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EL CONTROL DE LA INFLACIÓN
INTRODUCCIÓN (*)
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traa aumentos de producción casi ininterrumpidos en un grau nú-
mero de países.
El Reino Unido es un claro ejemplo de lo que hemos dicho.
Durante los año» comprendidos entre las dos guerras mundiales,
tuvo una cifra de desempleo de 1.750.000 por término medio, mien-
tras que desde 1946 ha desconocido prácticamente este proble-
ma (2). Por otra parte, el aumento en su nivel de producción in-
dustria] en los trece años transcurridos desde 1946 a 1959 es no-
tablemente superior al experimentado en los años 20, desde 1913
a 1939. Sin embargo, esta expansión de la economía británica pre-
senta el rasgo común de venir acompañada por una constante y
desmesurada elevación de rentas monetarias y precios.
Es verdad que el Reino Unido conoció elevaciones de precios
antes de la segunda guerra mundial, tales como las experimen-
tadas de 1934 a 1938; pero fueron de pequeña cuantía, algo más
de un 2,5 por 100 anual, y, por otra parte, no hay que olvidar
que habían sido precedidas de una auténtica caída, de forma que
todavía en 1938 eran más bajos que habían sido diez años antes.
Naturalmente que durante la guerra se elevaron a un ritmo más
(3) Asi, el profesor PAISH define la inflación como ana situación en qne
la renta nacional monetaria se eleva más rápidamente qne la renta nacio-
nal real.
(4) El Consejo de Precios, Productividad y Rentas fné convocado en agos-
to de 195? con la misión de informar de vez en cuando sobre el movimiento
1220 LIBROS [R. E. P., X-3
(7) Este tema fue desarrollado por el profesor Meade en ana conferencia
inaugural pronnnciada en la Universidad de Cambridge el 4 de marzo de 1958
y publicada después en este breve volumen que ahora presentamos en su
versión española.
<8> Con el sistema actual de determinación de los salarios, pleno empleo,
estabilidad de precios y aumentos de producción y productividad, son fines
que no pueden alcanzarse simultáneamente. Siguiendo nna política de pleno
empleo, garantizamos inflación; siguiendo una política de estabilidad de pre-
cios, garantizamos desempleo. Tal parece «er la disyuntiva: elegir entre des-
empleo o inflación.
V. Ross: "Monet. Control and Econ. Policy, B. of th« Oxf. Univers. Inst. of
Stat", noviembre 1957; también "Public Finance and National Income", por
BROWIVI.EE y E. D. ALLEN.
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sea tan elevada que sólo exista un 1 por 100 de obreros en paro.
¿Qué posibilidades hay de desplazar el punto crítico en el mercado
de trabajo en que los salarios se elevan exactamente al mismo ritmo
que la productividad?
Es importante que hagamos notar la imposibilidad de ligar
los salarios en determinadas actividades y ocupaciones a cambios
en productividad en estas mismas actividades y ocupaciones. Un
ejemplo nos aclarará este punto. Supongamos que solo existen dog
actividades productivas, agricultura e industria.
Imaginemos que el progreso técnico es de tal naturaleza que
en el curso del año sólo se produce un aumento de productividad
en la agricultura, que vamos a cifrar en un 5 por 100. Caso de
que los salarios permanezcan invariables, podría perfectamente
producirse una disminución equivalente a ese 5 por 100 en los
costes y precios de los productos agrícolas. Sin embargo, la estabi-
lización en el nivel general de precios implica el estímulo de la
demanda total hasta que dicho nivel vuelva a su antigua altura.
Esto significaría que e] precio de los productos industriales habría
de elevarse en un 2,5 por 100 por encima del nivel inicial, mien-
tras que los precios de los productos agrícolas habrían de traerse
hasta un punto intermedio entre el nivel inicial y el actual, de tal
forma que su disminución fuese solo de un 2,5 por 100 en vez de
un 5 por 100. La demanda de trabajo por parte de las dos activi-
dades podría conducir a un aumento de salarios de un 2,5 por 100,
tanto para los trabajadores agrícolas como para los industriales.
