Sunteți pe pagina 1din 15

Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

Teoría Política II

Unidad 3

Descargar Unidad 3 en Versión PDF (click aquí)

Clase 6

Texto: Locke, John. “Segundo tratado sobre el gobierno civil”

Preguntas disparadoras:

¿Qué relación tiene John Locke con los acontecimientos políticos de su siglo? ¿Qué diferencias tiene
su contractualismo con el de Hobbes? ¿Cómo es el estado de naturaleza y la sociedad que se forma
luego del pacto?

Después de haber estudiado la obra de Thomas Hobbes en la unidad anterior, veremos ahora a otro filósofo
inglés del siglo XVII: John Locke. Posterior por algunas décadas, también en este caso es importante tener en
mente el contexto histórico que expusimos en la tercera clase. Del mismo modo que Hobbes, las obras de Locke
tuvieron un fuerte impacto ya en vida de su autor y le dieron cierta celebridad. Su influencia continuaría durante
los siglos posteriores, y es frecuentemente citado por otros grandes filósofos como Rousseau o Kant. Además,
sus ideas no se limitaron a tener un impacto puramente intelectual, sino que se entremezclan con otras fuentes
en la inspiración de eventos históricos de gran magnitud.

Como todavía era frecuente, Locke contribuyó a diversos campos de la filosofía. Escribió sobre epistemología,
pedagogía, ética y política. Nosotros nos ceñiremos a esta última dimensión, donde su teoría le ganó el título de
“padre del liberalismo” y lo situó entre los grandes pensadores contractualistas.

| Teoría Política II

1/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

I. Biografía

John Locke nació en 1632 cerca de la ciudad de Bristol, en Inglaterra. Pertenecía a una familia
puritana simpatizante del bando parlamentario durante la guerra civil. Llegó a ingresar en la
universidad de Oxford, donde estudió filosofía y más tarde obtuvo también un título en medicina.

Desde 1667 pasó a vivir en la casa del conde de Shaftesbury, una de los fundadores y figuras principales del
nuevo partido whig. Actuando como su médico personal, lo convenció de someterse a una operación de hígado
que le salvó la vida, algo por lo que Shaftesbury le estuvo siempre muy agradecido. A través de su empleador,
pudo tomar contacto con el mundo político inglés e incluso ejerció algunos cargos gubernamentales. Después de
pasar unos años en Francia, regresó al servicio de Shaftesbury en 1679. Sin embargo, se vio obligado a huir de
Inglaterra en 1683 bajo sospecha de haber estado involucrado en una conspiración whig para asesinar al rey
(aunque no hay mucha evidencia de su participación).

Escapó a los Países Bajos, donde entró en contacto con círculos de librepensadores locales (según algunos
estudiosos, los mismos que habían rodeado al filósofo Spinoza, muerto algunos años antes). Pudo regresar a
Inglaterra cinco años después, con ocasión de la Gloriosa Revolución. De hecho, llegó en 1689, a bordo del
mismo barco que transportaba a la reina María, esposa de Guillermo de Orange. Desde entonces permaneció en
su país, convirtiéndose en una especie de vocero intelectual del partido whig y participando en las discusiones
filosóficas y científicas de la época, hasta su muerte en 1704.

Respecto de sus obras, buena parte de la producción de las mismas parece haber tenido lugar durante sus años
al servicio de Lord Shaftesbury. Es en ese período donde desarrolla las ideas centrales de su Ensayo sobre el
entendimiento humano (donde expone los fundamentos del empirismo y de su filosofía de la mente) y sus Dos
tratados sobre el gobierno civil. Esto es un descubrimiento de los estudiosos actuales, ya que por mucho tiempo
se pensó que sus tratados sobre el gobierno habían sido escritos con posterioridad a la revolución, buscando
justificarla. Durante su estancia en los Países Bajos termina de redactar estas obras y compone su Carta sobre
la tolerancia, en relación a la cuestión de la libertad religiosa. Estos escritos son publicados en rápida sucesión
tras su regreso a Inglaterra en 1689.

| Teoría Política II

2/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

II. El estado de naturaleza

Adentrándonos ahora en el Segundo tratado sobre el gobierno civil, vemos que éste comienza
con una brevísima recapitulación de las conclusiones del primer tratado.

