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CRITICA ARQUITECTONICA – 3 - La arquitectura como sistema - Prof. Arq.

Aníbal Cardozo - Material de apoyo didáctico 1

UNIDAD 3

LA ARQUITECTURA COMO SISTEMA

1. UN ENFOQUE IDEOLÓGICO DE LA ARQUITECTURA

2. LA ARQUITECTURA COMO ESTRUCTURA

3. LA ARQUITECTURA COMO SISTEMA

4. LA ARQUITECTURA COMO SISTEMA Y LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA.

5. LOS ASPECTOS INTRÍNSECOS DE LA ARQUITECTURA

5.1. La Función
5.2. La Construcción
5.3. La Forma
5.4. El Espacio
5.5. El Lenguaje
5.6. El Contexto
5.7. La Ecología
6. LOS ASPECTOS EXTRÍNSECOS DE LA ARQUITECTURA
6.1. El AMBIENTE
6.2. La Cultura
6.3. La Sociedad
6.4. La Historia
6.5. La Economía
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LA ARQUITECTURA COMO SISTEMA


1. UN ENFOQUE IDEOLÓGICO DE LA ARQUITECTURA
La crítica de la arquitectura, como ya se ha visto en la UNIDAD 1, es uno de los principium essendi1 de los modos de reflexión
que posee la disciplina. A partir de esta actitud reflexiva, la observación crítica de un fenómeno arquitectónico intentara
develar el orden interior que estructura al conjunto, entendido éste como una totalidad. Un concepto "holístico" de la
arquitectura será pues la visión ideologizada desde donde parte y se sustenta nuestra elucubración teórica. Es importante
considerar que este enfoque ideológico se vincula con el “pensamiento estructuralista” que, nacido desde las investigaciones
lingüísticas de Ferdinand de Saussure, se expandió como pensamiento vertebral a lo largo del siglo XX.
En general, es un enfoque filosófico que, a su manera, trata de afrontar las ciencias humanas y analizarlas dentro de un
campo específico como un sistema complejo de partes relacionadas entre sí. En términos amplios y básicos, el
Estructuralismo busca las estructuras a través de las cuales se produce el significado dentro de una cultura.
CONCEPCIÓN HOLÍSTICA DE LA CIUDAD

Concebir la “Arquitectura como un Sistema” implica una toma de postura teórica que concibe la arquitectura como un
sistema que privilegia la interacción balanceada de sus partes integrantes. Y al asumir esto como postura ideológica, se
parte de la consideración de que pueden existir paralelamente otras posturas ideológicas acerca de la concepción de la
arquitectura. Pero, no obstante, nuestra postura promueve la coexistencia con otras concepciones.
Es ésta una actitud “hermenéutica” que propugna la validez del “punto de
vista” del observador o intérprete y, por lo tanto, no desacredita otras
posturas o enfoques referidos al concepto de arquitectura. Por el contrario,
tomar conocimiento de otras maneras de concebir la arquitectura, podría
llegar a enriquecer nuestra “mirada” y, consecuentemente, modificarla.
El fenómeno arquitectónico es, por un lado, un artefacto, es decir, un
producto humano y, por lo tanto, su naturaleza es cultural; y se sitúa como
ente intermediario entre la naturaleza propiamente dicha y el conjunto de aquellas instituciones que regulan la existencia y
la coexistencia humanas.
Por otro lado, entendido como una "extensión" de la piel, el fenómeno arquitectónico desempeña, en primer lugar, la tarea
de la protección contra aquellos agentes que intentan agredir el cuerpo físico del ser humano.
En una segunda instancia, y a través de un ulterior proceso de simbolización, el fenómeno elevará su concepción al rango
de obra de arte, y es el momento en que las significaciones cobran mayor importancia. Al trascender su instancia utilitaria

1
Principium essendi: El genuino principio del ser
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adquiere así el carácter de obra de arte. Sin embargo, el cometido


utilitario esencial no habrá variado ni un ápice, tanto en sus
requerimientos como en el cumplimiento de los mismos. Planteado
así en estos términos generales y primarios, podríamos considerar que
el fenómeno arquitectónico se instala en un territorio que, partiendo
desde lo utilitario, se desplaza y proyecta hasta lo meta-utilitario1, es
decir, allí en donde se encuentran significaciones simbólicas que, son
afines a la creatividad artística e invocan a regiones ligadas con la
emoción estética.

Finalmente, para la concreción material de aquel pensamiento primigenio y subyacente que gesta cada hecho arquitectónico,
nos vemos ante la necesidad de apelar a las técnicas constructivas; y este será el momento de triangulación, a partir del cual
el fenómeno se sumerge en lo concreto y material. De este modo se ve, cómo estos términos generales pretenden abarcar la
problemática arquitectónica en sus aspectos más amplios, según una visión que nos remonta a la singular tríada vitruviana,
de tanta relevancia en el tradicional pensamiento teórico de nuestra disciplina.

