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REPÚ BLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EDUCACIÓ N UNIVERSITARIA CIENCIA Y


TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES RÓ MULO
GALLEGO
ALDEA UNIVERSITARIA

DERECHO
CONSTITUCIONAL

FACILITADORA: TRIUNFADOR:
rosa Amelia Mendoza ALI SEVILLA
CONTROL DIFUSO Y CONTROL CONCENTRADO CONSTITUCIONAL
Sala constitucional N° 1859 / 18-12-2014

“La Constitució n de 1811, en su artículo 227, establecía que aquellas leyes que
se expidieran contra la Constitució n: "no tendrá n ningú n valor, sino cuando hubiesen
llenado las condiciones requeridas para una justa y legítima revisió n y sanció n"; en
razó n de lo cual de la señ alada disposició n se origina el principio de la supremacía
constitucional, la garantía de la nulidad de las leyes contrarias a la Constitució n, y la
facultad de los jueces patrios para considerar la nulidad de las leyes
inconstitucionales.

De esta manera, de dicho principio de la supremacía constitucional nace, desde


principios del siglo pasado, un sistema de control judicial de la constitucionalidad de
los actos normativos, es decir, de justicia constitucional, tanto de cará cter difuso como
de cará cter concentrado.

Por ello, la justicia constitucional en todo Estado de Derecho tiene su génesis


en los principios: a) de supremacía y fuerza normativa de la Constitució n; y, b) de
separació n de los poderes y de legalidad, los cuales constituyen el fundamento de
todos los sistemas constitucionales modernos.

En tal sentido, las formas de protecció n de la Constitució n, acogidas por los


distintos ordenamientos, se dividen en un control concreto o difuso y un control
abstracto o concentrado. En el primero de los casos, se permite a los distintos jueces
ejercer una parte de esta justicia constitucional en los casos particulares que les
corresponde decidir; y, en el segundo se otorga a la má xima instancia de la
jurisdicció n constitucional, el control de la constitucionalidad de los actos dictados en
ejecució n directa e inmediata de la Constitució n o que tengan rango de Ley. A partir de
allí, se ejerce la supremacía constitucional, la cual, en unos casos, se atribuye a una
Corte o Tribunal autó nomo, y en otros sistemas, como el caso de Venezuela, se inserta
en el má ximo organismo jurisdiccional del país, como ó rgano rector del resto del
sistema de justicia constitucional, concretamente: en esta Sala Constitucional.

Conforme a ello, el sistema venezolano de justicia constitucional es un sistema


mixto, en el cual el control difuso de la constitucionalidad está atribuido a todos los
tribunales de la Repú blica y el sistema concentrado de la constitucionalidad de leyes y
demá s actos de rango similar corresponde a esta Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia (Cfr. artículos 334 y 336, numeral 4, de la Constitució n de la
Repú blica Bolivariana de Venezuela).
Al respecto, el control difuso de la constitucionalidad es un poder-deber de
todos los jueces de desaplicar aquellas normas que estime como inconstitucionales,
pese a que, en principio, resultaban ajustadas para casos concretos como al que le
corresponde conocer y decidir, razó n por la cual opta de manera preferente por la
Constitució n. Dicho deber, permitido mediante el control difuso de la
constitucionalidad de las leyes, es el de examinar la constitucionalidad de las leyes que
va a aplicar en un caso concreto y, de ser inconstitucional, porque colide con la Carta
Fundamental, su misió n será la de considerar su desaplicació n, sin llegar por ello a
decretar su nulidad, aun cuando la considere nula, por cuanto no puede el juez
ordinario actuar como legislador negativo.

En este sentido, la ley desaplicada, por inconstitucional, no solo tiene efectos


entre las partes en relació n con el caso sometido al conocimiento del juez, sino que,
ademá s, debe ser ejercido en un proceso donde la inconstitucionalidad de la ley o de la
norma no es objeto de dicho proceso ni el asunto principal.

De esta manera, el control difuso de la constitucionalidad de las normas debe


entenderse como la interpretació n que deben realizar todos los jueces de la Repú blica,
de la ley que debe aplicar en un caso concreto sometido a su consideració n y decisió n.
Este aná lisis o examen lo debe realizar “in abstracto” a la luz de la norma fundamental,
pero, sin llegar a sobrepasar sus poderes suponiendo el sentido de la misma y, en
consecuencia, desaplicar, ya sea a instancia de parte o de oficio, aquella norma que no
se adapte a la exigencias constitucionales, con efectos ú nicamente “inter partes” y de
aplicació n inmediata al caso concreto.

De igual modo, la decisió n en la cual se ejerza el control difuso de la


constitucionalidad debe ser una decisió n expresa y motivada, en la que se haga un
examen de la norma legal y de las razones por las cuales se desaplica a un caso
concreto, por lo que no es aceptable una especie de control difuso tá cito de la
constitucionalidad, por cuanto, en el momento en el cual el Juez desaplica una norma
por inconstitucional, se hace un examen exhaustivo de la misma, a los fines de
asegurar la integridad constitucional.

