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El enfoque de derechos reconoce a las y los adolescentes como sujetos plenos y titulares
de los mismos, e impulsa el fortalecimiento de la identidad personal y el desarrollo de su
autonomía, además de promover su responsabilidad en la transformación de su contexto.
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Le presentamos enseguida, algunas propuestas de programas ya existentes y que están
dirigidos a reconstruir el tejido social, que pueden ser adaptados con la participación
efectiva de las adolescencias, para impactar sus entornos, en especial, la familia y la escuela.
Antecedente
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Para el CIAS, atender los configurantes del
tejido social implica emprender acciones en
seis instituciones, principalmente las familias,
las escuelas, las unidades económicas,
los barrios o colonias, los gobiernos y las
relacionadas con la espiritualidad. Se tiene
el reto de crear puentes que permitan la
comunicación y coordinación de acciones.
Justificación
Las relaciones que se viven al interior del hogar impactan fuertemente en la educación
de los hijos e hijas y su sistema de valores; las dinámicas que ahí se viven son las que se
reproducen en su escuela, en su barrio o con sus amigos. Incluso, la familia es un espacio
de formación en el servicio y participación comunitaria que influye en el comportamiento
social.
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Programa. Reconstrucción del Tejido Social
Esta propuesta de CIAS tiene cuatro componentes, desde los cuales es posible intervenir
para la Reconstrucción del Tejido Social, y que revisaremos a continuación.
Objetivo
Conformar una red de orientadores familiares que brinde los primeros auxilios en los barrios
por medio de diferentes herramientas para la transformación de conflictos al interior de
las familias.
Desarrollo
A través del diálogo con actores clave se identifican personas con carisma para el
acompañamiento a las familias y se les capacita en diversas herramientas para atender
los problemas de comunicación, conflictos de parejas, el uso del dinero, diálogo
intergeneracional, etc.
Se trata de constituir una estructura que permita una atención permanente a las familias y
que esté capacitada para canalizar a las y los adolescentes a otras instancias para atender
problemas más específicos, como es la deserción escolar, las adicciones o desvinculación
familiar, así como canalizarles a grupos de autoayuda que les permitan conformar redes
de apoyo.
Este componente favorece ambientes familiares sanos para las adolescencias, animando
su compromiso; ahí se anima la responsabilidad de todas las personas que integran la
familia para construir el buen convivir.
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La clave está en crear instancias territoriales de fácil acceso para las familias de los barrios
o colonias, pues muchas veces los apoyos para atender los problemas familiares parecen
lejanos o inexistentes. De igual modo, es recomendable que las instituciones de gobierno
que atienden los problemas familiares fortalezcan su staff de terapeutas familiares, para
atender de manera sistémica a los y las adolescentes.
Objetivo
Desarrollo
Y con la comunidad más ampliada, como son estudiantes, maestros/as y padres, madres
de familia y/o responsables de crianza, se promueven prácticas, actitudes y visiones que
hagan sostenible el buen convivir.
Con estas prácticas se pretende construir una Cultura de Paz que permita transformar los
conflictos de convivencia a través de la escucha, el diálogo y la empatía.
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c Componente de Participación Comunitaria
Objetivo
Desarrollo
Partimos del hecho de que los barrios en México han entrado en un proceso de
desorganización y que es necesario emprender acciones para recuperar la confianza
y animar la participación (González y Mendoza, 2016). Por lo tanto, para animar dicha
participación se organizan las convivencias barriales, donde niños, niñas, adolescentes,
jóvenes, personas adultas y abuelos/as participan. Se trata de experiencias comunitarias
que animan, a su vez, el diálogo intergeneracional.
Otro proceso, que ha desarrollado el CIAS por la Paz A. C., desde este componente, son los
murales vinculantes, en donde se recuperan historias, personajes y símbolos que fortalezcan
la identidad barrial, y eso se plasma en murales con una metodología participativa, en
donde la participación de las y los adolescentes es fundamental.
Finalmente, otra herramienta es la realización de los eventos culturales “Mi Barrio Vive”,
que consiste en recuperar los talentos locales para fortalecer la identidad vecinal; se invita
a todas las personas a compartir sus habilidades musicales, contar historias o poner juegos.
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d Componente de Espiritualidad Eco-Comunitaria
Objetivo
Fomentar el cuidado de la casa común, que incluye el cuidado de todos los seres vivos y
su entorno.
Desarrollo
Este componente promueve actividades para el cuidado de las personas, del medio
ambiente, de los espacios públicos, de las calles y de la identidad. Se trata de realizar
actividades que ayuden a fortalecer la vinculación de las personas con la naturaleza, su
entorno, con su historia y con la comunidad.
Si quiere saber más sobre la propuesta para la Reconstrucción del Tejido Social, elaborada
por el Centro de Investigación y Acción Social, CIAS por la Paz A. C., le invitamos a visitar la
siguiente liga: https://ciasporlapaz.jimdo.com/
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¿Cómo aprovechar esta propuesta e implicar la participación de las adolescencias?
Constantemente las familias están tomando decisiones que impactan en la vida de niñas,
niños y adolescentes, que van desde la comida que se prepara diariamente, a la escuela
en la que asistirán. Las y los adolescentes se encuentran en un momento de mayor
experimentación de su identidad; ello es una oportunidad ideal para que participen de
forma activa en la toma de decisiones familiares.
Ello implica que las y los responsables de crianza tengan claro que, si bien es importante
seguir acompañando con el establecimiento de límites que les protejan, estos deben ser
puestos cada vez más con la participación de las y los adolescentes.
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la medida en la que las y los integrantes de la familia se sientan reconocidas/os como un
miembro importante, que su voz no es desestimada y que por lo contrario es tomada en
cuenta para el rumbo colectivo.
Para ello, además de los espacios formales que deben existir, como la sociedad de alumnas/
os, pueden utilizarse estrategias, que pueden ser incluso creadas, dirigidas o coordinadas
por las mismas adolescencias, como el establecimiento y permanente revisión de acuerdos,
con las características que ya se mencionaron en la familia, los cuales deben ser observados
en la realización de los círculos restaurativos, como los círculos escolares.
Estos círculos deben permitir recuperar las propuestas de mejora de los planes y programas
que desde la escuela se imparten, así como de todas las acciones que les afectan, incluyendo
la utilización del presupuesto.
La escuela también puede acompañar acciones iniciadas por las y los adolescentes, que
lleguen al escalón más alto de la escalera de participación (Hart, 1993) y que aborden
aquellas temáticas que les afectan, como pueden ser acciones para mejorar la relación
entre alumnado y docentes, mediante el diálogo en diversos espacios y sobre diferentes
temáticas y modalidades.
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Fortalecer la participación desde el entorno familiar y escolar permite que se cuente con
herramientas para promover y garantizar la participación en otros entornos, como es la
participación en actividades de los barrios, como la elaboración de murales y eventos
culturales, entre otros, así como la participación en el cuidado de la naturaleza.
Fuentes de consulta
Bibliografía
González, J. y Mendoza, G. (Coords). (2016). Reconstrucción del Tejido Social: Una apuesta
por la paz. Ciudad de México: CIAS por la Paz.
Documentos electrónicos
SIPINNA. (2017). Alianza global para poner fin a la violencia contra las niñas, niños y
adolescentes. Consultado el 22 de agosto de 2019 de https://www.gob.mx/sipinna/
documentos/46201
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