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LOS COLORES Y SU LENGUAJE

Alejandro Tomasini Bassols*

1)Iniroducción

Yo creo que uno de los errores más dañinos, que cometen per-
manentemente tanto filósofos profesionales como personas que
se interesan por la filosofía, consiste en pensar que la ciencia
puede en principio resolver las dificultades opuzzles filosóficos.
Por ejemplo, muy a menudo se ha pensado, desde que, verbigra-
cia, Descartes plantara la semilla de la discordia entre la mente
y el cuerpo, que el quebradero de cabezas que es la cuestión de
la relación entre las sustancias es un problema resoluble, si lo es
en absoluto, únicamente gracias a los deslumbrantes avances de
la neurofisiología. Otro caso ilustrativo lo constituye el asunto
de la creación del mundo: se supone que gracias a la última teoría
o modelo de Big Bang tenemos la respuesta para interrogantes
profundos como aquellos que inquietaron a mentes como la de
San Agustín. Un tercer ejemplo, que es propiamente hablando
mi tema en este trabajo, es el de los colores. Aunque muy pro-
bablemente lo que tengo que decir en relación con este tema
dejará insatisfechos a todos, espero por lo menos hacer ver que
los enfoques "cientificistas" realmente no sirven, filosóficamen-
te, prácticamente para nada, excepto para replantear los viejos
problemas en una nueva terminología.
Es evidente que en relación con los colores surgen dificultades
de la másdiversa índole. Por ejemplo, nos topamos con problemas

* Institutode InvestigacionesFilosóficas,UNAM.
típicamente metafísicos, como los de determinar su naturaleza, 2. Las cualidades que la percepción me revela que los objetos tie-
su estructura (json simples o complejos?, jcómo pueden pare- nen las siguen teniendo independientemente de que haya ob-
cerse si son simples?), su carácter (json materiales o mentales o servadores. Desde esta perspectiva, la percepción es la repre-
de un tercer status?), su ubicación (jocupan porciones de espacio sentación sensorial del mundo, es decir, la captación noverbal
real?), su orden (Les éste apriori?), su número (¿cuántos y cuáles del mundo tal cual éste es.
son los colores primarios?), etc.; hay, obviamente, enigmas epis-
temológicos, como el de esclarecer la clase de relación cognitiva De acuerdo con esto, es cierto que los objetos poseen formas,
que mantenemos con los colores (jno puedo conocer colores sin peso, se mueven, etc. y, además, que son coloreados. Los colores,
antes haberlos visto?, ¿es mi conocimiento de ellos infalible, desde esta perspectiva, son cualidades de las cosas.
directo, inferido, etc.?); no podían faltar, naturalmente, contro- Habría que reconocer que, en algún sentido, esta posición hace
versias propias de la filosofía del lenguaje ( j d m o significan los justicia al lenguaje natural y al modo normal de expresarnos.
términos o nombres de colores?, jqué relación hay entre ellos y Nadie dice cosas como: 'Tráeme el libro que nada más es rojo
la ostensión?, ¿dan ,lugar los colores a enunciados sintéticos a cuando lo estoy viendo*o 'súbete al coche que es verde si y sólo
priori?), etc. No pretendo, ni mucho menos, ofrecer una lista si hay un observador que lo contemple'. Decimos simplemente
exhaustiva de los problemas suscitados por los colores, sino más 'Tráeme el libro rojo' y 'súbete al coche verde', porque tácita-
bien dar una idea de su complejidad. De hecho, una teoría o mente asumimos o damos a entender que el libro es rojo y que
doctrina completa acerca de los colores requiere, de uno u otro el coche es verde. Es innegable, sin embargo, que, así como está,
modo, toda una filosofía. Mi objetivo aquí es simplemente expo- el realismo ingenuo es insostenible. Se vuelve imprescindible,
ner algunos problemas, discutir algunas posiciones y tratar de por lo menos, trazar alguna distinción entre las propiedades de
hacer ver cómo los problemas no pueden resolverse si se adoptan los objetos y ello por la siguiente razón: en la oscuridad los objetos
enfoques "clásicos". Pero antes de que yo me pronuncie sobre el siguen manteniendo algunas de sus propiedades, pero pierden
tema, quisiera hacer una presentacion sucinta de lo que de hecho otras. En la oscuridad, el libro sigue siendo cuadrado, pesando
es, si no me equivoco, el punto de partida de todos: el realismo lo que pesa, etc., pero pierde por completo su color. Pero entonces
ingenuo. puede objetarse al partidario del realismo ingenuo lo siguiente:
¿,qué clase de propiedad es esa que cuando desaparece la luz
desaparece con ella? Hay muchas otras vías para poner en crisis
11)El realismo ingenuo y Loch la identit'icacicinsuperficial de propiedades que efectúa el realista
ingenuo, pero por el momento con esta nos basta. Lo que podemos
El realismo ingenuo queda caracterizado por dos grandes tesis: afirmar es: los colores, si son propiedades de los objetos, no son
como las otras. Esto me lleva a examinar rápidamente el punto
1. Por medio de los sentidos (para nosotros, por medio de la vista de vista de J. Locke.
especialmente) se adquiere un conocimiento genuino, real, di- Fue Locke quien introdujo de modo sistemático las categorías
recto del mundo externo y sus objetos, y por medio de las cuales se puede recoger el problema señalado
más arriba. Aunque la distinción que él traza es ya clásica, lo obvio que Locke está en un error al pensar que son las cualidades
cierto es que su formulación no está exenta de dificultades. Su primarias las que engendran o causan a las cualidades secundarias
posición queda articulada por medio de unas cuantas afirmacio- y me parece que él podía y debía más bien haber apelado a su
nes. Lo primero que nos dice es que una "idea" es "Todo aquello tercera categoría: yo no entiendo cómo podría el color brotar de
que la mente percibe en sí misma, o todo aquello que es el objeto la interacción entre nuestre mente y propiedades como la exten-
inmediato de percepción, pensamiento o entendimiento"'. En sión o el número. Las cualidades de la tercera clase, en cambio,
segundo lugar, una "cualidad" del objeto es "el poder para pro- son meros "poderes" y por medio de estos, que estarían todavía
ducir cualquier idea en nuestra mentem2.El distingue entonces por descubrirse, tal vez s í se podría dar cuenta de nuestras expe-
entre cualidades primarias, secundarias y las de una tercera clase, riencias de color. Se podría, por ejemplo, aludir a la estructura
que para nosotros son irrelevantes. Las cualidades primarias son, átomica y funcional de los objetos para explicar causalmente las
básicamente, la solidez, la extensión, la figura, el movimiento y sensaciones de colores. Pero nótese entonces que Locke está aquí
el número. Sus características es qwe son "completamente inse- sugiriendo y dejando abiertas dos lineas posibles (e incompati-
parables del cuerpom3.Deseo señalar que, en mi opinión, Locke bles) de investigación:
no tiene derecho a decir esto y que lo único que él puede decir
es que las cualidades primarias son las que resultan completa- 1. Puede pensarse que los cuerpos tienen ciertas propiedades físi-
mente insepiiriihles d e la idea de cuerpo, que no es lo mismo. cas (poderes) que son las causas de nuestras sensaciones de co-
Las cualidades secundarias, por su parte, son tales que "en verdad lor, pero los colores mismos, en la medida en que se identifican
no son en los objetos mismos más que poderes para producir con sus causas, serían objetos físicos y estarían en los cuerpos.
diversas sensaciones en nosotros por sus cualidades primarias"4. De ahí que investigar la naturaleza del color sería investigar
Los colores son instancias de cualidades secundarias. Pero en- esas propiedades físicas que subyacen a nuestras sensaciones.
tonces, y haciendo caso omiso del error respecto a las cualidades De de esta manera, la posición lockeana parece aspirar a ser, en
primarias, lo que Locke esta sosteniendo es los cuerpos tienen primer lugar, una posición fisicalista.
ciertos poderes, esto es, cualidades primarias, en virtud de los 2. Si se interpreta 'cualidad secundaria' no como denotando un
cuales se producen en nosotros las sensaciones de colores. Yo poder, sino una experiencia, entonces la investigación acerca
creo que es menester dejar al Locke histórico para asumir al del color deberá orientarse hacia el sujeto cognoscente. En este
Locke representativo y a éste último discutir, porque el Locke caso, las tesis de Locke abren dos posibilidades:
histórico es sencillamente ininteligible. A mí me habría parecido
a) se identifican la mente y el cerebro o el sistema nervioso y
s e abre así una nueva opción, que podríamos llamar el
'J. Locke.An Essay ConcerningHuman Understanding. Abridged and edited 'neurofisiologismo', y
by A. D. Woozley. Fontana/Collins. Gran Bretaña (l964),Cap. Vlll,sec.8.
'lbid. b) s e mantienen separados mente y cuerpo, en cuyo caso la
lbid.,~ec.9. comprensión objetiva de la naturaleza del color parece es-
lbid. ,Sec. 10. capársenos para siempre.
