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EL RELATIVISMO.

En última instancia, un relativismo como el que crece actualmente en Europa corroe la


democracia, porque clausura el diálogo y acaba con el pluralismo. El entonces cardenal
Ratzinger afirmaba en Subiaco que "Europa ha desarrollado una cultura que, de modo
desconocido antes de ahora para la humanidad, excluye a Dios de la consciencia pública". Y
añadía: "En Europa se ha desarrollado una cultura que constituye en absoluto la contradicción
más radical no sólo del cristianismo, sino de las tradiciones religiosas y morales de la
humanidad". En sus palabras se advertía de manera luminosa que el relativismo de nuestro
tiempo, hijo bastardo de la Ilustración, era el punto de partida de la cancelación de Dios en la
vida pública.

El relativismo es aquella posición filosófica que no acepta y niega rotundamente la


existencia de las verdades absolutas siendo en el ámbito de la moral, del conocimiento o
de la metafísica. Siendo una errónea doctrina gnoseológica según la cual no puede darse
ninguna verdad absoluta, universal y necesaria.

En cuanto al pensamiento no es posible expresar sin pretenderlo como verdadero, a no


ser que se intente engañar sin envaro aún en este caso, a quien tal cosa intenta le interesa
distinguir la mentira que expresa de la verdad que oculta. Un personaje filosófico, San
Agustín hace mención que todo el que desea engañar, ante todo desea no ser engañado.

Dentro de los modos más genéricos del relativismo tenemos a los filósofos,
distinguiendo varios tipos de relativismo, destacando en primer término el relativismo
individual donde en el fondo, lo que hace es confundir la verdad con la opinión
defendiendo sus verdades atrapándose en el dilema de entre cual es la verdadera verdad
formando una controversia. Pero debemos considerar también que casi todo es opinable,
discutible, relativo incluso el ámbito de la opinión es el de la discusión, y todo
argumento humano es contestable. La actitud abierta y dialogante es la más propia de la
razón humana.

Para Aristóteles es quien ha afirmado de manera más categórica la relatividad del bien
moral haciendo mención que no hay que esperar a la ética de situación existencialista
del siglo XX. La cual la ética se puede decir que es categórica, en cuanto a la forma del
deber, es decir, lo que significa en cada caso el estar obligado en conciencia a algo; pero
en cuanto a su materia o contenido, el deber es relativo.

La existencia de la verdad
Uno de los problemas principales que encontramos en la actualidad es la desconfianza
en el valor del conocimiento humano. Sin duda, nuestro conocimiento es muy limitado;
pero, con frecuencia, se interpreta esa limitación como si nunca pudiéramos estar
seguros acerca de nada. Ese escepticismo suele aplicarse, sobre todo, a las verdades
morales y religiosas, que se interpretan, de acuerdo con una postura relativista, como si
fueran completamente subjetivas y nunca fuera posible llegar a conclusiones ciertas.
Es grande el interés de la Iglesia en defender que podemos alcanzar conocimientos
verdaderos, tal como lo afirma el Papa Juan Pablo II: «Para la Iglesia, nada es más
fundamental que conocer la verdad y proclamarla. El porvenir de la cultura depende de
esto”. Lo recordaba en otra ocasión: "Nuestra época tiene una urgente necesidad de esta
forma de servicio desinteresado que consiste en proclamar el sentido de la verdad, valor
fundamental sin el cual perecen la libertad, la justicia y la dignidad del hombre".
Juan Pablo II ha dedicado la encíclica Fides et ratio a defender la capacidad humana de
conocer la verdad, y a afrontar las dificultades que el conocimiento de la verdad
encuentra en nuestra época.

Quien piensa que no existe la verdad, o que en caso de que exista es imposible
conocerla este sería el caso de los escépticos quizá pueda tener motivos para aparentar
un talante democrático y dialogante, pero en último término eso será pura apariencia,
pues realmente no atenderá a razones. Esto es lo que pone de relieve el Papa y resume
muy esquemáticamente la voz dictadura del relativismo: si la verdad no existe o es
imposible conocerla, la razón no tiene ningún sentido como capacidad cognoscitiva,
dado que conocer realmente algo es conocer su verdadera realidad.

Por consiguiente, el relativismo es aceptado solo en cuestión de opinión personal mas


no como una verdad universal. El aceptar el relativismo moral nos lleva a no tener guías
de conducta moral para el bien común. La verdad moral universal existe puesto que el
ser humano está capacitado para encontrar estas verdades universales y objetivas.

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