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Psicodrama sin entrar en riesgos

El uso del psicodrama como herramienta teórica y técnica en la atención de

algunos de los síntomas y síndromes más complejos y devastadores del

psiquismo: las alucinaciones auditivas, la ideación y la conducta autolítica, el

estrés postraumático y el trastorno límite de la personalidad.

El encuentro es el “ideal de salud”, como ideal no deja de ser una meta que

guía nuestra conducta, pero solo en ocasiones se alcanza. El punto inicial del

camino es el aislamiento relacional, en el otro extremo se sitúa el encuentro. El

aislamiento se considera el lugar solitario, “los momentos psicóticos” en los que

nos replegamos y alejamos de los demás y el encuentro representa los

momentos benéficos y transformadores de salud.

“La tercera revolución psiquiátrica” saca el sufrimiento de un lugar

intrapsíquico, consciente o inconsciente, para situarlo “entre” las personas. Por

lo que para él, el término psiquiatría debía complementarse, o quizás

reemplazarse, por el de sociatría. Nos dice que la sociatría es un concepto de

salud que trasciende la psiquiatría. La sociatría tiene por objetivo ser una

ciencia de la normalidad y la patología de grandes grupos, de individuos, de

comunidades y naciones enteras y quizás algún día en el futuro de todo el

género humano. Probablemente para la mayoría de los mundos desde los que

se piensa y se interviene en salud mental, la propuesta de Moreno no deja de

ser una ilusión, una fantasía, o incluso la idea de “gurú estrafalario”. Moreno
era un soñador, sus sueños “su realidad surplus”, le llevaron a creer que

intervenir con los grupos humanos, las grandes comunidades, permitiría que la

destrucción, el desprecio a la vida, terminarían sustituyendo “el entre” enfermo

y sádico, por un “nosotros”.

Esa filosofía llevada a la práctica se implementó en una técnica. Una técnica

que no pretendía someter a las personas a una realidad externa, sino a

construir una realidad que posibilitara la satisfacción de las necesidades más

profundas de la personalidad, de nuestra sociedad y del mundo. Esa técnica la

bautizó con el nombre de Psicodrama.

En la literatura sobre la enfermedad psicótica nos encontramos con dos

actitudes. Una, a mi entender predominante, desarrollada por la psiquiatría

biológica que mira la psicosis como el resultado de procesos bioquímicos

cerebrales, por tanto no tiene sentido la búsqueda de significados más allá de

los que la propia bioquímica le dan. Los psicoterapeutas, psiquiatras y

psicólogos, queremos ver en la psicoterapia un modo de afrontar la experiencia

psicótica.

P ero a pesar de la vehemencia con la que en ocasiones habla Moreno,

tenemos una pregunta previa ¿hay evidencia clínica o científica sobre la

utilidad del psicodrama en el mundo de las alucinaciones auditivas y la

psicosis? Roth y Fonagy (1996) revisaron la literatura sobre la investigación de

la efectividad de la psicoterapia para comprobar por qué no se suele utilizar con

personas que padecen de experiencias psicóticas. Los resultados recogen los


datos de algunos estudios que muestran el beneficio de la psicoterapia, alguno

de esos estudios en concreto se realizaron con alucinaciones auditivas.

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