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La misión y la visión personal, en campos como la psicología o el coaching, son dos de las piezas

fundamentales para la obtención de una buena vida. Mientras que la mayoría de las personas se
centran en la satisfacción a corto plazo, aquellos que elaboran su misión y visión personal suelen
alcanzar un mayor grado de felicidad.

Los conceptos de misión y visión surgieron por primera vez en el mundo de las empresas, donde
los dirigentes de las mismas los utilizaban para aprovechar al máximo los recursos de sus
compañías y conseguir cumplir todas sus metas. Sin embargo, en tiempos recientes estos dos
conceptos han comenzado a aplicarse al terreno personal.

En este artículo te explicamos en qué consisten exactamente estos dos conceptos, cuáles son las
diferencias entre ellos y cómo puedes aplicarlos a tu propia vida para alcanzar lo que te propones.

Qué es Vocación:

La vocación es la inclinación que una persona siente para dedicarse a un modo de vida, y puede
estar relacionada tanto con lo profesional (trabajo, carrera) como con lo espiritual. La palabra,
como tal, proviene del latín vocatĭo, vocatiōnis, que significa ‘acción de llamar’.

En nuestra vocación intervienen muchos aspectos: nuestros gustos e intereses, las cosas que nos
reconfortan y nos causan curiosidad, las habilidades que tenemos o que hemos aprendido, así
como nuestra personalidad, nuestra forma de ser y de actuar, de asumir y enfrentar las cosas.

De allí que, con base en todo anteriormente mencionado, la vocación apunte hacia aquello que
queremos hacer y lograr como individuos en esta vida, hacia lo que nos proporciona satisfacción y
le da sentido a nuestras vidas.

Así, cuando encontramos nuestra vocación logramos entender mejor quiénes somos, qué
queremos, hacia dónde vamos y para qué somos útiles.

En religión, por su parte, la vocación es el llamado divino que sienten algunas personas para
dedicar su vida al servicio religioso, como, por ejemplo, el sacerdocio.

Proceso de planificación, programación y control de la producción

Son variados y similares los enfoques que con respecto al proceso de planificación, programación y
control de la producción han sido tratados por diversos autores tales como Schroeder [1992],
Tawfik & Chauvel [1992], Nahmias [1997], Rigss [1998], Buffa & Sarin [1995], Meredith & Gibbs
[1986] entre otros, quienes establecen, en términos generales, que este se inicia con las
previsiones, de las cuales se desprenden los planes a largo, mediano y corto plazo.

Este enfoque, a juicio del autor presenta algunas falencias, ya que carece del concepto integrador
que en el sentido vertical, debe comenzar en la estrategia empresarial y que en el sentido
horizontal, debe relacionarse con los demás subsistemas de la organización.

Otros autores como Starr, [1979], Companys Pascual, [1989], Ploss, [1987] y Chase & Aquilano
[1995], Adam & Ebert [1991], ofrecen en sus obras modelos de gestión de la producción que, a
pesar de establecer un concepto integrador en el sentido vertical, no expresan claramente la
integración en el sentido horizontal. Tal vez son Vollmann et al [1997] y Domínguez Machuca et al
[1995], quienes de acuerdo a la literatura consultada presentan un mejor enfoque, pues
consideran la integración en ambos sentidos.

Al respecto, este último autor afirma que, el proceso de planificación y control de la producción
debe seguir un enfoque jerárquico, en el que se logre una integración vertical entre los objetivos
estratégicos, tácticos y operativos y además se establezca su relación horizontal con las otras áreas
funcionales de la compañía.

Básicamente las cinco fases que componen el proceso de planificación y control de la producción
son [Domínguez Machuca 1995]:

 Planificación estratégica o a largo plazo.


 Planificación agregada o a medio plazo.
 Programación maestra.
 Programación de componentes.
 Ejecución y control.

Conceptualización de la oferta y demanda

Oferta-Demanda Cuando se habla de oferta y demanda nos encontramos en la esfera de la


economía. La oferta y la demanda tienen relación con los precios, los salarios, el mercado y con la
economía en general.

La ley de la oferta y la demanda

El sistema económico que rige la economía es el capitalismo y el conjunto de la actividad


económica es conocido como el mercado, que se rige por la oferta y la demanda. La demanda es la
cantidad de bienes o servicios que los consumidores están dispuestos a adquirir en el mercado. La
oferta es la cantidad de bienes o servicios que pueden venderse a un precio determinado en un
momento dado. De la relación existente entre la oferta y la demanda surge el precio de un
producto o servicio. Esto significa que si hay una gran demanda de un producto y pocas ofertas el
precio tiende a subir pero si hay mucha oferta de un producto el precio del mismo tiende a bajar.
Este mecanismo es conocido como la ley de la oferta y la demanda.

¿En qué consiste un ecosistema emprendedor?

Algunos de los rasgos esenciales para que surja un ecosistema emprendedor son la densidad -ya
que esta atrae, como si de un imán se tratara inversión, investigación y captación de talento-,
capital -ya que el apoyo económico, tanto de business angels y venture capitals como de fondos
privados y públicos-, madurez en relación al desarrollo de las compañías y talento especializado,
un factor sumamente relacionado con la formación constante.

Una cultura emprendedora es clave: es decir, la mentalidad institucional y empresarial debe estar
ligada el apoyo a la innovación y a las relaciones con organismos de investigación, algo
fundamental para que cada ecosistema emprendedor engorde, mejore y avance. Es muy
importante que existan ayudas ligadas a la creación de empresas y políticas de incentivos fiscales.
Mercadotecnia y publicidad

Es muy común que las personas piensen que la mercadotecnia y la publicidad son una misma cosa.
Sin embargo, ambos son conceptos distintos pero estrechamente relacionados en el mundo de los
negocios.

La mercadotecnia es la planeación sistemática, la ejecución y el control de una mezcla de


actividades comerciales destinadas a reunir a vendedores y compradores para intercambiar o
transferir productos, de una forma mutuamente ventajosa.

Por su lado, la publicidad es un anuncio público de un mensaje persuasivo por un patrocinador


identificado; o la presentación no personal o promoción para una firma de sus productos a sus
clientes actuales y potenciales.

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