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Oligopolio*

Julián Leone Guido Lorenzo Franco Mastelli**


22 de marzo de 2018

1. Introducción
El oligopolio – del griego olı́gos (pocos) y polein (vender)- representa de alguna manera
un caso intermedio a los ya estudiados del monopolio y la competencia perfecta. En general,
son pocos los casos en los que existe un único oferente o en que se reúnen las condiciones de
la competencia perfecta. Mucho más común es que un número limitado de firmas acaparen el
total o una mayorı́a significativa de la oferta de un bien. Bajo estos preceptos transcurrirá esta
estructura de mercado: una oferta o rama de producción concentrada en pocos vendedores,
los cuales tienen influencia en el precio que pagarán los consumidores. En contrapartida, un
oligopsonio representa el caso análogo desde el punto de vista de la demanda.

Ahora bien ‘?cuán pocos deben ser los vendedores para que podamos legı́timamente hablar
de oligopolio? Lo suficiente como para que las decisiones de una firma afecten a las otras per-
ceptiblemente, teniendo a su vez que incorporarlas a la hora de tomar decisiones. La llamada
’interdependencia estratégica’ es la caracterı́stica distintiva del oligopolio justificando su estudio
diferenciado. Esta particularidad hace que el comportamiento de las firmas tenga en cuenta la
reacción previsible de los rivales. Por su parte, el equilibrio resultante devendrá de disposiciones
encadenadas, teniendo en cuenta que las mismas afectan la decisión de las demás empresas. Con
el fin de estudiar este fenómeno utilizaremos el andamiaje de la teorı́a de juegos, la cual será
de suma utilidad de cara a comprender el comportamiento de los agentes (ya sea individuales
o firmas) ante una situación estratégica.

Del mismo modo, todo individuo al actuar, realizará su ’mejor respuesta’ frente al compor-
tamiento del otro agente, entendiendo que éste último afectará el nivel de beneficio de todos los
participantes involucrados en el juego. Es por ello, que dada esta interdependencia exhibida,
comienza una primera tensión entre la disyuntiva entre cooperar con el otro o no hacerlo.

Supongamos el caso de un duopolio, un oligopolio compuesto por dos firmas. Una primera
posibilidad, lleva al acuerdo expreso entre las dos empresas en torno a la cantidad a llevar al
mercado, y por ende, su precio. Esto es lo que se conoce como colusión, denominándose al
grupo de firmas que lo realizan como un cartel. De este modo, este aglomerado de empresas
se transforma en una suerte monopolio, funcionando, aunque de forma conjunta, del mismo
modo a lo descripto en el capı́tulo anterior. La salvedad en este caso, es que el abastecimiento
de la cantidad total se realiza por medio de dos participantes. No obstante, la condición de
maximización de beneficio (IM g = CM g ) continúa siendo la misma, aunque compuesta en forma
*
Primer borrador sujeto a revisión
**
Se agradece la notable colaboración de Fermı́n Marconi

1
conjunta por las sumatorias de los ingresos y costos marginales.

Lógicamente, debido a las barreras que ello supone a las prácticas de competencia (analiza-
remos algunos casos próximamente), este tipo de acuerdos se encuentran prohibidos. A pesar
del acuerdo tácito que éstas pueden producir, veremos que el sistema de incentivos puede llevar
a un equilibrio no colusivo: la cuota de mercado a repartirse no tiene por quà c dividirse en
partes iguales, dando lugar a una nueva y compleja disyuntiva.

Sin un convenio formal que exprese y obligue las cantidades a repartirse, resulta difı́cil que
pueda alcanzarse una posición de maximización de beneficios conjuntos. Como vemos en el
cuadro, ello se logra a través de la cantidad de monopolio, en este caso distribuyendo la misma
en partes iguales.

Ambos duopolistas son conscientes que aumentando individualmente la cantidad, se bene-


ficiarı́an por el efecto producción en mayor medida a la pérdida por vender cada unidad a un
precio menor. Sin embargo, su rival no verá un aumento en su ingreso por una porción mayor
del mercado, aunque sı́ una caı́da debido al menor precio que ahora le corresponde a una mayor
cantidad total.

Existe un momento, en donde el incremento en la producción genera una baja en el precio


mayor al alza inicial. Es decir, aumentar la cantidad desemboca en una baja del ingreso indi-
vidual, debido a situarnos en la parte inelástica de la curva, donde variaciones porcentuales en
el precio producen cambios porcentuales en la cantidad de menor dimensión.

2. Modelos tradicionales de oligopolio


2.1. Modelo de Cournot
El modelo de Cournot (en honor al matemático francés Agustin Cournot) trata de un juego
simultáneo donde la decisión radica en la cantidad a producirse. Es por ello que se encuentra

2
implı́cita en éste la previsión en torno al accionar del rival. Cada empresa elige el nivel óptimo en
torno a la expectativa del nivel de producción ajeno que compondrĺa cantidad total de mercado.

P (q) = a − Q es el precio de mercado cuando Q = q1 + q2 (siempre y cuando Q < a)

El costo total de la firma por producir la cantidad qi es Ci = cqi . Es decir suponemos que
no hay costos fijos siendo el costo marginal c constante, asumiendo que c < a. Por otro lado,
suponemos que en Cournot se eligen las cantidades en forma simultánea.

De este modo, el beneficio como siempre resulta del ingreso (precio de venta por la cantidad
vendida) descontando la función de costos.