Como se ha visto, son varios los componentes que intervienen en este


fenómeno. Así, la arquitectura constituida como “sistema” se entenderá,
por consiguiente, como el conjunto arquitecturizado de un grupo de
elementos componentes que interactúan entre sí y que, a su vez,
interactúan con agentes externos, y cuya misión es el cumplimiento del
fin determinado que lo origina. Cada parte o elemento constitutivo que
interviene en este proceso de arquitecturización desarrolla una
determinada función, obedeciendo a sus propias consignas pero, a la vez,
atendiendo aquellas consignas que apuntan a la generalidad. Esto significa
que el fenómeno arquitectónico considerado como sistema, no se
conformará como una simple sumatoria ordenada de sus componentes,
sino que, por el contrario, se definirá a partir del relacionamiento de sus
partes entre sí y de sus partes con agentes externos; relacionamiento éste
que lo conformará como nueva entidad diferenciada, de definida
autonomía y peculiaridad.
Por lo tanto, queda claro que el énfasis estará puesto en las ligazones que vinculan las partes y, consecuentemente, la
observación crítica del fenómeno, no podrá sustraerse a los principios de un procedimiento dialéctico.
Es éste un enfoque sistémico, que constituye una manera de entender la arquitectura y que deriva de una interpretación de
los fenómenos culturales anclada en una visión de la realidad que considera la postura del observador. La ideología del
observador define la mirada y ésta es una manera más, entre tantas, de cómo comprender la arquitectura. Por este motivo
y desde el momento en que asume el punto de vista como una opción, la mirada de la cátedra sobre la arquitectura es
ideologizada; lo cual no implica que otras maneras de mirar la arquitectura no sean válidas.

2. LA ARQUITECTURA COMO ESTRUCTURA


“Toda crítica ha de ser dialéctica2. Y la misión de la crítica deberá "intentar contextualizar toda nueva producción dentro de
corrientes, tradiciones, posiciones y metodologías establecidas (...) develar las raíces y antecedentes, las teorías, métodos y
posiciones que están implícitas en el objeto" (Montaner 1999, 18). Así se nos revelará una esencial dimensión cultural del
fenómeno, y la misma deberá ser acompañada del análisis profundo y abarcante del resto del sistema, entre otros: "las
características espaciales, la relación entre lógica estructural y composición, las cuestiones funcionales, los itinerarios y las
percepciones, los lenguajes y materiales utilizados, (que) deben ser los patrones esenciales del juicio" (Montaner, 1999, 19) Por lo
tanto, en la investigación de un hecho arquitectónico, desde un principio, se recurrirá a la disgregación de sus partes.

PENSAMIENTO SISTEMA con


ESTRUCTURALISTA → COMPONENTES → RELACIONADOS entre SI

Este procedimiento analítico establece, en una primera instancia, el desglose de sus diferentes aspectos que, desde nuestra
perspectiva, son los siguientes:

utilitas - firmitas - venustas + espacio - lenguaje - contexto – ecología

1
Meta-utilitario encierra aquella categoría de arte que singulariza a la arquitectura
2
Citado por J.M. Montaner del libro Theory of the Avant-Garde de Peter Bürger, Manchester University Press/ Universoty of Minnesota Press,
Minneapolis, 1984
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Según se puede observar, a la tradicional Triada vitruviana se le adiciona como componente el espacio, el lenguaje y el
contexto, aspectos que en cierto modo, aunque de forma ambigua y difusa, se hallaban ya implícitos en el pensamiento y en
las teorías tradicionales desde Vitruvio hasta el siglo XIX.
En el siglo XX, una nueva concepción del espacio incrementa notoriamente la importancia del mismo, razón por la cual el
concepto del espacio en arquitectura deviene como componente autónomo y de suma importancia, ya desde el pensamiento
del llamado "movimiento moderno" en adelante. Por otro lado, a partir de la década de los 60, la cuestión del lenguaje y el
contexto asumen preeminencia y se vuelven prioritarios para la comprensión global de la arquitectura como consecuencia
del nuevo enfoque que el pensamiento estructuralista suscita en los teóricos de nuestra materia.

SISTEMA
COMPONENTES
Tríada vitruviana Componentes re-ubicados
● Función ● Construcción ● Morfología ● Espacio ● Lenguaje ● Contexto ● Ecología

