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Basualdo, E.

Estudio de historia económica argentina desde mediado del siglo XX hasta la


actualidad.

2. LA SEGUNDA ETAPA DE LA SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES Y EL PAPEL DEL


ENDEUDAMIENTO EXTERNO (1956-1975)

2.1. Antecedentes: la reestructuración de los sectores dominantes y los primeros gobiernos


peronista (1930-1955)

2.1.1 La conformación de las fracciones industriales, antes y durante el peronismo

El autor parte del análisis de las distintas fracciones empresarias en la etapa previa a los
gobiernos peronistas (fue y es un tema muy debatido, porque allí se originaron o consolidaron
los sectores que serán decisivos en los gobiernos peronistas). Los aportes sobre este tema no
cuestionan la existencia de las empresas extranjeras y su incidencia en la producción industrial.
Mejor dicho, se centran en la importancia y el desarrollo de las empresas nacionales durante la
década infame. En algunos casos se abre el interrogante si a estos se los pudo considerar como
una burguesía nacional.

Las evidencias empíricas concluyen en que la presencia de las empresas extranjeras se


remonta a los inicios de la industrialización argentina y que si bien representan un capital
foráneo en el país, era mínimo, su importancia es indiscutible ya que controlaban los grandes
establecimientos manufactureros en sectores clave del modelo agroexportador, como en los
casos de la producción frigorífica, la producción de tanino o los talleres ferroviarios ( que
constituían las grandes empresas metalúrgicas de la época). Pero, en las primeras décadas del
siglo XX se multiplicaron las empresas extranjeras, con otros comportamientos, ya que tenían
nuevas modalidades, como la instalación de filiales (tener en cuenta lo que eso implicaba).

En los años ’30 se impulsó un arancelamiento del proceso de industrialización basado en la


sustitución de importaciones, por lo que se consolida un elevado grado de concentración
económica, tanto en términos de producción como del empleo sectorial (datos en p. 27).

También se aranceló la incorporación de subsidiarias extranjeras, en la producción industrial.


Por un lado se incrementó la cantidad de empresas (Nestlé, Suchard, Bols, Sudamtex, Glaxo,
Ciba, Gillette, Remington, Osram, Union Carbide, etc.).

Es necesario tener en cuenta las características de la estructura económica que determinaron


que las firmas extranjeras y las empresas locales no constituyeran fracciones empresarias
desvinculadas, tanto dentro de una misma rama de actividad como entre firmas ubicadas en
diversas actividades ligadas por relaciones de insumo-producto. El desarrollo de la matriz
insumo-producto, derivó en la identificación de bloques sectoriales, es decir, el conjunto de
ramas industriales que mantuvieron una estrecha relación a través de compras de insumo y/o
ventas de los bienes finales. Dentro de cada uno de estos bloques, había ramas industriales
monopólicas u oligopólicas.

Esta estructura en la primera etapa del ISI permitió que se expresaran dos características:
 La primera consistió en que las subsidiarias extranjeras se instalaron en actividades
oligopólicas en las que también habían empresas locales de menor incidencia que
quedaron supeditadas al comportamiento de aquellas, que ejercían el liderazgo
sectorial.

 La segunda fue que, en general, las firmas extranjeras controlaron las ramas
industriales que eran los núcleos económicos y tecnológicos de los bloques
sectoriales.

A pesar de que el grado de extranjerización era menor que las nacionales, esto implicó una
modificación de la estructura económica y las formas de inversión.

Los censos de 1935 y 1946 indican un crecimiento de la cantidad y de la incidencia de las


empresas locales. Esto se puede percibir en la expansión en valor de producción, ocupación y
número de establecimientos, en el estancamiento de obreros ocupados. Finalmente la
importancia que mantuvo la industria textil y los cambios que registró (como aparición de los
tejidos de algodón y lana, y la declinación de elaboración de bolsas de arpillera), fue otro de
indicios de ese crecimiento, y además se trata de la actividad típica en la que se inserta la
burguesía nacional. Probablemente, durante 1943 y 1946 se situó la expansión de las
empresas locales, debido a las políticas que adoptaron a partir del derrocamiento del
presidente Castillo por un golpe militar.

Los más trascendente es que las empresas locales se conformaron como burguesía nacional en
el momento en que establecieron su propia central empresaria, la Confederación General
Económica (CGE), a partir de la cual enarbolaron sus propias reivindicaciones, por lo general
contrapuestas con las esgrimidas por la tradicional Unión Industrial Argentina (UIA).

