNDÉCIMA ESTACION: Jesús
clavado en la Cruz.
Jesús mío, por aquel terrible
dolor que sufrieron tus
miembros, por tu sed, por
tus llagas, te ruego que tus
sacerdotes sientan cada vez
más esa sed, para que lleven
las almas al Padre.
DUODÉCIMA ESTACION:
Jesús muere en la Cruz.
 Jesús mío, por tus
incomparables dolores, por
tus infinitas angustias, por tu
muerte en la Cruz, te ruego
enseñes a tus sacerdotes a
vivir y morir en la Cruz. ¡Que ORACIÓN FINAL:
la amen cada vez más,
Señor! Jesús, Sacerdote Eterno,
escucha nuestra plegaria por
DÉCIMA TERCERA la porción más amada de tu
ESTACION: El cuerpo del corazón: tus Sacerdotes. Nos
Señor es bajado de la Cruz. unimos a ti en tu Oración
sacerdotal para decir
  contigo: “Padre, que todos
sean uno como tú y Yo
¡Soledad de María! ¡Cuánta somos uno”. Amén.
amargura al contemplar en
tus brazos a tu hijo muerto! Te adoramos oh Cristo y te
Por este inmenso dolor, te bendecimos, porque por tu
ruego por la soledad de tus Santa Cruz redimiste al
sacerdotes. Llénala tú con tu mundo, y a mí pecador.
incomparable amor de Amén.
Madre, haz que comprendan
que teniéndote a ti, que  
viviendo en tu Corazón,
nunca, nunca estarán solos. En el Nombre del Padre, del
Hijo, y del Espíritu Santo.
DÉCIMA CUARTA ESTACION: Amén.
puesto en el sepulcro.
 Jesús mío, por tu muerte, te
suplico que cuando llegue la
de tus sacerdotes te puedan
decir: Señor, todo lo hicimos
por tu amor. En tus manos
encomiendo, Señor, las
almas de tus sacerdotes
difuntos. Sé, tu Señor, su
espléndida recompensa.