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Hoy en día los procesos de auditoria se hacen indispensables, debido a que vivimos en un
mundo que cambia constantemente a ello se le suma el avance de la tecnología que va
demandando cambios en el manejo de los sistemas de información, obteniendo como
resultado el paso de la globalización. La información financiera y contable se ha convertido en
uno de los principales insumos del desarrollo del Comercio Internacional al momento de
proceder con la toma de decisiones financieras y económicas, lo que hace necesario llevar el
control de los recursos de la compañía.
Se puede observar que con el pasar de los años la contabilidad se ha estandarizado, es decir se
han creado normas, para hablar el mismo idioma contable traspasando fronteras, por ello se
vio la necesidad de crear y analizar las Normas Internacionales de Auditoria.
La aparición de las normas Internacionales de Auditoria (NIA) son elaborados por la federación
internacional de contadores (IFAC), las cuales son actualizadas anualmente por el comité de
Practicas de Auditoria. Donde se denotan la presencia de una voluntad internacional orientada
al desarrollo de la profesión contable a fin de permitir disponer de elementos técnicos
uniformes y necesarios para brindar informes de alta calidad para el interés público.
En la realización de la auditoria a los Estados Financieros, el auditor busca como objetivo dar
la emisión de un informe sobre la situación financiera verificando cada uno de los
requerimientos a cumplir por la normatividad, dando como resultado un marco de información
real y sacando a la luz cualquier tipo de hallazgo con las pruebas evidentes y justificando el
hecho en caso de haber fraude.
NIA-ES 720. Responsabilidad del Auditor con respecto a otra información incluida en los
documentos que contienen los estados financieros auditados.
NIA-ES 240. Responsabilidades del Auditor en la Auditoría de Estados Financieros con respecto
al Fraude.
El auditor que realiza una auditoría de conformidad con las NIA es responsable de la obtención
de una seguridad razonable de que los estados financieros considerados en su conjunto están
libres de incorrecciones materiales debidas a fraude o error. Debido a las limitaciones
inherentes a una auditoría, existe un riesgo inevitable de que puedan no detectarse algunas
incorrecciones materiales en los estados financieros, incluso aunque la auditoría se haya
planificado y ejecutado adecuadamente de conformidad con las NIA.
Como se indica en la NIA 240, los posibles efectos de las limitaciones inherentes son
especialmente significativos en el caso de incorrecciones debidas a fraude. El riesgo de no
detectar incorrecciones materiales debidas a fraude es mayor que el riesgo de no detectar las
que se deben a error. Esto se debe a que el fraude puede conllevar planes sofisticados y
cuidadosamente organizados para su ocultación, tales como la falsificación, la omisión
deliberada del registro de transacciones o la realización al auditor de manifestaciones
intencionadamente erróneas. Dichos intentos de ocultación pueden ser aún más difíciles de
detectar cuando van acompañados de colusión. La colusión puede inducir al auditor a
considerar que la evidencia de auditoría es convincente, cuando, en realidad, es falsa. La
capacidad del auditor para detectar un fraude depende de factores tales como la pericia del
que lo comete, la frecuencia y el alcance de la manipulación, el grado de colusión, la dimensión
relativa de las cantidades individuales manipuladas y el rango jerárquico de las personas
implicadas. Si bien el auditor puede ser capaz de identificar la existencia de oportunidades
potenciales de cometer un fraude, puede resultarle difícil determinar si las incorrecciones en
aspectos en los que resulta necesario ejercer el juicio, tales como las estimaciones contables,
se deben a fraude o error.
Por otra parte, el riesgo de que el auditor no detecte una incorrección material debida a fraude
cometido por la dirección es mayor que en el caso de fraude cometido por empleados, porque
la dirección normalmente ocupa una posición que le permite, directa o indirectamente,
manipular los registros contables, proporcionar información financiera fraudulenta o eludir los
procedimientos de control diseñados para prevenir que otros empleados cometan fraudes de
ese tipo.