Sunteți pe pagina 1din 24

Manual de Integridad Académica

MISIÓN DE LA UAEH

Impartir educación media superior, profesional media y superior; realizar investigación;


crear y difundir la cultura, el deporte, la ciencia y la tecnología; vincular las funciones sustantivas al
interior y con el entorno social y productivo, mediante programas educativos acreditados y
asociados a proyectos de investigación que impulsan el desarrollo regional, nacional e
internacional; en donde la formación integral, el espíritu emprendedor y el compromiso del
estudiante con la sociedad son la prioridad.

La principal innovación radica en la proyección del desarrollo institucional de la UAEH a


través del uso de indicadores objetivos. Por tanto, se reconoce que el desarrollo académico de la
UAEH está regido por las finalidades de la institución, así como por los lineamientos del PDI y sus
diversos programas y subprogramas rectores.

La medición de los resultados del plan, programas y subprogramas está determinada por
grupos de indicadores objetivos, normalmente realizados por instancias externas a nuestra
Universidad.

Los indicadores se dividen en tres niveles: locales, regionales y globales. Los locales son
útiles para contextualizar las exigencias y alcances institucionales y nacionales, ya que son
compartidos por las instituciones de educación superior mexicanas, así como organismos
gubernamentales. Por otra parte, los regionales son imprescindibles para posicionar a las
instituciones de acuerdo con la división geopolítica en la que se encuentran.

Los globales son contundentes para el tránsito libre del conocimiento, elemento cada vez
más valorado por su relevancia en el desarrollo social y económico de las naciones, ya que el
porvenir de la humanidad, al finalizar esta centuria, depende en gran medida del desarrollo
cultural, científico y técnico. Las universidades contribuyen a forjar ese saber.

Por ello es importante considerar a los indicadores con características de tipo cuantitativo
que permiten apreciar de manera más objetiva los elementos de una institución. Su utilidad radica
en su especificidad, trascendencia temporal y relevancia. A través de los indicadores se puede dar
seguimiento a cualquier faceta de la institución, lo que favorece identificar en qué medida se
logran los objetivos y metas.

El alcance de la prospectiva está dividido en periodos rectorales de 6 años, iniciando en


2011. El trabajo se ha planeado con una visión al año 2035. La meta institucional es hacer de la
UAEH una de las 500 mejores universidades del mundo, a partir de la medición del sistema
Academic Ranking of World Universities (ARWU).

Para efectos del presente documento se han tomado las decisiones estratégicas de
máximo nivel, pues resulta sencillo retroceder las decisiones a niveles inferiores. En concreto, se
pretende construir una universidad global y no solamente internacional. El paradigma de la
internacionalización es un aspecto relevante, pero no único ni definitorio.
Visualizar a la UAEH globalmente representa una institución de educación superior:
Internacional en todas sus funciones y actividades, inclusiva, multicultural, responsable con el
entorno, que contribuye al desarrollo local, regional y global, de reconocido prestigio local,
nacional, regional e internacional mediante el uso estricto de indicadores objetivos.

Adicionalmente, se debe tener en cuenta que la definición estratégica no elimina ni


modifica el trabajo intrainstitucional, ni los objetivos y metas de cada dependencia o unidad
académica, pues es necesaria la independencia y respeto de las visiones e innovación del personal.
Simplemente existirá una garantía para dimensionar y proyectar ese trabajo en términos globales.
Elimina rigidez en el funcionamiento de la administración y constituye una herramienta
complementaria que enriquece el trabajo institucional. Las funciones tradicionales locales deben
seguir vigentes, siempre que no constituyan en sí mismas un obstáculo para el logro de la decisión
estratégica.

Garantiza un trabajo con resultados ciertos y medibles, bajo indicadores mundialmente


aceptados. Esto elimina el trabajo testimonial y la pérdida de tiempo en búsqueda de soluciones
que ya existen.

Obliga a las dependencias y a las unidades académicas a brindar resultados concretos y no


sólo información sobre el trabajo cotidiano, que muchas veces es simplemente subjetivo y
testimonial.

Permite conocer el rendimiento real y los resultados reales del personal, los mandos
directivos y el alumnado.

El plan propuesto privilegia el uso de indicadores objetivos, internacional y globalmente


aceptados para medir la calidad administrativa y académica de una institución de educación
superior.

Los indicadores deben ser organizados con base en un entendimiento multidimensional de


una visión al año 2035.

VISIÓN DE LA UAEH

La UAEH es una universidad global, reconocida por sus indicadores de excelencia y visible
en los sistemas de medición internacional de la calidad académica como una de las mejores del
mundo.

Esta visión reúne todos los requisitos contemporáneos y es armónica con el contexto
educativo mundial proyectado a

En términos del plan la visión significa cumplir con una meta institucional en 2035, que es
la pertenencia de la UAEH al ranking de las 500 mejores universidades del sistema de medición
ARWU (lo cual implica haber rankeado a la UAEH en otros sistemas de medición menos exigentes).
La visión a 2035 se despliega en visiones por periodo rectoral de seis años, lo cual permite
fácilmente adaptar a contexto a la Universidad y revisar sus progresos. A continuación se
presentan las diversas visiones que deben ser entendidas como dimensiones de la visión general a
2035:

Visión de la UAEH 2011-2017

La UAEH es una universidad visible internacionalmente y aceptada como una institución


educativa que trabaja con parámetros básicos de calidad académica y administrativa.

Visión de la UAEH 2018-2023

La UAEH es una universidad visible internacionalmente y aceptada por sus resultados en


materia de calidad académica y administrativa.

Visión de la UAEH 2024-2029

La UAEH es una universidad visible, reconocida y aceptada internacionalmente como una


institución educativa de calidad y prestigio.

LA INTEGRIDAD ACADÉMICA

La integridad académica ha ido cobrando interés en las últimas décadas. Pensarla como un
fenómeno simplista reduce la capacidad de poder vislumbrar su impacto en la educación. Hay que
considerarla como un tema complejo e interdisciplinario que contempla distintas interpretaciones,
perspectivas y enfoques alrededor del mundo. Su importancia, en este sentido, es entender su
naturaleza multifacética que abarca distintos actores y que basa su premisa en acciones
apuntaladas por ciertos valores.

La integridad académica debe explicarse, además, como un reto fundamental en el


proceso educativo, pues impacta en el aprendizaje, la enseñanza, la investigación y el avance del
conocimiento. Por ello, es menester impulsarla como cultura dentro de las instituciones de
educación superior, a partir de diversos esfuerzos, como por ejemplo: la generación de diálogo
universitario expresando valores compartidos mediante códigos de honor , la claridad de lo que se
espera respecto al comportamiento ético, el impulso de políticas y prácticas que promuevan
valores en los alumnos, la práctica de la justicia en los procesos de evaluación y calificación, y la
instauración de la misma como un pilar institucional.

