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Introducción

En esta ocasión se apreciará que los denominados fenómenos jurídicos pueden


manifestarse de distintas maneras y fuentes en los diferentes sistema jurídicos
alrededor del mundo. Sin embargo, los conocedores del Derecho generalmente
establecen que un hecho o fenómeno: ….es todo suceso o situación que se origina
de la naturaleza o de la conducta humana y es el legislador quien debe otorgarle una
consecuencia jurídica. Por lo que al interpretar dicho concepto, se haz de advertir
que sólo resultarán sancionables en el campo del Derecho aquellos hechos o
fenómenos que únicamente los legisladores hayan entendido que merecen de
consecuencias legales, fuera de ahí el respetar o no las reglas sociales dependerá
de cada quien.

Es por lo anterior planteado que se pondrá distinguir en el desarrollo de este escrito


que resulta naturalmente posible e interesante realizar una correcta clasificación
dentro de los fenómenos jurídicos tales como son: primarios y segundarios, los
cuales a su vez, pueden ir lo general a lo particular.

Los lectores tendrán la oportunidad de constatar que los fenómenos jurídicos de


acuerdo al principal autor de consulta de este ensayo jurídico, Carbonnnier Jean,
expresa en síntesis que estos se podrán generarse de manera primaria con la puesta
en vigencia de una ley, un tratado internacional o un decreto, pudiéndose observar
que de lo planteado por el escritor que se indica estos hechos o fenómenos surgen
en principio de fuentes formales del Derecho o procede de una autoridad
competente para generarlos. Por lo que resulta bueno destacar que en el análisis
que se desarrolla en esta oportunidad, se dejará especificado también acerca de los
fenómenos jurídicos de naturaleza segundarios los cuales pueden ser los siguientes:
sentencias condenatorias, sentencias de absolutorias a las diferentes personas,
detención de la circulación de todos o determinados automóviles; por tanto sólo citar
algunos ejemplos. Es decir, que estos últimos no surgen sin que antes se hayan
producidos los fenómenos primarios de los cuales previamente se ha hecho mención.
Problema a desarrollar en relación a los fenómenos jurídicos

El problema a desarrollar en este ensayo jurídico consistirá en explicar de manera


general y específica, los fenómenos jurídicos desde los diferentes puntos de vista
que han sido tratados por el principal autor de consulta y cualquier otra fuente del
contenido investigado. Es decir, que lo que se persigue con este ensayo, es se
comprender la real fundamentación de las diferentes fuentes del derecho que crean
fenómenos jurídicos y sus características.

Hay que puntualizar que los diferentes fenómenos jurídicos deben de ser abordados
con una real rigurosidad real para que con esto se pueda entender sus alcances en
el ámbito del Derecho. De igual manera, en el presente ensayo puede verse
respuestas a la búsqueda de entender los fenómenos jurídicos desde el ámbito
específico de la Sociología Jurídica dentro del proceso de formación de la
licenciatura de Derecho y con esto fortalecer, los conocimientos teóricos y prácticos
de los fenómenos que nos ocupan. En definitiva, este trabajo pretende responder de
la manera más satisfactoria posible a la asignación de la presente asignatura y
además para servir de fuente de consulta para futuras investigaciones sobre el tema
objeto de interés en esta ocasión.

Desarrollo de los fenómenos jurídicos

La clasificación de los fenómenos jurídicos en primarios y secundarios, por lo que


siguiendo esta misma idea de Carbonnnie r, los fenómenos primarios serían los
únicos que formarían el objeto de la Sociología del Derecho, y los fenómenos
secundarios tendrían que ser remitidos a la competencia de la Sociología general o a
la de otras, sociologías especializadas (por ejemplo, la Sociología de la familia). Por
lo demás hay que señalar que aunque los fenómenos secundarios se incluyan en el
campo de la Sociología Jurídica, no entran en ella de una manera tan exclusiva:
fenómenos tales como la familia o la propiedad inmobiliaria tienen una faceta de
costumbres o una faceta económica, al lado de la faceta jurídica, mientras que la ley
y el juicio son fenómenos puramente jurídicos.

Segunda clasificación de los fenómenos jurídicos: los fenómenos de poder y los


fenómenos bajo el poder De acuerdo a lo analizado del tema tratado esta
clasificación conviene contemplarla sobre todo como una subdivisión de los
fenómenos primarios. A los fenómenos de poder, que irradian del príncipe,
responden en los súbditos otros fenómenos que se pueden similarmente calificar
como primarios. Son también fenómenos que ofrecen el más alto grado de
generalidad. Así, el derecho subjetivo es típicamente uno de estos fenómenos
primarios, del cual derivan fenómenos concretos, que son fenómenos secundarios,
como el derecho (subjetivo) de propiedad, el derecho (subjetivo) de crédito, etc. Se
les podría llamar fenómenos de abajo o de la base, fenómenos bajo el poder. Son
comportamientos, reacciones, estados de conciencia. Lo cual no significa que tales
fenómenos no puedan ser estudiados objetivamente. Es posible una ciencia objetiva
de fenómenos subjetivos, como lo prueba la psicotécnica.

