Sunteți pe pagina 1din 4

toate de Shintaido el golpe a distancia

El puñetazo tsuki

Durante las sesiones de entrenamientos ejercitaos en algunos


movimientos de cadencias relativamente simples. Sumergíos en la
repetición de estos movimientos con el cuerpo relajado, hasta el
agotamiento, obtendréis entonces la sensación que vuestro cuerpo se
ha vuelto como las algas del fondo del mar que responden al mínimo
movimiento de las corrientes de agua. Estos ejercicios aspiran a
suprimir provisionalmente las órdenes voluntarias, percepciones y
acciones del cuerpo para dejarlo invadir por sensaciones de un nivel
más arcaico. Se podría decir que en vosotros la parte consciente está
agotada, mientras que otra parte más espontánea, cercana al registro
emocional, predomina. En esta situación la agudeza intuitiva aumenta
y la sensibilidad está más abierta a los estímulos venidos de otros. Si
os ejercitáis entonces sujetando las manos de un compañero, podrá
sentir los más mínimos movimientos. Continuando estos ejercicios
empezareis a sentir, a través del contacto sutil de las manos, los
movimientos de la voluntad del compañero. La sensación importante
es la de una fusión con el compañero. Cuando os sentís con aquellos
que están con vosotros, cara a vosotros, alrededor de vosotros, la
sensación de estar profundamente juntos, vuestro cuerpo reacciona
reflejando sus más mínimas intenciones. Visto desde el exterior,
pareceríais en trance y se podría decir que, efectivamente, lo estáis.
Cultivando la sensación de comunicación interpersonal, energética en
estas condiciones, podréis desarrollar una agudeza particular que os
permitirá captar la presencia del otro: sus movimientos primero;
después sus intenciones. En este espacio interpersonal hipersensible
construido sobre una confianza recíproca, un compañero podrá
responder de una manera dinámica a una intención del otro. Cuando
los dos compañeros se alejan algunos metros, si uno hace un
movimiento con el pensamiento de fusionarse con el otro efectuando
una extensión voluntaria y espontánea de su cuerpo en su espíritu, el
otro, hipersensible, reaccionara como si hubiera sido golpeado por
una energía invisible y será proyectado hacia atrás. Pero,
contrariamente a la impresión del espectador, aquel se será
proyectado no sentirá el dolor que sentiría si fuera golpeado
efectivamente con un puñetazo. Al contrario, sentirá la fuerte
sensación satisfactoria de efectuar un encuentro y una fusión
energética importante. De alguna manera, tendrá la impresión de
haber recibido una descarga eléctrica no agresiva, envolviendo todo
su cuerpo, estimulando un punto central de él. Esta experiencia
despertará sensaciones diferentes de aquellas a las que estamos
acostumbrados. Durante el entrenamiento una persona puede así
aprender a liberar un nivel de energía vital que cotidianamente está
controlado. Cuando, por estos ejercicios y por estas experiencias,
consigue eliminar estas presiones, puede probar una sensación de
estar completamente nueva. Así, estas experiencias pueden ayudar a
aquellos que sufren ciertos malestares de origen psicosomático a
recobrar la salud haciendo circular mejor la energía y permitiéndoles
librarse de diferentes tensiones.

He aquí presentado sumariamente mi análisis del proceso del toate.


Visto desde el exterior, la situación parece la de una persona que se
hace proyectar recibiendo un golpe, pero debemos comprender que
no se trata de un golpe similar al que se lanza en el combate de las
artes marciales. Es parecido el estado de ánimo, pero no las
consecuencias ya que en el combate los dos adversarios están en
oposición, su energía combativa se hace daño e interfiere con la del
otro, mientras que en el toate los dos compañeros están en armonía
y buscan los dos, fundirse con la energía del otro. En combate, si uno
de los adversarios es proyectado tan violentamente como en toate,
recibiendo un golpe efectivo, tiene el riesgo de ser herido de
gravedad o de morir. Mientras que en toate, aquel que ha sido
proyectado se sentirá bien tras la recepción, algo como el efecto de
un tratamiento radical de bienestar.

Pienso que la expresión toate está mal escogida ya que esta palabra
significa herir a distancia, evoca la energía de un puñetazo lanzado
como un disparo de pistola. Por esto los practicantes serios de las
artes marciales han querido comprender este fenómeno y aprender
esta técnica. Algunos proponen un desafío, hasta ahora sin respuesta,
para comprobar la validez de esta técnica.

Acordándonos de la trayectoria encarnizada de Shigeru Egami en su


búsqueda de la eficacia del tsuki, si hubiera encontrado este
fenómeno en su juventud, habría sido de los primeros en querer
probarlo para verificar su eficacia.