Pero, entre las firmas extranjeras y las locales, quedó subsumida una fracción empresaria
tradicional diferente a ambas, con intereses, condiciones estructurales e identidad propia.

Esta fracción estaba compuesta por capitales de distinto origen y grado de diversificación
económica:

 En primer lugar: se encontraba un conjunto de capitales de origen extranjero, con


formas de internalización temprana, instalada en el país a fines del siglo XIX. Como
tales se integraron con la clase dominante local en términos sociales y económicos.
Estos capitales no se sustentaron en una base exclusivamente industrial (aunque
controlaban firmas industriales líderes), más bien, tuvieron una destacada presencia
en la propiedad y producción agropecuaria pampeana y extrapampeana, y participaron
en la exportación de productos primarios, en los negocios financieros de la época, e
instalaron o adquirieron firmas en otros países del cono sur.

 En segundo lugar: formaban parte otros capitales, de origen local, que provenía de los
sectores dominantes pampeanos y provinciales que adquirieron trascendencia
nacional por su pertenencia o integración con la oligarquía pampeana. Ejemplo de
estos capitales son: Braun Menéndez, Ingenio Ledesma, Terrabusi, Fortabat y
Corcemar.
 En tercer lugar: también habían capitales estrechamente relacionados con capitales
extranjeros de carácter financiero, cuyos representantes se ligaban social y
económicamente con la oligarquía pampeana.

Esta fracción empresaria, por su origen, conformación e intereses se la puede considerar como
un sector de la oligarquía local, con intereses de la industria, el agro y otras actividades
económicas. De allí, es que se la denomine oligarquía diversificada.

Ya en los años 30, esta fracción de clase tenía una significativa influencia, y en los 40 fue la
fracción empresaria la que impulsó la alternativa industrial exportadora del Plan Pinedo, ante
el agotamiento del modelo agroexportador clásico.

Teniendo en cuenta estas características y retomando el análisis del peronismo, es posible


avanzar hacia una visión más integral...

Es poco discutible que la gestión del primer gobierno peronista llevó a cabo una profunda
redistribución del ingreso en detrimento de la oligarquía terrateniente pampeana – a través de
una acentuada modificación de los precios relativos- con el objetivo de impulsar el desarrollo
industrial del país. Este cambio, junto con las políticas específicas destinadas a solucionar el
acuciante problema económico y social de los arrendatarios, derivó en la desconcentración de
la propiedad pampeana más significativa de la historia argentina, con el consecuente
resentimiento de los terratenientes (datos en p. 32). En este texto, según el autor, el análisis
consiste en aprender lo que ocurrió con las diversas fracciones empresarias en la nueva
actividad dinámica impulsada por el peronismo: la producción industrial.

Hay consenso relativamente en que el peronismo generó la burguesía nacional, al igual que la
conformación de la CGE en 1953.

La creación de la CGE como aglutinante de la burguesía nacional dentro del capital fue
equivalente a la organización de la CGT, como central única de los trabajadores. Cabe destacar
que esta analogía no se establece entre dos conformaciones sociales distantes, sino entre dos
realidades sociales que con un orden de prioridad especifico, estaban intensamente
imbricadas, constituyendo una alianza social.

La alianza fue posible porque la clase trabajadora, como sujeto social y político, enfrentó el
poder oligárquico intentando modelar un nuevo tipo de Estado que impulsó la conformación
de una burguesía nacional asentada en una dinámica compatible con una mayor participación
de los trabajadores en la distribución del ingreso.

La centralidad de la producción de bienes salarios que exhibió la burguesía nacional reconoció


el salario como un factor de demanda insustituible para su existencia, al mismo tiempo que la
protección arancelaria y paraarancelaria permitió aminorar su significación en la estructura de
costos. Es decir, la protección posibilitó que ese costo se transfiriera a otras actividades
económicas mediante la instauración de un precio más elevado. Entonces, lo que permitió la
protección fue la expansión del mercado interno con altos niveles de salario y de ganancias,
al menos mientras se puedo transferir renta agropecuaria. Esto fue decisivo para que los
asalariados y la burguesía nacional se unieran en un bloque social que se enfrentó
reiteradamente con otras fracciones empresarias durante la segunda sustitución de
importaciones (1958-1975).

