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NEOCONSTITUCIONALISMO
Y DERECHOS
TEORÍA Y APLICACIONES
EN LA INTERPRETACIÓN
DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES
Coordinador
Juan CIANCIARDO
EDITORIAL
P O R R Ú A
AV. REPÚBLICA
ARGENTINA, 15
MÉXICO, 2012
CONTENIDO IX
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112 FERNANDO M. TOLLER
2
Cfr. al respecto publicaciones que he realizado con anterioridad: “La reso-
lución de los conflictos entre derechos fundamentales. Una metodología de inter-
pretación constitucional alternativa a la jerarquización y el balancing test”, en FERRER
MC GREGOR, Eduardo (coord.), Interpretación Constitucional, Porrúa-UNAM, Méxi-
co, 2005, t. II, pp. 1199-1284; “Jerarquía de derechos, jerarquía de bienes y la
posición de la vida en el elenco de los derechos humanos” en GANDRA DA SILVA
MARTINS, Ives (coord.), Dereito fundamental à vida, Quartier Latin, São Paulo, 2005,
pp. 495-515, y en Jurisprudencia Argentina, 2006-I, 1025-1036; “Refutaciones
lógicas a la teoría de los conflictos de derechos”, en CIANCIARDO, Juan (coord.), La
interpretación constitucional en la era del neoconstitucionalismo, Ábaco de Rodolfo De-
palma, Buenos Aires, 2006, pp. 133-181.
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5
Cfr. SERNA, Pedro y TOLLER, Fernando M., La interpretación constitucional…, p.
116; TOLLER, Fernando M., “La resolución…”, pp. 1203-1206; e idem, “Refutaciones
lógicas…”, pp. 138 y 179-180.
116 FERNANDO M. TOLLER
6
Este punto, in extenso, puede verse en el trabajo ya citado, “Refutaciones
lógicas…”, pp. 133-181.
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9
En tal línea pueden verse “Dri c/ Nación Argentina”, Fallos, 264:94 (1966),
consid. 1; “Santoro c/ Nación Argentina”, Fallos, 272:231 (1968), consid. 2;“Cuello”,
Fallos, 255:293 (1963), consid. 1; “Caja Nacional de Ahorro y Seguro c/ N.C.R. Ar-
gentina S.A.I.C.”, Fallos, 310:2709 (1987), por remisión al dictamen del Procura-
dor General; “Carrizo Coito c/ Dirección Nacional de Migraciones”, Fallos, 302:604
(1980), consid. 7; “Servini de Cubría”, Fallos, 315:1961 (1992), voto concurrente
del juez Belluscio, consid. 10; “Portillo”, Fallos, 312:496 (1989), consids. 11 y 15.
10
En efecto, en muchos otros casos de la Corte ha predominado una visión
conflictivista de los derechos fundamentales. Puede verse tal situación, entre otros,
en: “S.A. Ultramar Petrolera”, Fallos, 263:453 (1965), consid. 7, donde se dijo que,
cuando la decisión “requiere la ponderación de valores e intereses opuestos, es
pertinente la preferencia de los que revisten mayor jerarquía”, sosteniendo, a ren-
glón seguido, que “esta calificación no cabe desconocerla a los que revisten, como
en el caso, indudable y serio interés público”; y “Pérez Arriaga c/ Arte Gráfica Edi-
torial Argentina S.A.”y “Pérez Arriaga c/ Diario La Prensa”, Fallos, 316:1623
(1993). En tribunales inferiores, en un caso sobre aborto y persecución penal, pue-
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11
Un estudio sugestivo y completo al respecto puede encontrarse en GAVARA
DE CARA, Derechos fundamentales…, passim. También pueden verse los interesantes
trabajos de MARTÍNEZ-PUJALTE, Antonio-Luis, La garantía del contenido esencial de los
derechos fundamentales, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1997; y CIAN-
CIARDO, Juan, El conflictivismo..., pp. 251-280. En Argentina también ha tomado la
idea del contenido esencial RABBI-BALDI, Renato, en “Los derechos humanos como
derechos ‘anteriores’ o ‘preexistentes’: un examen a partir de la jurisprudencia de
la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, El Derecho 175-816 (1998).