Según el proceso analizado aquí es evidente que la situación de


combate y la del toate son diferentes. Constatamos en los métodos
de Shintaido, la repetición de gestos simples hasta el agotamiento
que permite limitar los efectos de la conciencia, la desaparición de
algunos malestares, la hipersensibilización a la presencia de otros.
Estos elementos son similares a otros métodos empleados por ciertas
sectas. Aminoran la conciencia y arriesgan el perder la distancia
crítica con respecto a lo que se hace. Si os encontráis bien y
descubrís un bienestar mental y físico, todo parece perfecto. Aquellos
que no conocen este bienestar os parecerán incluso dignos de piedad
ya que están comprometidos en una vía "errónea". En todo caso
estáis convencidos de seguir la buena vía. Estos son síntomas típicos
de la persona bajo la influencia de una secta religiosa. No quiero decir
de ninguna manera que el Shintaido sea una secta, al contrario, esta
disciplina está basada en una conciencia adquirida gracias a una
profundización de las artes marciales japonesas. Sólo quiero poner en
guardia contra los riesgos posibles en la aplicación de este método.

El fenómeno del toate es un descubrimiento interesante sobretodo en


el terreno de los estudios psicofisiológicos. Es tal vez susceptible de
dar un apoyo y un punto de referencia concreto para hacer avanzar la
reflexión científica sobre la práctica corporal. Sin embargo la
ambigüedad y la confusión con la eficacia de un golpe efectivo ponen
este fenómeno al margen de las artes marciales con una etiqueta
mística que contribuye a impedir acercarse con una objetividad
científica.

De todas maneras una cuestión permanece. ¿Son iguales el toate


practicado hoy en día en Shintaido, el cual he analizado
anteriormente, y el de Shigeru Egami?

Creo que no se trata exactamente de lo mismo. Si Shigeru Egami


pudo realizar el toate en situaciones de combate libre, ante un
adversario que intentaba asestarle un golpe real, esta capacidad es
sin duda un resultado magnífico de su investigación. Se trata del
auténtico toate en una situación donde la energía de un combatiente
se oponen, se hiere e interfiere con la del otro.

En la historia de las artes marciales japonesas, se encuentran a


menudo testimonios de capacidades similares. La técnica del toate de
Shintaido y de ciertas corrientes de Shotokai es accesible a todos por
un proceso de entrenamiento. Este permite establecer el cuadro de
un condicionamiento que facilita la comunicación energética entre los
compañeros. Mientras que el de Shigeru Egami parece haber sido
realizado casi independientemente de los condicionamientos.
Ciertamente, no podemos verificarlo, me contento formulando una
hipótesis. Es después de largos años de un trabajo intenso en las
técnicas de combate que Shigeru Egami adquirió su capacidad de
toate.

Me pregunto si un elemento motor de esta transformación de la


técnica no fue la cercanía de la muerte y la integración de la muerte
en su práctica. Habiendo dicho "he muerto una vez", siguió sus
investigaciones en karate con una gran proximidad de la muerte
durante los últimos veinte años de su vida. Estando en el límite de la
vida ¿pudo franquear barreras que impiden abrirse habitualmente
nuestras capacidades potenciales? Shigeru Egami no frecuentó la
muerte por elección propia.

Según los documentos, la mayor parte de aquellos que han


desarrollado capacidades extrañas o extraordinarias habían
practicado una ascesis que les había conducido cerca de la muerte.
Esta actitud ascética es presente en la práctica de las artes marciales
japonesas en diferentes grados. La práctica ascética no constituye un
objetivo en si misma, pero apunta a una profundización de la
consciencia que facilita la comprehensión de fenómenos naturales y
sociales. La tradición japonesa de las artes marciales valora esta
práctica, pues esta asociada al pensamiento budista de la
profundización de uno mismo dirigido hacia la apertura a la vía
universal. La adquisición de una capacidad técnica importante está
considerada como un signo concreto del avance en esta vía y de la
progresión de la personalidad. Por esto la búsqueda de eficacia va
acompañada espontáneamente de una ética.

Aquí sale a la luz el pensamiento dialéctico japonés sobre el cuerpo y


el espíritu: profundizando en la cualidad y la capacidad técnica por el
cuerpo podemos alzar nuestro nivel espiritual y recíprocamente. Pero
el trabajo sobre el espíritu pasa por el cuerpo. Así pues dejo la
cuestión abierta en aquello que concierne al toate del Maestro
Shigeru Egami

S-ar putea să vă placă și