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Que significa Canaán en

hebreo o la tierra prometida


QUE SIGNIFICA CANAAN EN HEBREO

kena>an (÷[‘n”K]), «Canaán»; kena>anéÆ (ynI[}n”K]) quiere decir mercader.

Antes de conocer que significa Canaán en hebreo, debes saber que en nueve ocasiones es el
nombre de una persona en la Biblia.

Ochenta veces tiene que ver con un lugar, y los descendientes de Canaán, que son los
habitantes de la misma tierra, se les llama cananeos.

Este nombre aparece en la mayoría de los casos de Génesis a Jueces. Pero también están
ocasionalmente esparcidos por todo el Antiguo Testamento.

La primera vez que una persona lleva este nombre, es en Génesis 9:18. Cam, el hijo de Noé,
fue el padre de Canaán, y de una lista de naciones que descendieron de Canaán.

Canaán es como lo indica Números 33:51, la tierra al oeste del Jordán.

Una vez que Dios llamó a Abraham, partió hacia la tierra de Canaán. Se puede decir, que cananeo
es un término general para todos los hijos de Canaán. Una vez que tu Dios te haya introducido en la
tierra, entrarás para hacer de esta tu posesión. Pero este nombre también tiene especificidad como
nombre de un pueblo. Ya que los cananeos habitaban junto al mar, y en la ribera del Jordán.
Números 13:29. Puesto que los cananeos eran comerciantes, mercader que significa Canaán en
hebreo, es el símbolo de mercader. Proverbios 31:24.

Pero también es notable mencionar, que Oseas al referirse a los pecados de Israel dice: “como
cananeo (mercader) que tiene en su mano una balanza falsa, él ama la opresión. Oseas 12:7.

TAMBIÉN EN GÉNESIS 9:25-27 LE OTORGA UN SIGNIFICADO TEOLÓGICO SOBRE


CANAÁN

En donde dice “maldito sea Canaán, sea el siervo de los siervos de sus hermanos… y Bendito
sea Jehová, el Dios de Sem,

Y sea Canaán su siervo.


Noé impuso proféticamente esta maldición sobre Canaán, cuando este vio la desnudez de su
padre, y lo contó a sus hermanos sin pudor.

Este pecado de Cam, profundamente enraizado en su hijo menor, se puede visualizar en la


historia posterior de los cananeos.

Así como lo deja ver Levítico 18:3 con la amonestación “tampoco harán como hacen en la
tierra de Canaán a la que los llevo”.

Con ello desea enumerar extensamente las perversiones que se les prohibió a Israel.

Y asimismo concluye la lista con otra amonestación: “No se contaminen de ninguna de estas
cosas.

Ya que con estas se han contaminado los pueblos que he echado delante de ustedes” Levítico
18:24.

De la misma manera, fue muy específica la orden de destruir a los cananeos ” cuando tu Dios
les haya derrotado, destrúyeles por completo”

Porque tú eres un pueblo santo para Jehová tu Dios. Deuteronomio 7:2-6

No obstante, muy a menudo la casa de David y Juda edificaron lugares altos, rituales y árboles
en toda la colina, y bajo árboles frondosos.

Pero también había allí varones consagrados a la prostitución ritual, e hicieron conforme a
todas las prácticas abominables.

Al igual que las naciones que Dios había echado de delante de los hijos de Israel. 1 Reyes
14:23.

ESTAS NACIONES QUE SE MENCIONAN, ERAN CANANEOS

Por ello el cananeo llegó a ser sinónimo de toda suerte de perversión moral y religiosa.

Esto se ve reflejado en Zacarías 14:21 “en aquel día no habrá mercaderes (cananeos) en la casa
de Jehová de los Ejércitos.

A los cananeos no se les permitía entrar en los tabernáculos o templos.

Y nunca más podría entrar en la casa de Dios, uno de su pueblo, que practicase también las
abominaciones de los cananeos.
Esta es una profecía que habla de los últimos días, y se cumplirá en la Nueva Jerusalén.
Apocalípsis 21:27.

“Nunca entrará en ella cosa impura, o que sea abominación y mentira”. Apocalípsis 22:15.

EN CUANTO A LA TIERRA PROMETIDA

La tierra prometida, es la promesa que Dios nos ha hecho a cada uno de nosotros, para alcanzar
la vida eterna.

Por eso, los que creemos en esta promesa, nos sentimos extranjeros en esta tierra, porque
sabemos que esta no será nuestra morada definitiva.

Muchas personas creen que Abraham no conoció la tierra prometida, porque no conoció
Canaán.

Pero él entendió, mucho antes de partir, que la tierra prometida estaba por llegar a él.

Incluso, él no conoció a Jesús, pero ya creía en el mesías, y en su promesa de lograr una vida
eterna junto a su Padre.

La verdadera tierra prometida, por la que debemos esforzarnos en alcanzar, está en la


eternidad.

Junto a nuestro Padre celestial, en donde gracias a su poderosa promesa, moraremos por largos
días.

Pero debemos esforzarnos para poder ser dignos de recibirla, viviendo conforme a la voluntad
de Dios.

Y haciendo su obra, mientras partimos con él.

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