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Lección 38 - La Comunión de los Santos

Lección 38 - Módulo 3 - Diplomado de Apologética

Autor: Anwar Tapias Lakatt | Fuente: Curso de Apologética

Todo católico profesa en el Credo: "Creo en... la comunión de los santos”, pero


muy pocos entienden a qué se refiere. Para muchos de ellos los santos son seres
que están en la Iglesia para hacer un favorcito solo con una oración mágica. Para
otros los santos fueron personas muy buenas tanto como para ponerle sus
nombres a lugares o a sus hijos. Pero donde han dado más de hablar es entre los
no católicos, que han visto en la ignorancia católica la oportunidad de abrir
camino.

Este tema lo vamos a estudiar de la siguiente forma:

a)     La Intercesión en la Biblia

b)     Lugares de eternidad

c)     Cuerpo y alma en la oración

d)     La unidad del Cuerpo de Cristo

e)     La Única mediación de Cristo

f)      La participación en el plan de Dios

a)     La Intercesión en la Biblia

 La intercesión en palabras del Catecismo de la Iglesia:

Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón


conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión
cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los
santos. En la intercesión, el que ora busca "no su propio interés sino [...] el de los
demás” (Flp 2, 4), hasta rogar por los que le hacen mal (cf. San Esteban rogando
por sus verdugos, como Jesús: cf Hch 7, 60; Lc 23, 28. 34). (2635)[1]

 La intercesión requiere tres personas: (a) quien ora, (b) por quien se ora y (c) ante
quien se pide intercesión. A lo largo de la Escritura podemos encontrar múltiples
ejemplos de intercesión ante Dios por otra persona. Entre ellos podemos ver:

 El intercesor toma la iniciativa ante Dios

Moisés:
 Y dijo Yahveh a Moisés: "Ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz.  
Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio,
haré un gran pueblo. Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su
Dios, diciendo: "¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo,
el que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte?

¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los ha sacado, para matarlos en las
montañas y exterminarlos de la faz de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y
renuncia a lanzar el mal contra tu pueblo. 

Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales juraste


por ti mismo: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; toda
esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la
poseerán como herencia para siempre." Y Yahvé renunció a lanzar el mal con
que había amenazado a su pueblo (Ex 32, 9-14)

 En este caso aun cuando Dios ha decido castigar a Israel, Moisés intercede y
logra aplacar la ira de Dios por el pecado de su pueblo. Otro ejemplo claro es en
Esteban (Hch 7, 60)

 Un tercero pide al intercesor que interceda

Aarón:

Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra,


quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que
estaba leprosa, dijo a Moisés: "Por favor, señor, no hagas pesar sobre
nosotros el pecado que hemos cometido por necedad.

No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene
consumida la mitad de su carne".

Moisés invocó al Señor, diciendo: "¡Te ruego, Dios, que la cures!".

Pero el Señor le respondió: "Si su padre la hubiera escupido en la cara, ¿no


tendría que soportar ese oprobio durante siete días? Que esté confinada fuera del
campamento durante siete días,  y al cabo de ellos vuelva a ser admitida". (Num
12, 10-14)

 En este caso, Dios castiga a Miriam y Aarón pide a Moisés que interceda
ante Dios. Otro ejemplo lo vemos con los Apóstoles ante Cristo
intercediendo por la cananea que pide por su hija (Mt 15, 23)

 Dios toma la iniciativa y solicita que el necesitado pida al intercesor

Job:
Después de haber dirigido estas palabras a Job, el Señor dijo a Elifaz de Temán:
"Mi ira se ha encendido contra ti y contra tus dos amigos, porque no han dicho la
verdad acerca de mí, como mi servidor Job".

Ahora consíganse siete toros y siete carneros, y vayan a ver a mi servidor Job.
Ofrecerán un holocausto por ustedes mismos, y mi servidor Job intercederá
por ustedes. Y yo, en atención a él, no les infligiré ningún castigo humillante,
por no haber dicho la verdad acerca de mí, como mi servidor Job.

Entonces Elifaz de Temán, Bildad de Súaj y Sofar de Naamá fueron a hacer lo


que les había dicho el Señor, y el Señor tuvo consideración con Job. (Job 42, 7-9)

 Esta cita sí que es hermosa, pues es Dios mismo que nos da la lección de la
intercesión, pidiéndole a los necesitados que vayan a solicitar a Job que interceda
por ellos. ¿Requería Dios de esto? No, pero qué lección tan grande, de un Dios
que nos hace participar de su obra.

La Iglesia intercede por uno de sus miembros

Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia
para maltratarlos. 

Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan, y al ver que esto agradaba a los
judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de "los panes Ácimos".

Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro


relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo
comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba bajo
custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él. (Hch 12, 1-5)

 En el Nuevo Testamento vemos como la oración de intercesión se sigue dando


como una muestra de preocupación de unos miembros por otros (1 Cor 12, 26,
Stg 5, 14)

La intercesión surge del mismo amor que tenemos unos por otros y de la
preocupación entre miembros del Cuerpo de Cristo (1 Cor 12, 25). San Pablo nos
llama a interceder por "todos” sin desanimarnos (Ef 6, 18), y siendo
constantes (Col 4, 2), incluso pide que se ore también por él (Rom 15, 30; Col 4,
3; Ef 6, 19)

Sobre este primer punto quiero colocar una afirmación hecha por una página
evangélica en respuesta a un autor católico ex – protestante sobre este tema.

El autor católico [2] escribió:


NO SE ORA A MARIA.... se pide su intercesión.... es muy diferente.... No se ora a
nadie más que a Dios.... se pide la intercesión de los la Bienaventurada Madre de
Dios Hijo y de los santos para que ellos también, unidos a nuestras oraciones,
intercedan para que recibamos las gracias que necesitamos.

El evangélico respondió:

Bueno esto es realmente risible, no porque cambie uno las palabras, cambias la
práctica, el mismo catecismo habla sobre "oraciones marianas” e "invocaciones a
María y los santos”:

Por lo tanto no puede salir con su absurdo, de que no ora a María, que solo le
pide intercesión, si ese es el caso entonces, jamás oramos a Jesús cuando
pedimos su intercesión para con el Padre.

 Cuando analizamos la respuesta de este evangélico tenemos que lograr separar:


(a) de quien se espera respuesta en la oración, de, (b) a través de quien se busca
ser respondido. El ejemplo de la Virgen aplicaría igual que los que hemos puesto
anteriormente. Para este evangélico "orar a” y "pedir intercesión a” es lo mismo y
suenan como variables reemplazables en una ecuación; y para esto coloca el
ejemplo de Jesús, el cual no aplica ya que está entrando al terreno de la distinción
de funciones en las tres personas divinas. Pero sí, podemos compararlo con los
ejemplos bíblicos anteriores. Analicemos un solo caso: Cuando Aarón pide a
Moisés y Moisés intercede, según este evangélico Aarón oró a Moisés. Igual
sucede cuando Dios pide a los amigos de Job que soliciten la intercesión de Job,
quiere decir que Dios mismo los mandó a orar a Job. De verdad que es curioso lo
que algunos le hacen decir a la Biblia.

b)     Lugares de eternidad

 Otro de los temas importantes a analizar en este estudio sobre los Santos tiene
que ver con los lugares de Eternidad, pues con base en esto, muchos no católicos
han usado citas erradamente para cuestionar la intercesión de los Santos.