En cuanto a la oligarquía diversificada, tuvo inserción multisectorial, por lo cual su eje


agropecuario se vio afectado económicamente (y también ideológica y política) por el
peronismo, mientras que sus otras actividades, en especial, la producción industrial y la
actividad comercial fue una de las beneficiadas por la industrialización. Paradójicamente,
durante el peronismo, algunos integrantes de la burguesía nacional que instalaron algunas de
sus empresas, terminaron algunos años después formando parte de la oligarquía diversificada.

2.1.2 Crecimiento económico, distribución del ingreso y expansión industrial durante los
primeros gobiernos peronistas (1946-1955)

En este período, el modelo oligárquico agroexportador quedó atrás y se fortaleció la


industrialización, conformándose las condiciones estructurales y las alianzas sociales que
fueron decisivas en los acontecimientos posteriores al derrocamiento del peronismo 1955.

En el contexto de acelerado crecimiento industrial, los primeros gobiernos peronistas tuvieron


la peculiaridad de incorporar a la clase trabajadora en términos económicos, sociales y
políticos.

La constitución de la clase trabajadora como sujeto social de trascendencia se llevó a cabo


concretando las reivindicaciones (convenios colectivos por actividad, tribunales laborales,
salarios mínimos, seguridad social, aguinaldos, etc.) que habían formulado los sectores
populares en las décadas anteriores, a través de sus representaciones sociales (anarquistas,
socialistas, radicales yrigoyenistas, etc.). Muchas ya estaban establecidas legamente pero no se
cumplían, mientras que otras dieron lugar a una profunda legislación que las puso en marcha.
En 1945 se sancionó la Ley de Asociaciones Profesionales que permitió la expansión y el
fortalecimiento de los sindicatos en la sociedad argentina. Así durante ese período se registró
una participación creciente de los salariados en el ingreso nacional, impulsada por un
incremento tanto del salario real como de la ocupación de mano de obra.

El crecimiento industrial se dio hasta 1948, después no logró mantenerse, pero la tendencia
fue positiva aun a pesar de la crisis de 1952. La industria consolidó su predominio sobre la
producción agropecuaria, afianzándose irreversiblemente en las décadas posteriores. Todo
esto se debió a una intervención profunda del Estado en el proceso económico, que permitió
una significativa distribución de la renta agraria (antes apropiada por la oligarquía
terrateniente y el capital extranjero) hacia los trabajadores, los empresarios industriales
vinculado al abastecimiento del mercado interno y al Estado.

En el sector financiero, la intervención del Estado se expresó mediante la nacionalización de


los depósitos bancarios por parte del Banco Central, la creación del Banco Hipotecario
Nacional, etc. Lo mismo ocurrió en materia del comercio exterior con la creación del IAPI
(Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio), que regulaba el intercambio
comercial de país (importaciones-exportaciones).

Se extendió la promoción industrial, mediante la consolidación del Banco Industrial, creado en


1944, para actividades industriales declaradas de “interés nacional”. El Estado no se ajustó a
definir una política industrial sino que durante esta etapa se constituyeron o fortalecieron
numerosas empresas estatales (ejemplos de empresas p. 37).

2.1.3 Deuda externa, nacionalización de los servicios públicos y proyectos alternativos

Inicialmente se trató de una etapa excepcional, en la que luego irrumpieron los problemas de
la Balanza de Pagos.

La excepcionalidad inicial radica en que durante los primeros años del gobierno peronista, la
Argentina exhibía una holgada posición acreedora neta con el resto del mundo, pero una
parte no estaba disponible por insolvencia del principal país deudor, Inglaterra, como
consecuencia de la segunda guerra mundial. La evolución del saldo acreedor indica su punto
culmine en 1946, para reducirse en 1947 y luego caer abruptamente en 1948. Esta acentuada
disminución se relacionó con la disminución de las reservas (y no con un incremento de la
deuda externa), provocada por la amplia nacionalización de los servicios públicos, del cual el
más excesivo fue la nacionalización de los ferrocarriles ingleses en 1947. (Más info p. 38-39).

Cabe destacar, como dice el autor, que las negociaciones para nacionalizar los servicios
públicos en general, y los ferrocarriles en particular, comenzaron con el gobierno de la
Concordancia durante la década infame, ya que ese proceso se estaba llevando a cabo en otras
partes del mundo.

La relación entre la deuda externa y exportaciones tuvo fuerte crecimiento, aunque, de todas
maneras, nunca llegó a los niveles que alcanzó en la segunda etapa del ISI (1958-1975).

