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Marxismo

Dentro del área de la filosofía, la política y la economía, la figura de la doctrina marxista ha

tenido gran impacto a nivel mundial generando en muchas naciones movimientos políticos

conocidos como socialistas o comunistas, los cuales han formado los bloques de izquierda en

distintos continentes. Esta doctrina conocida como el marxismo o socialismo científico

fue ideada por Karl Marx se fundamento sobre el estudio económico de la sociedad

capitalista, teniendo su mayor auge en los gobiernos de Lenin y Stallin en la URSS.

Temas relacionados

Feudalismo, humanismo, socialismo

¿Qué es el Marxismo?

El marxismo o socialismo científico es una doctrina política, social y económica ideada por

Karl Marx la cual está fuertemente vinculada con el socialismo y el comunismo. El

marxismo se asienta en tres bases: el análisis del pasado, a través de la lucha de clases y el

materialismo histórico, la crítica al presente a través del análisis del capitalismo y la necesidad

de un proyecto futuro basado en una sociedad comunista donde el poder político es tomado

por los trabajadores. Esta doctrina fue presentada por primera vez en el texto

titulado “Manifiesto Comunista” en el año 1848, en Londres. Es importante mencionar que

el marxismo y el comunismo no son lo mismo, ya que el primero es una doctrina política y el

segundo es una forma de gobierno.


 En qué consiste el Marxismo

 Características del Marxismo

 Historia del marxismo

 Objetivos del Marxismo

 Principios del Marxismo

 Ventajas y desventajas del Marxismo

 Consecuencias

 Representantes

 Karl Marx (1818-1883)

 Friedrich Engels (1820-1895)

 Obras destacadas del Marxismo

 El Capital

 El Manifiesto Comunista

En qué consiste el Marxismo

El marxismo presenta una doctrina que busca cambios sociales en la forma de

organización de los pueblos y los medios de producción que no generen la explotación de

la clase trabajadora con el objetivo final de acabar con la contradicciones sociales y la

explotación del hombre por el hombre; creando un estado comunista donde todos sean

iguales con los mismos beneficios y con una sola clase social.

Características del Marxismo

Entre las características del Marxismo podemos mencionar las siguientes:

 Sostiene la teoría que afirma que todo acontecimiento histórico ha sido provocado por

intereses económicos y no por valores espirituales. Esto hace referencia al

materialismo histórico.
 El valor de una mercancía se debe determinar por la cantidad de trabajo que fue

necesario para su producción.

 La única forma de generar riqueza es mediante el trabajo. La acumulación de riquezas

de capital es generada por la explotación de los trabajadores.

 La sociedad capitalista está dividida en dos, el proletariado y la burguesía.

 La lucha de clases en el capitalismo se da entre burgueses y proletarios.

 La religión es una creación social que sirve como analgésico. La realización de la

humanidad no está en el cielo sino en la tierra.

 La sociedad ideal no tiene clases sociales. La clase gobernante se elimina para crear

una clase administradora del Estado que satisfaga las necesidades del pueblo y

elimine las luchas de clases haciendo una sola sociedad ideal.

 La centralización de los factores de producción, regulación de los precios y la

sectorización económica deben estar en manos del estado.

Historia del marxismo

El marxismo tiene su origen a mediados del siglo XIX, tomando su nombre del Karl Marx

quien en compañía de Friedrich Engels, elaboró una teoría inspirada en el socialismo utópico

que buscaba la transformación de la sociedad. Esta teoría también fue conocida como

socialismo científico porque era más pragmático que el socialismo presentado por los filósofos

anteriores.

El corpus de la doctrina marxista se vio publicado por primera vez en Londres en 1848 y

tenía por nombre el “Manifiesto Comunista”. Este apareció en vísperas de las revoluciones

que se produciría ese año en varios países de Europa como Francia, Alemania, el Imperio

Austríaco e Italia.

Poco a poco los pensamientos de Marx lograron penetrar la clase trabajadora de las fábricas

generando presión en las sociedades industriales de Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia

y posteriormente, a otros países de Europa. Sin embargo, es en Rusia donde las ideas de

Marx sirven de gran influencia en la Revolución Bolchevique y más adelante, se toman


como referencia en los gobiernos de Lenin y Stalin para dar mayor auge a la ideología

marxista comunista.

Años más tarde, el comunismo ocupó un sitio importante en los partidos políticos de muchos

países y esta ideología se instaló en Cuba luego de la Revolución Cubana en 1958 y en

países como Rumania, China, Laos, Vietnam, Corea del Norte y algunos países africanos que

no permanecieron mucho tiempo bajo este tipo de gobierno.

Objetivos del Marxismo

El objetivo principal del marxismo es que el Estado tenga el control total de los medios

de producción de forma centralizada para generar un bienestar social en los trabajadores,

evitando que la burguesía se apodere de los medios de producción, la propiedad y los

pobladores del país.

Principios del Marxismo

Las bases ideológicas del Marxismo o Socialismo Científico son presentadas en el “Manifiesto

Comunista” elaborado por Marx y Engels en el año 1848. Estas reúnen los siguientes

principios:

 El materialismo histórico marca el desarrollo de la historia a partir de los factores

económicos.

 La lucha de clases en la etapa capitalista se da entre la clase burguesa y la proletaria.

 La sociedad socialista de la nueva era surgirá del triunfo de la clase proletaria al abolir

la propiedad privada, generando una clase social única y colocando los medios de

producción y sus beneficios en manos de la sociedad.

Ventajas y desventajas del Marxismo

Entre las ventajas y desventajas del marxismo podemos mencionar las siguientes:

Ventajas
 No existe la propiedad privada de los medios de producción.

 Busca la distribución equitativa del ingreso.

 No genera desempleo.

 Busca el bienestar social.

Desventajas

 El Estado puede limitar el desarrollo creativo de los trabajadores.

 La empresas tienden a migrar de los países con Estados marxistas.

 Los empleados pueden estar mal pagados.

 El Estado genera su burocracia que produce déficit.

 Los dirigentes políticos se convierten en los grupos privilegiados.

 Existe poco poder de iniciativa para la innovación.

Consecuencias

Antes de hablar de las consecuencias del marxismo, es importante aclarar que existe una

diferencia entre el marxismo y el comunismo. Esta radica en queel marxismo es una

corriente filosófica y política y el comunismo es un sistema de gobierno. En este sentido,

se podría decir que el primero representa la teoría y el segundo la práctica o aplicación.

El marxismo generó en su momento una reflexión sobre la lucha de clases, el capital y

un proyecto para mejorar el bienestar social que era pertinente y valido para su época y

para las futuras. Por esta razón, se puede afirmar que la tesis marxista trajo como

consecuencia una revisión y análisis de los problemas que generaba el capitalismo en las

naciones y como éste podía afectar significativamente a los pueblos, sobre todo a la clase

trabajadora.

Otra consecuencia de esta doctrina, es que presentaba un análisis del pasado, presente y

lo que debería ser el futuro para crear una sola clase social que representara la

humanidad, por eso el marxismo se expandió por muchos países, hasta llegar a ser aplicado
en algunos, bajo el sistema comunista. El caso más conocido es el de Rusia en Europa, Cuba

en Latinoamérica y China en Asia.

Actualmente, los marxistas y comunistas siguen en la lucha contra la explotación del obrero

y la repartición de los bienes de forma equitativa. Este enfoque reflexivo en busca de un

bienestar social, es considerado el mayor aporte del marxismo a la humanidad.

Lamentablemente, la aplicación del comunismo como parte práctica del marxismo ha

generado en los países donde se ha aplicado, gobernantes que se han mantenido en el

poder por décadas generando una burguesía gubernamental (donde solo los gobernantes

tienen acceso a las riquezas y el pueblo se hace cada vez más pobre). Además, por

lo general, los gobiernos que siguen la corriente marxista, han suprimido la libertad de

opinión(llegando a matar a los que tengan ideas contrarias a su régimen), deteriorando la

calidad de vida de sus habitantes, los medios de producción y su economía al punto de

tener que volver a abrirse al libre mercado para poder mantenerse. Estos son los ejemplos de

los gobiernos como el de Rusa (antes de la Perestroika), China (antes de abrirse al libre

mercado), Cuba, Corea, entre otros.

Representantes

Los representantes más significativos del Marxismo son Karl Marx y Friedrich Engels.

Karl Marx (1818-1883)

Marx nació en Tréveris, en Prusia occidental, en una familia de origen judía que luego se

convierte al protestantismo. Realizó estudios de derecho, historia y filosofía. Durante su

primer trabajo como periodista en la “Gaceta Renana”, se vio inmerso en medio de diferentes

corrientes de la filosofía alemana de Hegel y de Feuerbach, el socialismo utópico francés y la

economía política británica. Su doctrina filosófica parte del hombre como ser que actúa y

no como ser que piensa. Critica la religión y el Estado que según él, eran logros imaginarios

y substituye la consciencia divina por la consciencia humana.

Friedrich Engels (1820-1895)


Engels es hijo de una familia alemana que hizo fortuna gracias a la industria textil. Realizó

estudios de filosofía en Berlín y fue admirador de las ideas de Hegel y de Feuerbach. Es allí

donde conoce a Karl Marx, a quien luego vuelve a encontrar años más tarde, durante un viaje

en Paris. Engels se dio cuenta de que Marx y el tienen visiones filosóficas similares y

decidieron entonces colaborar juntos. Engels apoya a Marx financieramente y colabora

estrechamente con él.

Obras destacadas del Marxismo

El Marxismo ha generado mucha bibliografía significativa en para el campo filosófico, político y

económico-social, sin embargo las obras más representativas del Marxismo son “El

Capital” y el “Manifiesto Comunista”.

El Capital

Esta obra de Karl Marx está presentada en tres tomos, sin embargo, Marx sólo pudo ver

publicado el primero en vida en Hamburgo en 1867; los otros dos fueron publicados por

Engels en los años 1885 y 1894. En esta obra, se plantea la crítica del presente en relación

al sistema capitalista. Marx explica como la explotación burguesa es una condición que

depende del capitalismo, donde existe un obrero que genera un beneficio superior a su salario

y es el patrón quien se queda con el resto de esos beneficios generando riquezas.

El Manifiesto Comunista

Esta obra elaborada por Karl Marx y Friedrich Engels entre los años 1847 y 1848 es una

proclamación que expresaba tres ideas esenciales, que son:

 La historia política e intelectual de una sociedad está marcada por su producción y su

formación socio-económica (clases sociales);

 La lucha de clases sociales sobre la base de la propiedad privada y la explotación y

 El proletariado es quien representa la humanidad y sólo podrá emanciparse mediante

la revolución comunista y la abolición de la propiedad privada.


Marxismo

Concepto: Doctrina revolucionaria de Marx y Engels

Prensa
Marxismo en Cubadebate

https://www.euston96.com/marxismo/
https://www.ecured.cu/Marxismo

Marxismo

Marxismo. Doctrina revolucionaria de Marx y Engels; constituye


un sistema íntegro y armónico de
concepciones filosóficas, económicas y político-sociales.
Marxismo es superación del modo de producción capitalista,
es Revolución, es cambio, y no solo de crítica
del capitalismo real. El Marxismo, en sentido práctico, es
también encarar el reto de superar la propiedad privada y la
cultura mercantil capitalista que ésta genera.

Contenido
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 1 Surgimiento
o 1.1 Gran viraje revolucionario
 2 Comunismo Científico
 3 Base filosófica
o 3.1 Espíritu de partido en filosofía
 4 Doctrina viva y creadora
o 4.1 Revisionismo
 5 Marx y Engels
 6 Lenin
o 6.1 Nueva época histórica
 7 Marxismo legal
 8 Filosofía marxista soviética
 9 Presencia y enseñanza en Cuba
o 9.1Pseudorrepública
o 9.2 Concepción del mundo
o 9.3 Revolución triunfante
 10 Evolución después del triunfo revolucionario
o 10.1 Primera etapa
o 10.2 Segunda etapa
o 10.3 Tercera etapa
 11 Bibliografías
 12 Fuentes

Surgimiento
El marxismo surgió en la década de 1840, tuvo por cuna la lucha
liberadora de la clase obrera y se convirtió en expresión teórica de
los intereses fundamentales de dicha clase, en programa de su
lucha por el socialismo y el comunismo.

Gran viraje revolucionario


El nacimiento del marxismo representó un gran viraje
revolucionario en la ciencia de la naturaleza y de la sociedad.
Los fundadores del marxismo llevaron a cabo una hazaña
científica sin par en la Filosofía, la Economía política, la teoría del
socialismo y otras esferas del saber humano, crearon una
auténtica ciencia revolucionaria, cuyo objeto no se circunscribía a
explicar acertadamente el mundo, sino que se incluía, además, el
propósito de modificarlo.
Lenin indicaba:
La doctrina de Marx, indicaba Lenin, es completa y armónica.
Proporciona al  hombre  una concepción cabal del mundo. Es
omnipotente porque es exacta.

Lo principal, en el Marxismo, estriba en la fundamentación del


papel histórico-mundial de la clase obrera como creadora de la
sociedad comunista sin clases.

Comunismo Científico
El Comunismo Científico -importantísima parte componente del
Marxismo-Leninismo- tiene su profunda fundamentación
económica en la Economía política creada por Marx, teoría que
descubre las leyes del modo capitalista de producción y
demuestra que el cambio de la sociedad capitalista en socialista
es inevitable.

Base filosófica
La base filosófica del Marxismo-Leninismo está constituida por
el Materialismo Dialéctico e Histórico.

