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El aula, espacio para desentrañar el lenguaje simbólico de sus

actores.

Por: Liceider Antonio Muñoz Bedoya

“En últimas, el lenguaje es potencia creadora, que lleva al ser humano (como individuo y como
especie) a donde quiere llegar, sin más límites que su propia voluntad” (Revista Cultura del
Cuidado, 2011)

Pretendo en este escrito reflexivo construir un tejido de palabras que permita a


los lectores que se asoman a esta experiencia de ser maestro, compartir el
acontecimiento cotidiano que se renueva minuto tras minuto por medio del
lenguaje simbólico que acontece en el aula y queda sin lugar a dudas, queda
grabado en el corazón del acompañante que comparte la construcción de
mundos posibles a partir del intercambio de gestos, sonrisas, miradas, señas,
dibujos y gráficos que van condensando la experiencia vital de los niños, niñas
y adolescentes que buscan afanosamente medios para expresarle al mundo
de los adultos su aspiraciones, sueños, proyecciones y necesidades.

Inicio este tejido trayendo a mis agujas tejedoras, la escena del encuentro
entre El Principito y el Piloto, me llamó la atención la petición que el niño hace
al adulto de dibujar una oveja y después de realizar varios intentos y de
escuchar la inconformidad del infante, dibuja una caja con la oveja adentro,
esa fue la clave para satisfacer esa necesidad expresada por el protagonista,
en esta escena emerge el poder de lenguaje simbólico, que utilizó el piloto,
quizás su impotencia tras la exigencia del niño por visualizar una oveja
perfecta lo llevo a presentarle una caja que escondía la oveja solicitada… ¡Oh
sorpresa! el niño logra visualizar la oveja y seguramente su necesidad fue
resuelta por este sencillo dibujo.

En este marco de reflexión, retomo a las autoras del documento, cuando


afirman que “el lenguaje se fundamenta en la naturaleza social del hombre,
facilitada y potenciada por su función comunicativa” ” (Revista Cultura del
Cuidado, 2011); presupuesto conceptual que conecta al maestro con la
experiencia comunicativa que sucede al interior del aula, sin duda alguna, los
niños, niñas y jóvenes fundamentan su comunicación oral y simbólica de
acuerdo a la interacción con los pares y adultos que acompañan su experiencia
de formación, por tal motivo, desentrañar el lenguaje simbólico de los niños en
el aula debe constituirse como tarea primordial para ir encontrando pistas que
conduzcan al maestro a reinventar su praxis pedagógica desde “el carácter
creativo del lenguaje” que articula todas las dimensiones del ser humano y
posibilita la expresión total de los seres humanos.

Desentrañar el lenguaje simbólico que acontece en aula permite generar


interacción constante con los actores que confluyen en el espacio cotidiano
-del salón de clase-; es el momento de traer a este tejido reflexivo los
encuentros del principito con los diferentes habitantes de los planetas, que sin
duda alguna, caracterizan a los adultos que llegamos al aula, tomando
referencia este paso del Principito por los planetas, propongo visualizar el aula
como planeta, el cual visitamos los educadores y allí, en este territorio no
encontramos con visitantes que no entienden nuestro lenguaje rígido,
academizado y frívolo en ciertos momentos, es por ello que a veces no
logramos llegar al corazón de este planeta y seguramente al terminar nuestra
visita, los habitantes exclamaran la misma conclusión del Principito, “los
adultos son muy curiosos”. Si somos muy curiosos, en ocasiones nos
desconectamos de ese pequeño planeta donde estamos como visitantes y
como lo hicieron el Rey que consideraba a todos los visitantes como súbditos,
el Vanidoso como centro y por último traigo a este tejido al comerciante, adulto
ocupado en sus labores diarias.

A partir de estas reflexiones preliminares, se hace evidente la estrecha


relación existente entre el adulto y el niño, niña y adolescente, y es que la
conexión desde el lenguaje es primordial si pretendemos una integración de
todas las dimensiones del ser humano, siguiendo esta línea reflexiva, se
constituye en la base para la fundamentación de la formación integral de los
estudiantes.

Por ello, después haber tejido en este texto la importancia de desentrañar el


lenguaje simbólico que acontece en el aula, es de vital importancia hacer
hincapié en la responsabilidad que tiene el adulto pedagogo para ir
discerniendo los lenguajes simbólicos que van emergiendo en el contexto de
aula, y cómo a partir de estas expresiones existenciales de los educandos se
pueden ir encontrando pautas significativas que aporten al desarrollo integral
de la infancia y a la adolescencia, que posibilite experiencias integradoras de
todos los visitantes que confluyen en el planeta aula escolar, para ir trazando
una ruta que conduzca además del desarrollo de todas las dimensiones, una
estadía gozosa de los niños, niñas y adolescentes en la escuela.

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