Allí, Locke se dedicaba a refutar los argumentos de autores absolutistas y monárquicos. Especialmente se dirige
contra Robert Filmer, quien había escrito El Patriarca, justificando el poder del rey como una extensión del poder
natural del padre sobre los hijos. En el mismo sentido, a lo largo del texto hay numerosas alusiones críticas a la
teoría de Hobbes.

Distingue tres tipos de poder y en el parágrafo tercero Locke da su definición del poder político:

Considero, pues, que el poder político es el derecho de dictar leyes bajo pena de muerte y, en
consecuencia, de dictar también otras bajo penas menos graves, a fin de regular y preservar
la propiedad y emplear la fuerza de la comunidad en la ejecución de dichas leyes y en la
defensa del Estado frente a injurias extranjeras. Y todo ello con la única intención de lograr el
bien público.

Para explicar el origen de dicho poder político, salta de inmediato, en el capítulo II, a describir el estado de
naturaleza, adoptando el mismo método contractualista que Hobbes y otros filósofos ya habían popularizado. En
primer lugar, se trata de un estado de completa libertad y de igualdad entre todos los hombres. Sin embargo, a
diferencia de lo postulado por Hobbes, sí existe aquí una ley natural o de naturaleza, en el sentido de norma que
todos deben cumplir y que es cognoscible a todos mediante la sola razón. Ésta prohíbe dañarse a sí mismo ni a
los demás en su “vida, salud, libertad o posesiones”; es más, tiene la obligación de preservarse a sí y al resto
del género humano en la medida de lo posible. En cuanto es una ley, debe haber alguien capaz de hacerla valer.
Para el autor, cada individuo en el estado de naturaleza tiene la facultad de castigar a quien viole la ley natural.

Aquí se evidencian varios puntos importantes. La libertad natural no implica derechos ilimitados sobre todo, sino
sólo sobre la propia vida y bienes, pero cede ante los derechos de los otros hombres. En este sentido ya se
puede hablar de derechos naturales subjetivos, en un sentido mucho más preciso que el simple derecho natural
indeterminado a la autoconservación por cualquier medio que veíamos en Hobbes.

Además, al ser la ley natural una ley en sentido propio, es válida y eficaz incluso sin existir una autoridad
centralizada, ya que su aplicación recae sobre el conjunto de la humanidad. Esta capacidad de castigar se puede
subdividir o especificar un poco más. Por una parte, cualquier hombre tiene derecho a castigar una violación a la
ley natural por la simple obligación de preservar a la humanidad. Pero además, aquél que se ha visto
perjudicado por la acción prohibida tiene un derecho particular a exigir reparación de parte del transgresor. Los
demás hombres pueden ayudarlo a hacer valer este derecho, pero no beneficiarse de él, ya que la reparación
corresponde al damnificado.

En cuanto a las penas, deben ser siempre proporcionales al castigo y suficientes para que el criminal salga

| Teoría Política II

3/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

perdiendo y para prevenir nuevas transgresiones. Tienen en el estado de naturaleza la misma magnitud y
gradación que en el estado civil, pudiendo alcanzar la muerte y, lógicamente, todas las variantes menores.

Locke considera que tal estado puede haber existido históricamente y que es, sin lugar a duda, el
estado habitual entre los Estados o gobernantes del mundo.

El estado de naturaleza lockeano se distingue netamente del estado de guerra en el capítulo III. El estado de
guerra es uno de enemistad y destrucción intencionales, no producto de meras pasiones accidentales. Es justo
resistir y matar a quien es una amenaza para mi vida, por el derecho natural a la autoconservación. Para el
pensador inglés, cualquiera que pretenda quitarme mi libertad se pone automáticamente en estado de guerra
conmigo, puesto que una vez que ya no soy libre, no tengo forma de evitar mi destrucción, si eso decide con
posterioridad quien me domina. Por lo tanto, es lícito matarlo. Esto se extiende tanto a un ladrón que me quiere
reducir por la fuerza, como a los gobernantes que pretenden poder absoluto sobre mí, sin mi consentimiento. La
libertad es la primera garantía de todos los demás derechos y una vez que se pierde, toda la estructura zozobra.

