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DERECHOS CIVIL IV
REALES
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MÓDULO 3
ORIGINARIO:
DERIVADO:
APROPIACION
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4) los tesoros.
Entonces, dos son los factores cuya concurrencia exige la hipótesis: que el
titular del dominio se desprenda materialmente de la cosa (“corpus”), con “la
mira” de no continuar en el ejercicio de su derecho (“animus domini”).
El caso de los animales que son objeto de caza o pesca, encuentran como
particularidad que se tratan de verdaderos supuestos de cosas sin dueño.
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Las cosas perdidas son aquellas que se han salido del patrimonio del dueño
contra su voluntad o sin su voluntad. Véase la diferencia en el casa de venta
por ejemplo, el dueño entrega la cosa mueble voluntariamente al comprador ,
cuando hubo una sustracción fraudulenta un robo, la cosa ha salido del
patrimonio del dueño de ella contra su voluntad, cuando la cosa mueble se
ha perdido el titular del derecho real se desprendió de ella sin su voluntad.
Con este artículo se inicia el régimen de las cosas perdidas. Dado que ellas
pertenecen a su dueño, los terceros no tienen la obligación de tomarla, pero
si lo hicieran la ley le asigna la condición de depositario a título oneroso.
Quien alega que la cosa fue abandonada debe probarlo, pues la cosa
perdida sale de la posesión del dueño sin su voluntad. Mas la condición de
hallador, lo obliga a restituir a quien tenga derecho a reclamarla. Si no lo
conoce, debe entregarla a la autoridad policial, que dará intervención al juez.
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Del precepto se extraen dos ejes, cuales son la cuestión atinente a los gastos
de conservación, de actuación judicial y la recompensa. Obedecen a dos
causas distintas, aunque el propietario que perdió la cosa mueble puede
exonerarse de reembolsar gastos o de pagar la recompensa —que fija el juez
discrecionalmente, en caso de que el dueño no haya ofrecido una u ofrecida,
no fue aceptada— si hace abandono de ella a favor del hallador.
También el art. 1956 CCyC fija en seis meses, a contar desde la última
publicación de edictos, dando cuenta del hallazgo, para que se presente el
dueño, bajo apercibimiento de rematarla.
El último párrafo del precepto referido indica el destino del eventual saldo
remanente de la subasta.
En la accesión como modo de adquirir el dominio hay una cosa ajena que se
incorpora a una propia. En el CCyC se mantiene esta forma de adquisición
del dominio pero se legisla por separado la accesión de cosas muebles y la
accesión de cosas inmuebles en sus distintas variables.
Si cosas muebles de distintos dueños acceden entre sí sin que medie hecho
del hombre y no es posible separarlas sin deteriorarlas o sin gastos
excesivos, la cosa nueva pertenece al dueño de la que tenía mayor valor
económico al tiempo de la accesión. Si es imposible determinar qué cosa
tenía mayor valor, los propietarios adquieren la nueva por partes iguales.
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Como lo expresó Velez en la nota al art. 2572 CC: “... el lecho del agua
corriente no tiene un límite invariable. Este límite, por el contrario, es movible;
avanza o se retira. Los terrenos, pues, que lindan con los ríos, pueden una
veces perder, y es justo que otras puedan por las mismas causas, ganar para
conservar su límite señalado...”. De ahí, se atribuye al propietario ribereño el
aumento que se deriva del aluvión, lo cual no deja de ser una solución
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razonable y equitativa por aquello de que, así como algunas veces se verá
perjudicado por el efecto de las corrientes, en otras, es justo que se
beneficie.
Otra cuestión que trata el art. 1959 CCyC se plantea cuando el terreno de
aluvión se ha formado a lo largo de varias propiedades ribereñas y es
menester proceder a su reparto. Pues bien la división debe hacerse entre los
propietarios que pueden tener derecho a ella, en proporción del ancho que
cada una de las heredades.
La accesión, en este caso, es por vía natural. Como lo indica la parte final del
art. 1959 CCyC, el concepto se extiende a los casos de retiro natural de
aguas, como al supuesto de abandono del curso de agua, de su cauce.
Por remisión al art. 235 CCyC, no se adquiere por aluvión el dominio de los
incrementos producidos en las costas del mar o de los ríos navegables, pues
pertenecen al Estado.
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del hombre. No debe perderse de vista que, por virtud del principio en el que
lo accesorio sigue la suerte de lo principal, las adherencias que reciba el
inmueble, pertenecen al dueño del fundo.
a) el dueño del inmueble donde se lo hace —debería el valor y/o los daños—;
o
b) por un tercero. A su vez, uno y otro puede haber obrado con buena
o mala fe. También puede suceder que los materiales sean propios del
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USUCAPIÓN
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Caracteres de la posesión prescriptiva
• Artículo 2536. La prescripción puede ser invocada en todos los casos, con
excepción de los supuestos previstos en la ley.
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• Artículo 2537. Modificación de los plazos por ley posterior.
• Facultades judiciales.
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2. CONCEPTO
- Pueden ser invocadas por todas las personas y contra todas las personas
(artículo 2534 primer párrafo, Código Civil y Comercial).
- Deben ser procesalmente alegadas por los interesados por vía de acción
o de excepción (artículo 2551, Código Civil y Comercial).
En la usucapión, junto con el tiempo, debe concurrir la posesión con los rasgos
del artículo 1900 del Código Civil y Comercial; en la prescripción liberatoria, en
cambio, la mera inacción del acreedor o del titular de un derecho expuesto a la
acción erosiva del tiempo sobre su subsistencia.
Se trata de uno de los modos de adquirir un derecho real. Como veremos más
adelante en el curso, la prescripción adquisitiva es un “modo” de adquirir
derechos reales que se ejercen por la posesión, tal como lo prevé el artículo
1897. Por ende, en una primera aproximación, sin mengua del desarrollo que al
respecto se consignará en módulos ulteriores, ella no comprende los que “no se
ejercen por la posesión”, tales como la hipoteca y las servidumbres, sin perjuicio
de las precisiones que deslizaré en torno a la “servidumbre positiva”, a la luz de
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lo pautado en el segundo párrafo del artículo 1891. También están excluidos de
toda posibilidad de adquirirse por este singular modo los derechos reales
accesorios (artículos 2565 y 1889), la anticresis y prenda entre ellos.
Según el artículo 1897 del Código Civil y Comercial, “La prescripción para
adquirir es el modo por el cual el poseedor de una cosa adquiere un derecho
real sobre ella, mediante la posesión durante el tiempo fijado por la ley”.
En cuanto a los rasgos de este singular modo adquisitivo, puede decirse que él
reviste carácter originario. Esto significa que el derecho no proviene de un
transmitente, que el adquirente obtiene el objeto y el derecho sobre él por sí
mismo, sin intervención del sujeto del que inmediatamente proviene. Por esa
misma razón, la obtención del derecho real en cabeza del usucapiente se produce
sólo por modo, no por título. Esto marca una faceta distintiva respecto de la
denominada “adquisición derivada por acto entre vivos”, que requiere la
concurrencia del título y modo suficientes (artículo 1982 primer párrafo, Código
Civil y Comercial).
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Las adquisiciones originarias sólo requieren modo suficiente. El artículo 1830 del
Proyecto de 1998 contiene esa disposición y prevé, además, que son modos
suficientes, la prescripción adquisitiva, la transformación y la accesión. El Código
Civil y Comercial no recoge en sus preceptos una norma similar o análoga, situación
que no implica necesariamente desconocer lo razonado de la conclusión que
emana de esa plataforma jurídica que sirvió de fuente del ordenamiento hoy
vigente.