Para clarificar este tema es necesario separar la concepción bíblica del Antiguo
Testamento sobre la realidad después de la muerte, y la realidad cristiana vivida
en la Iglesia como depositaria de la Revelación de Cristo.

¿A dónde iban los muertos antes de la Redención de Cristo?

Esta pregunta está relacionada a la concepción judía de la muerte y a donde se


iba al morir. Los judíos utilizaban un término para designar el lugar a donde iban
los muertos: "sheol”. Para entender qué comprendía esta palabra citamos la Jewis
Enciclopedia [3], quien en la definición de esta palabra menciona varias
características como:
·         Lugar profundo debajo de la tierra (Is 7, 11; Ez 31, 14)

·         Es el punto más distante del cielo (Am 9, 2)

·         Se pueden arrojar vivos a ese lugar (Num 16, 33)

·         Es un lugar con puertas (Is 38, 10)

·         Los que están allí siguen su vida como en la tierra (Gen 37, 36; Is 14,
9)

·         Los muertos no tienen memoria (Is 26, 14; Ecle 9, 5)

Un ejemplo claro en la Escritura lo da Cristo cuando narra la historia de Lázaro y el


rico:

El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también
murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos,
levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. 

Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que
moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas
me atormentan". "Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus
bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su
consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran
abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden
hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí" (Lc 16, 22-26)

Aun cuando es claro que el rico NO está dormido y recuerda bien lo que sucede
en la tierra, algunos no católicos disfrazan el contexto [4]:

Lo que contesta Abraham al rico es que Dios no permite que los muertos (aun en
el cielo) se puedan regresar a comunicarse con los vivos.

¿Hemos hasta ahora en este estudio o en la explicación de esta doctrina, inferido


siquiera que la Intercesión de los santos se da porque los católicos creamos que
ellos pueden regresar?

Es claro que en el Sheol estaban los justos y los condenados, pero separados por
un gran abismo. La pregunta es ¿Es el Sheol el lugar donde hoy se encuentran los
que han muerto salvados por Cristo? La respuesta es NO. ¿Entonces por qué los
que atacan la Intercesión de los Santos usan las citas del Antiguo Testamento? En
un foro protestante dice lo siguiente [5]:

La práctica de la iglesia de Roma de orar a los santos, o cristianos que en vida se


reconocieron por su santidad y que después la iglesia los canonizó, es una
práctica completamente anti-bíblica, no solo no encontramos esta enseñanza en
el NT, sino que el tono de la Biblia en general rechaza tales prácticas:

Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni
tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.6 También su amor y su
odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se
hace debajo del sol. (Ecle 9,5-6)

Este argumento es convincente porque nos dice de manera clara lo que la Biblia
dice manera implícita, y es que los ya fallecidos no importa en qué estado estén
no pueden intervenir en los asuntos de la tierra.

Al respecto Samuel Vila dice:

"La idea del autor es que (los muertos) no pueden participar en los negocios de la
tierra, y esto es bien cierto, y contradice rotundamente la doctrina de la invocación
de los santos. Solo Dios, que es omnipresente y omnisciente, puede interesarse e
intervenir en nuestros asuntos, ya que ha prometido atender nuestras
oraciones.” Enciclopedia explicativa de dificultades Bíblicas, Samuel Vila,
pág. 55.

 ¿Argumento convincente? ¿Para quién? Para el que desconoce la realidad de la


muerte para los cristianos. ¿Acaso los que hoy mueren en Cristo van al Sheol? ¿O
van al Cielo con Cristo?

Así que se denota la ignorancia de algunos no católicos de cuestionar el papel de


los que han muerto en Cristo y gozan de su presencia, con una cita del Antiguo
Testamento para los que iban al Sheol, que NADA tiene que ver con lo anterior. Y
más aún, querer inferir que si los católicos pedimos intercesión es para que los
santos intervengan en asuntos terrenales.

 Pero aun así, vemos que según la narración de San Lucas, el rico no pierde la
memoria, muy al contrario, está preocupado por los que dejó en la Tierra y por eso
quiere que Abraham lo ayude. Igual pasa con Samuel cuando Saúl lo llama a su
tumba (1 Sam 28, 16-18), Samuel recuerda bien todo lo que ha sucedido con Saúl
y el por qué Dios lo abandonó.

¿Por qué los muertos iban al Sheol y no al Cielo?

 Debido al pecado de Adán la muerte entró en la humanidad (Rom 5, 12) y al


suceder esto fuimos destituidos de la Gloria de Dios. El Catecismo nos expresa
que la consecuencia de ese pecado es la perdida de la santidad y justicia original
[6], y el libro de Sabiduría expresará:
Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia
naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que
pertenecen a él tienen que padecerla (Sab 2, 23-24)

 Así que la humanidad misma perdió el derecho de gozar de la presencia de Dios,


y por eso mismo Dios anuncia su plan de Salvación en la persona de Cristo (Gen
3, 15). Hasta que eso no ocurriera, los muertos iban al Sheol, tanto justos como
pecadores; Cristo viene a romper esa sentencia de muerte logrando arrancar al
diablo su dominio:

Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también
participó él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la
muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte,
estaban de por vida sometidos a esclavitud. (Heb 2, 14)

 Así, que al Cristo morir logró para nosotros la reconciliación con el Padre, y la
posibilidad nuevamente de gozar en su presencia. De este modo, al morir Cristo
va al Sheol a sacar a los justos y los lleva al Cielo. En ese instante, la recompensa
de estar con Dios se hace palpable y desaparece la concepción de Sheol.

Los protestantes como vemos, trasladan los efectos de la muerte en el Sheol al


Cielo, y por tanto deducen que lo que sucedía a los muertos en el Sheol, sigue
sucediendo a los muertos en el Cielo. Sin embargo, cuando leemos el libro del
Apocalipsis, nos damos cuenta que esto es totalmente anti bíblico.

¿Qué hacen los muertos en el Cielo?

A diferencia de lo que alegan los no católicos, la Biblia respalda la doctrina católica


sobre el papel de los santos. El catecismo a este respecto enseña:

956 La intercesión de los santos. "Por el hecho de que los del cielo están más
íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la
santidad…no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por
medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los
méritos que adquirieron en la tierra… Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho
a nuestra debilidad” (LG 49)

 Y si miramos la Biblia encontramos:

 Almas siendo conscientes de lo que vivieron en la tierra clamando a Dios


justicia (Ap 6, 9-11)

 Una muchedumbre de pie delante del trono alabando a Dios (Ap 7, 9)

 Los ancianos y seres vivientes delante del Cordero presentando las necesidades
de los santos en sus copas (Ap 5, 8)
 Pero aun así, vemos como nos quieren vender lo contrario [7]:

La Biblia describe a los muertos como durmiendo, esto es, actividad mental


en sus pensamientos, pero no sabiendo lo que les pasa afuera (Luc. 8.52-53; Jn
11:11-14; 1Tes 4:13-17; 1Cor 15:51; 11:29-30).

Los ejemplos dados no aplican, se refieren a casos concretos de reanimaciones,


en donde Jesús los devuelve a la vida. Es obvio el sentido que Jesús le está
dando: no están sujetos a la muerte pues Cristo tiene el poder de vencerla, así
que de ese modo no hay que temer al que mata el cuerpo (Mt 10, 28), así no está
muertos sino dormidos.

c)     Cuerpo y Alma en la Oración

Siguiendo con el estudio, llegamos a analizar un punto importante: Si podemos


interceder unos por otros en vida, y los muertos son conscientes en el cielo,
¿Pueden ellos interceder aunque no tengan cuerpo material?

