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Expediente Nro. 24.

229/2010

SENTENCIA Nº 93999 CAUSA Nº24.229/2010 “CORONEL NELSON C/ NEUMAN JAIME


EMILIO Y OTRO S/ DESPIDO”. JUZGADO Nro. 56

En la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, a


30.04.14, reunidos en la Sala de Acuerdos los señores miembros integrantes de este Tribunal, a
fin de considerar el recurso deducido contra la sentencia apelada, se procede a oír las
opiniones de los presentes en el orden de sorteo practicado al efecto, resultando así la siguiente
exposición de fundamentos y votación:

La Dra. Diana Regina Cañal dijo:

Contra la sentencia de primera instancia, se alza la parte actora, en los


términos del memorial que obra a fs. 275/282, con réplica de la contraria a fs. 303/310. A su
vez, los representantes letrados de ambas partes apelan sus honorarios, por considerarlos
reducidos (fs. 274, 283 y 291).

El accionante se queja, porque se rechazó la indemnización por despido


prevista en el art. 245 de la LCT, al determinarse que el vínculo laboral se extinguió por muerte
del empleador, de conformidad con lo dispuesto en el art. 249 de la LCT.

En este sentido, plantea la nulidad de la sentencia, invocando que para


resolver se tuvieron en cuenta declaraciones testimoniales, que no fueron ofrecidas por las
partes, y ni siquiera figuran en el expediente. De modo, que resalta que el juez de grado anterior
rechazó la presente acción, basándose en elementos de prueba ajenos a la presente litis.

Luego, manifiesta que no se explicaron cuáles serían las condiciones


personales del empleador, que impedían, luego del fallecimiento, la continuidad del vínculo
laboral, y la explotación de un negocio de venta de juguetes y artículos de bazar.

Acto seguido, estima que tampoco el magistrado se expidió sobre el


reclamo de pago del mes de despido, y de las vacaciones del 2008.

En forma suplementaria, para el caso de que no se hiciese lugar al


planteo de nulidad, deduce recurso de apelación, por las mismas razones expuestas en los
párrafos anteriores.

Asimismo, refiere que tras haber efectuado intimaciones a las


demandadas para que regularizaran su situación laboral, sin recibir respuesta alguna, se
colocó en la situación de despido. Ello, sin haber tenido conocimiento de la muerte de Neuman.

Asimismo, sostiene que en los respectivos escritos de contestación de


demanda, ni la cónyuge ni las hijas de Neuman invocaron las supuestas condiciones personales
de aquel, que obstaculizaban la reconducción del negocio.

En cuanto al incorrecto registro de la fecha de ingreso, y pago de las


remuneraciones parcialmente en forma clandestina, refiere que las declaraciones testimoniales
rendidas en autos, resultaron suficientes para acreditarlos.

En relación con la responsabilidad de Adriana Ester Gillman, refirió que


se debe revocar lo decidido en el grado anterior, en tanto a que se encuentra demostrado en el
expediente, que la misma colaboraba con el negocio, y resulta heredera del difunto.

En razón de todo lo expuesto hasta aquí, solicita las indemnizaciones


derivadas del distracto, multas de la ley de empleo, y que se revea el tratamiento de las costas
por la acción intentada contra Gilman.

Finalmente, manifiesta que existieron errores de cálculo en la liquidación


del monto de condena.

Previo a resolver, haré una breve síntesis de los hechos acaecidos en la


causa.

Del escrito de demanda, surge que el actor se desempeñó bajo las


órdenes de Jaime Emilio Neuman y Adriana Esther Gilman, que explotaban un negocio de
artículos de bazar y juguetería, ubicado en la calle Pasteur 345, de Capital Federal.

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Expediente Nro. 24.229/2010

En cuanto a las condiciones del vínculo laboral, el accionante manifestó


que los codemandados registraron una fecha de ingreso posterior a la real, y que en los recibos
de haberes se consignaba una remuneración menor ($1.916,23), de la que percibía de $2.366.

Acto seguido, describió que a principio de febrero del 2009, la


coaccionada Gilman le hizo saber que “iban a prescindir de sus servicios”. De modo que, aquél
procedió a intimar a los empleadores para que regularizaran su situación laboral, en los
siguientes términos: “mi real fecha de ingreso 1.01.94, real categoría de vendedor “B”…real
remuneración $2.366,23, todo conforme CCT Nro. 130/75…”.

Destacó que tanto Gilman como Neuman, nada respondieron a sus


reclamos, por lo que se consideró despedido el 16.02.09.

Por último, aclaró que ambos codemandados le impartían las órdenes


de trabajo, aunque en los recibos de haberes figuraba solo el Sr. Neuman Jaime Emilio. Razón
por la cual, solicita que Gilman y Neuman sean condenados solidariamente a abonar todos los
rubros incluidos en la liquidación final (fs. 4/17).

A fs. 35, el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nro. 55,


informó que se dictó declaratoria de herederos en los autos “Neuman Jaime Emilio s/ sucesión”,
disponiendo en carácter de herederas a sus hijas Eleonora Esther Neuman y Sharon Micol
Neuman, y su cónyuge Adriana Ester Gilman.

A fs. 71, contesta demanda la codemandada Gilman, invocando que


concurrió en varias oportunidades al local en cuestión, porque durante varios años estuvo
casada con el Sr. Neuman, y formaron una familia. Agregó que de esa unión, nació su hija
Sharon Micol, a quien representa en autos.

Sumado a ello, aclaró que nunca participó de la explotación comercial


del establecimiento, llevándola adelante el Sr. Neuman en forma unipersonal.

