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LA RESURRECCIÓN

1. DIOS ES EL SEÑOR DE LA VIDA


1.1. Cuántas personas que amamos ya han fallecido, y ¡cómo quisiéramos verlos otra vez…! pero no nos es
posible porque los muertos no vuelven a este mundo. El Rey David dijo acerca de su pequeño hijo
fallecido: “¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí” 2 Sam. 12:23
Jesús enseñó que no hay comunicación con los muertos asegurando que, a nuestro capricho… “los que
quisieren pasar de aquí… no pueden, ni de allá pasar acá”, Lc. 16:26
1.2. Así que como seres humanos no nos corresponde la decisión de poner límites a la vida, ni mucho menos
decidir morir y volver, es decir, resucitar. El poder de la resurrección solamente está en Jesús, por eso Él
mismo nos dice en Apocalipsis 1:18b-19 “No temas; yo soy el primero y el último; y el que
vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo
las llaves de la muerte y del sepulcro* *Hades”. Entonces, como tiene poder sobre la muerte,
él resucitó, y como él resucitó, un día “descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán…”, así lo afirma 1 Tes. 4:16

Asegúrate de estar en Cristo para que tengas parte en su resurrección.

Así como el Señor planificó su primera venida, también planificó y predijo tanto su muerte, como su resurrección… y

2. DIOS CUMPLE SU PALABRA


2.1. 900 años antes que Cristo muriera en la cruz, se escribió un himno que leemos en el Salmo 16 En el v.10 de
este Salmo, dice: “no dejarás mi alma en el sepulcro* *Seol”. Ya en el Nuevo Testamento, en el
libro de Hechos, el apóstol Pedro le dice al pueblo judío que el Salmo 16 se refería a Jesucristo, al mismo
que unos días atrás estas mismas personas habían crucificado y que efectivamente con sus propios ojos
habían visto morir en la cruz. Pero les explica que aquel Salmo aseguraba que “era imposible que”
Jesús* “fuese retenido por la muerte* *ella”, Hch. 2:24
2.2. De la misma manera, 600 años antes de la resurrección de Jesús, el profeta Daniel escribió: “Muchos de
los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y
otros para vergüenza y confusión perpetua”, Dn. 12:2 Dios cumplió su palabra al resucitar por sí
mismo y ha de cumplir su palabra de resucitar a toda persona. Pero la noticia es que a algunos les
resucitará para hacerles participar de la eternidad con Él, en el cielo, ese lugar donde no hay luz, pues “la
gloria de Dios la ilumina”, Ap. 21:23, ese lugar donde “enjugará Dios toda lágrima” donde*
“no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor”, Ap. 21:4 Tristemente, para
quienes nunca reconocieron que Jesús es El Señor, la resurrección será para ingresar al infierno, al “lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” dice Ap. 20:15 y 21:8

Asegúrate de haber dicho a Jesucristo que sea tu Señor y Salvador


para que tengas parte en la resurrección para vida eterna.

Como solo Dios es El Señor de la vida y ya que Él siempre cumple su palabra,

3. SOLO JESUCRISTO ES NUESTRA ESPERANZA


Dios nos ha dado la oportunidad de decidir, por tanto,
3.1. Puedes decidir ser como algunos judíos que no creían en la resurrección, según nos narran los Evangelios
Mt. 22:23, o como algunos griegos que “se burlaban” de la predicación de Pedro sobre la resurrección,
dice Hch. 17:32.
Aun así, te seguirías preguntando ¿qué hay después de esta vida?
3.2. Puedes simplemente evadir el tema de la muerte porque te horroriza pensar en ello.
Aun así, no podrás soportar el temor a morir.
PERO
3.3. Puedes decidir confiar en Dios y su Palabra, reconociendo y creyendo que Él es “la resurrección y la
vida” que el que cree en Él, “aunque esté muerto vivirá”, según Él mismo lo aseguró en Jn. 11:25
3.4. El apóstol Pedro escribió diciendo que Dios nos hace “renacer para una esperanza viva por la
resurrección de Jesucristo de los muertos”, 1 Pedro 1:3
Ante la muerte, que nos llegará tarde o temprano, la única esperanza está en Jesucristo quien vive y ofrece la
vida abundante y eterna.

Jesús es Dios, pero voluntariamente se humanó, es decir, se hizo como uno de nosotros, pero con la diferencia
que Él nunca pecó. Aun así, llevó sobre sí mismo el castigo por el pecado tuyo y mío. Esa fue la razón de su
muerte en la cruz, en donde derramó su propia sangre como antiguamente se hacía al sacrificar un cordero por
el pecador. 1 Pedro 3:18 dice que “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los
injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en
espíritu”.

Jesucristo vive y quiere vivir en tu corazón.

Entrega tu vida a Él, hazle el Señor absoluto de tu vida.

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