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...mi querido amigo, querer separar todo de todo es una empresa loca, que
supone un hombre de hecho extraño á las musas y á la filosofía.
(El Sofista, Platón)
...lo bello, el bien y todas las cosas de estas clases, ¿debe decirse que
existen en sí ó que no existen?
(Cratilo, Platón)
>>No hay inteligencia que pueda conocer el objeto que conoce, si este objeto no tiene
una manera de ser determinada.2
Pues vemos que como en El Sofista la determinación de las cosas es encontrar una
mismidad, una otredad, un movimiento y un reposo, y un ser, una forma determinada de
armonizar en el uno y en el otro. El discurso empieza por el ser de las cosas, por la razón,
no por un sofisma, una mentira adornada por la imitación falaz de algo. Las palabras no
pueden ser todas algo que concuerden, pero tiene un ser, una verdad. El Sofista y Cratilo
tienen un punto de búsqueda en común: el nombre apropiado para el ser de las cosas.
Pues Platón nos dice que no podemos conocer las cosas por los nombres mismos, ya que
los legisladores3 recaen en errores donde la subjetividad es expresada. ¿Acaso no somos
subjetivos al hablar? No queremos caer a la palabrería que tanto desdeña Platón.
Ocupémonos ahora en la apreciación que hacen Teetetes y el Extranjero del lenguaje
en El Sofista; nos refieren primero el juicio y el pensamiento, como distinciones de
nuestro mundo discursivo:
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Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 4, Madrid 1871: 347-472.
3
Es para los antiguos griegos el artífice, el formador de los nombres que a partir de los sonidos y las sílabas establece
su conveniencia y naturalidad entre lo nombrado y el nombre en sí.
>>Por consiguiente, puesto que el discurso es verdadero ó falso, y puesto que el
pensamiento es como el diálogo del alma consigo misma; el juicio, el término del
pensamiento, y la imaginación, de que hablábamos ántes, mezcla de la opinión y de la
sensación, todas estas diversas operaciones, á causa de su parentesco con el discurso,
han de ser también á veces falsas, por lo ménos algunas de ellas.4
4
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 4, Madrid 1871: 9-142.
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Ibíd.
perspectiva de las cosas. Convengamos pues que ese misterio, ese mito, como dice Lévi-
Strauss, es la máquina que nos lleva una y otra vez del lenguaje a la lengua, en un
constante trastorno de lo que es verdadero para la falsedad.