En este contexto, esta Sala estima oportuno reiterar la doctrina establecida en


la sentencia n.° 833, de fecha 25 de mayo de 2001, caso: Instituto Autó nomo Policía
Municipal de Chacao, en la cual, respecto de las formas de control de la
constitucionalidad, dispuso lo siguiente:

Debe esta Sala, con miras a unificar la interpretació n sobre el artículo 334 de la
vigente Constitució n, y con cará cter vinculante, señ alar en qué consiste el control
difuso, y en qué consiste el control concentrado de la Constitució n.
El artículo 334 de la Constitució n, reza:

Consecuencia de dicha norma es que corresponde a todos los jueces (incluso


los de la jurisdicció n alternativa) asegurar la integridad de la Constitució n, lo cual
adelantan mediante el llamado control difuso.

Dicho control se ejerce cuando en una causa de cualquier clase que está
conociendo el juez, éste reconoce que una norma jurídica de cualquier categoría (legal,
sublegal), que es incompatible con la Constitució n. Caso en que el juez del proceso,
actuando a instancia de parte o de oficio, la desaplica (la suspende) para el caso
concreto que está conociendo, dejando sin efecto la norma en dicha causa (y só lo en
relació n a ella), haciendo prevalecer la norma constitucional que la contraría.

Por lo tanto, el juez que ejerce el control difuso, no anula la norma


inconstitucional, haciendo una declaratoria de cará cter general o particular en ese
sentido, sino que se limita a desaplicarla en el caso concreto en el que consideró que
los artículos de la ley invocada, o hasta la propia ley, coliden con la Constitució n.

La declaratoria general de inconstitucionalidad de una o un conjunto de


normas jurídicas (leyes), corresponde con exclusividad a la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, quien, ante la colisió n, declara, con cará cter erga omnes,
la nulidad de la ley o de la norma inconstitucional. Dicha declaratoria es diferente a la
desaplicació n de la norma, tratá ndose de una decisió n de nulidad que surte efectos
generales (no para un proceso determinado) y contra todo el mundo. Mientras que los
Tribunales de la Repú blica, incluyendo las Salas del Tribunal Supremo de Justicia
diferentes a la Constitucional, pueden ejercer só lo el control difuso. Las Salas
Constitucional y Político Administrativa pueden ejercer el control difuso en una causa
concreta que ante ella se ventile, y el control concentrado mediante el juicio de
nulidad por inconstitucionalidad, cuyo conocimiento a ellas corresponde. La má xima
jurisdicció n constitucional se refiere al control concentrado, el cual es un control por
vía de acció n, que lo ejerce la Sala Constitucional, conforme al artículo 336
constitucional y, en ciertos casos, la Sala Político Administrativa.

Conforme al artículo 334 aludido, el control difuso só lo lo efectú a el juez sobre


normas (lo que a juicio de esta Sala incluye las contractuales) y no sobre actos de los
ó rganos que ejercen el poder pú blico, así ellos se dicten en ejecució n directa e
inmediata de la Constitució n.
No debe confundirse el control difuso, destinado a desaplicar normas jurídicas,
con el poder que tiene cualquier juez como garante de la integridad de la Constitució n,
de anular los actos procesales que atenten contra ella o sus principios, ya que en estos
casos, el juzgador cumple con la obligació n de aplicar la ley, cuya base es la
Constitució n.

Distinta es la situació n del juez que desaplica una norma porque ella colide con
la Constitució n, caso en que la confrontació n entre ambos dispositivos (el
constitucional y el legal) debe ser clara y precisa.

De igual modo, en la referida sentencia, esta Sala expresó lo siguiente:

Conforme a lo expuesto, la defensa y protecció n de los derechos fundamentales


corresponde a todos los jueces, los que los ejercen desde diversas perspectivas:
mediante el control difuso y, otros, mediante el control concentrado; pero todo este
control corresponde exclusivamente a actos netamente jurisdiccionales, sin que otros
ó rganos del Poder Pú blico, ni siquiera en la materia llamada cuasi-jurisdiccional,
puedan llevarlo a cabo. El artículo 334 constitucional es determinante al respecto.

A diferencia de otros países (donde existen tribunales constitucionales) en


Venezuela, -siendo parte del Poder Judicial- se encuentra la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, a la cual corresponde la jurisdicció n constitucional, pero
tal jurisdicció n no tiene una cobertura total en el control concentrado.

El artículo 334 de la Constitució n, crea la jurisdicció n constitucional, la cual


corresponde a la Sala Constitucional.

La jurisdicció n constitucional tiene encomendado el control concentrado de la


Constitució n. Ese control concentrado, que corresponde con exclusividad a la Sala
Constitucional conforme al artículo 334 antes citado.

