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Parque Histórico Arqueológico San Felipe “El Fuerte”.

Ubicado en una zona céntrica de la capital del estado Yaracuy, San Felipe “El
Fuerte”, es un parque histórico arqueológico, que guarda las ruinas de lo que
fue la ciudad de San Felipe, antes de ser destruida por un terremoto el 26 de
marzo de 1812. Su historia se remonta a los orígenes fundacionales de la
ciudad.

Antes de que se fundara la antigua ciudad de San Felipe, el valle de Yaracuy


era parte de las tierras pertenecientes a Nueva Segovia de Barquisimeto y
estaba poblado por algunas etnias indígenas como Jirajaras-Nívar, Kaquetíos y
Gayones, entre otros. Estos grupos indígenas con el tiempo lograron convivir
entre criollos y españoles, amoldándose a las nuevas costumbres de un país
colonial.

Para finales del siglo XVII, al noroeste de la actual ciudad de San Felipe se
agruparon sus primeros habitantes, construyendo sus casas y pequeñas
haciendas en un montículo cercano a la población de Cocorote. El nuevo
poblado se le conoció como “Cerrito de Cocorote”, por haberse levantado en un
montículo o cerro. Este asentamiento tenía como principal propósito establecer
un lugar aislado y seguro que facilitase la práctica del contrabando, fuera de la
vigilancia de Nueva Segovia. No obstante, por no haberse fundado
formalmente si no de manera espontánea, quedó sometido política y
eclesiásticamente al Cabildo y a la Vicaría de Barquisimeto.

La pugna de “el Cerrito” por independizarse y por no rendir cuentas a


Barquisimeto, generó una serie de eventos adversos que afectaron el devenir
de sus habitantes. Es así que el joven y rebelde poblado fue mandado a
destruir en tres oportunidades: en 1710, en 1717, y finalmente en 1724, por
órdenes de las autoridades de Nueva Segovia de Barquisimeto.

Obligados a desaparecer, los cerritences tomaron la decisión de marcharse de


la zona de Cocorote, Manuel Rodríguez Cárdenas, citado por Domingo Aponte,
relata que “se echaron el pueblo al hombro y lo mudaron para Valle Hondo” (1)
. Cuenta Aponte, que los cerritenses, habían adquirido el terreno de Valle
Hondo (lugar en el que actualmente está el parque arqueológico San Felipe El
Fuerte) mediante una compra desde 1699, por solicitud de Fray Marcelino de
Vicente.

Apoyados por Fray Marcelino, el 6 de noviembre de 1729, el Rey Felipe V, les


otorga el título de ciudad mediante la Real Cédula que les permitía reconstruir
su urbe, con la posterior instalación del Cabildo en mayo de 1731.
Independizados ya, se le llamó “San Felipe El Fuerte”, en homenaje al Rey
Felipe V. Según otras fuentes y especialmente, según la tradición oral, “El
Fuerte” provendría de auto denominarse fuertes, por haber resistido a tan
cruentas vicisitudes. Dice por su parte Gilberto Antolinez, que el nombre de “El
Fuerte”, fue posterior a la destrucción de la ciudad (2). Se conoce además, que
el día en que se proclamó ciudad, conforme al calendario romano, era el día del
Apóstol Felipe, de manera que se le eligió como Patrón Espiritual.
Luego de los primeros años de la reedificación en las nuevas tierras, la ciudad
se volvió próspera y pujante gracias a los cultivos, principalmente de cacao y
café, productos que se consignaban en los almacenes de la compañía
Guipuzcoana, que se había instalado al sudeste, a dos cuadras de la ciudad.

En 1971, durante el primer mandato de Rafael Caldera, y con base en


documentos escritos por el obispo Mariano Martí tras su visita a San Felipe en
enero 1782, un grupo de antropólogos y arqueólogos de la Universidad Central
de Venezuela, coordinado por Mauro Páez Pumar, y encabezados por el
arqueólogo J. M. Cruxent y la antropólogo-físico María Urosa, inició el trabajo
de excavaciones para recuperar lo que el investigador Páez Pumar llamó “La
Pompeya venezolana”.

El Parque “San Felipe El Fuerte”, guarda la historia de una ciudad devastada


por el terremoto ocurrido en 1812, de manera que dentro de las 10 hectáreas
que lo constituyen, se encuentran las ruinas de una población que habitó allí
desde 1729 hasta 1812. Posee además casi cien especies vegetales
diferentes, entre las que se encuentran árboles centenarios de gran tamaño.

Al lado izquierdo de la entrada principal, se encuentra la casa que funciona


como museo y en la que se exponen piezas encontradas por el equipo de
investigadores y arqueólogos. Es una casa que sigue el patrón de la
arquitectura colonial, con un patio interno empedrado.

San Felipe “El Fuerte” se erige como un legado histórico de gran importancia,
pues a través de la interpretación de los hallazgos arqueológicos provenientes
de las excavaciones, se han dado a conocer diferentes aspectos de la sociedad
que habitó esta ciudad, complementando descripciones como las del obispo
Mariano Martí y otros historiadores que han escrito sobre la vida y la sociedad
colonial.

Es importante resaltar, además, que este lugar representa en gran parte el


arraigo cultural del sanfelipeño, pues es un espacio con el que los oriundos han
crecido como referencia palpable, tangible y material de la historia de su
ciudad, de manera que se identifican con él al conocer la historia desde la
infancia, por la tradición oral, por sus visitas al parque e igualmente, por la
educación formal. De acuerdo con la explicación de Mercedes Salom, quien fue
informadora turística durante 38 años en el lugar, el parque es altamente
frecuentado los fines de semana por estudiantes de todos los niveles de
educación, quienes acuden en busca de información para investigaciones,
especialmente en áreas como historia, antropología y ciencias naturales.

El parque histórico arqueológico San Felipe El Fuerte, se constituye pues,


como el único parque de su tipo en Venezuela, un espacio en el que yace una
ciudad entera y en el que convive la naturaleza con restos materiales de una
sociedad que desapareció, una reliquia histórica cuyo solo recorrido, inspira a
saber acerca de la sociedad sanfelipeña del S. XVIII

Ubicación
El Parque Histórico Arqueológico San Felipe el Fuerte se encuentra en la
Avenida 19 de abril (2º Avenida) con la Avenida Caracas, en San Felipe,
estado Yaracuy.

El parque El Dorado fue creado por decreto presidencial n° 150 del 31 de


Mayo de 1979, se encuentra ubicado en el municipio Sucre del Estado
Yaracuy. Este parque abarca una superficie de 200 hectareas de las cuales 40
están sembradas de araguaneyes. Posee una plaza mirador en honor al
mariscal Antonio José de Sucre, realizado en bronce, sobre un pedestal de
mármol.

Presenta una forma en planta rectangular con caminerías perimetrales y una


central, que se une a las escaleras que dividen la plaza en dos con las mismas
características seguidas de un grupo de astas de banderas que se encuentran
en el perímetro central.

Este parque representa para el municipio un lugar de encuentro, esparcimiento,


recreación y rendir honores al gran héroe de la independencia Antonio José
de Sucre. Cuenta con estacionamiento, vigilancia, cabañas con dormitorios y
baños, canchas deportivas, kioskos con mesas y bancos, además de estar
cerca del Parque El Buco.

Ubicación: 2 Km al norte de la población de Guama, Municipio Sucre.

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