Expresamente diferencia el autor al estado de naturaleza del estado de guerra:

Pues el primero es un estado de paz, buena voluntad, asistencia mutua y conservación, mientras que el segundo
es un estado de enemistad, malicia, violencia y mutua destrucción. Propiamente hablando, el estado de
naturaleza es aquel en el que los hombres viven juntos conforme a la razón, sin un poder terrenal, común y
superior a todos, con autoridad para juzgarlos. (págs. 24-25)

Vemos que la distinción es tajante. Con todo, el estado de naturaleza siempre corre el riesgo de degenerar en el
de guerra, debido a que no existe una autoridad superior a que apelar en caso de conflictos sobre la aplicación
de la ley. Aquí ya se anticipa lo que impulsa al hombre a salir del estado natural lockeano, a pesar de estar
concebido en términos relativamente positivos:

Para evitar este estado de guerra --en el que sólo cabe apelar al Cielo, y que puede resultar de la menor disputa
cuando no hay una autoridad que decida entre las partes en litigio-- es por lo que, con gran razón, los hombres
se ponen a sí mismos en un estado de sociedad y abandonan el estado de naturaleza. Porque allí donde hay una
autoridad, un poder terrenal del que puede obtenerse reparación apelando a él, el estado de guerra queda
eliminado y la controversia es decidida por dicho poder. (pág. 27)

Antes de entrar de lleno en el tema del origen y conformación de la sociedad civil debemos hacer un excursus
por otros asuntos. El capítulo IV da importantes definiciones sobre la libertad y la esclavitud, considerando
libertad natural la de no estar sometido a ningún poder ni voluntad más que la ley natural, mientras que la
libertad civil consiste en estar sometido a las leyes dictadas por un poder legislativo voluntariamente consentido
e instituido por nosotros.

| Teoría Política II

4/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

III. La propiedad(1)

El capítulo V, en tanto, contiene una teoría sobre el origen de la propiedad privada que sería muy
influyente.

No podemos ocuparnos aquí de los pormenores de la exposición ni las extensas consideraciones, comentarios,
críticas y desarrollos que otros autores, desde contemporáneos suyos hasta contemporáneos nuestros, hicieron
en base a ella.

En muy resumidas cuentas, se parte de la noción de propiedad común de todos los frutos de la tierra (recursos
naturales) por parte de todos los hombres. Sin embargo, en el acto de aprovechar (consumir) un bien
determinado, el individuo debe ser dueño de este (lo que legitima la posibilidad de consumir un recurso con
exclusión de los demás).

Entonces la pregunta es: ¿cómo se adquiere el derecho a aprovechar individualmente de un bien


determinado?

La respuesta de Locke es que el trabajo (que es indudablemente propiedad exclusiva de la persona que lo
realiza), al aportar valor a la cosa natural, la hace propiedad de quien trabajó. El principio es aplicable a la tierra
misma; pertenece a aquél que la labra y hace producir. Al mismo tiempo, hay dos límites a la apropiación de los
bienes naturales: sólo es legítima en la medida que pueda aprovechar o disfrutar lo que adquiero y en tanto
deje suficiente para el aprovechamiento de los demás.

En un primer momento, esto significaba que no podía haber conflicto entre los hombres al respecto, puesto que
hay abundancia de bienes naturales en el mundo y la capacidad de trabajo (y de consumo) de cada persona es
tan limitada que nunca podría apropiarse de mucho. Esta situación cambia con la invención del dinero. Antes,
acumular más bienes de los que uno podía consumir y permitir que se echaran a perder era contrario a la ley de
la naturaleza. Pero una vez que se introduce el uso de la moneda, un bien imperecedero que se puede cambiar
por otros bienes útiles y corruptibles, se hace posible acumular mucho más de lo que era posible en el estado
anterior.

