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Galleta
La galleta (del francés galette) es un producto alimenticio pequeño y plano, dulce o
salado, horneado hecho normalmente a base de harina, huevos, azúcar, y/o
mantequilla, aceite de cocina y otros aceites o grasas. Puede incluir más
ingredientes como pasas, avena, virutas de chocolate, amaranto o nueces, coco y
otros.
El Diccionario de Nutrición y Tecnología de Alimentos establece que “las galletas
son esencialmente productos con muy poca humedad, hechas con harina, ricas en
grasa y azúcar, de alto contenido energético”.
Este mismo diccionario sugiere que su acepción derivada del inglés y de nombre
inglés de “biscuit” deriva del latín y significa que ha sido cocida dos veces, lo que
explica su bajo contenido en agua.
Las primeras referencias escritas para la palabra Galleta tal y como la conocemos,
provienen de la palabra francesa “galette” con la que al menos desde 1636, se
referían al pan sin levadura elaborado para consumir en los barcos.
También se utilizó la palabra “galette” para designar a una especie de hojuela o
crepa que los franceses comían en el Siglo XIII.
Historia
Galletas para viajes
La necesidad de alimentos nutritivos, fáciles de almacenar, fáciles de transportar,
y de larga duración para los viajes largos, en particular para las travesías
marítimas, se resolvió inicialmente mediante la adopción de alimento vivo, junto
con un carnicero/cocinero. Sin embargo, esto ocupaba demasiado espacio en
transportes de tracción animal o en barcos pequeños. Por ello, los primeros
ejércitos recurrían a la caza y al forrajeo en sus desplazamientos.
La introducción de la cocción de los cereales procesados y la creación de
la harina proporcionaron una fuente alimenticia más fiable. Los marineros egipcios
realizaban un pan plano y quebradizo de mijo llamado pastel dhourra, mientras
que los romanos crearon una galleta llamada buccellum.5 El libro de cocina
romano Apicius la describe como "una pasta espesa de harina de trigo fina; se
hierve y se extiende en una placa. Cuando se ha secado y endurecido, se corta y
luego se fríe hasta que esté crujiente y luego se sirve con miel y pimienta".
Muchos de los primeros médicos creían que la mayoría de los problemas médicos
estaban asociados con la digestión. Por lo tanto, sugerían el consumo de una
galleta al día tanto para el sustento alimenticio como para evitar enfermedades.
Las galletas duras se ablandan a medida que envejecen. Para resolver este
problema, los primeros panaderos intentaron crear una galleta lo más dura
posible. Por ser duras y secas, y si se almacenaban adecuadamente para su
transporte, las galletas de las flotas sobrevivían a la manipulación brusca y a las
altas temperaturas. Al ser endurecida al horno, se podía mantener sin echarse a
perder durante años, siempre y cuando se mantuviera seca. Para viajes largos, la
galleta se cocía cuatro veces, en lugar de dos, que era lo más común.6 Para
suavizar galleta para comerla, a menudo se sumergía en salmuera, café o algún
otro líquido, o eran cocidas en una sartén con la comida.
En 1588 en la Marina Real Británica, la cantidad diaria a bordo de un buque de la
Marina Real era una libra de galletas más un galón de cerveza. Samuel
Pepys regularizó en 1667 por primera vez el avituallamiento naval con variadas y
nutritivas raciones. Durante el reinado de la Reina Victoria, la galleta de la Marina
Real era hecha a máquina en el Real Taller de Avituallamientos de Clarence
en Gosport, Hampshire, llevando estampado el monograma de la Reina y el
número del horno en el cual fueron horneadas. Las galletas continuaron siendo
una parte importante de la dieta de los marineros de la Marina Real hasta la
introducción de los alimentos enlatados. Las primeras conservas de carne se
comercializaron en 1814 y la carne vacuna enlatada fue añadida oficialmente a las
raciones de la Marina Real británica en 1847.
Confección de las galletas
Las primeras galletas eran duras, secas y sin azúcar. A menudo eran cocidas
después del pan, en el horno de una panadería cuando estaba ya enfriándose.
Eran una forma barata de sustento para los pobres.
En el siglo VII d.C. los cocineros del imperio persa ya habían aprendido de sus
antepasados las técnicas de calentamiento y cómo enriquecer las mezclas a base
de pan con huevos, mantequilla y crema, y a endulzarlas con frutas y miel.
Una de las primeras galletas especiadas era el pan de jengibre, en francés pain
d'épices, que significa "pan de especias". Fue traída a Europa en 992 por el monje
armenio Gregorio de Nicópolis. Él dejó Nicópolis Pompeii, en Armenia Menor, para
vivir en Bondaroy, Francia, cerca de la ciudad de Pithiviers. Se quedó allí durante
siete años y enseñó a los sacerdotes franceses y a los cristianos cómo cocinar
pan de jengibre.89 Este fue originalmente un denso pastel de especias con melaza.
Como era tan caro de hacer, las primeras galletas de jengibre eran una forma
barata de utilizar la mezcla de pan sobrante.
Con la invasión musulmana de la Península Ibérica, y luego con las Cruzadas y el
desarrollo del comercio de las especias, las técnicas de cocina e ingredientes de
Arabia extendieron hacia el norte de Europa. En la Edad Media las galletas se
hacían a partir de una pasta de pan decorada y condimentada y luego horneada
(por ejemplo, pan de jengibre), o de pan cocido enriquecido con azúcar y especias
y luego horneado de nuevo. El rey Ricardo I de Inglaterra (también conocido
como Ricardo Corazón de León) trajo de la Tercera Cruzada (1189 a 1192) el
"biskit muslin", que era un compuesto de harina mezclada con cebada, centeno y
harina de frijoles.
La fabricación y la calidad del pan estuvo controlada hasta entonces, por lo que la
preparación de la galleta estaba encomendada a los gremios de artesanos. A
medida que comenzó el suministro de azúcar y el refinamiento y la entrega de
harina aumentó, también lo hizo la capacidad para degustar los productos
alimenticios que requerían una producción más pausada, incluyendo las galletas
dulces. Existen escritos del monasterio de Vadstena que narran cómo las monjas
suecas horneaban pan de jengibre para aliviar la digestión en 1444. El primer
comercio documentado de galletas de jengibre fue en el siglo XVI, cuando se
vendían en las farmacias de los monasterios y en las plazas donde estaban los
mercados de agricultores en la ciudad. El pan de jengibre se convirtió en un
producto ampliamente disponible en el siglo XVIII. Las empresas británicas de
galletas de McVitie, Carr, Huntley & Palmer, y Crawford se fundaron en 1850.