A partir de Locke, por consiguiente, pareccn abrirse paso dos En segundo lugar, lo único que la explicación causal nos puede
propuestas de investigación materialista, viz., la estrictamente proporcionar son identidades contingentes, que no es lo que aquí
fisicalista y la neurofisiologista, y una irrcduciblemente menta- necesitamos. Aquí está involucrado un argumento de corte krip-
lista. Yo pienso que, dado el papel determinante que tiene "idea" keano: sea R el dcsignador rígido de un color (digamos, rojo) y
en el sistema de Locke, por lo que él dcbería haber optado es por 'la onda de longitud X' la descripción física correspondiente.
la posición mentalista. No obstante, no es mi propósito enfras- Podemos imaginar dicho color sin tener que asociarlo con las
carme aquí en una discusión acerca de Locke. Nos basta con que propiedades que los físicos nos dicen que tiene, en tanto que no
lo que él dice nos sirva para configurar un mapa adecuado del podríamos imaginar que R no es R. En otras palabras, no es
tema y podcr así ubicar las diferentcs posiciones que vayamos autocontradictorio sostener que R tiene otra longitud de onda que
examinando. la que de hecho tiene. La identidad 'R es el color de longitud X'
no expresa, por lo tanto, una verdad necesaria, sino una verdad
contingentc a posteriori. Ahora bien, una verdad así no permite
111) Fisicalistnoy neo-idealistno determinar la naturaleza (la esencia) del color, ya que sea lo que
sea dicha esencia, su enunciación en relación con el color debe
Examinemos, en primer lugar, la posición fisicalista. Deseo sos- dar lugar a un enunciado que no sea contigente.
tener que ésta es claramente defectuosa y ello por múltiples En tercer lugar, está cl argumento que podríamos llamar de la
razones. Es quizá debatible, pero creo que algunas de éstas son 'abundancia causal': son demasiados los factores físicos que
en s í mismas contundentes y bastan para poner en crisis al fisi- intervienen en la producción del color. De esta manera, si es una
calismo respecto a los colores, pero en todo caso lo que parcce explicación causal lo que nos permitiría comprender la naturaleza
innegable cs que su acumulación constituye un alegato muy del color, la explicación en términos de ondas luminosas resulta
difícil de eludir. Veamos rápidamente algunas de estas razones. ser extremadamente pobre y no puede por s í sola servir para la
Lo primero que se puede decir es que cl fisicalismo conticne realización de tal función. C. L. Hardin expone la idea como
sugercncias falsas. En efecto, el fisicalismo supone que, al darnos sigue: "De esta mancra, la asignación de colores a objetos (o
las causas de los colores, la física nos aclara simultáneamente la pseudobjetos, como los arco-iris) sobre la base de su propiedades
naturaleza del color. Pero es un error total pensar que un objeto que transforman la luz resulta ser un asunto muy complicado. Un
puede quedar identificado por sus causas. Yo habría pensado que objeto resulta tener un color dc transmisión, un color de reflejo,
es obvio que la identidad del objeto debe estar dada antes de que un color de interferencia, etc., ninguno de los cuales es necesa-
busquemos sus causas. Podría inclusive concederse que si lo que riamente el mismo y cada uno de ellos es una función del ángulo
estudiamos es el comportamiento de términos teóricos, entonces de detección, así como del espectro de la luz que i n ~ i d e " . ~
s i podría defenderse la idca de que sus supuestos "refcrentes"
pueden quedar identificados a través de sus conexiones causales.
Lo que niego es que eslo pueda suceder con los objetos de C.L.Hardin. ColorforPlrilosoylrers. Hackett Publishing Company. Indiana-
experieiicia, como los colores. polis/Cambridge. Indiana (1988),pp.6-7.
Por Último, habría que observar que inclusive si es una expli- t i a . Se trata, primero, de un problema general de filosofía de la
cación causal lo que se requiere para comprender la naturaleza ciencia, ya que casi siempre se presume y se asume sin cuestionar
del color, la explicación física no es en principio adecuada y ello que hay una continuidad conceptual lineal entre la ciencia y el
por el fenómeno físico llamado 'metamerismo': "La energía es- lenguaje teórico, por una parte, y la concepcion normal de la
pectral, el reflejo y la transmisión son de modo obvio especifi- realidad y el lenguaje natural, por la otra. Esto, según yo, es
cables y significantes físicamente. Son causalmente centrales en simplemente falso. En segundo lugar, se trata de un problema de
la percepción del color y juegan un papel fundamental en todas filosofía de la mente y de teoría del conocimiento, puesto que se
las partes de la ciencia del color. Son, sin duda alguna, las asume tácitamente que por medio de algo puramente físico, como
características del mundo físico que quedan recogidas en el color lo es una onda y una clasificación de ondas, puede surgir algo
percibido; si algunas propiedades físicas merecen ser identifica- no físico, como la experiencia del color. Esta conexión está lejos
das con el color, son ellas. de ser evidente, porque si las ondas mismas no son coloreadas
Desafortunadamente, ellas no pueden desempeñar ese papel jcómo podría algo no coloreado o la acumulación, la interacción,
-básicamente debido al fenómeno del metamerismo. Recorda- etc., de lo no coloreado, hacer surgir algo coloreado? Aunque
mos que luces coloreadas son metaméricas (para un observador) regresaré sobre esto más abajo, quisiera anunciar que, desde mi
si son indistinguibles (para un observador) y sin embargo difieren punto de vista, cuando los científicos hablan de colores tienen
en composición espectralw6.Lo que esto significa es simplemente que estar hablando de algo relacionado con nuestros colores, pero
que es fácticamente posible que un observador perciba el mismo diferente de ellos. Dicho de otro modo, sobre la base de los
color a pesar de que estos, al ser analizados, resulten tener es- conceptos de experiencia, esto es, normales, se erigen los distintos
tructuras físicas distintas; y a la inversa: puede darse el caso de conceptos científicos, los cuales desarrollan en diversas direccio-
que un sujeto perciba dos colores distintos aunque su composición nes las potencialidades inscritas en los conceptos madre. Pero
espectral sea la misma. Esto mina definitivamente, creo yo, la antes de entrar en la parte constructiva del texto, quisiera proseguir
posición fisicalista. Infiero que, aunque causalmente importante, con la enunciación de las dificultades de diversas posiciones
la composición espectral (i.e.,la favorecida por los físicos) no es alternativas.
la clave o por lo menos no tiene la última palabra respecto a la Los argumentos esgrimidos más arriba valen (si valen) para
naturaleza del color. Así, pues, la idea de que los colores pueden toda clase de fisicalismo, pero no son los únicos. Podemos cier-
sencillamente identificarse con propiedades físicas no parece tamente aceptar, con Hardin, que los objetos físicos no son co-
tener mayores perspectivas de éxito. loreados. La verdad es que ignoro por qué sostiene Hardin esta
Empezamos a sentir ya que la naturaleza del color es algo tesis. Mi justificación para aceptarla es que en la definición de
mucho más complicado que lo que propuestas de corte científico 'objeto físico' las nociones de colores no intervienen. Lo que se
asumen que es. Para evitar caer en simplismos filosóficos, es requiere para la manipulación de objetos físicos es cierto instru-
conveniente tener una idea clara de la naturaleza de la problemá- mental matemático, las nociones de espacio, tiempo, movimiento,
masa, fuerza, etc. Para la aplicación de esta familia de conceptos,
los de colores son superfluos y por eso no entran en la caracte-
rización de "objeto físico". Por esa razón, los objetos físicos no colorcs como propiedades emergentes fuera un caso particular
tienen colores. Esto, empero, no me parece un descubrimiento, de la tesis general, entonces simplemente podrían adaptarse para
sino una común y corriente tautología. esta nueva aplicación los antiguos argumentos. Empero, no in-
Independientemente de ello, parece claro que los fisicalistas, tentaré siquiera hacer tal cosa. Me voy a limitar a señalar otras
como, e.g., D. Armstrong, no sólo no toman en cuenta la proli- debilidades:
feración de factorcs causales que entran en juego, sino que in-
clusive si lo hacen confundcn, como dije más arriba, la causa del a) No parecen compatibles la idea de que no percibimos propie-
color con el color y con la expericncia del color. Se trata, si no dades físicas dc los objetos y la idea de que, no obstante, sípo-
me equivoco, de dos cosas por completo distintas. Por otra parte, dríamos percibir propiedades emergentes de propiedades físi-
parecería que lo que los fisicalistas inevitablemente hacen es o cas. Respccto a lo primero no parece haber mayores dudas: na-
bien ofrcccr un argumento circular o bien incurrir en una petición die, que yo sepa, ha visto un protón, ha palpado energía o de-
de principio. Supongamos, en aras de la discusión, que puede gustado ncutrones. Pero entonces ¿cómo puede siquiera suge-
identificarse a las ondas luminosas con los colores. Las ondas rirse que percibimos propiedades emergentes de entidades y
son medibles, cuantificables, etc., pero ¿cómo se yo que la onda propiedadcs imperceptibles'?
de longitud x es lo rojo, por ejemplo? ¿No presupongo acaso un h) El fisicalismo, en cualquiera dcsusvariantes, peca en contra de
concepto de rojo, adquirido independientemente, que poste- principios que, aunque no se les considere ni analíticos ni a
riormente pongo en conexión con el concepto físico de onda priori, dc todos modos son altamente sugerentes y convincen-
luminosa, medible de tal o cual modo? Si ello es así jen qué tes. Un principio así es: ex nihilo nil. Este principio, como es
podría consistir entonces, para efectos filosóficos, la aclaración obvio, es de múltiples usos: sirve para sembrar desconfianza
fisicalista? frente a la afirmación de que el mundo fue creado de la nada,
Una variante fisicalista es la que hace de los colores propie- sirve para resistir a la tesis de quc de lo material puede surgir lo
dades emergentes de las propiedades físicas. La idea es la si- mental y sirve, en este caso, para evadir el compromiso con la
guiente: la física me revela cómo esL4 estructurado el mundo. Las tesis fisicalista respecto a los colores, porque de seguro que se
propiedades físicas del mundo o del mundo físico, empero, no nos tiene que dar una respuesta satisfactoria a la pregunta: ¿,có-
han de ser ellas mismas identificadas con los colores. Lo que mo puede surgir algo no físico dc combinaciones, interaccio-
sucede es que los colorcs "brotan", surgen de estas propiedades nes, etc., de objetos puramente físicos? ¿Cómo puede surgir el
y nada más que de ellas. Aunque ellos mismos no son entidades color de objetos no coloreados? Aquí cl fisicalismo parece ha-
físicas, los colorcs serían propiedadcs fundadas en propiedades ber llegado a los límites de su cxplicacion y adcntrarse por los
físicas. Examinemos rápidamente esta extraña posición. terrenos del misterio y de la pseudo-explicación.