Entonces, la aceptación voluntaria por parte de los hombres de un bien incorruptible como bien de cambio
(dinero) es al mismo tiempo el consentimiento de que cada uno pueda apropiarse de la cantidad que desee de
bienes y autoriza así la propiedad privada desigual. Todo esto sucede ya en el estado de naturaleza, por lo que
Locke concluye que se trata de un derecho natural, anterior a la constitución del Estado, más allá de que una
vez que éste se forma, regula la propiedad mediante sus propias leyes positivas (sin poder conculcar los
derechos naturales preexistentes).

(1) Una dificultad para la interpretación del texto proviene del uso del término “propiedad”. Locke en ocasiones utiliza esa
palabra para describir las posesiones materiales, es decir, los bienes, en el mismo sentido que lo hacemos hoy en día.
Otras veces, en cambio, designa un conjunto más amplio, como él mismo explica: “…sus vidas, sus libertades y sus
posesiones, es decir, todo eso a lo que doy el nombre genérico de «propiedad»”. Es esta sección hablaremos de la
propiedad en el sentido de dominio sobre bienes materiales, pero debemos tener en cuenta ambos posibles significados,
ya que el autor suele utilizar el sentido más lato cuando se refiere al fin de la sociedad política.

| Teoría Política II

5/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

IV. La sociedad política: origen, fines, tipos

En el capítulo VI se realiza un análisis crítico del Estado paternal, donde el autor reconoce que
de hecho pude haber poderes monárquicos derivados del dominio paternal, pero esto no
constituye de ningún modo un fundamento legítimo o de derecho para el poder político.

Pero es en el capítulo VII donde Locke presenta su definición de una sociedad civil. Comienza por mencionar
otros tipos de sociedades, como la conyugal, la familiar y la del amo y el siervo, aunque niega que cualquiera de
ellas pueda ser considerada política.

Aquellos que están unidos en un cuerpo y tienen una establecida ley común y una judicatura a la que apelar, con
autoridad para decidir entre las controversias y castigar a los ofensores, forman entre sí una sociedad civil.
(pág. 87)

Distingue, asimismo, dos poderes básicos: legislativo (que incluye el de hacer leyes y juzgar las controversias) y
ejecutivo (hacer cumplir las leyes mediante la aplicación de penas); volveremos sobre este punto la próxima
clase.

Según la definición que da, las monarquías absolutas no pueden ser tomadas como sociedades
civiles, ya que ellas el príncipe se encuentra frente a los súbditos en estado de naturaleza, al
no existir un tribunal comúnmente aceptado al que apelar en caso de controversia. Como el
monarca no está sujeto a las leyes, no se puede decir que él forme parte de la sociedad civil.

Pasando al capítulo VIII, encontramos la exposición sobre el origen de la sociedad civil. En parte, ya fue
expresado más arriba que la ausencia de un juez común para resolver los conflictos (y la consiguiente
posibilidad de que cualquier controversia termine por caer en un estado de guerra) es lo que motiva a los
hombres a abandonar el estado de naturaleza, por más que éste no fuera uno de sufrimiento constante. Dado el
estado originario de libertad del hombre, sólo por su consentimiento puede éste someterse a cualquier
autoridad. Por ende, la conformación de la unidad política debe ser voluntaria, pero una vez pactada, cada
hombre se compromete a someterse a la voluntad mayoritaria, ya que el cuerpo político debe moverse en una
sola dirección (es decir, tener una única voluntad para funcionar) y si se pretendiera la unanimidad esto sería
imposible.

Se le plantean dos objeciones, a las que responde. Primero, que nunca ha existido históricamente el pacto. A
ello contesta que es razonable que no haya evidencia histórica, puesto que la historia y los documentos escritos
comienzan a producirse recién una vez que se ha instituido la sociedad civil, pero ello no impide suponer que
hubo algo antes de ese punto. También utiliza los ejemplos de los pobladores de América y varios casos de la
Antigüedad.