Manifestó que el 19.01.09, el demandado fue hallado sin vida en su


departamento, y tomó intervención la Fiscalía de Instrucción Número 4, para abrir una causa
por muerte dudosa. Refirió que desde ese día, el negocio se mantuvo cerrado.

Asimismo, estima que de acuerdo a lo dispuesto en el art. 249 de la


LCT, el vínculo entre el accionante y el demandado finalizó por muerte de este último.

En el responde, la Sra. Neuman Eleonora Esther (fs. 85/89), reconoció


su carácter de hija y heredera del Sr. Neuman Jaime Emilio, pero manifestó que desconoce
todo lo referente a la explotación comercial del negocio en cuestión.

A fs. 106, tomo intervención el defensor de menores Dr. Marcelo G Jaul,


por la codemandada Neuman Sharon Micol.

En estas condiciones, el primer punto a dilucidar, se refiere a la causa


que motivó el distracto de la relación laboral. En el escrito de demanda, el actor manifestó que
ante el silencio incurrido por sus empleadores, a las intimaciones efectuadas para que
regularizaran su situación laboral, se consideró despedido el 16.02.09. En cambio, en las
contestaciones de demanda, las coaccionadas invocaron que el vínculo se extinguió por muerte
del empleador Jaime Emilio Neuman, el 19.01.09, conforme el art. 249 de la LCT.

Respecto de esta contienda, ninguno de los testigos que declararon en


autos tenía conocimiento de las causales del distracto, ni de la fecha hasta la cual el Sr. Coronel
prestó tareas en el local ubicado en la calle Pasteur 345, Capital Federal.

Del informe remitido por la AFIP, se advierte que en el sistema “Mi


Simplificación”, el Sr. Coronel Nelson fue dado de baja por el empleador, el 20.01.09 (fs. 230).
Es decir, un día después del fallecimiento del Sr. Jaime E. Neuman.

Ahora, veamos el desarrollo del intercambio epistolar.

El 6 de febrero del 2009, el accionante envió los Telegramas Nro.


68781614 y Nro. 68639864, a los Sres. Gilman Adriana Esther y Neuman Emilio, intimándolos
para que registraran el contrato de trabajo en debida forma, de acuerdo a su real fecha de
ingreso, y remuneración (ver fs. 183/184).

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Respecto de estas comunicaciones, el Correo Argentino informó que


ambas salieron a distribución el día 10.02.09, siendo devueltas por el agente distribuidor, la
primera, con la observación “fallecido”, y la segunda, remitida a Gilman, con la leyenda “se
mudó”. De modo que, fueron reexpedidas al domicilio del remitente.

Como se puede apreciar de la prueba informativa al Correo Argentino, el


accionante había adquirido conocimiento del fallecimiento del Sr. Neuman, antes de
considerarse despedido el 16.02.09 (conforme el TLC Nro. 74757084). Sin embargo, esta
circunstancia no implica per se, que el vínculo laboral se haya extinguido por la referida
defunción.

En este sentido, cabe recordar que la muerte del empleador no provoca,


en principio, la extinción del contrato de trabajo, ya que según el criterio de continuidad, el
mismo seguirá vigente con los herederos del causante (art. 249 LCT), salvo en aquellos
casos en que las condiciones personales, o legales, o la actividad profesional del empleador,
hayan sido la causa determinante de la relación laboral. Entonces sí, al desaparecer las
mismas, se acepta que se invoque la extinción del contrato (en sentido análogo, sentencia Nro.
71290, del 15/10/97, dictada en autos “GAGLIANO, María c/ SIRATA, Rosa y otro s/ despido”,
de la Sala I, CNAT).

Sin perjuicio de lo expuesto, en la hipótesis de autos, las coherederas


del Sr. Neuman no acreditaron ni siquiera invocaron en los respectivos respondes, cuáles eran
las condiciones particulares del empleador fallecido, que supuestamente serían determinantes
para mantener el vínculo laboral. Luego, tampoco considero que para la explotación de un
negocio de venta de artículos de bazar, se requieran cualidades específicas que solo las
pudiera poseer el Sr. Neuman, y no sus coherederas.

En definitiva, no habiendo sido notificado el Sr. Coronel, de que se lo


había dado de baja de la AFIP, y en virtud de lo dispuesto en el art. 249 de la LCT, el vínculo
laboral continuó vigente, sin solución de continuidad, con las coherederas del empleador.

Ahora bien, analizaré si la Sra. Gilman recibió la comunicación efectuada


por el actor, o si por el contrario, esta nunca alcanzó la esfera de su conocimiento.

Es sabido que en materia laboral, las comunicaciones habidas entre las


partes son de carácter recepticio, por lo que para que surtan efectos deben necesariamente
llegar a la esfera de conocimiento de la contraria, generándose así la asunción de un riesgo
para quien realiza la comunicación

De ahí, que reiteradamente se ha sostenido, que quien elige un medio


para comunicar su voluntad, asume la responsabilidad por sus resultados (en sentido análogo,
sentencia Nro: 1.788, del 16 de abril del 2.003, dictada por la suscripta como juez de primera
instancia del Juzgado Nro. 74, en autos "Zalazar, Jacinto Celedonio c/ Incat SRL y otros s/
despido", y SD Nro. 92760, del 31.08.11, dictada ya como juez de la Sala III CNAT, en autos
“Grillo Cintia Yanina c/ CAT Technologies Argentina SA s/ despido”).

Sin perjuicio de ello, tal principio no resulta aplicable, cuando la


comunicación no llegó a cumplir su cometido por culpa del destinatario.