Yo tcngo la impresión de que nos las habernos aquí con la
misma tesis absurda que se intenta aplicar al problema mente- Dcho insistir en que no se me puede achacar el punto de vista
cuerpo o mente-cercbro (dada cierta configuración neuronal, se de que la física sea un fracaso, que no puede identificar a sus
produce un acto de, e.g., memoria). Si en efecto, el caso de los objetos, etc. La física tiene criterios formalmente correctos y
materialmente adecuados para la identificación y reidentificación Todos estamos de acuerdo en que sería absurdo negar, al igual
de los objetos de su universo de discurso. Lo que sostengo es que que en relación con el fisicalismo, que intervienen en el conoci-
a este universo no pertenecen los colores. Inclusive podemos miento empírico de los colores múltiples y decisivos factores
aceptar que son objetos de estudio de la física cosas como rayos causales. El problema radica en determinar qué, concretamente,
de luz, ondas luminosas, fotones, etc. Ninguno de esos objetos, podemos inferir válidamente del reconocimiento de dichos fac-
empero, es idéntico a un color. De ahí que preguntar por el color tores. Es evidente de suyo que el aparato perceptual del sujeto
de un objeto físico sea como pedir el color del número siete. Lo está por algo en la percepción de colores, pero ¿qué? Por lo
que sí es un fracaso es el intento de exigir de la física una solución pronto, yo creo que lo único que no podemos hacer es reemplazar
para un enigma filosófico. física falla en damos la naturaleza una respuesta de fondo por una respuesta dada en términos de
del color entre otras razones porque nunca pudo haber sido ese detalles científicos. El enigma no se disuelve dando datos, que
su objetivo. De este modo, creo que podemos descartar el fisica- es (dicho sea de paso) lo que permanentemente hace Hardin y a
lismo como una posición aceptable concerniente a la naturaleza lo que parece reducirse su estrategia.
última de los colores. El sofisma de Hardin se inicia sustituyendo los temas: en lugar
Examinemos ahora la segunda posible posición lockeana, esto de hablar de colores, él va a hablar de "estados cromáticos". Aquí
es, el neurofisiologismo. Esta propuesta es una curiosa mezco- ya está prejuzgada toda la cuestión: por medio de un sinónimo,
lanza de materialismo y mentalismo en la que lo que se enfatiza aparentemente inocuo, reubicamos los problemas (Hardin se re-
es la importancia del aparato neurofisiológico del perceptor. La concice como eliminativista, metafísicamente) en el terreno de la
idea es que hablar de colores es hablar de experiencias subjetivas, neurofisiología (y se autodenomina 'reduccionista epistemológi-
¿.e., de los contenidos de actos de percepción que tiene lugar co'), puesto que los estados cromáticos van a ser estados neuro-
dentro de un sujeto. Estos quedarían explicados causalmente en ' nales. Pero además de esta transición, que no por imperceptible
términos de nervios ópticos, retinas, neuronas, etc., y posterior- es justificada, nunca queda claro si Hardin defiende la variante
mente, apelando a la desacreditada tesis de la identidad, se pasaría del fisicalismo que llamé 'neurofisiologismo' o pretende ir más
a identificar la experiencia con un evento físico determinado. Así allá y abogar por un mentalismo. Habría que reconocer, empero,
presenta este punto de vista uno de sus más ardientes defensores, que aunque no se pronuncia claramente al respecto, Hardin parece
viz., C. L. Hardin: "La táctica que se sugiere a sí misma es mostrar mantener una concepción fisicalista y, por ende, la teoría de
cómo los fenómenos del campo visual están representados en la identidad. Nosotros, sin embargo, que ya sabemos lo que eso
corteza visual y entonces mostrar cómo las descripciones del entraña, podemos afirmar que si en eso consiste la posición de
campo visual pueden ser reemplazadas por descripciones de los Hardin, entonces su propuesta filosófica está destinada al fracaso.
procesos neuronalesn7.La verdad es que la propuesta me parece Recordemos, pues, que su estrategia consistirá ante todo en abru-
ininteligible, pero veamos qué se puede decir al respecto. marnos con una cantidad inmensa de detalles, minucias, etc.,
fisiológicos, para de este modo "explicar" el color en términos
de lo que sucede dentro de un sujeto cuando éste ve. La investi-
gación, en cuanto tal, me parece inobjetable (e iluminadora), pero
creo que en el fondo es irrelevante para lo que a nosotros nos ilusiones infundadas. Estamos normiilmente en estados percep-
incumbe. En lo que sigue, me concentraré únicamente en un par tuales cromiíticos y estos son estados neuronales. Debido a que
de idcas de su libro, pero antcs quisiera hacer una observación las pcrcepcioncs dc diferencias de color y las percepciones de
que me parece que pucde scr útil. límites son proccsos ncuronales estrechamente ligados, vemos
En mi opinión, en relación con los colores es preciso distinguir juntos colores y formas. A grandes rasgos, si hay color hay forma
por lo menos tres grandcs teorías o, quizá mejor, tres grupos de visual. Consccuentemcntc, no hay formas visuales en el sentido
teorías: último, así como no hay colorcs. Pero las formas visuales tienen
sus análogos estructurales en el mundo físico, a saber, las formas
a) las teorías físicas o fisicalistas dcl color, si/npliciter, y los colorcs no".8 El color es, pucs, algo quc pone
b) las teorías neurofisiológicas o neurofisiologizantes del color, y el cerebro o, depcndicndo de si Hardin identifica a la mcnte con
c) lasdoctrinas fenomenológicas del color. el cerebro, la mente.
Algo que llama la atcncicín en el planteamiento de Hardin es
Huelga decir que todas estas clases de teorías tienen grandes el marcado contraste entre su erudición en el área la "ciencia del
abogados. Empero, creo que puedc afirmarse con confianza que, color" y la debilidad o lo absurdo de sus conclusioncs filosóficas.
aunque podcmos aprender mucho de ellas, filosóficamente tien- Hay mucho en su libro acerca del funcionamiento de la retina,
d c n i s bien a ser nocivas pucsto que, en el mejor de los casos, de las funciones de los conos y los bastoncs, etc., pero sus
desvían nuestra atención de los problemas de fondo para centrar- conclusiones son sumamente endebles. En mi opinión, por ejem-
nos en asuntos que son, a final de cucnhs, de poca monta. Por plo, la conclusión de que los colores son "ilusiones" representa
mi parte, sostengo que estas clases de teorías son irreducibles un atcntado inaceptable en contra del lenguaje natural. Lo que
unas a otras y que parte de las confusiones proceden por no quiero decir es simplemente quc lo que él afirma no parccc tener
respetar su autonomía. Lc>sresultados a que pueden conducirnos mayor sentido. Puede desde luego hablarse de una ilusión per-
las distintas clases de teorías no están fijados a prior¿. Así, es manente y colectiva, pero sólo bajo condiciones muy especíiicas.
perfectamcntc posible que lo quc cs icnomcnolcígicamente simple Pero debcría ya ser evidente para todos que el uso metafísico de
sea físicamente compuesto y que este neuroiisiológicamente de- las píilabras, esto cs, cl uso que borra los contrastes naturales,
terminado. Nada de eso, cmpero, Ic resta simplicidad fenomeno- sólo aparentemente da lugar a aseveraciones significativas. En
I ó g i ~ i Es,
. pues, un error fatal pretcnder trasladar teorías de un este caso, puede decirse que tiene sentido hablar de ilusiones en
campo a otro. Una vez dicho esto, podemos ocuparnos de algunas parte porque podcmos contrastar los estados ilusorios con estados
de las afirmaciones de Hardin. no ilusorio. De ahí que, parai'raseando a Wittgcnstein, podamos
En contra del fisicalismo, el subjetivista Hardin elabora el decir que si, como quiere Hardin, es ilusorio todo lo que nos
siguiente argumento: los objetos coloreados o son físicos o no parezca ilusorio, entonces no podemos hablar aquí de 'iluso-
son físicos. Los objctos físicos no son colorcados. Por lo tanto, rio'. Los colores, por lo tanto, en la medida en que son percibidos
el color no está en los objctos. Hardin extrae la fantástica con-
clusión de que "Los objetos coloreados son ilusiones, pero no
de modo permanente por todos nosotros (dejando de lado los máticas', pero con eso no se ha demostrado que las propiedades
casos de desviaciones de percepción) no pueden ser algo mera- físicas sean redundantes ni, por consiguiente, que el mero aparato
mente ilusorio. , perceptual del sujeto baste para poder hablar de colores. Yo pienso
Dejando de lado los argumentos de principio procedentes del que sin luz no hay ni puede haber colores. Esto implica, por
área de la filosofía del lenguaje, quisiera presentartres argumentos hipótesis, que el ciego no sabe ni puede saber lo que es el color,
en contra de la teoría de Hardin y, en particular, en contra de su por más que se le estimulen las neuronas. Infiero de esto que el
objetivo central, viz., que el color es un estado cromático y, por estado cromático no puede ser identificado simpliciter con el color.
