Sunteți pe pagina 1din 12

Radioastronomía amateur

Una forma distinta de mirar al cielo

Luis Lahuerta Zamora, Salvador Lahuerta Zamora, José Patiño Gascó y Feliciano Villares Rubio

Grupo de Estudio, Observación y Divulgación de la Astronomía (G.E.O.D.A – Valencia)

Este trabajo fue publicado en el número de febrero de 2003 de la revista


Tribuna de Astronomía y Universo (http://www.astronomia-e.com).

Resumen

El presente artículo pretende ofrecer una visión general de las posibilidades


del astrónomo amateur en lo que a la radioastronomía se refiere, que se podrían
desarrollar con más detalle en posteriores comunicaciones. Su objetivo no sólo es
aportar información básica al respecto, presentando un esbozo de aquellos
proyectos radioastronómicos más sencillos y las suficientes pistas para que cada
uno pueda "tirar de la madeja", sino también actuar como núcleo de cristalización del
interés que todo aficionado ha podido sentir en algún momento en torno a esta
faceta de la astronomía, relativamente poco cultivada a nivel amateur en nuestro
país. Ojalá se abra una nueva ventana al Cosmos - la proporcionada por la
atmósfera a las ondas de radio - en nuestra maravillosa afición.

* A quien debe dirigirse la correspondencia. (luisiana@ctv.es).


Algo de historia

Si volvemos la vista atrás y rememoramos los inicios de esta disciplina, no


podremos menos que sentirnos animados a trabajar en este apasionante terreno,
pues la radioastronomía tuvo un comienzo casi accidental y ninguno de sus dos
padres era un astrónomo profesional. Karl Jansky1,2, estadounidense y empleado de
la empresa de telecomunicaciones Bell Telephone, había recibido el encargo de
estudiar el origen de las desagradables interferencias que estropeaban la calidad de
las radiocomunicaciones públicas y privadas. Corría el año 1931 y Jansky contaba
con 26 años cuando construyó su "tiovivo", pues así llamaba el ingeniero a la
impresionante antena de 30 metros, que sintonizada a 20.7 MHz podía orientarse
girando sobre las ruedas de un Ford.
Jansky confirmó que el origen de las interferencias no sólo se hallaba en las
tormentas, los equipos eléctricos cercanos e incluso los aviones, sino también en
una fuente desconocida que estaba situada en el cielo y en permanente movimiento.
Aunque en principio asoció la fuente con el Sol, cuando realizó un estudio minucioso
descubrió que la fuente se acercaba al astro 4 minutos cada día, lo cual indicaba
que su posición era más lejana. En 1932 Jansky localizó el potente emisor de
radiofrecuencia en la región de Sagitario, justo donde se suponía ubicado el centro
de la Vía Láctea, al cual no se tenía acceso visual a causa de la opacidad de las
nubes de polvo interpuestas a la radiación visible, pero que se mostraban
definitivamente transparentes para las ondas de radio.
Tras publicar un artículo contando su hallazgo, Jansky abandonó la cuestión y
aunque parezca sorprendente, de las personas que leyeron aquel artículo
(supongamos cierto el plural) solamente una se sintió interesada y continuó la tarea
donde el primero la había dejado. Me refiero a Grote Reber1,2, el radioingeniero y
astrónomo aficionado que en 1937 y tras construir una antena parabólica de 9.5
metros de diámetro en su patio trasero (Imagen 1), se convirtió en el Robinson
Crusoe de la radioastronomía. Con este equipo, Reber confeccionó el primer mapa
del radiocielo, en el que existían sorprendentes regiones, potentes emisoras de
radioseñales, que no coincidían con ningún objeto visible. Era posible mirar al
firmamento con unos nuevos ojos.
Tras el trabajo inicial de Reber, los astrónomos profesionales se dieron cuenta
de la potente herramienta que el tándem de "aficionados" Jansky-Reber les habían
servido en bandeja y comenzó la construcción de los grandes radiotelescopios,
cuyas imágenes acuden a nuestra memoria cuando aparece la palabra
radioastronomía. Actualmente se estima que mas de la mitad de los conocimientos
astronómicos que poseemos proceden de esta disciplina.

