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Recuerde que:
Sabía que:
• Era creencia que en Teotihuacan había tenido lugar la creación del quinto sol y la
luna que alumbra a la humanidad. Según la vieja tradición: “Cuando aún era de
noche, cuando aún no había día, cuando no había luz, se reunieron los dioses
allá en Teotihuacan. Dijeron, hablaron entre sí: venid acá, oh dioses. ¿Quién tomará
sobre sí, quién se hará cargo de que haya días, de que haya luz? Dos fueron los
dioses que se ofrecieron. El primero fue el arrogante Tecuciztécatl, “Señor de los
caracoles”; el segundo el humilde Nanahuatzin, “el purulento”. Ambos se prepararon
para lanzarse a la hoguera y salir transformados en sol. Llegado el momento del
sacrificio, Tecuciztécatl hizo cuatro intentos de arrojarse pero siempre se retrajo
con temor. Nanahuatzin, en cambio, se precipitó en el fuego hasta consumirse en
él. Su destino fue transformarse en el sol que comenzó a existir en Teotihuacan y
que preside a la quinta edad, “la de movimiento”. Tecuciztécatl que, avergonzado,
tardíamente entró en la hoguera, se convirtió en luna.”
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Gómez, Arvizu y Ramírez. Historia 3. Tiempos de México. México D.F. 1996. Prentice-Hall Hispanoamericana.
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EL PERIODO CLÁSICO (SIGLOS I - X d.C.)
Propósito:
Con el estudio de este tema conoceremos algunas de las características más so-
bresalientes del periodo clásico, así como el surgimiento de la civilización represen-
tativa del inicio de dicho periodo, Teotihuacan. Además, penetraremos en las
civilizaciones más sobresalientes del periodo clásico en diversas regiones de
Mesoamérica, con la finalidad de valorar los intercambios e influencias culturales
entre los habitantes de las vastas regiones de México y Centroamérica.
A lo largo del periodo clásico existió gran heterogeneidad en los modos y niveles de
cultura entre los pueblos que habitaban las diferentes regiones de lo que llegó a ser
territorio mexicano. De hecho, se acentuaron los contrastes entre el ámbito mesoame-
ricano, donde prosperaba la alta cultura, y las distintas regiones norteñas, con po-
blaciones de mucho menor desarrollo. Aunque a su vez, algunos grupos norteños
practicaban ya la agricultura, había otros que seguían manteniéndose por medio de
la recolección y la caza. Lo anterior evidenció una especie de gran frontera cultural
entre lo mesoamericano y norteño.
Se cree que a partir del último milenio a.C. comenzaron a desplazarse los pue-
blos norteños, cuya residencia fue lo que hoy son Utah y buena parte de Arizona, exten-
diéndose por el rumbo del suroeste hacia Chihuahua, Durango, Nayarit, Sinaloa y
Sonora. Estos pueblos hablaban lenguas del tronco lingüístico uto-azteca (como el
náhuatl).
Desde varios siglos antes de la era cristiana, la mayoría de los grupos uto-azte-
cas practicaban ya la agricultura y empezaban a elaborar trabajos de cerámica. Sin
embargo, ninguno de estos pueblos había creado centros de importancia, ni desa-
rrollado formas complejas y eficientes de organización social, económica, política y
religiosa. Además, no conocieron la escritura ni otras creaciones culturales como la
escultura o la pintura mural.
La irradiación cultural proveniente del centro de México dejó huella más profun-
da entre los llamados indios Pueblos, establecidos en el norte de Chihuahua y
en territorios de Arizona y Nuevo México. La difusión cultural mesoamericana, en
el caso de los grupos uto-aztecas, no rebasó lo que hoy es Sinaloa. Mientras que
los pueblos hokanos que no se encontraban tan apartados del ámbito meso-
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CIENCIAS SOCIALES
Entre los aspectos más sobresalientes resaltan los siguientes: las técnicas agrí-
colas se depuraron; las terrazas para cultivos se hicieron más frecuentes, al igual
que diversas maneras de sistemas de regadío; se aprovecharon los beneficios de
las plantas como el algodón; la dieta de las distintas comunidades dependía ca-
da vez más del trabajo organizado en el campo; y hubo un incremento en la pobla-
ción.
Las aldeas fueron creciendo hasta que en el centro de los poblados comenzaron a
cimentarse nuevos tipos de edificaciones debidamente planificadas (con calzadas y
plazas). Se levantaron pirámides truncadas y escalonadas, santuarios, palacios, juegos
de pelota, escuelas y mercados. Proliferaron así en la regiones mesoamericanas (del
Golfo, en el Altiplano, en las zonas de Oaxaca y mayense) múltiples y suntuosos centros
ceremoniales donde, algunos de ellos, llegaron a convertirse en importantes metrópolis
con verdaderos núcleos de organización política y sistemas administrativos.