ende, un estado neuronal. Por consiguiente, me propongo sostener Asumamos ahora, p e r impossihile, que se logró detectar e
que: identificar el estado neuronal en el que sistemáticamente se en-
cuentra cualquier sujeto queve, e. g., amarillo. Supongamos ahora
1. Aun si tenemos un organismo con todas las características que que se estimulan las neuronas del ciego de nacimiento del modo
Hardin describe y lo ponemos a funcionar en la oscuridad, no adecuado. Por impertinenteque suene, tenemosderecho a plantear
se produce ningún color. Luego la simple identidad que Hardin la pregunta: jcómo podríamos saber nosotros que en efecto el
pretende hacernos aceptar no puede quedar establecida. ciego está "viendo" amarillo? Es claro que el único juez posible
2. Inclusive si se demostrara que un ciego de nacimiento, al ser será el ciego mismo. Pero entonces(con base en argumentos harto
debidamente estimulado, "percibe" colores, esas supuestas ex- conocidos), podemos afirmar que en ese caso se carece de criterios
periencias serían tales que no le permitirían desarrollar ningún de identidad para los objetos de la supuesta experiencia visual
lenguaje de colores genuino. En otras palabras, el invidente en del ciego y no podríamos nunca decidir si los ha identificado
cuestión no dispondría de los conceptos de colores y no podría correctamente o no. Esto está relacionado con un asunto que
comunicarlea nadie pensamientos sobre los colores. consideraré más abajo, viz, el aspecto conductual de las nociones
3. La tesis central de Hardin (colores = estados cromáticos = esta- de colores.
dos neuronales) nos pone a todos en la misma situación que la Si Hardin tiene razón, es un auténtico milagro el que podamos
del invidente y, por lo tanto, hace completamente imposible la compartir un lenguaje para o de colores. Según él, la faceta
comunicación. "fenoménica" de los colores es algo "constituido por un subcon-
junto de códigos neuronales".' Más explícitamente todavía, Har-
Hardin expone minuciosamente la estructura, el funcionamien- din afirma que "lejos de que el lenguaje labre categorías a partir
to y el papel del aparato perceptor humano en los procesos de de un mundo sin estructura de color, las categorías lingüísticas
visión y en relación con lo que él tiene que decir a este respecto básicas mismas han sido inducidas por rasgos perceptuales so-
difícilmente se le podría corregir (yo por lo menos). Pero sus bresalientes comunes a la raza humana".1° Esto es lo suficiente-
conclusiones filosóficas son insostenibles sobre bases tan frágiles. mente vago como para aceptarlo o rechazarlo, en función del
Él muestra, e.g., que si no funcionaran las tres clases de conos
que normalmente operan en la retina el ser humano, tal como lo
concernos, éste no tendría -eso que llamamos 'percepciones cro-
significado que se Ic atribuya. Si 'inducir' quiere decir algo como ciertos juicios, como 'no hay un verde-rojizo', han sido conside-
'propiciar', no sería necesario cuestionar lo que Hardin afirma. rados en ocasiones inclusive como paradigmas de juicios sinté-
Si 'inducir' es usado en el sentido de 'dcterminx', entonces sí creo ticos a priori.
que Hxdin está en un error total. Si el color es algo que depende Tal vez una descripción más precisa de lo que Hardin dice
única y exclusivamente de mi aparato perceptual, entonces jcó- sería esta: rayos de luz de determinada onda activan cierta parte
mo podría yo saber que mis objetos coloreados corresponden a del aparato perceptual visual del sujeto, y otros rayos, con una
los objetos coloreados de otras personas cuando usamos los estructura física distinta, inhiben exactamente la misma parte. Por
mismos nombres'? Algo debe estar mal en la teoría de Hardin, lo tanto, los colores asociados con las dos clases de rayos se
puesto que él no puede bloquear la posibilidad de que usemos excluyen mutuamente. Todo esto me parece muy interesante, sólo
los mismos tirminos y, sin embargo, tengamos experiencias que niego que con ello se explique o aclare el carácter necesario
distintas (decimos 'rojo', pero unos ven morado, otros rojo, otros de enunciados como 'nada puede ser simultánemante verde y
anaranj;ido, etc.). rojo'. Hardin cree firmemente que la justificación de la lógica de
Es mucho lo que puede aprenderse de teorías como la de nuestro lenguaje de colores reside en nuestra estructura neurofi-
Hardin. Tomemos el caso de la incompatibilidad de los colores. siológica. Yo creo que eso es un completo error. Expuesto del
Todos sabemos que no puede haber un rojo vcrduzco ni un verde modo más general posible, el argumento es que Hardin no muestra
rojizo. Hay aquí, priina facie, una oposición tanto física como cómo se conectan la estructura del lenguaje con los "hechos
fenomenológica. Ahora bien, esta oposición, en opinión de Har- neurofisiológicos", cómo se deriva el primero de estos últimos.
din, queda explicada por las neurofisiología (y eliminada en favor El está convencido de que la mera enunciación de dichos hechos
de ella). "Lo que hacc que las cosas que llamamos rojas se vean basta para explicar el funcionamiento del lenguaje. De ahí que
típicamente rojas para nosotros es que excitan el canal de opuestos él confiadamente prosiga y afirme, sin fijarse mayormente en el
rojo-verde y lo que hacc que las cosas que llamamos verdes se
vean típicamente verdes para nosotros es que inhiben el canal
rojo-verde (..,) y el canal rojo-verde no puede estar al mismo
l
1
contenido de sus aseveraciones que, una vez detectados el canal
de oposición y los fenómenos de excitación e inhibición, surgen
dos posibilidades:
tiempo excitado e inhibido. De modo que nada puede verse
verde-rojizo y puesto que a todo se le adscribe un color, por así 1) la oposición permea todo el mecanismo de la visión del color,
decirlo, tínicamente por corlesía de los percipientees de colores, Y
nada puede ser verde-rojizo. Un análisis paralelo sirve para el 2) la oposición se produce únicamente en el lugar en el que se re-
azul amarillento, con una simple extcnsión a todos los binarios cibe input luminoso.
opuestos. Los colores son en verdad icebergs epistémicos, pero
la parte oculta está más bien dentro que fuera del animal percep- Según él, en el primer caso, la imposibilidad de que hubiera,
tual"." Con esto, aparentemente, se nos estaría aclarando por qué e.g., un rojo verduzco sería total, en tanto que en el segundo caso
sería "contingente". Yo creo que, una vez más, estamos en pre-
sencia de un fantasma gramatical. Veamos por qué.
En primer lugar, debo decir que no logro entender realmente juxtapuesto a azul' y así sucesivamente. En otras palabras, para
qué puede significar la expresión 'necesidad contingente' y la los usuarios de ese lenguaje las palabras de colores denotarían lo
razón es que la expresión misma 'necesidad contingente' me que para nosotros son combinaciones de colores y nunca colores
parece tokzlmente asignificativa. Si algo es necesario, entonces sueltos. Se supone, naturalmcnte, que dichos sujetos estarí,an con-
no es posible que no sea necesario, pues de lo contrario estaríamos formados como nosotros. Pero entonces queda claro que no podría
haciendo de lo necesario algo contingenje. Luego si 'no hay un decirse que, en ese lenguaje posible, la expresión 'nada puede ser
verde rojizo7 es ncccsario, entoncesno hay manera de hacerlo verde y rojo simultáncmente' sería una verdad necesaria, puesto
contigente, que es lo que Hardin sugiere que se puede hacer. En que 'verde' y 'rojo' por sísolos ni siquiera serían palabras complekas
segundo lugar, me parece que en la dcscripción del fenómeno de (sus palabras serían terminos como 'verzul', 'amarjo', 'amazul',
la incompatibilidad del verde y del rojo tan importante es la etc.). Si esto es acertado, entonces queda refuiada la pretensión
neurofisiología como la física, porque de seguro que la inhibición de Hardin de justificar o validar la gramática en profundidad de
y la excitacicín depcnden en alguna medida de las longitudes de nuestro lenguaje de o para los colores en términos de la estructura
las ondas. En tcrcer lugar, dcsco señalar que Hardin está lejos de y el funcionamiento de nuestro aparato perceptual.
articular lo único que le permitiría inferir lo que él quiere, es Un último punto antes de dejar esta limitada exposición crítica
decir, un argumento trascendental. Sólo un argumento así le de diversas escuelas o corrientes. Considérense las posibilidades
permitiría establecer el carácter apodíctico que requiere su tesis. que se le abren a alguien que aceptara la versión de los hechos
No obstante, lo único que 61 logra es detectar cierta concomitancia que nos da Hardin. Alguien así podría, como Hardin, aceptar el
entre el uso de los conceptos de color y la realidad neurofisiológica neurofisiologismo, en cuyo caso su posición sería una combina-
que le subyace. Correlaciones factuales como esa son, sin em- ción de matcrialismo subjetivista y teoría de la identidad. No
bargo, demasiado ddbiles y no permiten extraer conclusiones obstante, él podría optar también por un emergentismo: de todos
filosóficas de grandes magnitudes. Por consiguiente, Hardin no modos seguiría siendo materialista neurofisiologista, pero ya no
ha demostrado que, dado nuestro aparato perceptual, nuestro podría ser subjetivista y, desde luego, tendría que abandonar
lenguaje de colores no podría ser o no habría podido ser difcrente. también la tesis de la identidad. Por último, Hardin podría optar
Parece claro, sin embargo, que con el mismo aparato perceptual por un dualismo. Desde eskz perspecliva, aunque el equipo neu-
es posible disponer de diferentes sistemas de conceplos de colores. rofisiológico resultara indispensable, el color tendría que ser
El podría intcntar replicar que, inclusive en esos casos, no podría identificado con la experiencia del color, con lo cual toda su
haber un verde rojizo, pero es obvio que esta afirmación, hecho exposición científica se volvería extrañamente redundante. El
dentro del nuevo lenguaje, no tendría el menor sentido. Un ejem- color se convertiría, así, en un algo de carácter mental. Esta última
plo aclarará, espero, esto. posición, por lo tanto, no parece ser la que mejor encajaría con
Imaginemos un lenguaje tal que en él se aplicara siempre lo todo su trabajo. Hardin ha de ser visto, por consiguiente, como
que en nuestro lenguaje es 'verde' sólo para casos en los que en un materialista. Ahora bien, del materialismo ya me ocupé y creo
nuestro lenguaje sería algo como 'verde juxtapuesto a amarillo', haber ofrecido algunas razones en virtud de las cuales podemos
'rojo' sólo para los casos que nosotros veríamos como 'rojo aseverar que es inadecuado.