Imagen 1. Grote Reber junto a su parabólica.


El presente

Aunque actualmente siguen existiendo radioastrónomos aficionados que


trabajan al estilo de Reber y "manejan" parabólicas incluso de 5 o más metros
(Imagen 2), las posibilidades en el terreno amateur son bastante amplias y
afortunadamente, se puede hacer mucha radioastronomía con antenas un poco más
fáciles de instalar en la terraza y sin tener que generar un microclima en el barrio. Es
evidente que como siempre, los profesionales trabajan con los mejores equipos,
pero también es cierto que lo hacen muy encorsetados, dedicándose durante
períodos de tiempo más bien cortos a realizar estudios de fenómenos muy
concretos. Frente a ellos, los radioastrónomos amateurs pueden dedicar todo el
tiempo que deseen a estudiar cualquier evento radioastronómico que les resulte de
interés en cada momento. Al menos que esto sirva de consuelo.

Imagen 2. Antena parabólica de 5.2 m, construida por un amateur.


¿Qué se puede hacer?

Cualquiera que sea el proyecto radioastronómico en el que nos queramos


embarcar, necesitaremos tener conocimientos de radio y de electrónica aunque
estos sean rudimentarios, análogamente a lo que ocurre con la óptica en la
astronomía visible. Además necesitaremos un radiotelescopio. Lejos de ser algo
inalcanzable, básicamente no es otra cosa que un sistema receptor de ondas de
radio muy sensible. Como mínimo consta de una antena, un receptor de radio y un
dispositivo de salida que puede ser desde un altavoz hasta un ordenador provisto de
convertidor analógico-digital o tarjeta de sonido. Todo lo anterior suele
complementarse con filtros, pre-amplificadores y otros dispositivos electrónicos que
mejoran la sensibilidad y selectividad de las medidas.
Y decimos medidas y no observaciones porque es necesario asumir que con
un radiotelescopio no se pueden captar imágenes igual que con un telescopio óptico,
sino que sólo se puede medir la intensidad de las radioondas recibidas por la
antena, o sus variaciones, normalmente en forma de una señal eléctrica a la salida
del receptor o en el caso más sencillo, en forma de una señal de audio
proporcionada por un altavoz.
Teniendo esto presente, diremos que se puede hacer radioastronomía
mediante técnicas de "non-imaging" o técnicas de "imaging". Las primeras, más
asequibles para empezar, incluyen actividades tan atractivas e interesantes como la
escucha de las tormentas jovianas, el estudio de las llamaradas solares y la
detección de meteoros visibles e invisibles. El equipo necesario no es muy caro ni
sofisticado, pudiendo emplearse receptores de emisoras de radiodifusión y siendo
las antenas relativamente pequeñas y fáciles de construir. Por otra parte, mediante
las técnicas de "imaging" se pretende resolver fuentes de radioondas discretas y por
lo general débiles, para lo que se necesitan equipos de una gran sensibilidad y
poder de resolución. Son necesarias antenas parabólicas de al menos 3 metros de
diámetro (o baterías de otras antenas más pequeñas), filtros, pre-amplificadores
(incluso refrigerados), receptores de banda ancha especialmente construidos para la
frecuencia de interés y lugares con baja contaminación electromagnética. Se
procesan las señales de radio recibidas y se transforman en imágenes, es decir, se
obtiene el denominado radiocielo (Imagen 3), que es lo que veríamos si nuestros
ojos fuesen sensibles a las ondas de radio.
Imagen 3. Imagen obtenida tras procesar emisiones del radiocielo.
Los puntos luminosos no corresponden a objetos visibles.

Si se poseen conocimientos de radio y electrónica3 y además se es un


"manitas" con el soldador, se pueden construir equipos completos, receptor incluido,
pues existen descripciones detalladas de los circuitos electrónicos necesarios para
cada aplicación4. Si por el contrario nuestros conocimientos de radio y electrónica
son claramente deficientes, podemos prescindir de la parte técnico - artesanal y
dedicarnos de lleno a la ciencia, adquiriendo el radiotelescopio de interés en el
comercio; el único inconveniente es que además de no resultar económico (los
receptores cuestan entre 200 y 1600 $) tendremos menos libertad de acción y
perderemos el placer que produce trabajar con un equipo propio, aunque sólo se
construya la antena, que es la parte del sistema en donde más se puede expresar la
personalidad del radioastrónomo medio, bien montando una de las ya descritas, con
materiales económicos y comercialmente disponibles, o incluso desarrollando
nuevas antenas con mejores prestaciones.