πi (qi + qj ) = qi [P (qi + qj ) − c] = qi [a − (qi + qj ) − c]


En búsqueda de la maximización de beneficio, luego de corroborar que la condición de primer
orden sea tanto necesaria como suficiente (igualar primer derivada a 0) llegamos a que:
1
q1∗ = (a − q2∗ − c)
2
1
q2∗ = (a − q1∗ − c)
2
Resolviendo el par de ecuaciones llegamos a que
a−c
q1∗ = q2∗ =
3
Ahora bien, si comparamos este resultado con el de monopolio encontraremos algunas di-
ferencias interesantes. Supongamos la misma función de demanda y costos que compondrá
nuevamente su ecuación de beneficio:

Π = (a − Q)Q − cQ
La empresa querrá maximizar beneficios. En términos matemáticos alcanzamos este óptimo
nuevamente derivando respecto a Q e igualando a 0. Nótese que para el caso de monopolio, la
cuota de mercado esta cubierta por una sola empresa, sin distinción entre qi y qj como en el
caso anterior.


= (a − Q) − Q − c = 0
dQ
Despejando Q, obtenemos la solución del monopolista en un contexto en el que la empresa
fija las cantidades (Cournot):
a−c
QM =
2
De esta manera vemos ahora de manera matemática una noción que habı́amos analizado de
manera gráfica previamente: si el mercado está en manos de un monopolio, la producción total
será menor que en una situación de duopolio, que a su vez es menor que la producción de
competencia perfecta.

De todos modos, como mencionamos anteriormente, ambas firmas duopolistas podrı́an arri-
bar a la cantidad monopólica dividiendo su participación de mercado en porciones iguales. Como

3
mostraremos en el ejemplo subsiguiente, los incentivos a desviarse de esta situación vuelven a
presentarse. Una cantidad baja se asocia con un precio alto, de modo que la búsqueda por
incrementar la participación provocará una baja en el precio que repercutirá no sólo en quién
impulsó este fenómeno, sino también en su competidor.

2.2. El modelo de Bertrand


El francés Joseph Bertrand, casi 50 años despuś de las publicaciones de los escritos de Cour-
not, observó que los resultados de éste dependen crı́ticamente del supuesto de que las firmas
compiten sobre las cantidades de mercado. En la visión crı́tica de Bertrand, las firmas eligen
precios en lugar de cantidades.

Como hemos visto en el capı́tulo previo, para un monopolista no hay diferencias entre fijar
precios o fijar cantidades. Sin embargo, en la teorı́a del oligopolio la interacción estratégica que
envuelve fijación de precios implica un entorno de competencia más agresivo.

La formalización de juegos estáticos en donde las firmas compiten eligiendo precios son cono-
cidos como Juegos de Bertrand. En su forma más sencilla, el producto es homogéneo, las firmas
tienen el mismo costo unitario y no hay lı́mites a la capacidad productiva. Independientemente
de la cantidad de competidores en este juego oligopólico, el equilibrio de Nash de este juego de
Bertrand en su forma sencilla es que el precio de mercado iguala al costo marginal. Este curioso
resultado en el que firmas con poder de mercado terminan obteniendo los beneficios nulos de
competencia perfecta se conoce como ’Paradoja de Bertrand’.

2.2.1. Formalización
Supongamos dos firmas que proveen el bien A. Los consumidores no son capaces de distin-
guir diferencias entre el bien provisto por ambas firmas (es un bien homogéneo). La demanda
de mercado es Q = D(p). Las firmas poseen el mismo costo unitario constante c y no hay lı́mite
a la capacidad productiva de cada firma (pueden abastecer a todo el mercado si fuese necesario).

En este contexto, las firmas compiten fijando precios simultáneamente para apropiarse de la
mayor porción del mercado posible en ausencia de entrada o salida de firmas. Para determinar
los beneficios, debemos tener en cuenta la función de demanda a la que se enfrentan.

Por el lado de los consumidores, suponemos que comprarán el bien más barato, al no haber
ninguna diferencia apreciable entre los bienes provistos por ambas empresas. En el caso de que
el precio de ambas firmas sea el mismo, suponemos que cada una recibe la mitad del mercado.

Llamemos 1 y 2 a nuestras empresas. Sea p1 el precio establecido por la firma 1 y p2 el precio


establecido por la firma 2. Recordemos que la demanda de mercado es D(p). La demanda a la
que se enfrenta la firma 1 queda definida formalmente en tres tramos:


 D(p1 ) si p1 < p2



1
D1 = 2
D(p) si p1 = p2 = p




0 si p1 > p2

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De esta manera se hace explı́cita la interacción estratégica: la demanda que enfrente la
empresa 1 depende directamente de la relación entre el precio que fije y el precio que fije su
competidor, la firma 2. Si el precio que establece la firma 1 es menor que el establecido por su
competidor (p1 < p2 ), los consumidores demandarán todo del primero por ser más barato y
la firma 1 se enfrentará a toda la demanda de mercado (D(p1 )). En el caso que los precios
sean iguales (p1 = p2 ), las dos empresas se reparten al mercado en partes iguales ( 21 D(p) para
cada una). Finalmente, en la medida que la empresa 1 venda un bien homogéneo más caro que
su competidor (p1 > p2 ), nadie demandará su producto.

Ya tenemos los jugadores y las reglas de juegas, sólo queda aplicar el criterio de optimalidad.
Supongamos por un momento que las firmas 1 y 2 establecen p1 = 10 y p2 = 8 respectivamente,
siendo el costo marginal c = 5. ‘?Es acaso una situación óptima? Es decir, ‘?es acaso un
equilibrio de Nash en el que ningún jugador tiene incentivos a desviarse? En este caso, nadie le
comprarı́a el bien a la empresa 1 y por lo tanto su beneficio es 0. Ahora si la empresa hubiese
cargado p1 = 7, 99, obtendrÃa toda la demanda de mercado y un beneficio por unidad vendida
de:

p1 − c = 7,99 − 5 = 2,99
Que es una opción superadora. Sin embargo, obtendrı́a en este caso un beneficio marginal
positivo, y por ende, tampoco representa una decisión óptima. Por otro lado, en esta situación
la empresa 2 se ve desplazada del mercado y tendrı́a incentivos a poner un precio menor que la
empresa 1, digamos 7,98, y de esta manera apropiarse de toda la demanda. Esto nos llevarı́a a
una situación similar a la inicial, con la empresa 2 abasteciendo a todo el mercado y la empre-
sa 1 fuera del mercado, contexto que incentivarı́a nuevamente a la empresa 1 a reducir su precio.

