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Hoy en día, estamos atravesando por una situación de crisis mundial—el famoso virus

chino, que, sin importar si fue causada naturalmente o por una agenda política—
realmente no importa, muy probablemente será una de las más severas que
atravesaremos en nuestras vidas—al menos como humanidad. Y la pregunta se presenta.
¿Cómo actuar en una situación de crisis como la actual?

Bueno, pues existen ciertos principios que nos pueden ayudar a sobrevivir y, si
bien aplicados, no solo eso, sino a prosperar—salir beneficiados, de esta situación
de crisis. No solo eso, estos conceptos aplican para todo tipo de situación de
crisis en la que nos podamos involucrar—quien quita y también nos pueda tocar la
tan anunciada “3ra guerra mundial.” Estos fundamentos pueden, y deberían,
considerarse de por vida.

Más importante, como veras en unos instantes, no debes temer nada—nunca, con lo
cual, por supuesto no me refiero a no sentir miedo—si es tu caso, sino a no actuar
sobre el. Más bien, prepárate lo mas que puedas, pero, una vez hecho esto, deja ir
tu necesidad de control y enfócate en observar atentamente cómo las cosas se
desenvuelven para así, actuar en de la mejor manera cuando así se requiera—debes
estar fuera de tu cabeza para poder ver hasta el más mínimo detalle de lo que se te
presenta.

Una vez preparado material y físicamente—mediante suministros y entrenamiento


físico correspondientemente, lo que resta, es algo igualmente importante:
prepararte mentalmente. Debes preparar tu mente de manera que estés listo para
enfrentar todo lo que pueda pasar—y sepas cómo mejor actuar, notablemente, para el
peor de los escenarios que se pueda suscitar.

Sin mas que agregar, vayamos a ver el cómo actuar en una situación de crisis como
la actual.

Liderazgo
Winston_Churchill

El elemento más importante que deberías tener en tu mente en situaciones de crisis


es el de liderazgo, esto particularmente si el evento se presenta en compañía de
otras personas, pero no necesariamente—en ocasiones también tienes que practicar la
capacidad de liderarte a ti mismo.

Para poder liderar, primero que nada debes de eliminar todo rastro de mentalidad de
víctima. Aprópiate de todo lo que suceda, tomar responsabilidad plena—
particularmente de lo “malo.” Todo lo indeseado que te suceda a ti y a los demás—en
caso de también estar liderando a un grupo, es tu culpa. Todo. Un virus que azotó
al mundo le pego a tu familia, tu culpa. Asaltaron tu casa y te robaron, tu culpa.
Cortaron todos los servicios y te quedaste sin alimentos y/o agua potable, tu
culpa. Todo es tu culpa.

Al adoptar esta responsabilidad plena—o “propiedad extrema” como Jocko Willink le


llama, de tu potencial “mentalidad de víctima” no quedará nada, ya que, al
considerar todo como “tu culpa,” sea esto verdad o no—99% de las ocasiones lo es,
no tendrás a nadie más a quien acusar, lo que te forzará a pensar y actuar, de
manera tal, que te será imposible relajarte y “dormirte en tus laureles.” Ahora,
eres responsable de todo lo que te pase, así como también de lo que le suceda a las
personas de tu alrededor—siendo este tu caso.

Si te fijas bien, no existe mentalidad que te pueda empoderar más que esta. Todo
está bajo tu responsabilidad, todo está bajo tu control. Si algo no sale como te
gustaría, solo te queda una persona a la quien culpar—a ti mismo. De nuevo,
generalmente, esta es la verdad. Si un virus alcanzó a tu familia es tu culpa por
no tomar las medidas preventivas correctas. Si te asaltaron es porque no pusiste en
pie las medidas de seguridad suficientes para protegerte. Si te quedaste sin
agua/alimento fue porque no adquiriste una cantidad extra de ello “por si acaso.”
Se responsable y acéptalo.

El tomar responsabilidad plena te dará una perspectiva totalmente diferente del


mundo que te rodea y las circunstancias en las que te encuentras. Te volverás más
estratégico. Comenzarás a planear no solo basado en que ocurre en el momento o unas
cuantas semanas en el futuro, sino pensando en lo que pueda suceder de aquí en unos
meses y hasta años; esto derivará en que puedas evitar que eventos indeseados
sucedan y los preferibles se materialicen.

El hacerte responsable de todo lo que te pase, te dejará sin la oportunidad de


decir “esto pasó por tal o cual”, o “esto paso por que aquel o alguien;“ lo cual te
volverá instantáneamente en un hombre proactivo en lugar de reactivo—el pináculo
del estratega. Todo lo “indeseable” pasa por tu culpa, por tu falta de visión,
información, o preparación. En esta posición no te quedará más que comenzar a
planear con meses de antelación, siempre pensando en lo peor que se pueda suscitar
para estar listo en el caso de que esto suceda. Así, siempre estarás “esperando lo
mejor, pero preparado para lo peor.”