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Art. 19 Abs. 2 Grundgesetz, 3a. ed., C.F. Müller Juristischer Verlag, Heidelberg,
1983, ya citada.
20
Cfr. SERNA, Pedro, “Derechos fundamentales: el mito de los conflictos. Re-
flexiones teóricas a partir de un supuesto jurisprudencial sobre intimidad e infor-
mación”, Humana Iura 4 (1994) 197, pp. 225-226.
21
Ver ibid., p. 229.
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26
Ethica Nicomachea, lib. V, cap. 10, 1137 b. La traducción utilizada es la de
RECASENS SICHES, LUIS, Tratado General de Filosofía del Derecho, 2a. ed., Porrúa, Méxi-
co, 1961, p. 657, más clara y gráfica, en este punto, que la conocida edición bilin-
güe de la Ética a Nicómaco hecha por ARAUJO, María, y MARÍAS, Julián, 6a. ed.,
Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1994.
27
Una de las críticas que dirigen DESANTES, José María, y SORIA, Carlos, en
Los límites de la información. La información en la jurisprudencia del Tribunal Constitu-
cional: las 100 primeras sentencias, Asociación de la Prensa de Madrid, Madrid,
1991, pp. 68-70, al Tribunal Constitucional por haber receptado el “balanceo” es
que este método implica el casuismo. Estos autores también descalifican esa re-
cepción por ser el balancing una técnica surgida en el sistema anglosajón y ser
inaplicable en el sistema continental y por las sentencias contradictorias que pue-
de producir. Es cierto que el balancing ha surgido en el common law, tradicional-
mente jurisprudencial y poco legislado. Pero no es esto lo que inhabilita este mé-
todo de interpretación de los derechos, entendido siempre según se ha expuesto.
Por un lado, porque en esos países ha proliferado mucho la legislación. Además,
el balancing test es muy usado en Norteamérica para resolver contraposiciones en-
tre un derecho y una restricción legal. Por otro lado, porque también la jurisdic-
ción constitucional de un país continental se enfrenta con la indeterminación de
los derechos fundamentales. Tampoco invalida el test del balance el hecho de que
haya producido sentencias contradictorias entre los tribunales españoles, porque
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esto es lo habitual en cualquier sector del Derecho, y no podía estar ausente en los
complejísimos problemas que los derechos fundamentales obligan a dilucidar.
28
Cfr. BIANCHI, Alberto B., Control de constitucionalidad. El proceso y la jurisdic-
ción constitucionales, Ábaco de Rodolfo Depalma, Buenos Aires, 1992, pp. 385-386.
29
Sobre estos aspectos ver ALEXY, Robert, Teoría de los derechos fundamentales,
trad. de Ernesto Garzón Valdés, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid,
1993, pp. 88 y 166-167; DWORKIN, Ronald, Taking Rights Seriously, 2a. ed., Duc-
kworth, London, 1978, pp. 24-27 (aunque, a diferencia de lo que se afirma en este
trabajo, en caso de conflicto entre principios tanto ALEXY como DWORKIN sostienen
que debe sopesárselos, viendo sus niveles de importancia); y SERNA, Pedro, Jurispru-
dencia de principios. Una aproximación realista, Pamplona, 1993, pro manuscripto, en
esp. pp. 36-44 y 67-68.
30
Cfr. SERNA, Pedro, “Derechos...”, p. 228.
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nada, vinculada y delimitada. Cfr. HÄBERLE, Peter, “El legislador de los derechos
fundamentales”, en LÓPEZ PINA, Antonio (ed.), La garantía constitucional de los dere-
chos fundamentales, Civitas, Madrid, 1991, pp. 11-122; y GAVARA DE CARA, Juan Carlos,
Derechos fundamentales…, p. 276.
38
En sentido similar, afirma OLLERO TASSARA que la ley, que tercia entre dis-
tintas propuestas de ajustamiento, no sólo limita, sino que potencia dando cauce, ya
que los derechos pierden en amplitud vaga y ganan en efectividad real, pues la ley
acaba con la inseguridad del derecho y le otorga un ejercicio garantizado. Cfr.
“Para una teoría ‘jurídica’ de los derechos humanos”, en Derechos humanos y meto-
dología jurídica, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1989, pp. 158-159.