Pienso que algunos argumentos que valen en contra del mate- N. Consideraciones wittgensteinianas en torno a los colores
rialismo se pueden fácilmente adaptar y usarse en contra del
mentalismo. Así sucede con, e.g., algunos argumentos elaborados Antes de esbozar o delinear lo que creo que es el núcleo de los
por Malcolm en contra de la teoría de la identidad. Landesman, puntos de vista de Wittgenstein respecto a los colores, quisiera
por ejemplo, avanza un contundente argumento de corte malcol- especificar algunas por lo menos de las condiciones que cual-
miano en contra del mentalismo. "Porque ¿cómo pueden los quier doctrina o posición tiene que satisfacer para poder ser
colores residir en la conciencia? La interpretación más natural de considerada como candidato viable. Por lo pronto, podemos se-
la tesis de que lo rojo existe en algún elemento (item) es que el ñalar las siguientes condiciones:
elemento (ite~n)mismo es rojo. Pero ¿cómo puede un evento
mental ejemplificar un color? Todo lo que tiene color tiene forma. 1. Se tiene que poder dar cuenta de la verdad o falsedad de nues-
¿,Pueden los eventos o estados mentales tener forma?".12 La pre- tros juicios referentes a los colores de las cosas.
gunta es retórica, puesto que la respuesta es obvia. En verdad, 2. Se tiene que poder evitar situaciones paradójicas, como la de
resulta ininteligible la idea de que un evento mental sea de tal o coincidencia en juicios y divergencia de experiencias.
cual color! Pero entonces, sobre la base de este y otros argu- 3. Se tiene que poder explicar la diversidad conceptual concer-
mentos que podrían elaborarse referentes a la identificación y niente a los colores (los colores "físicos", los colores experi-
reidentificación de entidades, a la comunicación, etc., se ve mentados, etc.).
que la caracterización de los colores como entidades "menta-
les", sea lo que sea lo que esto significa, no se sostiene y tiene Creo que no estará de más el que haga explícito lo que cons-
que abandonarse. tituye mi base o punto de partida. Este es el reconocimiento de
Aunque no pretendo ni mucho menos haber refutado lo que que hay una multiplicidad de juegos de lenguaje en los que
denominé la 'posición lockeana' (en el sentido de haber dejado intervienen nombres de colores. Por ejemplo, una persona puede
al lockeano sin ninguna vía posible de argumentación), s í creo nombrar colores, clasificar o identificar objetos en función de sus
haber ofrecido razones para pensar que el programa mismo, colores, solicitar objetos de tal o cual color, etc. Los nombres de
en cualquiera de sus variantes, es muy poco plausible y que colores son, pues, sumamente útiles y son usados en conexión
no se vislumbran para él posibilidades de éxito. Ya es, pues, con una amplia variedad de actividades; si una persona sabe usar,
tiempo de que, sobre la base de los útiles resultados que pro- es decir, usa correctamente los nombres de los colores y reacciona
porciona la crítica, intentemos decir algo constructivo en rela- del modo adecuado frente a su emisión, entonces puede decirse
ción con nuestro tema. de esa persona que sabe lo que son los colores. Esta conexión
entre uso correcto del lenguaje y comprensión me parece inape-
lable y mi argumento para asumirla es simple pero, creo, defini-
tivo: la situación contraria es sencillamente ininteligible, pues
l2 Ch.Landesman. Color and Consciousness.An Essay in Metapltysics. Temple habría que decir que alguien sabe expresarse y sin embargo no
Universi ty Press; Philadelphia (1989),p.10. sabe de qué habla. Si no me equivoco, entonces, lo que queda
i
puesto de manifiesto es que la clave para la comprensión del lo que ninguna distinción nítida es factible. Lo que aquí intentaré
color o de la naturaleza dcl color es la comprensión del lenguaje hacer scrán algunas aclaraciones respecto a los colores relacio-
de los colores. Esto, empero, es algo más difícil de lograr de lo nadas, respectivamente, con el lenguaje y el significado de los
que podría pensarse en un primcr acercamiento al tema. términos de color, la experiencia dcl color y las distintas clases
Nótese que nuestro punto de parlida nos garantiza que una de de conceptos de colores. Me enfrentaré a las dificultades en el
las condicioncs enunciadas más arriba queda satisfecha. En efec- orden en que fueron mencionadas.
to, la existencia dc juegos de lenguaje en los que entran nombres
de colorcs asegura que hay una concordancia respecto a la verdad
y la falsedad de nuestros juicios. Los usuarios coinciden, por A) Colores, lenguaje y experiencia
ejemplo, respecto a si algo es morado, violeta, guinda o lila. No
hay confusicín lingtística en cste sentido. Así, podemos afirmar El carácter social del lenguaje de inmediato hace que salte a la
que nucslros juicios sobre los colores de las cosas son tan objetivos vista su faceta conduclista. No dcbcríamos, sin embargo, preci-
como los juicios sobre los pescados o sobre las estrellas. Contra- pilarnos y alribuirle a Witlgenslein una teoría puramenlc conduc-
riamente a lo que acontece con las conccpciones idealistas, desde tista de los colores o intenlar defender nosotros, recurriendo a
esta perspectiva no sc parle de "lo dado en la experiencia", en el argumentos wittgensteinianos, una teoría así. Al hablar de con-
scnlido de una materia prima o cruda dc expcriencia, entcramente duclismo lo único que dcseo enfalizar es que parte de la expli-
subjetiva o privada y sobre la base de la cual se iría reconslitu- cación de la significación (el uso) de los nombres de los colores
ycndo la cxperiencia tal como la conocemos, tanto personal como tendrá que tomar en cuenta la conducta contcxtualizada (regular
colcctiva. Desde nuestro punlo de visla, si hay algo "dado" ese o sislemática y socializada) de los hablantes. En verdad, podemos
algo no son olra cosa que las formas de vida. "Lo que tiene que apuntar a por lo menos tres razones en virlud de las cuales lo que
accptiirse, lo dado, son -así podría decirse- las formas de podríamos llamar una 'teoría conduclisla pura de los colores' está
vida".'%stas formas de vida son, dicho del modo más sucinto desliiiada al fracaso. La primera es que es imposible identificar
posible, cl sislema compartido de actividades y práclicas hechas lo que sería la "conducta ante lo rojo", la "conducta de verde",
posibles por el uso del lenguaje. Todo escepticismo referente a etc. Frente a objetos rojos, por ejemplo, una persona puede llorar,
los colores qucda, pues, cancelado ab initio como un aulhtico gemir, reirse, qucd:irse impávida, fijar la mirada, voltear la cííra,
sinsentido. arrodillarse, brincar, ctc. En segundo lugar, tampoco es cierto
Después de estas palabras preliminares, lo que haré será abordar que cada vez que uno ve algo rojo le sucede a uno algo especí-
el tema de los colores desde tres perspectivas diferentes o, mejor fico, ya sea interna ya sea externamente. No hay, pues, una
dicho, en relación con lrcs Arcas de interés difercntes. Como podrá conducla especial para cada color. En tercer lugar, aún si fuera
fácilmente apreciarse, los diversos temas eslán entrclazados, por aceptable, la teoría conductista del color de todos modos dejaría
sin explicar la experiencia del color cuando ésta es expresada en
l3 L. Wittgenstein. Philosoplrical Investigaíions. Basil Blackwell, Oxford, primera persona. No obstante estas debilidades o deficiencias, el
(1974), p.226. factor "conducta" sigue sicndo importante. Lo que ticne que
quedarnos claro es más bien cómo entra la conducta en la expli- forma deben ser aprendidos objeti~amente".'~ Esto quiere decir
cación general de la naturaleza del color. que los conceptos de colores, o si se prefiere, los usos asimilados
Una de las intuiciones fundamentales de Wittgenstein en rela- de las palabras para colores, están sometidos a los mismos pro-
ción con el asunto que nos atañe es que los conceptos de color cesos de enseñanza ostensiva, definición, etc., que muchos otros
son como los conceptos de sensación. "Los conceptos de color términos. Una diferencia fundamental entre términos como 'do-
tienen que tratarse como los de sensaci~n".'~ Así vistos, "rojo" lor' y palabras como 'verde' es, como ya dije, que estas últimas
y "dolor", por ejemplo, comparten (por lo menos parcialmente) no sirvieron para reemplazar reacciones espontáneas. En este
una misma gramática. Esto refuerza lo dicho más arriba, viz., que punto, dos nociones wittgensteinianas son particularmente Útiles,
se tiene que reconocer que los conceptos de colores tienen una a saber:
aplicación asimétrica, dependiendo de si son usados en primera
o en tercera persona. Sería, pues, un grave error intentar propor- a) la noción de instrumento del lenguaje, y
cionar una explicación uniforme para 'yo veo en este momento b) la noción desemejanza de familia.