La segunda objeción es que los hombres siempre nacen bajo un gobierno, por lo que en ningún momento están
en condiciones de libertad natural para elegir dar su consentimiento al gobierno o no hacerlo. A esto responde

| Teoría Política II

6/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

que los hombres, al menos al llegar a la mayoría de edad, son libres de abandonar su Estado e irse a otro lugar
(sea a otro Estado ya establecido o a conformar uno nuevo) y si eligen quedarse bajo el gobierno en el que
nacieron para poder disfrutar de la herencia de sus padres, sobre las que el gobierno tiene control, esto sigue
siendo una forma de consentimiento voluntario, aunque tácito y dado individualmente en cada caso.

En cuanto a los fines de la sociedad política, tratados en el capítulo siguiente, se desprenden de lo que venimos
diciendo hasta el momento. En palabras de Locke, “el grande y principal fin que lleva a los hombres a unirse en
Estados y a ponerse bajo un gobierno es la preservación de su propiedad, cosa que no podían hacer en el estado
de naturaleza por faltar en él muchas cosas” (pág. 124). Estas cosas a las que hace referencia son,
puntualmente: una ley establecida, fija y conocida; un juez público e imparcial; y un poder que respalde la
sentencia justa. De la renuncia a los derechos de juzgar y castigar que tenía en el estado de naturaleza cada
hombre, nacen para la sociedad civil los poderes legislativo y ejecutivo.

El capítulo termina con un parágrafo que, por su enorme relevancia, merece ser citado íntegro:

Pero aunque los hombres, al entrar en sociedad, renuncian a la igualdad, a la libertad y al poder ejecutivo que
tenían en el estado de naturaleza, poniendo todo esto en manos de la sociedad misma para que el poder
legislativo disponga de ello según lo requiera el bien de la sociedad, esa renuncia es hecha por cada uno con la
exclusiva intención de preservarse a sí mismo y de preservar su libertad y su propiedad de una manera mejor,
ya que no puede suponerse que criatura racional alguna cambie su situación con el deseo de ir a peor. Y por
eso, el poder de la sociedad o legislatura constituida por ellos no puede suponerse que vaya más allá de lo que
pide el bien común, sino que ha de obligarse a asegurar la propiedad de cada uno, protegiéndolos a todos contra
aquellas tres deficiencias que mencionábamos más arriba y que hacían del estado de naturaleza una situación
insegura y difícil. Y así, quienquiera que ostente el supremo poder legislativo en un Estado está obligado a
gobernar según lo que dicten las leyes establecidas, promulgadas y conocidas del pueblo, y a resolver los pleitos
de acuerdo con dichas leyes, y a emplear la fuerza de la comunidad, exclusivamente, para que esas leyes se
ejecuten dentro del país; y si se trata de relaciones con el extranjero, debe impedir o castigar las injurias que
vengan de afuera, y proteger a la comunidad contra incursiones e invasiones. Y todo esto no debe estar dirigido
a otro fin que no sea el de lograr la paz, la seguridad y el bien del pueblo. (págs. 127-128)

En estas líneas queda patente el fin del Estado para Locke y se consagran los límites fundamentales que serán
pilares de su filosofía política y el posterior pensamiento liberal. La función del gobierno es proteger la propiedad
(en sentido amplio) de los ciudadanos; en consecuencia, está obligado a respetar las leyes establecidas para
garantizar la paz y seguridad. La violación de la ley por parte de la autoridad (o, lo que es igual, su
extralimitación en el poder) es un atentado contra el fin para el que fue establecida, con las consecuencias que
estudiaremos la próxima clase. Sucintamente, así está presentado el principio del gobierno limitado.

Para finalizar, mencionemos simplemente el capítulo X, donde Locke enuncia las diferentes formas
de gobierno.

Lo relevante aquí es que la comunidad en su conjunto siempre es la titular última del poder, que puede revertir a
ella para establecer una nueva forma de gobierno, distinta de la existente hasta entonces. También es digno de
mención que ya en este breve capítulo el autor señala la supremacía del poder legislativo(2), por sobre el
ejecutivo. El dar las leyes es siempre el poder máximo, siendo que todas las demás funciones (y sus

| Teoría Política II

7/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

detentadores) deben sujetarse a aquéllas.

