Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
En la evolución histórica del Estado colombiano, las comunidades indígenas han librado
diversas luchas políticas y sociales para lograr la garantía de su derecho fundamental a la
salud, siendo este un escenario de tensión permanente, debido a los graves problemas de
salud que padecen, atribuibles en gran parte a su condición de vulnerabilidad y a la desidia
estatal.
Una breve mirada histórica a este proceso nos muestra que, durante el siglo XIX, el tema
indígena se reducía a la forma de ejercer la gobernanza de unos “salvajes” a fin de que fueran
reduciéndose a la “vida civilizada”; y a la definición de su forma de organización territorial y
política en cabildos y resguardos, así como las reglas para la distribución y enajenación de
sus tierras (Ley 89 de 1890), siendo este apenas un reconocimiento aún incipiente de la
diversidad étnica y cultural del país, que no estaba cimentado sobre la base de la dignidad
humana ni de una relación de ciudadanía social e intercultural (SERVINDI, 2005).
El surgimiento de un sistema de salud dual, a mediados del siglo XX en Colombia (público
asistencial y de seguro social), puso en evidencia los problemas de equidad que el modelo
económico de sustitución de importaciones generó entre los que hacían parte del sistema
de base contributiva y los que no (Filgueira, 2015); dualidad que se presentó de una parte
con la creación del Instituto de Seguros Sociales y la Caja de Previsión Social, como
mecanismos de seguridad social obligatorios para los trabajadores formales de los sectores
privado y público respectivamente, para afrontar los riesgos de muerte, enfermedad,
maternidad, invalidez, vejez, accidentes de trabajo y enfermedades profesionales; y de otra
con la creación de un Sistema Nacional de Salud de corte público, asistencialista y
caracterizado por su organización vertical y planeación centralizada.
Sin embargo, en ninguno de los dos esquemas de atención se abordó la salud indígena con
un enfoque diferencial e intercultural, ni se referencian normas jurídicas relevantes sobre el
tema, lo que hizo evidente su exclusión de la seguridad social en salud. Apenas en los años
ochenta y principios de los noventa se expiden normas con este enfoque, como son las
Resoluciones 10013 de 1981 y 5078 de 1992 del Ministerio de Salud, el Decreto 1811 de
1990, entre otras, siendo de especial trascendencia el Convenio 169 de 1989 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En este contexto, la mención de las comunidades indígenas fue restringida, ya que se limitó
a incluirlas como beneficiarias del Régimen Subsidiado en salud bajo la condición de
población pobre y vulnerable (artículo 157 literal A numeral 2), con la posibilidad de
constituir Entidades Promotoras de Salud (EPS, artículo 181 literal g) y asociaciones de
usuarios como demandantes de servicios de salud (artículo 200). Asimismo, bajo el amparo
de algunas de estas normas y de lo establecido en el Decreto 1088 de 1993, que permite la
creación de asociaciones de Cabildos y/o Autoridades Tradicionales Indígenas con el estatus
de entidades de Derecho Público de carácter especial, con personería jurídica, patrimonio
propio y autonomía administrativa, se han creado varias EPS indígenas (EPSI) de las cuales
actualmente existen seis (6).
Según el Censo General realizado por el DANE en el año 2005 y los datos referidos en el
documento “La visibilización estadística de los grupos étnicos colombianos” (2007), en
Colombia hay un total de 41 468 384 personas residentes en el territorio colombiano; de las
cuales la población indígena corresponde al 3,43% de la población total, esto es, 1 392 623
personas. La misma fuente indica que en Colombia existen 710 resguardos titulados,
ubicados en 27 departamentos y en 228 municipios del país, que ocupan una extensión de
aproximadamente 34 millones de hectáreas, el 29,8% del territorio nacional.
Esta situación se reitera en el Plan Decenal de Salud Pública Colombia 2012-2021, en el cual
al caracterizar el perfil epidemiológico de los Pueblos Indígenas de Colombia, se concluye
que su situación de salud presenta diferencias frente al resto de la población, debido a los
indicadores desfavorables de mortalidad y morbilidad, lo cual los pone en condiciones de
vulnerabilidad (p. 59). Ahora bien, cabe recordar que la Corte Constitucional de Colombia,
mediante el Auto 004 de 2009, derivado de la sentencia T-025 de 2004, declaró en términos
generales que el conflicto armado y el desplazamiento forzado amenazan la existencia misma
de numerosos pueblos indígenas colombianos, de los cuales 34 fueron descritos como en
situación de alto riesgo, ordenando en consecuencia la adopción y cumplimiento de Planes
de Salvaguarda (ONIC, 2010).