En el sublite, el telegrama enviado a la Sra. Gilman fue devuelto con la


leyenda "se mudó”. Sin embargo, el mismo había sido dirigida al domicilio correcto, Pasteur 345
Capital Federal, justamente al lugar en donde prestaba servicios el Sr. Coronel (en sentido
análogo, sentencia 40230, del 28/06/07, en autos “Inca, Sergio Pascual c/ Coto C.I.C. S.A. s/
despido”, de la Sala VII CNAT).

En virtud de lo expuesto, considero que en caso de duda, en la


apreciación de la prueba no cabe interpretarla sino en el sentido más favorable para el
trabajador (art. 9 L.C.T. (texto Ley 26.428, “teoría de las cargas dinámicas de la prueba”, arts.
386 y 477 del CPCCN). Asimismo, si bien en esta sede corresponde aplicar el principio de la
naturaleza recepticia de las comunicaciones, existe aún un principio de mayor jerarquía, cual es
el de primacía de la realidad.

Nótese que el telegrama no viene informado con “domicilio cerrado”, lo


que implicaba que el negocio estaba abierto. De esta última circunstancia se deriva, a su vez,
que alguien informó que Gilman “se mudó”. Es decir, que la codemandada se encontraba allí
habitualmente, y no se trataba de una persona desconocida en el lugar.

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En ese marco, teniendo en cuenta todo lo analizado precedentemente, y


que el vínculo laboral continuó con las coherederas, median vehementes indicios de que la
comunicación enviada por el Sr. Coronel no fue recibida por razones ajenas a aquél.

Por otro lado, cabe destacar que el actor tuvo conocimiento del deceso
del Sr. Neuman luego del 10.02.09 –fecha en que fue devuelto el telegrama de intimación al
destinatario- (el Correo no informó cuándo sucedió exactamente), pero eso no implicaba,
necesariamente, que supiese que el vínculo laboral no continuaría con las coherederas. De
modo que, por lo menos hasta esa fecha, el contrato laboral se mantuvo vigente.

Sumado a ello, como se puede apreciar, las codemandadas pusieron


diligencia en dar de baja de la AFIP al trabajador, pero jamás se lo comunicaron. Lo mismo
sucedió con el fallecimiento del Sr. Neuman. En definitiva, no solo omitieron notificar a Coronel
la muerte de Neuman, sino la disolución del vínculo.

Por otro lado, cabe destacar que al haber sido devuelto el telegrama
enviado a Gilman, con la leyenda “se mudó”, el trabajador no tenía por qué conocer el domicilio
particular de la misma, para dirigir el colacionado allí.

Estas circunstancias, me llevan a concluir que si las coherederas tenían


la intención de poner fin a la explotación del negocio, y al contrato laboral, lo correcto hubiera
sido que se lo hicieran saber al dependiente tempestivamente. En virtud del principio de buena
fe, que debe regir en materia laboral, aquellas debían haber enviado una comunicación al
trabajador, poniendo en conocimiento su voluntad extintiva, y del deceso.

De modo que, ante el silencio de las codemandadas, los telegramas de


intimación devueltos sin posibilidad de llegar a los destinatarios, la noticia del fallecimiento del
Sr. Neuman, arribo a la conclusión de que el actor se encontraba asistido de derecho para
considerarse injuriado, y despedido (art. 242 de la LCT). Razón por la cual, propongo hacer
lugar a la indemnizaciones reclamadas en autos (arts. 245, 232 y 233).

Definido ello, analizaré si el contrato de trabajo habido entre las partes


se encontraba debidamente registrado.

Del escrito de demanda, y de los términos expuestos en el intercambio


epistolar, se advierte que el actor denunció como real fecha de ingreso, el 1.01.94, y
remuneración percibida (parcialmente en forma clandestina) la suma $2.366,23.

En cambio, en el responde, la Sra. Gilman manifestó que el accionante


ingresó a trabajar el 1.03.96, y que la remuneración se encontraba consignada en debida forma
en los recibos de haberes.

Veamos qué dijeron los testigos al respecto.

El Sr. Mascioli (fs. 213/214), propuesto por el actor, manifestó que


trabajaba en la misma cuadra que el accionante, a “unos metros”. Refirió que las órdenes de
trabajo al accionante se las daba Neuman, que esto lo sabe porque lo veía. En cuanto a la
fecha de ingreso, manifestó que Coronel comenzó a prestar tareas en el local de la demandada
en 1992, pero que él empezó a trabajar cerca de allí en junio de 1999.

Por la misma parte, la Sra. Gutiérrez (fs. 216/217), manifestó que trabajó
con el actor en el local ubicado en la calle Pasteur 345, en la zona de once. Indicó que ella se
desempeñó durante el 2005, que fue un periodo corto, algunos meses. Sostuvo que las órdenes
de trabajo eran impartidas por el Sr. Jaime Neuman, quien a su vez, les pagaba los salarios.
Aclaró que no sabe cuánto percibía el accionante, ni cómo era el método de pago. Sumado a
ello, manifestó que no sabe la fecha de ingreso ni la de egreso.

También a instancias del accionante, prestó declaración el Sr. Barreto


(fs. 219/220), quien dijo que ambos ingresaron a trabajar en 1994, pero no recuerda en qué
mes. Manifestó que percibían una remuneración de aproximadamente $2.500, que era abonada
parcialmente en forma clandestina. Hizo hincapié en que Neuman “manejaba todo”, y pagaba
los salarios. En cuanto a Gilman, manifestó que estaba en el lugar cuando se ausentaba.

A su vez, el Sr. González (fs. 237/238), también a instancias del


accionante, manifestó que iba al bazar desde 1995, hasta el 2003/2004. Sostuvo que no sabe
desde cuando trabajaba el Sr. Coronel, pero aclaró que la primera vez que concurrió al local, el

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mismo ya se encontraba allí. Por último, hizo hincapié en que el Sr. Neuman era quién impartía
las órdenes de trabajo al accionante.