Una segunda etapa consistirá en el relacionamiento que se realiza entre los componentes, toda vez que cada uno de ellos
haya sido estudiado independientemente3. En este proceso de transferencia de información, los componentes serán
confrontados entre sí, y desde allí surgirán aquellas estructuras de enlace desde donde y, a la luz de los frutos de la
integración, se logrará una visión relativizada del conjunto: En este caso, será dable observar que las partes irán asumiendo
aquel rol de relativa importancia definido por la tensión compositiva del conjunto. Y, justamente, es en el tono que adquiere
la tensión compositiva de los elementos en su conjunto en donde reside la cualidad esencial del objeto arquitectónico
observado. Aquí nos encontramos, pues, ante la quintaesencia de la arquitectura que, desde un intento transformado en
artefacto y nacido como mera respuesta. esta destinado a perdurar como pensamiento congelado. Evaluar las partes,
significará entonces, reconocer el lugar y el rol asignado a cada componente con relación a un hipotético conjunto armonizado
que a modo de arquetipo, el crítico tomará como referencia. Una axiología que establezca los valores de juzgamiento deberá
hallarse explicitada de antemano, pues ella convive, de modo consciente o inconsciente, en la cosmovisión del observador.
Desde ella se sustentarán los juicios valorativos para cada una de las partes y de las relaciones que entablan con el conjunto.
Una atinada observación de las peculiaridades de sus componentes, de sus relaciones y del conjunto, nos brindará así los
elementos de juicio a partir de los cuales será interpretado aquel fenómeno que pretende ser arquitectura. La duda
sempiterna4 prevalece en la esencia de nuestra disciplina y se refiere al momento a partir del cual lo construido se vuelve
arquitectura. Si consideramos que la propuesta espacial se limita a responder requerimientos exclusivamente utilitarios, sin
tener en cuenta las contextualidades que arrastra consigo y negando el universo de condicionantes que lo enmarcan, aquello
será considerado como una simple construcción. Pero, sin embargo aun no queda claro a partir de que circunstancia el
fenómeno construido es transferido al dominio de la arquitectura. Si se observa que en la elaboración y en el producto
acabado aparece una cierta armonía surgida desde un orden pre-establecido, y si este sistema de orden emergente busca
trascender la mera utilidad, se puede considerar que nos hallamos ante un fenómeno arquitectónico. Los dominios del arte,
en general, se radicalizan en torno a las formas que, imperiosamente ocupan el centro; y en el caso de la arquitectura ello no
permanece ajeno. Por el contrario, el universo de las formas rige y lidera el emprendimiento hasta la concreción final. Pero
hay concepto de armonía entre las partes que es de orden estructural, que supera y trasciende el mero universo de las formas.

3. LA ARQUITECTURA COMO SISTEMA


Es un enfoque propio de la cátedra Crítica Arquitectónica, que intenta la comprensión de los fenómenos de la arquitectura
desde una visión sistémica y globalizante. La definición de sistema enuncia que "es un conjunto de elementos que,
relacionados ordenadamente, interactúan entre sí y con el exterior para el cumplimiento de un fin determinado 2"

EJEMPLOS DE SISTEMAS

3 El estudio exclusivo de cada una de las partes, posee una independencia muy relativa, ya que la intensa interacción de los componentes entre sí hace
hipotética esta pretensión. Y es justamente, en la plena consciencia de ello donde radica la posibilidad de obtención de juicios más veraces.
4 Duda que, por la incidencia de su prédica, y aun siendo algo obvio y elemental, no deja de constituirse en el centro del debate de la reflexión disciplinar.
2
SISTEMA, es un conjunto de elementos que, relacionados ordenadamente, interactúan entre sí y con el exterior para el cumplimiento de un fin
determinado / SISTEMA, ha´é mba´éaty oîva hekope ha joujupe amba´apova oñondive ha okraguandive ikatu hagua omohu´a peteî mba´e ojeipotava
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De acuerdo a ello se establece que cada Sistema es un todo dinámico compuesto de varias partes relacionadas entre sí por
el hecho de tener un objetivo común.
intrínsecos
{
{
componentes extrínsecos
SISTEMA
relaciones
{ entre sí
con el exterior

Los componentes intrínsecos del sistema llamado arquitectura son los aspectos que la definen como atributos propios.
Éstos caracterizan los aspectos utilitarios, constructivos, formales, espaciales, lingüísticos y contextuales. No todos
intervienen con un grado similar de interés o de importancia, pero, no obstante, ninguno de ellos habrá de quedar ausente
dentro de este conjunto integrado, exceptuando los casos en que tal ausencia aparezca como un pre-requisito específico.
• Los componentes extrínsecos que intervienen en los fenómenos arquitectónicos son aquellos factores de orden general
que definen el marco de referencia dentro del cual se inserta el fenómeno arquitectónico. Éstos son factores de orden
cultural, histórico, social y económico, que influyen de manera definitoria sobre la arquitectura, la cual habrá de
manifestarse como una respuesta adecuada ante los mismos.
• De acuerdo a este enfoque sistémico de la
arquitectura, se establece que:
a) Todo hecho arquitectónico surge como una
respuesta a requerimientos previos
b) Una buena respuesta arquitectónica será aquella en
la cual, tanto los aspectos intrínsecos como
extrínsecos posean una participación sopesada y en
armonía con el conjunto, es decir cuando el peso
específico de cada uno
de los énfasis proyectuales se integre en adecuado equilibrio con el conjunto.

• Esta concepción sistémica de la arquitectura se asume como una visión ideologizada de la disciplina, en la cual el
universo de la arquitectura valoriza la armoniosa relación entre todos sus elementos intervinientes.