En las adquisiciones derivadas por actos entre vivos, el título califica al modo,
usualmente representado en estos casos por la tradición (artículo 1892 tercer
párrafo primera parte, Código Civil y Comercial). Para que ese acto, definido en el
artículo 1924, conceda derecho real a quien recibe la cosa, es menester que él
[por el derecho real] se haya constituido en el título. La entrega de una cosa por
el locador a su locatario no concede al segundo derecho real alguno, dado que el
título no se lo confiere, por más que las características del acto de entrega y
recepción voluntarios, descripto en el citado artículo 1924, no cambien con
relación a aquél que se requiere frente a una compraventa.
En la prescripción adquisitiva, el título declarativo viene calificado por el modo,
este último suficiente para dar vida al derecho real. La sentencia, en este
sentido, sirve para brindar certeza acerca del origen y existencia de ese derecho,
como así también para obtener el correspondiente documento que compruebe
su titularidad y, con él, cuando la cosa resulte registrable (artículo 1890, Código
Civil y Comercial), el emplazamiento del instrumento portante de ese derecho
en el registro respectivo. En ella se condensará el título que documente tal
adquisición.
El artículo 1897 establece que el derecho real que se adquiere por este singular
modo debe recaer sobre una cosa. La mención tiene importancia dado que el
artículo 1883 del mismo ordenamiento prevé, en general, que el derecho real
recae sobre una cosa, comprende su totalidad o una parte material de ella y se
ejerce por el todo o por parte indivisa. En su segundo párrafo, la disposición
establece que “el objeto también puede consistir en un bien [no cosa]
taxativamente señalado por la ley”. Quedan excluidos los bienes no cosas, objeto
de derechos reales, en los casos “taxativamente” señalados por la ley como
pasibles de adquisición por prescripción adquisitiva. Precisamente, las
relaciones de poder en general (y la posesión, en particular) recaen sobre cosas
determinadas, existentes y actuales (doctrina artículo 1909, 1910 y 1912, Código
Civil y Comercial).
Este modo adquisitivo opera de pleno derecho una vez que el ejercicio de la
posesión prescriptiva cumple su plazo legal. Desde ese instante, el poseedor
sustancialmente se transforma en titular del derecho real que se amolda al
“animus” contenido en la posesión desplegada, sin necesidad de
pronunciamiento judicial alguno que lo reconozca. Dado el carácter declarativo
de la sentencia que admite la pretensión, ella siempre se re- monta a una
situación consumada en el pasado, de cuya preexistencia el pronunciamiento se
limita a dar certeza. La adquisición se produce de ple- no derecho desde el
instante en que transcurre tiempo normativamente previsto.
El artículo 1897 del Código Civil y Comercial, que define la prescripción
adquisitiva, mejora sensiblemente el concepto de la figura que brindaba el
artículo 3948 del Código Civil derogado. Este último precepto establece que “La
prescripción para adquirir es un derecho por el cual el poseedor de una cosa
inmueble, adquiere la propiedad de ella por la continuación de la posesión,
durante el tiempo fijado por la ley”. La prescripción no es el derecho real mismo,
sino uno de los múltiples modos para adquirirlo. El derecho real que tiene ese
origen no es la usucapión sino, verbigracia, el dominio, condominio, usufructo,
propiedad horizontal, etc. Las cosas muebles también se pueden adquirir por
prescripción adquisitiva, tal como lo consagra el artículo 4016 bis del Código
derogado y hoy lo hace el artículo 1898 segundo párrafo y 1899 tercer párrafo del
Código Civil y Comercial. Lo que se obtiene es un derecho real ejercitable por la
posesión, no, en forma genérica, un derecho de propiedad, que comprende todo
derecho que contenga un objeto patrimonial, como pueden ser también, por
ejemplo, los creditorios.
La posesión, según el artículo 1909 del Código Civil y Comercial, se caracteriza por
la concurrencia de dos elementos: 1º) un poder de hecho sobre una cosa, y 2º) el
que ejercita ese poder debe comportarse como si fuera titular de un derecho
real, lo sea o no.
Sólo la posesión contiene como efecto propio la posibilidad de que el sujeto que
la ejercita adquiera el derecho real por prescripción, a la luz de lo establecido en
el artículo 1939 del Código Civil y Comercial (artículo 1940, Código Civil y
Comercial).
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Las relaciones de poder en general y la posesión en particular se clasifican de la
siguiente manera:
• Legítima o ilegítima (artículo 1916).
• Posesión ilegítima.
• De mala fe.
• No viciosa.
A la luz del artículo 1900 recién citado, “la posesión para prescribir debe ser
ostensible y continua”. El Código Civil derogado requería un cúmulo mayor de
caracteres, algunos de los cuales coinciden con los previstos actualmente. Según
ese ordenamiento, tal posesión debe resultar: pública, pacífica, continua,
ininterrumpida, inequívoca y no precaria.
El Código derogado requiere también que la posesión sea pacífica para poder
iniciar el decurso de su respectivo plazo. Carece de esa condición la adquirida por
violencia o fuerza. En el régimen antecesor, la prescripción no se comenzaba a
computarse mientras su poseedor no hubiera purgado el vicio con el que hubo la
cosa (artículos 2478 y 3959), hecho éste que se consumaba con la prescripción
liberatoria de la acción posesoria para obtener la restitución de la cosa
desapoderada. El ordenamiento vigente mantiene la clasificación de la posesión
ilegítima de mala fe viciosa, no contemplada en el Proyecto de 1998, más elimina
la necesidad de que se purgue el vicio como condición para que comience el
transcurso del plazo de la usucapión. Ese lapso se inicia, hoy día, ya no desde el
transcurso del año del origen vicioso de la posesión (verbigracia, de la usurpación),
sino a partir del primer acto posesorio realizado por el poseedor vicioso.
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ínterin el excluido hubiera promovido la correspondiente acción de despojo
(artículos 2241 y 2564 inciso “b”, Código Civil y Comercial). En tal caso, esa
situación consumaría la prescripción liberatoria del derecho a reclamar la
restitución de la cosa por esa vía.
2. Sujetos
Delimitación preliminar.
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Comercial. La obligación debe provenir de un hecho jurídico idóneo para generarla y, en ese
sentido, el transcurso del tiempo no es apto para darle vida, sino, en todo caso, para
extinguirla.
Los derechos reales principales se adquieren por usucapión según los artículos
1897 y siguientes. Esa disposición es, precisamente, la que define la prescripción como modo
adquisitivo de derecho real. Quien lo aprovecha es el poseedor y la titularidad se obtiene
mediante el despliegue continuo de la posesión prescriptiva. Por consiguiente, sólo están
comprendidos los derechos reales que se ejercen por la posesión, según lo establecido en el
artículo 1891 del Código Civil y Comercial, que excluye de esa clasificación a la hipoteca y a
las servidumbres.
ÁMBITO DE
APLICACIÓN:
DERECHOS REALES EXCLUIDOS:
PRINCIPALES DERECHOS REALES
ACCESORIOS
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Suprema de Justicia de la Nación, 14/07/2015, Brodello Luis s/ Usucapión , ordinaria cita online
: AR/JUR/35713/2015)
Un caso especial es el de las islas. El artículo 235 inciso “” del Código Civil y Comercial
consagra como bien de dominio público a “las islas formadas o que se formen en el mar
territorial, la zona económica exclusiva, la plataforma continental o en toda clase de ríos,
estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas navegables, excepto las que pertenecen a
particulares”. Por ende, sólo en este último caso serán susceptibles de adquirirse por
prescripción adquisitiva, en todo o en parte.