Antes de realizar inversiones de tiempo y dinero es necesario tener claro qué


se quiere hacer, pues cada opción necesita un equipamiento particular antena-
receptor-procesador de señales, el cual depende básicamente de la técnica (imaging
o non-imaging) y de la frecuencia de trabajo, que suele estar comprendida entre 15
MHz (frecuencias más bajas son absorbidas por la ionosfera) y 10 GHz.
Técnicas de non-imaging

3,4,5
A continuación nos centraremos en algunas técnicas de "non-imaging",
que como se ha comentado anteriormente son las más adecuadas para empezar por
su sencillez y las clasificaremos en directas e indirectas. Las primeras son aquellas
en las que se detecta la radioseñal directamente emitida por el objeto en estudio.
Proyectos tales como el seguimiento de las emisiones del Sol, la detección de las
tormentas de Júpiter, la detección de meteoros, de pulsos de alta energía (HEP´s) y
el SETI, estarían incluidos en este apartado. En las técnicas indirectas se detectan
las alteraciones que el fenómeno en estudio provoca en la ionosfera, midiendo las
variaciones de intensidad de radioseñales de origen terrestre que se propagan por
rebote en dicha capa atmosférica. Aquí se incluirían la detección de llamaradas
solares y también la de meteoros por scatter.

Emisiones del Sol

A causa de su proximidad a la Tierra, las radioemisiones del Sol nos llegan


con gran intensidad si se comparan con las de otras radiofuentes celestes. Una
antena tipo Yagi de fácil construcción, conectada a un receptor adecuado para las
bandas de VHF o UHF, puede permitirnos detectar la intensidad de las emisiones
solares que están relacionadas con la actividad del astro y tratar de relacionarlas a
su vez con las observaciones de las manchas, así como intentar predecir la calidad
de las radiocomunicaciones terrestres (http://www.radiosky.com/suncentral.html). Los
radioaficionados y los radioescuchas aprecian esta información a la hora de
seleccionar el mejor momento y frecuencia para alcanzar una radioestación lejana.
Se dispone comercialmente de antenas Yagi y receptores multibanda adecuados
para este proyecto. Para medir la señal necesitaríamos que el receptor tuviese una
salida de voltaje, o bien transformar la señal de audio en un voltaje con el que
alimentar un tester o un ADC (convertidor analógico - digital) conectado a un
ordenador.
Tormentas de Júpiter

Las emisiones decamétricas esporádicas originadas en el sistema Io-Júpiter


pueden detectarse empleando una sencilla antena dipolo y un receptor apropiados
para la banda de onda corta (HF) comprendida entre 18 y 21 MHz
(http://www.radiosky.com/rjcentral.html) . La antena es extraordinariamente fácil de
construir y el receptor puede ser uno comercial de los especiales para la onda corta.
Las tormentas de Júpiter pueden ser simplemente escuchadas, pues suenan como
las olas rompiendo en la orilla del mar o como los rápidos chasquidos de la leña
ardiendo en la chimenea. También se podrían procesar como en el apartado
anterior. Existe un programa informático comercial con el que se pueden predecir el
día y la hora en que ocurrirán las tormentas. Es interesante e incluso publicable el
establecimiento correlaciones entre las tormentas detectadas y la posición de Io.