Espíritu de partido en filosofía


Importantísimo principio de la concepción marxista-leninista del
mundo. Dicho principio ha sido fundamentado por Marx, Engels
y Lenin.
En la sociedad de clases, la filosofía, lo mismo que toda
la ideología, no puede no tener espíritu de partido: refleja los
intereses de determinadas clases y está al servicio de las mismas.
En la historia del pensamiento filosófico, las corrientes
fundamentales contrapuestas, los partidos que en filosofía han
estado en lucha, son el materialismo y el idealismo. La lucha
ideológica contemporánea es un reflejo en la conciencia de
la humanidad, del proceso histórico en virtud del cual se pasa
del capitalismo al comunismo.
El espíritu de partido de los ideólogos burgueses se revela en su
anticomunismo, en su tendencia a denigrar el socialismo, el
marxismo-leninismo, en sus intentos de desvirtuar los
antagonismos de la sociedad burguesa, de presentar el Estado
burgués como el «Estado de prosperidad general», los intereses
de los capitalistas, como ideales de toda la humanidad. El
marxismo aplica consecuentemente el principio de partido en
filosofía, considera el materialismo dialéctico e histórico como
arma científica del proletariado en su lucha contra el
capitalismo, por la victoria del comunismo. Frente al espíritu de
partido burgués, encubierto por el objetivismo, el espíritu de
partido de la filosofía marxista-leninista posee un carácter
abiertamente combativo; sus rasgos distintivos son la
intransigencia frente al idealismo y a la metafísica, al
revisionismo y al dogmatismo, la coincidencia del espíritu de
partido y del espíritu científico, es decir, la auténtica objetividad
en el análisis de lo real, la conexión orgánica entre la teoría y la
práctica, entre la filosofía y la política, la manera creadora de
abordar los problemas de la teoría marxista y de la práctica en la
construcción del comunismo. El principio marxista del espíritu de
partido niega que la idea de la coexistencia pacífica pueda
trasladarse de la esfera de la política al terreno ideológico, exige
que se refuten con sólidos argumentos la filosofía burguesa, las
teorías reformistas, revisionistas y dogmáticas, que se ponga de
manifiesto la orientación política y el sentido de clase de las
mismas.

Doctrina viva y creadora


El Marxismo-Leninismo se desarrolla como una doctrina viva y
creadora, incompatible con todo dogmatismo. Extrae de la vida,
de la práctica revolucionaria, su fuerza creadora.
Es característico del Marxismo-Leninismo, el estrecho vínculo
entre la teoría y la práctica, y ello lo distingue de todo género de
teorías reformistas y revisionistas.

Revisionismo
Corriente oportunista en el movimiento obrero revolucionario, es
hostil al marxismo, pero se presenta bajo su bandera. Recibió su
nombre por someter a “revisión” la teoría marxista, su programa
revolucionario, su estrategia y su táctica.

Marx y Engels
Marx.

Engels.
Marx y Engels prosiguieron infatigablemente las investigaciones
acerca de su teoría, la fueron enriqueciendo con nuevas tesis y
conclusiones cuya veracidad comprobaban en la experiencia
revolucionaria de las masas, en los nuevos éxitos de la ciencia.

Lenin

Lenin.
La nueva etapa en el desarrollo creador del Marxismo está
indisolublemente unida al nombre de Vladímir Ilich Lenin, fiel
continuador de la teoría de Marx. La aportación de Lenin a la
teoría marxista es tan grande que con razón esta teoría se llama,
actualmente, Marxismo-Leninismo.

Nueva época histórica


La nueva época histórica que se inicia a fines del siglo XIX –la
época del imperialismo y de las revoluciones socialistas- planteó
al movimiento comunista internacional nuevos problemas acerca
de la teoría y de la práctica de la lucha revolucionaria.
Lenin aplicó con gran maestría la dialéctica marxista al análisis
de los fenómenos de la época que se iniciaba, prosiguió el análisis
que Marx había hecho del capitalismo, formuló una teoría
científica acerca del estadio imperialista del modo capitalista de
producción, hizo avanzar la teoría de la Revolución Socialista y
llegó a la conclusión de que era posible la victoria
del Socialismo primero en un solo país.

Marxismo legal
Reflejo del marxismo en la literatura burguesa; tergiversación
liberal-burguesa del marxismo. Surgió en la última década
del siglo XIX. En aquellos años Lenin, Plejánov y otros marxistas
habían derrotado ideológicamente al populismo, y el marxismo se
difundía ampliamente por Rusia.
Entre la intelectualidad burguesa aparecieron “compañeros de
ruta” temporales del movimiento obrero. Publicaban sus trabajos
en periódicos y revistas legales, es decir, permitidos por el
gobierno (de ahí que se les llamaran “marxistas legales” y en
nombre del marxismo combatían a los populistas. Para los
“marxistas legales”, decía Lenin, la ruptura con el populismo no
significaba pasar del socialismo pequeño-burgués (o campesino),
al socialismo proletario, sino al liberalismo burgués.
Los marxistas legales intentaban adaptar el movimiento obrero a
los intereses de la burguesía, exaltaban por todos los medios el
régimen burgués e instaban a que en lugar de emprender la lucha
revolucionaria se procurase aprender del capitalismo.El marxismo
legal negaba lo principal en el marxismo (la teoría de la revolución
proletaria, la dictadura del proletariado).
Lenin sostuvo una lucha intransigente contra el marxismo legal,
aunque para batir más rápidamente a los populistas, admitió el
establecimiento de un acuerdo temporal con los marxistas
legales.
En “El contenido económico del populismo y su crítica en la obra
el señor Struve” (1894-1895), Lenin puso de manifiesto la esencia
antimarxista del marxismo legal, sometió a honda crítica el
objetivismo burgués, al que contraponía el espíritu de partido del
marxismo revolucionario. En filosofía, los marxistas legales, por
regla general, mantenían posiciones kantianas.

Filosofía marxista soviética


Surgió después de la Revolución Socialista de Octubre. En los
primeros años de su existencia, la filosofía marxista soviética se
desarrolló en lucha contra los vestigios de la vieja filosofía
burguesa y también contra las teorías filosóficas del
menchevismo, del machismo ruso (Bogdánov y otros), etc.
En 1922 se fundó la primera revista filosófica marxista «Bajo la
Bandera del Marxismo» («Pod známienem marxisma»), en cuyo
tercer número se publicó el artículo de Lenin «Sobre el significado
del materialismo militante» dedicado a los objetivos de la revista y
del desarrollo de la filosofía marxista soviética. Este artículo de
Lenin, lo mismo que sus otros trabajos teóricos, ejerció una
influencia decisiva sobre toda la actividad ulterior de los filósofos
soviéticos. La tarea fundamental de los primeros años estribaba
en formar nuevos filósofos estrechamente unidos al Partido
Comunista y a la lucha por la reestructuración socialista del país.
La lucha de clases del primer período de la existencia del Estado
soviético halló su expresión en todos los sectores de la ideología,
incluido el de la filosofía.
A fines de la década de 1920 y comienzos de la siguiente, se
desplegó la crítica contra las recaídas en el materialismo
mecanicista y también contra las manifestaciones del idealismo
menchevizante, cuya esencia consistía en identificar
la dialéctica marxista con la hegeliana, en separar la teoría de la
práctica, subestimar la etapa leninista en el desarrollo de la
filosofía, etc. Aparecieron los primeros manuales en que se
explicaba el contenido del materialismo dialéctico e histórico. En
la revista «Bajo la Bandera del Marxismo» (dejó de publicarse
en 1944) y en otras publicaciones, se estudiaban los problemas
fílosóficos que planteaba la edificación de la sociedad socialista,
la revolución cultural; partiendo de la filosofía marxista, se daba la
correspondiente interpretación de la historia de la filosofía del
pasado, se luchaba por establecer una alianza con los
naturalistas, para lograr que éstos adoptaran los principios del
materialismo dialéctico.

Presencia y enseñanza en Cuba


Pseudorrepública
La presencia del Marxismo en la
vida política y cultural de Cuba tiene una historia
relativamente larga. Líderes obreros, estudiantes y destacados
intelectuales identificados con él dejaron, con su actividad
revolucionaria y su producción teórica y literaria, una huella en la
historia y cultura nacional.
Figuras como las de Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén
Martínez Villena, Juan Marinello, Pablo de la Torriente
Brau o Raúl Roa, por solo mencionar algunas, desempeñaron un
significativo papel durante la pseudorrepública en la defensa de
las masas trabajadoras y de los intereses nacionales. Cada una de
estas personalidades desarrolló su actividad revolucionaria
atendiendo a su interpretación y recepción del Marxismo-
Leninismo, que no resultaba en todos los casos coincidente con
las de la mayoría de los «iniciados» en el movimiento comunista.
El Marxismo en la Cuba de la República mediatizada era
una Concepción del mundo rechazada y perseguida por los
círculos gobernantes y diferentes sectores y grupos de la sociedad
burguesa. Es solo con el triunfo revolucionario que se produce un
cambio radical en relación con la acogida y divulgación de esta
teoría.

Concepción del mundo


Es un sistema de ideas, conceptos y representaciones, sobre el
mundo circundante. En sentido general, abarca el conjunto de
todas las concepciones del hombre sobre la realidad El núcleo
básico de la concepción del mundo está formado por las ideas
filosóficas. La concepción del mundo es un reflejo del ser social y
depende del nivel de los conocimientos humanos alcanzados en el
periodo histórico dado. La concepción del mundo tiene una gran
importancia práctica, pues de ella depende la actitud del hombre
frente a la realidad que lo rodea y sirve de guía para la acción. La
concepción científica del mundo, descubre las leyes objetivas de
la naturaleza y de la sociedad y expresa los intereses de las
fuerzas progresivas y facilita el desarrollo en sentido progresivo.
La concepción marxista-leninista cuya base filosófica es el
materialismo dialéctico e histórico, es auténticamente científica y
expresa los intereses de los grupos sociales más progresistas de
la sociedad

Revolución triunfante
La Revolución triunfante, democrática, popular y antimperialista,
rescató el honor y la dignidad nacional y dio origen a gigantescos
cambios socioeconómicos, políticos y espirituales. Las masas
imbuidas de fervor revolucionario radicalizaron su conciencia en
proporción directa con la radicalización del proceso, que transitó
en virtud de su propia naturaleza, aunque favorecido por la
coyuntura internacional, hacia el socialismo.
Con la declaración del carácter socialista de la Revolución, el
Marxismo como teoría social devino hegemónico. A partir de ese
momento se inició un proceso masivo de aprendizaje, que con
algunas variantes se prolonga hasta estos días, y en el cual
la población se instruye y educa en los principios y conceptos
fundamentales del Marxismo-Leninismo por vías directas (cursos
en escuelas políticas o en diferentes niveles de enseñanza), o
indirectas (participación en las organizaciones políticas y de
masas, medios masivos de comunicación, etcétera).

Evolución después del triunfo


revolucionario
En diferentes círculos académicos se acepta por consenso que el
Marxismo, así como otras Ciencias Sociales, ha conocido al
menos tres etapas en su evolución después del triunfo
revolucionario.

Primera etapa
La primera etapa transcurre en la década del 60 y se inaugura
con la enseñanza de la Filosofía Marxista a gran escala. Se
caracteriza por el debate, la diversidad de opiniones y la libertad
creativa.
La enseñanza del Marxismo no sigue en todas las instituciones un
patrón único. Junto al modelo soviético coexiste una
interpretación del Marxismo que, inspirada en la originalidad de
la Revolución cubana, no se circunscribe al empleo de los
clásicos, pues recurre a la lectura de autores contemporáneos
incluidos el Che, Fidel y diferentes líderes del movimiento
revolucionario y de liberación nacional del Tercer Mundo.

Segunda etapa
Los años 70 marcaron un viraje en la vida intelectual, pues unido
al proceso de institucionalización que experimenta`la Revolución,
se produce un mayor acercamiento a la URSS y a los demás países
del bloque socialista, conducente a la adopción del modelo
soviético de construcción del socialismo.
La interpretación soviética del Marxismo-Leninismo y su
concepción filosófica devienen predominantes, y dan lugar a un
proceso masivo de aprendizaje en las universidades y otras
instituciones docentes.
En el marco de este proceso arriban a Cuba numerosos asesores
soviéticos para contribuir a la formación emergente de profesores
y, casi paralelamente, viajan a la URSS y otros países socialistas
cientos de estudiantes para prepararse como profesores
de Filosofía, Economía política y Comunismo Científico. La
apertura de la carrera de Filosofía Marxista-Leninista en las
universidades de La Habana y Oriente fue un hecho
significativo.

Tercera etapa
Si bien la preocupación acerca del Marxismo o de los marxismos
posteriores a Marx no es nueva, sí adquirió mucha mayor
notoriedad después del derrumbe del sistema socialista de Europa
del Este y de la confusión que cundió en todo el mundo
progresista.
Con los ecos de la crisis del Marxismo y la política de
la Perestroika en lo internacional, se inicia la tercera etapa que
llega hasta la actualidad y que tiene con el llamamiento al Cuarto
Congreso del Partido Comunista de Cuba un punto significativo.
La creatividad y la búsqueda de una interpretación teórica propia
sobre la realidad cubana reclaman perentoriamente su lugar
principal como premisa vital para restaurar la credibilidad del
Marxismo, seriamente afectado por los años de aprendizaje
escolástico. Los acontecimientos que condujeron a la caída del
Campo Socialista y la difícil situación del país en el Período
Especial gravitan negativamente sobre estas intenciones.

Bibliografías
 Rosental, M & Iudin P. Diccionario Filosófico. Editora
Política, 1981, Ciudad de La Habana, Cuba.

Fuentes
 Santana Castillo, Joaquín. Algunos problemas de la Filosofía
Marxista y su enseñanza en Cuba. Universidad de La Habana.
 Temas
 La Polilla Cubana

https://www.allaboutworldview.org/spanish/teologia-
marxista.htm

Teología Marxista – Ateísmo


La teología marxista es expuesta claramente por Lenin: "La religión es el opio del pueblo. La
religión es un tipo de alcohol espiritual…1 

"Nosotros, los comunistas, somos ateos,"2 declaró Chou En-lai en Bandung, en la Conferencia de


Indonesia de abril de 1955. Este líder comunista chino captó el ingrediente teológico fundamental
del marxismo-leninismo en una palabra: ateísmo. Hoy, los marxistas-leninistas prefieren dos
palabras: ateísmo científico. 