Este tema fue tratado en un muy importante pronunciamiento del Superior Tribunal de Justicia
de Entre Ríos (Escalas Félix German, y otros s/ usucapión 20/09/2013- Litoral, noviembre 1094,
cita online: AR/JUR/59954/2013). En este antecedente una persona que adujo ser poseedor de
una fracción de isla, y por lo tanto promovió demanda de usucapión contra la provincia de Entre
Ríos. Tras el rechazo de la pretensión de la segunda instancia, el actor interpuso recurso de
inaplicabilidad de ley, que fue rechazado por el crimero tribunal de esa provincia, En su
pronunciamiento dijo que: 1°) Todas las islas, o las porciones de estas situadas en territorio de
la provincia de Entre Rios , que a , la fecha de entrada en vigencia de la Ley provincial 9603, no
pertenecieran de un modo irrevocable a la propiedad privada de los particulares, resultan
inalienables e imprescriptibles, no obstante se encuentren ocupadas por simples tenedores
precarios o por quienes se pretenden poseedores “animus domini” pues pertenecen al dominio
público del estado provincial. 2°) LA circunstancia de que los bienes de dominio público se
encuentren fuera del comercio no impide que sobre tales dependencias puede otorgarse
derechos especiales de uso que excedan el uso común del goza toda la colectividad, puesto que,
de lo que se encuentran excluidos es del comercio de derecho privado, pero no del derecho
público. 3°) El órgano competente para desafectar bienes de dominio público natural- en caso
de una isla- es el Congreso Nacional, pues es de incumbencia exclusiva de la Nación estatuir
sobre la condición jurídica de las cosas. 4°) las islas constituyen bienes naturales y el legislador
nacional las ha calificado de bienes de dominio público, por ser del resorte de su competencia
el estatuir sobre condición jurídica de las cosas, por ello solo el Congreso de la Nación podría
disponer la desafectación de estos bienes públicos naturales, como son las islas, para que pasen
a revestir como bienes de dominio privado de la Nación o de las Provincias, a partir de lo cual ,
estas últimas recién estarían autorizadas para disponer para la venta a particulares. 5°) Todas
las islas o porciones de estas situadas en territorio de la provincia de Entre Ríos , que a la fecha
de entrada en vigencia de la ley no pertenecieran de manera irrevocable a la propiedad privada
de los particulares (la cual solo puede entenderse perfeccionada cundo concurran -Titulo-
escritura-modo-posesión e inscripción registral- no obstante se encuentran ocupadas por
simples tenedores precarios o por quienes se pretendan poseedores “animu domini” son del
dominio público perteneciente al pueblo de la Provincia de Entre Ríos y no forman parte del
dominio o de la hacienda del estado provincial. Por esos fundamentos se consideró allí que no
produjo desafectación la ley provincial N° 6047 del año 1977 que sometió, a las islas calificadas
como “fiscales” que a esa fecha pertenecían al patrimonio de la provincia de Entre Ríos, a un
régimen de adjudicación ya sea por medio de arrendamiento, o de venta, por entender que una
competencia de tal magnitud quedaba deferida en el Congreso de la Nación y no en la
Legislatura provincial, por
tratarse de un bien público de carácter natural.
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BIENES PRIVADOS: Cuando actúa en su carácter de
BIENES PÚBLICOS: persona jurídica, y con relación a los bienes del
ESTADO IMPRESCRIPTIBLES, SALVO dominio privado (regulados en el art. 236 del Código
EXPRESA DESAFECTACIÓN Civil y Comercial), queda sometido a las reglas del
Derecho común
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CAPÍTULO 1: Principios comunes (Arts.1882/1891)
CAPÍTULO 2: Adquisición, transmisión, extinción y oponibilidad
TÍTULO I (Arts.1892/1907)
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TÍTULO V: De la propiedad horizontal (*)
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TÍTULO VI: CONJUNTOS INMOBILIARIOS (*)
Contando con esta guía, pasamos a analizar nuestro tema propuesto para este módulo.
Dominio.
El Código Civil y Comercial distingue el derecho real de dominio perfecto del imperfecto.
Según el artículo 1941, el primero es aquel "que otorga todas las facultades de usar, gozar
y disponer material y jurídicamente de una cosa, dentro de los límites previstos por la ley”
(el subrayado es mío). Entre los caracteres que perfilan sus rasgos cualitativos, el
ordenamiento lo caracteriza por su perpetuidad y exclusividad (artículos 1942 y 1943,
Código Civil y Comercial).
Del carácter exclusivo deriva la facultad de exclusión, en cuya virtud su titular puede: 1º)
excluir a terceros extraños del uso, goce y disposición de la cosa; 2º) remover, por propia
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autoridad, los objetos puestos en ella, y 3º) encerrar sus inmuebles con muros, cercos o
fosos, sujetándose a las normas locales.
El derecho real de dominio imperfecto es, en cambio, aquel: 1º) sometido a condición o
plazo resolutorios, o 2º) gravado con cargas reales (artículo 1946, Código Civil y Comercial).
Los supuestos que comprenden esta singular figura están conformados por el dominio
revocable, el fiduciario y el desmembrado (artículo 1964, Código Civil y Comercial).
El dominio constituye el derecho real que más frecuentemente se adquiere a través del
modo prescripción adquisitiva. La modalidad obtenida, en principio, es necesariamente la
perfecta y no la imperfecta.
El dominio revocable es de carácter modal, pues se halla sujeto a condición o plazo
resolutorios, ante cuyos cumplimientos del dueño debe restituir la cosa a quien se la
transmitió (artículo 1965 primer párrafo, Código Civil y Comercial). La condición o el plazo
pueden ser impuestos por manifestación de la voluntad o por la propia ley (artículo 1965
citado, segundo párrafo). El origen de un derecho real de estas características sólo puede
provenir de adquisiciones derivadas por actos entre vivos, según la definición y caracteres
que precisa el artículo 1892 del Código Civil y Comercial. La usucapión, como modo
originario, descarta toda posibilidad de que el dominio resultante de ese hecho pueda
asumir carácter modal, de suerte tal que pueda retornar a su anterior titular, en su variante
perfecta, tras la expiración del plazo o acaecimiento de la condición resolutorios.
Similar conclusión se impone respecto de dominio fiduciario. Su regulación tiene
por plataforma normativa los artículos 1701 y siguientes del Código civil y Comercial, a los
que remite el artículo 1964 de ese ordenamiento. Precisamente, el artículo 1701 establece
que este derecho real se adquiere "con razón de un fideicomiso constituido por contrato o
por testamento”. Por ende, sus modos adquisitivos se resumen a los previstos en el primer
y último párrafo del artículo 1892 del Código Civil y Comercial (adquisición derivada por acto
entre vivos y por causa de muerte), sin que graviten en esta modalidad de dominio
imperfecto los modos que entrañen adquisiciones originarias.
Sería imposible, por lo demás, erigir bajo esta variante prescriptiva un pacto de
fiducia en virtud del cual se confíe al fiduciario la administración de los bienes fideicomitidos
en provecho del beneficiario y la transmisión de ellos, al cumplirse el plazo o condición
resolutorios, al fideicomisario. Además, estos emplazamientos jurídicos (el del beneficiario
y del fideicomisario) tampoco podrían surgir de una hipotética posesión continua y
ostensible de los bienes fideicomitidos (artículos 1671, 1672 y concordantes, Código Civil y
Comercial).
En cuanto al dominio desmembrado, conviene deslizar ciertas precisiones. Con
relación al dueño, los derechos reales sobre cosa ajena constituyen cargas reales (artículo
1888 segundo párrafo primera parte, Código Civil y Comercial). El dominio desmembrado,
pues, es aquel sometido a una carga real, que es gobernado por el régimen legal del derecho
real que lo grava.
En este sentido, el ordenamiento prevé supuestos de caducidad de ciertos
derechos reales sobre cosa ajena por el no uso de ella. En materia de usufructo y
servidumbre, ese plazo es de 10 años (artículos 2152 inciso "c" y 2182 inciso "b", Código Civil
y Comercial). La caducidad prevista para el derecho real de usufructo se aplica también para
los de uso y habitación, según lo establecido en los artículos 2155 y 2159 del Código Civil y
Comercial, respectivamente. Por ende, la adquisición del dominio por prescripción
adquisitiva extingue también los derechos de disfrute mencionados, adquiriendo el
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usucapiente un dominio despojado de esas cargas reales.