El esquema circular precedente toma en cuenta los aspectos intrínsecos de la arquitectura en consideración con las
conexiones que éstos entablan o detentan. Es así como a la tradicional tríada vitruviana, —que se consuma con a. la puesta
en juego del aspecto utilitario requerido, b.- la materialización de lo encomendado a través de la praxis constructiva y, c.- la
puesta en relieve de los aspectos sensibles concernientes a una significación simbólica—, se le adiciona e.- una reivindicada
virtuosidad del espacio, d.- el interés comunicacional del juego de significados partiendo de la premisa de considerar a la
arquitectura como un lenguaje y f.- la puesta en valor relativo del fenómeno con el espacio en cual se inserta. Este fluido
juego de relaciones internas que propone el hecho arquitectónico se concilia, finalmente, con la contextualización del
conjunto en relación con el ámbito planetario y con el ambiente peculiar en el cual se halla inmerso.
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Considerando lo establecido en el Capítulo 1, la arquitectura, como todo hecho cultural se sumerge en un ambiente que lo
contamina y que le otorga sentido. Dentro de este pequeño universo que condiciona su esencialidad, nos interesan a.- los
aspectos culturales, es decir los modos en que es entendida la realidad y los modos en que se acciona ante ella, b.- los
aspectos organizativos de la comunidad, en relación al uso y apropiación de los espacios habitables, c.- las condicionantes
económicas, en cuanto a la producción, distribución y consumo de bienes destinados a satisfacer las necesidades humanas
y, finalmente, d.- la tradición, es decir, aquellos aspectos que, derivados de un pasado común, persisten y otorgan los
rasgos de identidad a cada cultura. En este último aspecto, hacemos una clara referencia a los prejuicios, según la óptica
gadameriana3 que propugna que "En realidad no es la historia la que nos pertenece, sino que somos nosotros los que
pertenecemos a ella" (Gadamer, 344)

4.1 LA ARQUITECTURA COMO SISTEMA Y LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA.


Para una investigación científica, el enfoque de “ARQUITECTURA COMO SISTEMA”, que establece que sus partes
intervinientes poseen dos rangos de cualidades diferenciadas, propicia el desarrollo analítico de sus partes componentes.
Por un lado, los elementos o factores internos de la arquitectura, que denominamos «intrínsecos» y por el otro, la serie de
elementos que influyen sobre los “hechos arquitectónicos” desde el exterior de la arquitectura y que hemos denominado
«extrínsecos», propician la sistematización y ordenamiento de sus componentes, que actúan como variables de una
investigación. Por lo tanto, dentro del procedimiento de la Investigación arquitectónica, ambos conjuntos de elementos,
tanto «intrínsecos» como «extrínsecos» serán pues, las «variables» de la investigación.

Intrínsecos
ARQUITECTURA VARIABLES
COMO SISTEMA Extrínsecos
Intrínsecos

3
Gadamer opina que" Mucho antes qde que nosotros nos comprendamos a nosotros mismos en la reflexión, nos estamos comprendiendo ya
de una manera autoevidente en la familia, la sociedad y el estado en que vivimos. La lente de la subjetividad es un espejo deformante. La
autoreflexión del individuo no es más que una chispa en la corriente cerrada de la vida histórica. Por eso los prejuicios de un individuo
son, mucho más que sus juicios, la realidad histórica de su ser" (Gadamer, 344)
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5. LOS ASPECTOS INTRÍNSECOS DE LA ARQUITECTURA


5.1 LA FUNCIÓN

La utilitas vituviana considerada como principio y el


fin de la arquitectura, en el sentido de que toda
arquitectura responde a una solicitud de orden
funcional. Esta, adopta un carácter denotativo en
cuanto a que se manifiesta como una primera
intención y como finalidad precursora. En tales
términos se la considera como la finalidad inicial. Es
un bien instrumental, por lo cual la utilidad adquiere
un carácter de medio pero no de fin.

Este concepto, aparentemente contradictorio, se define a la luz de las consideraciones estéticas o formales.
Aunque se considera que la utilidad de habitar es la prioritaria y se la reduce a un hecho meramente pragmático, el habitar,
sin embargo adquiere otros atributos que son meta-utilitarios, y que están referidos a los valores de protección de orden
simbólico y psicológico. En base a esto, podemos decir que la utilidad en arquitectura se puede considerar desde tres
enfoques:
▪ 5.1.1 La FUNCIÓN PRAGMÁTICA
Es el orden funcional que determina la configuración del espacio arquitectónico acorde a las necesidades primarias del
fenómeno arquitectónico y se manifiesta como una respuesta denotativa de la función habitar. Este aspecto responde al
estamento más concreto del uso del espacio y tiene la posibilidad de ser ajustado a dimensiones preestablecidas de manera
objetiva. La «función pragmática» se realiza de manera previsible y responde a patrones de funcionalidad que derivan de
una definida concepción cultural del uso del espacio.
▪ 5.1.2 La FUNCIÓN SIMBÓLICA
Responde al carácter representativo de la función y, por lo tanto, asume las prerrogativas de lo cultural. El carácter
simbólico está referido a la configuración espacial de la función en virtud a valores idiosincráticos de los usuarios.
▪ 5.1.3 La FUNCIÓN PSICOLÓGICA
Es una dimensión simbólica que comunica la arquitectura y se halla intrincadamente unida a la «pragmática». Responde a
condicionantes de orden subjetivo y, por lo tanto asume su dimensión simbólica y se asocia a la idea de «protección» o de
«segunda piel», rasgo que la arquitectura, asume como una cualidad primigenia. Es la atávica idea asociada al concepto de
«hogar» o «terruño» y, por lo tanto es una cualidad de orden eminentemente antropológico