Pulsos de alta energía

La detección de pulsos de alta energía o HEPs ha sido comunicada por los


aficionados durante mucho tiempo sin que los profesionales les dedicaran mucha
atención. Algunos de estos pulsos se han detectado en la región correspondiente al
centro de nuestra galaxia. Recientes observaciones de explosiones de rayos
gamma en dicha región han hecho pensar a los segundos que las observaciones de
los amateurs pueden tener cierta base. La confirmación de que los HEPs no son de
origen terrestre debe proceder de detecciones simultáneas por parte de
observadores independientes, lo cual convierte a este proyecto en algo realmente
atractivo para las posibilidades de los aficionados. Además de una antena
adecuada necesitaríamos un amplificador de bajo ruido (LNA) entre la antena y el
receptor, pues las radioseñales de cielo profundo son muy débiles, así como un
ADC-ordenador para registrar las señales recibidas.
Llamaradas solares

Las llamaradas solares pueden detectarse en la banda de VLF (entre 20 y


100 KHz) o en la banda de HF (entre 3 y 30 MHz)
(http://www.hia.net/kjsmith/radio/kjradio.htm). En el primer caso el receptor se
sintoniza con una frecuencia donde pueden recibirse las señales de radio
continuamente originadas por el aparato eléctrico de las tormentas tropicales. Estas
señales pueden viajar por rebote en la capa D de la ionosfera siempre que sea lo
suficientemente reflexiva, lo cual sólo ocurre cuando se producen llamaradas solares
de suficiente intensidad, que provocan la ionización necesaria en la capa. Si
tenemos una salida del receptor (voltaje) conectada a un ADC - ordenador,
observaremos un aumento de la señal que se debe registrar de forma continua
mientras el Sol está en lo alto. Análogamente, pero a la inversa, ocurre con las
señales de radio de onda corta procedentes de emisoras de radiodifusión de todo el
mundo, las cuales se propagan por rebote en la capa ionosférica F. En este caso, la
capa D (inferior a la F), al producirse la llamarada solar, absorbe las radiaciones de
onda corta impidiendo que reboten en la capa superior y por ende ocasiona una
disminución de la señal, que también debe ser monitorizada de forma continua entre
la salida y puesta del Sol. Es posible contrastar las observaciones propias con los
eventos solares registrados y publicados casi en tiempo real
(http://www.sec.noaa.gov/ftpmenu/indices/events.html) así como consultar las
predicciones para el día siguiente en Internet (http://www.sec.noaa.gov/forecast.html).

SETI (búsqueda de inteligencia extraterrestre)

Este proyecto no es, rigurosamente hablando, radioastronomía, sino más bien


una clase muy especial de radioafición. Mientras que en radioastronomía
básicamente se detectan radioseñales en forma de ruido, en el proyecto SETI se
busca "la señal" inteligente, es decir, conteniendo algún tipo de información. Sin
embargo, los equipos empleados son totalmente análogos a los utilizados en
radioastronomía de cielo profundo, pues se supone que la tan esperada "señal" será
débil. La SETI League (http://seti1.setileague.org) fomenta la participación de
amateurs que establezcan los sistemas adecuados y trabajen de forma coordinada
en la búsqueda de "la señal". La suscripción no es cara y el miembro de la liga SETI
tiene derecho a asesoramiento técnico y científico. La mayoría de participantes
trabaja con (Figura 1) parabólicas de al menos 3 metros de diámetro, LNA,
receptores multibanda comerciales (se pretende fomentar la participación de los
radioaficionados que ya poseen estos receptores) adecuados para la banda 1420 -
1660 MHz y ordenadores con tarjeta de sonido provistos de software ad hoc para el
procesamiento de señales débiles, el cual puede conseguirse a muy bajo precio en
Internet. Como lo normal es no escuchar nada (o peor aun, lo habitual es registrar
interferencias de origen terrestre) la SETI League organiza emisiones de rebote
lunar y otros eventos de radio para que sus socios estén siempre alerta.

Figura 1. Diagrama de bloques de una estación SETI amateur.