Empero, los derechos reales sobre cosa ajena no ejercitables por la posesión son oponibles
al usucapiente y mantienen eficacia. Tal el caso de la hipoteca, en que la consumación de
este modo adquisitivo no la expurga por sí sola y que subsistirá como gravamen al dominio
obtenido por el poseedor.
Un tema que exige una mirada particular es el concerniente a la adquisición del derecho real
de dominio, por prescripción adquisitiva, de un sujeto que, originariamente, detentó la
posesión contando con un derecho real de otra jerarquía. Tal, por ejemplo, el caso del
condómino o heredero que, ejerciendo una posesión excluyente del bien común o
hereditario, intervirtió la causa de la relación de poder y mantuvo el ejercicio de la posesión
prescriptiva, en forma continua y ostensible, durante el plazo legal. En este caso, se ha de
producir una mejora no ya en la especie (tenencia- posesión), sino en la jerarquía (posesión
a título de condómino-posesión a título de dueño) en la relación de poder, con lo cual, para
definir si se configura o no tal ascenso, es necesario determinar los rasgos de la posesión a
la que tiene derecho el condómino sobre la cosa común.
El artículo 1986 del Código Civil y Comercial establece que cada comunero, conjunta o
individualmente (el subrayado es mío), puede usar y gozar de la cosa común sin alterar su
destino. Los cotitulares pueden acordar el uso y goce alternado de la cosa común o el
ejercicio de él, de manera exclusiva y excluyente, sobre determinadas partes materiales
(artículo 1987, Código Civil y Comercial). Al mismo tiempo, uno de ellos, en el marco de las
facultades que le concede esa figura sobre la cosa, puede ejercer un uso y goce excluyente
sobre todo el objeto (artículo 1988, Código Civil y Comercial). En este caso, esa relación de
poder cuyo goce se proyecta a la totalidad de la cosa, insisto, se enmarca en el derecho
deferido en su condición de comunero y en la tolerancia del resto de los partícipes, de suerte
tal que la jerarquía de esa relación encuentra anclaje en el condominio que ostenta. El
artículo 1988 citado reconoce al cotitular que no ejerce el uso y goce de la cosa el derecho
de reclamar una indemnización por el uso exclusivo, la que se devenga desde el momento
en que comunica su oposición de modo fehaciente y sólo en beneficio del oponente.
El artículo 1988 citado habla de uso y goce excluyente y no de posesión excluyente. Esta
distinción permite precisar que el condómino que no detenta la cosa no pierde la posesión
de ella en manos de quien sí lo hace. En definitiva, en ese caso, se presenta un supuesto de
concurrencia en el que convergen varias relaciones de poder que no se excluyen entre sí
(artículo 1913, Código Civil y Comercial), aunque el uso y goce, enmarcado en el ejercicio de
las facultades del artículo 1986 antes citado, lo ejerza uno solo. A fin de cuentas, habrá para
el condómino no detentador posibilidad física de establecer el contacto, según lo previsto
en el artículo 1922 inciso “” del Código Civil y Comercial, lo que presupone la subsistencia de
su relación de poder.
Obsérvese también que un condómino puede realizar: 1º) las mejoras necesarias (definidas
en el artículo 1934 inciso "d", Código Civil y Comercial) y, dentro de los límites del uso y goce
de la cosa común, y 2º) las útiles (precisadas conceptualmente en el artículo 1943 inciso “”
del Código Civil y Comercial) que sirvan para su mejor aprovechamiento. Tales facultades
emanan de lo establecido en el artículo 1991 el Código Civil y Comercial. Esos actos tienen
por pórtico la posesión del comunero que arraiga su causa en el derecho real de condominio.
Para mutar la jerarquía de la relación de poder no es relevante la mera voluntad del
condómino, ni el transcurso del tiempo, por más extensa que resulte su perpetuación en el
uso y goce excluyente, tolerado por el resto de los comuneros, que no se han siquiera
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molestado en oponerse y reclamar el cobro de un canon locativo ("nemo sibi ipse causam
possessionis mutare”). Es necesario que, mediante actos exteriores, el poseedor manifieste
su intención de privar al resto de la posibilidad de disponer de la cosa y que esos actos
produzcan ese efecto (artículo 1915, Código Civil y Comercial). La intervención, como he
señalado, no sólo es apta para producir el cambio de la especie de la relación de poder, sino
también el de su jerarquía.
En este aspecto, el artículo 1990 del Código Civil y Comercial establece que la disposición
material o jurídica de la cosa, o de alguna parte de ella, sólo puede hacerse con la
conformidad de los otros condóminos. Esto significa que, en principio, el comunero que
realiza un uso y excluyente de la cosa, que debe ajustar su relación de poder al destino al
que la cosa está afectada, carece de facultades para realizar, por sí y sin autorización del
resto, actos de disposición material sobre ella.
Esta misma apreciación es totalmente trasladable al marco de la comunidad hereditaria,
cuando coheredero realiza un uso y goce excluyente de un bien comprendido en el acervo
sucesorio. Esa conclusión se funda en lo establecido en el artículo 1984 primer párrafo del
Código Civil y Comercial, que prevé la aplicación subsidiaria de las normas del condominio a
todos los supuestos de comunión de derechos real y de otros bienes. Este segundo supuesto
abarca, en su latitud a la comunidad hereditaria. Si alguno de los herederos posee un título,
de tal, un bien particular comprendido en el patrimonio del causante, no lo hace como
dueño exclusivo sino como integrante de esta comunidad.
Para que se produzca la intervención del título, el poseedor debe realizar actos posesorios
en forma exclusiva, negando y desconociendo los derechos de los otros propietarios. Según
se ha decidido, el hecho de que uno de los condóminos se domicilie en el inmueble, pague
los impuestos, tasas, servicios municipales y realice sobre él tareas de conservación y
mantenimiento permanente son insuficientes a los efectos de acreditar la posesión exclusiva
del bien que se pretende adquirir por usucapión, con virtualidad suficiente para excluir a los
demás propietarios, pues esos actos resultan también el ejercicio de derechos y obligaciones
que se tiene como comunero (Corte de Justicia de la Provincia de Catamarca, 18/11/2015,
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"Galván, Elsa Beatriz y otros c/Oliva de Galván, Juana s/ prescripción ” La Ley Online,
AR/JUR/75185/2015).
Condominio.
El condominio es el derecho real de propiedad sobre una cosa que pertenece, en común, a
varias personas y que corresponde, a cada una, por una parte, indivisa (artículo 1893 primera
parte, Código Civil y Comercial).
Para que se pueda adquirir este derecho real, es necesario la concurrencia de varios
poseedores sobre la misma cosa, que ejerzan una relación de poder de la misma jerarquía y
que cada una no excluya a los restantes (artículo 1913, Código Civil y Comercial). Si la
relación de poder idónea para adquirir por usucapión hubiera sido ejercida por
coposeedores, entonces, al cabo del plazo legal convertirán en condóminos, en tanto el
comportamiento hubiere coincidido con las facultades que el ordenamiento reconoce a
quienes ostentan ese derecho real. Las partes ideales asignadas a cada devenido cotitular
serán necesariamente equivalentes. El artículo 1983 segundo párrafo del Código Civil y
Comercial prevé, precisamente, que “las partes de los condóminos se presumen iguales,
excepto que la ley o el título dispongan otra proporción” (el subrayado me pertenece). En la
usucapión, la adquisición no se produce por título, ni la ley establece posibilidad de graduar,
en estos casos, en forma desigual la parte alícuota que corresponda asignar a cada
comunero usucapiente. Por ende, no hay posibilidades de obtener partes ideales que
representen porciones diferentes, salvo el supuesto de prescripción corta con justo título,
en el que las partes consolidadas serían las asignadas en ese acto jurídico (artículo 1902,
Código Civil y Comercial).