Desde los días universitarios de Carlos Marx hasta el presente, portavoces oficiales del marxismo
han sido consecuentes con el contenido de su teología —que Dios, ya sea que se le conozca como
un Ser Supremo, Creador, o Gobernante Divino, no existe, no puede existir, y no debe existir. 3 

Dios es considerado un impedimento, hasta un enemigo, de una visión científica, materialista y


socialista. La idea de Dios, insiste Lenin, exhorta a la clase obrera (el proletariado) a ahogar su
terrible situación económica en el "alcohol espiritual" de un cielo mítico ("castillos en el aire y nubes
de algodón"). Un solo sorbo de esta bebida alcohólica disminuye el fervor revolucionario necesario
para exterminar a la clase opresora (la burguesía), ocasionando que la clase obrera pierda su
única oportunidad de crear un verdadero paraíso humano en la tierra: el comunismo mundial.

Teología Marxista – Creencias


En la teología marxista, la religión como "el opio de las masas" fue un desarrollo posterior en la
mente de Carlos Marx. Su ateísmo fue concebido en la arena embriagadora de la filosofía, no en la
economía ni en la sociología. Cuando Marx se convirtió en ateo, en la Universidad de Berlín, él no
estaba pensando en el valor excedente, ni en la dictadura del proletariado. Estaba pensando en las
filosofías de Prometeo, Georg W. F. Hegel, Bruno Bauer, David Strauss, y Ludwig Feuerbach. 

"La filosofía no oculta esto," dijo Marx. "La profesión de fe de Prometeo: 'En una palabra, ¡yo odio a
todos los dioses!', es la suya propia, su propio juicio contra todas las deidades celestiales y
terrenales que no reconocen la conciencia humana como la divinidad suprema. Nada debe
permanecer junto a ella."4 

En un círculo radical de Juventud Hegeliana que incluía a Ludwig Feuerbach y a Frederick Engels,
Marx se convirtió en ateo. El ateísmo fue adoptado por el grupo, con la proclamación de
Feuerbach: "Es claro como el sol y evidente como el día que no existe ningún Dios; y aún más, que
no puede haber ningún Dios."5 

Aceptando la conclusión de Feuerbach de que Dios es una proyección creada por la misma
humanidad, Marx alardeó: "El hombre es el ser supremo para el hombre." Ciertamente, Marx
explica que esta opinión señala el final de todas las religiones: "La crítica de la religión termina con
la enseñanza de que el hombre es el ser supremo para el hombre. . . . " 6 

Para Marx, entonces, la humanidad es Dios. Nosotros creamos a Dios a nuestra propia imagen.
Nosotros creamos la religión para adorarnos a nosotros mismos. La idea de que Dios es
simplemente nuestra proyección está contenida en la afirmación de Marx de que el hombre
"buscaba un superhombre en la realidad fantástica del cielo y no encontró nada allí, sólo su propio
reflejo." 7 

Debido a que Marx cree que somos Dios, también cree que debemos tomar el control de la
realidad y moldearla de acuerdo a nuestras especificaciones. "Los filósofos sólo han interpretado al
mundo de distintas maneras," dice Marx; "lo importante, sin embargo, es cambiarlo." 8 Debido a que
las instituciones de la sociedad descansan sobre una base de teísmo, Marx determinó cambiar
todas las instituciones sociales y re-establecerlas sobre bases ateas. Para este fin, Marx y Engels,
en el Manifiesto Comunista, exigieron el "derrocamiento forzoso" de todas las condiciones sociales
existentes. 

Esta petición estaba basada en el ateísmo dogmático de Marx, y no en una observación social
desapasionada. Las teorías económicas de Marx—y, ciertamente, toda su cosmovisión —fueron
diseñadas para encajar con su teología.

Teología Marxista – Significado de la Teología en la Teoría Marxista


Aunque se han hecho algunos intentos para minimizar el papel del ateísmo en la teología marxista
(especialmente en el reclutamiento de cristianos ingenuos y de otras personas religiosas para
participar en actividades marxistas-leninistas, tales como el movimiento de la Teología de la
Liberación), los marxistas están conscientes, en privado, de su necesidad fundamental de una
base atea. 

La búsqueda de Marx de "verdades científicas" para reforzar su ateísmo lo llevó a conclusiones


que moldearon su teoría comunista. A medida que se trasladaba de la base filosófica del ateísmo
al terreno socio-económico, llegó a la conclusión (basado en sus suposiciones ateas) que la
religión es simplemente un anti-depresivo para la clase obrera oprimida. Su resumen de esta
explicación ha sido citado por todo el mundo, aunque no fue su base original para el ateísmo. "La
religión," dijo Marx, "es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el
espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo." 9 

El amigo y compañero ateo de Marx, Engels, declaró: "Queremos barrer todo lo que afirme ser
sobrenatural y sobrehumano, porque la raíz de toda falsedad y mentira es la pretensión del
humano y de lo natural de ser sobrehumano y sobrenatural. Por esa razón hemos declarado la
guerra de una vez por todas a la religión y a las ideas religiosas, y nos importa poco si se nos llama
ateos u otra cosa."10 

Al igual que Marx, Engels previó un tiempo cuando acabarían todas las religiones. Arguyó que
cuando la sociedad adopta el socialismo, esto es, cuando la sociedad toma posesión de todos los
medios de producción y los utiliza en una base planificada (eliminando así la esclavitud económica
de la clase obrera), la religión misma desaparecerá.

Teología Marxista – Conclusión


En la teoría y en la práctica, el marxismo refleja su base atea. Ser marxista demanda una
adherencia al ateísmo. Ser un buen marxista conlleva ser un propagador del ateísmo. Ser el mejor
marxista es ver el ateísmo como parte de la visión científica, materialista y socialista, y esforzarse
para erradicar todo sentimiento religioso. 

Desde los excitantes días de Marx y Engels, pasando por la era de Lenin y Stalin y siguiendo hasta
la Escuela Fráncfort (Adorno, Marcuse, etc.), las Brigadas Rojas, Herbert Aptheker, William Z.
Foster, Paul Robeson (ganador del Premio de la Paz de Stalin), el Partido Comunista EEUU, Gerda
Lerner, Eric Foner, Howard Zinn, RESPUESTA Internacional, Antonio Gramsci, Gyorgy Lukacs,
Walter Benjamin, Eric Hobsbawn—el juicio al marxismo continúa junto con su teología atea.  

Desde El Manifiesto Comunista (1848)11 hasta el último manifiesto titulado Imperio (2000), la


búsqueda hacia un mundo ateo continúa. Imperio fue escrito por Michael Hardt de la Universidad
Duke, y Antonio Negri; y fue publicado por Harvard University Press. Negri, asociado con las
Brigadas Rojas, fue responsable de muchos estragos por toda Europa. Hardt y él nos enseñan:
"Sin embargo, nuestro peregrinaje por la tierra, a diferencia del de San Agustín, no conduce a un
telos trascendente [propósito más allá de este mundo]; es y continúa siendo absolutamente
inmanente [aquí y ahora]. Su movimiento continuo, que reúne a los extranjeros en una comunidad,
que hace de este mundo su hogar, es a la vez el medio y el fin o, más precisamente, un medio sin
un fin."12 

National Review se refirió al Imperio como "el libro comunista más candente e inteligente del
momento'"13 y la revista Foreign Affairs se refirió a él como “[una] visión amplia neo-marxista del
orden mundial venidero."14 Los teístas de todas partes reconocen, como lo hizo Feodor
Dostoevsky, que "el problema del comunismo no es un problema económico. El problema del
comunismo es el problema del ateísmo."15

https://www.allaboutworldview.org/spanish/economia-marxista.htm

Economía Marxista – Introducción


La economía marxista es resumida por V.I. Lenin de la siguiente manera: "Una sociedad comunista
significa que todo, la tierra, las fábricas, es propiedad comunitaria. El Comunismo significa trabajar
en común.”1 

El sistema económico juega un papel mucho mayor en la cosmovisión marxista que en la cristiana
o en la del humanismo secular. Para los marxistas, el sistema económico determina las leyes, el
tipo de gobierno, y el papel de la sociedad en la vida cotidiana. Aunque la mayoría estará de
acuerdo en que un sistema económico afecta estas áreas hasta cierto punto, los marxistas afirman
que dicta el carácter preciso de ellas. Con esto en mente, los marxistas concluyen que sistemas
económicos indeseables crean sociedades retrógradas, indeseables. Ellos señalan los males en
una sociedad capitalista y concluyen que el capitalismo, basado en la propiedad privada, es un mal
sistema económico que debe ser reemplazado con un sistema más humano, uno que abolirá la
propiedad privada y el intercambio libre y pacífico de bienes y servicios (el libre mercado). 

De acuerdo con Marx, el problema clave del capitalismo es que genera la explotación de los
trabajadores. Marx dice que en una sociedad capitalista, la burguesía (los dueños de la propiedad)
iguala el valor personal con el valor de cambio, conduciendo a la "explotación abierta,
desvergonzada, directa y brutal.”2

Economía Marxista – Los Males del Capitalismo


De acuerdo con la economía marxista, dos defectos ocasionan necesariamente que el capitalismo
sea un sistema de explotación. El primer defecto es el problema del excedente de mano de obra.
De acuerdo con este concepto, la burguesía no se lucra por la venta de su producto a un precio por
encima del costo de materiales más la obra de mano, sino más bien al pagarle al trabajador por
debajo del valor de su trabajo. Esta habilidad de la burguesía para manipular a los trabajadores, les
permite devaluar la mano de obra, creando así ganancias para sí mismos al reducir el precio de la
mano de obra. Los marxistas ven al capitalismo como el creador de un círculo vicioso que ocasiona
que los trabajadores sean explotados cada vez más. Marx explica: "La acumulación de riquezas en
un polo es, por lo tanto y al mismo tiempo, la acumulación de miseria, agonía de trabajo duro,
esclavitud, ignorancia, brutalidad y degradación mental, en el polo opuesto. . . ”3 

El segundo defecto del capitalismo es su naturaleza caótica. Mientras que el Estado puede
controlar todos los aspectos del socialismo, desde la producción hasta la distribución, el
capitalismo es controlado por el libre mercado. (Técnicamente, el capitalismo es conocido como
una economía dirigida por el mercado, y el socialismo como una economía planificada
centralmente, aunque en la práctica la mayoría de las economías son una mezlca de ambas.) En
un sistema socialista, las decisiones económicas referentes a precio, producción, y consumo, son
tomadas por planificadores centrales afiliados al gobierno. En un sistema capitalista, las decisiones
son tomadas por cada productor y cada consumidor - una ama de casa con una lista de víveres,
por ejemplo, es una planificadora económica en un sistema capitalista. El marxismo acentúa esta
diferencia, afirmando que sólo una economía planificada puede descubrir verdaderamente los
mejores métodos de producción y distribución. Los marxistas creen que las economías capitalistas
se alimentan de las crisis que tienden a estimularlas. Marx creía que esta dependencia de las crisis
podría causar estragos a largo plazo, y por lo tanto, abogaba para que una comunidad planificada
reemplazara tal sistema espontáneo, errático e irresponsable.

Economía Marxista – La Autodestrucción del Capitalismo


La teoría de la economía marxista mantiene que el capitalismo eventualmente se auto-destruirá, a
medida que explota a más y más gente, hasta que todos hayan sido reducidos al estatus de
trabajadores. Engels explica el proceso: "Mientras que el modo de producción capitalista
completamente transforma cada vez más en proletarios a la gran mayoría de la población, crea el
poder que, a riesgo de su propia destrucción, es forzado a alcanzar esta revolución.
[Eventualmente] El proletariado se apoderará del poder político y transformará los medios de
producción en propiedad del Estado.”4 

De esta manera, el proletariado actúa como un catalizador para la caída del capitalismo y
surgimiento del nuevo sistema socialista. "El extremadamente agudo conflicto de clases entre los
explotadores y los explotados constituye la característica básica del sistema capitalista. El
desarrollo del capitalismo inevitablemente conduce a su propia ruina. Sin embargo, el sistema de
explotación en sí no desaparece. Es destruido sólo como resultado de una lucha revolucionaria y la
victoria del proletariado.”5 

El concepto de la dialéctica ilustra que la caída del capitalismo y el subsiguiente surgimiento del
socialismo, y eventualmente del comunismo, son inevitables. La burguesía (tesis) y el proletariado
(antítesis) chocan para crear el socialismo (síntesis) que garantiza el advenimiento del comunismo.
La dialéctica, de ser continuada, también garantiza que el comunismo no puede ser la síntesis final.

Economía Marxista – La Utopía Comunista


El comunismo mundial traerá una cantidad de beneficios. Los marxistas afirman que el comunismo
proporciona más libertad que otros sistemas económicos. La humanidad habrá alcanzado la
perfección, anulando la pertinencia de la ley y del gobierno. La redistribución de la riqueza
resolverá muchos problemas. El libro de texto Economía Política explica algunos de ellos: "Una vez
que las clases explotadoras, con su consumo parasitario, hayan sido abolidas, el ingreso nacional
estará íntegramente a disposición del pueblo. Las condiciones de trabajo serán alteradas
radicalmente, albergando condiciones sustancialmente mejoradas en ciudades y campos, y
haciendo accesibles a los trabajadores todos los logros de la cultura moderna.”6 Otra ventaja del
comunismo tiene que ver con la motivación de los trabajadores: "¿Puede una sociedad capitalista,
con su desempleo crónico, asegurarle a todos los ciudadanos la oportunidad de trabajo, sin hablar
de la oportunidad de escoger el trabajo que les guste? Evidentemente, no puede. Pero el sistema
socialista hace del derecho al trabajo un derecho constitucional de un ciudadano, liberándolo de la
opresiva ansiedad e incertidumbre del mañana.”7 

En resumen, los marxistas creen que el comunismo es el sistema económico ideal y la base de la
utopía en todos los aspectos de la sociedad.