(2) La superioridad del poder legislativo por sobre las demás funciones estatales puede resultar extraña hoy en día, cuando
estamos acostumbrado a que la iniciativa política y las mayores concentraciones de facultades estén en cabeza de los
ejecutivos. Sin embargo, en la concepción que dominó durante la mayor parte de la Modernidad, esto es común y
razonable, y se repite en todos los autores que veremos a lo largo de la materia.

| Teoría Política II

8/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

Clase 7

Texto: Locke, John. “Segundo tratado sobre el gobierno civil”

Preguntas disparadoras:

¿Qué características tiene el Estado concebido por Locke? ¿Qué puede atentar contra él? ¿Cómo se
puede disolver?

Continuemos ahora con el estudio del Segundo tratado sobre el gobierno civil de John Locke, que iniciáramos la
clase pasada. Hasta ahora hemos visto el mecanismo contractualista del autor para explicar y legitimar el
surgimiento del Estado. Analizamos el estado de naturaleza que propone y las causas y condiciones del pacto. El
siguiente paso es entender qué características tiene el Estado así formado, sus límites y las causas de su
disolución.

| Teoría Política II

9/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

I. División de funciones estatales y subordinación entre ellos

En el capítulo XI, Locke aborda el problema del alcance del poder legislativo. Como anticipamos, se trata del
poder supremo del Estado y recae sobre aquél cuerpo o persona que la comunidad elige. Así, las leyes reciben
siempre la autoridad y consentimiento de la propia sociedad a través de sus representantes. A pesar de ello, el
poder legislativo dista de ser absoluto, ya que solamente deriva (y no puede exceder) del poder transferido por
los hombres en estado de naturaleza. En consecuencia, dado que ningún individuo tiene en estado de naturaleza
poder de destruir su propia vida ni la vida o propiedad de los demás arbitrariamente, tampoco el poder
legislativo tiene esta capacidad.

La ley de la naturaleza y los derechos naturales no desaparecen en el estado civil, sino que a
lo sumo se refuerzan con las leyes civiles. Por lo tanto, dentro de la sociedad todos los
hombres, incluso los legisladores, deben respetarlos.

Para evitar la arbitrariedad, las autoridades sólo pueden gobernar mediante leyes establecidas, promulgadas y
conocidas, y por sentencias de jueces imparciales apoyadas en esas leyes.

El poder legislativo no pude apoderarse de la propiedad de los súbditos, ya que, como dijimos, ésta les
pertenece por derecho natural, y es para su preservación que se instituyó la sociedad. Esto se traduce en que
los impuestos deben ser consentidos por el pueblo o sus representantes.

Tampoco se puede transferir el poder legislativo, puesto que sería someter a la comunidad a la autoridad de
alguien que no ha sido designado por ella.

En el capítulo siguiente, Locke plantea otro de los postulados básicos del pensamiento liberal posterior: la
división de poderes. Todavía no con la misma forma y profundidad que lo tratarán otros autores posteriores, en
el filósofo inglés ya se aprecia una primera formulación, relativamente básica. Distingue entre tres poderes: el
legislativo, el ejecutivo y el federativo. El primero, que ya mencionamos más arriba, es el de hacer leyes.
Siguiendo la costumbre de su época, piensa Locke que este poder esté activo sólo por períodos relativamente
breves, cuando existe necesidad de aprobar nuevas leyes o derogar las existentes; el resto del tiempo, los
responsables del poder legislativo viven como ciudadanos comunes y están sujetos a las mismas leyes que
sancionaron.

Mientras tanto, el poder ejecutivo es el de la aplicación constante de las leyes establecidas y debe estar siempre
activo. El federativo se refiere a las relaciones del Estado con otras sociedades y personas externas a la propia
(esencialmente la diplomacia y la guerra); de todos modos, se reconoce que el poder ejecutivo y federativo
suelen recaer sobre la misma persona sin mayor inconveniente. Respecto del legislativo y el ejecutivo, Locke no
desarrolla un argumento detallado para su separación, simplemente afirma que suelen recaer sobre personas
distintas (en todo caso, que es bueno para los legisladores cesar en sus funciones regularmente) y que él mismo
lo considera preferible, pero puede no suceder así.