5.2 LA CONSTRUCCIÓN
La «firmitas» vituviana se refiere cada uno de los componentes materiales que integran una obra de construcción, es la
materialización de la idea. Para adentrarnos más en la cualidad constructiva y detectar la inserción conceptual que se le
asigna en la arquitectura, recurriremos a un cotejo de roles de participación y para ello y de acuerdo a Joao Rodolfo
Stroeter, se la somete al siguiente interrogante: “¿La construcción es a la arquitectura lo que el lenguaje es a la literatura?
Roland Barthes, sostiene que la literatura no se limita a utilizar el lenguaje, sino que lo escenifica. Puede decirse lo mismo de
la arquitectura, que la construcción escenifica, y no sólo se vale de ella. En efecto, la arquitectura tiene mucho de escenario,
de teatro que espera a su público. Boullé y Ledoux, los exponentes de la arquitectura parlante, afirmaban que «la
arquitectura es a la construcción como la poesía es a la literatura; es el entusiasmo dramático del oficio». El lenguaje verbal
es un sistema estructurado que hace posible la literatura, del mismo modo que la construcción está articulada desde el
punto de vista técnico y científico para hacer posible la arquitectura”. (Stroeter, 97)
Para completar esta idea, traemos el pensamiento de otro maestro italiano, el arquitecto-ingeniero Pier Luigi Nervi, quien
expresa cuanto sigue: “En primer lugar la búsqueda del esquema técnica y económicamente mejor, y, después, el estudio
paciente y apasionado de los diversos elementos estructurales, a fin de afinar sus formas, siempre con el respeto más
riguroso a las exigencias estéticas y constructivas… Ni esta fe mía en la natural expresividad estética de una buena solución
constructiva me ha traicionado nunca. Ni he encontrado excepciones a la misma examinando obras arquitectónicas
recientes o del pasado. Por lo cual creo poder afirmar que una buena organización estructural, estudiada con amor en su
conjunto y en sus detalles, es la condición necesaria, si no del todo suficiente, de una buena arquitectura” (Castro Villalba, 5)
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5.3 LA FORMA
A partir de la venustas el fenómeno adquiere el estatuto de obra de arte.
El teórico italiano Fonati exclama "la poesía es el erotismo de la arquitectura". Por lo tanto, desde los contenidos poéticos
emergerá la arquitectura, tal como lo plantea Le Corbusier "A causa del empleo de materias primas y a partir desde
condiciones más o menos utilitarias, has establecido ciertas relaciones surgidas de la emoción. Esto es Arquitectura".

El carácter estético
José Villagrán García menciona al pintor “simbolista”
francés Maurice Denis (1870-1943), quien expresó “la
verdad del arte consiste en la conformidad de la obra con
sus medios y su fin” (Villagrán García, 316). Continuando
con este pensamiento, el teórico mejicano sostiene que
“conformar, es decir, adecuar la forma a sus múltiples y
complejas funciones, las que hemos denominado
Programa.

Conformar los medios de la arquitectura, que son los


espacios construidos, edificados y habitables, incluyendo en
ellos los sub-medios de la arquitectura, que son los
materiales de construcción, el agua, las plantas, etc.
Esta conformidad en suma será la lógica arquitectónica, lógica de todo hacer humano que se establece como forma lógica
integrante del valor arquitectónico. Toda corriente estilística que pretenda sólo alcanzar la forma por su adecuación a su
función mecánica o económica, si no alcanza a la vez una valoración estética positiva, y si se desentiende de su tiempo
histórico, o sea no atiende su Programa general, al desintegrar lo arquitectónico resultará una obra útil y lógica, mas no
arquitectónica” (Villagrán García, 317)

5.4 EL ESPACIO

"La realidad del edificio no está en las paredes y el techo, sino en el espacio en que se vive" (Lao Tsé)

Como se observa en el epígrafe anterior, el tema del espacio es de larga data. Pero, sin embargo, es de reciente
elucubración para el caso de la arquitectura. Posiblemente a lo largo de la historia de la arquitectura hayan existido otros
términos o maneras para referirse a esta controvertida cuestión, la cual, hasta el presente, no ha sido dilucidada. Con un
enfoque didáctico serán perfiladas solamente algunas nociones de espacio, que nos ayuden a comprender lo insondable de
esta dimensión clave de la arquitectura.
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Con referencia a esto, el arquitecto Isidro Suárez,


(citado por Patricio De Stefani) en su texto “La
refutación del espacio como sustancia de la
arquitectura” (Santiago de Chile, 1986) expresa que
“se llama espacio a casi todo y casi nada. Así el
espacio es el paisaje geográfico, o también un lapso de
tiempo, espacio es el continente de algo, espacio es el
contenido de algo, espacio es también el volumen, es
espacio lo que se domina, es espacio la superficie
pictórica, y también existe el espacio musical, y por
último es espacio el vacío además.(De Stefani, 7).
El problema con que nos encontramos deriva de una
apreciación ingenua de nuestra experiencia espacial
debido a la conceptualización imprecisa del concepto de espacio aplicado a la arquitectura. Tradicionalmente la
consumación de la arquitectura no consideraba el concepto de espacio como un atributo y es a partir de los teóricos del
arte de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, que esta problemática se instala en la arquitectura.