Hasta principios de los años noventa del siglo pasado, la corrupción se había mantenido
como un tema tabú: no existían estudios de percepción del fenómeno ni se había medido el
impacto que tienen las malas prácticas en los sectores privado y público. En parte esto se podría
explicar por la preeminencia de otros acontecimientos globales: la Primera y Segunda Guerra
Mundial, el surgimiento de los grupos guerrilleros en América Latina, los conflictos religiosos en
Oriente Medio y la Guerra Fría, entre otros, que ocuparon la atención de gran parte de la
población. Una vez que empezaron a mitigarse los devastadores efectos de estos sucesos que
acabaron con la vida de millones de personas en el planeta, fenómenos como la corrupción se
tornaron más visibles, al punto de convertirse en un tema prioritario en la agenda de los
organismos multilaterales, de los países y de organizaciones que como Transparencia
Internacional se han encargado de medir la problemática desde 1993. Así, los países
latinoamericanos con la excepción de Chile y Uruguay han venido obteniendo a partir de 1995
puntajes de percepción de la corrupción que oscilan entre 22 y 4012 . En cambio, países
desarrollados como Dinamarca, Noruega, Nueva Zelanda, Canadá y Singapur se han percibido
como muy transparentes y han obtenido puntajes por encima de 80. A partir de estas mediciones
a lo largo de las últimas dos décadas, se ha concluido que la corrupción afecta la inversión
extranjera, la confianza del ciudadano en las instituciones, el desarrollo económico de los países,
la institucionalidad que garantiza la estabilidad democrática de los estados, la formalidad en el
empleo, la calidad en la educación básica, media y superior, en última instancia, el bienestar y las
posibilidades de progreso de los ciudadanos.

¿PODRÍAMOS HABLAR DE CORRUPCIÓN EN LA VIDA ACADÉMICA?

Según la ONG alemana Transparencia Internacional, “corrupción es el abuso del poder


entregado para beneficio privado. Hace daño a todos aquellos cuya vida o felicidad depende de
personas en posición de autoridad”. Dicho de esa manera, el fraude académico podría entenderse
como un acto de corrupción en tanto se abusa del poder para beneficio privado. Sin embargo, sí
constituye una transgresión al valor de la integridad en cuanto se rompe un pacto de confianza
entre una institución y un estudiante, entre dos alumnos; entre un profesor y un estudiante, o
entre un profesor y una institución.

Asimismo, cuando el alumno o el profesor deciden incurrir en un fraude, evidentemente


está faltando al reglamento estudiantil o profesoral, documento que representa las normas legales
que regulan el ejercicio académico de esa institución, y que por supuesto se asume su
cumplimiento por parte de quienes estudian o trabajan en ella. Además de romper la confianza
del otro y de quebrantar una ley, quien comete fraude académico también estaría faltando a su
sistema moral, claro está, mientras que para la mayoría de las personas que conforman una
comunidad académica es deseable o esperable proceder de una manera íntegra en las actividades
que entraña la vida colegial. Lo que llama la atención es que en América Latina, a diferencia de
otras sociedades, pareciera que el fraude en colegios y universidades se considera como un mal
menor y, generalmente, no se concibe como una falta grave. Por el contrario, la trampa en
evaluaciones, el plagio en trabajos escritos, las excusas médicas adulteradas, la compra de
respuestas de exámenes, los certificados de idiomas falsificados, entre otras modalidades de
fraude, se justifican de múltiples maneras, e incluso se exaltan en tanto ese individuo es capaz de
utilizar su ingenio para obtener lo que desea, a cualquier precio.

Del mismo modo, la sanción social es muy escasa en la cultura de los países
latinoamericanos, dado que quien denuncia un fraude es percibido por la sociedad como un sujeto
débil, un traidor, alguien que va en contra de la mayoría. Incluso en países como Colombia le
llaman despectivamente “el sapo”. Esta presión juega un papel decisivo en que la gente sienta
miedo de denunciar no solo por el riesgo de ser excluido del grupo, sino incluso por el peligro que
pudiera representar esta denuncia en su vida profesional, social y personal.

¿POR QUÉ INCUMPLIMOS LAS NORMAS?

Según un artículo sobre la integridad académica en América Latina, publicado en el


Handbook of Academic Integrity hay diversas explicaciones sobre por qué los latinoamericanos
tendemos a incumplir las normas.

Hay muchas razones, políticas, sociológicas y culturales que explican la actitud negativa de
los latinoamericanos frente al derecho, entendiendo por tal las leyes, los reglamentos, los
decretos, las directrices administrativas, entre otras. La falta de sanciones efectivas en contra de
los violadores de las normas (lo cual es un incentivo para no obedecer), la percepción de que las
autoridades son autoritarias y carecen de legitimidad (lo cual incita a la rebeldía) y las frecuentes
fallas técnicas en la concepción y aplicación del derecho (de lo cual se deriva la célebre expresión
latinoamericana: “se obedece pero no se cumple”), son, entre otras razones, las que más inciden
en la reproducción de esta cultura que, dicho sea de paso, viene desde la época colonial (García
Villegas, 2009; Girola, 2009; Waldmann, 2006). Esto no significa que el comportamiento de los
latinoamericanos no esté regido por normas, simplemente que esas normas suelen ser de tipo
social y moral, más que de tipo jurídico o reglamentario.

Dicho en otros términos, cuando en América Latina se presenta un conflicto entre normas
legales, sociales y morales, es frecuente que las personas opten por desobedecer las primeras en
beneficio de las otras. Esta realidad tan particular frente al cumplimiento de normas en América
Latina parece reflejarse de una manera similar en el campo académico. Factores como la
desconfianza entre los ciudadanos se manifiesta en las universidades, por ejemplo, en la
desconfianza entre profesores y estudiantes. De esta misma manera, el temor a denunciar
conductas ilegales se evidencia en las instituciones educativas en la casi inexistente sanción social:
pese a que los alumnos presencian actos de fraude con bastante frecuencia, muy pocos lo
denuncian. Asimismo, el sistema moral de los latinoamericanos, aferrado durante varios siglos a la
religión, sufrió un gran vacío cuando las sociedades comenzaron a secularizarse sin tener una
sólida ética cívica en que ampararse y los ciudadanos fueron interpretando esos preceptos
morales de una manera muy personal, en muchas oportunidades justificando acciones ilegales y
deshonestas en múltiples razones relacionadas con su bienestar y sus necesidades individuales.

¿CÓMO ENSEÑAMOS Y CÓMO CONCEBIMOS LA EDUCACIÓN?

Es común ver en las instituciones educativas un acercamiento más pragmático frente al


proceso de enseñanza. En este orden de ideas, el predominio por una nota; la medida del
conocimiento por medio de una memorización de conceptos; el vínculo lejano e impersonal de los
alumnos y los profesores; la concepción errónea de que los estudiantes son clientes que pagan por
un servicio, así como el hecho de que los profesores suelen ser considerados dueños del saber son
fenómenos contemporáneos que pueden obturar el desarrollo del ser, para darle paso a una
tecnificación del saber. De la misma forma, una de las manifestaciones socio-económicas más
preponderantes en los ambientes de aprendizaje (aulas de clase, grupos de estudio, seminarios de
investigación, entre otros espacios pedagógicos) es la competencia, la cual se ha asemejado
erróneamente a la adquisición de un lugar prestigioso o de un conocimiento más avanzado por
encima de los otros, lo que conlleva a un individualismo y una mirada egocéntrica por parte de un
estudiante o un docente. El pensar en la integridad como virtud del ser humano, implica
necesariamente una conciencia y cuidado por el otro, como también una posibilidad de co-
creación e integración en común-unidad.