Creo que la cuestión se aborda analizando si como dicen los no católicos, una
persona solo puede interceder por otro si está dentro de un cuerpo material. La
cuestión la abordo de esta manera y no referente a que este "vivo” por las
palabras de Jesús:

Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven


para él". (Lc 20, 38)

 Jesucristo fue claro: TODOS viven para Dios, y en esa cita incluye a vivos y
muertos. Cuando estamos en vida, podemos interceder por nuestros hermanos
como en diferentes circunstancias pidió San Pablo, pero el mismo Apóstol nos da
una luz sobre nuestra situación al morir:

Por eso, nos sentimos plenamente seguros, sabiendo que habitar en este


cuerpo es vivir en el exilio, lejos del Señor; porque nosotros caminamos en la
fe y todavía no vemos claramente.

Sí, nos sentimos plenamente seguros, y por eso, preferimos dejar este cuerpo
para estar junto al Señor (2 Cor 5, 6-8)

 Yo me pregunto: ¿si estar en este cuerpo es estar lejos del Señor y sin embargo,
podemos clamarle e interceder por los demás, cuanto más no lo podremos hacer
estando junto a él? Ya vimos que un alma en el Cielo no está dormida, pero falta
analizar si su facultad de interceder depende que tenga un cuerpo.

Al respecto de la anterior cita, surgen interpretaciones erróneas por parte de los


protestantes. Por ejemplo en una página web expresa [8]:
Para mucha gente lo que la frase "estar ausente del cuerpo y estar presente con
el Señor” significa, es que cuando uno muere está inmediatamente con El
Señor. Sin embargo, una cuidadosa lectura demuestra que esto no es lo que el
pasaje dice. Lo que dice es que "MÁS QUISIÉRAMOS ESTAR AUSENTES DEL
CUERPO, Y PRESENTES CON EL SEÑOR.” La frase  "más quisiéramos” nos
enseña que el pasaje declara una voluntad, un deseo, el cual no es un deseo de
morir sino un deseo de "estar ausentes del cuerpo y presentes con el Señor”. Así
que una entera y clara imagen de lo que esta frase significa será posible solo
después de un análisis de su contexto,  lo podemos desde el principio excluir
es que podría significar que cuando uno muere está inmediatamente con el
Señor, porque si así fuera, habría una fuerte contradicción con 1 de
Tesalonicenses 4:15-17 que dice:

 1 Tesalonicenses  4:15-17

"Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que
habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que
durmieron.   Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y
con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y
así [es decir de esta manera, la resurrección los cristianos muertos y el cambio del
cuerpo de los vivos] estaremos siempre con el Señor.”

 Si en 2 Corintios 5:6-8 Dios dijera que cuando uno muere está inmediatamente
con el Señor, entonces ¿Cómo en 1 Tesalonicenses 4:17 el mismo Dios dice que
"Y ASÍ (es decir mediante la resurrección, y el cambio de los cuerpos) siempre
estaremos con el Señor”? obviamente ya sea que la Palabra de Dios está
equivocada, lo cual es imposible, o la interpretación que usualmente se da de 2
Corintios 5:6-8 está equivocada.

 El error de interpretación de este pasaje radica en querer interpolar a un mismo


instante, el juicio personal después de la muerte, con la Resurrección en el Juicio
Universal. La Biblia es clara en afirmar que al morir viene el juicio (Heb 9, 27), por
eso en el cielo San Juan puede ver almas conscientes alabando a Dios(Ap 7, 9),
mucho antes que ocurra en el Juicio Final (Ap 20, 11-15). En cambio, cuando ese
juicio final llegue, todos seremos presentados al mismo tiempo, y como bien dice
San pablo, los vivos en ese instante no precederán a los muertos, pero eso no
tiene nada que ver con lo que Pablo expresa para cuando le llega la muerte a una
persona. Así que, vemos como nuestro cuerpo sólo nos retarda el encuentro
personal con el Señor.

 Nuevamente citando el Evangelio, vemos un pasaje que nos da luz sobre el


asunto

Y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel,


porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño" (Mt 2, 20)
El NT utiliza para referirse a "vida” la palabra griega "psuchen”

 λ?γων?γερθε?ςπαραλ?βε τ? παιδ?ον κα? τ?ν μητ?ρα α?το? κα? πορε?ου ε?ς γ
?ν ?σρα?λ·τεθν?κασιν γ?ρ ο? ζητο?ντες τ?ν ψυχ?ν το? παιδ?ου.

Esta palabra es usada muchas veces para referirse a la vida terrenal de una
persona; la misma palabra también se traduce por "alma” como por ejemplo:

 No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más
bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. (Mt 10, 28)

Conectando este texto con San Pablo, nos damos cuenta que el matar el cuerpo”
es equivalente en mención a "dejar este cuerpo” y eso no significa que hayamos
dejado de tener vida.

 La misma cita en griego es:

κα? μ? φοβηθ?τε ?π? τ?ν ?ποκτειν?ντων τ? σ?μα, τ?ν δ? ψυχ?ν μ? δυν?μενων ?


ποκτε?ναι· φοβε?σθε δ? μ?λλον τ?ν δυν?μενον κα? ψυχ?ν κα? σ?μα?πολ?σαι ?ν
γε?νν?.

 La palabra ψυχ?ν traduce "alma” o "vida” (psuchen). Es interesante que aunque


podamos perder la vida terrenal (psuchen), Cristo mismo utilice esa palabra en un
contexto referente a la muerte terrenal y a la muerte espiritual. Para evitar
interpretaciones tendenciosas, en esta cita, se ve claro que aunque nos maten el
cuerpo (que literalmente es perder la vida), Cristo mismo use la palabra "psuchen”,
ahora referida al alma. Esto significa que realmente nuestra vida está en el alma
NO en el cuerpo, por eso cuando algunos cuestionan que un muerto no puede
interceder le están dando mayor autoridad y valor al cuerpo que al alma.

Cuando oramos, nuestro cuerpo, obvio que está en sintonía con nuestra alma,
pero no es el cuerpo el que lidera y determina la oración en nuestra vida, tanto así
que siempre la carne y el espíritu en San Pablo están enfrentados (Rom 8, 5).

Un ejemplo claro lo tenemos con la Virgen María en el Magníficat:

María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se


estremece de gozo en Dios, mi Salvador (Lc 1, 47)

Las palabras de María son dicientes: su alma es la que canta, la que proclama. Si
leyéramos en griego qué palabra es usada para verter alma, vemos que es
"psuchen”

Κα? ε?πεν Μαρι?μ· Μεγαλ?νει? ψυχ? μου τ?ν κ?ριον


La misma palabra usada por Jesús para advertir sobre el que puede matar el
cuerpo (perder la vida) pero no el alma (psuchen). Así que según esto, para poder
alabar a Dios no se necesita tener un cuerpo material, pues es el alma, la vida, lo
que lo puede hacer, por eso en el Apocalipsis leemos:

Una muchedumbre de pie delante del trono alabando a Dios (Ap 7, 9)

Es obvio que esta muchedumbre se refiere a las almas que están en el cielo, y
que aún no gozan de su cuerpo inmortal porque no ha llegado la Resurrección
Final.