Al autor cuestionarse acerca de los fenómenos jurídicos se observa que: ¿Qué


colocaremos entre los fenómenos primarios subjetivos. En primer lugar, aquellos que
parece que dan la respuesta más inmediata a los fenómenos de poder, como son los
fenómenos de obediencia y de sumisión (y a la inversa, de desobediencia y de
insumisión), que han tenido la suerte de interesar, bajo alguna de sus facetas, a la
Sociología política y, sobre todo, a la Sociología criminal. Falta, sin embargo, una
síntesis que debe hacer a la Sociología jurídica G.

En la misma categoría el escritor plantea que tenemos que colocar también otros
fenómenos menos activos, más puramente psicológicos: el conocimiento (o la
ignorancia) del derecho; la imagen del derecho (del derecho y de la justicia, es decir,
de los tribunales), que es algo más simbólico, más lleno de imágenes y más
imaginativos; la conciencia jurídica, que se distingue de los supuestos anteriores e en
que va acompañada de un juicio de valor, en que el pensamiento de lo que debería
ser el derecho y que mutatis mutandis es comparable a la conciencia moral; la
posibilidad del razonamiento jurídico, es decir, la actitud (del no técnico) para formar
o reconstituir el razonamiento del legislador o del juez (que es a la conciencia jurídica
lo que la razón es a la intuición).

El objeto de la sociología jurídica

Los fenómenos primarios subjetivos tienen sus propios problemas. Aplicado al


derecho, que aparentemente en un origen social, el innatismo es una posición difícil
de mantener. Además, siempre cabe decir que en una amplia parte, los fenómenos
considerados sean un producto de una educación jurídica, entendiendo por tal no la
formación del jurista, sino la vulgarización del derecho.

Tercera clasificación de los fenómenos jurídicos: los fenómenos-instituciones y los


fenómenos-casos

Las dos expresiones, institución" y caso " pertenecen al vocabulario de los juristas,
aunque han sido utilizadas también en Sociología general. Expresa escritor que
considerado como un fenómeno jurídico al matrimonio sin ninguna otra precisión. El
matrimonio, es en primer lugar, un bloque de derecho, disponible de antemano para
ser aplicado a toda una serie de casos de la misma naturaleza: la institución del
matrimonio. El fenómeno-caso se presenta.

Es cierto que toda tipología tiene siempre algo de artificial (por ejemplo, el matrimonio
español sin divorcio es una institución diferente del matrimonio francés), cuando no
es francamente capciosa (como ocurriría, por ejemplo, si se metiesen en el mismo
saco la actio injwiarium del Derecho romano y la represión de la injuria del Derecho
francés); mas no por ello el fenómeno-institución es menos susceptible, tras la idea
primaria, de ser pensado como plural. Cada matrimonio es, y quiere ser, una
aventura que no se parece a ninguna otra. '

En definitiva, una clasificación tripartita de los fenómenos jurídicos las son: las
instituciones, los casos individuales y las colectividades de casos. El interés de la
distinción es todavía, en el punto en que estamos, un interés epistemológico.
Los fenómenos-instituciones constituyen un terreno muy apropiado para el método
histórico comparativo. Las colectividades de fenómenos reclaman por naturaleza la
estadística y el sondeo. Caracterizado lo contencioso, hay que tratar de comprender
el sentido de la clasificación de los fenómenos respecto de la cual le hemos pedido.

Lo anterior indicado, se trata más bien de contraponer dos estados posibles de


cualesquiera fenómenos de derecho. Aquí descubrimos un poco familiar a los
civilistas, entre el derecho en reposo y el derecho en pie de guerra, que es la acción
judicial. Un mismo fenómeno jurídico —por ejemplo: la responsabilidad nacida de un
accidente de circulación o la nulidad de un contrato— puede ser aprehendido antes
de un proceso o en un proceso.

Las formas elementales de la distinción entre lo jurídico y lo social no jurídico

Plantea Carbonnnier, en síntesis, que los juristas o los reales estudiosos del
Derecho, no han tenido que esperar la llegada de los sociólogos para darse cuenta
de que existen, al lado del derecho, otras reglas que gobiernan las relaciones del
hombre con sus semejantes. La distinción entre el derecho y la moral constituye
desde hace mucho tiempo un lugar común en muchas sociedades. Sostiene el
escritor de referencia que los sociólogos contemporáneos se han esforzado por
profundizar en la noción de usos sociales. Son hábitos, si se quiere, pero más que
individuales incluso familiares-, hábitos de un país o, por lo menos, de un grupo
social. En los Estados Unidos, se suele citar como ejemplo de ellas la regla que
obliga al seductor a casarse con la seducida. Dicho de otro modo: en ocasiones hay
más gravedad el incumplimiento de las legales..