Siendo la Constitució n la cú spide del ordenamiento jurídico, tanto en lo formal


como en lo material, no puede prescindirse de ella en la aplicació n e interpretació n de
todo el ordenamiento, por lo que todos los jueces, y no só lo los de la jurisdicció n
constitucional, está n en el deber de mantener su integridad, y de allí, surge el control
difuso, así como las extensiones señ aladas del control concentrado.
DERECHOS Y DEBERES DE LOS SERES HUMANOS
Los derechos y deberes está n hechos para que la vida con los que nos rodean
sea lo má s tranquila posible, ya que estos son bá sicos y se relacionan entre ellos,
porque uno implica al otro. Los derechos son garantías que permiten que todos
podamos desarrollarnos de manera integral.
Para que la convivencia entre las personas sea posible, es necesario que a todos
los ciudadanos se les reconozcan una serie de derechos. Todas las personas del
mundo tienen la facultad para hacer, en forma legítima, todo lo necesario para lograr
su plena realizació n. Esta facultad es lo que llamamos un derecho.
Por lo tanto, DERECHO es la facultad que tenemos cada uno de nosotros de
alcanzar una completa realizació n, en armonía con el bien comú n. Los Derechos
Humanos se caracterizan por ser:
-UNIVERSALES: esto significa que lo poseemos todos los miembros de la especie
humana.
- INALIENABLES: nadie puede privar a ninguna persona de ellos.
-INVIOLABLES: nadie puede atropellarlos sin recibir una sanció n.
-INDIVISIBLES: constituyen un todo que ninguna persona puede fraccionar.

El Estado es el principal sujeto obligado a respetar y garantizar los Derechos


Humanos.

DERECHOS
La Declaració n Universal de los Derechos Humanos consagra como un principal
fundamento el derecho de las personas a:
- A nacer libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como está n de razó n y
conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
- Un trabajo digno, El derecho al trabajo busca brindar seguridad econó mica y
material, ademá s de acceder a otros derechos, como la alimentació n, la educació n, la
salud o la vivienda.
- Un salario justo. Toda persona tiene derecho, sin discriminació n alguna, a igual
salario por trabajo igual.
- Un descanso. Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a
una limitació n razonable de la duració n del trabajo y a vacaciones perió dicas pagadas.
- A la protecció n de la familia.
- La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos
los niñ os, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual
protecció n social.
- Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus
intereses.
- Al alimento, vestido y vivienda. Toda persona tiene derecho a disfrutar de vivienda
digna. La Ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal
objetivo.

- A la cultura, Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural
de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los
beneficios que de él resulten.
- A la salud. Toda persona tiene derecho, cualquiera que sea el prestador que ejecute
las acciones de promoció n, protecció n y recuperació n de su salud y de su
rehabilitació n, a que ellas sean dadas oportunamente y sin discriminació n arbitraria,
en las formas y condiciones que determinan la Constitució n y las leyes.
- A la educació n, aprender todo aquello que desarrolle al má ximo su personalidad y
capacidades intelectuales, físicas y sociales. Los padres tendrá n derecho preferente a
escoger el tipo de educació n que habrá de darse a sus hijos.
- Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

DEBERES:
Los deberes del Hombre son todos aquellos que lo llevan al bien. Los deberes obligan
al Hombre a hacer o no algunas cosas que hay que respetar y cumplir:
- Respeto a la vida propia y del otro.
-Respeto a los derechos de las otras personas.
-Deber de realizar bien el trabajo.
Tenemos diferentes deberes segú n la actividad que desarrollemos tanto en la casa, en
la Escuela y también en la Comunidad: en la casa haciendo las tareas y arreglando la
mochila, en la escuela colocando atenció n en clases y portá ndose bien, en nuestra
comunidad respetando las señ ales del trá nsito, cuidando las plazas y jardines, etc.
-Debemos respetar a nuestros semejantes, sin importar su sexo, nivel socio
econó mico, religió n, nacionalidad, etc.
-Debemos respetar a nuestros padres, maestros, y a todas las personas, pues nos
ayudan a convertirnos en adultos.
- Debemos aprender a respetar las opiniones y costumbres de los demá s, aunque no
sean iguales a las nuestras.
-Debemos respetar las leyes que rige la Sociedad, tener buena conducta en la Escuela,
portarnos bien en la casa. * Debemos respetarnos a nosotros mismos:
- Debemos respetar y cuidar el medio ambiente.
-Debemos hablar siempre con la verdad y cumplir con lo que prometemos.
-Debemos respetar nuestra patria, ella nos da alimento, educació n y todo lo que
tenemos.
SEGURIDAD DE LA NACIÓN
La seguridad nacional se refiere a la noció n de relativa estabilidad, calma o
predictibilidad que se supone beneficiosa para el desarrollo de un país; así como a los
recursos y estrategias para conseguirla (principalmente a través de la defensa
nacional).
Mientras que los objetivos clá sicos de la seguridad nacional consistían en
prevenir o rechazar amenazas militares de estados (la guerra clá sica), en la actualidad
las amenazas a la seguridad nacional son má s difusas, e incluyen la delincuencia
comú n, el terrorismo, las mafias, los riesgos medioambientales, y fenó menos sociales
de escala global como las migraciones masivas.

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