 Incluso, leyendo un poco a Santo Tomás de Aquino al respecto podemos leer


sobre las potencias del alma y sobre la que tiene relación directa con el cuerpo:

Los géneros de las potencias del alma se distinguen por sus objetos. Pues cuanto
más noble es una potencia, tanto más universal es el objeto sobre el que actúa,
como dijimos anteriormente (q.77 a.3 ad 4). El objeto de las operaciones del alma
puede ser analizado en un triple orden. 1) Pues hay potencias del alma que
tienen por objeto único el cuerpo que está unido al alma. Su género es
llamado vegetativo en cuanto que la potencia vegetativa no actúa más que
sobre el cuerpo al que está unida el alma [9].

Según Santo Tomás de Aquino en su obra, el alma vegetativa es la que actúa


sobre el cuerpo, y él mismo nos dirá sobre qué funciones actúa:

Las potencias de la parte vegetativa son tres. Pues, como se dijo (a.1), lo
vegetativo tiene por objeto el cuerpo que vive por el alma. Con respecto a
esto, son necesarias tres operaciones del alma. 1) Una, por la que adquiere el
ser; y a esto se orienta la potencia generativa. 2) Otra, por la que el cuerpo vivo
adquiere su debido desarrollo; y a esto se orienta la
facultad aumentativa. 3) Otra, por la que el cuerpo viviente se conserva en su ser
y proporción; y a esto se orienta la facultad nutritiva.

 ¿En dónde podemos encajar que para que un alma pueda orar, ser consciente e
interceder necesita de un cuerpo? Acaso dentro de las potencias del alma
vegetativa está el orar?

 Después de esto, ¿seguiremos pensando que un muerto en el cielo no tiene


capacidad de interceder por nosotros, si esto lo hacía en la tierra? Analizando que
el alma es la que lo hace, se podrá pensar que en el cielo, donde ya no están
sujetos al tiempo y al espacio, no lo pueden hacer estando en plena presencia de
Dios?

 Luego, nos queda responder a las inquietudes sobre cómo podría un santo en el
cielo escuchar una plegaria en la tierra si precisamente no es omnisciente ni
omnipresente; esto es lo que pregonan los protestantes:
La Biblia no da absolutamente ninguna indicación de que María o los santos
puedan escuchar nuestras oraciones. María y los santos no son omniscientes.
Aún glorificados en el Cielo, ellos son seres finitos con limitaciones. ¿Cómo
es posible que puedan escuchar las oraciones de millones de gente? [10] 

 Así como erróneamente los protestantes trasladan las características de los


muertos en el Sheol al Cielo, así trasladan erróneamente las limitaciones de
nuestro tiempo y espacio al Cielo. Suponen entonces, que en el Cielo también se
tienen las limitaciones de la Tierra. Aun cuando, en el Cielo también los santos
llevan cierta especie de tiempo "por el hecho de que ocurre una sucesión de
actos” y Sólo Dios es acto puro, no podemos es creer que están sujetos a las
leyes físicas de este mundo [11]

 Ejemplos bíblicos hay varios que los que están en el cielo están conscientes de lo
que pasa en la tierra:

Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de


testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con
fortaleza la prueba que se nos propone (Heb 12, 1)

¿A qué testigos se refiere el autor? Si se lee el capítulo 11 de esta carta,


podremos darnos cuenta que se refiere a los que habían muerto como modelos de
fe. ¿Cómo entonces es posible que se diga que los muertos no son conscientes
de lo que pasa en la tierra?

 Y echándose tierra sobre su cabeza, llorando y lamentándose, decían:

"¡Ay, ay! ¡La gran Ciudad!

Con su opulencia se enriquecieron todos los que poseían barcos en el mar.

¡Y en una hora ha sido arrasada!" 

"Que se alegre el cielo a causa de su ruina, y alégrense ustedes, los santos,


los apóstoles y los profetas, porque al condenarla, Dios les ha hecho
justicia”. (Ap 18, 19-20)

¿Cómo pueden alegrarse los profetas, apóstoles y santos de algo que ha sucedido
en la Tierra (la caída de la Babilonia)? Acaso no están dormidos y sin memoria?

Incluso los mismos condenados, los reyes de la Tierra que habían fornicado con la
Babilonia, también son conscientes de lo que pasaba en la Tierra:

Los reyes de la tierra, que fornicaron con ella y compartieron su vida lujosa, al ver
la humareda del incendio, llorarán y se lamentarán por ella (Ap 18, 9)
 Lo importante es que los santos en el Cielo, no logran ser conscientes de lo que
sucede en la Tierra o escuchar oraciones humanas por alguna capacidad especial
de omnisciencia sino por pertenecer en comunión al Cuerpo de Cristo.

 ¿Están dormidos?

Uno de los ataques que presenta un sector del protestantismo es que los santos
no pueden interceder porque están durmiendo y están inconscientes. De esta
forma ellos duermen hasta que sean despertados en la Resurrección final. Así, no
hay quien escuche nuestras oraciones.

Cuando se piden citas a un protestante sobre esto traen:

Antiguo Testamento

Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es
perro vivo que león muerto.

Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni
tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. (Eclo 9, 4-5)

"Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos
para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua." (Dan 12, 2)

Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará? (Sal 6,


5)

"Escondes tu rostro, se turban, Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al


polvo. (Sal 104, 29)

"No alabarán los muertos a JAH, Ni cuantos descienden al silencio" (Sal 115:17)

"Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus
pensamientos". (Sal 146, 4)

"Así el hombre yace y no vuelve a levantarse, hasta que no haya cielo, no


despertaran... Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá; o serán humillados,
y (el) no entenderá de ello.” (Job 14, 12.21)

Nuevo Testamento

"Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para
que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza". (1 Ts 4, 13)

"Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos


viven aún, y otros ya duermen." (1 Cor 15, 6)
"Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos
duermen." (1 Cor 11, 30)

La forma protestante de argumentar es mostrar una conexión entre la expresión


"dormidos" en el Antiguo y Nuevo Testamento. De esta forma las cualidades que
ven a los muertos en el AT las aplican al NT:

Las cualidades serían:

Duermen (Ecl 9,5; Dan 12,2; 1Ts 4,13; 1Co 11,30; Jn 11,11)
Nada saben (Ecl 9,5)
Su memoria está en el olvido (Sal 6,5) 
Serán despertados (Dan 12,2; Jn 11,11)
Vuelven al silencio (Sal 115,17)
Se les quita el hálito (Sal 104,29)
Perecen sus pensamientos (Sal 146,4) 

Ya en partes anteriores explicamos cual era la situación de los que menciona el


Antiguo Testamento; entramos ahora a explicar lo que menciona el Nuevo
Testamento. Lo primero es considerar lo que enseñó el mismo Cristo, quien no
podía enseñar error:

- El caso del pobre Lázaro, el rico y Abraham. En el Evangelio de San Lucas hay
un ejemplo muy claro sobre este asunto. Cristo nos menciona a un rico y a un
pobre llamado Lázaro. Cuando observamos que han muerto, y sin embargo
ESTAN CONSCIENTES, cabe preguntarse dónde queda entonces el argumento
protestante de que están durmiendo? Veamos qué se dice del rico:

Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que
moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas
me atormentan". (verso 24)

El rico sentía que las llamas lo atormentaban. 