El Plan Pinedo de 1940 fue impulsado por las fracciones de la oligarquía. En este proyecto de
industrialización alternativo (exportador) al del peronismo (mercado internista), se
mencionaba explícitamente la nacionalización de los servicios públicos, lo que es un indicador
del grado de avance de las negociaciones por parte de algunos de los sectores que habían
integrado el gobierno de la Concordancia.

Por otra parte, durante la década de 1940 los sectores nacionalistas de las fuerzas armadas y
de distintas fracturas del sistema político, influenciados todos ellos por FORJA, fueron
conformando una propuesta alternativa al modelo agroexportador, también industrialista pero
asentada en el consumo interno y la redistribución del ingreso hacia los asalariados. Desde el
punto de vista del peronismo, la nacionalización de los servicios se consideraba vital para
consolidar la política económica.

Pese a la importancia de la industrialización, el peronismo no logró profundizarla


incorporando en la estructura productiva interna aquellas actividades que indican su
superación de la etapa de la industrialización liviana, lo que habría permitido una mayor
expansión económica y autonomía nacional.

También fue necesario renovar parte de la maquinaria y equipos instalados. Tanto es así que
en los años 50, el gobierno de Perón intentó solucionar este problema mediante la
promulgación de la primera Ley sobre las inversiones extranjeras y la negociación con capitales
extranjeros para la explotación petrolífera, lo que implicaba asumir la impotencia estatal para
llevarla a cabo y reconocer a la fracción industrial dominante la capacidad de hacerlo, cosa
que más tarde hará, pero redefiniendo la naturaleza del Estado mediante las Fuerzas
Armadas.

2.1.4 Comportamiento e incidencia de las fracciones industriales durante los primeros


gobiernos peronistas

Dado el carácter antioligárquico y antiimperialista del gobierno de Perón, el capital industrial


extranjero se vio perjudicado. Un indicador apropiado para evaluar la posible discriminación
del capital extranjero es la evolución histórica de las utilidades que percibió durante esta
etapa en relación con otros períodos históricos. (Gráfico en p. 43). Como resultados, el capital
extranjero que se insertó en el país realizando una inversión extranjera directa percibió en los
años del peronismo las utilidades totales más elevadas, no solo entre 1940 al 70, sino desde las
primeras décadas del siglo XX… mas detalles y gráficos del comportamiento económico:
páginas de la 44 a la 51.

Durante sus primeros gobiernos, el peronismo consiguió disciplinar a varios sectores centrales
de la agotada economía agroexportadora pero fue doblegado por las fracciones del capital que
conducían la actividad dinámica promovida. Entre ellos se encontraba, además del capital
extranjero, la fracción dominante de la oligarquía argentina.

El principio del fin del gobierno peronista comenzó cuando la rentabilidad obtenida por las
fracciones industriales dominantes comenzó a descender. Entiéndase bien, a disminuir
respecto de la “época de oro”, ya que seguía siendo notablemente alta en términos históricos
e internacionales. Ante esta situación, y tal como lo harán en los siguientes años, las fracciones
dominantes del capital llevaron a cabo una ofensiva política, ideológica y económica para
instalar socialmente la convicción de que el problema radicaba en los excesivos gastos
estatales y en el elevado nivel de los salarios. La posición de la burguesía nacional no se
diferenció demasiado de la adoptada por fracciones empresarias dominantes.

En términos estructurales, al final del peronismo, la industrialización quedó fortalecida, pero


trunca como eje del proceso económico, y tres fracciones se disputaban la conducción del
proceso económico, social y político: el capital extranjero, predominante en el nivel
estructural; la oligarquía diversificada, ya como conducción de la oligarquía en su conjunto
(que establecerá alianzas o distancias con el capital extranjero), y la burguesía nacional, que
oscilará entre la subordinación a los sectores dominantes y la alianza con los trabajadores.

2.2 Evolución y características de la segunda etapa de sustitución de importaciones (1958-


1975)

Entre mediado del ’50 y del ’70 la economía argentina evolucionó con un comportamiento
cíclico de corto plazo del producto y los precios. Si bien, cabe destacar que hubo una
expansión económica, que trajo aparejada la implantación de nuevas inversiones extranjeras
durante la gestión gubernamental del desarrollismo (1958-1964), que afianzaron la
industrialización y dieron lugar a la segunda etapa de ISI.

El autor describe dos etapas del la segunda etapa sustitución de importaciones.


Se destacan dos etapas diferentes con respectos a las tasas de crecimiento. Entre 1956 y 1963
el PBI creció a una tasa del 2,1% anual. En la otra etapa de 1964 a 1974 el crecimiento del PBI
fue del 5,1%anual.