En este sentido, Adela Cortina desarrolla en su conferencia “Educación desde el ser. El


sentido de la ética en la construcción de una sociedad justa e incluyente”, lo siguiente:
Necesitamos ciudadanos excelentes, que estén por encima de la media, que trabajen para su
sociedad y para su comunidad. Pareciera que estuviera hablando de educar para la competitividad
desalmada. No estoy queriendo decir esto en absoluto.

Efectivamente en el sentido neoliberal, la excelencia sería el tratar de competir para


desplazar a todos del mercado, hacer todo tipo de trampas sencillamente para ser el primero y
desbancar a todos los demás. Esto es lo que se hace a veces en el mundo de la empresa. [Por el
contrario] La excelencia la entiendo como competir consigo mismo para desarrollar al máximo las
propias capacidades (…). Yo creo que efectivamente la ética tiene que ver con la forja del carácter,
con educar en las excelencias del carácter, en que cada uno pueda competir con su propia marca y
asimismo lo hagan las instituciones, las profesiones y los pueblos.

Tratar de sacar de sí todas sus posibilidades, pero como lo decíamos, para ponerlos a
servicio de la comunidad, porque somos humanos y nada de lo humano nos puede resultar ajeno.
Sin duda, tenemos grandes retos por delante. Por un lado, es importante comprender que el
fraude académico es un síntoma de un fenómeno cultural complejo que es fundamental estudiar y
abordar en los colegios y universidades. Por otro, es conveniente tener claro que el abordaje de un
proyecto de ética aplicada como sería el caso de un programa de integridad académica requiere
tiempo, convicción genuina de quienes lideran las instituciones y unas estrategias que combinen la
comunicación, la educación y la investigación.

No hay garantías de transformación; sin embargo, si los programas cuentan con una sólida
fundamentación filosófica, unas intervenciones creativas y unos estudios que permitan conocer
más a fondo el problema seguramente se habrán contribuido en mucho para que la integridad y la
excelencia sean virtudes efectivamente interiorizadas en las personas que habitan las
comunidades educativas.

Producto 1 Valor 5%

➢ Elabora una reflexión del texto anterior contestando las siguientes preguntas clave.

1. ¿Qué es la integridad académica?


2. ¿Por qué es necesaria la integridad académica?
3. ¿Por qué no denunciamos a los que copian en un examen o falsifican un trabajo?
4. ¿Por qué no denunciamos a los que sobornan o aceptan sobornos o en general hacen
trampa?
5. ¿Por qué no cumplimos las normas?
6. ¿Cómo enseñaba tu profesor favorito en la secundaria?
7. ¿Cómo enseñaba tu peor profesor en la secundaria?
8. ¿Cómo es la competencia entre estudiantes?

http://www.centrodeintegridadacademica.org.mx/sites/default/files/Revista%20IA%20-
%20mayo2017_solos.pdf

Centro para la Integridad Académica

“Principios fundamentales de la Integridad Académica”

La integridad académica es el fundamento sobre el que se construye y florece la vida


académica. Al igual que la integridad personal, la integridad académica es un concepto complejo y
difícil de definir. A partir de la discusión con profesores, estudiantes y administradores en todo el
país, el proyecto Principios Fundamentales de la Integridad Académica busca desarrollar una
definición de "integridad académica". Al igual que la palabra “integridad”, el concepto integridad
académica es complicado y difícil de definir. Sin embargo, la integridad académica es tan intrínseca
al quehacer de la educación superior que para muchas instituciones su significado literalmente se
da por sentado o simplemente se resume en frases como: "la integridad académica es esencial
para la misión educativa de la universidad" para pasar a hablar sobre otras políticas y
procedimientos.

Aquellos que intentan definirla generalmente plantean que la integridad académica


significa “honestidad académica”, la definen con ejemplos o enumeran conductas inadecuadas y/o
de honestidad. Nuestra definición de integridad académica se basa en el compromiso de cinco
valores fundamentales y en los principios que emanan de esos valores.

Así como la integridad personal implica defender los compromisos personales


fundamentales, incluso en circunstancias difíciles, la integridad académica implica defender lo que
es fundamental. En el caso de la integridad académica, es defender los valores fundamentales del
proceso académico.

De las discusiones del comité con los profesores, estudiantes y administradores, surgieron
cinco valores fundamentales del proceso académico: honestidad, confianza, justicia, respeto y
responsabilidad. A nuestro juicio, la integridad académica es el compromiso de defender estos
cinco valores, incluso ante la adversidad. Sin estos valores las comunidades académicas no se
pueden desarrollar.

La falta de honestidad interfiere con el libre intercambio de ideas. La falta de confianza


atenta contra los procesos de enseñanza y aprendizaje. La falta de justicia mina la dimensión
crítica de la búsqueda del conocimiento propia de la enseñanza. Sin respeto no es posible el
diálogo público. Si no asumimos nuestra responsabilidad en el fomento y la defensa de estos
valores no nos podemos constituir como una comunidad de aprendizaje íntegra y de altura.

Estos cinco valores nos proveen razones y motivos para actuar. Los principios que se
desprenden de estos valores nos permiten traducirlos en acciones concretas. Si bien es cierto que
estos valores y principios están estrechamente interconectados, cada uno expresa un aspecto
específico y decisivo de la integridad académica. La integridad académica definida en estos
términos tiene un valor intrínseco e instrumental.

La misión educativa de las universidades parte de la creencia en que la integridad


académica representa un valor en sí misma. El compromiso con la integridad académica también
genera beneficios tangibles como la credibilidad y el prestigio de los estudiantes, profesores,
investigadores, creadores y administradores de una institución y de los grados académicos que
confiere. El propósito de este documento es afirmar la importancia de estos cinco valores, y de los
principios que de ellos se desprenden, para todos los que participan en la vida académica de
nuestra universidad. Al defender estos valores, la institución promueve una cultura de integridad
que favorece el desarrollo óptimo de su comunidad académica.

El cultivo de la integridad en las instituciones de educación superior es particularmente


apremiante en estos tiempos, en primer lugar porque existe evidencia contundente de que la falta
de honestidad académica está en aumento. Los resultados de los primeros estudios realizados en
escuelas secundarias son alarmantes. Las universidades, por tanto, afrontan el reto de lidiar con
los problemas relacionados a la integridad académica. En segundo lugar, como han señalado el
profesor Stephen Carter, de la Escuela de Derecho de la Universidad de Yale, y otros, la sociedad
en general se encuentra ante una “crisis de integridad”.

Las instituciones educativas tienen una responsabilidad muy especial ante esta crisis
porque a menudo son el último recurso para erradicar sus causas. Si a los estudiantes no se les
inculca el hábito de la integridad antes de que salgan a desempeñarse en la sociedad, las
probabilidades de que lo adquieran posteriormente son muy pocas.