Adicional a eso, además de estar consciente de lo que acontecía con Lázaro, (aun
cuando los separaba un abismo) y con su cuerpo, era consciente de lo que
pasaba en el mundo terrestre. Veamos:

El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi
padre, 
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también
caigan en este lugar de tormento". (verso 28)

El rico es consciente de lo que quedan viviendo sus parientes en la tierra. De esta


manera, cuando pregunté a un pentecostal por esta cita y su análisis, me dijo fue
que Cristo no estaba enseñando nada ahí, que sólo puso un ejemplo. Pero me
pregunté: ¿en qué otro ejemplo, Cristo, utiliza narraciones que contradecían la
verdadera doctrina? Cómo sería posible, que si en verdad los muertos nada oyen
y nada saben, el rico sabía dónde estaba Lázaro, y lo que pasaba con sus
parientes?

De todos modos, observemos lo que escribe un Biblista protestante sobre el tema,


llamado William Edwy Vine:

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Autor del celebrado Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo
Testamento exhaustivo, fue uno de los grandes eruditos bíblicos EVANGELICOS
del siglo XX. Trajo a todas sus obras un nivel de cuidado y precisión exegética
raro en cualquier siglo, asegurándose que sus escritos aún hablen a esta
generación y las futuras.

Son las distintas palabras usadas para "dormir" en griego. Y cuando se refiere a la
raíz que menciona San Pablo en sus escritos dice: A-2 Verb Strong's Number:
g2837 Greek: koimaomai Asleep, Sleep: is used of natural "sleep," Mat 28:13; Luk
22:45; Jhn 11:12; Act 12:6;Aquí se usa para sueño natural

of the death of the body, but only of such as are Christ's; yet never of Christ
Himself, though He is "the firstfruits of them that have fallen asleep," 1Cr 15:20; of
saints who departed before Christ came, Mat 27:52; Act 13:36; of Lazarus, while
Christ was yet upon the earth, Jhn 11:11; of believers since the Ascension, 1Th
4:13-15; Act 7:60; 1Cr 7:39; 11:30; 15:6, 18, 51; 2Pe 3:4.

Note: "This metaphorical use of the word sleep is appropriate, because of the
similarity in appearance between a sleeping body and a dead body.

El uso "metafórico" de la palabra dormir es apropiado por la similaridad en


apariencia entre un cuerpo durmiendo y un cuerpo muerto.

Restfulness and peace normally characterize both. The object of the metaphor is to
suggest that, as the sleeper does not cease to exist while his body sleeps, so the
dead person continues to exist despite his absence from the region in which those
who remain can communicate with him, and that, as sleep is known to be
temporary, so the death of the body will be found to be. . . .
....El objeto de la metáfora es sugerir que los que duermen no dejan de
existir mientras sus cuerpos duermen, así la persona muerta continua
existiendo a pesar de su ausencia de la region en la cual, quienes quedan
pueden comunicarse con él y, como se sabe el sueño es temporal por la
muerte del cuerpo que encontró.

"That the body alone is in view in this metaphor is evident.

Que el cuerpo son está en vista de la metáfora es evidente.


(a) from the derivation of the word koimaomai, from keimai, to lie down (cp.
anastasis, resurrection, from ana, 'up,' and histemi, to cause to stand); cp.
Isa 14:8, where for 'laid down,' the Sept. has 'fallen asleep;

(b) from the fact that in the NT the word resurrection is used of the body alone;

(c) from Dan 12:2, where the physically dead are described as 'them that sleep
(Sept. katheudo, as at 1Th 5:6) in the dust of the earth,' language inapplicable to
the spiritual part of man; moreover, when the body returns whence it came, Gen
3:19, the spirit returns to God who gave it, Ecc 12:7.

Donde la muerte física se describe COMO QUE ELLOS DUERMEN en el


polvo de la tierra, lenguaje inaplicable a la parte espiritual del hombre, donde
el cuerpo regresará de donde vino y el espíritu retorne a Dios que lo dio.

"When the physical frame of the Christian (the earthly house of our tabernacle, 2Cr
5:1) is dissolved and returns to the dust, the spiritual part of his highly complex
being, the seat of personality, departs to be with Christ, Phl 1:23. And since that
state in which the believer, absent from the body, is at home with the Lord, 2Cr 5:6-
9, is described as 'very far better' than the present state of joy in communion with
God and of happy activity in His service, everywhere reflected in Paul's writings, it
is evident the word 'sleep,' where applied to the departed Christians, is not
intended to convey the idea that the spirit is unconscious.
. . .
Donde se refleja en los escritos de Pablo, es evidente que la palabra
"dormir" donde aplicada a la partida de los cristianos NO INTENTA
TRANSMITIR LA IDEA QUE EL ESPIRITU ES INCONSCIENTE.

[*From Notes on Thessalonians, by Hogg and Vine. p. 172.]


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Esto lo dice un erúdito bíblico evangélico y va de frente contra lo que me dijo el


Pentecostal.

En conclusión, "dormir" es una expresión metafórica utilizada para comparar el


estado del cuerpo muerto con el estado del cuerpo dormido, pero no para que
quieras hacer ver que el alma quedó inconsciente, donde la única cita que
menciona "inconciencia" la tomas de Eclo 9:5 cuando los muertos iban al Sheol y
Cristo no nos había redimido.

d)     La unidad del Cuerpo de Cristo

 Leemos en el Catecismo:

789 La comparación de la Iglesia con el cuerpo arroja un rayo de luz sobre la


relación íntima entre la Iglesia y Cristo. No está solamente reunida en torno a
Él: siempre está unificada en Él, en su Cuerpo. Tres aspectos de la Iglesia
"cuerpo de Cristo" se han de resaltar más específicamente: la unidad de todos los
miembros entre sí por su unión con Cristo; Cristo Cabeza del cuerpo; la Iglesia,
Esposa de Cristo.

 Todos los bautizados formamos en Cristo un solo Cuerpo. Esta realidad debemos
incluso visualizarla bajo el plan de Dios. Leyendo a San Pablo encontramos algo
bien interesante:

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él,
antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su
presencia, por el amor.

Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo,


conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia,
que nos dio en su Hijo muy querido.

En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los


pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros,
dándonos toda sabiduría y entendimiento.

Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio


misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la
plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo
un solo jefe, que es Cristo.

En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano —según


el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su  voluntad—a ser
aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.

En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia


de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello
por el Espíritu Santo prometido. (Ef 1, 3-13)

 Varias veces en el pasaje podemos leer la expresión "en él”. No podemos ignorar
esto, pues nosotros simplemente no pensamos que estamos en la Tierra por
nuestra cara bonita; hay algo más profundo en los designios de Dios, nosotros
fuimos creados en Cristo y por medio de su abundancia recibimos toda clase de
bendiciones. Así, si estamos ordenados a Cristo. Nuevamente San Pablo lo
expresará:

Él es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque  en él


fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres
visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades:
Todo fue creado por medio de él y para él. Él existe antes que todas las
cosas y todo subsiste en él. (Col 1, 15-17)

 Ya San Pablo no dirá que fuimos creados en él solamente sino que también dirá
que "para él”. Si nuestra finalidad es Cristo y para él fuimos creados, es entonces
claro que estamos llamados a estar en unión con él por medio de su gracia. Este
es el orden de Dios, y es la nuestra finalidad (Ef 1, 3)

Para dar cumplimiento a este designio de amor, Dios en Cristo nos ha unido por
medio de su Espíritu Santo, quien opera en los Sacramentos:

790 Los creyentes que responden a la Palabra de Dios y se hacen miembros


del Cuerpo de Cristo, quedan estrechamente unidos a Cristo: "La vida de
Cristo se comunica a los creyentes, que se unen a Cristo, muerto y
glorificado, por medio de los sacramentos de una manera misteriosa pero
real" (LG 7). Esto es particularmente verdad en el caso del Bautismo por el cual
nos unimos a la muerte y a la Resurrección de Cristo (cf  Rm 6, 4-5; 1 Co 12, 13),
y en el caso de la Eucaristía, por la cual, "compartimos realmente el Cuerpo del
Señor, que nos eleva hasta la comunión con él y entre nosotros" (LG 7).