Amabas etapas tuvieron diferencias en términos políticos:

 En la primera: la dictadura que derrocó al peronismo le siguieron gobiernos surgidos


del voto pero inconstitucionalmente ilegítimos por la proscripción del peronismo.

 En la segunda: la dictadura autodenominada Revolución Argentina la sucedió el primer


gobierno constitucional elegido libremente.

1 Etapa 1956 y 1963 2 Etapa 1964 a 1974


Una vez consumado el golpe de Estado del A partir de 1964 maduran las inversiones
56, se puso en marcha el Plan Prebisch, y realizadas años anteriores, y comenzó una
poco tiempo después se dieron los pasos etapa en la cual el PBI creció
para que argentina se incorpore al FMI y al ininterrumpidamente durante una década,
BM, y se firmó el acuerdo con el Club de pero sobre un ciclo corto, con aceleraciones
París, que expresaba el tránsito de la y desaceleraciones de la tasa de crecimiento
bilateralidad hacia el multilateralismo como aunque nunca caídas en términos absolutos.
política externa. Se produjeron cambios en el Fue acompañado por un incremento de la
sector externos (como la eliminación o participación de los asalariados en el ingreso
modificación del control de cambios, pero con alteraciones relevantes en el
retenciones, cupos, etc.), y, en la economía mercado de trabajo.
interna (como eliminación de subsidios y del Nuevas actividades industriales (con elevada
control de precios, liberalización del comercio intensidad de capital, nuevas tecnologías y
de granos, etc.), es decir todo lo que había grandes plantas industriales) demandaron y
implementado el peronismo. capacitaron mano de obra especializada, que
Otras características: intensa injerencia del percibían salarios más altos. No así, en
FMI en la política económica del país, aquellas ramas industriales tradicionales, con
devaluación de la moneda local, restricción salarios bajos.
de la oferta monetaria, comprimiendo el La política económica aplicada desde 1967
gasto estatal, reducción de los salarios. Esto hasta 1973, por la dictadura militar, con
generaba tendencias recesivas con una Krieger Vasena (ministro de economía), fue el
marcada concentración del ingreso en manos intento más enérgico que se realizó para
de los sectores oligopólicos industriales y la consolidar el predominio extranjero en la
oligarquía agropecuaria. producción industrial y encauzar la economía
Así concluye esta primera etapa, cuyos argentina integrando también a la oligarquía
resultados fueron estancamiento económico, diversificada. También se apuntaba a la
profunda reversión de la distribución del adquisición de empresas locales para reforzar
ingreso a pesar de la resistencia de los la presencia extranjera, que se consolidó
sectores populares. Pero una característica mediante la instalación de nuevos
clave fue la trascendencia que asumían los emprendimientos productivos.
salarios como factor fundamental de la El plan económico, de Onganía y Vasena
demanda interna. comenzó en 1967, con devaluación del peso,
La concepción desarrollista del gobierno que retenciones a las exportaciones tradicionales,
asumió en 1958 se concreto mediante una reducción de aranceles de productos
serie de medidas orientadas a facilitar el importados (que aminoraron sus precios en
ingreso del capital extranjero, para asi lograr el mercado interno).
incrementos sustanciales en la productividad Respecto a las cuentas públicas, el déficit
y la producción, que supuestamente, fiscal tendió a reducirse, esto estaba
asegurarían la autonomía del país respecto relacionado con una modificación en la
de los factores externos que la bloqueaban. composición del gasto estatal. Si, se invirtió
En este mismo año se aprueba algunos en la expansión de la infraestructura.
contratos con empresas para la explotación
carbonífera y petrolífera, se sanciona la Ley
14.780 de inversiones extranjeras, se aprobó
la Ley de Garantía que resguardaba a los
inversores extranjeros de una eventual
inconvertibilidad cambiaria y se puso fin a
todos los litigios pendientes entre el Estado y
los capitales extranjeros provenientes de la
época del peronismo.

Había una iniciativa estatal que integraba a la oligarquía diversificada como fracción
empresarial dominante, se daba una relación entre el Estado y sus proveedores de bienes y
servicios, que se conoció como la patria contratista.

