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¿Qué valor le agregaría a la decisión del gobierno de declarar la emergencia

nacional para combatir el covid-19?

Actualmente, la pandemia de COVID-19 viene generando significativos impactos


en la economía, la educación, la salud y la política de diversos países; el Perú no es
ajeno a esta crisis sanitaria. El gobierno de Vizcarra ha reaccionado adecuadamente,
tomando medidas anticipadas y drásticas (declaratoria del estado de emergencia,
que restringe derechos constitucionales como la libertad personal, de tránsito y de
reunión, y la inviolabilidad del domicilio, y cuya fecha de término ha sido ampliada
hasta el 26 de abril), en base a la experiencia de Asia y Europa. Asimismo, el
gobierno peruano ha emitido una serie de decretos (legislativos, de urgencia y
supremos) para hacer frente a la pandemia que amenaza con afectar negativamente
nuestra economía y, sobre todo, colapsar nuestro precario y deficiente sistema de
salud. Una de las ventajas del Perú frente a este nuevo coronavirus es que cuenta
con uno de los más sólidos fundamentos macroeconómicos a nivel de mercados
emergentes. Sin embargo, no todo es color de rosas, aún existen grandes brechas a
nivel de acceso a servicios básicos como salud, educación, agua, internet, entre
otros, y carencia de laboratorios de análisis (la mayoría se concentra en la capital),
infraestructura y recursos humanos, técnicos y financieros para enfrentar la
expansión del virus. En este contexto, la estrategia de gobierno es ralentizar la tasa
de contagio para que el sistema de salud no colapse como ya ha sucedido en países
europeos. Ahondando aún más, surge un factor que afecta grandemente las
economías y políticas públicas a nivel mundial: la corrupción. De hecho, en un
contexto de emergencia, el riesgo de que los recursos públicos puedan ser utilizados
indebidamente aumenta significativamente. Esto afecta seriamente la
gobernabilidad, promoviendo la desconfianza en las instituciones por parte de la
ciudadanía.

Bajo este panorama gris, surge la necesidad de informar a la población sobre la


función de cada institución y sus respectivos funcionarios, cómo se está realizando
dicho rol, cuáles son las fallas y qué se está haciendo para mejorar. Esto quiere
decir que el gobierno debe ser transparente y rendir cuentas periódicamente, incluso
más seguido de lo que normalmente lo ha venido haciendo. De esta forma, los
ciudadanos acceden a información de calidad y actualizada sobre cómo se están
utilizando los recursos. Aquí, las herramientas digitales cumplen un papel
fundamental. Sin embargo, esto no es suficiente para mantener la gobernabilidad
por parte de la administración Vizcarra; en realidad, se requiere que los servicios
que llegan al ciudadano, además de ser de calidad, sean oportunos y eficientes. El
actual gobierno viene fallando en estos dos últimos puntos, debido a que la ayuda
(incentivos, subvenciones, alimentos, entre otros) no llegan en el momento
adecuado, es decir cuando más se necesitan, o simplemente se desvían hacia otras
poblaciones que no son las más necesitadas, generando que la cuarentena no se
respete debido a la necesidad de la población por buscar alguna fuente de ingresos
para poder alimentarse. Claro, esto no es culpa total del Presidente Vizcarra y su
equipo de gobierno, debido a que esto es un lastre que se viene arrastrando por
décadas, pero que se pudo mejorar mediante un mapeo de las poblaciones
vulnerables, la formalización gradual de los trabajadores y comercios informales,
entre otras medidas. Asimismo, el internet es un servicio cuyo acceso es restringido
a un sector de la población y que ahora afecta el servicio de educación remota;
sucede lo mismo con el acceso a la salud y otros servicios básicos.
Las medidas adoptadas por el gobierno son idóneas, pero no servirán de nada para
superar la grave amenaza a la salud pública, si la población no cumple con
responsabilidad el acatamiento de las mismas. Además, el cumplimiento de las
normas excepcionales debe ser desde una perspectiva empática y solidaria, donde la
victoria individual se base en la victoria colectiva.

Por tanto, el oportuno y eficiente servicio al ciudadano es clave para mantener la


gobernabilidad de un país, entendiendo que estos factores demandan tiempo, el cual
es escaso en momentos de crisis. Asimismo, la responsabilidad por parte del estado
de salvaguardar el bienestar de la población mediante la emisión de una serie de
normas, implica que los ciudadanos respondan con el mismo nivel de
responsabilidad para acatarlas, con el fin de buscar una victoria colectiva basada en
la empatía y la solidaridad.

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