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Conversan:

Alejandra Salazar, Santiago Piedrahita y Felipe Garavito


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Entrada libre hasta completar aforo
*Estaremos vendiendo nuestros ejemplares de Cuadernos del Centro de
Estudios Estanislao Zuleta  para la reflexión y la crítica 

Estanislao Zuleta, en el marco de una de sus lúcidas charlas en torno a La


náusea, señalaba que en la novela de Jean-Paul Sartre se dan dos
movimientos que están en íntima relación. El primero es un intento de terapia
personal, en el que el filósofo y literato francés busca salir de un estado de
ánimo muy próximo a la psicosis; el segundo es un ataque en el campo de la
crítica social contra los valores y concepciones de su época. Esta obra de
1938, en ese primer movimiento que señala Zuleta, realiza una exploración
de la condición humana centrada en uno de sus elementos más
problemáticos: el de nuestra particular forma de existencia, forma a la que,
sólo desde hace muy poco, se le ha puesto en duda su sentido, pues se ha
llegado a afirmar que a ésta la constituyen la gratuidad y la contingencia, y
ya no es más la realización de una previa esencia dictada por un discurso
ultramundano, situación que deja entonces la responsabilidad a cada cual de
forjar su propio proyecto, su propio sentido, uno que estaría siempre
sostenido sobre ese telón de fondo que es la contingencia y que, por ende,
siempre sería perdible e inacabado. En el segundo movimiento, que se da en
relación con el primero, se lleva a cabo una denuncia en torno a las variadas
formas en las que el ser humano, en la civilización burguesa, huye a la
pregunta por el sentido de su vida, dándole la espalda a esa particular forma
de existir a la que nos hemos referido, dotándose de sentidos prestados e
impuestos por la sociedad que le alivian su angustia y lo ayudan a olvidarse
de su propia muerte.
En esta primera conversación de Pensar lo humano, queremos invitarles pues
a que nos encontremos en torno al abordaje de esta gran obra. Abordaje que
recorrerá estos movimientos que hemos referido, los cuales, como
intentaremos hacer ver, no han perdido vigencia y siguen hablando de
nosotros, pues la pregunta sigue siendo valida y más vigente que nunca, y
más en tiempos donde el modelo de civilización burguesa con los modos de
vida que impone vacía cada vez más de sentido la existencia de sus
individuos, y porque en la actualidad los mecanismos para eludir el
compromiso con la propia existencia que denuncia Sartre no han hecho sino
profundizarse y sofisticarse. 

Santiago Piedrahita
Miembro del CEEZ

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