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El presente artículo presenta una visión actual de la situación de la literatura como instrumento
didáctico en el aula de ELE y la necesidad de revalorizar su potencial para la creación de
actividades comunicativas a la vez que integradoras de las cuatro destrezas lingüísticas y de
elementos culturales.
A partir del siglo XX se observa la evolución notable del tratamiento de los textos literarios por
los diferentes enfoques metodológicos. Es así que:
En los años 60 y principios de los 70, el foco de atención de los métodos de enseñanza
varió y se propuso el modelo estructural que pretendía romper con el método tradicional
y la lengua literaria quedó suprimida de los programas de lengua poniendo su foco de
atención en la enseñanza de estructuras lingüísticas y el vocabulario. No obstante, los
textos literarios presentaban el problema de que las programaciones seguían una
estructura graduada y por tanto, las obras literaturas no podían adecuarse a dicha
gradación.
Los años 80 supone una ruptura con los planteamientos establecidos y surgió el modelo
comunicativo, en la que se le concede gran relevancia a la lengua hablada y en la
adquisición de la competencia comunicativa por parte del alumno. Sin embargo, tal y
como señalan Collie y Slater, el enfoque hacia los aspectos comunicativos del lenguaje
provoca un marcado rechazo hacia la literatura siendo vista como una forma de lengua
esencialmente escrita y estática, muy alejada de las expresiones utilizadas en la
comunicación diaria. Es más, la necesidad por parte del alumno de enfrentarse al
conocimiento de un metalenguaje de los estudios literarios y la enorme carga de
connotaciones culturales no deseadas, incidieron de forma negativa en la utilización de
la material literario por parte de los profesores de lenguas extranjeras en el aula de ELE
por considerar las obras literarias difíciles de estudiar satisfactoriamente en la lengua
extranjera.
Como apunte personal y siguiendo las aportaciones del presente artículo, como profesores de
ELE no podemos presentar desacertadamente la literatura a los extranjeros del mismo modo que
lo aprendemos los nativos de la lengua, de manera que hemos de presentarlo de forma
significativa apostando por el desarrollo de la competencia comunicativa y la dimensión
sociocultural donde los aprendientes reconozcan las similitudes y las diferencias entre sus propias
ideas, valores y conceptos entre su cultura y la cultura meta, con el fin de que la comunicación
se vea facilitada por un adecuado entendimiento intercultural.
¿Por qué introducir la literatura en la clase de ELE? o ¿Qué nos ofrecen los textos
literarios como instrumento didáctico?
A lo largo de este apartado, se tratan de dar respuesta a la pregunta que fundamenta dicho artículo,
siguiendo en cierta medida los razonamientos ofrecidos por Collie y Slater. En este sentido, las
consideraciones más relevantes que justifican la incorporación de la literatura en la clase de ELE
son:
En segundo lugar, la literatura es material auténtico, lo que significa que las obras
literarias no están diseñadas con el propósito específico de enseñar una lengua, y que por
tanto el alumno tiene que enfrentarse a muestras de lengua dirigidas a hablantes nativos.
Este hecho conlleva varias implicaciones y es que ello puede suponer una mayor
dificultad lingüística inicial que puede superarse mediante la labor del docente al
seleccionar apropiadamente los textos literarios y el empleo de estrategias y actividades
que faciliten la introducción y el entendimiento de los diferentes usos y formas
lingüísticas, así como las convenciones del texto escrito.
La segunda implicación supone entender que los textos literarios tienen como objetivo
principal el disfrute de la lectura. Alan Bird dice al respecto que, con el uso de textos
literarios auténticos en clase, los alumnos no sólo adquieren una mayor motivación, sino
que puede observarse un aumento de su confianza y destreza lingüística cuando sienten
que están manejando los materiales y la literatura de la vida real.
Por último, otra razón convincente para usar la literatura en el aula de ELE es el poder
que tiene ésta para involucrar personalmente al lector, para crear un compromiso personal
del estudiante con la obra que lee.
Bajo mi punto de vista, considero que la literatura como hemos visto a lo largo de este apartado,
ofrece un gran potencial para fomentar la competencia comunicativa y el desarrollo de las cuatro
destrezas básicas. Aquí entra en juego nuestra labor como docentes de ELE para seleccionar
aquellas obras literarias que incrementen tanto el bagaje léxico como gramatical de los
estudiantes de español. Por un lado, los textos literarios permiten que el estudiante conozcan más
la cultura meta. Y por otro lado, hemos de tener muy presente, conocer de antemano los intereses
y las motivaciones de nuestro grupo para así llevar al aula el material literario más adecuado y
apropiado con el fin de lograr la formación integral de nuestro alumnado.
De forma resumida y siguiendo las aportaciones y opiniones de autores como Nuttall, Naranjo
Pita, Collie y Slater, Ghosn, entre otros, los textos han de ser accesibles y por tanto, el docente
debe considerar a la hora de seleccionar los mismos la dificultad lingüística del texto
seleccionado. En cualquier caso, los textos literarios no han de ser superiores al nivel de los
estudiantes sino que hemos de buscar un equilibrio entre el nivel de lengua del alumno y el texto
seleccionado para que el alumno progrese en la adquisición de la lengua. Esto es lo que denomina
Krashen bajo su hipótesis input + 1, que significa que el texto propuesto tiene que suponer un
reto para el estudiante pero no inalcanzable ya que éste puede sentirse frustrado y llevar a una
motivación negativa hacia la lengua meta e impedir en definitiva el proceso de E/A de la L2.
