Los meniscos son dos estructuras cartilaginosas, situadas entre la tibia y el fémur. Uno es medial o interno y el otro externo. Ambos tienen forma de media luna. Su función principal la de amortiguar impactos entre los cartílagos de la articulación.
Cuando los meniscos sufren una lesión de cualquier índole nos
encontramos con una meniscopatía.
Las meniscopatías pueden ser traumáticas o degenerativas,
dependiendo en gran medida a la edad de los pacientes que sufren una rotura, ya sea total o parcial, del menisco. En el caso de las roturas traumáticas tienen su mayor porcentaje de incidencia en los hombres de entre 21 a 30 años, produciéndose principalmente durante la práctica deportiva.
En el caso de las meniscopatías degenerativas, la incidencia es
mayoritaria en las personas con edades comprendidas entre 40 y 70 años. Cuando se produce una meniscopatía es posible que exista alguna lesión asociada como podría ser la rotura de los ligamentos o lesiones en la meseta tibial.
TIPOS:
Existen también 4 tipos de meniscopatías más comunes
1. La meniscopatía más relevante es la rotura de menisco
2. Meniscopatía interna
3. La meniscopatía degenerativa del menisco interno
4. Meniscopatía medial o externa.
Tratamiento:
Se realiza un diagnóstico de meniscopatía, en el cual se determina el
tipo de rotura de menisco. Posteriormente, se ha de tener en cuenta los síntomas y la situación personal de cada individuo.
Los tiempos de recuperación de una meniscopatía son variados y
dependen del tipo de lesión. También de las características del paciente. Otro factor que influye es si se ha realizado intervención quirúrgica. El tiempo puede oscilar entre 3 semanas y 4 meses.
Bases del tratamiento:
Las bases de un tratamiento fisioterapéutico de la meniscopatía son:
la recuperación de la fuerza muscular
la elasticidad de los tejidos de la rodilla la coordinación de la extremidad inferior el equilibrio
El deporte controlado es beneficioso para la rodilla lesionada ya que la
musculatura tonificada y potenciada da una estabilidad extra a la rodilla disminuyendo así el riesgo de nuevas lesiones, afirma Cortés. Sobre qué deportes son los más recomendables Roche-Seruendo señala actividades como nadar, patinar, hacer bicicleta, elíptica o realizar entrenamientos de fuerza. Todos ellos aumentarán la fuerza muscular, mejorando el control motor, evitando grandes cargas e impactos y situaciones de compresión y giros. En cuanto a la carrera, su recomendación se complica y dependerá de muchos factores ya que, como indica Roche-Seruendo estas lesiones se han relacionado con deportes de impacto repetitivo, como correr o saltar, o con aquellas actividades que implican giros, cambios de direcciones y caídas con giro o inestables, por lo que evitar o moderar la práctica de este tipo de deportes ayuda a evitar que se agrave la lesión. Por ello, la recomendación del fisioterapeuta es que la práctica de carrera se debe individualizar y aconsejar o no en función del tipo de lesión y de otros factores como la obesidad, la alineación de los miembros inferiores, posibles alteraciones del control motor o biomecánicas o el tipo de terreno o calzado, que deberán valorarse. Para Cortés, la recomendación de un deporte u otro dependerá del tipo de tratamiento al que se haya sometido el paciente. En el caso de los que tienen un tratamiento conservador, basado en terapias rehabilitadoras y físicas, junto a ejercicios progresivos de acondicionamiento para estabilizar la rodilla; los deportes serán fundamentalmente lineales, evitando, en la medida de lo posible, aquéllos en los que intervengan giros e hiperflexión de rodilla. La bicicleta, por ejemplo, será muy beneficioso ya que con ella se evita el impacto y se mejora la musculatura”.