Analizadas las citadas declaraciones, a la luz de la sana crítica, observo


que si bien el Sr. Mascioli no resultó congruente con la fecha de ingreso denunciada en el inicio,
afirmó que fue antes de la registrada. En cambio, el Sr. Barreto precisó que el actor ingreso a
trabajar en el local de bazar en el año 1994, y que percibía una remuneración de
aproximadamente $2.500, parcialmente en forma clandestina. Por último, el Sr. González (fs.
237/238), dejó asentado que el actor ingresó a trabajar antes de 1995, porque cuando él
comenzó a concurrir al establecimiento, el mismo ya se encontraba trabajando.

Nótese que estos testimonios, no resultaron controvertidos con otros


elementos de prueba, ni siquiera fueron impugnados por las codemandadas.

En razón de lo expuesto anteriormente, a la luz de lo dispuesto en el art.


9 de la LCT, y los datos acreditados con la prueba testimonial rendida en autos, arribo a la
conclusión de que el contrato de trabajo se encontraba deficientemente registrado en cuanto a
la fecha de ingreso y a la remuneración. En consecuencia, propongo hacer lugar a las multas
contempladas en los arts. 9, 10 y 15 de la ley 24013.

Por último, en cuanto a la acción intentada contra Adriana Esther


Gilman, estimo que si bien no se encuentra acreditado en autos, que durante la vigencia del
contrato laboral, haya actuado como empleadora del accionante, de acuerdo a lo manifestado
en el juicio sucesorio del Sr. Neuman, la misma resultó ser coheredera, y en dicha calidad, el
vínculo continuó con aquella hasta el 16.02.09 (art. 249 de la LCT).

De modo que, deberá ser condenada en forma solidaria junto con las
hijas coherederas.

Teniendo en cuenta el resultado del litigio, procederé a efectuar una


nueva liquidación del monto de condena, teniendo en cuenta los parámetros fijados en los
respectivos considerandos.

Fecha de ingreso: 1.01.94


Fecha de egreso: 16.02.2009
Remuneración devengada: $2.366

Indemnización art. 245 LCT + SAC $38.447,5


Preaviso + sac $5.126,33
Días trabajados + sac $1.261,86 + $105,15
Integración mes de despido $1104,14 + 92,011
Sac proporcional $197,166
Vacaciones + sac $2.649,92
Art. 9 de la ley 24013 $14.196 sac $1183
Art. 10 de la ley 24013 $17.550 sac $1462,5
Art. 15 de la ley 24013 $44.769,98 sac $3730,83
Total monto de condena $131.876,38

Respecto, del progreso del SAC sobre la indemnización por antigüedad


y las multas de la ley de empleo, cabe señalar que el aguinaldo es un décimo tercer sueldo que
percibe el trabajador, que en su calidad de tal, se va devengando proporcionalmente todos los
meses.

Entonces, en el mes en que se produce el despido, el trabajador tiene


derecho a percibir la suma del aguinaldo devengada hasta ese momento. Y esta, precisamente,
es la lógica del art. 245 de la LCT, que nos habla del salario “devengado” y no percibido.

Al respecto, el Fallo Plenario nº 322 in re “Tulosai Alberto Pacual c/


Banco Central de la República Argentina s/ ley 25.561” del 19 de noviembre de 2009, no solo
omite la naturaleza del aguinaldo, sino el expreso texto legal.

En consecuencia, no puedo seguir la doctrina del mismo, por no


compartirla en la inteligencia que es contraria a derecho, y porque además no estoy obligada a
hacerlo.

Ello, en razón de la afectación de la independencia judicial, en donde los


jueces sólo se encuentran atados a la Constitución Nacional, y a las leyes con arreglo a la
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misma. Claramente, este no es el caso del artículo 303 del CPCCN, que prevé la
vinculatoriedad de los plenarios, colocando así a las cámaras en el lugar del legislador, por lo
que considero que esta norma es inconstitucional.

Por otra parte, toda vez que la ley 26853 en su artículo 12 dispone dejar
sin efecto al artículo 303 del CPCCN, y siendo que la misma establece su obligatoriedad de
manera inmediata, lo que viene a sumarse su carácter adjetivo de la misma, no existe más la
contradicción constitucional

A la luz de todo lo expuesto, corresponde modificar la sentencia de


primera instancia, en lo principal que decide, y condenar en forma solidaria a las codemandadas
Eleonora Esther Neuman, Sharon Micol Neuman y Adriana Ester Gilman – en el carácter de
herederas del Sr. Jaime Emilio Neuman- a abonar al Sr. Nelson Coronel, la suma de
$131.876,38 (pesos ciento treinta y un mil ochocientos setenta y seis, con treinta y ocho
centavos). Dicho monto deberá ser depositado en autos, dentro del quinto día de haber
quedado firme dicha liquidación del art. 132 LO, con más un interés desde que cada suma fuera
debida, hasta el efectivo pago, equivalente al informado por la CNAT que resulte del promedio
mensual de la tasa activa, aplicada por el Banco de la Nación Argentina para operaciones
corrientes de descuento de documentos comerciales.

Ante el nuevo resultado de la acción por despido, y conforme con lo


previsto en el art. 279 del CPCCN, corresponde dejar sin efecto el régimen de costas, y las
regulaciones de honorarios practicadas en la instancia anterior, y determinarlas en forma
originaria, por lo que resulta abstracto el tratamiento de los restantes recursos de apelación.

Vista la solución a la que se arriba, teniendo en cuenta el principio


objetivo de la derrota, propongo que las costas de ambas instancias sean impuestas a las
demandadas vencidas (art. 68 del C.P.C.C.N.).