Con respecto a las creencias y rituales religiosos, hubo ajustes y creaciones por
parte de los sacerdotes: se fortalecieron diferencias regionales, así como similitudes
en el culto y tradiciones en las distintas zonas. Ninguna ciudad se construyó sin la
existencia de un núcleo en el que destacaban los elementos jerárquico-religiosos.
Los templos y palacios estaban circundados por espacios abiertos.
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EL PERIODO CLÁSICO (SIGLOS I - X d.C.)
Los arqueólogos han dividido la evolución cultural teotihuacana en cuatro etapas o fases:
Poco se sabe de los antecesores del pueblo teotihuacano; sin embargo, según
algunos de los textos en náhuatl, fueron grupos que habían vivido por el rumbo de
las costas del Golfo de México.
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CIENCIAS SOCIALES
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EL PERIODO CLÁSICO (SIGLOS I - X d.C.)
Se han realizado estudios en varios sitios de dicha región, entre éstos encon-
tramos las excavaciones hechas en Nautla, Remojadas, Yohualichan y el Tajín.
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CIENCIAS SOCIALES
Una característica peculiar del Tajín son sus edificaciones, las cuales se yerguen
en una superficie que sobrepasa a las setenta y cinco hectáreas. Muchas de sus
construcciones fueron objeto de constantes transformaciones, un ejemplo claro de
esto lo observamos en la conocida pirámide de los nichos (que emana del clásico
tardío), en la cual se encierra una estructura más pequeña (que es varios siglos más
antigua).
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EL PERIODO CLÁSICO (SIGLOS I - X d.C.)
deidades estaban Huehuetéotl “dios viejo”; TIáloc, conocido por los totonacas con el
nombre de Tajín; Quetzalcóatl, serpiente emplumada; y otros.
Al igual que en las regiones anteriores, los estudiosos dividen esta zona en dos
fases o periodos: la del clásico temprano (300-650 d.C.), y otra posterior (650-900 d.C.).
Área de Oaxaca
Monte Albán III 300 a.C.-100 d.C. • Coincidió en Oaxaca con los últi-
mos siglos del preclásico superior
y el primero de esplendor clásico
en Teotihuacan.
• Se considera como periodo forma-
tivo.
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EL PERIODO CLÁSICO (SIGLOS I - X d.C.)
Hacia 100 d.C., Monte Albán y otros lugares de los valles centrales de Oaxaca,
se sometieron a diversos cambios favorables. Es perceptible la influencia de
Teotihuacan, la cual se manifiesta en la cerámica, la arquitectura y en el sentido de
planificación. Ambos pueblos tuvieron contacto a través de un intercambio comercial;
lo anterior propició un trueque cultural. Un ejemplo de lo anterior es el hallazgo
encontrado en un recinto teotihuacano, en una pequeña casa con una tumba y
diversas ofrendas, todo ello con características correspondientes a Monte Albán-lll.
Sin embargo, la fase de Monte Albán III-A es la que marca el inicio de una
evolución cultural con características propias. Un ejemplo de ello son la aparición de
las urnas funerarias zapotecas, utilizadas en las ofrendas, que son vasos decorados
con símbolos y con frecuentes representaciones de figuras humanas, deidades y
animales. Este tipo de urnas son una característica particular de los zapotecas, ya
que no se encuentra una producción igual en Mesoamérica o en cualquier otro sitio.
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CIENCIAS SOCIALES
La plenitud del clásico era una realidad entre los zapotecas en Monte Albán III-B.
Se desconoce si lograron formar una especie de imperio o Estado más o menos
unificado, sin embargo, consta que sí alcanzaron una considerable expansión. La
arqueología nos muestra, en las construcciones de carácter religioso y administrativo,
la serie de terrazas construidas en las laderas y en los vestigios de las casas-
habitación, que existía allí una auténtica metrópoli.
Hacia 800 d.C. se inició la decadencia de Monte Albán. Sus recintos nunca fueron
abandonados; la gente que se quedó, se mezcló con los grupos dominadores de
buena parte de tierras oaxaqueñas (mixtecos), cuyo florecimiento ocurrió en el periodo
posclásico.
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EL PERIODO CLÁSICO (SIGLOS I - X d.C.)
Puede describirse la gran zona habitada por los mayas, desde dos puntos de
vista: por una parte cabe hablar de tierras altas y bajas; y por otra suelen establecerse
tres divisiones regionales: del sur, del centro y del norte. Nosotros tomaremos en
cuenta los dos criterios.
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CIENCIAS SOCIALES
El área maya
La región sur
En la región sur se hallan las tierras altas, las cuales se localizan a lo largo de la
Sierra Madre de Chiapas y de los Andes Centroamericanos y sus estribaciones. La
vertiente del Pacífico abarca una planicie o faja costera. En las tierras altas (predo-
minan los bosques y algunos lagos elevados), hasta hoy viven grupos mayas como
los tzeltales, tzotziles, quichés, cakchiqueles, mames, kekchís y pokomanes.