Detección de caída de meteoros

Cuando un meteoro penetra en la atmósfera, deja tras de sí una traza de


partículas ionizadas a una altitud aproximada comprendida entre 80 y 100 km. Por
un lado, este fenómeno origina una débil emisión de radio en VLF que si se
monitoriza con el equipo adecuado da lugar a la detección directa del meteoro
(http://astroclub.net/mercure/aav/bol10/ionizacion.htm). Por otra parte, la traza ionizada
también puede actuar a modo de espejo y provocar una reflexión de parte de las
ondas de la banda de VHF (entre 40 y 150 MHz) generadas por un emisor lejano
(localizado a una distancia entre 600 y 2000 km), fenómeno que es a su vez la base
de la detección indirecta del meteoro, denominada scatter. El sistema receptor suele
componerse de una antena tipo Yagi, un LNA (opcional) y un receptor sintonizable a
las citadas frecuencias (en principio serviría un receptor de la banda de FM
comercial, que se halla situada entre 88 y 108 MHz). Es posible trabajar únicamente
escuchando las señales reflejadas por el meteoro, que suenan como un "ping" de un
segundo de duración o menos. Cuando la estela es de las grandes, incluso se
puede llegar a oír la voz o música que constituya la emisión en ese instante pues de
hecho, esta es una técnica empleada por los radioaficionados para comunicarse
cuando hay lluvias de meteoros. Tanto la IMO (International Meteor Organization,
http://www.imo.net/radio/index.html) como la AMS (American Meteor Society,
http://www.amsmeteors.org/projects.html#radio) fomentan el trabajo de detección de
meteoros por radio, ya que además de ser un proyecto automatizable (existe un
interface y software comercial por unos 50 $; http://page.to/meteor) permite registrar la
caída de meteoros invisibles, trabajar en días nublados y claro está, a la luz del día.
Hay que señalar, que la técnica de scatter también puede desarrollarse trabajando
en onda corta (entre 3 y 30 MHz), modalidad que está siendo fomentada por la ESA
(http://www.estec.esa.nl/spdwww/leonids/leolisten.html).

Radioastronomía en Internet

Aunque es evidente que cada día aumenta el número de páginas de


radioastrónomos amateur en la red, citaremos aquí únicamente cuatro direcciones
que además de ser intrínsecamente muy interesantes, poseen enlaces a partir de los
cuales se puede encontrar todo lo necesario para iniciarnos en esta modalidad de la
astronomía tan poco difundida en nuestro país y cuyos fundamentos se han
comentado anteriormente.
El Jet Propulsion Laboratory (http://www.jpl.nasa.gov/radioastronomy) ofrece una
bella página dedicada a la radioastronomía de la que podemos bajarnos un libro6
entero en formato pdf con los fundamentos de esta disciplina, el cual resulta
excelente para recordar conceptos básicos de física relacionados con el tema y que
se tengan algo oxidados.
Por otra parte es de obligado cumplimiento citar la página de SARA (Society
of Amateur Radio Astronomers: http://www.bambi.net/sara.html) asociación
norteamericana que se dedica a divulgar la radioastronomía a nivel de aficionado.
Uno de sus fundadores, Jeffrey Lichtman, es el propietario de Radio Astronomy
Supplies (http://www.nitehawk.com/rasmit/ras20.html), una pequeña empresa que
comercializa "por un puñado de dólares" toda una gama de receptores y accesorios
adecuados para la mayoría de los proyectos radioastronómicos mencionados
anteriormente y que harán las delicias de los que odian el soldador. Además, vende
interesantes libros, al igual que lo hace Radio Sky Publishing
(http://www.radiosky.com), firma comercial que también oferta vídeos y software,
como el mencionado para predecir las tormentas de Júpiter.

Bibliografía

1.- Asimov, I. "Enciclopedia biográfica de ciencia y tecnología", Alianza Editorial,


Madrid, España, 1987.
2.- Arnau, A., "¿Qué hay entre las estrellas?", Addison-Wesley Iberoamericana
España, Madrid, España, 1996.
3.- Carr, J.J., "Radio Science Observing", Prompt Publications, Indianapolis, IN,
U.S.A., 1998.
4.- Lichtman, J.M., "Amateur Radio Astronomy Systems, Procedures and
Projects", Radio Astronomy Supplies, Roswell, GA, U.S.A., 1997.
5.- Sky, J., "The Radio Astronomy Teacher´s Notebook", Radio-Sky Publishing,
Louisville, KY, U.S.A., 1996.
6.- Fisher, D., "Basics of Radio Astronomy", California Institute of Technology,
Pasadena, California, 1998.

S-ar putea să vă placă și