En atención al mérito y extensión de las tareas desarrolladas en la


instancia anterior, de conformidad con lo dispuesto por los arts. 38 y 40 de la ley 18345; 3, 6 y
concs. del decreto ley 16638/57; ley 20305; 6, 7, 9, 19, 20, y ss de la L.A. y ley 24432, y demás
leyes arancelarias vigentes, corresponde regular los honorarios de la representación letrada de
la parte actora, y de los codemandadas -en conjunto-, en el 15% (quince por ciento), y 12%
(doce por ciento), respectivamente, calculados sobre el monto de condena más los intereses.

En cuanto a esta alzada, propongo regular los honorarios de los letrados


intervinientes por las partes actora, y codemandadas, en los respectivos porcentajes del 35 %
(treinta y cinco por ciento), y 25% (veinticinco por ciento), de lo que les corresponda percibir por
sus trabajos ante la instancia previa (conf. art. 14 de la ley 21839).

Respecto de la adición del Impuesto al Valor Agregado a los honorarios,


esta Sala ha decidido en la sentencia N° 65.569 del 27.9.93, en autos “Quiroga, Rodolfo c/
Autolatina Argentina S.A. s/ accidente-ley 9688”, que el impuesto al valor agregado es indirecto
y por lo tanto grava el consumo y no la ganancia, por lo que debe calcularse su porcentaje que
estará a cargo de quien debe retribuir la labor profesional. En el mismo sentido se ha
pronunciado la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa “Compañía General de
Combustibles S.A. s/ recurso de apelación” (C.181 XXIV del 16 de junio de 1993) sosteniendo
“que no admitir que el importe del impuesto al valor agregado integre las costas del juicio –
adicionárselo a los honorarios regulados- implicaría desnaturalizar la aplicación del referido
tributo, pues la gabela incidiría directamente sobre la renta del profesional, en oposición al
modo como el legislador concibió el funcionamiento del impuesto”.

Ante lo expuesto, en caso de tratarse de responsables inscriptos, deberá


adicionarse a las sumas fijadas en concepto de honorarios de los profesionales actuantes en
autos el impuesto al valor agregado que estará a cargo de quien debe retribuir la labor
profesional.

Oportunamente, cúmplase con lo dispuesto en el artículo 1º de la ley


26856 y con la Acordada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Nº 15/2013.

En definitiva y por lo que antecede, voto por; I.- Modificar la sentencia de


primera instancia, en lo principal que decide, y condenar en forma solidaria a las codemandadas
Eleonora Esther Neuman, Sharon Micol Neuman y Adriana Ester Gilman – en el carácter de
herederas del Sr. Jaime Emilio Neuman- a abonar al Sr. Nelson Coronel, la suma de
$131.876,38 (pesos ciento treinta y un mil ochocientos setenta y seis, con treinta y ocho
centavos). Dicho monto deberá ser depositado en autos, dentro del quinto día de haber
quedado firme dicha liquidación del art. 132 LO, con más un interés desde que cada suma fuera

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debida, hasta el efectivo pago, equivalente al informado por la CNAT que resulte del promedio
mensual de la tasa activa, aplicada por el Banco de la Nación Argentina para operaciones
corrientes de descuento de documentos comerciales; II.- Imponer las costas de alzada, en
forma solidaria, a cargo de las coaccionadas vencidas; III.- Regular los honorarios de la
representación letrada de la parte actora, y de los codemandadas -en conjunto-, en el 15%
(quince por ciento), y 12% (doce por ciento), respectivamente, calculados sobre el monto de
condena más los intereses; IV.- Regular los honorarios de los letrados intervinientes por las
partes actora y codemandadas –en conjunto-, en el 35 % (treinta y cinco por ciento), y 25%
(veinticinco por ciento), de lo que les corresponda percibir por sus trabajos ante la instancia
previa; V.- Hacer saber que en caso de tratarse de responsables inscriptos, deberá adicionarse
a las sumas fijadas en concepto de honorarios de los profesionales actuantes en autos el
impuesto al valor agregado que estará a cargo de quien debe retribuir la labor profesional; VI.-
Cumplir con lo dispuesto en el artículo 1º de la ley 26856 y con la Acordada de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación Nº 15/2013.

El Dr. Víctor A. Pesino dijo:

1) Coincido con la interpretación efectuada en grado, acerca del


carácter meramente ejemplificativo, de la enunciación efectuada por
el artículo 249 de la L.C.T.
Sin embargo advierto que, en el presente caso, la actora se
desempeñó en un establecimiento comercial de venta al por mayor
de mercadería (ver fs. 66) que no autoriza, por sí solo, a concluir que
la explotación – por más que haya sido unipersonal- no pudiera ser
llevada adelante por los herederos, máxime cuando al contestarse la
demanda nada se dijo al respecto, y tampoco surgen de este
expediente las cualidades personales del demandado, sin las cuales
el contrato de trabajo no pudo proseguir.

Desde esta óptica la discontinuidad del giro comercial, antes que


provocada por el fallecimiento del empleador, más debe entenderse
vinculada a una decisión de los sucesores, conclusión que se ve
reforzada por el hecho de que el 20 de enero de 2009 (el día
siguiente al del fallecimiento; ver fs. 57), el actor fue dado de baja
ante la AFIP (ver informe de fs. 230).

Ahora bien, en la demanda se admitió que, a principios de febrero


de 2009, el actor fue anoticiado por la señora Gilman de que se
prescindiría de sus servicios. Me resulta francamente inverosímil que
el señor Coronel desconociese el fallecimiento de su empleador,
ocurrido pocos días antes, máxime cuando, como el mismo admite,
no se le estaban otorgando tareas.