Pero este plan fracasó debido a limitaciones técnicas, pero sobre todo la movilización fue el
factor que tuvo una notable influencia en la inviabilidad del plan. Se trata de los
levantamientos sociales que se desarrollaron en mayo de 1969 en las ciudades de Corrientes,
Rosario, La Plata y Tucumán y culminaron entre el 29 y el 31 de ese mes en el denominado
Cordobazo. Esa gesta dio por terminada no solo la gestión de Krieger Vasena, sino también del
propio general Onganía como conductor de la dictadura militar, que en junio fue
reemplazado por el general Levingston.

El Cordobazo significo el relevo de la conducción de la dictadura, y además, que, a partir de allí


se generaron las condiciones para que convergieran un conjunto de procesos sociales políticos
de larga data que se sintetizaron en un proyecto alternativo dentro del peronismo: el
socialismo real.

Los orígenes del peronismo se enclavan en la ‘30, con la aparición de un frente social, que
luego será un movimiento político alternativo al liberalismo y al comunismo, estrechamente
vinculado a los planteos de la iglesia católica y a la evolución política del Ejército. No obstante,
desde el inicio, dentro de este frente social (que luego se convertiría en un frente político)
convivieron dos tendencias que se enfrentaron de distinta manera, por un lado, las líneas
nacionalistas más conservadoras, relacionadas con el régimen oligárquico. Por otro lado, los
sectores que reivindicaban el contenido popular, antioligárquico y antiimperialista,
vinculados al proceso de industrialización y a potenciar a la clase trabajadora.

Con posterioridad al Cordobazo, se inició el retroceso de la dictadura militar, que en términos


económicos, fue acompañado por modificaciones políticas acordes con la nueva situación.

Ese es el sentido de la tendencia hacia una mayor participación de los asalariados en el ingreso
y también el de la puesta en marcha de grandes proyectos (como la empresa Aluar) que serian
controlados por capitales locales. Lo mismo ocurrió con las regulaciones para el capital
extranjero radicado en el país. Finalmente se estableció un registro nacional de inversiones
extranjeras. En consonancia con estos procesos, luego de la etapa de desnacionalización de
empresas locales durante la gestión de Krieger Vasena, se registró una retracción de la
inversión extranjera, sobre todo a partir de la reducción en la reinversión de utilidades, e
incluso por un incremento de la repatriación de capital por parte de firmas instaladas en las
etapas anteriores.

2.2.1 Modificación del ciclo sustitutivo de corto plazo y las transformaciones en el sector
externo de la economía argentina.

Pese a la importancia que asumió la distribución regresiva del ingreso como una severa
restricción al crecimiento, la situación del sector externo operaba como un factor limitante
fundamental para el desarrollo económico. A lo largo de esta segunda etapa de la sustitución
de importaciones, ante el estancamiento relativo de las exportaciones agropecuarias, hubo
reiteradas manifestaciones en el ámbito político y académico acerca de la necesidad de
diversificar las exportaciones locales, incorporando las ventas externas de productos
industriales, como forma de expandir la disponibilidad de divisas destinadas a las compras de
bienes intermedios y capital demandados por el propio sector industrial. (Gráficos y análisis
pág. 64 y 65).

Las exportaciones fue un factor clave en la modificación de las características que adoptó el
ciclo sustitutivo a partir de mediados de la década del sesenta, aunque hay evidencias que
indican la existencia de otra variable que operó en el mismo sentido: el endeudamiento
externo.

La composición de la deuda externa estaba contraída por el sector público que tuvieron como
objetivo subsanar las restricciones surgidas en el sector externo de la economía argentina.
También la que contrajo el sector privado, que fue del 43% del total entre 1963 a 1975,
habiéndose incrementado a lo largo del tiempo. Aunque una parte mayoritaria de la deuda
externa privada era de carácter comercial (relacionada con el financiamiento del comercio
exterior), la financiera tuvo una incidencia creciente a lo largo del período. La deuda externa
también fue relevante para ampliar la disponibilidad de divisas.

El tipo de endeudamiento externo fue funcional con la vigencia de un modelo de acumulación


sustentado en la expansión de la economía real y de la producción industrial en particular, en
tanto contribuyó a que la fase depresiva del ciclo sustitutivo no implicara un reducción del
valor agregado en términos absolutos sino una desaceleración de su ritmo de expansión, lo
que permitió un crecimiento del PBI, superior a la etapa anterior.

La deuda externa privada, y especialmente la financiera, es importante para aprende la


segunda etapa de la sustitución de importaciones pero también la irrupción de la alianza
entre algunas fracciones empresarias y el capital financiero a partir de la dictadura militar del
76, que interrumpe la industrialización imponiendo un nuevo patrón de acumulación

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