También para HÄBERLE la ley tiene una función de delimitación y desarrollo de los
derechos fundamentales. Cfr. Le Libertà..., p. 146. Por su parte, ALEXY distingue
entre normas que restringen y normas que configuran un derecho fundamental.
Cfr. Teoría..., pp. 321-329.
39
Cfr., entre otras, STC 197/1991 (Sala 2ª; Ponente: Rodríguez-Piñero),
B.J.C. 127 (1991) 90. Un análisis crítico de la misma en TOLLER, Fernando M.,
“Propuestas para un nuevo modelo de interpretación en la resolución de conflic-
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40
Cfr. ARISTÓTELES, Physica, lib. I, cap. 7, 191a 10; lib. I, cap. 9, 192a 30; lib.
II, cap. 1, 193a 30-193b 21; Metaphysica, lib. VII, cap. 7, 1032b 1; lib. VIII, cap. 1,
1042a 25.
41
Cfr. idem, Physica, lib. IV, cap. 2, 209b 21.
42
Cfr. idem, Metaphysica, lib. IX, cap. 7, 1049a 26.
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Figura N° 1:
Figura N° 2:
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De esta manera:
A: Ir a pescar. Está fuera del ámbito material de la
libertad en consideración, aunque la acción pueda estar
cubierta por otros derechos.
B: Estafar a un transeúnte con el cuento del tío. Está
fuera del ámbito material de la libertad de expresión, ya
que, siguiendo la doctrina y jurisprudencia estadounidense
que no puedo explicar con detalle aquí se trata pro-
piamente de una action, no de speech, ya que no tiene nin-
guna finalidad expresiva o comunicativa constitucional-
mente relevante, sino sólo delinquir. Por eso los actos
verbales de engaño no importan decir nada, sino en rigor
hacer cosasen este caso, un delito usando como medio
comisivo a las palabras.
C: Tocar el trombón a las 3 A.M. en el balcón en un
barrio residencial. Es una acción materialmente expresi-
va, aunque por las circunstancias no tiene el aval de la
razonabilidad. Es, por tanto, un abuso del derecho.
D: Realizar un “piquete” que corta una ruta. Entra
dentro del ámbito material de la libertad de expresión,
pero causa diversos daños a terceros. Pero su falta de razo-
nabilidad impide que pueda configurarse una causal de
justificación en virtud de la expresión que haga inoperan-
te el hecho de que ha sido tipificado como delito (art. 194
del Código Penal argentino).
E: Publicar aspectos infamantes, pero irrelevantes para
su trabajo, de la vida íntima de un funcionario público.
Entra en la materialidad de la libertad de expresión, pero no
puede reclamar la tutela constitucional de ese derecho (cfr.,
por ejemplo, art. 194).
F: Difundir aspectos delictivos verdaderos del accio-
nar de un funcionario público. No sólo es una acción ma-
terialmente cubierta por la libertad de expresión, sino que
además se encuentra amparada por esa libertad, ya que
cumple con sus fines, con sus intereses a proteger, ha sido
realizada dentro de su esfera de funcionamiento razona-
ble, etc. Setrata por ello de un acto de ejercicio de ese
derecho.
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Figura N° 3:
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De esta manera:
53
Sobre el tema ver, ampliamente, LINARES, Juan Francisco, La razonabili-
dad..., passim, y CIANCIARDO, Juan, El principio..., pp. 32-45.
54
Cfr. CIANCIARDO, Juan, El principio..., pp. 46-54.
55
Para una explicación abarcativa de estos subprincipios del control de razo-
nabilidad, sus fundamentos filosóficos y sus relaciones con el debido proceso sus-
tantivo de la tradición anglosajona, ver CIANCIARDO, Juan, El conflictivismo..., pp.
285-360, en esp. pp. 322-352, y El principio..., passim, en esp. pp. 61-110.
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56
Una aplicación de este modo de analizar un caso, viendo ambas preten-
siones y decidiendo quién tiene razón, la realicé en “Derecho a la huelga y dere-
cho a la educación”, El Diario, 2 de junio de 2003, Paraná, sección “Colaboracio-
nes”, p. 8.
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