Economía Marxista – Conclusión


Según la economía marxista, la transferencia del capitalismo al socialismo, al comunismo, y a la
sociedad sin clases es inevitable, de acuerdo con la dialéctica. El capitalismo contiene su propio
defecto mortal, y no puede detener su avance hacia el socialismo, así como los países socialistas,
tales como la República del Pueblo de China, no pueden detener su avance hacia el comunismo.
Cuando el comunismo se convierta en el sistema económico mundial, la marcha de la dialéctica
hacia la utopía habrá alcanzado su cenit. Kenneth Neill Cameron explica: “Marx y Engels
esperaban que la sociedad comunista sería la última forma de sociedad humana, porque una vez
que las fuerzas productivas del mundo fueran poseídas comunalmente, ninguna otra forma podría
surgir.”8 

En la cosmovisión marxista nada podría ser más ideal, y de acuerdo con Lenin, ninguna otra cosa
permitiría la supervivencia de la raza humana. Él dice: "Fuera del socialismo, no hay salvación para
la humanidad de la guerra, el hambre, y la destrucción adicional de millones y millones de seres
humanos.”9 

En realidad, sin embargo, el sistema marxista mismo es responsable de la destrucción de millones


de seres humanos a manos de sus partidos políticos y dictadores, convirtiéndolo en la más grande
maquinaria de muerte de todos los tiempos.10

¡Aprenda Más!

Notas:
Presentado con autorización del libro: Understanding the Times: The Collision of Today’s
Competing Worldviews (Rev. 2nd ed), David Noebel, Summit Press, 2006. Cortesía de John
Stonestreet, David Noebel, y del Christian Worldview Ministry en Summit Ministries. Todos los
derechos reservados en el original.
1
 V.I. Lenin, Obras Escogidas, 38 vols. (Nueva York, NY: International Publishers, 1937), 9:479.
2
 Carlos Marx y Frederick Engels, Obras Escogidas, 40 vols. (Nueva York, NY: International
Publishers, 1976), 6:487.
3
 Carlos Marx, El Capital (London, UK: Sonnenschein, 1982), 660–1. Citado en el libro de Harry W.
Laidler, Historia del Socialismo (Nueva York, NY: Thomas Y. Crowell, 1968), 152–3.
4
 Frederick Engels, Socialismo: Utópico y Científico (New York, NY: International Publishers, 1935),
69.
5
 Raymond Sleeper, ed., A Lexicon of Marxist-Leninist Semantics(Alexandria, VA: Western Goals,
1983), 30.
6
 Ibid., 249.
7
 Ibid., 302.
8
 Citado en el libro de Kenneth N. Cameron, Marxism: The Science of Society (Boston, MA: Bergin
& Garvey, 1985), 85.
9
 John Strachey, The Theory and Practice of Socialism (New York, NY: Random House, 1936),
página título.
10
 Stephane Courtois, et al., The Black Book Of Communism (Cambridge, MA: Harvard University
Press, 1999) y R.J. Rummel, Death by Government (New Brunswick, NJ: Transaction Publishers,
1994).

https://www.enciclopediafinanciera.com/teoriaeconomica/
economia-marxista.htm
La economía marxista (marxismo), desciende de la economía clásica,
siendo su autor original Karl Marx, de quien toma su nombre. El primer
volumen de la obra principal de Marx, El Capital, fue publicado en alemán
en 1867. En él, Marx se centró en la teoría del valor-trabajo o lo que él
consideraba, explotación del trabajo por el capital.

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Base de la Teoría Marxista

La teoría del valor-trabajo consideró que el valor de una cosa estaba


decidida por el trabajo necesario para su producción (la tierra de quien la
trabaja). Esto contrasta con la comprensión moderna de que el valor de una
cosa está determinado por lo que uno está dispuesto a pagar por ella.
Desarrollo del Marxismo

Así, las ideas de Karl Marx, como precursoras de la escuela marxista


desarrollan una concepción del mundo económico y sociopolítico y
socioeconómico basado en una interpretación materialista de la evolución,
una visión dialéctica del cambio social, y un análisis de las relaciones entre
clases sociales y su aplicación en el análisis y crítica del capitalismo. Sus
ideas introducidas junto con las de Friedrich Engels a mediados y finales
del siglo 19 han influido en múltiples ideologías políticas y movimientos
sociales a lo largo de la historia. La escuela económica marxista abarca una
teoría económica, una teoría sociológica, un método filosófico y una visión
revolucionaria de cambio social.

Los partidarios de la economía marxista, sobre todo en el mundo


académico, lo distinguen del marxismo como ideología política y teoría
sociológica, con el argumento de que el enfoque de Marx para entender la
economía es intelectualmente independiente de su defensa
del socialismorevolucionario o su apoyo a la revolución proletaria.
Sus partidarios consideran las teorías económicas de Marx la base de un
marco analítico viable y una alternativa a la economía neoclásica más
convencional.

La obra principal de Marx sobre política económica fue Capital: A


Critique of Political Economy(más conocido por su título alemán Das
Kapital), una obra en tres volúmenes, de los cuales sólo se publicó el
primer volumen en vida (los otros fueron publicados por Friedrich Engels a
partir de las notas de Marx). Una de las obras de juventud de
Marx, Critique of Political Economy, se incorporó en su mayoría
en Capital: A Critique of Political Economy.

Visión económica del Marxismo

Marx desarrollo una teoría del valor-trabajo, que sostiene que el valor de
una mercancía debe calcularse según el tiempo de trabajo empleado en
ella. En este modelo, los capitalistas no pagan a los trabajadores el valor
total de las mercancías que producen, sino que compensa al trabajador por
sólo una fracción de un día completo de trabajo - el resto, el excedente de
mano de obra, se lo embolsa el capitalista. Marx teorizó que la diferencia
entre el valor de lo que un trabajador produce y su salario es una forma de
trabajo no remunerado, conocido como plusvalía que se queda el
capitalista. Considera así más justo repartir el rendimiento del trabajo entre
todos los trabajadores en función de su esfuerzo y dedicación.

Por otra parte, Marx argumenta que los mercados tienden a oscurecer las
relaciones sociales y los procesos de producción. Así afirmaba que la gente
es muy consciente de las materias primas, y por lo general no pensamos en
las relaciones y el trabajo que ellos representan.

http://www.pensamientocritico.info/index.php/articulos-
1/goticas-de-economia-critica/el-objeto-de-la-leconomiar-
segun-marx-claves-limitaciones-y-desarrollos-necesarios
El objeto de la «economía» según Marx:
claves, limitaciones y desarrollos necesarios.

La búsqueda por economías alternativas y la necesaria reconstitución de la teoría


económica desde perspectivas críticas al capitalismo y afirmativas de la vida y del
bien común, puede encontrar claves importantes en la relectura de Marx, aunque sin
dejar de reconocer, como debería ser obvio, que los descubrimientos de Marx deben
también ser revisados críticamente y ampliados o corregidos en lo que corresponda.
Hacemos algunas sugerencias al respecto.

Para empezar, podemos citar una primera definición de la economía por parte de
Marx, que se asemeja mucho a la definición del Estado hecha por Hegel. 

“Si resulta claro que la producción ofrece exteriormente el objeto del consumo,
también lo es que el consumo ofrece idealmente el objeto de la producción, como
imagen interior, como necesidad, como instinto o como fin” (Marx, 1978: 12).

En efecto, Marx usa aquí términos que Hegel ya había empleado cuando dice que
“...el Estado es necesidad exterior y poder superior” de la Sociedad Civil, “pero por
otra parte es fin inmanente...” de ella (Hegel, Filosofía del Derecho; citado en
Hinkelammert, 1970: 45). Pero en esta “definición” 
Marx reemplaza la relación Sociedad Civil-Estado por la relación producción-
consumo. Es evidente que Marx da este paso conscientemente, pues ya en su crítica
a la Filosofía del Derecho de Hegel, había comentado extensamente el párrafo
referido, pero sin llegar todavía a este reemplazo por la dialéctica consumo-
producción. Sin embargo, la semejanza nos indica que Marx usa conscientemente
términos similares cuando escribe su Introducción a los Grundrisse.

En realidad, toda la inversión del pensamiento hegeliano puede entenderse partiendo


de este reemplazo de conceptos. En último término, se trata de un cambio total del
concepto de sociedad y de los equilibrios/desequilibrios correspondientes. En la
ideología liberal-iluminista, como también en Hegel, el equilibrio u orden social se
logra por la institucionalización de ciertos valores en la sociedad: el respeto de la
propiedad privada, la sustitución de la apropiación violenta por los intercambios
voluntarios y el cumplimiento de los contratos de compra-venta. Es la ética funcional
del mercado de Adam Smith.

Esencialmente la sociedad burguesa se constituye por la institucionalización e


interiorización de estos valores. Lo que distingue al pensamiento hegeliano de la
ideología liberal-iluminista es más bien la manera cómo se determinan los valores
correspondientes y la forma de institucionalizarlos.

En el pensamiento liberal-iluminista (Rousseau) los valores se desprenden de las


ventajas mutuas de los individuos en interrelación, mientras que en Hegel se dan
como un «concepto límite» abstraído también de los individuos en intercambio, pero
expresado en una especie de lógica inherente de una realidad no consistente como
tal, a la cual esos valores vuelven por un proceso de la negación de la negación. En
los dos casos los valores resultantes, naturalmente valores universalistas, son el
vehículo mediante el cual el equilibrio de la sociedad se realiza. Esos valores son la
«voluntad general» del pensamiento liberal-iluminista y la «idea» de Hegel.

Marx critica esta postura en todas sus formas. Para Marx el verdadero «equilibrio»,
detrás del equilibrio formal de los valores, es un equilibrio de la vida material de los
hombres. Los valores universalistas que él confronta son formales. Lo decisivo para
Marx es el contenido material. La interiorización de los valores universalistas no
asegura de ninguna manera un equilibrio del contenido material al cual se aplican. Los
valores universalistas no son más que normas para actuar materialmente, para vivir
una vida concreta. Son limitaciones y canalizaciones de esta vida concreta pero no la
reemplazan, y si no fijamos unilateralmente esta canalización de la vida concreta por
los valores, se llega a un problema totalmente nuevo, el problema del mantenimiento
material de la vida. Los hombres actúan hacia el mundo en producción y consumo y
los valores no son más que canalizaciones de este contenido material y verdadero de
producir y consumir (Marx, La Ideología alemana; en Fromm, 2009: 205-207).

Hasta aquí, Marx todavía mantiene posiciones compatibles con conceptos tan
tradicionales como la ética aristotélica y tomista (el hombre como un ser social).
También la ideología liberal-iluminista sabe que los valores son conceptos de
canalización de la vida material; pero Marx da un paso decisivo cuando destaca que
los problemas de la vida material de los hombres no se solucionan por la canalización
normativa de valores éticos; descubre que esta vida material (corporal) está dominada
por leyes específicas que influyen sobre el carácter de las normas. Encuentra la base
de estos problemas especiales en la «coordinación del trabajo social» (división social
de trabajo) dentro de la cual opera la vida material. Un equilibrio de valores no supone
equilibrio en la vida material de los hombres y la introducción continua de nuevos
valores no puede asegurarlo tampoco. Los valores sociales sólo determinan las
instituciones dentro de las cuales se realiza la vida material de los hombres; no
influyen las leyes interiores que dirigen el equilibrio material de la división social del
trabajo. Los valores sólo determinan relaciones sociales de la producción pero no
determinan la producción. 

La producción, en su relación con el consumo, se rige por leyes propias; estas


determinan en última instancia la supervivencia de los valores que constituyen las
relaciones sociales de producción. El marco de libertad en la selección de los valores
y, por consiguiente, de las relaciones de producción hay que buscarlo en las leyes
internas que rigen la producción y reproducción de la vida material. Pero la producción
tiene su fin ideal en el consumo y no en los valores, por lo tanto, la dialéctica
producción-consumo se impone a la dialéctica valores-contenido material de la vida
(Idem).

Pero lo anterior no lleva todavía a Marx a una ruptura radical con la ideología liberal-
iluminista. Esto sólo ocurre cuando insiste en que la relación producción-consumo se
rebela contra cualquier sistema de valores que pretenda independizarse de ella. Sólo
—es la tesis de Marx— si los valores pierden su independencia y se integran en la
regulación consciente de la relación producción-consumo, la sociedad toma
conciencia de sí misma. Marx habla en este caso de la producción de las relaciones
de producción, su definición última de la sociedad comunista (Idem).

Entonces, un sistema de valores que exista independientemente de la dialéctica


producción-consumo sólo puede tener una coincidencia temporal con la dialéctica
producción-consumo (equilibrio de las necesidades humanas). Desarrollándose ésta,
el sistema de valores y las relaciones sociales de producción implícitas tarde o
temprano caducan. Además, su solución en la coordinación del trabajo social origina
necesariamente un sistema monetario y de propiedad privada, y en último término,
una dicotomía de clases. En otras palabras, carente de una coordinación
«consciente» de la división del trabajo (a priori y voluntaria), la sociedad es cooptada
por grupos minoritarios con un poder decisivo sobre los medios de producción, que
por lo común se usa como poder de explotación. En conjunto, estos grupos
constituyen la clase dominante de una sociedad, producto directo del sistema de
valores, pues éste origina las relaciones sociales de producción. Esta clase dominante
está sustentada por el sistema de valores dominantes de la sociedad y por los
mecanismos de control social. Expresión máxima de esta posición de la clase
dominante es el Estado que puede usar la fuerza para asegurar la estabilidad del
sistema de valores existente. Este Estado, por su parte, depende de la clase
dominante porque la coordinación producción-consumo es condición básica para la
supervivencia del sistema de valores integrado por él.