Esta responsabilidad plena es el elemento central del liderazgo. Con ella tendrás
que liderar a los demás para que las cosas salgan como deseas—no te quedará otra.
Si el plan falla porque una persona “no hizo lo que debía,” la falla siempre será
tuya—tal vez no fuiste suficientemente persuasivo o no le enseñaste correctamente.
De cualquier manera, adoptando esta perspectiva, todo otro “elemento de liderazgo”
sale sobrando, ya que al ser todo tu responsabilidad, tendrás que “o encontrar el
camino, o crear el camino.” Al tomar esta postura tendrás la determinación
suficiente para hacer “lo que sea necesario.”

Por otro lado, la responsabilidad plena no solo es el elemento central del


liderazgo sino que, derivadamente, esta es parte fundamental de la masculinidad—ser
líder significa ser masculino.

Masculinidad y feminidad
Masculinidad y feminidad

En adición a tomar responsabilidad total, para realmente actuar como un hombre de


verdad, debes hacerlo desde la racionalidad. Si algo distingue a la masculinidad de
la feminidad, es su capacidad para tomar decisiones basándose en la razón en lugar
de la emoción. Pero no solo eso.

Es frecuente que los términos “Alfa” y “Beta” sean mencionados para determinar la
calidad de un hombre, pero, sin adentrarnos mucho en argumentos, la única
diferencia entre estos 2 términos, y a lo que hacen alusión es esto: quién es
masculino—y quien no. Un hombre masculino (“Alfa”) toma posesión de su destino, un
hombre que no lo es (“Beta”) deja que otros y las circunstancias externas
determinen lo que le pueda o no suceder. Centralmente, masculinidad significa
control, eso es todo.

Entre mayor sea tu control sobre ti mismo y sobre tu alrededor, mayor la


masculinidad que los demás y, mas importante, tu mismo, percibirán. ¿Porque es más
importante tu propia percepción de masculinidad? Porque a mayor esta sea, mayor tu
confianza de desplegarla y, por ende, mas esta sera empoderada. Es un círculo
virtuoso en cuyo llega un punto te crees capaz de hacerlo todo y estar en control
de todo—nada puede desviarte de tu curso. Esta es sin duda, la mayor representación
de lo que un hombre masculino significa—hacer lo que quieras, cuando quieras.

Últimamente, mucho se ha apoyado al feminismo, pero es en situaciones críticas en


que la realidad sobre la “mujer fuerte e independiente” saldrá a la luz—no existe.
Directamente dependiente de la severidad del evento, verás como todas esa “mujeres
independientes” se pondrán a buscar una figura masculina que las proteja y
sostenga. Es simple biología, los hombres proveen, las mujeres son provistas—de
recursos, de dirección, de protección, de estabilidad emocional, etc.

Considerando que la masculinidad significa control, y feminidad es su opuesto


total, es lo más lógico considerar que en situaciones de crisis, en cuyas el
control de la situación es lo que más se necesita, siendo el hombre el mayor
receptáculo de masculinidad—o que debería, hasta la mujer más “fuerte e
independiente” se volcara a la búsqueda de esta fuente de estabilidad y seguridad—a
mayor esta sea mejor. A fin de cuentas, todos queremos prosperar o, por lo menos,
sobrevivir.

Dejando de lado esto—solo considera que, de manera directamente dependiente de la


gravedad de la situación, es altamente probable que muchas mujeres de tu pasado
comiencen a contactarte para “estar contigo” (traducción: quieren provisión de
recursos, dirección, estabilidad, y seguridad a cambio de un poco de “diversión”);
la masculinidad, o más bien dicho, tu despliegue de ella, será esencial en
situaciones de crisis y, de hecho, podríamos considerarles a estas como las mayores
pruebas de masculinidad en existencia.

Las mayores pruebas masculinas


“Porque la masculinidad gana mucha fuerza al ser desafiada”.

—Séneca

Lo quieras o no, los momentos de crisis son pruebas, más específicamente,


evaluaciones de nuestra masculinidad. Cuando todo se va para abajo, o parece que
así será, son solo los hombres compuestos, que obran desde la razón y no se rompen,
quienes serán considerados como hombres masculinos por los demás y, más importante,
por ellos mismos. En el momento en que te quiebres, como líder, todos caerán
contigo, y con ello el éxito de la misión—prosperar en tiempos de caos.

Si hay algo que define a la masculinidad es su particular potencial para lidiar con
la adversidad. Los momentos de dificultad son los que están más alineados con la
energía masculina, al estar esta mayormente caracterizada por un anhelo de
conquista y gloria. De manera simbiótica, la masculinidad se alimenta de los retos
(estudio, estudio), al estos reforzar, al ser superados, nuestra propia percepción
de virilidad.

