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Bogotá, D.C.

, abril 1 de 2020

XXX
Jefe de Contabilidad
XXXX
Ciudad
Referencia: Depreciación de bienes no usados

Cordial saludo:
Me refiero a su comunicación en la que informa que “De acuerdo a los decretos del gobierno nacional
sobre la cuarentena del COVID-19, Homecenter debió cerrar sus cuarenta tiendas desde el 20 de
marzo hasta el 13 de abril y sin saber si será prorrogada esta medida” y consulta si “la depreciación
correspondiente a este periodo debe ser causada o deberá ser suspendida?”

Respuesta:

XXXX. debe continuar depreciando los activos no usados aunque no estén generando ingresos, pues
de esta manera se reconoce la pérdida de valor por el desuso, según lo determina la Norma
Internacional de Contabilidad e Información Financiera 16 sobre “Propiedades, Planta y Equipo”, en
su párrafo 55, en las bases de conclusiones y en modificaciones recientes explicadas en las
Consideraciones que se incluyen en este concepto.

Sin embargo, esta depreciación no es aceptada fiscalmente porque el así define el artículo 128 del
Estatuto Tributario Nacional, puesto que la doctrina tributaria entiende que en estos casos no se
cumplen los criterios de causalidad, necesariedad ni proporcionalidad con las actividades productoras
de renta, todas ellas establecidas en el artículo 107 del mismo Estatuto.

En ese sentido, se debe reconocer un gasto, no deducible en el impuesto renta, por concepto de la
depreciación de las tiendas cerradas y de las que han reducido sus ingresos, pues el método de
depreciación establecido en las políticas contables es el de línea recta.

Dado que la Crisis del COVID 19 se presentó en un periodo posterior al 31 de 2019, no se requiere
realizar ningún ajuste a los estados financieros del año anterior, objeto de cierre, por lo que la
presentación de estados financieros a la asamblea, presencial o virtual no implica la dotación de
provisiones ni deterioros de valor.

Sin embargo, se deben documentar las revelaciones en notas a los estados financieros los efectos de
los “Hechos Posteriores al Cierre” y, específicamente, los efectos financieros estimados en el año
2020, entre los que se encuentra la citada depreciación exigida por las normas internacionales y su
efecto en los impuestos diferidos, puesto que no será deducible del impuesto de renta y
complementarios de esta vigencia fiscal.

Además, se debe hacer un memorando interno con la evaluación de los indicios de deterioro PARA el
año 2020, por cada una de las Unidades Generadoras de Efectivo, es decir, por cada tienda y por la
unidad de negocio de “Ventas a Distancia”, sin incluir los activos comunes definidos, es decir, las
Oficinas de Apoyo a Tiendas (OAT), los espacios administrativos en cada tienda, ni los Centros de
Distribución (CEDI). Esta prueba de deterioro (impairment test) es requerida por la Norma
Internacional de Contabilidad 36, que trata sobre este asunto, y tiene como objetivo definir si deben
reconocerse pérdidas adicionales a la depreciación por los activos no usados.

Finalmente, XXXX debe crear un memorando de aplicación de la NIA 540 “Empresa en


Funcionamiento” para explicar a la firma de auditoría, a diciembre 31 de 2020, cómo afectó la
situación del COVID 19 aspectos como el Plan estratégico, los presupuestos de utilidades para el año
2020 y siguientes y el deterioro de valor de los activos para el mismo año, si a ello hubiere lugar.

Consideraciones:
Aunque la lógica de la causación infiera la depreciación dependa de la generación de ingresos, los
principios establecidos en las normas internacionales indican una lógica diferente, consistente en
depreciar los activos según el patrón de consumo de los beneficios económicos futuros del activo.
Esto significa que el bien se consume incluso cuando la entidad no está generando ingresos.

Así lo define la NIC 16 en el párrafo 62A, según el cual “No es apropiado un método de depreciación
que se base en los ingresos de actividades ordinarias que se generan por una actividad que incluye
el uso de un activo. Los ingresos de actividades ordinarias generados por una actividad que incluye el
uso de un activo, generalmente, reflejan factores distintos del consumo de los beneficios económicos
de dicho activo. Por ejemplo, los ingresos de actividades ordinarias se ven afectados por otra
información y procesos, actividades de venta y cambios en los volúmenes de ventas y precios. El
componente del precio de los ingresos de actividades ordinarias puede verse afectado por la
inflación, la cual no tiene relación con la forma en que se consume el activo”.