Este esquema de Marx contrapone al «equilibrio de valores» y a los mecanismos de


control que lo aseguran otro equilibrio: el «equilibrio material consumo-producción»,
verdadera estructura de la sociedad. Al primer tipo de equilibrio que hoy domina toda
la ciencia sociológica funcionalista lo podemos denominar «equilibrio unidimensional»;
al segundo tipo, «equilibrio bidimensional». La teoría económica neoclásica sustituye -
o pretende sustituir-, el equilibrio formal de los valores por simples condiciones
formales de consistencia de un sistema de mercado. De hecho, lo que los neoclásicos
denominan “condiciones de equilibrio”, son en realidad condiciones de consistencia
formal de un sistema de ecuaciones.

El «equilibrio bidimensional» nace entonces de la coordinación del trabajo social;


constituye, al mismo tiempo, el objeto científico de la economía política y el esqueleto
de una teoría de toda la sociedad. Para argumentar su tesis, Marx tuvo que analizar
estos dos planos. Por una parte, seguir los pasos de la economía política clásica para
demostrar que la coordinación de la división del trabajo, bajo un régimen de propiedad
privada, lleva continuamente al desequilibrio, destruye así las relaciones sociales y el
sistema de valores que sustentan este modo de producción. Es su teoría de la
plusvalía. Por otra parte, demostrar los vínculos de la tarea de coordinar la división del
trabajo con el surgimiento de la clase dominante y de sistemas de valores con sus
relaciones sociales de producción implícitas. Es su teoría de las clases.

Hoy, este objeto de la economía nos parece reduccionista, al menos por tres razones:

1-El mismo Marx insiste, ya en El Capital, que la reproducción material de la vida debe
entenderse a partir de un «metabolismo social» en que el ser humano asimila,
intercambia y transforma la naturaleza. Esto nos lleva a otra dimensión del análisis no
desarrollado por Marx: el equilibrio reproductivo del circuito natural de la vida humana.
Sin reproducción de la naturaleza exterior al ser humano, tampoco puede haber
reproducción de la vida humana.

2- En el capitalismo (y en general en sociedades patriarcales), este metabolismo


social tampoco puede entenderse si limitamos el ámbito del trabajo al trabajo
asalariado. En especial, el trabajo de cuido realizado en gran parte por las mujeres en
el seno del hogar, es fundamental para la reproducción social.

3- Al lado de los valores formales y su institucionalización, un sistema de coordinación


del trabajo social altamente desarrollado ciertamente debe satisfacer condiciones de
consistencia, tanto en el plano de los medios de producción como en el plano de los
medios de consumo. Claro, estas condiciones de consistencia no se reducen a las
analizadas por los teóricos neoclásicos (existencia, unicidad y estabilidad del equilibrio
general), pero se ubican en una dimensión similar.

De manera que el «equilibrio bidimensional» sugerido por Marx en realidad debe


incluir cuatro, y no dos, dimensiones. Estas serían: 

a) El equilibrio formal de las condiciones de consistencia de un sistema de


coordinación del trabajo social (división social del trabajo), 
b) Las condiciones de factibilidad material del sistema de coordinación, 
c) El equilibrio reproductivo del circuito natural de la vida y,
d) El sistema de valores que institucionaliza e interioriza las relaciones sociales de
producción.

Pero hay otros dos puntos –si se quiere de carácter metodológico-, de crucial
importancia para el análisis del capitalismo aportado por Marx y que deben ser
desarrollados. Primero, advertir que el “equilibrio” de los pensadores liberales, y con
más razón de los economistas neoclásicos, es un equilibrio predeterminado y, por
tanto, un mito. En Marx el equilibrio es tan solo un punto de referencia para analizar lo
que es normal en el capitalismo, esto es, el desequilibrio. Pero tampoco podemos
hacer del desequilibrio otro mito, y Marx invierte la “negación de la negación”
hegeliana para desarrollar su concepto del “equilibrio por el desequilibrio” del mercado
capitalista, donde la crisis económica es la manera de imponerse el equilibrio. Pero
también habría que estudiar si el “equilibrio definitivo” que Marx propone, el reemplazo
de las relaciones mercantiles por otras en las cuales el equilibrio se realice por el
equilibrio (libre regulación y orden espontáneo) es el camino más adecuado (y
factible) para una democracia directa o “real”.

En segundo lugar, la «dualidad trabajo concreto/trabajo abstracto», esto es, «el doble
carácter del trabajo», “donde se encierra todo el secreto de la concepción crítica”
(Marx, carta a Engels del 8 de enero de 1868, incluida en Marx, 1973: 699). Sin
embargo, esta dualidad de la mercancía capitalista tiene una expresión más general
que trasciende a la propia producción mercantil: trabajo específico/trabajo general o,
«forma social/contenido material». El estudio crítico de la economía no se puede
limitar a la forma social (el trabajo abstracto, el valor, el dinero como equivalente
universal, la acumulación, etc.), sino que debe abordar, simultáneamente, el análisis
del contenido material (el trabajo concreto, el valor de uso, el dinero como medio de
intercambio, la reproducción in natura, etc.). Ignorar uno u otro es caer en análisis
unidimensionales y reduccionistas de «lo económico».

Bibliografía citada:

Fromm, Erich; Marx y su concepto del hombre, FCE, México, 2009.

Hinkelammert, Franz; Ideologías del desarrollo y dialéctica de la historia. 


Paidós, Buenos Aires, 1970.
Marx, Karl; Elementos fundamentales para la crítica de la economía política 
(Grundrisse), Siglo XXI, México, 1978.

Marx, Carlos; EL CAPITAL. Crítica de la Economía Política. FCE, México, 1973.

 https://www.ernestmandel.org/es/escritos/txt/la_teoria_marxista_de_la
s_crisis.htm

La teoría marxista de las crisis y la actual


depresión económica
Ernest Mandel - Archivo Internet
Ernest Mandel Imprimer
Versión de una conferencia dictada por Ernest Mandel en el seminario "Marxismo
crítico", celebrado en Atenas en junio de 1983 y organizado por el Círculo político
cultural PROTAGORA. Traducido de la Revista Sous le drapeau du socialisme, París,
núm. 97-98, junio de 1984, editado en Coyoacan, revista marxista latinoamericana,
-n.17/18-México Enero-junio 1985. Lo reedita Globalización,Revista de Economía,
Sociedad y Cultura,en julio del    2003 como una contribución a las discusiones sobre
la actual crisis mundial.http://www.rcci.net/globalizacion/2003/fg360.htm

Marx no tuvo tiempo de elaborar en forma sistemática una teoría de las crisis. Había
reservado esta elaboración para uno de los tomos no escritos de El Capital, el tomo
dedicado al mercado mundial. Pero en el tomo 3 de El Capital, en las Teorías de la
plusvalía, en diferentes contribuciones periodístico-descriptivas, así como en su
correspondencia, Marx y Engels han incluído suficientes pasajes que tratan del ciclo
industrial y de la crisis como para que se pueda hablar de una verdadera teoría
marxista de las crisis, sin forzar los textos o falsificar su pensamiento. 

La explicación marxista de las crisis 

La teoría marxista de las crisis rechaza toda concepción monocausal. Las crisis no se
deben exclusivamente al exceso de capitales (sobreacumulación) o, lo que es
equivalente, a la insuficiencia de la masa de plusvalía producida corrientemente. No
se deben exclusivamente a la insuficiencia del poder de compra por parte de las
masas. Tampoco se deben exclusivamente a la desproporción entre los dos
departamentos fundamentales de la producción, el departamento de bienes de
producción y el departamento de bienes de consumo. Todas estas causas
desempeñan un papel en el desencadenamiento de las crisis y en su reproducción
cíclica, pero ninguna de ellas determina, por sí sola, el estallido regular de las crisis. 

La razón por la cual Marx rechaza toda explicación monocausal de las crisis es que
considera al ciclo industrial y a las crisis de sobreproducción en las cuales aquél
desemboca regularmente, como inherentes al modo de producción capitalista mismo.
Este modo de producción está basado sobre la producción mercantil generalizada. Es
del hecho de que los medios de producción (incluídas las tierras) y la fuerza de
trabajo se han convertido en mercancías, de donde se desprende la relación
capital/trabajo asalariado, es decir el modo de producción capitalista. 

Ahora bien, producción mercantil generalizada implica un trabajo no inmediatamente


social, implica contradicción entre trabajo privado y trabajo social, disposición
fragmentada de los medios de producción (es decir propiedad privada en el sentido
económico y no puramente jurídico del término), fluctuaciones de las inversiones en
el tiempo, contradicción entre valor de uso y valor de cambio, contradicción entre
mercancía y dinero. De ahí se desprende la oposición fundamental de Marx a la "Ley
de equilibrio" de J.B. Say y a errores paralelos de Ricardo. Para Marx, la producción
no crea automáticamente su propia demanda, rechazo de las tesis que son retomadas
por los monetaristas y los economistas "supply-side" de hoy. Del mismo modo, la
demanda no crea automáticamente su propia producción, rechazo de las ideas que
son retomadas por los neo-keynesianos de hoy. 

La crisis hunde sus raíces en el hecho de que las condiciones de producción de la


plusvalía no implican automáticamente las condiciones de su realización (no coinciden
automáticamente con ellas). 

En este sentido, en el marco de la teoría marxista de las crisis, la crisis es a la vez


una crisis de superproducción de capitales y una crisis de superproducción de
mercancías. En su preparación y en su estallido intervienen todas las contradicciones
internas del modo de producción capitalista. Se puede representar la crisis como
determinada fundamentalmente por la caída tendencial de la tasa media de ganancia
en la medida en que las fluctuaciones de la tasa de ganancia resumen el conjunto de
estas contradicciones. 

 Por su esencia misma, la crisis capitalista es entonces una crisis de superproducción


de valores de cambio. En esto, ella se contrapone a las crisis de las sociedades
precapitalistas y a las crisis en las sociedades post-capitalistas, que son
esencialmente crisis de subproducción de valores de uso. Estas crisis se combinan allí,
en grados diferentes, con fenómenos ligados al mercado, en la medida en que la
producción mercantil se desarrolla o sobrevive en estas sociedades. Por el otro lado,
mientras subsiste el modo de producción capitalista, y la economía continúa siendo
regida por la ley del valor, las crisis de sobreproducción son inevitables. 

La explicación marxista de la crisis actual 

La recesión 1980-1982 ha sido la vigesimoprimera crisis de superproducción desde el


"nacimiento del mercado mundial de mercancías industriales", como lo llama Marx,
nacimiento que se sitúa hacia 1825. Esto da una media de duración del ciclo industrial
de 15 años, divididos por 21, es decir de 7.5 años, confirmación total de una hipótesis
de Marx. La naturaleza misma del ciclo. industrial implica que no hay "crisis
permanente". Después de la recesión viene la recuperación, aunque sea vacilante,
poco profunda, de duración relativamente limitada y no sincronizada. Creemos que
una recuperación comenzó ya en 1983, por lo menos en Estados Unidos, en la
República Federal Alemana, en Gran Bretaña, en Canadá, así como hubo una
recuperación entre la recesión de 19741975 y la recesión de 1980-1982. 

Nosotros definimos las crisis después de la segunda guerra mundial -en la época del
capitalismo tardío- como recesiones, porque son crisis combinadas con una inflación
permanente que atenúa parcialmente sus efectos. La inflación del crédito, es decir de
la moneda fiduciaria, de la "moneda bancaria", permite vender más mercancías que
con el poder de compra efectivamente creado durante el proceso de producción.
Permite acumular más capitales que con la plusvalía efectivamente producida en el
curso del proceso de producción y realizada en el curso del proceso de circulación. A
pesar de toda la demagogia de los monetaristas y todas las medidas deflacionistas
tomadas por los gobiernos burgueses (tanto de "derecha" como de "izquierda"), la
inflación subsiste en el curso del actual ciclo industrial, aunque ella haya sido reducida
con relación a los años 70 (pero. no con relación a los años 50 y 60). 

Pero el capitalismo tardío no puede atenuar durante un período limitado sus


contradicciones internas por medio de la inflación permanente sin pagar un precio
elevado -a la larga insoportable- por esta tendencia: la desorganización creciente de
su sistema monetario internacional, los crecientes riesgos de hundimiento de todo el
sistema bancario y de todo el sistema de crédito internacional. 

Hipócritamente, los capitalistas y sus ideólogos concentran su fuego, a este respecto,


sobre las deudas de los países llamados "del Tercer Mundo" y de los Estados llamados
socialistas (que nosotros preferimos llamar Estados obreros burocratizados o Estados
post-capitalistas). Pero en realidad, el capitalismo atravesó un imprevisto boom
económico después de la segunda guerra mundial flotando sobre un océano de
deudas que desbordan hacia cuatro orillas: 1) las empresas capitalistas privadas,
incluidas las firmas multinacionales; 2) los países del Tercer Mundo; 3) los gobiernos
imperialistas; 4) los gobiernos de los Estados obreros burocratizados. De estas cuatro
masas de deudas, la más importante es la primera y no la segunda. La tercera ya
superó a la cuarta y puede superar a la segunda. 

Los detonadores de las recesiones de 1974-1975 y de 1980-1982 fueron los


detonadores clásicos y su desarrollo fue un desarrollo clásico: superproducción en los
sectores clave de la expansión precedente (automóvil, construcción inmobiliaria,
acero, petroquímica, etc.), baja de la tasa media de ganancia, agravación de las
tendencias especulativas e inflacionistas, obligación para la burguesía de iniciar una
política deflacionista, desocupación en rápido ascenso y, debido a esto, contracción
del mercado interior, concurrencia interimperialista e interimperialista acentuada, con
ascenso del proteccionismo y contracción del mercado mundial. 