Concomitante con esto, el teórico mejicano Villagrán García menciona que ya desde finales del siglo XIX el teórico alemán,
August Schmarsow había intuido efectivamente que la materia prima de la arquitectura está constituida por los espacios
habitables por el ser humano. ”En efecto, basten algunas referencias de su capital obra para aseverarlo; define a la
arquitectura como «arte de formar espacios» (Raumgestalt): «la forma del espacio arquitectónico está en relación íntima
con su creador y con el cuerpo de éste… la relación espacial del hombre con el mundo es la relación arquitectónica, porque
todo arte es una relación particular entre hombre y mundo… (Villagrán García, 215)

Esta nueva manera de concebir el espacio había surgido a la luz de los cambios de paradigma arquitectónicos producidos
en el siglo XIX derivados de la crisis de la hegemonía de la arquitectura europea enfrentada a las “otras“ arquitecturas que
emergieron en la conciencia occidental (la china, la japonesa, la hindú, la árabe, la precolombina, etc.), y, por el otro lado, el
surgimiento de las teorías del arte, que provocaron la emergencia de las vanguardias artísticas del siglo XX. Con esto se
generó una nueva manera de asumir el espacio arquitectónico cuyos atributos residían en la abstracción y en la asimilación
matemática, y es en tales términos que Solá Morales, citado por De Stefani, estima que el espacio fue concebido como
“algo esencialmente interior, delimitado, era el vacío mismo contenido por la obra. El espacio real de la obra de arquitectura
era confundido con lo que tan solo era una representación o concepción del espacio ─el espacio mental de la lógica, las
matemáticas y la geometría. Es a partir de este espacio que fue repensada la arquitectura a comienzos del siglo XX” ( De
Stefani, 9) el concepto del espacio continuo, fluido y transparente, de la mano de los maestros de la Bauhaus, de Stijl o de
los apologistas “oficiales” del funcionalismo del Movimiento Moderno, tales como Bruno Zevi, Siegfried Giedeon, Nikolaus
Pevner, etc.

El carácter ideológico del espacio


Teniendo como antecedente los aportes de la filosofía de Foucault, cuyo enfoque ideológico del espacio está supeditado a
una cuestión de poder y de dominio, Henry Lefèvre, establece el concepto de espacio desde 3 instancias derivadas de la
experiencia del ser humano.

Por un lado el espacio físico, como soporte natural y pasivo,


por el otro el espacio mental, referido a la representación
abstracta de cada individuo se crea con relación a su
experiencia espacial y, finalmente, el espacio social, que se
configura en virtud al aspecto relacional y antropológico que
lo genera:
1) Lo físico (lo sensible, lo percibido, la presencia)
2) Lo mental (lo abstracto, lo concebido, las
representaciones)
3) Lo social (lo relacional, lo vivido, la experiencia)

5.5 EL LENGUAJE
En términos generales, el lenguaje es un sistema que combina señales, caracteres, signos y sonidos y permite comunicarnos
de diversas formas a partir de elementos finitos. En otras palabras, las distintas formas de unir estos elementos, conforman
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mensajes e ideas que establecen comunicación entre personas. Éste, está compuesto por la LENGUA Y EL HABLA; la
primera es la serie de convenciones adoptadas por el cuerpo social que son exteriores al individuo quien por sí sólo no
puede alterarlas, pues es un sistema general. A diferencia, la segunda es la manifestación individual de la lengua, ya que
comprende las combinaciones que libremente escoge el individuo, por lo que no es homogénea, sino cambiante y
momentánea.
LA ARQUITECTURA COMO LENGUAJE será desarrollado “in extenso” en la UNIDAD 4

5.6 EL CONTEXTO

“La noción de lugar “ Genius loci

En la mitología romana un genius loci es el espíritu


protector de un lugar. Este espíritu da vida a pueblos y
lugares, los acompaña desde su nacimiento hasta su
muerte y determina su carácter o su esencia.
Si el concepto de “espacio” aparece como discurso en la
arquitectura a partir de la 2da. Mitad del siglo XIX, la
noción de lugar dentro de la teoría de la arquitectura es
aún más reciente.