El despido sin causa justificada puede ser comunicado de


cualquier manera, incluso verbalmente, ya que las formalidades
escritas están reservadas para otros modos de disolución contractual
(v.g. artículo 243, 247, 250 LCT). Partiendo de esta premisa,
entiendo que la comunicación efectuada por la señora Gilman los
primeros días del mes de febrero de 2009 (reconocida por el propio
trabajador en el inicio; la baja comunicada a la AFIP no implica
conocimiento de esa circunstancia), tuvo eficacia para provocar la
ruptura sin causa de la relación laboral, haciendo el actor acreedor a
las indemnizaciones de los artículos 232, 233, y 245 LCT.

2) Visto que el vínculo laboral se disolvió antes de que el actor cursara


su primer requerimiento postal, en virtud de lo dispuesto por el
Decreto 2725/91 (art. 3, inc. 1) resultan improcedentes las
indemnizaciones de la ley 24.013.

3) En cuanto a los pagos clandestinos y la fecha de ingreso, analizadas


las testimoniales arrimadas al expediente de conformidad con las
reglas de la sana crítica, no encuentro motivo para apartarme de lo
resuelto en la instancia previa.

En efecto, el actor denunció en la demanda que su remuneración


era de $2.366.- e incluía la suma de $450.- pagados en forma
clandestina; además señaló que había ingresado el 1 de enero de
1994, siendo registrado con posterioridad.

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A fs. 213 se expidió el testigo Mascioli en el sentido de que el actor


trabajaba por lo menos desde el año 1992, lo que le consta porque le
sacaba las cajas para despachar. Si se tiene en cuenta que el actor
denunció haber ingresado a trabajar en el año 1994 puede advertirse
que la declaración carece de consistencia, máxime cuando el testigo
Barreto sostuvo que el negocio abrió en 1994.

A fs. 216 declaró Gutiérrez, pero nada aporta a la cuestión.

A fs. 219 declaró Barreto que trabajó en el local de la calle Pasteur


345; que ingresó a trabajar cuando se inauguró el mismo en 1994, y
lo hizo hasta el 2008; que él llevó a trabajar al actor ese año, no
pudiendo recordar el mes; que hasta el tiempo que trabajó el dicente,
el actor cobraba más o menos $2.500.-

Este testimonio, que proviene de una persona que dijo ser amigo
del barrio, no resulta digno de crédito. Ello así porque si hubiese sido
cierto que el testigo ingresó cuando el negocio abrió en el año 1994,
nunca pudo haberlo llevado al actor a trabajar en la fecha en que él
informó en la demanda, esto es el primer día del año.
Necesariamente ello debe haber ocurrido después. Podría ser que el
actor hubiese equivocado el año y que quiso referirse a 1995, pero
de ser así, nunca el declarante pudo referirse a 1994. En cuanto a la
remuneración mensual, el testigo dijo que él dejó de trabajar en el
año 2008, pero no precisó el mes. Este hecho no es un dato menor
por cuanto el actor fijó su remuneración mensual a la fecha del cese
de la relación laboral, de lo que se extrae que el testigo nunca pudo
saber que cobraba un monto cercano a los $2.500.- si había dejado
de trabajar varios meses antes. Ello ameritaba, cuanto menos, que el
testigo precisase su fecha de desvinculación.

A fs. 237 declaró González que comenzó a ir al bazar en 1995 a


comprar mercadería para revender y que el actor lo atendía. Este
testimonio carece de credibilidad pues el testigo evidentemente
mantiene con el actor una relación más estrecha que la que parece
sugerir. Sino no se explica cómo es que el señor Coronel pudo
traerlo a declarar, siendo que el testigo dejó de concurrir a comprar
entre 4 y 5 años que el actor dejara de trabajar.

Pues bien, tal como lo adelantara, las declaraciones arrimadas no


aportan datos verosímiles que permitan tener por acreditado que el
actor ingresó en la fecha y percibió la remuneración denunciados en
el inicio.

Auspicio confirmar el pronunciamiento en estos aspectos.

4) Tiene razón la parte actora con relación a los salarios del mes de
enero y días de febrero, como así también las vacaciones no
gozadas de 2008, cuyo pago no fue acreditado, por lo que tiene
derecho a su cobro. En cuanto a los días del mes de febrero,
teniendo en cuenta que el actor intimó el día 6 (ver informe de fs.
186), y que admitió que el despido le había sido comunicado antes,
estimo prudente reconocerle que devengó haberes hasta el 4 de ese
mes.

5) En cuanto al pretendido carácter de empleadora de la señora


Gilman, coincido con la vocal preopinante en el sentido que no se
demostró su calidad de empleadora.

6) Por lo que llevo dicho propongo que la acción prosperar por los
siguientes rubros, teniendo en cuenta la remuneración denunciada
por el actor. En cuanto a la incorporación del SAC a la base de
cálculo de la indemnización del artículo 245 de la LCT, destaco mi
postura contraria a la propuesta formulada en razón e la doctrina
sentada en el Fallo Plenario “Tulosai” que, aunque no comparto,
acato. A mi juicio, en virtud de lo normado por el artículo 15 de la ley

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26.853 la norma no puede considerarse aún vigente y , desde esta


óptica, no puede considerarse derogado el artículo 303 del CPCC.
De no ser así proliferarían criterios jurisprudenciales disímiles, sin
que existiese un método de unificación, lo que podría hasta derivar
en un caos jurisdiccional de consecuencias imprevisibles.