Ciclo industrial y ondas largas 

El hecho de que Marx haya puesto en descubierto los mecanismos fundamentales,


estructurales, de las crisis de superproducción capitalista, implica que hay rasgos
fundamentales, estructurales, comunes entre todas estas crisis. Pero no implica' que
todas las crisis son estrictamente idénticas. Cada crisis representa de hecho una
combinación de rasgos generales y de rasgos particulares. El mismo Marx analizó en
detalle los rasgos particulares de una serie de crisis que él vivió, como la crisis de
1857-1858 y su aspecto monetario, y la de 1861, ligada a las consecuencias de la
Guerra de Secesión en Estados Unidos. 

No puedo analizar en detalle todos los rasgos particulares de las crisis de 1970-1971,
de 1974-1975 y de 1980-1982. Pero quiero insistir sobre un aspecto esencial de esta
combinación de rasgos particulares y rasgos generales de las crisis actuales: la
combinación entre el ciclo industrial septenal o sexenal, y la onda larga de tendencia
depresiva que comenzó manifiestamente hacia el fin de los años 60. Esta sucedió a
una onda larga expansiva que se extiende de 1948-1949 a 1968 (salvo en los países
anglosajones, donde comenzó sin duda hacia 1940). 

Esta combinación entre ciclo industrial clásico y onda larga depresiva tiene
consecuencias considerables sobre la evolución económica a medio y largo término.
Tiene consecuencias igualmente importantes en el plano social y político. 

La onda larga depresiva actualmente en curso se caracteriza por la "vulgarización" de


las innovaciones tecnológicas iniciadas durante la onda larga expansiva precedente, lo
cual es por otra parte una característica general de las ondas largas de estas dos
tonalidades fundamentales diferentes. 

En la práctica esto quiere decir tres cosas: 1) mantenimiento de una tasa de


crecimiento anual, bastante elevada, de la productividad; 2) baja y hasta
desaparición de la "renta tecnológica", de las sobreganancias monopolísticas de los
grandes trusts, incluidas las "multinacionales", lo cual contribuye a deprimir la tasa
media de ganancia; 3) descenso considerable de la tasa media de crecimiento de la
producción, que permanece durante largo tiempo inferior a la tasa de crecimiento de
la productividad. El resultado es claro: a la vez, el aumento de la desocupación y la
ofensiva de austeridad de la burguesía se mantendrán durante un largo período,
independientemente de lai, fluctuaciones cíclicas de la producción anual. 

Para no hablar más de la desocupación de los países imperialistas: subió de 10


millones en 1970 a 15 millones en 1975, a 20 millones en 1978, a 30 millones en
1980, a 35 millones en 1983, y alcanzará 40 millones en 1985, independientemente
de la recuperación en curso. Por otra parte se trata de estadísticas que subevalúan
fuertemente la realidad, pues no incluyen a todos aquellos y aquellas que, como lo
dicen tan elegantemente los ideólogos burgueses y pequeñoburgueses, "han
abandonado el mercado del trabajo" habiendo perdido toda esperanza de encontrar
un empleo. Se trata ante todo de las mujeres rechazadas hacia los hogares, y de los
trabajadores inmigrados rechazados hacia su país de origen. 

En el marco de la onda larga depresiva, ha habido desincronización cíclica entre la


crisis que castiga a los países imperialistas, y la crisis que castiga a los países
semicolóniales y los países dependientes semindustrializados. Especialmente estos
dos últimos han podido mantener una tasa de crecimiento relativamente elevada,
sobre todo en México, en Brasil, en Corea del Sur, en India, en Taiwán y en una serie
de los países de la OPEP. Pero a partir de 1980, la situación cambió radicalmente. Hoy
los países llamados del "Tercer Mundo" leven golpeados duramente por  la crisis. 

Para los menos subdesarrollados de entre ellos esto significa un cambio de clima
socioeconómico y político completo con relación a los diez años precedentes, una
pérdida de credibilidad de los proyectos de industrialización (de desarrollo) en el
marco del capitalismo internacional, de los proyectos nacionalistas-populistas, etc.,
con una caída brutal del nivel de vida de las masas. Para los más pobres de entre
ellos lo que se está desarrollando es una tragedia de dimensiones históricas, de la
cual, para vergüenza común de todos nosotros, vanguardia revolucionaria
internacional, para no hablar ya del movimiento obrero internacional, no se ha
tomado la menor conciencia. Se puede resumir esta tragedia en una fórmula: la onda
larga depresiva provoca una pauperización absoluta en los países semicoloniales más
pobres que lleva el poder de compra de los salarios medios hacia el nivel de las
raciones de alimentos de los campos de concentración nazi. 

La función política y social de las diferentes interpretaciones de la crisis 

La defensa de la teoría marxista de las crisis no es sólo un deber de honestidad


científica, de capacidad de comprender, de explicar y prever la marcha de la
economía mundial. Desempeña también un papel preciso en la lucha ideológica que
se desarrolla hoy en el seno de la opinión pública, es decir de la -lucha de clases
política, de la lucha de clases en el sentido más directo. Desempeña un papel aún
más preciso en las líneas divisorias en el interior del movimiento obrero internacional,
entre aquellos que, bajo las formas más diversas y con las excusas más
contradictorias, aceptan a la crisis como inevitable y se contentan con proponer
recetas para administrar esta crisis con dosis graduales de austeridad, y aquellos que
quieren organizar, ampliar y generalizar el rechazo de toda política de austeridad, la
resistencia militante y activa contra la ofensiva del capital, la lucha contra la
desocupación mediante la introducción inmediata de la semana de 35 horas sin
reducción de salario semanal y con contratación obligatoria, la lucha por una
alternativa anticapitalista de conjunto a la política de austeridad. Esta línea divisoria
contrapone en último análisis a todos los defensores de la colaboración de clases y a
todos los partidarios irreductibles de la independencia política de clase del
proletariado, por la cual Marx se batió toda su vida a partir de 1850. 

Sin poder hacer una lista exhaustiva de todas las "explicaciones" de recambio de la
crisis con relación a la explicación marxista, mencionaremos los esquemas ideológicos
siguientes: 

 La crisis sería el resultado inevitable del alza excesiva de los salarios directos e
indirectos durante la fase de expansión precedente. Hay una versión
derechista de esta "explicación" (la explicación neoclásica, monetarista: "The
workers priced themselves out of the labor market"). Hay también una versión
de "izquierda" de esta explicación: la teoría del "profit squeeze", que volviendo
de Marx a Ricardo, reduce la caída de la tasa de ganancia a la caída de la tasa
de plusvalía, es decir que explica la crisis por el alza de los salarios. 
 La crisis sería el resultado inevitable de la inflación, considerablemente
aumentada por el alza de los precios del petróleo en 1973 y en 1979. 
 La crisis sería el resultado de una conspiración de las multinacionales, o de
una conspiración del imperialismo norteamericano, para « restablecer (o
consolidar) su hegemonía sobre la economía capitalista internacional, incluso
sobre la economía mundial. 
 La crisis no sería más que un mecanismo normal de relanzamiento y de
redespliegue internacional de la acumulación de capital, que el capitalismo
sería capaz de realizar y qué por otra parte estaría ya en vías de realizarse. 

La función de estas "explicaciones" es política y social, no científica. A veces, su


aspecto irracional adquiere una dimensión grotesca: así, según algunos en Francia (¡y
no sólo en Francia!), serían sucesivamente el alza del precio del petróleo y su baja
posterior lo que habría causado -o agravado considerablemente- la crisis. Pero una
vez descartada la pretensión científica de estas "explicaciones", que es nula, no
debemos sacar la conclusión de que carecen de importancia. Tienen una importancia
muy grande, pues son un instrumento de la burguesía para obtener resultados
sociopolíticos precisos: 

 culpabilizar a la clase obrera y al movimiento obrero como responsables de la


crisis;
 culpabilizar a los jeques del petróleo o, más generalmente, a los países del
Tercer Mundo, como responsables de la crisis;
 presentar la crisis como una fatalidad, a la cual nadie puede sustraerse;
 justificar las concesiones declaradas inevitables a los imperativos de la
austeridad, es decir a los imperativos de la ganancia.

Todos estos resultados que persiguen tienen un objetivo central: ejercer una enorme
presión sobre la clase obrera para que ésta no reconozca que el capitalismo, y
solamente el capitalismo, es responsable de la crisis, y que toda lucha real y eficaz
contra las consecuencias desastrosas de las crisis para las masas trabajadoras debe
ser una lucha contra el capitalismo, una lucha anticapitalista. Es una presión para
impedir el surgimiento de una alternativa anticapitalista, socialista, a la crisis, por la
cual amplias masas estar{ian dispuestas a combatir.

La crisis y el porvenir de la humanidad 

Estamos convencidos de que la depresión es muy grave, y que en realidad es, en el


contexto de la crisis del sistema imperialista y del sistema social, la crisis más
profunda que el capitalismo haya conocido desde su nacimiento. Para retomar una
fórmula de Marx, es en la crisis donde se expresa la tendencia del capitalismo a
transformar periódicamente las fuerzas productivas en fuerzas destructivas. Ahora
bien, la amplitud de la crisis determina la amplitud del potencial destructor
desencadenado por la "solución" capitalista de la crisis. Para salir de la crisis de los
años 30 sin salir del capitalismo, la humanidad pagó el precio de 100 millones de
muertos, el precio de Auschwitz y de Hiroshima. 

Con el nivel alcanzado actualmente por el armamento -ante todo, pero no sólo, el
armamento nuclear-, con los procesos de destrucción del medio ambiente en curso,
con el ascenso del hambre en el mundo, este potencial destructor debería hoy ser
multiplicado por lo menos por cinco. Esto implica el riesgo real de destrucción de la
infraestructura material y humana sobre la tierra. 

Desde 1914, la humanidad está confrontada con el dilema: socialismo o barbarie. Dos
guerras mundiales, innumerables guerras locales, el ascenso periódico de dictaduras
sanguinarias fascistas, semifascistas, militares, la extensión de la tortura en más de
sesenta países; todo esto prueba que la noción de "barbarie" no es propagandística,
ni mistificadora, ni abstracta, sino que está cargada de un contenido real cada vez
más dramático. Pero hoy, con el armamento y el sobrearmamento nuclear, el dilema
"socialismo o barbárie" adquiere una nueva dimensión más precisa todavía. Hoy, la
victoria mundial del socialismo se ha convertido en una cuestión de supervivencia
física del género humano. Hoy, a largo término, el dilema es: "socialismo o
destrucción del género humano". 

Digo "a largo término". A corto término, y a medio término, el capital internacional
choca con obstáculos y resistencias inmensas para aplicar un curso hacia la
reconquista de los mercados perdidos, es decir un curso hacia la tercera guerra
mundial. Entre estos obstáculos y estas resistencias está ante todo la fuerza del
movimiento obrero y del movimiento antiguerra en los países imperialistas y la fuerza
del movimiento antimperialista en los países semicoloniales y en los países
dependientes. Hoy, lo que la remilitarización pone al orden del día en lo inmediato,
son guerras contrarrevolucionarias locales, como la agresión al Líbano contra la
revolución palestina, la agresión contra la revolución centroamericana, la agresión
contra la revolución en Africa Austral. Antes de que puedan ser infligidas derrotas
muy severas al movimiento obrero y al movimiento de masas de los principales
países del mundo capitalista, la tercera guerra mundial no estará al orden del día. 

Pero justamente en función de la gravedad y de la duración de la depresión, el riesgo


de tercera guerra mundial tenderá a aumentar en la medida en que la ofensiva de
austeridad y de remilitarización consiga debilitar o desarticular el movimiento de
masas y la reorganización de masas en los principales países capitalistas del mundo. 

Para nosotros, esto no es algo que ya está resuelto: las batallas decisivas están. ante
nosotros, no tras de nosotros. Si queremos referirnos, con todos los riesgos
inherentes a las analogías históricas, a las etapas preparatorias de la segunda guerra
mundial, estamos hoy en 1929 y no en 1933 o en 1938. La marcha hacia la segunda
guerra mundial habría podido ser invertida si Hitler no hubiera tomado el poder, si
Franco hubiera sido derrocado, si el ascenso revolucionario en Francia no hubiera sido
ahogado por el Frente Popular. Las grandes batallas de clase que vendrán en Europa
occidental, en Brasil, en México, en Argentina, en India, en Canadá, en Africa del Sur,
en Japón y sin duda finalmente en Estados Unidos, decidirán la marcha hacia la
tercera guerra mundial y, en consecuencia, la suerte de la humanidad. 

Es posible plantearse la cuestión: ¿es racional para el capitalismo, incluso dirigido por
un personal político de derecha y de extrema derecha, considerar una "solución" a la
crisis a través de la guerra nuclear mundial? La pregunta en sí misma está mal
planteada. La sociedad burguesa en su conjunto se caracteriza por una combinación
sui géneris de racionalidad parcial y de irracionalidad global. La misma característica
se aplica a los armamentos. 

Pero en la medida en que efectivamente existe un fondo irracional en el proyecto de


guerra nuclear, esto no implica en modo alguno que este proyecto sea irrealizable.
Auschwitz era igualmente irracional desde el punto de vista de los intereses de
conjunto del imperialismo alemán, incluso desde el punto de vista de una guerra
imperialista que buscará obtener la victoria. Sin embargo, Auschwitz fue realizado. Es
la presencia del acostumbramiento político e ideológico de las masas a lo irracional y
a lo monstruoso lo que es decisivo en la etapa actual para el imperialismo en la
perspectiva de la preparación de la guerra. 

Este es el objetivo central de la ofensiva, no. solamente anticomunista, antimarxista,


antisocialista, en los medios de comunicación de masas y en las universidades
burguesas, sino también de una campaña contra la ciencia, contra la razón, contra los
ideales de la revolución burguesa y del Siglo de las luces, incluso contra los ideales
igualitarios elementales presentes en la tradición religiosa judío-cristiana. La barbarie
de las ideas precede la barbarie de los hechos. Por eso es preciso desencadenar una
ofensiva teórica vigorosa para defender contra la bestialidad de frente de toro, pero
dotado de formidables medios materiales de difusión y de presión, al marxismo, al
socialismo, a la ciencia, a la razón, los derechos iguales de todos los hombres y de
todas las mujeres que habitan nuestro planeta. 