Este párrafo 62A fue adicionado a la NIC 16 por el documento “Aclaración de los Métodos Aceptables
de Depreciación y Amortización. Modificaciones a las NIC 16 y NIC 38”1 publicado por el IASB en
mayo de 2014, que también adicionó el párrafo “81 I” de la NIC 16 indicando que las modificaciones
se aplican desde el 1 de enero de 2016.

Dado que los ingresos dependen de factores como el volumen de ventas, la inflación, los precios, las
situaciones extraordinarias y otros eventos, sería variable la depreciación del activo, dependiendo de
la situación; por ello las normas internacionales no permiten una depreciación basada en que el activo
se use o no se use.

Por ello, el párrafo FC31 de las Bases de Conclusiones de la misma NIC 16 indica que “El Consejo
concluyó que, esté ocioso o no, es apropiado depreciar un activo con una vida útil limitada, de
manera que los estados financieros reflejen el consumo del potencial servicio...”, es decir que
mientras el bien no sea dado de baja, se debe continuar depreciando, salvo que se clasifique como
“Disponible para la Venta”.

El párrafo 55 de la NIC 16 indica que “... la depreciación no cesará cuando el activo esté sin utilizar o
se haya retirado del uso activo, a menos que se encuentre depreciado por completo. Sin embargo, si
se utilizan métodos de depreciación en función del uso, el cargo por depreciación podría ser nulo
cuando no tenga lugar ninguna actividad de producción”.

1 El documento que modificó la NIC 16 está disponible en línea en https://bit.ly/2UTKVm7


Como el método utilizado por XXX es el de Línea Recta, se continuar depreciando el activo, de
manera que se refleje la pérdida económica por su desuso, pues estando disponible no contribuye a
generar ingresos.

En cuanto a las normas tributarias, debe considerarse que la depreciación de los bienes no usados
no es deducible del Impuesto de Renta y Complementarios, tal y como lo señala el artículo 128 del
Estatuto Tributario Nacional (ETN), cuyo tenor indica que “Para efectos del impuesto sobre la renta y
complementarios, los obligados a llevar contabilidad podrán deducir cantidades razonables por la
depreciación causada por desgaste de bienes usados en negocios o actividades productoras de
renta, equivalentes a la alícuota o suma necesaria para amortizar la diferencia entre el costo fiscal y
el valor residual durante la vida útil de dichos bienes, siempre que éstos hayan prestado servicio en el
año o período gravable”.

Esto es así porque el artículo 107 del ETN dice, en concordancia con lo indicado en el artículo 128,
que “Son deducibles las expensas realizadas durante el año o período gravable en el desarrollo de
cualquier actividad productora de renta, siempre que tengan relación de causalidad con las
actividades productoras de renta y que sean necesarias y proporcionadas de acuerdo con cada
actividad”.

Como los criterios de necesariedad, causalidad y proporcionalidad deben ser definidas con criterios
comerciales, según varias sentencias del Consejo de Estado, es posible que el gobierno nacional
tome medidas adicionales para permitir deducir esta depreciación de los bienes no usados, en virtud
del Decreto 488 del 27 de marzo de 2020 “Por el cual se dictan medidas de orden laboral, dentro del
Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica”. Sin embargo, esto requiere de una norma
adicional o de decisiones interpretativas, vía doctrina o jurisprudencia tributaria que, al momento de
emitir este concepto no están disponibles.

Por esto la conclusión es que los bienes no usados durante algunos periodos, por situaciones como
las ocasionadas por la pandemia que azota al mundo, generan una depreciación no deducible en el
impuesto de renta y complementarios.

Además, la entidad debe documentar un memorando en el que se evalúen los indicios de deterioro de
valor de los activos para reconocer pérdidas adicionales si a ello hubiere lugar y para realizar las
revelaciones que corresponden con los Estados Financieros del periodo contable 2020.

Juan Fernando Mejía


Contador Público Universidad de Antioquia. Especialista en Impuestos Universidad Externado
de Colombia.
Certificado IFRS Banco Mundial y ACCA
CEO GlobalContable
E-mail: jmejia@globalcontable.com
Página web y perfil: http://www.globalcontable.com/perfil

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