Indemnización por antigüedad $24.910,99.-


Indemnización sust. Del preaviso, incluyendo SAC prop.$2.073,92.-
Integración mes de despido, incluyendo SAC prop. $888,82.-
Sueldo enero 2009 $273,75.-
Vacaciones no gozadas 2008, incluyendo SAC Prop. $2.325,03.-
SAC proporcional 2009 $183,75.-
TOTAL $30.656,26.-

A dicha suma deberá adicionarse los correspondientes intereses a


calcularse desde la fecha de la mora a la tasa sugerida por esta
Cámara mediante Acordada 2357 y Resolución 8/02 de esta
Cámara.

7) Vista la forma de resolver que propongo, corresponde emitir nuevo


pronunciamiento sobre costas y honorarios en la demanda deducida
contra las herederas Jaime Neuman (art. 279, CPCCN). Los
primeros auspicios sean impuestas en el orden causado en su
totalidad, teniendo en consideración que el actor se ha visto obligado
a reclamar para que se reconozca su derecho. Los honorarios de las
representaciones y patrocinios letrados del actor, demandadas
Gilman y Sharon Micol Neuman y Eleonora Esther Neuman los
estimo en el 16%, 16%, y 16%, respectivamente, del monto de
condena, incluidos los intereses. Auspicio que las costas de Alzada,
en lo que atañe a la demanda incoada contra la señora Gilman en su
carácter de empleadora, sean impuestas a la parte actora (art. 68,
CPCC). Los honorarios de los profesionales intervinientes en la
Alzada propicio sean regulados en el 25% de lo que les corresponde
por su actuación en la etapa previa.

El Doctor Néstor M. Rodríguez Brunengo:

Adhiero al voto de la Dra. Regina Cañal, en lo principal que decide, excepto la propuesta
de incluir el SAC sobre la indemnización por antigüedad.

Comparto lo manifestado por el Dr. Víctor A. Pesino, respecto de la doctrina fijada en el


Fallo Plenario Nº 322 del 19.11.09, dictado en los autos “Tulosai, Alberto Pascal c/ Banco
Central de la República Argentina s/ Ley 25.561”. Asimismo, agrego que, con anterioridad al
presente, a pesar de dejar sentada mi opinión en sentido contrario, razones prácticas me han
llevado a acatar la decisión de la mayoría y aplicar la solución brindada en dicho fallo colectivo.

Por tal circunstancia veo necesario apartarme en el caso, en forma parcial, de la


decisión de la colega preopinante.

Sobre el punto en discusión, he advertido oportunamente sobre la inseguridad jurídica y


falta de validez que trae aparejada el dictado de un Fallo Plenario en el cual se fijó una doctrina
de tal envergadura sostenida por sólo 12 miembros, contraviniendo la norma del art. 299 y 302
del C.P.C.C.N. que requiere, para la validez del mismo, “el voto de la mayoría de los jueces que
integran la Cámara”, (en el caso, 16), y no sólo de los miembros presentes.

En los autos: “Gagliardi, Andrea Fabiana c/ Axa Assistance Argentina SA s/ Diferencia


de Salarios” S.D. 42.378 del 29.12.09), he considerado apropiado citar lo expresado en aquel
voto del Plenario citado, destacando que he expresado: “Obiter dicta, maestros del derecho muy
prestigiosos (tales como Eduardo J. Couture en Estudios de Derecho Procesal Civil, Bs. As.,
Ediar, 1.949, t. I, p. 17; Sebastián Soler en Derecho Penal Argentino, 4. a. ed. Bs. As., TEA,
1.976, t. I, p. 124; Jorge Sartorio en “La obligatoriedad de los fallos plenarios. Su
inconstitucionalidad, en LL 96-799; y Mario L. Deveali en “Fallos plenarios y anarquía
jurisprudencial”, D.T. 1962-387) han puesto en tela de juicio la validez constitucional de los
plenarios que dictan las diversas cámaras de cada fuero, ejerciendo funciones de casación que
pudieron tener fundamento durante la vigencia de la Constitución Nacional de 1.949, que

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confería tales poderes a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pero abrogada ésta
provocan cavilaciones sobre su compatibilidad con la Ley Suprema, en una controversia que
sigue vigente”.

“En el “sub lite” además, votar en sentido negativo a alguna de las cuestiones
propuestas implicaría un apartamiento no solo del Principio “Favor Operari” consagrado en la
Ley de Contrato de Trabajo, Artículo 9º, al elegir la opción más estrecha en la interpretación del
derecho del trabajo, si no –lo que es más grave- un quebrantamiento del mandato
constitucional, concretamente, del Principio Protectorio instaurado en el Artículo 14 Bis de la
Ley Cimera, en tanto reza que “el trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las
leyes…” y del Principio de Progresividad, expresado en el inciso 19 del Artículo 75 C.N. que
manda: “Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia
social…” y sabido es que las normas constitucionales no se dividen en programáticas y
directamente operativas, sino que –como enseña Bidart Campos- todas las disposiciones de la
Constitución tienen fuerza directamente operativa”.

“A tales expresiones debo agregar también que –como es sabido- el resultado de un


voto sujeto a plenario y, en particular, la labor resultante de dicha votación, tienen una doble
función: por un lado unifica jurisprudencia y, por otro lado, es concretamente creador de
legislación”.

“Por ende, mal puede entonces adoptarse una decisión colectiva de tal proyección con
un número escaso de jueces, cuya decisión –lo reitero- tendrá una incidencia en los juicios
venideros y fijará doctrina Plenaria, con todos sus efectos, en los sucesivos casos que se
planteen”.

“Efectivamente, el pronunciamiento dictado en tales débiles condiciones crearía una


importante inseguridad jurídica; de hecho, no puede soslayarse que los jueces (de ambas
instancias) bien podrían apartarse de la doctrina fijada en esas condiciones, porque una
decisión de tal naturaleza no reflejaría en forma auténtica la opinión jurídica de –cuando menos-
la mayoría de los miembros presentes (arts. 299 y 302 C.P.C.C.N. cit)”.