Esta dinámica es un ejemplo puramente ilustrativo ya que el juego tradicional de Bertrand


es un juego estático donde las firmas eligen precios de manera simultánea, sin ver la acción del
rival. El ejemplo sirve para racionalizar el resultado del Equilibrio de Nash (EN) del juego:

p1 = p2 = c
Pensemos al EN como el conjunto de estrategias de la cual no hay incentivos individuales
a desviarse. Si la empresa 1 decidiese subir el precio, quedarı́a desplazada del mercado con
beneficios nulos, situación que lo deja indiferente a la situación de EN. Si redujese el precio,
estarı́a abasteciendo a todo el mercado a un precio que no alcanza a remunerar el costo marginal,
es decir, estarı́a produciendo a pérdida que es una situación peor que la de EN. De esta manera
vemos que la empresa 1 no tiene incentivos a desviarse unilateralmente de esta situación. Lo
mismo sucede para la empresa 2.

2.2.2. La paradoja de Bertrand


Hemos arribado a un equilibrio en el que las dos únicas empresas proveedoras del bien se-
leccionan un precio igual al costo marginal y por ende no obtienen beneficios, tal y como en
competencia perfecta. Este resultado, tan sorprendente como ingenuo es conocido como Para-
doja de Bertrand.

Los resultados que arrojan los distintos modelos suelen ser muy sensibles a los supuestos
cruciales que se realicen en la construcción de los mismos. Es posible dar respuesta a este resul-
tado paradójico si trabajamos sobre los supuestos que hicimos a principio de la sección. Si nos
alejásemos de la idea de juego estático con jugadas simultáneas, ası́ introduciendo la dimensión
temporal al juego, podrı́an emerger equilibrios de colusión en los que las firmas fijan el mismo

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precio por encima del costo marginal.

Por otro lado, un supuesto importante que hicimos fue el de homogeneidad del bien. Si
relajásemos este supuesto, las empresas por lo general no cargarı́an su costo marginal sino que
tendrı́an cierto margen de maniobra sobre el precio sin pérdida total de demanda ya que los
bienes en cuestión no serı́an perfectamente sustituibles.

También podrı́an pensarse en lı́mites a la capacidad productiva. En la formalización del


modelo supusimos que las empresas podrı́an abastecer a todo el mercado si ası́ fuese necesario.
Derribemos este supuesto y evaluemos la optimalidad del EN en el nuevo escenario. Partiendo
de la situación de beneficios nulos en que p1 = p2 = c, veamos qué sucede si la firma 1 sube su
precio. Ahora la empresa 2 enfrenta a toda la demanda pero ya no puede abastecerla y nece-
sariamente deberá ser provista por la empresa 1 que ahora les vende su producto a un precio
por encima del costo marginal, ası́ obteniendo beneficios positivos. De esta manera vemos que
las empresas tienen incentivos a desviarse por lo que el resultado paradójico de Bertrand deja
de sostenerse como un equilibrio.

2.2.3. Comentarios finales


Aunque quizás ingenuo y poco realista, el análisis de Bertrand nos sirve como referencia
del caso de competencia extrema en contexto de oligopolio. Cualquier resultado que surge de
la interacción entre firmas oligopólicas puede ser situado en el amplio espectro definido entre
el caso de nula competencia (producen conjuntamente la cantidad que habrı́a producido un
monopolista) y el caso de competencia extrema (Bertrand).

3. Aplicaciones de teorı́a de juegos para oligopolio


3.1. Duopolio de telecomunicaciones
Imaginemos que dos empresas, Telecom y Telefónica, enfrentan conjuntamente una demanda
inelástica de servicios de telefonı́a, de tal manera que una baja en el precio ocasionará pérdidas
de ingreso que no serán compensadas por un aumento en la cantidad demandada. Sin embargo,
separadamente y a causa de los clientes que una empresa podrı́a ganarse a expensas de la
otra si bajase el precio, enfrentan una demanda elástica. En primer lugar, asumimos que las
empresas sólo tienen dos posibilidades: implementar un esquema de descuentos o cobrar el
precio completo por sus servicios. Para ello, nos valemos de la teorı́a de los juegos enunciando
tanto a los jugadores como sus respectivas estrategias. Debe considerarse que el mismo resulta
un juego simultáneo, es decir donde todos al mismo tiempo sin poder observar la decisión del
rival. Por otro lado, también resulta un juego con información completa, por lo que existe un
conocimiento común de los jugadores que engloba estrategias, funciones de utilidad y pagos,
entre otros. La matriz de pagos (tomando en cuenta los distintos ingresos por ventas de las
compañı́as en caso de seguir las estrategias enunciadas) es la siguiente

Telecom
Precio completo Descuentos
Precio
(300;70) (100;90)
Telefónica Completo
Descuentos (400;35) (265;53)

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Recordemos que dentro de la matriz de pagos, el pago de la izquierda corresponde al pri-
mer jugador (Telefónica en este caso), mientras que el de la derecha refiere al segundo (Telecom).

En este ejemplo observamos el dilema del equilibrio no colusivo: si ambas firmas tomaran
la estrategia de precio completo, maximizarı́an sus ingresos por ventas de forma conjunta. Sin
embargo, ambas eligen su maniobra de acuerdo al accionar de la otra. En este caso, si Telecom
escogiera Precio completo, Telefónica optarı́a por Descuentos dado que 400 es superior a 300.
Del mismo modo, si Telecom se inclina por Descuentos, Telefónica copiará la estrategia dado
que 265 es superior a 100. Por su parte, si Telefónica elige Precio completo, Telecom escogerá
Descuentos ya que su ingreso por ventas de 90 es mayor a 70, mientras que si la primera elige
Descuentos, la segunda la imitará teniendo en cuenta que 53 es mayor a 35. De este modo,
la estrategia (descuentos; descuentos) se convierte en un Equilibrio de Nash: aquella situación
donde los agentes seleccionan su mejor estrategia, dada la estrategia que escogieron los demás.
Es decir, seleccionan la ’mejor respuesta’ al accionar del rival, sin incentivos a moverse del
equilibrio.