Ya desde el comienzo hay que establecer una diferencia clave entre “lugar” y “noción de lugar”, confusión nacida de la
conflictiva ambigüedad entre la representación y lo representado, según concepciones de la realidad fundadas sobre
discursos a la manera de mitos o ficciones que intentan explicar la equívoca y escurridiza noción de la realidad y que, a su
vez, se formulan sobre las cenizas de otros discursos de vigencia perdida.
La crisis del M.M de la arquitectura, en realidad fue más
de una, alcanza a la relación de la obra de arquitectura
con su entorno ─se constituye en una manifestación
simbólica de la relación de la obra con el ser humano y
con el mundo. La destruida Europa luego de la 2da.
Guerra Mundial (1945) generó una severa autocrítica
sobre la cultura de la modernidad que alcanzó a las bases
conceptuales del MM de la arquitectura y se derivó en la
búsqueda de lo
“humano” que la abstracta modernidad había renegado.
Las críticas reivindicaban las olvidadas necesidades emocionales y espirituales del ser humano y que la arquitectura debía
satisfacer. Los discursos dominantes, representados por la historiografía oficial del MM, estaban empapados de un
positivismo ciego y maquinista, que tenía su herencia ideológica más próxima en los avances de la tecnología y los
principios futuristas que en alguna posición crítica frente a la sociedad o la cultura.

El desencanto de posguerra acentuaría irreversiblemente una


desconfianza generalizada en la capacidad de los procedimientos
científicos, racionales y tecnificados de la sociedad industrial para con
la libertad y plenitud del ser humano. Se desarrollaría
progresivamente una pérdida de la fe en el progreso cuantitativo, en
las visiones utópicas, totalitarias, y el rechazo de toda teoría general,
argumentando que estas conducen finalmente al terrorismo de
Estado, (fascistas o comunistas). La pérdida de fe en los grandes
proyectos ideológicos y unitarios de la sociedad, de la política, del arte
y de la arquitectura, se desarrolló en sus inicios bajo el ala del
pensamiento existencialista asociado a pensadores como Jean-Paul
Sartre y Martin Heidegger.
A partir de una orientación profundamente humanista, el existencialismo afirma su rechazo a las teorías abstractas y
universales acerca del ser humano, abogando por la existencia concreta y única del hombre-en-el-mundo como algo que
precede a cualquier consideración esencial o metafísica ─según la máxima de Sartre en que “la existencia precede a la
esencia”.
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En el discurso arquitectónico esto se verifica en los valores de


rechazo a lo universal, lo esencial, lo abstracto y la reivindicación
de la experiencia directamente vivida.
A partir de la influencia de la fenomenología existencialista,
cobra una gran relevancia el tema de la habitación y el habitar
en el discurso de la arquitectura, no ya como un problema
puramente cuantitativo, funcional o estético. La casa empieza a
ser vista como el único lugar posible capaz de enraizar
existencial y espiritualmente al hombre en el mundo moderno.
Es Heidegger quien introduce la problemática del habitar como
crítica a la separación radical y futurista propuesta por el
Proyecto Moderno
El problema del habitar, en los términos de este filósofo alemán, pasa a ser un tópico central en la crítica al funcionalismo.
A partir de aquí se genera una importante crítica al espacio abstracto, alegando que el espacio del habitar no es geométrico
ni puramente visual, sino existencial y ligado a una experiencia concreta en un lugar y tiempo específicos. Las experiencias
espaciales promovidas por el movimiento moderno son denunciadas como inventos de laboratorio que respondían solo a
condiciones utópicas generales, basándose es un sujeto universal, estándar y unitario (el hombre moderno), un lugar
abstracto (el nuevo espacio, la nueva sociedad) y un tiempo ideal (el futuro, la utopía).
El espacio abstracto pertenece a la tradición
cartesiana, y, para los arquitectos del movimiento
moderno, el lugar era un dato meramente
cuantitativo o alusivo, cuando más un
receptáculo físico-neutral donde finalmente
posar la obra de arquitectura, intrínsecamente
esencial y autónoma.
De acuerdo a lo que pregona Josep María
Montaner: “Los conceptos de espacio y de lugar,
por lo tanto, se pueden diferenciar claramente. El
primero tiene una condición ideal teórica,
genérica e indefinida, y el segundo posee un
carácter concreto,
empírico, existencial, articulado, definido hasta los detalles.4

El lugar como espacio existencial


Los textos del arquitecto e historiador Christian Norberg-Schulz probablemente representan la principal influencia que haya
tenido la fenomenología en la teoría arquitectónica de los años 60 y 70. Concebido desde las nociones de intencionalidad
de la conciencia y de “volver a las cosas mismas” ─como una forma de reducción radical o “suspensión del juicio”─
propuesta por Edmund Husserl.

4
A.A.V.V. Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales. Ed. UPC, Barcelona, 2000. pp. 101
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Los lugares de la arquitectura son catalogados como fenómenos concretos que afectan de manera directa al ser y al cuerpo
humano en su totalidad. De esta manera, cada lugar poseería su propio “carácter” o “atmósfera” que lo proveería de una
identidad, y sería irreductible a una mera localización geométrica o geográfica.
Cada lugar particular sobre la tierra posee un carácter que lo identifica o un espíritu, un sentido propio.
El espacio existencial es continuamente asociado al concepto de carácter, ambiente, intención, identidad, imagen,
experiencia, sentido y espíritu.
No debemos perder de vista que las reflexiones de
Norberg-Schulz también se encontraban influenciadas
por las contemporáneas teorías estructuralistas y
semiológicas ─el llamado giro lingüístico que irrumpió en
la década de los 60. Es importante tener esto en cuenta
ya que de esta manera se explica su pretensión de
construir una teoría de la arquitectura global y unitaria, y
su búsqueda de las “estructuras fundamentales” de la
existencia humana.