Por otro lado, los textos deben ser significativos y motivadores teniendo en cuenta las
motivaciones e intereses de nuestros aprendientes. Evidentemente, eso surge mediante la
selección de textos divertidos, interesantes y placenteros para ellos ya que podrán verse reflejados
en la historia y el tratamiento de estos temas desde una perspectiva diferente a la propia para
suponer un aliciente añadido. Existen diversas técnicas para conocer los gustos y preferencias de
nuestro alumnado y llevar textos motivadores y significativos. Algunas de estas técnicas pueden
ser cuestionarios para preguntarles por los temas o libros favoritos o mismamente, ofrecer
presentaciones de libros a modo de resumen para que el estudiante pueda mostrar la opción que
le parezca más atractiva.
Otro criterio importante y que no podemos olvidar en la elección de un texto para la enseñanza
de español es que los textos seleccionados deben ser integradores de varias destrezas. De manera
análoga, dichos textos han de ofrecer la posibilidad de ser explotados de múltiples formas, es
decir diferentes ejercicios en el aula que permitan la interacción entre los estudiantes tales como
los debates, las dramatizaciones, la escritura creativa individual o compartida, actividades
lúdicas, canciones, etc., con la finalidad de utilizar el texto de forma comunicativa, divertida y
que fomente el aprendizaje de la lengua dejando a un lado la lengua estática y aburrida para pasar
a ser viva y placentera.
El hecho de determinar qué tipo de texto es el más apropiado ha generado numerosas reflexiones
y debates entre los críticos, y aunque hay posturas variadas, la opción más fortificada es el uso
de textos literarios auténticos, es decir mayor recurrencia a textos originales frente a textos
simplificados o lecturas graduadas. Con respecto a los textos simplificados son considerados
como obras literarias que han sufrido una “amputación” por así decirlo de ciertos aspectos
considerados complejos y que por ello han perdido la autenticidad del original. En cuanto a las
lecturas graduadas, definidas como obras específicamente creadas para ser leídas por un
estudiante de un determinado nivel de lengua, se dice que por una parte, carecen de valor estético
y lingüístico de las obras originales y por otra, al ser textos atemporales están privados del valor
cultural, social e ideológico que poseen las obras literarias. Por tanto, esta no responde a la
hipótesis de Krashen del input + 1.
De acuerdo con todo lo expuesto, la respuesta más adecuada a la pregunta planteada es la elección
de textos originales para nuestra clase de ELE. La dificultad lingüística puede paliarse mediante
una cuidadosa elección por parte del docente, ateniéndose a factores de accesibilidad,
motivación, relevancia y sobre todo el diseño de actividades que faciliten el aprendizaje.
Como resultado de las lecturas de Felipe Pedraza, Begoña Sáez y Albadalejo, desde mi
perspectiva estimo que como profesores de ELE hemos de seleccionar textos literarios que sean
atractivos, motivadores y significativos para los estudiantes, teniendo en cuenta la fórmula del
input + 1 que propuso Krashen en su teoría y por supuesto, que estos resulten accesibles desde el
punto de vista de los conocimientos que posee el lector sin que supongan una dificultad en su
proceso de aprendizaje. La literatura, como ya hemos visto, presenta una gran riqueza lingüística
que incrementa y acrecienta tanto los componentes gramaticales como léxicos así como la cultura
de nuestros aprendientes que les permitirá tener un mayor conocimiento de las formas de vida y
costumbres del país.
De las actividades que se proponen en el ensayo, generalmente, todas son adecuadas y efectivas
para llevar al aula de ELE con nuestro grupo de aprendientes. A continuación, selecciono varias
actividades por cada tipología:
De actividades de pre-lectura considero que las predicciones usando el título y la portada del
libro es muy apropiada para trabajar en el aula con nuestros estudiantes ya que la anticipación es
una capacidad básica de comprensión que supondrá mantener activo el interés y la curiosidad del
aprendiente. Si trabajamos por ejemplo con el poema “inventario de lugares propicios para el
amor” del tratado de urbanismo (1967) de Ángel González, podríamos plantearles preguntas del
tipo: ¿Qué tipo de estación prefieres?; ¿Qué actividades puedes hacer durante esa estación?
¿Cuáles son los atributos más positivos de esa estación?; ¿Qué tiempo suele hacer en las
estaciones?
De igual manera, la actividad de palabras y frases clave, podría ser una actividad muy
motivadora para el aprendiente ya que el hecho de dar al alumnado un número de palabras o
frases clave del poema para crear una posible historia en función a estas fomentamos una
escritura creativa, crítica y útil. Por ejemplo: crear una historia a partir de las palabras invierno,
vientos húmedos, nieve, bajas temperaturas, eliminar y dificultad.
Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como plátanos.
El invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al Norte,
orillas de los ríos, bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
de las viejas iglesias
dejan a veces huecos
utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañémonos: las bajas
temperaturas y los vientos húmedos
lo dificultan todo [...]
¿A dónde huir, entonces?
De igual manera, la actividad de elegir una moraleja por parte de los estudiantes para elegir la
que mejor se aplique al texto, podría resultar una actividad muy eficaz para trabajar la inventiva,
la imaginación y la creatividad así como el trabajo en equipo y las habilidades comunicativas.
Pongamos por caso, la versión en español de la fábula de “la cigarra y la hormiga” escrita por
poeta español Félix María de Samaniego. En ella aparece una cigarra que al venir el invierno se
encuentra desprovista de alimento y acude a pedirlo prestado a su vecina la hormiga. Ésta,
temiendo no tener suficiente para ambas le niega el préstamo y le recrimina el haber pasado el
verano holgando en vez de haber hecho acopio de alimento para la estación fría. Con ella, el
estudiante a través de esta actividad considerará por un lado, el trabajo incesante de la hormiga
recompensando con la supervivencia y por otro, la despreocupación de la cigarra.
La cigarra y la hormiga