Por otro lado, aplicar los descuentos les reporta individualmente mayor capitalización sin
importar las estrategias que implemente su rival. Es decir que Descuentos domina estrictamente
a Precio Completo y (Descuentos; Descuentos) además de tratarse de un equilibrio de Nash,
también representa un conjunto de estrategias dominantes.

Si suponemos algunos cambios en la matriz de pagos, podemos describir un caso en el que


para un jugador no haya estrategias estrictamente dominantes:

Telecom
Precio completo Descuentos
Precio
(300;70) (100;90)
Telefónica Completo
Descuentos (200;35) (265;53)

En este caso, si Telecom juega Descuentos, a Telefónica le convendrá aplicar descuentos


también, mientras que si juega Precio completo esta última preferirá cobrar Precio completo.
Mientras que Descuentos ser á para Telecom una estrategia estrictamente dominante, no ocu-
rrirá lo mismo en el caso de Telefónica dado que no la elegirá independientemente del accionar
de su rival. En conclusián el juego presenta un equilibrio de Nash (Descuentos; Descuentos) que
no será un conjunto de estrategias dominantes.

3.2. Equilibrios no cooperativos


Sin dudas, el juego que con mayor dificultad no hallemos en cualquier manual de texto sea
el dilema del prisionero. Es éste el más utilizado a los fines de explicar la dinámica por la cual,
en este caso, dos prisioneros confluyen en un equilibrio no cooperativo (donde ambos confiesan
el crimen realizado por el otro recluso), generándose un perjuicio mayor al que podrÃan haber
obtenido en caso de cooperar uno con el otro (manteniendo silencio acerca del delito cometido
por el otro).

Para entender este resultado debemos comprender el concepto de juego simultáneo, lo cual
no requiere necesariamente que ambos jugadores actúen simultáneamente. Basta con que ambos
elijan una acción sin el conocimiento de las decisiones ajenas.

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Para el año 2005, se lanzó al aire un show televisivo de formato reality que repartı́a im-
portantes premios donde los participantes contaban sus historias (que podı́an ser verı́dicas o
falsas) por las cuáles creı́an que debı́an ser merecedores del premio. La mayor parte del juego
consistı́a en generar alianzas que permitı́an a dos protagonistas arribar a la final del programa,
momento en el cual nos centraremos.

Los dos finalistas poseı́an una pizarra donde debı́an dirimir su accionar sobre un jugoso
premio de 50 mil pesos (al año 2005) luego de conversar anteriormente y buscar la confianza
del otro participante. En ella debı́an escoger entre ’compartir todo’ o ’quedarme con todo’. En
caso de coincidir en la primera opción, se repartirı́an el dinero en montos iguales. En caso de
concordar en la segunda, ambos se irı́an del mismo modo en que llegaron.

Finalmente, si no hubiese coincidencia, quién hubiese escrito ’quedarme con todo’ se llevarı́a
la totalidad del mismo. Veamos esta disyuntiva plasmada en un juego:

Participante 2
Pagos expreasdos en miles de pesos
Compartir todo Quedarme con todo
Compartir todo (25;25) (0;50)
Participante 1
Quedarme con todo (50;0) (0;0)

Nótese que luego de resolver el juego, arribamos a un equilibrio de Nash donde el pago
asociado es nulo, a pesar de poder ubicarnos en una situación mucho mejor para ambos en caso
de compartir el dinero. Nuevamente, el incentivo a traicionar volvı́a a aparecer, tratándose de
un juego de información completa, donde ambos conocen la matriz de pagos y por ende, los
incentivos que se presentan. Es por ello, que ambos buscaban vorazmente ganar la confianza
de su oponente con el fin de que escoja la estrategia compartir y asegurarse, cuando menos, no
irse con las manos vacÃas.

3.3. Juegos repetidos


Al enfrentarnos al dilema del prisionero nos encontramos con el frustrante resultado de que
el equilibrio de Nash descarta la situación de cooperación en la que ambos reclusos hubiesen
terminado mejor o en que los participantes del show de tv compartı́an el premio. Esta jugada
no es alcanzada debido a que no hay incentivos unilaterales a realizar las acciones que llevan a
ese resultado, lo cual pareciera estar contradiciendo el principio de la mano invisible de Adam
Smith bajo el que la acción individual guı́a al sistema hacia la mejor asignación para todos.

Este resultado es bastante sensible a las condiciones en las que se lleva a cabo el juego.
En particular, hasta ahora hemos venido trabajando con juegos estáticos. Es decir, juegos que
se realizan de una vez para siempre: una vez que los prisioneros decidı́an si cooperar o no de
manera simultánea, automáticamente se sabı́a la condena de cada uno y allı́ terminaba todo
el asunto. O en el caso del show de tv, una vez resuelta la final el programa terminaba y a la
semana siguiente participarı́an otros concursantes.

Sin embargo, cuando queremos llevar juegos del tipo dilema del prisionero al terreno de la
economı́a difı́cilmente podamos sostener la idea de juego estático: las empresas al menos de
manera anual revisan sus decisiones de producción, contratación de empleados, ampliación de
planta, etc.; ası́ como los familias realizan sus compras una vez a la semana, cada dos semanas
o mensualmente. Es decir, la economı́a es un sistema dinámico en donde los ’jugadores’ toman
decisiones repetidas veces.

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3.3.1. Oligopolio aprisionado
Ahora procedemos a tratar de darle sentido económico a la situación de los prisioneros. Pen-
semos por un momento en un mercado duopolista en el que compiten por cantidades (Cournot).
Como ya hemos visto, los duopolios tienen poder de mercado, es decir, pueden incidir en el
precio a través de su producción. Particularmente, si deciden producir mayor cantidad se reduce
el precio de mercado, ceteris paribus.