Así, el arreglo institucional planteado en las Leyes 100 de 1993 y 691 de 2001 no mejoró las
condiciones de salud de las comunidades indígenas del país, generando un grave déficit de
ciudadanía social e intercultural. Esta problemática ha llevado a los diferentes actores a
plantear nuevas perspectivas de política pública en salud para la población indígena del país.
Entre ellas la de definir, en el marco del aseguramiento en salud, los mecanismos necesarios
para mejorar el acceso a los servicios de salud de las comunidades que habitan en territorios
de población dispersa geográficamente, como lo ordena el artículo 30 de la Ley 1438 de
2011. Por lo que el Gobierno nacional, a manera de plan piloto definió, en el Decreto 2561
del 12 de diciembre de 2014, un nuevo Modelo de Atención Integral en Salud para el
departamento de Guainía, entidad territorial donde aproximadamente el 85% de su
población es indígena.
La otra perspectiva de política pública que se propone es el Sistema Indígena de Salud Propio
Intercultural (SISPI). Esta ha sido una reivindicación histórica de las comunidades indígenas
de Colombia, quienes –a mediados de mayo de 2010, en el seno de la asamblea nacional de
salud de pueblos indígenas “Construyendo Alternativas para un buen vivir desde los
Pueblos”, que se realizó en el municipio de Villeta (Cundinamarca)– llegaron a la conclusión
de trabajar por un sistema de salud alternativo para todos los pueblos indígenas y buscar
concretamente “una ley por fuera de la ley 100 que permita volver a un sistema integral
público de salud para los indígenas” (ILSA, 2011).
Este anhelo se concretó como compromiso político del Gobierno nacional en la Ley 1450 de
2011 Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 “Prosperidad para Todos”, en cuyas bases se
asignó al entonces Ministerio de la Protección Social la obligación de concertar “con las
autoridades y organizaciones indígenas la estructuración, desarrollo e implementación del
SISPI en todos los componentes concertados, para lo cual dispondrá de los recursos
necesarios” (Anexo IV.C.1-1. Acápite Ministerio de la Protección Social. Numeral 2).
Empero, los pueblos indígenas también reclamaron al Gobierno el cumplimiento del artículo
329 de la Constitución Política, donde se previó la conformación de las entidades territoriales
indígenas y en cuyo artículo 56 transitorio se facultó al Gobierno nacional para dictar las
normas fiscales necesarias y las demás relativas al funcionamiento de los territorios
indígenas y su coordinación con las demás entidades territoriales, mientras se expide la Ley
Orgánica de Ordenamiento Territorial.
Este proceso de negociación política desembocó en la expedición del Decreto 1953 de 2014,
que permite a los Territorios Indígenas la administración de los “sistemas propios de los
pueblos indígenas”, como son, la “educación indígena propia”, la “salud propia” y agua
potable y saneamiento básico. Para su funcionamiento transitorio y asignación de
competencias, la norma en mención exige que previamente exista un resguardo indígena y/o
medie solicitud de constitución de un resguardo o de agrupación de los mismos. Esta
disposición fue declarada exequible recientemente por la Corte Constitucional en la
sentencia C-617 del 30 de septiembre de 2015.
En materia de salud, el artículo 74 del decreto desarrolla el SISPI y lo define como “el conjunto
de políticas, normas, principios, recursos, instituciones y procedimientos que se sustentan a
partir de una concepción de vida colectiva, donde la sabiduría ancestral es fundamental para
orientar dicho Sistema, en armonía con la madre tierra y según la cosmovisión de cada
pueblo. El SISPI se articula, coordina y complementa con el Sistema General de Seguridad
Social en Salud, SGSSS, con el fin de maximizar los logros en salud de los pueblos indígenas”,
que a su vez consta de cinco (5) componentes: 1. Sabiduría ancestral, 2. Político organizativo,
3. Formación, capacitación, generación y uso del conocimiento en salud, 4. Cuidado de salud
propia e intercultural y 5. Administración y gestión.