Esta contraofensiva se ve hipotecada por una realidad objetiva: la situación real,


económica, social, política, ideológica, cultural, moral en los países del Este, las
sociedades burocratizadas de transición entre el capitalismo y el socialismo, los
Estados obreros burocratizados. Evidentemente rechazamos toda noción de un
"socialismo realmente existente" en cualquier lugar del mundo que sea. Del mismo
modo, rechazamos toda noción según la cual Marx sería responsable de la práctica de
la burocracia soviética, o de la práctica de la burocracia social-demócrata reformista.
En cambio, registramos un hecho que pesa sobre todos nosotros. Cuando la crisis de
los años 301 había una casi unanimidad en el movimiento obrero mundial alrededor
de la unidad central: el capitalismo está en crisis; la solución, es la planificación
socialista. Hoy, la casi totalidad del proletariado mundial, incluidos miembros de los
Partidos comunistas, ya no encuentran suficiente esta respuesta. 

La razón fundamental que explica este cambio no es la propaganda imperialista, ni la


presión de medios pequeño burgueses desmoralizados y escépticos, aunque no haya
que subestimar la importancia de estos factores. La razón fundamental es la
comprensión, tardía pero saludable, por parte de la clase obrera internacional, de la
realidad económica y social de los países del Este, tal como ella se ha revelado en
forma clamorosa con el ascenso de la revolución y de la contrarrevolución política en
Polonia. La crisis económica y social en el Este es un factor constitutivo de la crisis
mundial. No es ella idéntica a la crisis capitalista, aunque se vea influida por ella. Es
una crisis específica de esas sociedades. Tiene un peso muy grande sobre la
conciencia media del proletariado internacional. En la teoría y en la práctica, los
marxistas del mundo entero deben tomarla a su cargo francamente. 

Es seguro que una respuesta puramente teórica y propagandista jamás dará


satisfacción suficiente a las grandes masas. Mientras no exista, en los hechos, un
"modelo" de sociedad de transición que trascienda en forma decisiva los abusos, las
aberraciones, los desastres, las desigualdades, las opresiones que existen hoy en el
Este, nuestra respuesta no convencerá a todo el mundo. Pero esto no significa que
haya que esperar la victoria de la revolución socialista de Occidente y de la revolución
política en el Esté, para defender en forma resuelta la planificación socialista como la
respuesta socialista a la crisis capitalista. 

Nosotros decimos que la economía y la sociedad fundadas en la ciencia y la técnica


contemporáneas se han vuelto demasiado complejas y demasiado preñadas de
catástrofes para ser administradas por algunos "expertos" -por otra parte, cada vez
menos competentes- por algunas minorías elitistas, sean ellas burguesas del Oeste o
burocráticas en el Este. Del mismo modo, creemos que esta crisis mundial es
demasiado grave para que se la deje a la merced de "las leyes objetivas del mercado"
que se cumplen a espaldas de la humanidad. 

Esta crisis sólo será resuelta si las masas toman en sus manos la gestión de sus
propios asuntos, de la economía, del Estado, de la sociedad. Esta crisis sólo será
resuelta por la socialización de los grandes medios de producción, su puesta en
funcionamiento planificada sobre la base de objetivos prioritarios fijados
democráticamente con el pluralismo político indispensable a la democracia, por la
masa de los productores-consumidores mismos, por la gestión de la economía por los
productores asociados, por la creación de una Federación Socialista Mundial, basada
en el poder de los trabajadores, el poder de los consejos obreros y populares en el
mundo entero. 

1 de junio de 1983 

https://elpais.com/diario/1983/03/13/opinion/416358009_850215.html

¿Qué queda del marxismo?


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LUCIO COLLETTI

13 MAR 1983

Mañana, 14 de marzo, se cumplen los cien años de la muerte de


Carlos Marx. Durante más de un siglo, sus ideas, rebasando el
ámbito de una mera revolución intelectual, han incidido sobre la
transformación política e ideológica del mundo. La única
comparación posible para un impacto de la magnitud alcanzada
por el marxismo es, en palabras de Colletti, aquella que se refiera
a la influencia lograda por las grandes religiones del pasado. Nadie
ha de poner en duda hoy el declinar de esta influencia, pero sería
vano también negar la pervivencia de su credo en regímenes
políticos que gobiernan aproximadamente a un tercio de la
humanidad, así como la continuidad de su presencia en
movimientos políticos repartidos por todo el mundo. Si se tratara
de hacer un balance, sin embargo, ¿qué queda de Marx, en la
teoría y en la praxis?; ¿se ha extinguido ya la huella marxista de
toda la socialdemocracia occidental y sólo es concebible
políticamente el marxismo como leninismo?; ¿qué validez
conservan sus análisis del capitalismo?; y, finalmente, ¿es
responsable Marx de las atrocidades que se han cometido y se
cometen en su nombre?

"Más que una revolución, el nombre de Marx invoca hoy un


gigantesco impacto ideológico y político, similar al de las grandes
religiones del pasado".

Cien años después de la muerte de Marx, lo menos que se puede


decir de él es que su obra ha transformado profundamente el
universo intelectual de los hombres. En este aspecto, pocos
pueden comparársele -quizá Darwin o Freud-, pero sólo con
esbozar sus características se comprende en seguida que no
alcanzan su importancia.De hecho, el valor de su empresa
científica no basta para definir el sentido de la obra de Marx, ya
que el éxito que la posteridad tenía reservado a sus jdeas ha sido
superior al que habría obtenido una simple revolución
intelectual. La obra iniciada por Marx ha sido algo más radical y
profundo: es una revolución ideológica y política que, un siglo
después de su muerte, conserva todavía su vigencia. El marxismo
es hoy día el credo oficial de muchos Estados en los que vive
alrededor de un tercio de la humanidad (sin contar los
movimientos políticos que siguen estas ideas en el resto del
mundo). En dichos Estados, el marxismo se ha convertido en algo
que se podría llamar teología laica, como una ideocracia del
partido del Estado. Por tanto, más que una revolución intelectual,
el nombre de Marx evoca hoy un gigantesco impacto ideológico y
político, similar al provocado por los fundadores de las grandes
religiones del pasado; es la única comparación posible.

El contenido de su obra explica ampliamente su extraordinario


destino. Las principales obras de Marx constituyen, en gran
medida, un análisis del capitalismo. Son un intento serio,
ambicioso, no exento de elementos de grandeza- de extraer una
interpretación científica del mundo moderno: Marx concibió en
estos términos el trabajo de toda su vida. Lo que él pretendía era
descubrir las leyes del movimiento del sistema económico
moderno. Para conseguir su propósito, su análisis debía ser -tal y
como él mismo afirmó en varias ocasiones- estimativo, es decir,
libre de hipotecas ideológicas, de juicios de valor y de preferencias
subjetivas. El prefacio de El capital no duda en hablar de las leyes
del movimiento del capitalismo como de leyes de la naturaleza, y
deja entrever perfecta. mente lo que constituía el núcleo central de
las preocupaciones de su autor. Man pretendía ampliar mediante
su obra el dominio de la ciencia, desde la naturaleza hasta el
mundo histórico-social, y erigirse en el Galileo del nuevo reino del
conocimiento.

La ciencia no es todo
Quien conozca la extraordinaria consideración de que gozó la
ciencia durante la segunda mitad del siglo XIX y, sobre todo, el
valor último, definitivo, absoluto -el esencialismo, del que más
tarde hablará Popper-, que los científicos atribuían a sus proDios
descubrimientos (el siglo XIX careció, en gran medida, de una idea
perteneciente alfalibilismo de la ciencia, o sea, la del significado
hipotético y. conjetural de sus teorías), comprenderá bien lo que
Marx se proponía cuando hablaba del paso del socialísmo de la
utopía a la ciencia.
Pero en el marxismo la ciencia no es todo. Hay algo más. Marx
proviene de Hegel, como es sabido, y en su evolución lleva consigo
la filosofía de la historia, es decir, la concepción del curso histórico
como si se tratase de algo preconfigurado, una trayectoria hacia
una meta ya determinada. Lo mismo que en el providencialismo
cristiano, en este caso la historia está dividida en tres etapas:
existe un primer estadio anterior a la caída, es decir, el de
la unidad primigenia, el de la armonía original. A éste sigue una
larga época histórica caracterizada por el dolor y la infelicidad: lo
que Hegel llama el reino de la alienación y Marx identifica con la
división de la sociedad en clases. El tercer estadio, finalmente, es
el destinado a suprimir la escisión o alienación y a restablecer la
unidad original a un nivel más alto.
Según Hegel, esta concepción de la historia finaliza con la
venida de Dios al mundo, con su realización; sin embargo, según
Marx y los hegelianos de izquierdas, el proceso se mundaniza
hasta las últimas consecuencias. Todo lo que al principio
significaba trascendencia se traslada al futuro, el cual -siendo el no
presente, es decir, lo que todavía no es y, por tanto, en cierto
modo, lo que trasciende todo lo que existe actualmente- se
convierte en el nuevo absoluto. En el lenguaje de Marx, esta
característica de lo absoluto del futuro es la sociedad del
porvenir, el comunismo, un estadio en el que ya no existirán
¿QUÉ QUEDA DEL MARXISMO?
conflictos ni divisiones; la sociedad sin Estado, sin leyes, dinero, tribunales
ni cárceles; el sitio donde finalmente se realizará la emancipación completa
y total: el paso del reino de la necesidad al de la libertad.
Una mano a Lenin
La unión de estas dos perspectivas -la científica, por una parte, y la
filosófica o escatológica, por la otra- es, desde un punto de vista teórico,
desastrosa. La ciencia y la teoría de la alineación, la ciencia y la dialéctica,
son incompatibles entre sí, como la causalidad y el finalismo, el
materialismo y la teleología. Sin embargo, desde otro punto de vista, su
combinación da lugar a una mezcla explosiva. Marx consigue conjugar en
ellas dos ideas de fuerza decisivas: la idea de la ciencia y la exigencia
mesiánica de la salvación y de la redención absoluta, que hasta entonces
había sido patrimonio exclusivo de la religión. De la unión de estos dos
factores pasa al primer plano lo que constituye el verdadero elemento
específico del marxismo, su mayor originalidad: el momento de
la realización, es decir, la idea de un saber o programa absoluto que se
tiene que aplicar en el mundo y se traducirá en una ordenación de las
cosas.
En ambos sentidos, este momento de la realización es esencial. Con un
primer significado de que debería de ser la comprobación o
el control experimental del marxismo como ciencia; con un segundo
significado (que es el decisivo) de que se trata -como sostiene la undécima
tesis sobre Feuerbach- "no de comprender el mundo, sino de
transformarlo", o sea, suscitar y conseguir que nazca el hombre nuevo, la
humanidad redenta, traer al mundo la Jerusalén celestial.
Precisamente en este aspecto es donde la obra de Marx parece tender la
mano a la de Lenin y buscar en ella su natural conclusión. Lenin
comprendió que no había que predicar la revolución, sino hacerla, y, dado
que él la hizo, es obvio que se erigió en el único y verdadero
marxista ortodoxo. Con ello, Lenin representó un papel decisivo en la
historia del mundo moderno y, sobre todo, penetró en la verdad del
marxismo y se realizó su vocación esencial, es decir, que lo realizó. Con
su actuación obró retrospectivamente sobre la propia labor de Marx y le
confirió ese peso, esa gravedad, ese significado tan trascendente para el
mundo que no tuvieron las obras de otros reformadores o utópicos sociales
(como Proudhon, Fourier, Saint-Simon, etcétera), y que ni siquiera la obra
de Marx hubiera tenido probablemente sin la Revolución de Octubre.
Las responsabilidades
Para bien o para mal, el leninismo es, por tanto, el marxismo del siglo XX.
Un marxismo preleninista no tendría hoy sentido; por lo demás, es lícito
afirmar que, desde 1917, el marxismo de las socialdemocracias
occidentales se ha ido extinguiendo progresivamente, hasta el punto de
que los sucesores de Kautsky ya no son marxistas hoy día.

Sin embargo, aunque el leninismo sea el marxismo del siglo XX, el


marxismo-leninismo no tiene hoy ninguna coartada que pueda salvarlo de
la responsabilidad del estalinismo y del Gulag soviético. El pretexto del
marxismo de ser distintode todas las otras filosofías o concepciones del
mundo se respeta y se comprende. Pero su talón de Aquiles está
precisamente en el punto en que el marxismo -que mezcla ciencia y
esperanza, conocimiento y deseo- tiende a la traducción en realidad, a la
tan anhelada realización, ya que su escatología terrenal le obliga a
solidificarse en una teología mundana, o sea, en la maquinaria ideológica
del Estado totalitario. Es muy importante descubrir lo específico de los
anillos que componen la cadena. Marx no es Stalin ni Lenin es el mismo que
Marx. Sin embargo, es indispensable tratar de entender que existe unión
entre los eslabones y que, si bien con muchas mediaciones, se trata,
precisamente, de una cadena, de tal modo que es imposible asir un
extremo sin que, antes o después, venga a las manos el otro.
En el centenario de la muerte de Marx existe un equívoco que se debe
aclarar en honor a su memoria: no se le puede considerar irresponsable de
lo que se ha realizado en su nombre. Disociar el marxismo de los regímenes
totalitarios que se han alzado bajo su bandera pudiera parecer generoso. En
realidad, ceder ante esta tentación para refugiarse en el marxismo puro y
simple de los estudiosos significaría sólo una inexcusable renuncia a
compren der y una huida frente a la realidad. El pensamiento de Marx ha
querido correr el riesgo de la realización, y la ha tenido. Ahora sólo queda
reflexionar sobre su obra a la luz y considerando los efectos que ha
producido.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de


marzo de 1983
http://cursocontaduria1.blogspot.com/2008/11/teora-
clsica-y-marxista-de-la-renta.html
Teoría clásica y marxista de la renta
Teoría clásica y marxista de la renta.
La renta es otra categoría de la distribución que corresponde a pago de la
tierra; se puede definir así:
“Renta es el pago hecho por el uso de la tierra especialmente con fines
agrícolas”
Una definición muy importante de la renta la dio David Ricardo, economista
clásico contemporáneo de Adam Smith:

“Renta es esa parte de producto de la tierra que se paga al propietario por el


uso de los poderes originales e indestructibles del suelo”.
En el sistema capitalista la renta constituye la parte del producto creado por la
sociedad de la cual se apropian los dueños de la tierra.