“Tampoco puede soslayarse que ello acarreará los seguros pedidos de


inconstitucionalidad que, lejos de ser un presagio negativo, ya pueden vislumbrarse que han
comenzado a interponerse”.

“Se ha dicho que el plenario es una “suma de muchos casos” según las palabras
vertidas por el Dr. Alberto Bianchi, Doctor en Derecho por la Universidad de Buenos Aires,
quien ostenta una profusa e intensa actividad académica, y profesor de Derecho Constitucional
en la Universidad Católica Argentina y de Derecho Procesal constitucional de la Escuela de
Abogados del Estado”.

“En la disertación que éste efectuara con relación a los efectos de la revocación de la
doctrina fijada en un fallo Plenario por parte de la Corte Suprema, a propósito del Plenario de la
Cámara Civil dictado en los autos: “Obarrio, María Pía c/Microómnibus Norte S.A. y otros”, ha
expresado que precisamente del resultado de esa suma de casos aplicados en diferentes
hechos surge una doctrina plenaria”.

“Entonces la discusión que se plantea por ante la mayoría de jueces de Cámara no es


tal sino sólo se da ello con relación a una “mayoría aparente” que no refleja válidamente a
ciencia cierta, una verdadera representación mayoritaria al estar establecida por unos pocos
miembros”.

“Por todo ello, insto a que –tal como lo impone la delicadeza del asunto que menciono-
se resuelva por el Congreso una pronta solución al problema de fondo”.

“Sentado lo expuesto, y con relación a los interrogantes formulados en la presente


convocatoria, he de señalar que he tenido la oportunidad de pronunciarme sobre el tema,
encabezando el acuerdo al votar en las causas “Camperchioli, Patricia Lucía c/Laboratorios
Argentinos Farmesa S.A. s/ Despido”; S.D. 38.906 del 01.12.05, pleito que tramitara por ante la
Sala VII de esta Cámara que tengo el honor de integrar, en el sentido afirmativo a las preguntas
que aquí se plantean”.

“En efecto, allí se ha sostenido que: “…la directiva de la mencionada norma es clara
cuando señala que debe tomarse la “mejor remuneración devengada”: La prestación se
devenga día a día y es de pago diferido, por lo que entiendo, como ha venido resolviendo la
Suprema Corte de Buenos Aires, desde el caso “Hellman, Raúl Alberto c/ Rigolleau S.A.”, LT,
1.983, XXXI-B, 931), que debe computarse en dicha base…”(vid. otro Fallo de la Sala VII,

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dictado en los autos "“Bretaña, Juan Antonio c/ Escuela Superior de Hotelería S.A. s/ Despido”;
S.D. 38760 del 13.9.05)”.

En definitiva, voto para que el monto de condena quede establecido de la siguiente


manera:

Indemnización art. 245 LCT $35.243,54


Preaviso + sac $5.126,33
Días trabajados + sac $1.261,86 + $105,15
Integración mes de despido $1104,14 + 92,011
Sac proporcional $197,166
Vacaciones + sac $2.649,92
Art. 9 de la ley 24013 $14.196 sac $1183
Art. 10 de la ley 24013 $17.550 sac $1462,5
Art. 15 de la ley 24013 $44.769,98 sac $3730,83
Total monto de condena $128.672,42 (pesos ciento veintiocho mil
seiscientos setenta y dos, con cuarenta y
dos centavos)

Por todo ello, el Tribunal RESUELVE: I.- Modificar la sentencia de


primera instancia, en lo principal que decide, y condenar en forma solidaria a las codemandadas
Eleonora Esther Neuman, Sharon Micol Neuman y Adriana Ester Gilman – en el carácter de
herederas del Sr. Jaime Emilio Neuman- a abonar al Sr. Nelson Coronel, la suma de
$128.672,42 (pesos ciento veintiocho mil seiscientos setenta y dos, con cuarenta y dos
centavos). Dicho monto deberá ser depositado en autos, dentro del quinto día de haber
quedado firme dicha liquidación del art. 132 LO, con más un interés desde que cada suma fuera
debida, hasta el efectivo pago, equivalente al informado por la CNAT que resulte del promedio
mensual de la tasa activa, aplicada por el Banco de la Nación Argentina para operaciones
corrientes de descuento de documentos comerciales.; II.- Imponer las costas de alzada, en
forma solidaria, a cargo de las coaccionadas vencidas; III.- Regular los honorarios de la
representación letrada de la parte actora, y de los codemandadas -en conjunto-, en el 15%
(quince por ciento), y 12% (doce por ciento), respectivamente, calculados sobre el monto de
condena más los intereses; IV.- Regular los honorarios de los letrados intervinientes por las
partes actora y codemandadas –en conjunto-, en el 35 % (treinta y cinco por ciento), y 25%
(veinticinco por ciento), de lo que les corresponda percibir por sus trabajos ante la instancia
previa; V.- Hacer saber que en caso de tratarse de responsables inscriptos, deberá adicionarse
a las sumas fijadas en concepto de honorarios de los profesionales actuantes en autos el
impuesto al valor agregado que estará a cargo de quien debe retribuir la labor profesional; VI.-
Cumplir con lo dispuesto en el artículo 1º de la ley 26856 y con la Acordada de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación Nº 15/2013.

Regístrese, notifíquese y oportunamente, devuélvase.

Néstor M. Rodríguez Brunengo Víctor A. Pesino Diana R. Cañal


Juez de Cámara Juez de Cámara Juez de Cámara

Ante mí: Stella Maris Nieva


Prosecretaria Letrada
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