Honestidad

Una comunidad académica debe promover la búsqueda del conocimiento exigiendo


honestidad personal e intelectual en el aprendizaje, la enseñanza y la investigación. La honestidad
es crucial para la misión académica de las instituciones de educación superior, particularmente en
las actividades relacionadas con el aprendizaje, la enseñanza y la investigación. Aunque a veces es
difícil de lograr, a causa de los obstáculos que se le presentan, la honestidad es una condición
imprescindible para el desarrollo de la vida académica. Los códigos de honor y/o estándares de
buena conducta deploran la trampa, la mentira, el fraude, la falsificación y cualquier forma de
deshonestidad en las aulas, los laboratorios, los trabajos de investigación y el quehacer diario de
estudiantes, profesores y colegas. La honestidad con uno mismo y con los demás es esencial en el
proceso de aprendizaje.
A fin de aumentar sus conocimientos y su juicio crítico los estudiantes deben ser honestos
consigo mismos y con los demás respecto a lo que saben y lo que no saben. Los estudiantes
podrán desarrollar un buen sentido de su progreso académico y hacer buen uso de las
evaluaciones de sus profesores si se les enseña a ser honestos. Los profesores tienen la
responsabilidad de articular estándares de honestidad académica para sus estudiantes,
particularmente en entornos no tradicionales como el aprendizaje colaborativo.

Los profesores también tienen un papel muy importante como modelos de integridad
académica para sus estudiantes. Para ser maestros eficaces, los profesores deben ser ejemplo de
honestidad en su propia búsqueda del conocimiento así como en su interacción con sus
estudiantes y colegas. En su ejercicio de la enseñanza y la investigación los profesores son el
modelo más visible de integridad para sus estudiantes. La falta de honestidad mina el proceso de
enseñanza y aprendizaje. Los que se copian no aprenden ni desarrollan las destrezas, el
conocimiento y la pericia que necesitan para ejercer sus profesiones.

Además, les restan valor y legitimidad a los grados académicos de las instituciones donde
los obtienen y representan una amenaza para la sociedad porque profesan un conocimiento que
no tienen, poniendo en riesgo el bienestar y los derechos de los individuos y de su comunidad.
Aunque todos los valores que se definen en este documento son esenciales para la integridad
académica, la honestidad ocupa un lugar especial. La honestidad es necesaria para el desarrollo de
los demás valores. La confianza, la justicia, el respeto y la responsabilidad precisan de la
honestidad como fundamento. Sin honestidad solo se producen versiones disminuidas de los
demás valores. No obstante, al reconocer el lugar especial que ocupa la honestidad en la vida
académica no se pretende reducir la integridad académica a la honestidad. La honestidad es la
base de la integridad académica pero no su totalidad.

Tampoco se puede cultivar sin las demás virtudes. El cultivo de la honestidad tiene un
papel crucial en el desarrollo moral. La virtud, según Aristóteles, es un hábito. Si les inculcamos a
nuestros estudiantes la importancia de la integridad académica promoveremos en ellos el hábito
de la honestidad de por vida. Asimismo, la honestidad no puede cultivarse sin los otros valores. La
integridad académica requiere valor, juicio crítico y consciencia propia; requiere valor para
afrontar decisiones difíciles y escoger lo que está bien, así como aceptar la responsabilidad por
nuestras acciones y sus consecuencias, incluso cuando nos cueste.

Confianza

Una comunidad académica debe propiciar un clima de confianza para fomentar el


intercambio libre de ideas entre sus miembros y el desarrollo de su máximo potencial. Así como la
honestidad genera confianza la falta de honestidad genera suspicacia y falta de confianza. La
confianza es la respuesta natural a la honestidad.

Debemos fomentar la confianza entre los miembros de la comunidad académica pero, más
importante aún, debemos fomentar acciones y políticas que promuevan y justifiquen la confianza
de los demás.
Cuando los profesores establecen guías claras para los trabajos de sus estudiantes y para
su evaluación estimulan su confianza. Del mismo modo, cuando los estudiantes realizan sus
trabajos solícitamente y con honestidad estimulan a los profesores a prestarles más atención y
participar en un diálogo académico abierto, aún cuando los lleve por un camino imprevisto.
Cuando los administradores interactúan con la facultad y los estudiantes de forma respetuosa y
responsable estimulan su confianza en la administración.

La desconfianza empobrece la vida académica. Sin confianza se pierde la dimensión


colectiva del conocimiento. Sin confianza los miembros de una comunidad universitaria trabajan
aisladamente. Solo si confiamos podemos valorar y continuar el trabajo de los demás. Tanto en el
plano individual como en el de las disciplinas, la confianza promueve el desarrollo del
conocimiento. Sin confianza es imposible realizar trabajo en equipo. Sin confianza no hay libre
intercambio de ideas, pues los individuos se abstienen de compartir información e ideas por temor
a que no se les de el debido crédito, a que se les desprestigie o a poner en riesgo sus carreras. Un
clima de desconfianza atenta contra la creatividad y la búsqueda del conocimiento.

Muchas instituciones han tratado de promover un clima de confianza a través de sistemas


de honor, que son prácticamente únicos a las comunidades educativas. Los sistemas de honor son
una tradición respetada en los colegios y universidades y existe amplia evidencia empírica de su
efecto positivo sobre el comportamiento y las actitudes de sus estudiantes y profesores. Sin
embargo, los sistemas de honor no son una opción adecuada para todas las instituciones ni son
imprescindibles para la integridad académica o la confianza.

La integridad académica se puede alcanzar de muchas formas. Independientemente de


que utilicen sistemas o códigos de honor, las instituciones deben actuar de manera que alienten y
justifiquen la confianza entre sus miembros. La importancia y la interrelación de los otros cuatro
valores que comprende la integridad académica surgen aquí con mayor claridad: actuar con
honestidad, justicia, respeto y responsabilidad fomentan actitudes de confianza. Del mismo modo
que tratamos de fomentar la confianza dentro la comunidad académica, también debemos
fomentar la confianza entre la comunidad académica y la comunidad externa.

La sociedad debe confiar en nuestra erudición y en los grados académicos que otorgamos
para que nuestro trabajo y méritos tengan valor y significado social. Ya sea mediante estándares
académicos claros y coherentes o la investigación honesta e imparcial, nos esforzamos por actuar
de maneras que promuevan y justifiquen la confianza de aquellos que están fuera de la
comunidad académica.

Justicia

Una comunidad académica debe intentar asegurar que los estándares, las prácticas y
procedimientos institucionales para fomentar la integridad académica y la interacción entre todos
sus miembros se fundamenten en el principio de la justicia. La evaluación es una parte integral del
proceso de enseñanza y aprendizaje. Los estudiantes y los profesores constantemente evalúan sus
ideas, sus datos y el trabajo que realizan. La justicia es esencial a todo proceso de evaluación.
Sin justicia, las evaluaciones pueden ser falsas, engañosas y arbitrarias. Los estudiantes y la
facultad esperan que los instrumentos y criterios que se utilicen para evaluar su trabajo sean
precisos, justos y pertinentes.