Un abordaje especial requiere, en el marco de este derecho real, el análisis de la adquisición
del condominio con indivisión forzosa perdurable sobre muros, cercos y fosos, en el marco
del cerramiento urbano. El artículo 2006 del Código Civil y Comercial los denomina
“linderos” cuando demarcan un inmueble y lo delimitan con el inmueble colindante. Según
el lugar de emplazamiento, el lindero puede ser “encaballado” o “contiguo” según: 1º) se
asiente parcialmente en cada uno de los inmuebles colindantes (el primero), o 2º) lo haga
en uno de los inmuebles, de modo que el filo coincida con el límite separativo (artículo 2006
incisos “b” y “c” Código Civil y Comercial). Según su condición jurídica, se lo califica al lindero
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como “medianero” o “privativo”. En el primer caso, revestirá carácter común y pertenecerá
en condominio a ambos colindantes; en el segundo, será de titularidad de uno solo de los
vecinos (el que lo hubiera construido o sufragado los gastos de su edificación). Finalmente,
según su extensión en altura, distinguimos: 1º) el de “cerramiento” al lindero de
cerramiento forzoso, sea encaballado o contiguo; 2º) el “de elevación” al lindero que excede
la altura del muro de cerramiento, y 3º) al “enterrado” al ubicado debajo del nivel del suelo,
sin servir de cimiento a una construcción en la superficie (artículo 2006, el Código Civil y
Comercial).
Sólo se puede adquirir por modo prescripción adquisitiva el muro por elevación o enterrado
(artículo 2009, Código Civil y Comercial). En esos casos, el inicio de plazo legal se computaría
desde la utilización efectiva de cualquiera de ellos para fines específicos (artículo 2020,
Código Civil y Comercial). Hasta la altura del cerramiento forzoso (no menor a los 3 metros
contados desde la intersección del límite con la superficie de los inmuebles, salvo disposición
en contrario en las reglamentaciones locales, según el artículo 2008 del Código Civil y
Comercial), el muro, encaballado o contiguo, es medianero de su mismo origen (artículos
2009, Código Civil y Comercial). Con lo cual, en este caso, el condominio de los colindantes
se adquiere de pleno derecho desde su erección, sin posibilidad alguna de que gravite sobre
él la usucapión como modo adquisitivo.
En el caso de los predios rurales, el cerramiento perimetral lindero posee carácter
medianero desde su origen, sin perjuicio de la obligación del colindante de contribuir a
sufragar su costo, si su predio queda completamente cerrado (artículo 2031 y 2032). Por
ende, tampoco en este caso la usucapión incide como posible modo de adquirir es
modalidad de condominio.
Propiedad horizontal.
El objeto del derecho real de propiedad horizontal se determina en la unidad funcional, que
define y delimita su objeto.
Ella comprende: 1º) pisos, departamentos, locales y otros espacios, susceptibles de
aprovechamiento por su naturaleza o destino, que tengan independencia funcional y
comunicación con la vía pública, directamente o por un pasaje común (artículo 2039, Código
Civil y Comercial); 2º) la parte indivisa sobre el terreno, las cosas y partes de carácter común,
y 3º) en su caso, las unidades complementarias destinadas a servir a la privativa.
La adquisición del derecho real de propiedad horizontal sobre una unidad funcional,
comprende, cuanto menos, la parte o sector privativo y la porción indivisa sobre las
comunes. En general, los cosas y partes comunes, a todas o algunas unidades, comprenden:
1º) las de uso común; 2º) las indispensables para mantener la seguridad del edificio; 3º) las
que se determinan como tales en el reglamento de propiedad horizontal, y 4º) aquéllas
cuyo uso no esté determinado (artículo 2040, Código Civil y Comercial). Ellas pueden llegar
a estar afectadas al uso exclusivo de una o varias unidades (artículo 2040 segundo párrafo
citado)
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El ordenamiento legal distingue las cosas o partes “necesariamente” (artículo 2041,
Código Civil y Comercial) de las “no indispensables” (artículo 2042, Código Civil y
Comercial). En el elenco que comprenden las segundas, se encuentran indicadas, con
carácter enunciativo, la piscina, el “solárium” gimnasio, lavadero y el salón de usos
múltiples.
En principio, el carácter “no indispensables” común de las partes o sectores previstos en el
artículo 2041 del Código Civil y Comercial descartaría toda posibilidad, en una apreciación
general, de perder esa calidad y de pasar a integrar la parte o sector privativo, bajo el modo
prescripción adquisitiva. Un impedimento de esta índole no se presentaría, también en
principio, respecto de aquéllas que revisten carácter “no indispensables” en las que podría
llegar hipotéticamente a verificarse su desafectación al uso o aprovechamiento común e
incorporación al sector privativo del poseedor vía prescripción adquisitiva. Lógicamente,
esta situación requerirá a su vez la adecuación del plano y reglamento de propiedad
horizontal a esta mutación en la calidad jurídica de los sectores y partes que componen el
sistema.
Conjuntos inmobiliarios propiamente dichos.
Están comprendidos en la figura, a la luz del artículo 2073 del Código Civil y Comercial, los
clubes de campo, barrios cerrados o privados, parques industriales, empresariales o
náuticos y cualquier emprendimiento urbanístico (independientemente del destino de
vivienda permanente o temporaria, laboral, comercial o empresarial).
Por su estructura, este derecho crea una situación jurídica comunitaria de índole funcional,
integrada por unidades parcelarias independientes, compuesta de partes privativas y
sectores, cosas y servicios comunes, que forman un todo inescindible (artículos 2074, 2076,
2077 y concordantes, Código Civil y Comercial).
Su régimen se encuentra disciplinado por las normas legales que lo regulan y las de
reglamento de propiedad horizontal del conjunto inmobiliario (artículo 2078, Código Civil y
Comercial). El artículo 2075 segundo párrafo del citado ordenamiento establece que todos
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los conjuntos inmobiliarios deben someterse a la normativa del derecho real de propiedad
horizontal establecida en el ordenamiento, con las modificaciones allí establecidas, “a los
fines de conformar un derecho real de propiedad horizontal especial”.
Existen algunas diferencias estructurales entre esos derechos reales (uno general, otro especial),
que pueden determinar distintas modulaciones o variantes que pueden asumir los actos
materiales en los que se exprese el ejercicio de una posesión prescriptiva. Así, por ejemplo, las
unidades privativas pueden hallarse construidas o en proceso de construcción (artículo 2077) y
pueden también existir unidades privativas sobre el terreno, situaciones descartables del plano
de la propiedad horizontal (artículos 2038, 2041 inciso “a” y
concordantes, Código Civil y Comercial).
En cualquier caso, las conclusiones deslizadas al tratar el punto sobre propiedad horizontal
pueden genéricamente trasladarse al abordar la cuestión en este derecho especial.
Tiempo compartido.
El derecho real de sepultura, previsto en el artículo 2912 del Código Civil y Comercial, se
enmarca en el de cementerio privado. La norma en cuestión establece que recae sobre
la parcela “rectuis” la unidad funcional).
Este derecho real es de carácter principal y se ejerce por la posesión. Por ende, no hay
impedimento para que un poseedor pueda adquirirlo por prescripción adquisitiva (artículos
2565 y 1897, Código Civil y Comercial).