un objeto rojo' y 'él ve en este momento un objeto rojo'. Es por
esto que, como dije más arriba, una teoría meramente conductista La primera de estas nociones sirve para destacar el papel que
de los colores sería inaceptable: dado que yo no recurro al examen desempeñan los ejemplares, las muestras de colores por medio
de mi conducta para dar expresión a lo que percibo, una teoría de las cuales se introducen en el lenguaje los nombres de los
exclusivamcnle conductista estaría dejando de lado la mitad de colores. La segunda permite eliminar toda tentación respecto a
la explicación, puesto que no podría dar cuenta de los usos de la búsqueda de un factor común en todos los casos de aplicación
los nombres de colores en primera persona. Ahora bien, de este de un término. Esto último permite comprender por qué podemos
uso hay que dar filosóficamente cuenta, por razones obvias. Antes hablar,e.g., de un rc~overmellón,un rojo escarlata, un rojo oscuro,
de abordar el tema, sin embargo, quisiera decir unas cuantas etc., siendo todos ellos simples. Lo que sucede es que disponemos
palabras acerca del otro uso de las expresiones de color, i.e., el de paradigmas, sobre la base de los cuales efectuamos transiciones
uso en tercera persona. en la aplicación de los términos, en función tanto de nuestras
Los diversos juegos de lenguaje en los que aparecen términos necesidades como de nuestras reacciones espontáneas. Sobre esto
para colores son o equivalen a una cierta técnica lingtística que regresaré más abajo. Por otra parte, decimos de una persona que
tiene como objeto determinar o medir y manipular de determinada ya sabe distinguir entre colores cuando reacciona del modo co-
manera algunos aspectos de la realidad. Lo que hay que notar, rrecto frente a expresiones de la clase 'tráeme la pelota verde
empero, es que, independientemente de quf clase demanipulación esmeralda y no la verde olivo' y que la persona en cuestión trae
faciliten o propicien, de todos modos "Los conceptos de color y el objeto que se le solicita y no otro. Hasta aquí, lo único relevante
para la determinación del color (o, más exactamente, para la
l4 L. Wittgenstein. Remarks on Colours.University o€California Press; Berke-
ley and Los Angeles, California, 1978; II1,72. Mi traducción está en prensa y "L. ~itt~enstein.~emorksontl~e~oundationsof~s~colo~~.
Basil Blackwell,
serB una coedición del lnsti t~todelnvestigacionesFilosóficas y Paidós. Oxford (1980), Vol. 1,449.
atribución a otros de conocimiento de los colores) es la conducta turación', etc., todas ellas palabras del lenguaje natural. La faena
de los oyentes. Así, el significado (para un hablante) de las fenomenológica consiste, por lo tanto, en describir nuestra expe-
palabras para colores es una función de su participación en los riencia en esta terminología.
diversos juegos de lenguaje en los que son usadas. Todo lo que Mucho de lo que Wittgenstein dice en relación con el blanco
e s d involucrado hasta aquí son cosas como la conducta, las tiene que ver o con la transparencia y la opacidad o con la luz y
emisiones, las reacciones, las acciones, etc. Podría objetarse, sin la coloración. Empecemos con sus consideraciones acerca de la
embargo, que está fallando en esta descripción lo realmente transparencia o la opacidad del blanco. Lo primero que podemos
importante, a saber, la descripción de la experiencia misma del señalar es que todo objeto blanco, puesto dclrás de un medio
color. Para dar cuenta de ésta, lo que se tiene que hacer es pasar coloreado (".R., un vidrio rojo, un plrístico verde, etc.) se ve del
del examen de 'él ve un objeto blanco' a 'yoveo un objeto blanco'. color del medio (rojo, verde, etc.), en tanto que un objeto colo-
Wittgenstein hace una afirmación importante en su libro sobre reado detrlís de un medio blanco ni pierde su color ni continúa
los colores, por medio de la cual ilustra con claridad qué dirección teniéndolo: desaparece en tanto que objeto coloreado. Esto mues-
le va a imprimir a su investigación. Según él, "No hay tal cosa tra que hay una conexión diferente entre la transparencia y el
como la fenomenología, pero cierhmente sí hay problemas fe- blanco, por una parte, y la transparencia y los demás colores (con
n ~ m e n o l ó ~ i c o s "Un
. ' ~ problema fenomenológico es un problema excepción del negro), por la otra. Lri diferencia es esta: no pode-
concerniente a nuestra experiencia inmediata. En relación con los mos decir de ningún objeto blanco que es transparente o, mejor
colores, por consiguiente, son legítimos los debates fenomenoló- dicho, podemos afirmar que si algo es transparente, entonces ya
gicos, sujetos sin embargo a ciertas restricciones. Dos son parti- no es blanco. Decir que lo blanco transparente es inimaginable
cularmente importantes: a) no deben interpretarse los resultados es decir que a la expresión 'blanco triinsparente' no la dotamos
como resultados de una ciencia especial y b) es vano intentar de ningún sentido. Por otra parte, puede afirmarse sin temor que
recurrir para los ejercicios fenomenológicos o para la formulación ''i~ transparencia y los reflejos existen sólo en la dimensión de
de sus resultados a un "lenguaje privado", en el sentido establecido la profundidad de una imagen v i ~ u a l " . 'De
~ todo esto podemos
(y proscrito) de la expresión. Examinemos ahora un caso parti- inferir que el blanco es csencinlmcnte un color de superficie.
cular: el del color blanco. Cabe preguntar: ¿,qué es un color de superficie? La respuesta es
Como ya fue dicho, el análisis fenomenológico es el análisis simple: un color de superficie (como el dorado, el plateado, etc.)
de la experiencia intnediata. Dicho análisis exige que se utilice es un color que no deja pasar la luz. El blanco es, pues, como
todo un vocabulario "especializado", mas (y esto es importante) bien han dicho algunos de quienes se han ocupado del tema,18 un
no técnico. O sea, dichovo~?bularioes también parte del lenguaje color barrera. Sin pretender adcntrarnos en la explicación causal,
natural. En otras palabras, no se trata de un lenguaje esotérico, es decir, manteniéndonos en el plano fenomenológico, podemos
científico, etc.. Palabras útiles en este sentido son términos como
'transparencia', 'profundidad', 'opacidad', 'luz', 'oscuridad', 'sa- '7~!,id.,1 ~ 1 9 .
.. " .
l8 Véase. por eiemulo,. el libro de J. Westphal, Colour. SomeP~~ilosoplticnlPro-
l6L. Wi ttgenstein. Remurkson Colours, 1,53. blemsJrom FVittgenslein.Basil Blackwell, Oxford (1987), p. 15.
intentar explicar por qué el blanco es un color barrera. Conside- blancos y negros puros, los amarillos no puedlen ser más claros
remos detenidamente nuestro campo visual. Supongamos que que los blancos, los rojos más claros que los aimarillos.
estamos frente a un conjunto de platos, vasos, cubiertos, etc., de Es por por eso que los colores eran sombras para ~oethe"."
diferentes colores, en un área bien iluminada (de modo natural, El análisis de la experiencia de lo blanco muestra que éste
esto es, por la luz del sol). Lo que vemos es, restringiendo nuestra juega papeles distintos según los contornos o contextos. Dadasu
atención al caso de los objetos blancos, que éstos hacen rebotar relación con la coloración, la saturación, la luz, etc., en ocasiones
la luz. Precisamente por eso son opacos. se tiende a ver en el blanco no un color, sino máis bien la ausencia
Veamos ahora qué sucede cuando, por ejemplo, mezclamos de color. Lo que esto pone de manifiesto es que el concepto de
gotas de pintura de diversos colores con gotas de pintura blanca. blanco es más complejo que otros conceptos de colores: podemos
El resultado general es que los colores se diluyen. Esto lo expresa verlo de uno u otro modo, según nuestros intereses del momento.
Wittgenstein diciendo que "La mezcla con blanco le quita la Obsérvese, por otra parte, que lo que hemos estado haciendo ha
coloracion al color".1g El blanco, por ser un color de superficie, sido reportar aspectos de nuestra experiencia visual referente a
reduce el brillo del color con el que es mezclado. Al reducir el los colores. Lo interesante y curioso del asunto, empero, es que
brillo, empero, lo que se hace es disminuir la intensidad de la luz lasverdades a las que supucstamenteaccedemos, primero, aunque
o, si se prefiere, incrementar la oscuridad. " 'La mezcla con blanco sirven para reportar mi experiencia, esto es, lo que me sucede o
borra la diferencia entre la luz y la oscuridad, la luz y la sombra'; veo cuando percibo blanco, lo mezclo con rojo, etc., de todos
idefinc esto a los conceptos con mayor exactitud? Así lo creo".20 modos es comprensible por todos y, segundo, que dichas verda-
Es este un punto en torno al cual Wittgenstein parece aceptar el des, que aparentemente nos dan lingüísticamerite lo que podría-
veredicto de Goethe, para quien los colores eran ante todo som- mos denominar 'el contenido de nuestra experiencia', en el fondo
bras. Aquí se produce un marcado contraste con los diagnósticos son otra cosa. A este respecto Wittgenstein nos pone en guardia:
de gente como Hardin, Lzndesman, Westphal, etc., pzra quienes no debemos pensar que estamos realizando avances en una su-
los colores son más bien halucinaciones. Wittgenstcin presenta puesta "ciencia de la cxpcricncia", esto es, una ciencia intermedia
la idea como sigue: "No es correcto decir que en un cuadro el entre la f í s i ~ zy la lógica. Lo único que estamos haciendo es hacer
blanco siempre dcbe ser el color más claro. Pero sí debe ser el observaciones concernicntcs a la gramática de nuestro lenguaje,
color más claro en una muestra plana de manchas de color. Un en este caso, respecto a la gramática del concepto "blanco".
cuadro podría representar en una sombra un libro hecho de papel En el Tractatus, Wittgenstein había sostenido que era en virtud
blanco y, más claro que él, un cielo amarillo o azul o rojizo de la "lógica" del color que proposiciones como 'esto es rojo' y
luminoso. Pero si describo una superficie plana, e.g.., un tapiz de 'esto es verde' se excluyen mutuamente. La idea era simplemente
pared, diciendo que consiste cn cuadros amarillos, rojos, azules, que dos manchas de color no pueden simultáneamente ocupar el
mismo espacio. Para Wittgenstein, parte del problema consistía
en que al hablar de lógica estaba apuntando hacia imposibilidades
o necesidades estrictas, en tanto que al hablar de exclusión a lo decir algo que no puede describir, en cuyo caso él, en nuestro
que aludía era sencil1;imcnte a una oposición factual y, por ende, sentido, no conoce en absoluto los colores; en ese caso, iampoco
contingente. Pero cómo podría ser contingente una incompati- se le podría preguntar si el rojo presupone un sistcma de colorcs.