 Los cristianos al ser bautizados quedamos incorporados a Cristo y unidos a él. De


este modo, todos somos un solo Cuerpo en donde Cristo es la Cabeza (Col 1, 18).

 ¿Qué nos produce ser parte del Cuerpo de Cristo?

El Bautismo es el que nos introduce al Cuerpo Místico de Cristo, bien lo dice San
Pablo:

Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos
miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también
sucede con Cristo. 

Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un


solo Cuerpo —judíos y griegos, esclavos y hombres libres— y todos hemos
bebido de un mismo Espíritu. (1 Cor 12-13)

 Así que lo gramos formar UN SOLO CUERPO (Rom 12, 5-6), esto es algo
hermoso, pues no importa cuán distintos seamos, todos por la gracia bautismal
formamos un solo cuerpo con Cristo como Cabeza. Esta unión al Cuerpo de Cristo
por el Bautismo, nos injerta a él (Rom 6) Algo muy hermoso para contemplar es
que esa unión al Cuerpo de Cristo por el Bautismo no se pierde jamás, pues la
gracia bautismal viene de Dios no del hombre, por lo cual es un sello
indestructible. Para que podamos comprender hasta donde llegan los efectos de
esta unión con Cristo, San Pablo nos dirá en su carta a los romanos:
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo
resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva.

Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la
suya, también nos identificaremos con él en la resurrección. (Rom 6, 4-5)

El ser parte del Cuerpo del Cristo en estos momentos nos lleva a que siendo fieles
y constantes también nos identificaremos con él en la Resurrección, la cual
ocurrirá al final de los tiempos. Quiere decir que aun muriendo, aun perdiendo el
cuerpo material, aun dejando esta vida, seguimos injertados a Cristo por el
Bautismo, y por tal seguimos formando UN SOLO CUERPO. Por eso, la Iglesia
enseña que tanto los que han muerto como los que vivimos estamos íntimamente
unidos EN CRISTO JESUS. Mientras que para otros credos, esta unión es tan
débil que se rompe con la muerte, aun cuando Cristo la venció, para nosotros los
católicos está unión es eterna porque fue operada por el propio Espíritu Santo en
el Bautismo, por virtud de los méritos de Cristo.

Ahora sí, podemos entender por qué San Pablo expresó:

¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido?
Todos los demás participan de su alegría. (1 Cor 12, 26)

 Los santos en el cielo, siendo testigos, conscientes de lo que sucede en la Tierra,


y aún más, por ser parte del mismo Cuerpo de nosotros, pueden interceder por
nuestras necesidades; a menos que alguno aquí considere que ser parte del
Cuerpo de Cristo se pierde al morir.

e)     La Única mediación de Cristo

 El principal texto con que los protestantes creen desvirtuar la intercesión de los
santos en el Cuerpo de Cristo es:

"hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo
Jesús hombre" (1 Tim 2,5).

Una página protestante expresa:

No hay nadie más que pueda ser mediador ante Dios por nosotros. Si Jesús es EL
ÚNICO mediador, eso indica que María y los santos no pueden ser mediadores.
Ellos no pueden ser mediadores de nuestras peticiones en oración a Dios. Más
aún, la Biblia nos dice que Jesucristo Mismo está intercediendo por nosotros ante
el Padre "por lo cual (Jesucristo) puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” (Hebreos
7:25). Con Jesús Mismo intercediendo por nosotros, ¿por qué necesitamos que
María o los santos intercedan por nosotros? [12]
Hay varias cosas que tenemos que aclarar sobre este texto de San Pablo:

 ¿Qué es un mediador?

Un mediador es alguien que media entre dos, pero aún más, quien tiene como
lograr obtener el favor. Para analizar este enfoque no podemos quedarnos con
definiciones de diccionario, sino debemos ubicar la realidad del hombre y el papel
de Cristo en la salvación de la Humanidad y de la instauración de una nueva
Alianza.

 Salvador del género humano

El hombre ha perdido la comunión con Dios por culpa del pecado, la muerte ha
entrado a la humanidad y el hombre nunca será capaz de recuperar ese estado
nuevamente por más que lo intente. Es por eso, que Dios Padre en su infinito
amor decide enviar a Cristo a salvarnos:

Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se
salve por él. (Jn 3, 17)

El Catecismo nos enseña:

457 El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: "Dios


nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4,
10)."El Padre envió a su Hijo para ser salvador del mundo" (1 Jn 4, 14). "Él se
manifestó para quitar los pecados" (1 Jn 3, 5):

Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida;


muerta, ser resucitada. Habíamos perdida la posesión del bien, era necesario que
se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacía falta que nos llegara la luz;
estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un
libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían
conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza
humana para visitarla ya que la humanidad se encontraba en un estado tan
miserable y tan desgraciado? (San Gregorio de Nisa, or. catech. 15).

Y la Constitución Gaudium et Spes expresa:

Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con
voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se
hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejantes en todo a nosotros,
excepto en el pecado.

Cordero inocente, con la entrega libérrima de su sangre nos mereció la vida. En El


Dios nos reconcilió consigo y con nosotros y nos liberó de la esclavitud del diablo
y del pecado, por lo que cualquiera de nosotros puede decir con el Apóstol: El Hijo
de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2,20).Padeciendo por
nosotros, nos dio ejemplo para seguir sus pasos y, además abrió el camino, con
cuyo seguimiento la vida y la muerte se santifican y adquieren nuevo sentido. (GS
22, CVII)

¿No podía Dios salvarnos sin tener que enviar a su Hijo uniendo una naturaleza
humana a su naturaleza divina? Claro que podía hacerlo, pero Dios nos da su
muestra más grande de amor precisamente con este acto:

El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no
nos concederá con él toda clase de favores? (Rom 8, 32)

Es una forma de decirnos, ¿si le envié a mi propio Hijo por amor a ustedes, qué no
podré concederles? Así que la primera acción de esa venida de Cristo es la
salvación del género humano. Y eso se logra según muestra San Pablo:

Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo
provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia
de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más
abundantemente sobre todos. Tampoco se puede comparar ese don con las
consecuencias del pecado cometido por un solo hombre, ya que el juicio de
condenación vino por una sola falta, mientras que el don de la gracia lleva a la
justificación después de muchas faltas. En efecto, si por la falta de uno solo
reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un
solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la
gracia y el don de la justicia. Por consiguiente, así como la falta de uno solo
causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá
para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. (Rom 5, 15-18)