El capítulo XIII profundiza las relaciones entre los poderes, reiterando el principio de que el legislativo es

| Teoría Política II

10/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

siempre el poder supremo entre los establecidos. En realidad, es la propia comunidad la poseedora última del
poder supremo, con lo que ésta es capaz de retirárselo al legislativo en caso de que éste deje de cumplir el fin
para el que fue constituido. Esto sólo sucede en el caso excepcional de la disolución del estado, sobre la que
volveremos en los últimos capítulos (y que son claramente aplicables al caso inglés).

Insiste en que el ejecutivo responde siempre al legislativo, que puede removerlo si así lo desea. Situaciones
como aquella en que el ejecutivo impide la reunión del legislativo por períodos prolongados de tiempo son
equivalentes a un estado de guerra del ejecutivo con el pueblo (evidente alusión a la práctica recurrente de los
reyes Estuardo).

Más adelante se trata el poder de prerrogativa, que es algo equivalente a un poder de


emergencia o de excepción del ejecutivo, para actuar ante una laguna legal o una situación de
necesidad imprevista por la ley.

Reconoce que el mismo es útil y legítimo cuando se utiliza para el bien del pueblo, ya que las leyes no pueden
anticipar toda situación particular. Desde luego, este poder debe estar sometido a la legislatura y no es una
facultad propia que el ejecutivo pueda oponer a aquélla. Por lo tanto, la prerrogativa puede ser regulada
legalmente y cesa cuando los legisladores se reúnen y abordan la situación que requirió su uso en primer lugar.

| Teoría Política II

11/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

II. Clasificación de los tipos de poder

El capítulo XV es una breve recapitulación de los tres tipos de poder mencionados por Locke, paternal, despótico
y político.

Cada uno de ellos tiene fuentes y alcances diferentes, que es importante tener presentes por la
necesidad del autor de rechazar todas las teorías que asimilaban el poder absoluto del monarca al
de un padre, y fundaban su origen en la expansión natural de la familia, sin necesidad de ningún
tipo de consentimiento individual.

| Teoría Política II

12/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

III. Conquista, usurpación y tiranía

En el capítulo XVI, Locke busca refutar la idea de que la conquista o victoria militar pueda ser el
fundamento de la obligación política.

Lógicamente, si la guerra era injusta y el vencedor no tenía razón en su reclamo, esto no puede hacer nacer en
ningún caso una obligación legítima. Sin embargo, si la guerra era justa y quien vence tenía derecho (sea
porque reclamaba contra una ofensa sufrida o porque luchaba en defensa propia, por ejemplo). En resumidas
cuentas y omitiendo buena parte de la argumentación, su conclusión es que incluso quien vence en una guerra
justa tiene dominio absoluto sobre los vencidos que colaboraron activamente en la injusticia que se le hizo, pero
no sobre los inocentes, ni sobre los descendientes, ni sobre los bienes de éstos. Luego, es evidente que ésta no
puede ser la raíz de un gobierno legítimo sobre el país conquistado. En todo caso, si el existente quedara
disuelto, la comunidad restante tendría la capacidad de designar un nuevo gobernante.

La usurpación es un caso menor, que nunca puede ser justo. Por lo tanto, tampoco puede conferir legitimidad a
un gobierno así originado.

Ahora bien, el caso de la tiranía es especialmente importante. Según la definición ofrecida por Locke
al inicio del capítulo XVIII:

Si la usurpación es el ejercicio de un poder al que otra persona tenía derecho, la tiranía es un poder que viola lo
que es de derecho; y un poder así nadie puede tenerlo legalmente. Y consiste en hacer uso del poder que se
tiene, mas no para el bien de quienes están bajo ese poder, sino para propia ventaja de quien lo ostenta. Así
ocurre cuando el que le gobierna, por mucho derecho que tenga al cargo, no se guía por la ley, sino por su
voluntad propia; y sus mandatos y acciones no están dirigidos a la conservación de las propiedades de su
pueblo, sino a satisfacer su propia ambición, venganza, avaricia o cualquier otra pasión irregular. (pág. 193)

Entonces, el criterio básico de distinción es la obediencia a la ley. Si el gobernante (o los gobernantes, dado que
no está restringido a las monarquías) o cualquier autoridad menor la viola, incurre en tiranía. La pregunta que
sigue es si el tirano puede ser legítimamente resistido. Locke considera que sí, con ciertas condiciones. La
desobediencia de órdenes tiránicas no supone mayor problema. En cambio, el uso de la fuerza para resistir
activamente a la autoridad tiránica sólo es legítimo en el caso en que no exista remedio legal ni posibilidad de
apelar a un juez imparcial para reparar la violación de la ley por parte del gobernante.