Para poder cuadrar en un dilema de prisionero sencillo, haremos un supuesto adicional. La


decisión de producción de cada empresa duopolista es binaria: puede producir ’poco’ o bien
’mucho’. Llamaremos empresa 1 y empresa 2 a las dos firmas duopolistas. Sin ahondar acerca
de los supuestos que subyacen a las elasticidades de mercado, presentamos la siguiente matriz
de pagos:

Empresa 2
Mucho Poco
Mucho (5;5) (8;4)
Empresa 1
Poco (4;8) (7;7)

Sin pérdida de generalidad nos concentramos en la empresa 1, al ser un juego simétrico el


resultado será el mismo para ambas firmas. Si la empresa 1 supone que la empresa 2 producirá
poco, puede optar por producir poco también, ambas se dividirán al mercado por igual a un
precio relativamente alto aguardando un beneficio de 7 a cada una. Si por el contrario decide
producir mucho, ahora la empresa 1 tiene una mayor cuota de mercado que más que compensa
la caı́da de precio que se produce al haber una mayor cantidad ofrecida en mercado (el beneficio
es 8 en lugar de 7). La empresa 2 produce lo mismo que en el escenario anterior a un precio
menor, viendo reducidos sus beneficios de 7 a 4. De este análisis surge que la empresa 1 elegirá
producir ’mucho’ si cree que la empresa 2 producirá ’poco’.

Si la empresa 1 cree que la empresa 2 producirá mucho, la intuición del análisis es la mis-
ma. Vemos que nuevamente decidirá producir ’mucho’. En conclusión la estrategia de producir
’poco’ está dominada por producir ’mucho’. Finalmente el equilibrio de Nash es el que implica
la producción de una cantidad relativamente grande por cada empresa, significando un benefi-
cio de 5 para cada una. Sin embargo, si ambos acordasen en producir ’poco’, podrı́an alcanzar
beneficios más altos que los asociados al equilibrio de Nash. En otras palabras, las empresas 1
y 2 se encuentran en una situación análoga a la del dilema del prisionero, en la que ’delatar /
no cooperar’ es producir ’mucho’ y ’no delatar/ cooperar’ es producir poco.

Como anticipamos arriba, no parece insensato suponer que las empresas esperan participar
del mercado a lo largo de varios perı́odos y es lo que podemos apreciar en la realidad. A efectos
de nuestro ejemplo, podrı́amos decir que las empresas 1 y 2 disputan el juego repetidas veces.
Al incorporar la repetición, ciertos mecanismos podrı́an llevar a que la cooperación sea un
equilibrio de Nash.

3.3.2. Prisionero repetido


Supongamos que el horizonte de planeamiento es de tres años, es decir el juego se disputa
tres veces. Ahora las estrategias posibles son ’cooperar’ y ’no cooperar’. Los jugadores ahora
’se ven las caras’ repetidas veces, hay posibilidad de acciones coordinadas. Cooperar implicarı́a
producir ’poco’ a lo largo de los tres perı́odos, mientras que no cooperar implica producir ’mu-
cho’ en las tres jugadas. Si bien puede emerger la cooperación estratégica entre ambas empresas,

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no puede reglamentarse oficialmente dado que difı́cilmente el Estado avale la cartelización en el
mercado. Sin embargo, las mismas firmas pueden implementar distintos mecanismos que cas-
tiguen los desvı́os de acuerdo. Particularmente, supongamos que si una empresa se desvı́a del
acuerdo, la otra la castiga produciendo ’mucho’ en los dos perı́odos restantes.

Veamos los pagos asociados a las distintas estrategias, nuevamente nos enfocamos en la
empresa 1. Si ésta supone que la empresa 2 decide ’cooperar’, tiene dos alternativas. Por un
lado si decide ’no cooperar’ obtendrá un pago de 7 el primer perı́odo y de 5 en los dos perı́odos
restantes al ser castigado por su actitud no cooperativa. Si decidiese cooperar, obtendrÃa 7 en
todos los perı́odos:

Benef icio(N ocooperar/Cooperar) : 8 + 5 + 5 = 18

Benef icio(Cooperar/Cooperar) : 7 + 7 + 7 = 21
En caso de que la empresa 1 suponga que la empresa 2 no cooperará, sus pagos asociados
serán:

Benef icio(Cooperar/N ocooperar) : 4 + 5 + 5 = 14

Benef icio(N ocooperar/N ocooperar) : 5 + 5 + 5 = 15


Ahora podemos plantear la matriz de juego repetido de tres perı́odos:

Empresa 2
No cooperar Cooperar
No cooperar (15;15) (18;14)
Empresa 1
Cooperar (14;18) (21;21)

Observamos que prevalece el equilibrio de Nash de no cooperación. Sin embargo emerge


también uno nuevo: ahora tenemos un segundo equilibrio de Nash que también es óptimo en
términos de Pareto.

3.3.3. Una aclaración pertinente: amenazas y sub-juegos


La repetición de juego y el mecanismo de castigo lograron generar un equilibrio en el que
las firmas producen ’poco’ en todos los perı́odos. Aunque la solución que hemos presentado
al problema de juegos repetidos parece intuitiva y sencilla y sirve para ilustrar la aparición de
nuevos equilibrios en juegos repetidos, hemos incurrido en un fallo lógico que invalida la manera
en que la hemos resuelto.

El nuevo equilibrio de cooperación emerge al ser creı́ble la potencial amenaza de castigo ante
la no cooperación. Llegada la hora de jugar el último perı́odo, ¿por qué una empresa seguirı́a
cooperando? Si decidiese producir ’mucho’ en el tercer perı́odo logrará un mayor beneficio y no
habrı́a ningń posible castigo dado que el juego es finito y finaliza en ese perı́odo. Una solución
técnicamente correcta debe tener en cuenta que una empresa puede contemplar cooperar (pro-
ducir poco) en los primeros dos perı́odos y desviarse del acuerdo (producir mucho) en el último
perı́odo. O cualquier otro combo de opciones posibles entre ’mucho’ y ’poco’ a lo largo de los
tres perı́odos.