Si te has venido preparando toda tu vida para conocer de “qué estás hecho,”
regocíjate cuando momentos críticos aparezcan, ya que en estos pondrás a prueba
todo lo que has aprendido y practicado a la fecha. Estas situaciones son las
“pruebas definitivas” de tu valía—como persona y como hombre. Como el hierro es
forjado con fuego, así también lo es el hombre con la adversidad.

En esta era de mediocridad, en donde la masculinidad es inclusive atacada con


regularidad, son estos contados momentos de auténtica dificultad los que definirán
tu mentalidad—por el resto de tu vida. ¿Aceptaras el potencialmente mayor reto de
tu existencia y lo manejaras como hombre, o te acobardaras y lo trataras de evitar—
haciéndote la victima? Piénsalo bien, ya que esta decisión definirá tu mentalidad y
futuro estado al encontrarte del otro lado—cuando todo haya pasado.
Del otro lado —cuando todo haya pasado
Hombre observando

“Lo que hacemos ahora hace eco en la eternidad”.

—Marco Aurelio

Reflexionalo si quieres en el momento de la crisis pero, idealmente, ahora mismo


para que estés de una vez preparado. ¿Cómo quieres verte del otro lado—cuando todo
haya pasado, arrepentido o fortalecido? Antes de contestar, considera que tu propia
percepción de ti mismo es lo más importante, y lo que definirá tu mentalidad, así
como tu satisfacción general y felicidad.

Además, la comodidad es la antítesis de la masculinidad, para ser un hombre de


verdad debes aceptar cuanto antes que la incomodidad será parte fundamental y
constante de tu vida. Un hombre hace, más importante, un hombre se desempeña, y, de
hecho, allí es donde reside su mayor valor. Entre más produzcas, entre mas aportes—
en calidad o cantidad, mayor será tu valor para la sociedad y mayor tu propia
percepción de importancia y masculinidad—un hombre provee.

Es por esto que el hombre vive para trabajar—o por lo menos un hombre que despliega
su masculinidad, entre más útil es para los demás, más felicidad siente—siendo esta
felicidad masculina definida por la satisfacción de dar y triunfar, no aquella
femenina que consiste en recibir, relajarse, y “disfrutar.” Contrario a la mujer,
el hombre prefiere la gloria a la comodidad.

Por si esto fuera poco, debido a múltiples factores, pero mayormente al cambio en
tu mentalidad y reforzamiento de tu masculinidad, al pasar la crisis es que se te
presentarán las oportunidades más grandes de tu vida, en donde todos están
asustados, pero en donde tu, gracias mayormente a haber pasado la prueba
exitosamente y de manera decida, estarás más empoderado que nadie. Ya no temerás
nada. Te sentirás capaz de realizar lo que sea. Te percibirás más masculino que
nunca.

Conclusión
La mayoría de la gente teme a las situaciones de crisis, no obstante, tú no
deberías temerles y, de hecho, no deberías temer a nada—no hay nada que temer. El
temor es una emoción y, como tal, es una que como hombre debes superar o, por lo
menos, aprender a dominar. Sin embargo, esto no significa que por ello no te
prepares para enfrentar estas situaciones. De hecho, la preparación es lo único que
puede transformar una crisis en una oportunidad, en la ganes en lugar de perder.

Séneca alguna vez dijo: “la suerte es lo que sucede cuando la preparación se
encuentra con la oportunidad.” Bueno, pues visto desde la perspectiva adecuada,
toda situación pero, irónicamente, especialmente las adversas, son una oportunidad
de crecimiento si se saben aprovechar. En tiempos pasados las experiencias
auténticamente adversas eran comunes, ahora son contadas, por lo que tenemos que
regocijarnos cuando estas se nos presentan en lugar de tratar de evitarlas.

Los eventos que involucran adversidad son las mayores pruebas de masculinidad que
jamás te encontrarás. A mayor dificultad mayor masculinidad tendrás que desplegar.
Entre mayor haya sido el reto superado, mayor el beneficio a tu mentalidad. Sin
embargo, si optas por la postura opuesta, si te acobardas y dejas que el obstáculo
te “quiebre,” el resultado será el mismo pero al contrario. Tu mentalidad también
será definida, pero de manera negativa, y no habrá vuelta atrás jamas.
Ultimadamente, una situación de crisis definirá tu mentalidad. Dependiendo de la
postura que tomes ante ésta, tu mismo determinaras si sales mas temeroso, débil y
emasculado del otro lado; o lo haces más fuerte, confiado, masculino y
experimentado. La decisión es solo tuya. Debes adoptar una responsabilidad plena.
Dirige. Toma tu posición de liderazgo. Eres un hombre. Actúa como tal.

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