La justicia hacia los estudiantes se manifiesta en la predictibilidad y la claridad en la


expresión de las expectativas y las normas, así como en la coherencia en la forma en que se
responde al comportamiento deshonesto. Los estudiantes esperan que la facultad y la
administración atiendan con justicia los casos de deshonestidad académica que ponen en peligro
tanto la calidad de la enseñanza en el aula como el valor y reputación de los grados que les son
conferidos.

Los estudiantes honestos no deben ser penalizados por su honestidad. Los estudiantes
deben hacer uso responsable de las fuentes que consultan y citarlas adecuadamente. De lo
contrario, los estudiantes que se esfuercen por escribir sus trabajos o exámenes en sus propias
palabras recibirán una nota más baja que los estudiantes que copien al pie de la letra trabajos
tomados de la Internet sin darles crédito.

La facultad espera un trato justo no solo de sus estudiantes, sino de la administración y


los colegas. Este aspecto de la integridad académica requiere que los miembros de la facultad se
evalúen unos a los otros de manera justa y que la administración trate a la facultad y a los
estudiantes con equidad.

Todos los miembros de la comunidad académica tienen la responsabilidad individual y


colectiva de procurar que todos los procesos de evaluación se hagan con justicia. Por tanto,
racionalizaciones como “todo el mundo lo hace” son inaceptables. Que uno de los miembros de
una comunidad académica incurra impunemente en una conducta impropia no justifica que los
demás miembros lo hagan.

Respeto

Una comunidad académica debe promover el respeto entre los estudiantes, los
profesores y el personal administrativo. Igualmente, debe promover el respeto por la erudición, la
investigación, los procesos educativos y por su herencia intelectual. En una comunidad académica,
el respeto se define como el reconocimiento del valor de sus miembros en su carácter individual y
colectivo. La comunidad académica debe reconocer que la naturaleza colectiva y participativa del
proceso de enseñanza y aprendizaje, así como del trabajo colaborativo, depende del respeto
mutuo. Respetar a las personas implica reconocer su valor y tratarlos como un fin en sí mismos, no
meramente como un medio para lograr nuestros propios fines.

El respeto es una virtud fundamental de las comunidades. Cuando no hay respeto, se trata
a las personas como a objetos. La enseñanza eficaz reconoce la naturaleza colectiva y participativa
del proceso de aprendizaje. Por tanto requiere respeto mutuo, como también lo exigen el trabajo
colaborativo y colegial, cuyo valor en la academia es y ha sido siempre innegable.
El respeto por uno mismo presupone participación activa en los procesos de aprendizaje,
enseñanza e investigación. Los estudiantes demuestran respeto hacia ellos mismos y hacia sus
compañeros y profesores asistiendo a clases puntualmente, prestando atención, escuchando más
que tratando de convencer a los demás de su punto de vista, preparándose y participando en
clase, entregando los trabajos a tiempo y esforzándose por dar su máximo.

Del mismo modo, demuestran respeto hacia los demás absteniéndose de hacer ataques
personales, utilizando lenguaje ofensivo, intimidando, solicitando inmerecidamente que se
reevalúen sus trabajos y evitando cualquier comportamiento que interrumpa o interfiera con la
clase, las horas de oficina u otros modos de interacción entre profesores y estudiantes. Los
requisitos de respeto y civismo deben ser recíprocos y vincular a los profesores, al personal no
docente, a los administradores y a los estudiantes.

Los profesores demuestran respeto hacia sus estudiantes escuchando con seriedad sus
ideas, respetando sus metas y aspiraciones y reconociéndolos como individuos. Todos los
miembros de la comunidad académica demuestran respeto hacia el trabajo de otros sus ideas,
palabras, descubrimientos, datos, investigaciones y obras de creación publicadas en cualquier
formato impreso o digital como libros, revistas, enciclopedias, bases de datos, blogs o en discos,
grabaciones, vídeos y conferencias dándoles el debido crédito y citando correctamente las
fuentes.

En estos ejemplos se puede ver la interdependencia de los valores que constituyen la


integridad académica. Parte del respeto a los demás implica tratarlos con justicia y honestidad. De
este modo se crea un ambiente de confianza.

Responsabilidad

Una comunidad académica debe mantener los más altos estándares de conducta en el
aprendizaje, la enseñanza y la investigación exigiendo que todos sus miembros actúen
responsablemente a fin de promover la integridad académica.

La integridad académica es responsabilidad de todos los miembros de una comunidad


académica, que tienen la responsabilidad de actuar con integridad en todas las actividades que
realizan así como de no quedarse de brazos cruzados ante una injusticia o una falta de honestidad.

Esto implica superar las presiones, los conflictos de interés y la lealtad o la compasión mal
entendidas. La responsabilidad compartida confiere a todos el poder de efectuar cambios, de
superar la apatía y de ayudar a todos los individuos que componen una comunidad académica a
comprender su valor y su importancia en la colectividad a la que pertenecen.

Cuando se comparte la responsabilidad de mantener los estándares de integridad


académica, uno de los asuntos más difíciles es cómo hacer frente a la deshonestidad de los demás.
Si bien no debemos cometer actos deshonestos, tampoco podemos permitirles a otros que los
cometan. La obligación de actuar a menudo entra en conflicto directo con la presión de grupo, el
miedo, la lealtad y la compasión mal entendida.
Nos sentimos presionados de no declarar en contra de un compañero; nos da miedo
arruinar su educación, su reputación o su vida. Nos preocupa equivocarnos y acusar injustamente
a un inocente o que tomen represalias contra nosotros si denunciamos un caso de deshonestidad.

Algunas instituciones no exigen que se actúe ante un caso de deshonestidad, otras


permiten denuncias anónimas. Sin embargo, las denuncias anónimas no están exentas de
controversia. Para algunos, es una abdicación de la propia responsabilidad y puede implicar que el
denunciante no está convencido.

También puede minar el debido proceso pues no le permite al acusado la oportunidad de


confrontar y presentar testigos. Como mínimo, un sistema de integridad académica debe requerir
a los individuos que asuman la responsabilidad de su propia honestidad y traten de evitar la mala
conducta de otros. Esto puede ser tan simple como cubrir las respuestas durante una prueba. La
responsabilidad máxima es informar cualquier acto de deshonestidad e informar cualquier
transgresión en la que uno sea o no un participante intencional.

Solo así estamos dispuestos a asumir plena responsabilidad de nuestra participación en la


comunidad académica. Conclusión Este llamado a la integridad académica adjudica una gran
responsabilidad a todos los miembros de la comunidad académica. Es imperativo crear un
equilibrio entre la norma y la compasión. Las instituciones académicas se dedican al aprendizaje, y
debemos tratar de que, cuando ocurran violaciones a la integridad académica, todos aprendan de
la experiencia. Como miembros de comunidades académicas, podemos desempeñar un papel
importante en la solución a la "crisis de integridad" en que se encuentra nuestra sociedad. Las
instituciones y los individuos pueden iniciar y mantener un diálogo permanente sobre estos temas
y actuar de maneras que apoyen los valores y principios expuestos anteriormente.

http://blogs.ujaen.es/abiertobuja/wp-content/uploads/2015/03/principios-integridad-icai.pdf

HISTORIA, FILOSOFÍA Y SÍMBOLOS


UNIVERSITARIOS

Presentar video institucional

https://www.youtube.com/watch?v=S6b1nP5HUVg&t=2s

Breve bosquejo histórico de la UAEH

La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo es la institución de enseñanza más


antigua de esta entidad federativa. El plantel nació con el estado; en sus distintas etapas de
desarrollo se reflejan las correspondientes épocas de la historia hidalguense.
En una breve síntesis histórica se pueden distinguir cuatro etapas en la vida de la
Universidad.