bilidad lógica? Por otra parte, dada esta "incompatibilidad lógica" De ahí que si la palabra 'rojo' tiene un significado, ya presupone
y su concepción de las proposiciones elementales, Wittgenstein un sistema de c~lores".~%oes, pues, posible que palabras como
se veía constreñido a no incluir entre las proposiciones elemen- 'rojo', 'verde', 'azul', 'negro', etc., sean significativas si se les
tales a las proposicioncs que asignan colores a las cosas, por más considera de modo totalmente aislado, esto es, en completa in-
que dcsde el punto de vista de la fcnomenología éstas últimas dependencia de las demás. No quiere esto decir, desde luego, que
fueran realmentc las más simples. Pcro entonces Wittgcnstein, a ese sea el caso de todas las palabras para colores. Es obvio que
diferencia de lo succrlía con Russell, se privaba de los únicos el significado de 'rosa', por ejcmplo, presupone los de 'rojo' y
candidatos viables para ejcmplil'icar lo que eran las proposiciones 'blanco' y, asimismo, que la inversa no vale. Llcgamos así a la
elementales. Es por eso, entre otras razones, quc, en opinión de noción de color primario. L 1 idea es la siguiente: hay un conjunto
muchos, los problcrnas de fondo en cl Traclatus empiezan pre- mínimo de nonibrcs de colorcs que son básicos. Los colores
cisamente con las proposicioncs acerca de colores. P.M.S.Hacker nombrados por estos nombres son los colores "primarios". Los
ha expresado esto como siguc: "la primera filosofía de Wittgens- demás rcsultan de combinaciones o mezclas de colores primarios.
tein se dcrrumbó ante su incapacidad para resolver un problema Nuestra pregunta ahora es: jcuales son esos colores primarios?
-la exclusión del color".22 En otras palabras, la visión atomista La respuesta de Wittgenstein a esta pregunta no se comprende
dcl lcnguaje no permite dar cuenta del significado de las propo- si no se está familiarizado con sus puntos de vista sobre el
sicioncs a c e r a de colores. Wittgcnstein dio un primer paso en lenguaje. A este respecto, una idea muy importante de la segunda
la dircccicin correcta al admitir que inclusive las proposiciones filosofía de Wittgenstcin es la de quc hay algo que podemos
elementales, si son signil'icativas, lo son porque los significados llamar 'elemcntos de rcprcsentación'. Su mera introducción no
de unas cxprcsiones dcpcnde dc los de otras. Los colores no son equivale a una descripción de nada. En el conjunto de dichos
conocidos o cognosciblcs con total independiencia unos de otros, elementos encontramos no sólo palabras, sino también lo que
puesto que forman un sistema. "iC6m0 sabemos que los colores Wittgenstcin llamó 'instrumentos del lenguaje' y que incluyen
forman un sistetna? Si, e.g., alguicn ha visto únicamente rojo cosas como gestos, muestras, sonidos, etc. Desde c s h perspectiva,
durante toda su vida -¿no diría entonces él que conoció única- el lenguaje no incluye Únicamentc palabras. Ahora bien, concen-
mente un color? A esto podemos respondcr que si todo lo que él trándonos en los colores, lo que podemos afirmar es que las
vió era rojo y él pudiera describir eso, él debería tanibién podcr muestras o ejemplares de colores fundamentales contribuyen a
conslruir la proposición 'Eso no cs rojo' y ello ya prcsupone la fijar lo que se puede dccir y lo que no tiene scntido decir en
existcncia de otros colores. 0, tanibién, al dccir eso, que él quiso relación con los colores y, por ende, dcterrninarán lo que puede

22 P.M.S. Ilacker.Insigl~tandlllusion. Oxford Universi ty Press, Oxford (1970), 23 B.F. McGuinness (ed.):Wittgenslein and h e Vienna Circle.Basil Blackwell,
p.86. Oxford (1979), p.261.
ser o no puede ser una "experiencia". Quizá lo más apropiado Así contemplada la cuesti6n de la naturaleza del color, se
sea empezar por el muy útil diagrama del octaedro de los colores, vuelven claras muchas tesis tradicionales y se disuelven muchas
el cual reviste esta forma: controversias filosóficas, como la de si los colores dan lugar de
modo ejemplar a enunciados sintcticos a yriori. Aquí es muy
difícil no sentir la tcntacihn de pensar que la gramática de los
colores está a su vez fijada por algo externa a ella, esto es, por
la realidad "en sí". Es cste un error que Wittgenstein está ansioso
de disipar. Su posición es bien conocida: la gramática no está
determinada por nada o por lo mcnos por nada decible o expre-
sable. Podcnlos entender por 'realidad' la totalidad de los hechos
que la conforman, pero es claro que cada vez que queramos
referirnos a un sector de rcalidad lo tcndrcmos que hacer por
medio de nuestras categorías, de nuestros conccptos, recurriendo
a nuestra gramática, cs decir, a nuestro sistema conceptual que
será lo que fije o cst;ihlezca lo que se puede y lo que no se puede
Lo quc el octaedro gr5fi~imenterepresenta son los límites de decir, lo que se pucdc o no se puede expcrimentar. No tiene, pues,
lo decible. Vemos, por ejemplo, que así como no puede haber un el menor sentido hablar de una realidad "extra-gramatical".
negro blancuzco o blanco negruzco, tampoco puede haber un azul Tenemos, pues, un sistema de colores, una de cuyas caracte-
amarillento o un rojo vcrduzco. "El ochedro del color es gramá- rísitias más importantcs es que es cxpandible. Wittgenstein traza
tica, puesto que dicc quc se puede hablar de un azul rojizo, pero un interesante parangón con nuestro sistema numérico. "Tenemos
no de un verde rojizo, etc." 24 LOS colores primarios son como un sistcma de colores como tcnemos un sistema de números.
polos, algunos más cercanos entre sí que otros. Así, lo que el ¿Residen los sistemas cn nuestra naturaleza o cn la naturaleza de
octaedro permite es visualizar lo que son en nuestro lenguaje las las cosas'? ~ C r í m ovamos a expresar esto? - no en la naturaleza
reglas que fijan tanto las conexiones scmrínticas permitidas como de los números o de los colores".26El caso de los números es tan
las prohibidas. Es sobre la base de estas conexioncs que poste- claro a este rcspecto como el de los colores. En relación con los
r i o r m e n t e ~podrán
~ establecer las diversas ciencias de los colores. primeros, empezamos con los números básicos, esto es, los na-
"La física difiere dc la fenomenología únicamente en que de lo turalcs y gradu:ilmente pasamos a los reales, los complejos, etc.
que se ocupa es de csiriblecer leyes. LIfenomenología únicamente Difícilmente podría sostenerse que en algún momento son nues-
establece las posibilidades. De e s h manera, la fenomenología tras matemáticas, en un sentido no-godcliano, incompletas. Lo
sería la gramática de la descripción de aquellos hechos sobre los mismo sucede con nuestro sistema de colores: empezamos con
cuales la física construye sus teoría^".^' los primarios y posteriormente lo vamos haciendo crecer con
nuevos colores. La complejidad del sistema es en gran medida de este otro modo? - La mayor parte de las veces uno no lo piensa
una función de nuestros requerimientos, tanto prácticos como así; es decir, 'el rojo es un color puro' es una proposición acerca
teóricos. En todo caso, una cosa es clara: algo es un color si y de la 'esencia' de lo rojo, el tiempo no entra en ella; no se puede
sólo si es lo sulicicntementc semejante a eso que nosotros llama- imaginar que este color pudiera no ser simple".2s De esta manera,
mos 'colores'. si alguien dijcra que se percata o ve o sabe que lo rojo no es
Como todo sistcnia, el de los colorcs se funda en ciertas simple, lo que habría que responder es que no se entiende qué
distinciones. Por ejemplo, distiiiguimos entre colores primarios quiso dccir.
y derivados. Aquí es importante no confundir la mera posibilidad Antes de terminar esta sección, quisiera muy rápidamente
lógica dc que lo que para nosotros son mczclas de colorcs (e.g., abordar cl espinoso asunto de la distinción filosófica entre "ob-
el anaraiijado o cl violctíi) fueran los colorcs priniarios para otros jetos de expericncia" y "objetos de experiencia inmediata", ob-
seres y las propuestas de cíiinbio que son para nosotros pcnsables. jetos e ideas, sense data y objetos pcrcibidos, etc. La distinción
"¿Hay entonccs algo arbitrario accrca de este sistema? Sí y no. filosófica queda fielmente recogida, creo, como sigue: "de algún
Es parecido tanto a lo que es arbitrario como a lo quc no es modo, todos vemos, e.g., la misma mesa, pero cada quicn tiene
a r b i t r a r i ~ " .En
~ ~ otras pnliibras, si alguien hiciera una nueva su propio panorama de la mesa. Hay, pues, un sentido de 'ver'
propuesta respecto a lo que habrían de considcrarse colorcs pri- que es de uso común y otro que sería de uso cstrictamente
marios junto coi1 la descripción de lo que bajo esas nucvas privado". Huelga decir que no sabríamos qué hacer con semejante
circunstancias seríri nuestro sistema de prácticas, actividadcs, distinción. posición que deseo defender es ligeramente dife-
reacciones, etc., entonccs sí podríamos dotar de sentido, por rente. En mi opinión, lo que sucede cs que el lenguaje debe
ejemplo, a la cxpresicín 'el rojo es complejo y el anaranjado proporcionar alguna clase de mecanisnio para distinguir entre 'yo
siniple'. En la medida cn que nuestro sistema de colores, como veo X' cuando hay un X que vcr y 'yo veo X' cuando no hay tal
nuestras matemáticas o nuestro ajcdrez, acarrean consigo esta X. Si este requerimiento lingüístico no fuera satisfecho o bien la
posibilidad, el sistcri~aen cuestión tiene algo de arbitrario; por comunicación sería imposible o bien habría múltiples casos de
otra parte, en la nicdida en que de hecho no podemos sustituir a percepción engañosa de los cuales no podríamos dar cuenta.