La jurisprudencia registra numerosos pronunciamientos en los que se receptó
favorablemente la posibilidad de adquirir el derecho de sepultura por el modo prescripción
adquisitiva. Al hacerlo, lo admitió respecto de los sepulcros existentes en cementerios
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públicos del Estado. En esos antecedentes se ha reputado como actos posesorios idóneos:
el pago de cánones, la detentación de título de propiedad de bóveda, la exhumación de
cadáveres, la disposición de los destinos de los restos depositados en su interior. La
contratación de cuidador para que se haga cargo de la limpieza y vigilancia, la atención
personal que se preste a la bóveda.
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Superficie.
La superficie constituye un derecho real, de carácter temporario, sobre inmueble ajeno, que
faculta a su titular (el superficiario) a ejercer el uso, goce y disposición material y jurídica
sobre el objeto, constituido por: 1º) el derecho a plantar, forestar o construir, o 2º) lo ya
plantado, forestado o construido (propiedad superficiaria; artículo 2114, Código Civil y
Comercial). Ese objeto puede asentarse en: 1º) el terreno; 2º) el vuelo (verbigracia, dueño
de un edificio que concede a un tercero el poder de elevar sobre él una o varias plantas,
sometidas al derecho real de superficie, según lo establecido en el artículo 2116), o 3º) el
subsuelo (artículo 2114 citado).
Mediante esta singular tipología de derecho real se crea una excepción al principio de
accesión, según el cual la superficie sigue el suelo “superficie solo cedit”). Él implica la
separación temporal de la propiedad superficiaria (la plantada, forestada o construida)
del terreno o suelo en que se asienta. Al extinguirse por el vencimiento del plazo, el
propietario del suelo hace suyo lo construido, plantado o forestado, libre de los derechos
reales o personales impuestos por el superficiario (artículo 2125, Código Civil y
Comercial)
El artículo 2119 del Código Civil y Comercial establece que “el derecho de superficie se
constituye por contrato oneroso o gratuito y puede ser transmitido por acto entre vivos o
por causa de muerte”. Luego, remata diciendo: “no puede adquirirse por una usucapión”. La
solución normativa de excluir el modo adquisitivo bajo examen para la superficie obedece
a que, en principio, quien realiza actos posesorios idóneos sobre la propiedad superficiaria,
aprovecha también el suelo en que ella se encuentra incorporada. En tal caso, un
comportamiento de esa índole le permitirá al poseedor adquirir el dominio de la cosa.
El artículo 2119 dictado admite, empero, una excepción a esta regla. Establece que “la
prescripción breve es admisible a los efectos del saneamiento del justo título”. Con lo cual, la
incidencia de la prescripción adquisitiva en el derecho real de superficie queda acotada a los
casos en que exista justo título (tema del próximo módulo) de adquisición de ese derecho
real, en el que la prescripción impacta como mecanismo de saneamiento de su congénita
deficiencia. Subsana así la anomalía del título de adquisición proveniente de un acto jurídico
nulo o inoponible.
La ley habla concretamente de “la prescripción breve”. Para que ella opere, además del
justo título, se necesita la buena fe del poseedor. Por ende, este modo adquisitivo no sería
aplicable cuando, aun mediando justo título, el poseedor resultare de mala fe (artículo
1898, Código Civil y Comercial). Sobre este tema ahondaremos en el próximo módulo.
Usufructo.
El artículo 2129 del Código Civil y Comercial lo define como “el derecho real de usar, gozar y
disponer jurídicamente de un bien ajeno, sin alterar su sustancia “. La sustancia se altera
cuando se modifica su materia, su forma o destino. Por ende, el uso y goce del usufructuario
debe ajustarse a este último (artículo 2145, Código Civil y Comercial).
El usufructo es un derecho real, sobre cosa ajena, temporario, de disfrute, ejercitable por la
posesión. No hay impedimento, pues, para adquirirlo por el modo prescripción adquisitiva.
Por lo pronto, es improbable que un poseedor reclame el reconocimiento de la calidad de
usufructuario por usucapión, cuando lo más probable es que, con base en los mismos
elementos fácticos y probatorios, pueda llegar a ser reconocido como dueño.
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Uso.
Este derecho real consiste en usar y gozar de una cosa ajena, su parte material o indivisa,
en la extensión y con los límites establecidos en el título, sin alterar su sustancia (artículo
2154, Código Civil y Comercial). El precepto citado aclara que sólo puede constituirse a
favor de persona humana.
El artículo 2155 subsiguiente establece que se aplican supletoriamente las normas previstas
para el derecho real de usufructo.
En mi opinión, existe un impedimento legal para permitir la adquisición de este derecho
real por prescripción adquisitiva, con la única excepción de la prescripción breve en la
que el poseedor se encuentre munido de justo título. El mismo artículo 2154 citado
prevé, en su primer párrafo, que, si el título del derecho real de usufructo no establece
la extensión del uso y goce, se entiende que se constituye un usufructo. De tal suerte,
para que se pueda tipificar este derecho, resulta necesario que el título de adquisición
contemple la extensión de las facultades del usuario, pues tal carencia encuadraría su
derecho ya no en un uso, sino en un usufructo.
La prescripción adquisitiva, se sabe, no se adquiere por título sino sólo por modo. Por ende,
salvo la existencia de justo título, no hay forma de contar con acto jurídico que delimite el
alcance del uso y goce del poseedor, de modo de sustraerlo de la órbita del usufructo para
instalarlo en la del uso. En cambio, de mediar justo título y buena fe, la prescripción corta
produciría el saneamiento de ese instrumento, acotando el derecho real a los alcances que
fluyen de su tenor.
Cabe agregar que son extensivas al uso las apreciaciones sobre la poca probabilidad de que
se presenten casos, a la que hice referencia al abordar el usufructo.
Habitación.
El derecho de habitación tiene por objeto un inmueble ajeno, que debe estar construido y
ser habitable. Puede recaer sobre la totalidad o parte material de él. Es concedido sólo a
favor de persona humana, por lo que se excluye la posibilidad de otorgarlo a persona
jurídica. La facultad otorgada a su beneficiario radica en “morar en un inmueble construido,
o en parte material de él, sin alterar su sustancia” (artículo 2158 primer párrafo, Código
Civil y Comercial).
El artículo 2159 del Código Civil y Comercial contempla la aplicación supletoria de las
normas del derecho real de uso al de habitación. Entre ellas, cabe recordar, la previsión
del artículo 2154 primer párrafo antes citada exige, como recaudo para tipificar el derecho
real de uso “mutan” el de habitación), que el título establezca la extensión del uso y goce.
De lo contrario, si lo considerará usufructo. De esa suerte, las conclusiones sobre la
imposibilidad de adquirir por prescripción adquisitiva ese derecho se trasladan también al
de habitación, salvo, claro está, el supuesto en que exista justo título y buena fe del
poseedor.
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1. Vicisitudes
Las vicisitudes constituyen sucesos que se producen mientras se encuentra en curso el plazo de
prescripción y que tienen aptitud para alterar su cómputo normal. Necesariamente, deben
acaecer esos hechos antes de que el lapso expire. No puede interrumpirse ni suspenderse un
término que ya se encuentra cumplido. Desde una perspectiva sustancial, su mero vencimiento
opera “ipso iure” sus efectos, tanto en la variante adquisitiva como liberatoria de la prescripción.
Empero, desde una óptica procesal, ella deberá ser alegada y probada en juicio por parte
interesada.
2. Suspensión
2.1. Concepto
La suspensión: 1º) detiene o paraliza el cómputo del tiempo en curso; 2º) mantiene inactivo el
plazo mientras perdure la causal que la provocó, y 3º) cesada la causal, se reanuda la estimación
del término, que suma el lapso transcurrido antes de detenerse. Ella produce efectos hacia el
futuro, pues en nada altera el tiempo útil anterior corrido. De esta suerte, ambos períodos, el
anterior y el posterior a la suspensión, se suman para determinar si transcurrió o no el plazo
pertinente.