Durante la primera, que abarca de 1869 a 1911, se suscitaron los hechos siguientes: La
escuela se fundó en la ciudad de Pachuca en febrero de 1869 con el nombre de INSTITUTO
LITERARIO Y ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS, y por iniciativa de un grupo de profesionistas
encabezados por Don Agustín Cárdenas, el Dr. Miguel Varela y el Dr. Marcelino Guerrero. A los
pocos días, el gobernador Juan C. Doria lo convirtió en un organismo oficial y lo inauguró el 3 de
marzo.

Su primer reglamento interno se expidió en 1872, estuvo inspirado en las ideas de la


filosofía positivista y de entonces data el lema "AMOR, ORDEN Y PROGRESO", que hoy
identifica a la Universidad hidalguense. En 1875 la escuela, que funcionaba en una casa alquilada
en la calle de Allende, se trasladó al edificio del que fuera hospital de San Juan de Dios, fundado al
poniente de Pachuca en 1725 y abandonado por los Juaninos en 1836, que hoy es el Edificio
Central de la calle de Abasolo.

En la segunda etapa, de 1911 a 1925, el instituto sufrió las consecuencias de la guerra civil,
por lo que en dos ocasiones estuvo a punto de ser clausurado. Después de la Revolución Mexicana
experimentó varios cambios: en 1921 se le incorporaron otras escuelas, llamándose Universidad
de Hidalgo, hasta 1925, año en que recupera el nombre de INSTITUTO CIENTÍFICO Y LITERARIO.

A partir de ese momento, comenzó un largo periodo de maduración. En la década de los


cuarenta se abrieron estudios profesionales para las carreras de Medicina, Derecho e Ingeniería,
en sus dos primeros años. En 1948 el instituto adquirió AUTONOMÍA.

Durante el gobierno del licenciado Adolfo López Mateos se fueron creando universidades
en varios estados de la república. En Hidalgo, la población estudiantil que demandaba educación
superior iba en aumento, así que las circunstancias fueron propicias para que, el 24 de febrero de
1961, la XLIII Legislatura Local promulgara el decreto número 23 que creaba la actual
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO .
La Universidad ha vivido múltiples e importantes cambios caracterizados por un rápido
crecimiento y expansión de cada una de sus funciones sustantivas.

https://www.uaeh.edu.mx/excelencia/historia.html

Historia y Antecedentes

La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo es un organismo público descentralizado


que nace como Universidad Autónoma el día 3 de marzo de 1961. Desde sus inicios e inclusive
mucho antes, el concepto de Vinculación no aparece como tal, sin embargo, su práctica es
evidente en diferentes casos, como por ejemplo, la participación de egresadas y egresados de las
Escuelas de Trabajo Social, enfermería y de Medicina, que a lo largo de la historia universitaria han
proporcionando servicios a la comunidad, por medio del servicio social.

En la década de los 90' la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, recibe del
Gobierno Federal en donación el Rancho de Aquetzalpa en el valle de Tulancingo con una
extensión de 72 hectáreas dedicado a la producción de forrajes y lácteos. Para su conservación y
administración fue necesario crear un campo clínico para la realización de prácticas profesionales
de estudiantes de la licenciatura en Agroindustrial, dando con ello la apertura al desarrollo de las
empresas universitarias.

Mediante recursos provenientes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y la


Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) del Programa Iberoamericano de
cooperación Universidad - Empresa (IBERCUE), en 1996 se crea la Unidad de Vinculación y
Transferencia de Tecnología (UVTT) dependiente de la Secretaria de Promoción y Desarrollo de
Empresas Universitarias como un requerimiento a las necesidades prioritarias, no tan solo de las
empresas universitarias, sino también a las Dependencias de Educación Superior (DES).

La Unidad de Vinculación y Transferencia de Tecnología fue la primera en ofrecer un


servicio al interior y exterior de la Universidad dependiente de la Secretaria de Promoción y
Desarrollo de Empresas Universitarias, realiza inicialmente su función en proyectos productivos,
gestión tecnológica, servicios al comercio exterior, bolsa de trabajo y un club de emprendedores.

La presencia de la UVTT es significativamente importante, porque se convierte en enlace


de las funciones sustantivas de investigación, docencia y extensión universitarias con las
necesidades de los sectores productivo y social del Estado de Hidalgo, que permite obtener de
forma sistemática procesos de vinculación.

El trabajo colegiado de la red de vinculación de la Región Centro Sur de la ANUIES,


propone en el mes de septiembre del 2002 en el Estado de Tlaxcala, por conducto de la ing.
Marivel Solís Barrera, en reunión Nacional de rectores: considerar la vinculación como una función
estratégica y transversal en relación con las funciones sustantivas de docencia, investigación y
extensión; la iniciativa fue aprobada y establece un importante precedente para el fortalecimiento
de ésta tendencia en el ámbito nacional.

En los años recientes la Universidad ha experimentado cambios internos acordes a las


necesidades políticas, económicas y sociales del estado, siendo lo más notable su crecimiento en
la oferta educativa, los servicios y su infraestructura. Este crecimiento conlleva invariablemente el
aumento de la complejidad en el proceso de vinculación, siendo necesario considerar procesos de
desarrollo y estructura organizacional. Nuestra Universidad

La actual Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) ha pasado por varias
etapas, las cuales han hecho que sea la máxima casa de estudios de la entidad hidalguense, en
donde se ofrece una educación de calidad con autonomía.
La primera fase inicia en febrero de 1869, fecha en la que se funda bajo el nombre de
Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios (ILEAO), por iniciativa de un grupo de profesionistas
encabezados por Agustín Cárdenas, Miguel Varela y Marcelino Guerrero; siendo inaugurada
oficialmente el 3 de marzo por el gobernador Juan Crisóstomo Doria.

Inspirado por la filosofía positivista de Augusto Comte, su primer reglamento interno se


expidió en 1872 con el lema "Amor, Orden y Progreso", que hasta la fecha la identifica. Tres años
más tarde, de una casa alquilada en la calle Allende, el Instituto fue trasladado al Ex Hospital San
Juan de Dios, fundado al poniente de Pachuca en 1725 y abandonado por los Juaninos en 1836;
este recinto es ahora conocido como el Edificio Central y alberga actualmente al Centro Cultural
Universitario “La Garza”.

