Sunteți pe pagina 1din 1

Ejercicio: Libérate y perdona de verdad He aquí una variación simplificada del ejercicio del perdón

que aprendí.

Preparación En un cuaderno o en el ordenador, escribe una lista de personas que sientas que te
han hecho daño o situaciones en las que te hayas sentido herido. Pueden ser recientes o distantes
en el tiempo. Tal vez no te resulte fácil, sobre todo si están pasando por una situación muy
dolorosa o que dura ya mucho tiempo. Ten paciencia contigo mismo y recuerda que el perdón,
como la felicidad, es una habilidad que se puede entrenar. A lo largo de la vida me he ido dando
cuenta de que bien merecen la pena el esfuerzo y el tiempo necesarios para expulsar el odio y el
dolor del corazón. Cuando estés preparado, elige una de las personas de la lista y comienza el
ejercicio.

Paso 1: Céntrate en la escena En primer lugar, con los ojos cerrados durante un par de minutos,
siéntete a ti mismo en ese preciso momento en el que sucedió. Imagínate el ambiente. (En una de
mis sesiones, por ejemplo, me imaginé al director de la escuela en la cancha de baloncesto donde,
como castigo, aquel personaje me hizo permanecer de pie durante horas bajo un sol de justicia).

Paso 2: Siente la ira y el dolor Al ver ante ti en la imaginación a la persona que te hizo daño, se
desatan las emociones. Revive la ira y el dolor. Siente cómo te quema. Pero solo durante pocos
minutos. Una vez que hayan aparecido estas emociones, avanza al paso siguiente.

Paso 3: Perdona en el amor Mira a esa persona frente a ti, pero ahora siente compasión por él o
ella. Pregúntate: ¿Qué he aprendido de esto? ¿Cómo ha hecho esta situación que mi vida sea
mejor? Mientras realizaba este ejercicio, recordé una cita de uno de mis autores favoritos, Neale
Donald Walsch: «[El universo] no te envía más que ángeles». La cita implica adoptar un modelo de
realidad según el cual cualquiera que haya entrado en nuestra vida, incluso si nos ha herido, no es
más que un mensajero enviado para enseñarnos una importante lección. Piensa en las lecciones
que has podido extraer de esa situación, por muy dolorosa que fuera. ¿De qué modo te han
ayudado a crecer estas lecciones? A continuación, céntrate en la persona que te ha hecho daño.
¿Qué dolor o angustia ha debido sufrir en la vida para llevarle a hacer lo que hizo? Recuerda que la
gente herida hiere a la gente. Quienes hacen daño a otros lo hacen porque, de algún modo, en
algún momento, ellos mismos fueron heridos también. Piensa en cómo puede que fueran heridos,
en su infancia o en tiempos más recientes. Cuando hice este ejercicio, visualicé al hombre que me
había robado y traté de imaginarlo de niño. Tal vez proviniera de una familia pobre. Quizá su padre
abusaba de él. Puede que su vida hubiese sido una lucha constante y que el único medio para
sobrevivir de niño fuera el robo. No conozco la realidad de su historia, y no necesito conocerla,
pero me resultó útil imaginármelo en una situación en la que podía sentir compasión por él, en
lugar de solamente ira. Este proceso puede llevarte unos minutos. Después, deberías sentir una
carga negativa ligeramente menor hacia esa persona. Repite el proceso hasta que te sientas
cómodo perdonando en el amor. Para ofensas graves, el proceso puede llevar horas o días. Si se
trata de alguna pequeña ofensa, como un asunto menor con un compañero de trabajo, cinco
minutos puede ser todo cuanto necesites. Aprendí de esta experiencia que no tienes que pedir a la
otra persona que te perdone. Solo tú tienes que perdonarla. Y eso está totalmente bajo tu control.
INALTERABLE: Cuando te encuentras verdaderamente en paz y en conexión con tu ser más
profundo, nada que puedan decir o hacer te molestará y la negatividad no te afectará.

S-ar putea să vă placă și