Al tener en cuenta estas cuestiones el camino para resolver el juego repetido se complejiza
bastante, por lo que nos quedaremos con la solución inocente –en el sentido de que las amenazas

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siguen siendo crevibles aún en el último perı́odo– presentada en la subsección previa y remitimos
a los lectores interesados en el tema al apartado de Sub-Juegos en Un Primer Curso de Teorı́a
de Juegos de Gibbons (1992).

3.4. Drag along y tag along


El tag along o más comúnmente conocido como derecho de acompañamiento, busca proteger
a los accionistas minoritarios en caso que se decida proceder a la adquisición de una compañı́a
por parte de un tercero. Este permite unirse a la transacción de compra bajo las mismas con-
diciones en las cuáles un accionista mayoritario vende.

Por su parte, el drag along busca proteger a los accionistas mayoritarios, exigiendo a los
minoritarios la venta de sus acciones, cuando los compradores tengan como propósito la adqui-
sición de la totalidad de las mismas, con el fin de ejercer el control total de la sociedad.

Volviendo al primer caso, podemos pensar en la constitución de un juego que represente


la disyuntiva del accionista minoritario asumiendo la existencia del derecho tag along. Supon-
gamos que se procede a la compra de la compañı́a, donde el tercero adquiriente busca tomar
participación mayoritaria en la misma con el fin de ejercer los derechos polı́ticos. De este mo-
do, la negociación de los pormenores de la adquisición se realizará con el accionista mayoritario.

Con el fin de asegurar dicha operación, el comprador tomará una estrategia agresiva ofre-
ciendo un precio por encima del de mercado. En este caso, los minoritarios tienen el derecho a
ejercer la venta de sus acciones bajo las mismas condiciones (mismo precio) que los primeros.
Sin embargo, ello resulta un derecho y no una obligación, pudiendo decidir libremente entre
vender o no hacerlo. En el primero de los casos, se asegura un precio relativamente alto produc-
to de beneficiarse del valor pactado por la posesión mayoritaria. En el segundo, si bien puede
apostar a una potencial alza producto de la nueva dinámica de la firma, se verá en un mercado
mucho más ilı́quido (con menor cantidad de acciones en circulación) que empujará el precio a
la baja.

Minoristas
Juego con tag along
No vender Vender
No vender (40;40) (40;40)
Mayoristas
Vender (50;30) (50;50)

4. Regulación y el Índice de Herfindahl-Hirschman


La mayorı́a de los paı́ses poseen leyes antitrusts, es decir, leyes que velan por la leal compe-
tencia en cada mercado. La primera ley referida a esto fue la Sherman Antitrust Act de 1890
que protegı́a justamente los contratos firmados que restringı́an el comercio y las conspiraciones
para intentar monopolizar un mercado. Si bien la ley no fue efectiva por falta de recursos en
aquel momento, fue el primer antecedente que luego se perfeccionó con la creación de la Federal
Trade Commission (FTC) en Estados Unidos.

La ley argentina de defensa de la competencia (Ley 22262 establecida en 1980) caracteriza


como anticompetitivos a los actos que distorsionen la competencia o representen abuso de posi-
ción dominante, siempre que los mismos puedan provocar un perjuicio para el interés económico

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general. Este último concepto puede identificarse con la noción de ’excedente total de los agen-
tes económicos’, y medirse como la suma de los excedentes del consumidor y del productor.
Asimismo, la idea de ’abuso de posición dominante’ puede relacionarse con el ejercicio del po-
der de mercado por parte de una empresa o coalición que tenga una posición monopólica o de
liderazgo en precios o cantidades. Los actos y conductas anticompetitivos pueden no provenir
de una situación de abuso de posición dominante, pero deben implicar ejercicio del poder de
mercado y repercutir real o potencialmente sobre el excedente total de los agentes económicos.
Sin embargo, no debe confundı́rselos con distorsiones originadas en monopolios naturales, ex-
ternalidades reales o información asimétrica, cuya solución jurı́dica no puede nunca estar en la
ley de defensa de la competencia sino en normas regulatorias, impositivas, de responsabilidad
civil, de lealtad comercial o de defensa del consumidor.

Las dificultades para medir la ineficiencia que puede generar un mayor poder de mercado
obligan a que existan estas leyes. Los debates son enérgicos cuando una empresa desea fusionar-
se o adquirir a un par. Los motivos pueden ser varios, siendo el más frecuente la obtención de
una cuota mayor de mercado. Otras se destacan como la búsqueda de una integración vertical
para reducir costos, a través del cual una firma realiza distintas etapas de un mismo proceso
productivo (por ejemplo una empresa energética que participe en la generación, transporte y
distribución de la energı́a). Este tipo de conductas, en algunos casos pueden generar litigios que
terminan determinándose en tribunales tanto nacionales, como aquellos que puedan requerir la
intervención de varias naciones debido a que la OMC no posee acuerdos vinculantes plurina-
cionales para favorecer la defensa de la competencia.

Una de las medidas mÁs utilizadas para medir la concentraciÓn en una industria es el
ı́ndice Herfindal-Hirschman (HHI por sus siglas en inglés). Este ı́ndice adoptado e incorporado
en la FTC no se encuentra en la ley argentina, pero sirve como argumento para decidir si una
industria tiene concentración y en qué grado.

El ı́ndice se calcual de la siguiente manera para un mercado con n firmas:


n  2
X V entas o produccion de la f irma i
HHI = x100
i=1
T otal de ventas o produccion del mercado
Analizando la fórmula se puede observar que mientras menos empresas existan, mayor será
este indicador y viceversa. Como norma se dice que un mercado con un HHI menor a 1000 no es
un mercado concentrado. Un valor entre 1000 y 1800 es moderadamente concentrado, mientras
que mayor a 1800 altamente concentrado.