Por otra parte sus planteamientos se encontraban asociados a l concepto de percepción de la imagen urbana propuesto por
Kevin Lynch. En su libro “Existencia, espacio y arquitectura” publicado en 1971, Norberg-Schulz se vale de la dualidad
conceptual entre espacio existencial y espacio arquitectónico.
• Espacio existencial se refiere principalmente a un conjunto de esquemas que el organismo humano va
almacenando y relacionando en la memoria durante las distintas etapas de su desarrollo y que influyen en la
percepción de su entorno. Estos esquemas los plantea como estructuras y los divide en dos tipos: las estructuras
elementales universales y las estructuras condicionadas socialmente.
• Espacio arquitectónico que se caracteriza como la concretización de estas estructuras ─fundamentalmente
abstractas─ en el ámbito material de nuestra existencia.
En cuanto a la relación espacio-lugar, si bien tiene el mérito de mostrarlos como conceptualmente dependientes y
recíprocos, no supera la relación de contención de un conjunto de lugares en un aspecto más amplio o espacio (existencial).
El lugar sigue apareciendo como lo específico y el espacio como lo general.
El lugar sigue siendo fundamentalmente una coordenada, una posición, aunque sea significativa, y el espacio sigue siendo el
medio en el cual esas coordenadas son distribuidas. El lugar es simplemente reducido a un centro o foco análogo al de una
figura geométrica.

Si bien Norberg-Schulz realiza avances notables


sobre las nociones de espacio y lugar
desarrolladas por la teoría arquitectónica hasta
entonces, no logra alcanzar una consistencia
teórica más allá de las permitidas por la
semiología o el estructuralismo, ocultados bajo
la bandera del existencialismo. Cuando plantea
su no poco ambiciosa tarea de definir “la
estructura fundamental de la existencia” olvida
completamente el origen ideológico tanto de la
noción de estructura como la de existencia

5.7 LA ECOLOGÍA
La ecología como ciencia que estudia la relación entre las especies, entre las especies y el medio encuentra en la
arquitectura un punto de profundización y responsabilidad máximo. El crecimiento demográfico y los problemas derivados
de ello aun es materia de ecología, no es la ecología la que necesita a la arquitectura sino la arquitectura como ciencia
“social” debe primeramente asegurar un desarrollo sustentable acorde con una especie inteligente que busca justamente
proyectarse en el tiempo y en el espacio.
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A comienzos del siglo XX y en periodo de


posguerra las urgencias humanas a nivel
social-planetario se centraban en la
carencia de vivienda en el mundo, temas
reales abordados por los mejores y más
brillantes arquitectos de la época,
entonces la arquitectura estaba en
sintonía no solo teóricamente, sino incluso
estéticamente con esta problemática,
respondiendo a ella.

Hoy las urgencias han cambiado, el siglo XXI no espera ser un siglo de crecimiento, nos encontramos en un periodo de crisis,
donde la discusión ha dejado de ser formal y se enfoca socialmente, de la mano de la ecología hacia la sustentabilidad de la
ocupación humana del planeta tierra.

En las universidades la ecología debería ser la mano que juzga las propuestas arquitectónicas, la ciudad ya no puede seguir
dándose el lujo de aceptar plazas duras, edificios opacos de materiales costosos, deforestaciones lucrativas etc. En el futuro
la arquitectura de la mano de la ecología lograra un consenso en el diseño tanto o más dogmático y con justa razón que el
antiguo movimiento moderno.

6. LOS ASPECTOS EXTRÍNSECOS DE LA ARQUITECTURA


6.1 AMBIENTE (Del lat. Ambiens, -bientis, que rodea o
cerca) Apl. a cualquier fluido que rodea un cuerpo
sumergido en él. ◼ Aire que rodea los cuerpos. ◼ fig.
Circunstancias que acompañan a las personas o cosas ◼
Biol. Conjunto de condiciones en las que vive un organismo,
tanto físicas (luz, temperatura, etc.) como las determinadas
por otros organismos. La ciencia que estudia las relaciones
de los organismos con el ambiente se denomina ecología
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6.1.1.CULTURA
La cultura es todo lo que produce el ser humano

6.1.2 La SOCIEDAD es el conjunto de seres entre los


cuales existen relaciones durables y organizadas,
especialmente las del hombre, establecidas en
instituciones y garantizadas por sanciones

6.1.3.La HISTORIA es la exposición ordenada de los


acontecimientos dignos de memoria, ya sean los públicos y
políticos relativos a los pueblos, ya a los que afectan a sus
instituciones, ciencias, artes o a cualquiera de sus actividades

6.1.4 La ECONOMÍA es la ciencia que trata de la producción,


distribución consumo de los bienes destinados a satisfacer las
necesidades humanas.

Iglesia de Yaguarón

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