Pero en los últimos parágrafos del capítulo alude a una situación de abuso tiránico general por parte del
gobernante y sus oficiales, percibido por la mayoría de la población. Y aquí admite la necesidad de reconocerle
al pueblo el derecho de buscar cualquier medio para deponerlo (en una clara descripción de la forma en que se
percibía la Gloriosa Revolución triunfante).

| Teoría Política II

13/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

IV. Disolución del gobierno

El último capítulo de la obra trata sobre la disolución del gobierno. Comienza con una
importante distinción entre la disolución del gobierno y la de la sociedad. Ésta última puede
subsistir aunque el primero desaparezca (aunque no a la inversa) y darse un nuevo gobierno.
Esto separa marcadamente la teoría lockeana de la hobbesiana, para quien la disminución del
soberano significaba automáticamente el retorno al estado de naturaleza.

A continuación, enumera varias formas y causas por las que se puede llegar a disolver un gobierno, tanto
externas como internas. Fundamentalmente giran en torno a la alteración ilegítima de la legislatura o el
incumplimiento de las leyes. En estas líneas aprovecha para realizar una solapada crítica del reinado de Jacobo
II, tal como fue leído por sus opositores.

Pero a partir del parágrafo 221 reconoce una segunda forma de disolver el gobierno, que consiste en no esperar
a su destrucción o corrupción, sino permitir al pueblo actuar antes de eso. En el caso que el poder legislativo o
el ejecutivo dejen de cumplir la función que se les encomendó y sistemáticamente legislen mal, violen la ley y
abusen de su poder; en resumidas cuentas, cuando atenten contra la propiedad de los súbditos, están de hecho
faltando a su obligación y con esto el poder revierte al pueblo para nombrar un nuevo legislativo. Entonces, hay
derecho del pueblo a una resistencia activa y con uso de la fuerza si perciben la conducta y actitud tiránica
constante por parte del gobernante.

Sobre el final se hace la pregunta respecto de quién es capaz de juzgar si el gobernante ha


efectivamente incurrido en estos abusos tiránicos que justifican la resistencia. A ello responde que
será el mismo conjunto del pueblo quien lo evalúe, puesto que no queda otra autoridad en la tierra.
Y en esta situación no le resta más que “apelar a los cielos”(3).

(3) Esta es una frase tomada de la Biblia y Locke la utiliza frecuentemente para significar el iniciar una rebelión. La idea es
que Dios les dará la victoria si tenían razón en su causa.

| Teoría Política II

14/15
Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

V. Conclusión

El éxito inmediato del pensamiento de John Locke obedeció, en parte, a que traducía filosóficamente las ideas e
intuiciones de buena parte de sus contemporáneos ingleses. Permitía explicar y justificar la Gloriosa Revolución
y el cambio de gobierno, consagraba los derechos inalienables de los ciudadanos que ningún poder constituido
podía violar y ofrecía una teoría capaz de fundar el tipo de gobierno limitado que los acontecimientos históricos
ya habían hecho realidad en Inglaterra y que durante los siglos siguientes se difundirían a buena parte del
mundo. No es difícil ver por qué los filósofos de la Ilustración del siglo siguiente o los Padres Fundadores
estadounidenses harían de sus intuiciones una de las bases de la evolución filosófico-política posterior.

Actividades

En un cuadro comparativo identificar las diferencias sobre la naturaleza del Estado entre el texto de Mann
y las otras teorías que este autor critica (1 carrilla).
¿Por qué la centralización es el elemento fundamental de la definición del Estado para Mann? Explique las
otras dos fuentes del poder estatal que él menciona.

| Teoría Política II

15/15

S-ar putea să vă placă și