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CORPORACION UNIVERSITARIA
MINUTO DE DIOS
2019
Cuento sobre experiencia personal
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Yo sabía dónde estaba y que hacia mi taita, me retire para no verla enojada, al rato me
regrese a donde se encontraba Nuncia, ella me pregunto por lo que me había encargado, a lo que
le respondí, pues él está
torneando búcaros (floreros
para seis flores) que tenía
pedidos en una buena cantidad,
no sé cuántos serian, el patio
esta medio lleno y le faltaba
otro tanto, debía entregar en
pocos días para un colegio para
que la maestra les enseñaran a
sus estudiantes a decorarlos pues eran para el día de las madres.
En esos días descubrí que me gustaba lo que mi Nuncia y mi taita hacían, y quería
participar con ellos como lo hacía mi hermano cuto, el detalle que mi apariencia era de un niño
muy débil ya que al nacer vine con mi hermano ósea gemelo el cual me dio su aliento de vida
para yo continuar con la, ya que en esos días había poco avance en salud.
Así que toda mi familia me sobre protegían y no dejaba que hiciera mayor cosa, por esto, tome la 3
valentía de hacer algo y experimentar que se sentía llenarse las manos con arcilla y que podía
Cuento sobre experiencia personal
hacer con ella, esperaba a que mi papa apagara el radio a las 8:30 y yo a las nueve escondido iba
y experimentaba cosas que no he podido explicar inclusive hoy y divinamente me llegaba las 2 de
la mañana.
Por supuesto ellos sabían en que andaba yo y nunca me reclamaron nada, Nuncia con sus
sabias frases y consejos decía “donde ira el buey que no are” y “donde ira la mula que no
cargue”, en mi propia palabra significaba “de tal palo esta la estilla”.
En esos días había cierta rivalidad con cuto, ya que a el lo enseñaron mi papa y mi abuela
Nuncia y el tenía la capacidad de hacer unos cuerpos cerámicos que siempre considere lo
máximo.
Con estos inicios de mi vida fueron lo que hoy soy en cuanto a persona y el artista que
quiero llegar hacer. 4
Cada uno de los integrantes del grupo familiar estábamos sentados con nuestro taita
recordando de lo que habíamos vividos junto a él, y pasamos unas tardes espectaculares y
paradójicamente la circunstancia en lo que nos unió y todas las anécdotas contadas fue en la
unidad de cuidados paliativos del hospital cancerológico pues le quedaba pocas semanas de vida
por la enfermedad. Y los otros pacientes nos veían extrañados ya que por nuestra felicidad que le
demostrábamos a nuestro padre les parecía raro por lo que el lugar era un espacio terminal y
nosotros e inclusive mi padre se regocijaba con los recuerdos vividos con cada uno de nosotros
haciendo también sus propios aportes a los recuerdos, recuerdo con mucha claridad que el medico
de turno se sentaba al frente de nosotros y comentaba que es un caso totalmente distinto a todos
los que han pasado por este lugar.