Puede ocurrir también que la causal suspensiva se encuentre configurada al momento mismo en
que debiera cobrar inicio del plazo de prescripción. En tal caso, la presencia de ese hecho tiene
por efecto impedir que comience el cómputo del término prescriptivo.
Las causales suspensivas no pueden ser objeto de convención. Sólo rigen aquellas que la ley
consagra.
1.1. Fundamento
La suspensión de la prescripción sólo opera en los casos previstos expresamente por la ley. Tal
solución obedece al carácter de orden público de las normas que regulan las ambas variantes de
la prescripción, cuya imperatividad descarta toda posibilidad de modificación por convención
(artículo 2533, Código Civil y Comercial).
La nota del artículo 3980 del Código Civil derogado alude a la máxima “agere non valenti non
currit prescriptio”. Según ella, la prescripción no corre para el que no puede ejercitar la acción.
En esa concepción, la suspensión sólo podría fundarse en la imposibilidad de obrar, aunque
también en la inconveniencia de fomentar pleitos entre personas envueltas en situaciones
determinadas, en la que no resulta aconsejable que ellos se manifiesten.
El primer supuesto está hoy día amparado por la figura de la dispensa de la prescripción
cumplida, consagrada y regulada en el artículo 2550 del Código Civil y Comercial. Existen causales
suspensivas previstas en el ordenamiento que, efectivamente, responden a la necesidad de
evitar la promoción de conflictos judiciales en ciertas situaciones, como en ámbito de las
relaciones familia o en vínculos de potestad o de carácter funcional que define la ley. Mas, como
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se verá, también existen otros motivos que el legislador ha reputado razonables para fundar la
instauración de esta vicisitud.
Por ende, es una cuestión de política legislativa la que determina que el legislador haya
impuesto ciertos casos como idóneos para congelar el decurso de la prescripción (Pizarro R.D. y
Vallespinos C.G. en “Instituciones de Derecho Privado. Obligaciones”, tomo 3, página 702,
Editorial Hammurabi, año 1999).
El artículo 2540 del Código Civil y Comercial consagra, como regla general, el carácter personal de
los efectos de la suspensión de la prescripción. El principio en él plasmado informa que ella “no
se extiende a favor ni en contra de los interesados…”. Esta solución determina que la suspensión
sólo puede beneficiar o perjudicar a los sujetos entre quienes la ley delimita la configuración de
esta causal.
El citado artículo 2540 consagra dos excepciones específicas a esa solución genérica, referidos
exclusivamente a obligaciones de sujeto plural en alguno de sus polos y limitado a: 1º) la
solidarias, y 2º) las indivisibles. Excede el ámbito de este seminario en análisis de los rasgos
estructurales de cada una. El Código derogado sólo comprendía las indivisibles (artículo 3982),
por lo que el flamante ordenamiento innova al incluir las solidarias. Empero, no lo están las
obligaciones concurrentes (artículo 851 inciso “e”, Código Civil y Comercial).
El Código Civil y Comercial no brinda solución específica sobre éste punto concreto, como
tampoco lo hacía el Código Civil derogado. El artículo 2552 sólo establece que “el juez no puede
declarar de oficio la prescripción”, solución que no envuelve, en su extensión, similar
impedimento de decidir la suspensión sin mediar pedido de parte interesada. Esa conclusión se
amolda en sus alcances a la de artículo 3964 del Código Civil derogado, que establece que “el
juez no puede suplir de oficio la prescripción”.
El ordenamiento vigente se aparta así de la solución del artículo 2492 del Proyecto de 1998, que
prevé que “el tribunal no puede declarar de oficio la prescripción, ni hacer valer causales de
interrupción ni suspensión no invocadas por el interesado, ni cambiar los plazos invocados” (el
subrayado es mío).
En este sentido, hay quienes sostienen que, si está debidamente acreditada en la causal de
suspensión, ella puede ser resuelta de oficio, sin necesidad de alegación alguna de parte
interesada. Considero que esa solución es acertada, pues, de constatarse claramente la
operatividad de una causal suspensiva no invocada, el plazo prescriptivo, por la incidencia de
esa vicisitud, no estaría fenecido. Ante tal situación, pese a silencio del sujeto
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legitimado para hacer valer la prescripción, el juez no podría declarar operada cuando los
elementos a su alcance desmienten esa situación.
La interpelación fehaciente debe ser cursada por el titular del derecho. Su envío por un poseedor
ilegítimo desapoderado contra el sujeto que lo excluyó del ejercicio de la relación de poder
suspende el decurso del plazo prescriptivo de la acción posesoria del primero contra el segundo
(artículos 2238, 2241 y 2564 inciso “b”, Código Civil y Comercial), mas no es aprovechada por el
titular del derecho real en el marco de la acción real que pretenda articular contra el poseedor
actual. Asimismo, la intimación a restituir, remitida por quien ostenta derecho real sobre ella,
proyecta sus efectos suspensivos al campo de las acciones real y posesoria que le pusieren asistir
para ser repuesto en la posesión de la cosa (artículo 2273 y concordantes del Código Civil y
Comercial).
La suspensión por este medio se produce “por una sola vez”, solución que coincide con la del
artículo 3986 segundo párrafo del Código Civil derogado. Es por demás razonable, pues, no
habilitar la posibilidad indefinida de acceder a esta vicisitud mediante la interpelación. De lo
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contrario, mediante ese recurso, se estaría confiriendo al titular del derecho un dispositivo para
tornarlo virtualmente imprescriptible.
El efecto suspensivo derivado de la interpelación perdura por el plazo de 6 meses o el menor que
corresponda a la prescripción de la acción (artículo 2241 citado). Se comprime en ese lapso el
tiempo de 1 año que consagra el Código Civil derogado (artículo 3986 segundo párrafo). En
materia de prescripción adquisitiva, no están previstos plazos inferiores al de 6 meses indicado
en la norma. Precisamente, ese término es el consagrado para reivindicar la cosa avulsa, según
lo establecido en el artículo 1961 segundo párrafo del Código Civil y Comercial. Por ende, en este
campo de la prescripción, en cualquier caso, la suspensión dura 6 meses.
Transcurrido ese intervalo, de pleno derecho, se dinamiza nuevamente el curso del tiempo útil
de la prescripción.
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Proceso de Usucapión
DERECHOS CIVIL IV
REALES
1
Proceso de usucapión
Carácter contencioso.
Artículo 1905, Código Civil y Comercial.
Artículo 24 inciso “a”, ley 14,159.
Modos de articulación (artículo 2551).
Demanda.
Excepción (artículo 2553).
Reconvención.
¿Tercería?
Competencia.
Lugar donde esté situada la cosa litigiosa (artículo 5°
inciso 1, CPCCN).
Prórroga.
Usucapión automotor.
¿Competencia federal?
Fuero de atracción.
Sucesión (artículo 2336,CCC).
Concurso o quiebra (artículos 21 y 132, ley 24.522).
No corresponde el proceso verificatorio.
2
Proceso de usucapión
Demanda.
Tasa de justicia.
Valuación fiscal.
Sujetos.
Legitimación activa.
Poseedor.
Herederos del poseedor.
Cesionario de los derechos de poseedor.
Legitimación pasiva.
Titular del asiento registral vigente.
Adjunción del informe de dominio o copia del asiento registral.
Inscripción de derechos reales de disfrute.
Derechos reales sobre cosa ajena.
Ejercitables por la posesión.
Litisconsorcio pasivo necesario.
Objeto.
Plano de mensura (artículos 24 inciso “b”, ley 14,159; 679 inc. 3, CPCC).
Representa cartográficamente una parcela generada por posesión, y
Se confecciona con miras a la adquisición del derecho real por vía prescriptiva.
Objeto de la mensura: debe indicar “que pretende prescribir”.
Confección, aprobación y registración.
No se requiere cuando la prescripción se esgrime por excepción.
Situación en caso de reconvención.