La búsqueda de un criterio de la juridicidad

La comprobación de que por lo menos en nuestras sociedades modernas, coexisten


dos órdenes de reglas, las reglas jurídicas y todas las reglas sociales que no son
jurídicas, nos impone la necesidad de buscar un criterio a través del cual se puedan
diferenciar las dos categorías.
Lo que parece un fenómeno especial en relación con el conjunto social, hay que
ponerse en camino para descubrir lo que puede ser el criterio de lo jurídico, la
juridicidad". "No matarás" puede resonar lo mismo como un mandato religioso, como
un imperativo moral o como una regla de derecho. Es decir, la juridicidad no está
ligada de antemano con un campo particular de las relaciones sociales, sino que es
más bien una cualidad extrínseca que puede llegar a incidir sobre cualquier relación
social indiferentemente".

El criterio extraído de la coacción

Este criterio, implícito en la sociología durkheimiana, tiene hoy el aspecto de un


criterio clásico. Como quiera que la regla esta hecha para aplicarse, reclama una
coacción que asegure su aplicación. La sociedad que produce las reglas, produce
también una coacción que se ejerce sobre el individuo que se desvía. Mas la
coacción producida por la sociedad, la coacción social, no tiene siempre la misma
naturaleza.

Por una presión de la sociedad de la frontera debe pasar por alguna parte que esté
en el interior del concepto de coacción social. Por ambos lados sociales, pero la
coacción no tiene en los dos lados el mismo carácter. Tiene un carácter voluntario y
organizado en las reglas de derecho y un carácter instintivo y difuso en las reglas de
usos sociales. Según una variación de esta línea, en la cual se define primero el
derecho, porque es el que ofrece los rasgos más llamativos, se dice que la coacción
connota las reglas jurídicas cuando, procediendo de un órgano especializado cumple
una función con, tante, y las reglas de usos sociales cuando faltan uno y otro
elemento tale como se indica a continuación:

Cuando de una cierta regla emana una dosis de coacción y la sociedad se propone
con ello conscientemente llevar la regla a ejecución, la regla será jurídica. 2. La
coacción del derecho, se dirá entonces, es aquella que tiene su origen en un órgano
especializado: el órgano que se denomina Estado en las sociedades modernas y que
está constituido por los gobernantes, los jefes y los detentadores del poder. Un
ejemplo funcional de la coacción social por medio de un órgano ad hoc, puede servir
seguramente para definir el derecho. Pero solamente una especie: un derecho a la
vez voluntario y estatal. Es decir, sencillamente la ley: La ley no es, sin embargo, la
única forma del derecho.

El criterio extraído de la coacción (continuación): diferencias de naturaleza y de


grado en la coacción

Para continuar con el análisis del tema y llevando la comparación, no tanto hacia los
caracteres generales de la coacción, cuanto hacia los medios concretos que la ponen
en práctica. Hay otros que son de orden físico, o en un sentido muy amplio de orden
material (no hay que pensar sólo en las coacciones corporales, sino también en los
ataques al patrimonio). Palpándose así la distinción, es tentador definir las reglas de
derecho y las reglas de usos sociales respectivamente a través de uno y otro tipo de
coacción social 'Z. Sin embargo, plantea Carbonnnier, que la cuestión subsiste
cuando el criterio presenta manchas, que, en nuestro caso, no faltan en los dos
sentidos.
Conclusiones

Se concluye luego de analizar el tema que ha sido objeto de interés y de lo cual se


está totalmente de acuerdo con el escritor Carbonnnier, Jean, que no todos los
fenómenos sociales son fenómenos jurídicos. Tal cuestión, nos tiene que llevar a
preguntamos las características los fenómenos jurídicos pueden distinguirse del
conjunto de los fenómenos sociales. Como el derecho objetivo, según es habitual
tanto entre los juristas como entre los sociólogos, se identifica con las reglas de
derecho, ordinariamente el problema planteado se expresa en términos de reglas de
derecho, preguntando cuál es la razón por la cual las reglas de derecho pueden
colocarse aparte del conjunto de las reglas de conducta social. A esta especie de
normas que no pertenecen ni al derecho ni a la moral, es que se le da corrientemente
el nombre de usos sociales.

Hay que puntualizar y siguiendo la misma línea de pensamiento de Carbonnnier, que


con bastante frecuencia analizamos algunos comportamientos individuales, con esto
tratamos de discernir de qué orden derivan, si es del jurídico o del social no-jurídico.
Sin embargo, puede haber culpa en no haber observado una regla de cortesía, de
conveniencia, es decir, como lo demuestra por otra parte el hecho de que la
consideración de los intereses ajenos no esté a priori ausente de este tipo de reglas.

Por otro tenor y observando la movilidad histórica de la distinción de los fenómenos


jurídicos, se puede advertir de lo estudiado que la línea de separación entre lo
jurídico, la social, no jurídico no tiene una posición en muchas ocasiones variables y
en otras invariables como en lo religioso. En este sentido estricto, la laicización es el
proceso en virtud del cual el derecho se separa de los mandatos religiosos con los
cuales primitivamente formaba una masa indiferenciada. En todo caso fue un
movimiento y de reflujo; toda vez, que bajo los emperadores cristianos, el derecho
quedó de nuevo impregnado por la religión.

En relación a la juridicidad de todos los fenómenos jurídicos pueden contemplarse


como fenómenos sociales y no así siempre a lo inverso. Hasta un sentimiento
puramente solitario de derecho implica un latido de la sociedad.

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