Por ejemplo, en Argentina, la familia Bemberg vendió en 2002 un 37,5 % de la marca de


cervezas Quilmes a la belga-brasilera InBev, propietaria de Brahma. Para aprobar dicha tran-
sacción, la Comisión Nacional de la Defensa de la Competencia (CNDC) exigió desprenderse
de algunos activos para aprobar la operación, esos activos fueron las marcas Bieckert, Palermo
y Andes.

El mercado local en el año 2015 quedó repartido de la siguiente forma:

12
Si uno calcula el HHI sobre estos valores se encontrará con un ı́ndice de 2023, donde Quilmes,
de todas maneras, sigue concentrando buena parte del mercado junto a Brahma. Podrı́amos
entonces denominar al mismo, como un mercado altamente concentrado.

No todos los mercados poseen tal grado de concentración. La industria lechera en Argentina
a ese mismo año producı́a leche procesada por dı́a de la siguiente forma:

En la computación del ı́ndice, al aparecer un ’resto’ no se considera por tratarse de empresas


tan atomizadas que no tienen poder de mercado y podrı́an sesgar al alza al indicador. Debe
tenerse en cuenta que a través de distintas marcas, en algunos casos, se puede eludir y generar
una falsa competencia. La mexicana Bimbo compró Fargo recientemente y a través de distintas
marcas, vende el 61 % de los panificados envasados en Argentina. Lo que da un punto de partida
para un HHI de 3.721.

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De este modo, a través del HHI podemos obtener una clasificación de mercado entre el lı́mite
de la competencia perfecta (un HHI menor a 100) o un caso de monopolio donde el valor adop-
tado es de 10.000. También, es interesante ver la evolución en el tiempo de algunas industrias
con el fin de explorar si los mercados se han vuelto más o menos competitivos. Por ejemplo, en
Argentina el HHI de la producción de aceite de soja era de 1.099 en 1998 y en 2007 llegó a 1.480.

Otro ejemplo es la producción del cemento en Argentina que se reparte en cuatro empresas:
Loma Negra (55,3 %), Holcim (28,3 %), Cementos Avellaneda (14 %) y Petroquı́mica Comodoro
Rivadavia (2,4 %). En este caso el HHI será de 4060,74 (un resultado notablemente alto).

En conclusión, a veces las sinergias o la integración vertical pueden derivar en eficiencias,


pero de ninguna manera esto deberı́a afectar a la competencia vigente en un mercado. Por lo
tanto, a la hora de evaluar fusiones y adquisiciones estos indicadores en suma con el análisis de
bienestar presentado anteriormente son los elementos centrales sobre los que se aprueban o no
dichas operaciones.

4.0.1. Caso de posición dominante


Uno de los casos con mayor resonancia pública en torno al ejercicio de posición dominante
e integración vertical es el mercado de financiación por medio de las tarjetas de crédito. Por
tal motivo, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia ordenó la desinversión de la
empresa PRISMA, única adquirente de VISA argentina, basada en la información de distintos
informes presentados.

Según éstos, la misma representaba el 60 % del total de tarjetas de crédito emitidas, siendo
propiedad de 15 entidades bancarias, que además de emitir las tarjetas, componen su directorio
a través de representantes. Más aún, tienen una alta participación en el segmento de procesa-
miento de pagos electrónicos POS, y en el de la facilitación de los mismos, dependiendo si la
transacción es presencial o no.

El mercado de tarjetas de crédito muestra una importante integración vertical en cada uno
de los eslabones de la cadena. En primera instancia, la adquirente de VISA (empresa PRISMA)
se encuentra compuesta por los bancos emisores de tarjetas (punto que ampliaremos más ade-
lante) a la vez que participa en la provisión de terminales POS, necesarias para el procesamiento
del pago electrónico realizado en un comercio en forma presencial. Esta fuerte dependencia en
las etapas del sistema de pagos, continúa también en el canal no presencial, donde la conecti-
vidad se realiza o bien a través de facilitadores de pagos, o lo que más comúnmente se conoce
como gateways. Para el caso de los segundos, uno de los principales proveedores es SPS De-
cidir.com, también propiedad de PRISMA. En cuanto a los primeros, se ubican más opciones
entre las que encontramos la internacional PayU, Mercado Pago (propiedad de Mercado Libre),
Cuenta Digital y Todo Pago (de PRISMA), entre otras alternativas.

En conclusión, para el caso de PRISMA observamos una cuádruple integración vertical. En


primer lugar, ésta posee una posición de dominio en el mercado de adquirencia con casi el 60 %
de la facturación total en tarjetas de crédito, encontrándose además, integrada por los bancos
emisores de plásticos (por lo que se genera una participación indirecta). Este proceso continúa
en el segmento de terminales de pagos electrónicos para el canal presencial de compra, donde
PRISMA es dueña de LAPOS, uno de los dos canales junto con POSNET, propiedad de FIRST
DATA (firma que gerencia Master Card). Por último, en el canal no presencial, si bien existen
varias firmas, también tiene participación a través de Mercado Pago y es dueña de uno de los

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dos gateways.
A modo de resumen, se enuncian las principales ineficiencias del sistema:

VISA poseı́a un Market share del 60 % de mercado

Cobro de la máxima comisión permitida (3 %). Dado que ello se realiza sobre el monto de
venta y no el neto que resultarı́aa de deducir el IVA, este pago terminaba representando
el 3,6 %.

Altos costos de transferencias interbancarias entre el banco pagador (el que le paga al
comercio) y el emisor (encargado de cobrarle al comprador), los cuáles suelen ser distin-
tos. Este último le cobra al consumidor, transfiriendo al banco pagador para luego ser
depositado en el comercio. En Argentina, el 95 % de la comisión por transacción que se
les cobra a los comercios está compuesto por estas transferencias interbancarias.