Su segunda etapa se encuentra ubicada en el año de 1890, cuando pasó a ser el Instituto
Científico y Literario (ICL). En este momento estuvo a punto de ser clausurado durante la segunda
década del siglo XX y adquirió temporalmente el nombre de Universidad de Hidalgo después de la
Revolución Mexicana, hasta 1925, cuando recuperó el nombre de Instituto Científico y Literario.

Posteriormente, el 01 de abril de 1948 logró obtener autonomía, ya que el gobierno


estatal expidió la Ley que formaría al Instituto Científico y Literario Autónomo (ICLA).

Es hasta el 3 de marzo de 1961 que se constituye como Universidad Autónoma del Estado
de Hidalgo por medio del decreto número 23. El Congreso local y el gobernador de la entidad
expidieron la prescripción, el cual contiene la Ley Orgánica de la máxima casa de estudios de la
entidad.

En 1980 el Congreso de la Unión eleva al grado constitucional la autonomía de las


universidades e instituciones de educación superior, ahí la Ley les asigna el carácter público y
autónomo.

Historia de la Prepa 2

El 18 de mayo de 1966, el H. Consejo Universitario aprueba la creación de una escuela


preparatoria en la ciudad de Tulancingo, Hgo., por lo que a partir de esta fecha la Preparatoria
“José María Lezama” fundada en 1961, se convirtió en la Escuela Preparatoria Número 2, y con
ello se inicia la expansión al interior del estado de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

En el año de 1973, en la gestión rectoral del Lic. Jesús Ángeles Contreras, se culmina la
construcción de la primera etapa de sus nuevas instalaciones en una superficie de
aproximadamente 7 hectáreas, ubicadas en Francisco Mendoza No. 100, Col. Plan de Ayala. En
sus inicios fue muy simple: ocho aulas, una biblioteca, un laboratorio, un salón de tiempos y
movimientos, la dirección, los baños y dos canchas.

En ese mismo año, su matrícula escolar no sobrepasaba de 200 alumnos. Para el año de
1975, se registraron 431 aspirantes por lo que la población escolar ascendió a 821 alumnos. A
partir de entonces la matrícula escolar se incrementó hasta alcanzar su máxima capacidad;
actualmente se atienden a 2, 165 alumnos distribuidos en 61 grupos, 32 en el turno matutino y 29
en el turno vespertino.

El trabajo realizado por todos y cada uno de los directores a través de los 46 años de
historia, no solo permiten el reconocimiento social, ya que la Preparatoria Número 2 es la
primera opción de los estudiantes de la región que desean ingresar a este nivel, sino que todos
ellos han contribuido de manera sustancial en el crecimiento de la infraestructura, en la calidad de
los servicios y desde luego, en los resultados académicos.

Símbolos

El edificio central de Abasolo

Una de las Instituciones de mayor importancia en el Estado de Hidalgo y en particular de la


ciudad de Pachuca es, sin duda alguna, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

No obstante que la actual universidad se diversifica en distintos campus, el Edificio


Central, ubicado en la céntrica calle de Abasolo, sigue siendo un símbolo institucional debido a que
gran parte de su trayectoria se desarrolló precisamente en él. Recorrer los caminos de su historia
es conceptuar en sus raíces, el ser y deber ser del universitario.

Pachuca, uno de los principales centros mineros de la Nueva España carecía de una
institución hospitalaria, motivo por el cual desde principios del siglo XVII, los vecinos, el alcalde,
regidores, diputados y oficiales reales, enviaron solicitudes al Virrey Marqués de Casa Fuerte y al
Arzobispo Fray José de Lanciego y Equilaz, a fin de otorgar licencia de construir un hospital de la
orden Juanina. El edificio termina de construirse en el año de 1725, siendo la primera edificación la
capilla que llevó el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe.

El hospital fue clausurado en 1837 y volvió a abrirse en 1852 bajo el cuidado del
Ayuntamiento y supervisión del Médico Don Antonio Melgarejo hasta 1863, año en que se
trasladó el hospital al Colegio de San Francisco, por orden del Gobernador Don Manuel Fernando
Soto, quedando convertida en cuartel.

En 1869 el edificio es donado por el Coronel Juan Crisóstomo Doria, Gobernador


Provisional del Estado, para establecer en el lugar el Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios.

En el año de 1890 mediante decreto 584, se suprime la Escuela de Artes y Oficios, se


designó por primera vez al plantel con el nombre del Instituto Científico y Literario.

En 1948 se le cambia la denominación y estructura llamándose Instituto Científico Literario


Autónomo, constituido por las Escuelas Preparatorias, de Medicina. Enfermería y Obstetricia.

El 24 de febrero de 1961 por decreto del Congreso fue creada la Universidad Autónoma
del Estado de Hidalgo, integrada por las siguientes escuelas: Filosofía y Letras, Medicina, Derecho,
Ingeniería (Industrial), Enfermería y Obstetricia, Trabajo Social, Preparatoria en Pachuca y
Tulancingo, además del Centro de Estudios Socioeconómicos y los organismos de Investigación y
Difusión Cultural.

Actualmente en este edificio se encuentra la Rectoría y diversas áreas administrativas.

El Escudo o Emblema

El creador del escudo o emblema fue el Maestro Medardo Anaya Armas (1911-1960), originario de
Apan, Hgo.

Elementos que integran el escudo:

El escudo está formado por 3 secciones o cuarteles alineados de forma vertical y


enmarcada en alegorías que contienen los siguientes elementos:

• El ala de un águila y la bandera nacional.


• Fachada del edificio.
• Antorcha.
• Representaciones de las ciencias.
- Dos libros con la palabra lex y un candelabro.
- Una serpiente enredada en un caduceo.
- Un microscopio
- Un compás, dos escuadras y un teodolito.
- Un mortero, un matraz, una probeta, tres tubos de ensayo en
una gradilla, un soporte con una lámpara de alcohol y una retorta.
• Sección del planeta tierra.
• Espiga de trigo.
• Panorama montañoso y una horca de mina.
• Reloj de arena
Las siglas del diseño original fueron ICL (Instituto Científico Literario), mismas que fueron
sustituidas en 1961 por UAH (Universidad Autónoma de Hidalgo) y actualmente aparecen como
UAEH (Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo).

La Garza

La imagen de la Garza, que se ha convertido en un símbolo que identifica a la Universidad


Autónoma del Estado de Hidalgo, fue tomada de la figura fundida en bronce que hasta nuestros
días adorna la fuente del patio del Edificio Central. Aunque pocos datos históricos se conocen
acerca de ella, se sabe que originalmente se encontraba formando parte de una fuente en el
Parque Porfirio Díaz de la ciudad capital del Estado, y que en una ocasión un grupo de estudiantes
dolidos por cierto acto de la autoridad, la extrajeron para ser colocada posteriormente en su
instituto. Hay quienes con imaginación nos cuentan que la garza voló para estar con los
estudiantes.

Como estas anécdotas hay muchas más, lo cierto es que La Garza forma ya parte de
nosotros, de la tradición que nos unifica como universitarios.

EL LEMA "AMOR, ORDEN Y PROGRESO"


El lema que ha estado vigente en nuestra institución desde su fundación, puede haber
dejado de ser válido sobre todo en la época actual, lo importante es saber que su interpretación
siempre estará sujeta a la identificación que como universitarios tenemos con nuestra institución.

