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Capítulo 1

Cadenas globales de valor- panorama del comercio internacional en el siglo XXI

Gracias a la tecnología, innovaciones y decrecientes costos conectados al comercio han nacido


complejas cadenas globales de valor en las que se han integrado algunas economías en
desarrollo a la economía mundial, esto ha producido un rápido crecimiento económico, quizá
el más trascendente del último siglo.

El desarrollo de las cadenas globales de valor ha conllevado un crecimiento importante de los


activos intangibles en la actividad económica, la organización de las cadenas de suministro
internacionales implica la transferencia de conocimientos tecnológicos y comerciales de un
sitio a otro, así como la tecnología, y el desarrollo de marcas influyen en el mercado afectando
la distribución de valor.

En la segunda mitad del siglo xx comenzó una característica distintiva de la segunda oleada de
globalización que es el desarrollo de las cadenas globales donde se destaca del comercio
internacional una mayor especialización vertical, en la que contribuye la caída de los costos
del comercio internacional, la proliferación de políticas proteccionistas, los costos de
comunicación más bajos y el progreso de la tecnología; como consecuencia se ha dado un
comercio multidireccional de bienes y servicios intermedios en ciertas industrias.

A nivel mundial la proporción entre valor añadido de exportaciones y exportaciones brutas ha


disminuido en 7% de 1995 a 2011. En cambio, el comercio como proporción del PIB aumentó
casi un 240% entre 1960 y 2015, esto debido al desarrollo de las cadenas globales de valor,
más comercio que producción. Posterior a la crisis financiera mundial se ha estancado la
relación entre comercio y PIB, algunos dato sugieren que probablemente se hayan alcanzado
los límites de la especialización vertical y del florecimiento de las cadenas globales.

Las importaciones de bienes y servicios intermedios utilizados en la producción de los bienes


exportados son reflejadas por el valor añadido extranjero, con esto algunas economías se
integran más en las redes verticales de producción que otras, en este punto India y Turquia
tienen mayores aumentos porcentuales de valor añadido extranjero en sus exportaciones de
1995 a 2011. Así mismo, las cadenas globales de valor tienen un carácter regional, y se han
identificado tres bloques en los que se consolidan más las relaciones de suministros (Asia
Oriental, Europa y América del Norte) donde los países con economías más potentes son
Japón, Alemania y Estados Unidos. Sin embargo, China participa cada vez más en las primeras
fases de producción y en tecnología.

La producción del silo XXI se caracteriza por la denominada “curva de la sonrisa”, en la que se
reconoce la importancia de las etapas anteriores y posteriores a la fabricación y postula que
representan cada vez mayores porcentajes del valor total de producción. Además se dan dos
cambios estructurales importantes: Un proceso tecnológico más rápido en la fabricación que
en los servicios por lo que se han ido disminuyendo los gastos de fabricación en las empresas y
por otro lado, los activos intangibles que han adquirido una gran importancia en los mercados
dinámicamente competitivos, esto debido a que los consumidores van prefiriendo cada vez
más productos diferenciados. La mayor especialización vertical de las economías ha llevado a
un mayor hundimiento de la depresión de la curva de la sonrisa.

Las empresas han adquirido dos configuraciones para la organización de producción a lo largo
de la cadena de valor, la primera es en “forma de serpiente” donde la producción se realiza en
secuencia y se añade valor en cada etapa; la segunda es tipo “araña” en la que varias piezas y
componentes confluyen para el ensamblaje de producto final. Sin embargo, la mayoría de las
cadenas de suministro son una mezcla compleja de las dos configuraciones.
Las empresas externalizan algunas tareas de producción cuando los costos resultan menores
que llevándose a cabo en la misma organización, pero cada vez hay una mayor especialización
e integración vertical de las mismas debido a la preocupación por lo que puedan adquirir los
competidores en cuanto a conocimiento y tecnología.

La localización de las tareas de producción en ciertos casos depende de la ubicación de los


recursos naturales, pero la combinación de avances tecnológicos, innovaciones empresariales
y disminución de costos han impulsado la dispersión geográfica de los procesos productivos.

Se describen dos tipologías yuxtapuestas de modelos de gestión de las cadenas globales de


valor: cadenas dirigidas por los compradores donde lideran los minoristas y las marcas; y las
cadenas dirigidas por los productores en las cuales las empresas que lideran poseen
capacidades tecnológicas avanzadas y están más integradas verticalmente pero recurren a
proveedores independientes para insumos especializados.

Hay una teoría más elaborada sobre la gestión de las cadenas globales de valor, que se basa en
el modo en que las empresas que lideran una cadena de valor interactúan con otras de la
misma. Se examinan tres dimensiones de dichas interacciones: la complejidad de la
transferencia de información y conocimientos, la manera en que éstas se codifican y las
capacidades de las empresas en relación con la transacción dentro de la cadena de valor.
Sobre estas tres dimensiones se establecen 5 tipos de gestión de la cadena de valor: mercado,
cadenas de valor modulares, relacionales, cautivas y por jerarquía.

Los economistas Wen Chen, Bart Los y Marcel Timmer analizaron la cantidad de ingresos
atribuibles a la mano de obra, al capital tangible y al intangible para comprender lo que genera
valor en las cadenas globales de valor. El enfoque de su lógica es reconocer que el capital
intangible es lo que permite crear valor a partir del trabajo y la inversión que a través de los
mercados se realiza en los activos.

En cuanto a la composición y desglose de las cadenas globales del valor no hay datos
macroeconómicos sobre la producción en estas, las estadísticas comerciales ofrecen
información sobre la importancia de productos intermedios, pero siguen una clasificación por
producto y no por actividad industrial. Las investigaciones de Chen et al. (2017) ofrece por
primera vez una estimación de rendimiento de las inversiones en activos intangibles para la
producción llevada a cabo en las cadenas globales de valor. Además, el estudio incluye la etapa
de distribución en el análisis donde probablemente los grandes minoristas obtengan
rendimiento de sus activos intangibles.

En la investigación el capital intangible representó casi el doble del capital tangible de


los ingresos atribuibles a los tres factores de producción de todos los productos
manufacturados desde 2000 hasta 2014, esto se atribuye a que las empresas manufactureras
globales deslocalizan las actividades de mano de obra a economías con salarios más bajos,
pero desde el 2007 se ha estancado.

Para 19 grupos de productos el porcentaje de ingresos atribuibles a capital intangible es


mayor que el de capital tangible. Los grupos más grandes son los de productos alimenticios,
vehículos de motor y textiles, en ellos los rendimientos absolutos representan cerca del 50%
de los ingresos totales que se atribuyen a capital intangible.

El valor generado por los activos intangibles depende de los grupos de productos y de la
distinción entre cadenas globales de valor lideradas por el comprador y las impulsadas por
productores.

La investigación deja ciertas dudas en algunos aspectos metodológicos del estudio, ya que las
economías de escala que se generan tanto en la oferta como en la demanda pueden
contribuir al mercado sin relacionarse con los activos intangibles, así como, un activo
intangible puede originarse en una economía, pero la mayoría de sus rendimientos pueden
aparecer en otra, al final la autenticidad de las conclusiones depende de los datos recabados.

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