En desarrollo de este esquema a los Territorios Indígenas se les atribuyeron las siguientes
competencias en salud: (i) definir, adoptar, adaptar y ejecutar acciones en Salud Pública, (ii)
asumir la competencia del manejo del riesgo en salud de acuerdo con el grado de desarrollo
del SISPI, (iii) crear y/o transformar para esos fines sus estructuras propias, (iv) la prestación
del servicio de salud con sus estructuras propias de salud, (v) la dirección, planificación y
administración del SISPI en su territorio, y (vi) la administración, suministro y responsabilidad
de la información en salud relacionada con la salud pública, gestión del riesgo y del cuidado
de la salud en los aspectos administrativos, financieros y epidemiológicos que se generen en
sus territorios.
El manejo directo de los recursos del sector salud por parte de los Territorios Indígenas
implica nuevos retos para el Sistema General de Seguridad Social en Salud, entre ellos, el
fortalecimiento de sus capacidades técnico-administrativas con un enfoque diferencial, la
coordinación intersectorial de las entidades públicas del orden nacional y territorial que
permita un trabajo armónico con los Territorios Indígenas en un marco de maximización
responsable de su autonomía, y la definición de estrategias efectivas de control fiscal que
garanticen una adecuada inversión de los recursos, máxime con el nuevo escenario
macroeconómico del país que exige austeridad y manejo eficiente de los mismos.
Adicionalmente, la negociación del fin del conflicto armado en Colombia entre el Estado y
los grupos insurgentes, impone el reto de reparar a las comunidades indígenas en su
condición de víctimas de esa confrontación. La mejor manera de repararlos es solventando
sus necesidades básicas insatisfechas, entre ellas la salud.
Todos estos elementos deberán alinearse para mejorar las condiciones de salud de nuestros
pueblos indígenas. Solo el tiempo dirá si el SISPI fue la mejor opción de política pública para
superar esta problemática o si la cura fue peor que la enfermedad.
Bibliografía
• Del Cairo, Carlos & Rozo, Esteban. (2006). Colombia. Políticas de la identidad,
ciudadanía intercultural y reivindicaciones territoriales indígenas en dos localidades
amazónicas. En: Revista Universitas humanística. No. 61 enero-junio de 2006. Página
113.
• Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE. (2007). La visibilización
estadística de los grupos étnicos colombianos. Página 27.
• Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE. (2007). Dirección de
Censos y Demografía. Colombia una Nación Multicultural. Su diversidad étnica.
Página 23.
• Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE. (2014). Población
indígena según resguardos, certificada al DNP, 2005- 2014.
• Filgueira, Fernando. (2015). Modelos de desarrollo, matriz del Estado social y
herramientas de las políticas sociales latinoamericanas. En: Instrumentos de
protección social. Caminos latinoamericanos hacia la universalización. Capítulo II.
Cecchini, Filgueira, Martínez & Rossel. Cepal. 2015.
• Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativos -ILSA. (2011).
Balance normativo, político y sociocultural sobre la situación del derecho a la salud
de los pueblos indígenas (1990-2010). Análisis comparativo.
• Londoño, Juan Luis & Frenk, Julio. (1997). Pluralismo estructurado. Banco
Interamericano de Desarrollo.
• Martínez, Félix. (2013). Colombia. En: Cobertura universal en salud. Lecciones
internacionales aprendidas y elementos para su consolidación en México. México:
OPS/OMS en México, 2013): Páginas. 114-132
• Ministerio de Salud y Protección Social. (2013). Plan Decenal de Salud Pública 2012-
2021. 2. Perfil Epidemiológico de Pueblos indígenas de Colombia. Página 59.
• Ministerio de Salud y Protección Social. (2014). Análisis de Situación de Salud
Colombia 2013. Página 104.
• Organización Nacional Indígena de Colombia –ONIC. (2010). Palabra dulce, aire de
vida. Forjando Caminos para la Pervivencia de los Pueblos Indígenas en Riesgo de
Extinción en Colombia.
• Periódico El Espectador. Sección Nacional. 2014/10/11 09:00 pm. Un paso hacia la
ciudadanía indígena. Disponible en este sitio web
• Periódico El Espectador. Sección Política. 2015/03/17 04:06 pm. José Obdulio Gaviria
defendió propuesta de Paloma Valencia sobre división en Cauca. Disponible en este
sitio web
• Revista Semana. Sección Nación. ¡La Guajira S.O.S!. 2014/07/19 14:00. Disponible en
este sitio web
• Revista Semana. Sección Nación. El inoperante sistema de salud de Chocó.
2015/03/03 19:50. Disponible en este sitio web
• SERVINDI. (2005). Interculturalidad: Desafío y proceso en construcción. Manual de
capacitación. Disponible en este sitio web