En el lenguaje paulino, la realidad humana de Cristo se realza; es una manera


clara de San Pablo de mostrarnos que la encarnación de Cristo, su vida, su pasión
y su muerte no fueron un espejismo, fueron una realidad [13]. Realmente Cristo
padeció en su carne por nosotros, y San Pablo nos muestra que como hombre nos
logró la reconciliación con Dios. La mediación de Cristo como hombre, no se
puede entender como un simple rogar, como un simple suplicar a Dios que se
conmueva del hombre y los restaure a la gracia. La verdadera mediación de Cristo
consiste en entregarse él mismo y con su sangre lograrnos la Redención; esto es
importante para no imaginarse por un solo instante que los católicos igualamos la
mediación única de Cristo con la intercesión ante él que hacen los santos y la
Virgen María. La Iglesia reconoce esta única mediación; cito un artículo del Padre
Juan Carlos Sack sobre un documento magisterial:

Es también frecuente la tesis que niega la unicidad y la universalidad salvífica del


misterio de Jesucristo. Esta posición no tiene ningún fundamento bíblico. En
efecto, debe ser firmemente creída, como dato perenne de la fe de la Iglesia,
la proclamación de Jesucristo, Hijo de Dios, Señor y único salvador, que en su
evento de encarnación, muerte y resurrección ha llevado a cumplimiento la
historia de la salvación, que tiene en él su plenitud y su centro[14].

¿Enseña la Iglesia Católica que hay muchos mediadores ante el Padre? NUNCA.

¿Podría a estas alturas del estudio algún lector, siquiera insinuar que la Comunión
de los Santos enseñada por la Iglesia, donde los que han muerto en comunión con
Cristo y están unidos a él por su gracia interceden por nuestras necesidades, se
refiere a que ellos nos logren de parte del Padre la Redención? Eso jamás, y San
Pablo es muy claro al colocar que hay UN SOLO MEDIADOR, porque nadie nos
pudo devolver la amistad con Dios que no fuera Cristo Jesús. Es importante dejar
claro esto, para no revolver la intercesión de los santos con la única mediación de
Cristo. Y más aún, que se recalque que fue Cristo HOMBRE, para expresar que
quien murió en la Cruz no fue una apariencia o una sombra sino realmente el Hijo
de Dios hecho carne (Jn 1, 14).

 Portador de una Nueva Alianza

Pero Cristo, además de lograrnos la Redención del género humano, logró anular
la primera Alianza y traernos una nueva. Desde muchos siglos antes, Dios había
anunciado que traería una nueva Alianza, debido a la imposibilidad de la primera
por culpa del pecado del hombre contra la Ley.

Llegarán los días —oráculo del Señor— en que estableceré una nueva
Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la Alianza que
establecí con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos
salir del país de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su
dueño —oráculo del Señor—.

Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días
—oráculo del Señor—: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus
corazones;  yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. 

Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: "Conozcan


al Señor". Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande —oráculo
del Señor—. Porque yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de
su pecado (Jer 31, 31-34)

Así que Dios, en vista de la transgresión del hombre con la primera Alianza decide
darnos una nueva y definitiva; en el lenguaje del NT ya se ve la caducidad de la
primera Alianza:

Pues si aquella primera [Alianza] fuera irreprochable, no habría lugar para una
segunda. Al decir nueva, declaró anticuada la primera; y lo anticuado y viejo
está a punto de cesar. (Heb 8, 7.13)
La encíclica Lumen Gentium resumirá en palabras muy hermosas esta realidad de
Nueva Alianza para todos.

Nueva alianza que estableció Cristo, es decir, el Nuevo Testamento en su sangre


(cf. 1 Cor., 11,25), convocando un pueblo de entre los judíos y los gentiles
que se condensara en unidad no según la carne, sino en el Espíritu, y
constituyera un nuevo Pueblo de Dios [15]

Ya no seremos cobijados en esta Nueva Alianza por la circuncisión sino por el


Bautismo y la Fe en Cristo (Col 2, 11-12)

 Testamento y testador

Dentro de este punto, es importante entender qué es un testamento y por cuanto


tiempo tiene validez. San Pablo lo explica muy bien referido al matrimonio en su
carta a los Corintios, y luego la Carta a los hebreos nos hará profundizar este
misterio de fe:

La mujer permanece ligada a su marido mientras este vive; en cambio, si muere


el marido, queda en libertad para casarse con el que quiera. Pero en esto,
debe ser guiada por el Señor. (1 Cor 7, 39)

El Matrimonio funciona igual que un testamento; el hombre había roto su


juramento de la Primera Alianza el cual había hecho a Yahvé:

Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis


mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis
para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. “Estas son las palabras que
has de decir a los hijos de Israel."

Fue, pues, Moisés y convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todas estas
palabras que Yahveh le había mandado. 

Todo el pueblo a una respondió diciendo: "Haremos todo cuanto ha dicho


Yahveh." Y Moisés llevó a Yahveh la respuesta del pueblo. (Ex

El judío le había prometido a Dios que cumpliría la Alianza hecha con él en el


Sinaí, pero el judío la rompió pervirtiéndose en el pecado. ¿Qué implicación tiene
esto? Pues que cuando en un testamento o alianza se rompe por falta de uno,
sólo la muerte puede anular dicha Alianza y evitar que sean aplicadas las
consecuencias de dicha falta; esto es lo que se dirá en la carta a los Hebreos de la
mediación de Cristo:

Por eso es mediador de una nueva Alianza; para que, interviniendo su muerte


para remisión de las transgresiones de la primera Alianza, los que han sido
llamados, reciban la herencia eterna prometida.
Pues donde hay testamento se requiere que conste la muerte del testador,
ya que el testamento es válido en caso de defunción, no teniendo valor en vida del
testador. (Heb 9, 15-18).

Así que si la Alianza antigua se había invalidado por culpa de quien prometió
cumplirla, era necesaria su muerte para poder anular su efecto; es por eso que
Dios, al no querer que el hombre muriera como consecuencia de esa trasgresión,
decide tomar su lugar y morir por él, lo que la Escritura muestra en varias partes (1
Cor 5, 21); (1 Pe 2, 24), (Gal 1, 4)

Nuevamente, la única mediación de Cristo no contradice la intercesión de los


santos, ya que la Iglesia no enseña que nadie fuera de Cristo se hizo mediador de
la Nueva Alianza. ¿Entonces por qué los protestantes quieren revolver las citas? Y
más curioso aún es ver dos argumentos protestantes que se contradicen entre sí:

·         Cuando los católicos expresamos que los muertos pueden interceder


por nuestras oraciones debido a que en vida también se hace, entonces
ellos refutan diciendo que sólo se puede hacer en vida y que es válida sólo
en vida

·         Pero cuando usan la cita de San Pablo para decir que si Cristo es el
único mediador ya no hace falta que nadie más interceda, ni María ni lo santos,
entonces,

 ¿Cómo es que si consideran válida la intercesión en vida si Cristo es el único


mediador?

Al respecto miremos una página evangélica que expresa

: Instrucciones Apostólicas Sobre la Oración

1ª Timoteo 2:1-8

• Diversos tipos de oración:

1. Rogativas
2. Oraciones
3. Peticiones
4. Acciones de gracias

Podemos ver que cada tipo de oración tiene un enfoque específico.

• Jesucristo el supremo intercesor.

1. Hay un solo Dios.


2. Hay un solo mediador entre Dios y los hombres. (Reconocen esta verdad
bíblica)
3. Jesucristo Hombre.

• El principio del corazón limpio.