En este caso estos últimos disfrutarían de una elevación del 2,5
por 100 aun cuando su productividad no se ha'bía incrementado,
mientras que los trabajadores agrícolas disfrutarían un aumento
de sólo un 2,5 por 100 a pesar de que su productividad se había
elevado en un 5 por 100.
Es evidente que el resultado durante algún tiempo podría ser
aún más favorable para los obreros industriales, cuya producti-
vidad se había mantenido constante. Supongamos que al producirse
un aumento en la renta real (como tendría lugar al aumentar la
productividad agrícola) los consumidores prefieran aumentar en
muy poca cuantía sus compras de productos agrícolas, pero en
cambio aumente en gran medida su deseo de comprar producto»
industriales. Como consecuencia, nos encontraremos con una gran
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(18) HELLER, "Ced's Budget Policy", Amer. Econ. Revietc, septiembre 195?,
página 645: "Después de considerar los tres tipos de demora en la política
de estabilización, de reconocimiento, administrativo y operacional, pasa a
SBPTBRE.-D1CBRE. 1959] EL CONTROL DE L*... 1249
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nelary Policy", American Econ. Review, septiembre 1956, pág. 606, escribe:
La gran ventaja de la política fiscal es qne tiene nn impacto directo y pode-
rosa sobre la corriente monetaria, mientras qne el primer impacto de la
política monetaria es sobre la estructura de activos y sólo a través de sus
efectos sobre eíta estructura afecta indirectamente y con alguna demora a la
corriente monetaria. Sin embarpo, no deseo qne se me considere como un
partidario de la política fiscal. Lo ideal, a mi juicio, sería conseguir una
situación en que las técnicas monetarias y fiscales hubieran conseguido tal
grado de eficiencia que para decidir qué tipo de medidas de una y otra na-
turaleza hubieran de aplicarse a -cada situación particular se atendiera a
consideraciones tales como el grado de prioridad social con relación al con-
sumo, inversión y servicios públicos. Temo, no obstante, que nos encontre-
mos todavía más bien lejos de esta situación, al menos con respecto a la
política de estabilización a corto plazo."
H. P. M.INSKY. en "Central Banking and Money Market Changes", Qual.
Jour. Econ., mayo 1957, escribe: "No es cierto que la política monetaria es
asimétrica en el sentido de que constituya un arma útil contra una inflación
e ineficaz contra una deflación; la política monetaria es de muy limitada efec-
tividad, tanto en un caso como en otro."
~W. SMITH y R. WiK-SELL, "The Effectivennes of Monetary Policy: Recent
British Experiense", Joitrn. Pol. Econ., 1957: "Mientras qne algunas de las de-
bilidades de la política monetaria británica se deben a rasgos característicos
de BU economía y sistema monetario, los hechos muestran claramente las ge-
nerales limitaciones <!e la política monetaria."
HANSEN, en SU último libro, The American Economy, pág. 57: "...la p o -
lítica monetaria puede jugar un modesto papel en nn programa general de
estabilización. Hay que depositar la confianza en la política fiscal."
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del Gobierno, mientras que las variaciones en las cuotas de los sega-
ros sociales, por ejemplo, hubieran sido confiadas a una Comisión
independiente. Supongamos que el Gobierno estuviera sometido a
una fuerte presión, política para reducir I03 impuestos en una época
de presión inflacionista. Si el ministro de Hacienda mantuviera los
tipos de loa impuestos ordinarios a un nivel excesivamente bajo, la
Comisión Estabilizadora tendría la responsabilidad de compensar
esto estableciendo las cuotas de aportación a los seguros sociales
con carácter más o menos permanente a un nivel extraordinaria-
mente alto; y esto podría ocasionar un cambio indeseable en la dis-
tribución de la carga impositiva. El único procedimiento para evi-
tar esto sería hacer al ministro de Hacienda responsable, en último
término, por ambas clases de imposición, y en este sentido respon-
sable del mantenimiento de una política monetaria y presupuesta-
ria lo suficientemente rigurosa para evitar la necesidad de utilizar
con carácter permanente tipos excesivamente altos en loa suplemen-
tos de estabilización que se pretendieran introducir con fines de
estabilización a corto plazo (26).