placer un sistema por otro, nuestro sistema real nos resultará no Ahora bien, el fenomenalista, por ejemplo, acepta la distinción,
arbitrario. "Colores primarios. Supcíngasc que los colorcs que pero la reinterpreta, con lo cual la distorsiona. En lugar de com-
Ilaniamos mczclas dcsenipcñaran entre otros hombres el papel prender que lo que cstá involucrado es un mecanismo lingüístico
de nuestros colores prirnaricis; 2,dcberíamosdccir que sus colores determinado, opta por inventar y postular una nueva clase de
primarios son, por ejemplo, cste anaranjado -este rojo azulado, objetos. De cste modo, el mundo de la "apariencia", de lo "dado"
este verde azulado, ctc.'? ¿Se rcduce entonccs la proposición 'el a la mente, de la "inmediatez", de Iss 'imágenes", etc., se vuelve
rojo es un color priniario' a esto: el rojo juega entre nosotros tal prioritario. Es evidente que de los embrollos que con ello crea
y cual papel; reaccionamos a lo rojo, lo an~arillo,etc., de este y no se sale nunca. La estrategia filosófica, además, conlleva una
obvia tergiversación del modo como de hecho aprendemos a sión de la luz. A mi modo de ver, lo Único que nos capacitaría
hablar. El usuario normal del lenguaje aprende primero expre- para comprender debidamente el fenómeno y la explicación es
siones como 'esto es rojo' y sólo después expresiones de la forma la descripción del marco dentro del cual se da la explicación en
'me parece que eso es rojo'. Expresiones de la segunda clase cuestión. Los físicos, en general, tienden a olvidarse precisamente
representan un avance lingüktico considerable. Como bien dice de esto último. La verdad es que, para efectos puramente cientí-
Wittgenstein. "La impresión visual roja es un nuevo concepto".29 ficos, tienen razón en desentenderse de los asuntos que no son
Esto refuerza lo que ya hemos dicho. El lenguaje de los colores directamente abordados en las teorías, pero para efectos de com-
es ante todo una técnica lingüística particular. Todo lo que se prensión filosófica la descripción en cuestión resulta dccisiva.
pucda hacer lingüísticamente con los colores reprcsenta, por lo Veamos por qué es ello efectivamente así.
tanto, un desarrollo, una expansión de los juegos de lenguaje Nucstro punto de partida son consideraciones de experiencia
originales. El aspecto suhjetivo dc la expcriencia es algo que inmediata, esto es, fenomenolbgicns. Todos sabemos lo que es
aparece muy posteriormente. Sobre la sólida base del lenguaje la luz, sin que para ello tengamos que dar una definición de 'luz'.
de los colores, se erige el lenguaje de las imágenes, impresiones, La luz es eso que emana del sol, que ilumina los objetos, que un
ctc., de colores, no al revés, conio quieren los filósofos. Esto me ciego no puede conocer, etc. Asimismo, los usuarios normales
lleva a la última parte dc este trabajo. del lenguaje sabemos lo que son los colores, en el sentido ya
aclarado de que sabemos emplear los nombres de los colores.
Consideremos ahora la siguiente situación: a través de una ranura,
B) Conceptos de colores hacemos pasar un rayo de luz. Detrás de la ranura colocamos una
lentc. Ello se hace para volver a conccntrar en un punto el haz
Yo creo quc después de todas estas disquisiciones en torno a los de luz que tiende a expandirse al pasar por la ranura. Una vez
colores cskimos en una mcjor posición para comprender los mAs, detrás de la lente colocamos un prisma, esto es, un medio
avances de la física y para evaluar las pretensiones de los fisica- transparente limitado por dos planos que no son paralelos. Lo
listas, según los cuales las explicaciones físicas nos dan la "esen- que entonccs se produce es, asumiendo que el rayo de luz era
cia" (en esle caso) del color. Dado que no soy físico, no puedo "blanco", lo que podría tal vez llamarse un 'análisis' de la luz.
reconstruir aquí en todo detallc el contenido de la última teoría En efecto, al pasar por el prisma, el rayo de luz se desvía y se
física concerniente al color. Mc limitaré, por lo tanto, a cjempli- descompone en una banda luminosa y continua. Esta banda es lo
fiar, recurricndo al caso niás elemental posible, el tipo de cosas que se conoce como el 'espectro de la luz'. ¿Qué es lo que
que se obtiene por medio de una teoría física y la clase de encontramos en dicho espectro'? Rayos de colores ordenados de
ampliación conccplual que gracias a ella se promueve. un modo específico. Los más importantes son, ordenados en
Probablcmcnte el fenómeno más intcrcsante y relevante para función de sus ángulos de desviación en relación con el prisma,
nuestros propósitos sea el bicn conocido fenómeno de la disper- los siguientes: el rojo, cl anaranjado, el amarillo, el verde, el azul,
el índigo y el violeta. Dicho dc otro modo, con loque de inmediato
nos topamos es básicamente con los colores del arcoiris.
Obsérvese que cuando hablamos de, por cjcmplo, rayos rojos, mente es el nombre de un color más. Lo mismo pasa con 'rojo',
usamos 'rojo' en un scntido un tanto ampliado o enriquecido. Por 'amarillo', etc. Así, las caracterizaciones f í s i ~ i lo
s que hacen es
una parte, lo que vemos es rojo, en el sentido fenomenológico modificar, "tecnificándolo", el significado original de nuestras
del término, sólo quc en este caso eso que es rojo viene o queda palabras. Es así que nucstro sistcma conceptual se amplía o
identificado no sólo pcrceptualmente,sino también por una teoría expande. Pero esto a su vez aclara cómo o por qué se puede
determinada. Ya no se trata úniczimente de un simple rojo de producir una paradoja como la consistente en afirmar que un
experiencia, sino de un rojo que es una mezcla de experiencia y color simple, como lo cs el blanco, es, por así decirlo, la suma
de teoría. Este nuevo rojo es mcdido. Lo que se mide es su índice de todos los colores. En el sentido normal del término, decir que
de refracción. Lo que aquí tenemos es, pucs, como acabo de decir, el blanco es la suma de todos los colores es emitir un absurdo.
un rojo físico, el cual queda dcfinido de una mancra que ya no Eso sólo tiene sentido cuando lo que se emplea es el término
es meramente fcnomenológica.En este sentido, es perfectamente t6cnico 'blanco'.
posible que el rayo dcfinido por tal o cual índice de refracción
no fuera lo que normalmcnle llamamos 'rojo'. En verdad, es
perfcctarnenteposible que el color quc físi~imentequedó definido
como el color que se refracta con tal o cual índice no es el que
de hecho qucda identificado de esa manera. No hay nada de Difícilmente se podría haber intcntado siquiera echar luz sobre
contradictorio en una hipótesis como esa. Hay, pues, un sentido todos los tcmas relacionados con los colores y nunca este trabajo
en el que la descripción físiczi essólo contingentementeverdadera anidó semejante pretensión. Mis ambiciones fueron desde el
dcl objcto. principio mucho más modestas. A lo que desde el comienzo
Están aquí involucrados diversos problemas que más que con- aspiré fue sencillamente a despcjar en alguna medida, y en algu-
siderar me limitaré a mencionar. El primcro es la inferencia usual nos sectores tan sólo, la espesa niebla en la que está toda el área.
de los cienlíiicos, aparenlemcnte aproblemática, concerniente a Como era de esperarse, no habría resultado posible siquiera alu-
la naturaleza de lo blanco. Si el rayo original que pasa por el dir a muchos e importantes temas internamente concctados con
prisma es de un color que no sea blanco, su paso a través del los que aquí fueron abordados. Por ejemplo, no pudimos enfren-
prisma no cambia su color; en cambio, si el rayo de luz es blanco, tarnos a cuestiones como la simplicidad dcl color, la rclación
entonces al pasar por el prisma se descompone. De la conjunción entre los colorcs y las formas, los distinlos usos de los paradig-
de estos hcchos, los científicos exlracn la extraordinaria conclu- mas o muestras, las relaciones entre diversos colores, la mismi-
sión de que lo blanco cs una superposición o una mezcla de todos dad del color, etc. No obstante, sigue siendo mi convicción que
los colores! Esto me parece ser o una inferencia totalmente in- la clave para la comprensión última de las complicaciones con-
justificada e incomprensible o una inferencia basada en un sig- ceptuales engendradas por los colores, esto es, la clave para la
nificado no usual sino ticnico de los nombres de colores. En mi disolución definitiva de los puzzles que surgen en torno a ellos,
opinión, lo que succde es que 'blanco', usado en conjunción con es algo que sólo puede provenir del examen de los juegos de
'rayo de luz', cs un térm-ino teórico, en tanto que usado normal- lenguaje en los que son usados términos para colores y, even-
tualmente, de las formas de vida a las que dan lugar. Para ello,
las técnicas wittgensteinianas de disolución gradual son impres-
cindibles. Y si hubiera algún problema filosófico insoluble, un
problema que fuera resistente al análisis gramatical, lo único que
puedo decir es que no tengo la menor idea de cuál pueda ser.

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