1. Quiero que los hombres oren en todo lugar.


2. Levantando manos santas.
3. Sin ira ni contienda.

Así que si queremos tener éxito en la batalla espiritual debemos ser persistentes
en la oración, nadie que tenga una vida tibia de oración podrá lograr algo
importante y poderoso en su ciudad.

DEFINICIÓN DE LA INTERCESIÓN.

• El intercesor es el que escucha los planes de Dios y los cubre en oración hasta
su cumplimiento.
• Un intercesor es el que se pone en la brecha a favor del pueblo.

• C. Peter Wagner en su libro: "Sus dones espirituales pueden ayudar a crecer su


iglesia” define el don de intercesión de la siguiente manera:

El don de intercesión es la capacidad especial que da Dios a ciertos


miembros del cuerpo de Cristo de poder orar por largos períodos de tiempo
de modo regular y ver respuestas frecuentes y específicas a sus oraciones, en
un grado mucho mayor de lo que se espera de un cristiano corriente. (No se
supone que Jesús es el único que intercede?)

EL LLAMADO A LA INTERCESIÓN.

EL PRINCIPIO DEL CORAZÓN LIMPIO (Sal. 51:10)

¿Quién es un intercesor? Es una persona a la que Dios le habla sus secretos


(No se supone que Jesús es el único que intercede?)

, para que los cubra en oración. Cuanto más limpio este nuestro corazón, mejor
podemos oírle, y cuanto más nos hable, más efectivas serás nuestras oraciones.
Dios nunca podrá quitarnos algo sin que le demos nuestro consentimiento.

Como puede notar, los evangélicos aun sabiendo que Cristo es el único mediador,
sí permiten que haya intercesores, por lo que su argumentación finalmente se
reduce a que estén vivos o no. En este texto no hay ningún problema en que
alguien más, interceda ante Dios por las necesidades de otro.

 Finalmente, si la única mediación de Cristo anulara la oración de intercesión,


independientemente que sea de vivos o no, entonces San Pablo estaba muy
equivocado y los protestantes son los que tienen la razón. Dice una página:

La pregunta es, ¿por qué tienen que orar a otra persona, cuando el Dios del
universo está en el cielo esperando oír oraciones para darles respuesta?

Supuestamente los llamados "santos" interceden ante el Padre por nosotros. Pero


ya hemos visto que Jesucristo es nuestro único intercesor. Por tanto,
sugerir lo contrario es sólo una tradición de hombres[16]

Pero a pesar de esto, San Pablo expresa:

 Hermanos, orad por nosotros. (1Tes 5,25)

 Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor
corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros (2Tes 3,1)

 Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y


acciones de gracias, por todos los hombres (1Tim 2,1)

 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo,


de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones (Rom
1,9)

 Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con
toda perseverancia y súplica por todos los santos (Ef 6:18)

 Así que estimado lector, se nota claramente la contradicción protestante en negar


la intercesión de unos por otros alegando la única mediación de Cristo, y al mismo
tiempo negar la intercesión de los muertos alegando a que sólo se hace en vida en
la Biblia.

f)       La participación en el plan de Dios

 Finalmente nuestro estudio lo analizamos compartiendo sobre la participación del


hombre en el plan de Dios, ya que sólo bajo esta perspectiva podemos entender la
Intercesión de los Santos.
Anteriormente habíamos visto que todos formamos un solo Cuerpo en Cristo, y
que además, Cristo es el único Mediador; pero así mismo, Cristo nos permite
colaborar con su labor. Por ejemplo, la Palabra enseña:

Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres


por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por
medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo los
mundos (Gn 1, 1-2)

 Sin embargo, Jesús mismo dijo:

El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes,
me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió (Lc 10, 16)

 ¿Es posible que Dios nos hable por medio de Jesucristo, pero que al mismo
tiempo Jesús hable a través de los Apóstoles? En nada contradice que Jesús sea
el encargado de hablar en nombre de Dios, y que al mismo tiempo Jesús lo haga a
través de sus Apóstoles. En esto vemos como Dios permite al hombre colaborarle
en su plan divino. En este ejemplo, los Apóstoles participan de la función de
Cristo, no suplantándolo sino colaborándole, y es algo decidido por él mismo.

 El Padre Jordi Rivero nos coloca unos ejemplos bíblicos muy sencillos [17]:

 Jesucristo es el único juez supremo y los cristianos serán jueces en el cielo.


(Cf. Mat. 19,28; Lucas 22,30; 1 Cor. 6,2-3).

Jesús es el único Pastor (Cf. Juan 10,16) y establece pastores (Cf. Juan 21,15-


17; Ef 4,11) 

Jesús es el único Rey y nosotros Reinaremos con EL: (Cf. Apocalipsis  4,4, 10).

Jesús es el único Mediador y en El, los santos son mediadores (Cf. St 5, 16;


Ap 5,8; 6,9; 8,3-4; 18,18-20)

 ¿Cuál es la base para este actuar de Dios? La participación y cooperación en su


plan y en su voluntad. Dios desea vincular al hombre a su plan, por eso usa a
Moisés para liberar a Israel, usa a David para derrotar a los Filisteos, usa a la
Virgen para traernos a Jesús, usa a los ángeles como mensajeros; ¿afecta esto en
algo su Omnipotencia? Para nada, solo logra mostrar como su amor se desborda
en llevar su plan haciendo partícipe a su creación.

 El apóstol Pedro lo expresará en su carta:

Su poder divino, en efecto, nos ha concedido gratuitamente todo lo necesario para


la vida y la piedad, haciéndonos conocer a aquel que nos llamó por la fuerza
de su propia gloria.
Gracias a ella, se nos han concedido las más grandes y valiosas promesas,
a fin de que ustedes lleguen a participar de la naturaleza divina,
sustrayéndose a la corrupción que reina en el mundo a causa de los malos
deseos. (2 Pe 1, 3-4)

 Dios nos permite ser partícipes de su naturaleza divina, al ser injertados en Cristo
por medio del Bautismo, logramos ser llenos del Espíritu Santo como anticipo de lo
que recibiremos como herencia en el Cielo. Así     que, de este modo, los santos
participan más perfectamente de la intercesión de Cristo, no añadiendo nada.

 Otro punto importante sería analizar si Dios comparte su gloria con los hombres.
Esta es una pregunta que los protestantes siempre responden con un rotundo NO,
pero Jesús mismo los contradice:

Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes


que el mundo existiera. (Jn 17, 5)

 Pero líneas abajo leemos:

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros
somos uno (Jn 17, 22)

 La gloria que es de Dios, Cristo se la da a su Iglesia, la está haciendo partícipe de


esa gloria que sólo es de él. Y se entiende que esa gloria la logran recibir para la
unidad en Cristo. De este modo, la intercesión de los santos jamás suplanta o
reemplaza la intercesión de Cristo, sino que ellos participan de esa intercesión, al
igual que Cristo nombra pastores, jueces, reyes, luz, siendo que él lo es.

 Y así podemos ver que aunque de Cristo se diga que es capaz de interceder (Heb
7, 25),  también en la Biblia los ángeles y santos lo hacen como participación de la
intercesión de Cristo por estar en la comunión de su Cuerpo, y esto aplica para los
que han muerto en su gloria como con mayor razón de la Santísima Virgen María.
 

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