El interés de la región sur (tanto la costa como las tierras altas) proviene de que
allí tuvo lugar un temprano florecimiento, antecedente del esplendor clásico maya,
así como haber sido camino de penetración de algunos grupos de idioma náhuatl,
procedentes del centro de México en los tiempos que siguieron a la ruina de
Teotihuacan. Este hecho, dejó atributos en la gente de origen mayense, que para
siempre los distinguieron de sus hermanos de tierras bajas. Así, por ejemplo, sus
centros de culto, y las representaciones de sus dioses nos remontan al ámbito
teotihuacano que a los del mundo maya.
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EL PERIODO PRECLÁSICO (2300 - 0 A.C.)
La región central
La región del centro comprende las tierras bajas en la gran cuenca del río Usumacinta,
al norte de Guatemala; desde Tabasco hasta el Sur de Campeche y de Quintana Roo;
Belice y el occidente de Honduras. Sobresale la selva y una intrincada red de ríos.
En esta región, probablemente desde el siglo III d.C., ocurrió el inicio del clásico
maya. El desarrollo de la civilización entre los ancestros de los actuales grupos
–chontales, choles, lacandones, chortís y mopanes– llegó a sus más altas cimas. Lo
anterior es evidente en el conjunto de las “creaciones descubiertas por los arqueó-
logos: en los centros y recintos, en el gran número de estelas con inscripciones, en
la precisión de los cómputos calendáricos, etc.
La fundación más importante del Petén fue Tikal. Ésta llegó a tener los templos
y pirámides más elevados en todo el ámbito maya. Además, dentro del área de
Petén, hubo otros centros con extraordinario florecimiento, entre los que sobresalen
Uaxactún, al norte de Tikal.
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CIENCIAS SOCIALES
más de que fue allí donde probablemente las mediciones del tiempo alcanzaron su
máximo desarrollo; por ejemplo, las mediciones de los ciclos de la luna y la medición
del año solar.
La región norte
• La del Río Bec, que colinda con el extremo norte del Petén. En ella hay
numerosos centros, entre los que destacan los de Becan, Río Bec y Xpuhil.
Los inicios del clásico maya se sitúan aproximadamente hacia 300 d.C., cuando
aparecen en la región central inscripciones calendáricas según el complejo sistema
de la “cuenta larga”.
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EL PERIODO CLÁSICO (SIGLOS I - X d.C.)
Km día
Unial 20 días
Tun Año o suma de 18 uniales=360 días
Katun 20 tunes o años
Baktun 20 katunes o 144,000 días
Los mayas inscribían en sus estelas, en orden decreciente, de arriba a abajo, los
distintos ciclos transcurridos, tomando siempre como punto de referencia en sus
cómputos una especie de remoto principio de su cronología, situado, en términos de
nuestro calendario, hacia los 3 113 años a.C.
Con el sistema de la cuenta larga, los sabios mayas acertaron en sus cómputos
en un diezmilésimo más que el sistema gregoriano que hasta hoy nos rige.
El desarrollo de esta cultura, al igual que la de todos los pueblos, estuvo condiciona-
do a sus recursos naturales. La situación geográfica de los mayas (las tierras altas
y bajas dentro de esta zona), no constituían un medio ideal para la agricultura. Sin
embargo, practicaron en una forma lo que hoy se conoce como el “sistema de roza”,
que consiste en limpiar o desmontar un área determinada, cortando y posteriormen-
te quemando árboles y yerbas para fertilizar el terreno. De esta manera, puede
procederse a la siembra en el momento adecuado. Ésta puede ser el cultivo del
maíz, la calabaza, el frijol y el chile, y sólo podrá cultivarse, en ese sitio, por un
determinado número de años. La razón de ello es que el producto cultivado varias
veces comienza a ofrecer escasos frutos. Por lo tanto, es necesario buscar otro
lugar para iniciar el proceso de roza (limpia), desmonte y quema.
Las ciudades mayas eran gobernadas por un jefe guerrero o Halach Vinic, el
cual tenía funciones civiles, religiosas y militares; después estaban los nobles, quienes
integraban el Consejo de Estado y podían ser jefes locales, ayudantes, sacerdotes
mayores, administradores y jefes de guerra; muy cerca de éstos estaban los jueces,
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CIENCIAS SOCIALES
Por lo que toca a los dioses adorados por los mayas del periodo clásico, se
veneraba a Kinich Ahau, “Señor del ojo solar”, el ser que gobierna el tiempo; Ek
Chuah, protector de los mercaderes, Yum Kimil, dios de los muertos; a Chaac, el
dios de la lluvia; así como los cuatro Bakabes que sostenían el mundo en los cuatro
rumbos del mismo. La tierra, que así recibía apoyo, se concebía como dividida en
cuatro grandes sectores, orientados hacia los distintos rumbos del Universo. Función
de suma importancia se concedía a los cómputos calendáricos, ya que basados en
el tiempo normaban su existencia.
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