¿El plano debe figurar a nombre del que prescribe?
Posesión como causa generadora de parcela (artículos 4, ley 10.707 BA; 4, ley 26.209).
3
Proceso de usucapión
Notificación de la demanda.
Artículo 145, CPCC. Notificación por edictos.
Personas inciertas.
Domicilio ignorado
Artículo 341, CPCC.
Demandado incierto o con domicilio o residencia ignorados.
Citación según el artículo 145 CPCC.
Designación de defensor.
La defensa.
Falta de contestación de la demanda.
Allanamiento.
Anotación de litis oficiosa (artículo 1905).
No exige los requisitos de la medida cautelar.
Medida tendiente a resguardar la publicidad posesoria.
Posibilidad de ordenar la en juicios anteriores al 1/8/ 2015.
Momento de disponerla.
Con el traslado de la demanda.
Con el traslado de la excepción de prescripción.
Fin de la medida.
”Dar a conocer la pretensión”.
4
Proceso de usucapión
Prueba.
Disposición aplicable.
Artículo 24 inciso “c”, ley 14,159: “Se admitirá toda clase de
pruebas, pero el fallo no podrá basarse exclusivamente en la
testimonial. Será especialmente considerado el pago por parte
del poseedor de impuestos o tasas que graven al inmueble,
aunque los recibos no figuren a nombre de quien invoca la
posesión” (ccdte. art. 679 CPCB).
Carácter compuesto de la prueba.
Criterios de valoración.
Estricta, categórica, rotunda, contundente.
Valoración según jurisprudencia de la Corte Suprema:
Clara.
Convincente, e
Insospechable.
Modo excepcional de adquisición de derechos reales.
Extremos a acreditar.
Posesión.
Actos posesorios idóneos (artículo 1928).
Carácter ostensible y continuo.
Tiempo requerido por la ley.
5
Proceso de usucapión
Medios probatorios (prueba compuesta).
Prueba documental.
Título a la posesión.
Presunción de fecha y extensión (art. 1914, CCC).
Comprobantes de pago de impuestos y servicios.
Sucesivos y progresivos.
Prueba del “animus”.
Presunción de posesión (art. 1911).
– Poder de hecho sobre la cosa.
Fotos.
Comprobantes de compra de materiales.
Contratación de profesionales.
Prueba pericial.
Antigüedad de construcciones y plantaciones.
Prueba de reconocimiento judicial.
Inspección ocular.
Constatación del estado posesorio.
Prueba de testigos.
Carácter ostensible de la posesión.
Prueba anticipada.
Prueba informativa.
Prueba confesional.
Irrelevancia de la confesión del demandado.
6
Proceso de usucapión
Sentencia.
Carácter declarativo.
Efecto retroactivo.
Prescripción larga.
La sentencia declarativa de prescripción larga no tiene efecto retroactivo
al tiempo en que comienza la posesión (artículo 1905 segundo párrafo).
Prescripción corta.
La sentencia declarativa de prescripción breve tiene efecto retroactivo al
tiempo en que comienza la posesión, sin perjuicio de los derechos de
terceros interesados de buena fe (artículo 1903 segundo párrafo).
Advienen válidos los derechos reales constituidos por el poseedor con
justo título. Principio de convalidación.
Conforma título a la adquisición del derecho real.
Efectos sobre los frutos.
Artículo 1935: los frutos pendientes corresponden a quien tiene derecho a la
restitución de la cosa.
Sólo si se restituye la cosa habrá que restituir los frutos percibidos de mala
fe.
No hay restitución cuando se admite la prescripción adquisitiva.
Efectos del fallo cuando la prescripción se hizo valer por vía de excepción.
Sólo rechaza la acción del reivindicante.
No se introduce pretensión de que declare adquirido el derecho real.
No declara adquirido el derecho real por parte del demandado.
El demandado no necesita agregar el plano.
El excepcionante debe promover con posterioridad acción de prescripción
adquisitiva.
7
Proceso de usucapión
La prescripción y los derechos reales disfrute.
Se pierden:
Usufructo.
Uso.
Habitación.
Servidumbres positivas.
Extinción por el no uso durante 10 años.
Rige también respecto de la superficie.
Carácter ganancial o propio del derecho real.
Artículo 464. Bienes propios. Son bienes propios de cada uno de los cónyuges: a) Los bienes
de los cuales los cónyuges tienen la propiedad, otro derecho real o la posesión al tiempo de
la iniciación de la comunidad.
Artículo 465. Bienes gananciales. Son bienes gananciales: a) los creados, adquiridos por
título oneroso o comenzados a poseer durante la comunidad por uno u otro de los cónyuges,
o por ambos conjuntamente, siempre que no estén incluidos en la enunciación del artículo
464.
Costas.
Criterio general de imposición en el orden causado.
Debe inscribirse en el registro de la propiedad.
Se admite la disposición de bienes adquiridos por usucapión, sin registración de la
sentencia, y al inscripción de ella por tracto abreviado, sin perjuicio de no estar
contemplado este supuesto en los casos del artículo 16 de la ley 17.801 (Kiper C., “Tratado
de Derechos Reales”, 2da edición actualizada, tomo II, página 698, Rubinzal Culzoni, año
2017).
La inscripción implicará la cancelación del dominio anterior y la apertura de un nuevo folio,
con la debida nota de relación prevista en el artículo 13 de la ley 17,801.
Debe fijar la fecha en que venció el plazo de prescripción y se produjo la adquisición del
derecho (artículo 1905 primer párrafo).
8
ADQUISICIÓN
DE UN
TESORO
LA SECCIÓN 2a DEL CAPITULO 2 DEL
TITULO 3 DEL LIBRO 4 REGULA LA
ADQUISICIÓN DE LOS TESOROS.
¿QUE ES UN
TESORO?
ART. 1951
ART. 1951:
CUANDO ALGUIEN PRETENDE QUE TIENE UN TESORO QUE DICE HABER GUARDADO EN
PREDIO AJENO Y QUIERE BUSCARLO, PUEDE HACERLO SIN CONSENTIMIENTO DEL DUEÑO
DEL PREDIO, DEBE DESIGNAR EL LUGAR EN QUE SE ENCUENTRA, Y GARANTIZAR LA
INDEMNIZACIÓN DE TODO DAÑO AL PROPIETARIO. SI PRUEBA SU PROPIEDAD, LE
PERTENECE.SI NO SE ACREDITA, EL TESORO PERTENECE ÍNTEGRAMENTE AL DUEÑO DEL
INMUEBLE. ART. 1954
CUANDO UNA PERSONA ENCUENTRA UNA COSA PERDIDA PUEDE OPTAR POR
TOMARLLA O NO.
DE HACERLO, DESDE QUE LA APREHENDE RESPONDE COMO UN DEPOSITARIO A
TÍTULO ONEROSO, Y DEBE CUMPLIR CON EL PROCEDIMIENTO INDICADO EN LA
NORMA Y RESTITUIRLA A QUIEN TENGA DERECHO SOBRE ELLA.
SI NO LO HICIERE,PIERDE EL DERECHO DE RECOMPENSA Y ADEMÁS EL
RESARCIMIENTO DE LOS GASTOS DE APREHENSIÓN Y CONSERVACIÓN DE LA
COSA HALLADA.
RECOMPENSA Y SUBASTA:
EL ART1950 DICE:
EL DUEÑO DE UN ENJAMBRE PUEDE SEGUIRLO A TRAVÉS DE INMUEBLES AJENOS ,
PERO DEBE INDEMNIZAR EL DAÑO QUE CAUSE. SI NO LO PERSIGUE O CESA EN SU
INTENTO, EL ENJAMBRE PERTENECE A QUIEN LO TOME. CUANDO SEI NCORPORA A
OTRO ENJAMBRE, ES DEL DUEÑO DE ÉSTE.