Se favorece a los bancos con mayor cantidad de tarjetas emitidas, sin incentivo alguno a
adquirir comercios.

Abuso de posición dominante en los plazos de acreditación de los pagos.

Único adquirente para cada una de las tarjetas de crédito/débito donde los tres princi-
pales núcleos (’Adquirencia’, ’Financiamiento’ y ’Procesamiento’) no son abiertos ni se
encuentran separados entre sı́, en un claro proceso de integración vertical.

Por otra parte, al analizar la experiencia latinoamericana, tanto en Brasil como en Colom-
bia el sistema de procesamiento y el de financiación de compras en cuotas están totalmente
separados, con sistemas abiertos. De este modo, el comercio elige las tarjetas a operar, decide
el adquirente del servicio (múltiples y en general son bancos), eligiendo incluso, la empresa que
procesa sus operaciones, que incluye el servicio de terminales electrónicas que operan dentro
de su negocio. Por el contrario, en el caso de Argentina, los comercios se veÃan obligados a
procesar sus operaciones con la empresa de la tarjeta elegida.

Nuevamente, uno de los conceptos utilizados por la CNDC para resolver la desintegración
de la empresa PRISMA fue el HHI. Si bien una primer mirada concluirı́a en un Herfindahl
bajo en la concentración de emisión de plásticos de crédito y débito por parte de los bancos, al
analizar la composición de la empresa adquirente, el resultado es inverso. Sus accionistas (entre
los que se encuentran 9 de los 10 principales bancos en lo que a custodia de depósitos refiere)
representan casi el 80 % del total de tarjetas de crédito y el 72 % en las de débito.

15
A. Apéndice 1
Supongamos, ahora, que Loma Negra y Holcim compiten en el mercado del cemento. Aquı́
las estrategias reflejan cantidades continuas (con el precio determinado en el mercado en función
de la cantidad). Supongamos, en particular, que los costos marginales son despreciables y la
correspondencia de demanda es
1
P = 100 − (qLN + qH )
2
De mode que
1
YLN = qLN (100 − (qLN + qH )
2
1
YH = qH (100 − (qLN + qH )
2
esto es porque el ingreso es igual a precio por cantidad. El problema de las firmas será
determinar la cantidad óptima de producción, es decir aquella que maximice el beneficio (en
este caso igual al ingreso). Esta cantidad igualará el ingreso marginal a cero. Distribuyendo,
derivando e igualando a cero ambas ecuaciones:
1
100 − qLN − qH = 0
2
1
100 − qH − qLN = 0
2
La cantidad óptima en cada caso será qLN = 100 − 12 qH y qH = 100 − 21 qLN . Ası́, el equilibrio
de Cournot resultará (qLN = qH = 66, 666...)

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B. Apéndice 2: Demanda quebrada
Un modelo clásico, previo al desarrollo de la teorı́a de juegos y útil para entender las par-
ticularidades del oligopolio es el de la demanda quebrada. En este modelo las firmas buscan
maximizar sus beneficios, de modo que igualan su ingreso marginal a su costo marginal. Sin em-
bargo, la curva de demanda que enfrentan no es perfectamente convexa sino que está ’quebrada’
en un punto. La intuición juego-teórica detrás del modelo serı́a la siguiente: si un productor
aumenta el precio del bien transado, sus competidores apenas reaccionarán (beneficiándose del
aumento de la cuota de mercado), aunque si lo baja puede disparar una guerra de precios.
Ası́, el productor enfrenta una curva de demanda elástica para los aumentos de precio, pero
inelástica para las bajas. La principal implicancia de esta ’quebradura’ es que la curva del in-
greso marginal experimenta un súbito desplome en dicho punto, pudiendo ser atravesada por
diferentes curvas de costo marginal. Dicho de otro modo, pequeñas perturbaciones en los costos
no se verı́an reflejadas en el precio: estos experimentarı́an rigideces.

C. Apéndice 3: modelo de Stackelberg


Los modelos estudiados en este capı́tulo son modelos estáticos que consideran oligopolistas
en una situación de relativa simetrı́a. Un buen modelo para introducir el estudio de la dinámica
de los oligopolios en una situación de asimetrı́a es el modelo de Stackelberg o modelo de lı́der-
seguidor. En este modelo una empresa lı́der elige la cantidad que va a producir en el perı́odo
siguiente y, tras observar esta decisión, las firmas seguidoras toman sus decisiones, ambos pro-
curando maximizar su beneficio bajo la restricción que impone la curva de demanda exógena.
En este modelo, los seguidores reaccionaran aumentando tanto como sea posible sus ingresos
dada la decisión que tome el lı́der, aumentando o restringiendo la producción. El lı́der anticipa
esto en el primer perı́odo en el que toma la decisión y maximiza su propio beneficio fijando la
cantidad que iguala la curva de reacción de las firmas seguidoras con su curva de isobeneficio.
En este sentido, el modelo de Stackeberg representa un caso intermedio entre el equilibrio de
Cournot (en que las curvas de reacción se intersectan) y el modelo clásico de oligopolio (en que
una firma maximiza sus beneficios frente a una demanda exógena).

D. Apéndice 4: disuasión de entrada


La misma lógica del modelo de Stackelberg puede aplicarse para la comprensión de la disua-
sión de entrada. Una propiedad valiosa de este modelo es que captura el sentido de compromiso
que tienen los costos fijos. Imaginemos que dos firmas deben decidir su inversión en capital:
la primera es la firma que actualmente domina el mercado y la segunda es la entrante, quien
debe decidir habiendo observado la decisión de la primera si competir o no. De este modo, la
firma dominante decidirá en función una curva de reacción ex ante y no en función de la curva
de reacción que prevalecerı́a en la competencia simultánea que evalúa. El resultado es que la
firma dominante sobreacumula capital disuadiendo efectivamente la entrada de su potencial
competidora.

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