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Contenido investigar: Toma de decisiones: definiciones, tipos, decisiones racionales,

proceso decisorio, método científico, análisis del problema, tecinas y herramientas que
coadyuven en los procesos administrativos. Árbol de decisiones. Ambiente de decisiones.

Toma de decisiones: Una decisión es una resolución o determinación que se toma respecto
a algo. Se conoce como toma de decisiones al proceso que consiste en realizar una elección
entre diversas alternativas. La toma de decisiones puede aparecer en cualquier contexto de
la vida cotidiana, ya sea a nivel profesional, sentimental, familiar, etc. El proceso, en esencia,
permite resolver los distintos desafíos a los que se debe enfrentar una persona o una
organización.

Se entiende por toma de decisiones el proceso de evaluar y elegir, por medio del
razonamiento y la voluntad, una determinada opción en medio de un universo de
posibilidades, con el propósito de resolver una situación específica, ya sea que se trate del
ámbito personal, vocacional, familiar, social, laboral, económico, institucional o empresarial,
entre otros.

Paul Moody (1983) describe este proceso como un circuito cerrado, que se inicia con la
toma de conciencia sobre un problema, seguido de un reconocimiento del mismo y su
definición. Debe ubicarse la existencia de un problema o una disparidad entre cierto estado
deseado y la condición real; por ejemplo, si se calculan los gastos mensuales y se descubre
que se gasta más de lo presupuestado, surge la necesidad de una decisión, ya que hay una
disparidad entre el nivel de gasto deseado y el gasto real.

Tipos de decisiones:

1. Las decisiones racionales

Por ejemplo, a la hora de comprarse un coche, tendríamos que comparar exhaustivamente


las prestaciones y precios de varios modelos y marcas, para así llegar a ciertas conclusiones
sobre la idoneidad de cada una de las opciones disponibles. Involucran nuestra inteligencia
analítica y nos hace sopesar los pros y contras de la decisión que estamos a punto de tomar.

2- Decisiones por consenso

Las decisiones por consenso son aquellas en las que los miembros de un grupo desarrollan
una decisión y aceptan apoyarla, dando prioridad a los mejores intereses de dicho grupo. El
consenso puede ser definido profesionalmente como una resolución aceptable, que puede
ser apoyada incluso si no es la opción «favorita» de cada individuo.

Las decisiones por consenso toman en cuenta los efectos sociales, económicos, legales,
ambientales y políticos de la aplicación posterior de dichas decisiones; y se relacionan con
los procesos de deliberación y finalización de una resolución.

3- Decisión programada
Estas decisiones están previamente descritas y establecidas por algún tipo de normativa más
o menos formal, y su ejecución se realiza en base a un cronograma. Son decisiones
rutinarias y estratégicas que, en principio, son automáticas y de efecto inmediato.

4- Decisión no programada

No están programadas ni descritas en ningún texto normativo, y suceden como fruto de la


interacción de la corporación con el entorno humano e institucional. Suelen ser espontáneas
y suelen tener un alcance mayor en el tiempo. También se utiliza para problemas que
puedan ocurrir periódicamente pero quizá requiera de enfoques modificados debido a
cambios en las condiciones internas o externas.

Según la trascendencia para la empresa

Decisiones estratégicas (o de planificación)

Este tipo de decisiones inquieren sobre objetivos de la empresa y tratan de vehicular estas
metas a planes de desarrollo específicos. Usualmente, este tipo de decisiones son las que
guían las corporaciones hacia el éxito o el fracaso, puesto que marcan el camino a seguir.
Son decisiones que suele tomar el director general, el gerente y/o los accionistas.Son
decisiones adoptadas por decisores situados en el ápice de la pirámide jerárquica o altos
directivos. Estas se refieren a las relaciones entre la organización o empresa y su entorno.
Son decisiones de una gran transcendencia puesto que definen los fines y objetivos
generales que afectan a la totalidad de la organización; son decisiones singulares a largo
plazo y no repetitivas, por lo que la información es escasa y sus efectos son difícilmente
reversibles; los errores pueden comprometer el desarrollo de la empresa y en determinados
casos su supervivencia, por lo que requieren un alto grado de reflexión y juicio.

Decisiones tácticas o de pilotaje: son decisiones tomadas por directivos intermedios. Estas
decisiones pueden ser repetitivas y el grado de repetición es suficiente para confiar en
precedentes, los errores no implican sanciones muy fuertes a no ser que se vayan
acumulando.

Operativas

Adoptadas por ejecutivos que se sitúan en el nivel más inferior. Son las relacionadas con las
actividades corrientes de la empresa. El grado de repetividad es elevado: se traducen a
menudo en rutinas y procedimientos automáticos, por lo que la información es disponible.
Los errores se pueden corregir rápidamente ya que el plazo al que afecta es a corto y las
sanciones son mínimas. Son decisiones imprescindibles para el buen funcionamiento de la
organización y una de sus misiones es resolver los conflictos entre personas, tanto desde un
punto de vista humano como laboral. Su manejo debe ser cuidadoso ya que las decisiones
operativas también incluyen determinaciones sobre la contratación y los despidos.

Proceso decisorio
Etapa 1. La identificación de un problema

El proceso de toma de decisiones comienza con un problema, es decir, la discrepancia entre


un estado actual de cosas y un estado que se desea. Ahora bien, antes que se pueda
caracterizar alguna cosa como un problema, los administradores tienen que ser conscientes
de las discrepancias, estar bajo presión para que se tomen acciones y tener los recursos
necesarios. Los administradores pueden percibir que tiene una discrepancia por comparación
entre el estado actual de cosas y alguna norma, norma que puede ser el desempeño
pasado, metas fijadas con anterioridad o el desempeño de alguna otra unidad dentro de la
organización o en otras organizaciones. Además, debe existir algún tipo de presión en esta
discrepancia ya que si no el problema se puede posponer hasta algún tiempo en futuro. Así,
para el proceso de decisión, el problema debe ejercer algún tipo de presión sobre el
administrador para que este actué. Esta presión puede incluir políticas de la organización,
fechas límites, crisis financieras, una próxima evaluación del desempeño, etc.