El arrendamiento es una de las formas que asume la renta; en el feudalismo


prevaleció el arrendamiento de la tierra, en el capitalismo se arriendan otras
mercancías como maquinaria y equipo.
La Renta absoluta es la parte del excedente del cual se apropian los
terratenientes, únicamente por ser los dueños de la tierra.

La Renta diferencial es la que obtienen los terratenientes que poseen tierras de


mejor calidad que otras y que emplean trabajo más productivo que en otras
tierras.
Las teorías más importantes acerca de la renta son:

Teoría ricardiana.- Ricardo afirma que existe renta porque la tierra de buena
calidad es escasa y a medida que crece la población se tiene que cultivar tierra
de menor calidad o mal situada. Ricardo habla precisamente de la renta
diferencial basado en la diferente calidad de la tierra. Ejemplifica que con la
misma calidad de trabajo y de capital, pero con tierras de diferente calidad,
sólo el propietario de las mejores tierras, de las más fértiles, obtendrá renta.
Dice que el valor de las mercancías se mide por el trabajo que cuesta
producirlas en las peores condiciones; en consecuencia, el valor y el precio de
los productos agrícolas aumentan cuando se producen en malas condiciones
debido a que se requiere de más trabajo, no porque se deba pagar renta y
concluye: "…no es el trigo caro porque se para la renta, sino la renta se paga
porque el trigo es caro…"

Teoría Marxista.- Para Marx, la renta es una parte de la plusvalía generada por
los obreros asalariados de la cual se apropian los terratenientes por ser los
dueños de la tierra. La renta representa el excedente de la plusvalía sobre la
ganancia media de la tierra en la agricultura.
Teoría Marginalista.- Los marginalistas explican que los propietarios de la tierra
reciben renta porque el factor productivo que posee es escaso y, en
consecuencia, su productividad marginal aumenta proporcionalmente a medida
que se incrementa la demanda. Por un lado, existe una oferta restringida de
tierra, limitada a cierta extensión, lo que significa una oferta inelástica de la
tierra; por otro lado, la demanda de tierra se va incrementando, lo cual hace
aumentar la renta.
El servicio que prestan los dueños de la tierra recibe una remuneración que es
la renta, la cual depende de la demanda que exista sobre la tierra. Debido a
que la población crece y demanda mayores productos agrícolas o diferentes
usos de la tierra, la demanda de tierras se incrementa y el resultado es un
incremento constante de las rentas.

https://www.gestiopolis.com/escuelas-teoria-contable/

Escuelas de la teoría contable


Giovanny Gómez

  Contabilidad

  11.05.2001

  7 minutos de lectura

teoría y proceso contable

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Explicar el origen y los fundamentos de la contabilidad es el buscar a


través de la historia métodos de investigación dentro de la técnica
contable, ya que se demuestra que al contrario de otras ciencias, la
contabilidad nació como una necesidad social de medición de la
realidad económica y no como un planteamiento de estudio
sistemático de saberes.

La historia no precisa una fecha exacta del surgimiento de la


contabilidad, simplemente se da una aproximación y evidencia que
esta tiene sus orígenes en la aparición del comercio. En la
organización empresarial y social, donde al aumentar las
transacciones comerciales la incapacidad de la memoria humana
para registrarlas, hizo que surgiera una metodología para plasmar
dichas actividades.

Evolución de la contabilidad:

A. Edad antigua

Esta se remonta desde el año …416 donde existía más un hacer


contable que una práctica, ya que solo se refería a la necesidad de
información que necesitaban los comerciantes de la época. La
invención de la escritura y los números generan aunque de manera
muy sencilla y rudimentaria los elementos fundamentales de lo
que hoy se conoce como “cuenta”, donde se tenía un título,
cantidades y totales.

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De aquí se parte la formulación de un paradigma contable inicial,


en el cuál la práctica es la base. Después de establecer la
“cuenta” como principal regidor de la contabilidad, se crea la
necesidad de ejercer un control contable, ya que era necesario
verificar la veracidad de la información, desde este momento es
en el que se puede hablar de la ciencia contable como un objeto
de estudio estructurado.

B. Escuelas de la práctica

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Esta comprende el periodo del 470 al 1458, a partir de este
momento se pasa de oficio a profesión, se habla del uso de libros
ligados normas, esto crea un nuevo sentido, ya que se mejoran las
prácticas contables, el desarrollo histórico lleva a la introducción
de la partida doble. También se debe tener en cuenta que nacen
varias escuelas que investigan y contribuyen al desarrollo
contable, que buscaban mejorar la práctica y entregar información
útil, pero dejaron a un lado la formulación de una teoría contable
que le diera fundamento a sus avances.

Definiendo:
La contabilidad debe permitir conocer en cualquier momento en
donde está y a donde va la empresa, dar informes claros y precisos
sobre su situación económica, así es un poderoso medio de dirección y
el principal instrumento administrativo de planeación y control
financiero.

C. Principios de teorización:

Desde 1458 con la invención de la imprenta se dio un giro a la


práctica contable, ya que se comienzan a difundir conceptos y
procedimientos de algunos autores, que de cierta manera inician
un proceso de teorización.

D. Siglo XIX y primeros años del siglo XX:

A finales del siglo XIX y principios del XX donde se dan a conocer


las primeras asociaciones de contadores que buscan orientar la
contabilidad bajo unos estándares y reglas generales. El
surgimiento de investigadores contables en busca de una teoría,
no tiene resultados unánimes, sino por el contrario, se presentan
diferentes y variados puntos con respecto a lo que debería ser la
práctica contable, entre las más importantes se encuentran:

Teoría de la personificación:

Consiste en ver en la cuenta una persona ficticia que recibe y


entrega. Se creó porque no todas las personas podían ser
responsables por los valores existentes en una organización. Esta
teoría se ocupaba solo de la cuenta y de explicarla, pero dejaba a
un lado el entorno económico.
Sus principales aportes fueron que sirvió de base para construir el
plan de cuentas de las empresas, surge el perfeccionamiento del
método operativo de la partida doble, y se empezó a hablar de un
sistema de contabilidad integral.

Teoría jurídica:

Esta teoría concede gran importancia a la empresa como sujeto de


derecho y su estudio se basa en las implicaciones jurídicas que de
la práctica y profesión contable se puedan derivar.

Esta teoría dio origen a la normalización internacional y contribuyo


a entender y legislar las obligaciones jurídicas que la organización
tiene con sus propietarios, con el estado y la sociedad.

Teoría económica:

Los representantes de esta teoría consideran que la práctica


contable debe estar sujeta al momento económico y a los cambios
que en este se produzcan. Esta teoría avanzo en el concepto de
valor debido a la teoría Marxista, concepto que se convirtió en uno
de los sistemas de medición de la realidad económica de la
empresa.

Teoría de la contabilidad pura:

Su objeto fue la investigación experimental, teniendo en cuenta el


dato fundamental de donde partían las cuentas de balance y no de
forma contraria y descubre el sistema que permite reportar
información sobre el patrimonio de las personas en las
organizaciones.

Teoría administrativa

Esta teoría integra los valores humanos a los valores financieros


de la empresa, considera a la contabilidad como el principal
instrumento administrativo y financiero.

También reconoce el carácter predictivo que obtuvo la


contabilidad y la importancia para el desarrollo de una
organización.
El esfuerzo de teorización y cambios en el pensamiento contable han
aportado a la práctica un desarrollo y conocimiento que han unificado
la contabilidad.
Información:
La importancia que ha alcanzado la tarea informativa de la
contabilidad, ha hecho que esta adquiera día a día más importancia
en la organización y que mejore sus técnicas y objetivos en cuanto a
la emisión de estas se refiere.

Escuelas del pensamiento contable

A. Escuela de la ganancia líquida realizada

Esta trata de buscar un sistema de contabilidad con el objeto de


valorar los recursos económicos de la empresa, utilizando algunos
de los métodos que se presentan a continuación:

 Costo de reposición.
 Precio de venta.
 Valor actual.

Algunos autores como Patón y Littleton defienden el costo


histórico como un buen método de valoración, mientras que otros
le dan mayor importancia al ajuste de los estados financieros, con
el fin de reflejar la realidad en cuanto a la inflación.

B. Escuela de la información para la toma de decisiones

Toma la contabilidad no como una disciplina, sino como una


práctica contable, como una fuente de información para un sin
número de estudios que el usuario dependiendo de su situación
necesite, siempre y cuando toda esta información conserve
algunas características de orden obligatorio como:

 La pertinencia
 La verificabilidad
 La cuantificabilidad
 La comparabilidad
 La comprensibilidad
 La validez
 La neutralidad
 La veracidad
Esta información debe ser útil para la predicción y posterior
análisis, con el fin de permitirle al usuario llegar a una buena
decisión.

C. Escuela ética:

Esta corriente se basa en conceptos básicos relacionados con las


personas que emiten la información refiriéndose principalmente a
la adecuada presentación de los estados financieros. Hace énfasis
en temas como la moral en el ejercicio de la profesión, la verdad y
la claridad queriendo así demostrar la imparcialidad que debe
existir en la información que se suministre.

D. Escuela sociológica:

Da gran importancia a las relaciones sociales que se derivan de la


información contable, habla también de la contabilidad social a
nivel macro; es decir el impacto de las empresas en el medio
económico y social a nivel nacional e internacional.

E. Escuela inductiva y deductiva:

Esta básicamente enfocada en la elaboración de teorías contables


mediante dos procesos:

Proceso deductivo:

 Formulación de objetivos (Estados financieros)


 Declaración de postulados contables (Del medio social)
 Definición de metodología
 Definición de un marco de referencia para el planteamiento de
ideas
 Empleo de términos definidos
 Enunciación de principios generales para la aplicación del que
hacer operativo

Proceso inductivo:

 Rasgos comunes de cada uno de los sistemas contables


 Codificación de reglas

Conceptualización contable
Después de tener claros los conceptos principales en el sistema
evolutivo y en las escuelas de pensamiento contable, se pretende
llegar a una conceptualización de la contabilidad, teniendo en
cuenta que este concepto es muy ambiguo gracias a la variedad
de ideas que se tiene sobre este concepto, que ha pasado de ser
una simple práctica a ser una ciencia.

Para conocer el avance del concepto contable actual, a


continuación se presentarán distintas definiciones que a través de
siglos se han producido en este ámbito, estas son:

Contabilidad:

 Kenboecks-Rekeninge(1543): Muy noble arte y la ciencia de tener


libros y llevar cuentas.
 Charles Penguiaio: La contabilidad es una simbólica expresión
matemática que remata la construcción jurídica.
 Pierre Gamier: La contabilidad es el álgebra del derecho.
 Fabio Besta: La contabilidad es una ciencia de control económico.
 Teoría económica (Siglo XIX y XX): La contabilidad como un
método de observación económica evoluciona simultáneamente
con el medio donde se hace la práctica que justifica su razón de
ser “La organización”
 Es una profesión manual que registra en cuentas las transacciones
efectuadas por los comerciantes y trata de conservar un
acontecer histórico de los hechos económicos ocurridos en las
organizaciones.
 Es una actividad dinámica que debe progresar en la misma forma
que crecen o se complican las operaciones de las empresas y las
necesidades de información que requiere el hombre.
 La contabilidad es un método de información económica cuyo
objetivo esencial es la medición del estado financiero de una
organización.

Hacia una nueva doctrina contable

Se puede atribuir la falta de metodologías en contabilidad a la


misma evolución contable, es decir primero se desarrollo la
técnica y hasta ahora se ha creado una preocupación por teorizar,
este lentísimo proceso de cambio de una actividad práctica a una
actividad teórica indica que es necesario profundizar en la
búsqueda de una “metodología contable”.
Una metodología coherente y aplicable en contabilidad disminuiría
el contraste existente entre el nivel teórico y la consistencia
práctica, así mismo como ayudaría a la construcción de principios
en contabilidad de aceptación general.

Con el paso del tiempo se han logrado establecer diversos


instrumentos metodológicos que han generado teorías parciales
en contabilidad. Estas teorías han llegado al punto de distinguir la
contabilidad como ciencia positiva.

Se llama a lo anteriormente dicho “Nueva contabilidad”,


Mattessich enumera ciertas características de esta:

 Formulación y utilización de términos bien definidos y conceptos


empíricamente significativos.
 Adaptación de instrumentos científicos generales y métodos de las
ciencias matemáticas, filosóficas y económicas del
comportamiento a la teoría contable.
 Orientación hacia una contabilidad de objetivos específicos y
hacia modelos de gestión para objetivos concretos.
 Integración de áreas contables específicas de una sociedad
coherente y ampliada.
 Procedimientos sistemáticos de comprobación a través de los
cuales los modelos e hipótesis alternativas para un mismo objetivo
pueden ser comprobados en cuanto a su pertinencia, seguridad,
exactitud, eficiencia y oportunidad.

La falta de metodología en contabilidad impide dar una


formulación exacta sobre lo que realmente es esta como ciencia,
esto no implica que su futuro no sea prometedor.

Bibliografía:

 Burbano, Jorge E. “Contabilidad: análisis histórico de su objeto y


método. Serie de pliegos administrativos y financieros.
 Ballesteros, Enrique. “Teoría y estructura de la nueva
contabilidad”. Cáp. 1
 Cañibano, Leandro. “Teoría actual de la contabilidad”. Cáps 1 y 2

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