Existe aún una auténtica fuerza en el argumento en favor de
que estos recursos estabilizadores de manipulación continua seau
mantenidos tan lejos del campo político como posible. Quizá un
buen plan de trabajo sería establecer una Comisión Estabilizadora
con carácter independiente que iniciase las variaciones en las cuo-
tas especiales de estabilización, estando la citada Comisión bajo el
control último del ministro de Hacienda. El Estado, por vía legis-
lativa o similar, se obligaría abiertamente en este caso a cumplir el
objetivo bien preciso de mantener la demanda total al más alto
nivel que sea compatible con un nivel de precios inferior a un límite
preestablecido: dos instituciones independientes, el Banco de Ingla-
(26) £1 proiesor Meade, siguiendo la tónica que se observa en estos me-
dios universitarios, no 3e preocupa excesivamente de matizar cuestiones con-
ceptuales. En este caso abarca, bajo nn común denominador, tanto las cuota e
a los segaros sociales como los impuestos propiamente dicho3, a los que con-
sidera de análoga naturaleza. Nosotros diríamos que este procedimiento de
financiar la seguridad social presenta rasgos comunes con el fenómeno im-
positivo, tales como la obligatoriedad de las sumas entregadas por obreras
y empresarios, pero que en un sentido rigorosamente técnico no hemos de
considerar como verdaderos impuestos. De ahí que hablemos del fenómeno
de la panlUbalided para referirnos a ertas instituciones.
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VII
El problema fundamental que he tratado en esta conferencia es
«1 de si el Estado ha de detener una inflación de precios de forma -
terminante, obligándose a controlar el nivel general de la demanda
de bienes y servicios de forma que no se permita a los precios ele-
varse por encima de un límite prefijado. He señalado la posibilidad
de su realización, pero he mostrado sus auténticos y grandes peli-
gros, a menos que los métodos de fijación de salarios sean conve-
nientemente reformados. He explicado mi razonamiento formulan-
do una serie de propuestas concretas para la aplicación de una po-
lítica de esta naturaleza:
1.° Aceptación sin reservas por parte del Estado de la obliga-
ción de utilizar sus instrumentos de política financiera al servicio
de un objetivo: mantener la demanda de bienes y servicios al más
alto nivel que sea compatible con que un índice de precios bien
definido no se eleve por encima de un nivel determinado.
. 2.° Este índice de precios habría de comprender los precios de
todos los bienes y servicios de producción nacional, y excluir los
precios de los bienes de importación y de los productos importa-
dos contenidos en bienes de producción nacional, así como aquellos
precios (tales como rentas) sometidos a importantes controles, de-
biendo calcularse todos estos precios, después de satisfechos los im-
puestos indirectos y recibidos los subsidios.
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vra
Unas palabras finales. Mi conferencia se ha referido al control
de la inflación, ya que éste es el problema con el que nos hemos
familiarizado estos últimos años. A pesar de que personalmente no
creo mucho en los pronósticos sobre el acontecer económico, hemos
de admitir como posible que en un futuro no muy lejano las fuer-
zas inflacionistas puedan dejar paso durante algún tiempo a las
fuerzas deflacionistas. Una contracción de la economía americana
de carácter más agudo que las experimentadas desde el fin de la
segunda guerra mundial es siempre una posibilidad. En tal caso
sería preciso utilizar las armas de la política financiera con la ma-
yor rapidez y decisión posibles en un sentido totalmente inverso.
Uno de los méritos principales que a mi juicio cabe reclamar para
propuestas del tipo de las que he bosquejado aquí e3 que pueden
aplicarse de igual forma a períodos de presión dcflacionista, en
los que es preciso estimular el gasto para evitar la caída de precios,
como a situaciones inflacionistas en las que es necesario evitar su
elevación; y es aún más importante estar en situación de compen-
sar una deflación futura que de detener la inflación presente.
PROF. MEADE
(27) Ross, trabajo citado, pág. 266: "No existe ninguna garantía de que
el nivel de desempleo necesario para alcanzar la estabilidad de precios sea
consistente con cualquier definición de pleno empleo políticamente acepta-
ble; y existe al menos un serio riesgo de que el grado de desempleo nece-
sario para alcanzar la estabilidad de precios tendría efectos indeseables sobre
el desarrollo económico.
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DESARROLLO ECONÓMICO