Etapa 2. La identificación de los criterios para la toma de decisiones.

Una vez que se conoce la existencia del problema, se deben identificar los criterios de
decisión que serán relevantes para la resolución del problema. Cada persona que toma
decisiones suele tener unos criterios que los guían en su decisión. Este paso nos indica que
son tan importantes los criterios que se identifican como los que no; ya que un criterio que no
se identifica se considerara irrelevante por el tomador de decisiones.

Etapa 3. La asignación de ponderaciones a los criterios.

Los criterios seleccionados en la fase anterior no tiene todos la misma importancia, por tanto,
es necesario ponderar las variables que se incluyen en las lista en el paso anterior, a fin de
darles la prioridad correcta en la decisión. Este paso lo puede llevar a cabo dándole el mayor
valor al criterio preferente y luego comparar los demás para valorarlos en relación al
preferente.

Etapa 4. El desarrollo de alternativas.

Este paso consiste en la obtención de todas las alternativas viables que puedan tener
éxito para la resolución del problema

Etapa 5. Análisis de las alternativas.

Una vez que se han desarrollado las alternativas el tomador de decisiones debe analizarlas
cuidadosamente. Las fortalezas y debilidades se vuelven evidencias.

Según se les compare con los criterios establecidos en la etapa 2 y 3. Se evalúa cada
alternativa comparándola con los criterios. Algunas valoraciones pueden lograrse en una
forma relativamente objetiva, pero, sin embargo, suele existir algo de subjetividad, por lo que
la mayoría de las decisiones suelen contener juicios.

Etapa 6. Selección de una alternativa.


Consiste en seleccionar la mejor alternativa de todas las valoradas.

Etapa 7. La implantación de la alternativa.

Mientras que el proceso de selección queda completado con el paso anterior, sin embargo, la
decisión puede fallar si no se lleva a cabo correctamente. Este paso intenta que la decisión
se lleve a cabo, e incluye dar a conocer la decisión a las personas afectadas y lograr que se
comprometan con la misma. Si las personas que tienen que ejecutar una decisión participan
en el proceso, es más fácil que apoyen con entusiasmo la misma. Estas decisiones se llevan
a cabo por medio de una planificación, organización y dirección efectivas.

Etapa 8. La evaluación de la efectividad de la decisión.

Este paso juzga el proceso del resultado de la toma de decisiones para verse que se ha
corregido el problema. Si como resultado de esta evaluación se encuentra que todavía existe
el problema tendrá que hacer el estudio de lo que se hizo mal. Las respuestas a estas
preguntas nos pueden llevar de regreso a uno de los primeros pasos e inclusive al primer
paso.

Fases del análisis de un problema:

El proceso de análisis del problema es fundamental en cualquier ámbito u organización, sea


cual fuere su índole o fin de creación. Debido a que se busca la solución del problema. Se
definen a nivel genérico las siguientes fases inmersas en el análisis:

 Definir y entender el problema (ENTRADA): En esta etapa se busca definir el


problema de forma clara, recogiendo hechos e información relevante que apunten al
esclarecimiento del mismo.
 Identificar los datos e información y ejecución (PROCESO): Tomando en cuenta que
la necesidad de evaluar y examinar un problema es obtener una solución, se debe
explorar a profundidad el problema, a fin de hallar soluciones efectivas.
 Identificar los resultados obtenidos (SALIDA): El producto o resultado de una decisión,
debe ser evaluado regularmente para determinar su efectividad.

Análisis: Es importante tener en cuenta, que ante la presencia de un problema y una vez
definido éste, debemos identificar cuáles fueron las causas que lo generaron, a fin de adoptar
medidas preventivas a futuro y resolver en el presente de manera rápida y eficaz. El análisis
del problema es vital para la toma de decisiones que es el siguiente paso a realizar una vez
detectada la irregularidad. Cuando nos enfrentamos a grandes problemas, es necesario sub-
dividirlos para manejarlos más fácilmente. Esto nos lleva a la toma de decisiones oportunas y
adecuadas, ya que una decisión no acertada puede ocasionar pérdidas, no sólo materiales
sino de otras índoles. Igual una decisión correcta nos puede significar ganancias y
asegurarnos el éxito. Sabemos que hay problemas, cuando notamos que las cosas no
marchan bajo su curso normal. Qué?¿Cómo?¿Para qué? son interrogantes que se debe
plantear la persona responsable de la toma de decisiones, en miras de planificarse en tiempo
y recursos que serán invertidos para llevar a cabo la ejecución de dicho proceso. Es
importante, darle una orientación positiva a los problemas, es decir, asumirlos como un reto
si se quiere y no como fracasos. Esta actitud ante los mismos, contribuirá con la resolución
más favorable. Si creemos que no contamos con las herramientas para hallar las posibles
soluciones, o sentimos incertidumbre ante la situación existente, debemos buscar ayuda
externa. En cualquier situación de la vida cotidiana que se nos presente, no necesariamente
tiene que ser un problema, debemos estar preparados para tomar decisiones certeras que
nos traigan beneficios a corto, mediano y/o largo plazo, esto con la finalidad de alcanzar las
metas establecidas en un tiempo estipulado y siempre respetando nuestras propias
convicciones (valores). "Lo bello es la consecuencia de lo correcto", reza una regla japonesa.

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