El día 3 de febrero de 1868, abrió sus puertas la Escuela Nacional Preparatoria bajo la
dirección del Dr. Gabino Barreda (1820-1881) quien introdujo el Positivismo en la educación. En
México se encontraba de moda esta corriente y la Escuela Nacional Preparatoria nace bajo esta
influencia con el lema "Amor, Orden y Progreso". Amor como medio, Orden como base y Progreso
como fin.
El Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios nacen también bajo el influjo del
Positivismo y adopta tanto el lema como algunas características de los planes de estudios de la
Escuela Nacional Preparatoria.

Producto 2.- Elaborar Mapa Mental de los símbolos universitarios valor 10%

Cultura de la integridad académica

¿Qué es cultura?

¿Cómo lograr una cultura de integridad?

¿Cómo lograr una cultura de integridad académica?

La integridad académica entre el alumnado universitario español

Como sostiene Kibler (1993), una de las principales dificultades a la hora de encarar el
tema de la deshonestidad académica es la falta de una definición unívoca y clara del concepto ya
que se trata de un constructo basado en principios ético-morales y, por consiguiente, asociado a
una época, una cultura y una sociedad determinadas.

A fin de paliar, en la medida de lo posible, esta dificultad, a modo de exordio, hemos


optado por sistematizar aquellos comportamientos y prácticas desarrolladas por el alumnado
catalogadas como deshonestas en las que se han centrado diversos autores e instituciones
académicas que han abordado el tema.

Así, hemos comprobado que las principales acciones deshonestas consideradas en la


literatura existente corresponden, básicamente, a tres grandes ámbitos:

a) el de los exámenes;

b) el de la elaboración y presentación de trabajos;

c) el referido a las interrelaciones con los compañeros.

La literatura sobre el análisis de la prevalencia de acciones contra la integridad académica


se desarrolla a partir de trabajos que, eminentemente, intentan medir cuán extendida está la
deshonestidad académica entre la población universitaria. En este tipo de aproximaciones se
procuran calcular aspectos relacionados con prácticas que atentan contra la integridad académica
(por ejemplo: copiar en exámenes, plagiar trabajos usando Internet, plagio de trabajos ya
presentados, compraventa de trabajos, etc.) y dependiendo del autor se da mayor énfasis a un
aspecto que a otro. Hay trabajos, por ejemplo, interesados exclusivamente en análisis relativos al
comportamiento deshonesto del alumnado en el transcurso de pruebas escritas

Acciones y prácticas académicamente ➢ Copiar de otro alumno en el transcurso de un


Incorrectas relativas al desarrollo de examen
exámenes ➢ Copiar de “Acordeones” en el transcurso de un
examen
➢ Usar aparatos o medios tecnológicos (teléfono
móvil, reproductores de MP3, PDA, etc.) para
copiar en el transcurso de un examen
➢ Dejarse copiar por otro alumno en el transcurso
de un examen
➢ Permitir que otra persona le suplante durante un
examen
➢ Hacer un examen suplantando a otro alumno
➢ Hacerse, de manera fraudulenta, con el contenido
de un examen antes de realizarlo
Acciones y prácticas académicamente Ciber-plagio:
incorrectas relativas a la elaboración ➢ Copiar de páginas Web u
y presentación de trabajos académicos otros recursos accesibles en
la Red fragmentos de textos y sin citar
pegarlos directamente en un documento en el
que hay parte de texto original y entregarlo
como trabajo de una asignatura

➢ Elaborar, íntegramente, un trabajo


a partir de fragmentos
copiados literalmente de páginas Web y/o
recursos localizados en Internet
➢ Descargar un trabajo completo
desde Internet y entregarlo,
sin cambios, como trabajo de una
asignatura

Plagio de fuentes impresas


➢ Copiar y no citar fragmentos
de textos y documentos
impresos (libros, periódicos, revistas,
etc.)
➢ Copiar partes de trabajos
entregados en años anteriores
(bien sean propios o sean de otro
estudiante) y entregarlos como partes de un
trabajo académico “nuevo”
➢ Entregar un trabajo completo
realizado por otro alumno
que ya haya sido entregado en cursos
anteriores (para la misma u otra/s
asignatura/s)
➢ Entregar un trabajo completo
realizado por uno mismo que
ya haya sido entregado (para la misma u otra
asignatura)
➢ Facilitar a otro alumno un trabajo de años
anteriores o actual para que lo entregue como
un trabajo propio, original e inédito
➢ Elaborar un trabajo académico para que lo
entregue otra persona
➢ Compraventa de trabajos académicos
➢ Falsear la bibliografía y recursos consultados
en la elaboración de un trabajo académico
➢ Falsear datos y resultados en trabajos
académicos
➢ Colaborar en la elaboración de un trabajo
sin estar permitido
Conductas o prácticas deshonestas ➢ Dañar el/los trabajo/s y/o material de
hacia el resto de alumnado otros alumnos
➢ Interferir en el trabajo o examen de otro
alumno y perturbar su actividad

Producto 3.- Elaborar un mapa conceptual de integridad académica valor 10%

Estrategias para ser un estudiante universitario integro

¿Qué significa ser estudiante integro?

Los alumnos buscan que sus profesores posean ciertas características, que en conjunto
con las propias, facilite su aprovechamiento en los cursos que les imparten. De la misma manera
los profesores buscan que sus alumnos tengan ciertas características para el buen desarrollo de
sus cursos. En lo personal, considero que un buen estudiante debe tener y/o desarrollar una serie
de características mismas que lo habilitarán para lograr un buen desempeño en sus cursos y
permitirán que tenga éxito profesional.

Estas características son:

1. Tiene interés por la materia y reconoce la importancia de su aprendizaje.

2. Tiene alto sentido de la responsabilidad.

3. Sabe organizar su tiempo y lleva una vida equilibrada.

4. Dedica a la materia el tiempo que le demanda.

5. Es atento a lo expresado por los demás.

6. Participa activamente tanto en la clase como fuera de ella en actividades que benefician su
aprendizaje.

7. Sabe expresar sus ideas.


8. Sabe preguntarse sobre lo que se debe aprender de la materia.

9. Tiene habilidad para la toma de notas.

10. Tiene capacidad de síntesis.

11. Sabe adelantarse a los acontecimientos.

12. Sabe lo que se debe hacer antes, durante y después de los exámenes.

13. Sabe evaluar objetivamente su desempeño y sabe exigirse personalmente.

14. Es respetuoso con su conocimiento, con sus compañeros y con su profesor

El grupo ideara estrategias para ser un estudiante integral y elaborara el producto 4

Producto 4.-Organizador gráfico “Estrategias” valor 10%

https://sites.google.com/site/cb11torresfrancisco/caracteristicas-nesesarias-para-un-estudiante-
ideal

Principios de integridad académica

Leer el texto Principios fundamentales de la Integridad Académica y elaborar el producto 5.

Producto 5 mapa conceptual sobre “Principios de integridad académica” valor 10%

S-ar putea să vă placă și