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La creación de los hombres de maíz y su descencia

Para los indígenas el maíz es un signo de su raza, lo que los identifica y lo que los
defiende como unidad étnica, en otras palabras, el maíz es sagrado. Esta creencia
procede del Popol Vuh, también conocido como Las Antiguas Historias del
Quiché, el libro sagrado de los indios Quichés que habitaban en la zona de
Guatemala. Popol Vuh significa el Libro del Común y, según la tradición maya,
narra el comienzo y sentido de todas las cosas. No era libro escrito en el sentido
actual, pues no tenían los mayas escritura verdadera, pero sus ideogramas podían
contener y contienen una especie de relato base que los sacerdotes y sabios de las
comunidades interpretaban de forma sagrada. Esté libro cuenta cómo los dioses,
después de varios intentos fallidos de barro y madera, formaron a los primeros
hombres ideales de maíz. De esta forma, la agricultura es considerada en muchos
países latinoamericanos como sagrada.

El Popol Vuh se define como un libro único en su especie, cuyo propósito principal
es explicar la creación del mundo y el origen del hombre según la ideología de
los indios quichés. La creación del hombre de maíz se origina por dos dioses
aburridos, Kukulkán y Tepeu, que se plantearon la idea de crear seres para que
les adoraran, ya que ellos querían ser venerados; pero todo fue un
fracaso, debido a que los animales, eran seres sin palabra, incapaces de ofrecer a
Dios los sacrificios, solo emitían sonidos intangibles chillaban, cacareaban y
bramaban, así lo expresan éstos dioses en el Popol Vuh:

« ¡No saben decir nuestros nombres! Como castigo, de


ahora en adelante, se matarán y se comerán entre ellos».
Debido a lo ocurrido decidieron seguir la creación estrictamente dicha de los
hombres, deseando crear un ser superior que tuviera más prestaciones, como
mente y corazón, para que fuera capaz de adorarles y además llevar la cuenta de
los días, pero no fue tan fácil. La creación de los hombres de maíz es producto
del gesto de dos ensayos, como lo fue el hombre de barro y el hombre de madera.
El hombre de barro plantea el Popol Vuh que se deshacían, estaban blandos, no
tenían movimiento, no tenían fuerza, se caían, estaban aguados, no movían la
cabeza, al principio hablaban, pero no tenían entendimiento y por eso los dioses
decidieron ahogarlos. Entonces los dioses pensaron en hacer un hombre más
fuerte: el hombre de madera.

«Creamos el hombre de madera, que será más fuerte y


resistente»
Estos hombre hablaban y se multiplicaban, pero no tenían alma, ni memoria, no
pensaban, no rezaban, esos hombres tampoco sabían adorarlos y por eso enviaron
un diluvio para ahogarlos, matando así, a casi todos los hombres de madera y los
que sobrevivieron se transformaron en monos.

"Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y


que aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos
esclarecidos, los vasallos civilizados. Que aparezca el hombre, la
humanidad sobre la superficie de la tierra".
Y así es como nace, la creación final de hombres de maíz, éstos dioses
creadores deseaban encontrar algo más grande, una sustancia que explicara y
fundamentara, que congregue y dé sentido a la existencia de los hombres;
cambiando la estrategia utilizaron como punto de partida la más preciada de sus
creaciones, el maíz. A partir del maíz blanco moldearon la figura humana y con el
maíz rojo hicieron su sangre, y esta fue la versión que finalmente funcionó. Las
mazorcas amarillas y las mazorcas blancas con las que se creó el hombre vinieron
de Paxil y Cayalá, gracias a estos animales: el gato montés, el coyote, la cotorra y
el cuervo, quienes le trajeron la comida, les dieron la noticia de las mazorcas
amarillas y de las mazorcas blancas y les enseñaron el camino de Paxil. Los dioses
empezaron a modelar este alimento que se convirtió en la sangre y la carne de los
seres humanos, siendo creados así, cuatros hombres: Balam Quitzé, Balam
Acab, Manucutah e Iqui Balam. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su
carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre.
Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres. Eran seres
fuertes, inteligentes, veían y sabían todo. Eran muy sabios, tanto que los dioses
empezaron a molestarse:

« ¡Ven demasiado, oyen demasiado, conocen el mundo como


nosotros! Parecen dioses»
Así entró el maíz (en la formación del hombre) por obra de los Progenitores. Ellos
sólo fueron hechos y formados, no tuvieron madre, no tuvieron padre. Sólo por un
prodigio, por obra de encantamiento, fueron creados y formados. Entonces existieron
también sus descendencias, es decir sus esposas y llegaron a ser verdaderamente
hermosas: Cahá-Paluna, Chomihá, Tzununihá y Caquisahá. Ellas engendraron a los
hombres, "a las tribus pequeñas y a las tribus grandes, y fueron el origen de nosotros, la
gente del Quiché". Este pasaje nos permite entender la importancia del maíz en la
cultura maya. Es lógico que haya sido interpretado como expresión suprema del don de
Dios y sentido básico de la vida humana, el maíz es don que está ligado a los elementos
primordiales del aire y del agua siendo un don especial de la tierra.

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