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Coyuntura

Semestre 2020-2
SEMANA 1
Economía del comportamiento:
aprende sobre sus conceptos
básicos y aplicaciones
La economía del comportamiento (behavioral economics) ha tomado fuerza como un
instrumento para crear políticas públicas que se adapten a la manera de pensar y tomar
decisiones de los ciudadanos. Esta rama de la economía busca comprender el raciocinio
de las personas de una manera más “humana” para crear modelos económicos que se
asemejen más a la realidad098, entendiendo que las personas actúan de una u otra
manera (no siempre racional) en base a diferentes “sesgos”.
El año pasado (2017), el economista Richard Thaler fue galardonado con el Premio Nobel
de Economía por sus investigaciones relacionadas a la economía del comportamiento.
Antes que él, otros economistas-psicólogos como Daniel Kahneman y Amos Tversky
también habían sido reconocidos por sus investigaciones en esta rama.
La capacidad que la economía del comportamiento ha traído para innovar en políticas
públicas ha traído un creciente interés en esta ciencia. Por ello, en el siguiente artículo,
exploraremos algunos de los conceptos básicos de la economía del comportamiento;
algunos ejemplos de cómo se están aplicando a las políticas públicas de nuestra región; y
varios recursos para seguir aprendiendo sobre el tema:

Aunque quisiéramos pensar que sí, los seres humanos no somos


racionales
En este corto video, Dan Ariely, Profesor de la Universidad de Duke, explica qué es la
economía del comportamiento y en qué se diferencia de la economía clásica; resaltando
que ambas responden a las mismas preguntas, pero para la rama que mezcla la economía
con la psicología y sociología, los seres humanos no somos seres racionales.
Por otro lado, este artículo, “Homo  economicus” vs. “homo sapiens”: Economía del
comportamiento y Política fiscal ”, ilustra cómo se ve en la práctica la persona racional de
los modelos económicos clásicos y la persona irracional que se destaca en la economía
del comportamiento.

Existen diferentes sesgos que determinan nuestras decisiones


Para la definición de los sesgos planteados por la economía del comportamiento, puedes
leer la primera parte de publicación “Empujoncitos sutiles”, en la cual se habla sobre la
economía del comportamiento en intervenciones de salud pública, pero comienza
planteando los sesgos principales que afectan nuestra toma de decisiones.
También, en esta charla (disponible en inglés), conoce cómo fue avanzando la economía
del comportamiento según Richard Thaler. En ella, el economista habla sobre cómo
comenzó a medir algunos de los sesgos que tenemos las personas para tomar decisiones
y cómo “solucionarlos”. Para una enciclopedia de los conceptos de la economía del
comportamiento, puedes acceder a esta guía (disponible en inglés).

La economía del comportamiento está potenciando el desarrollo


de América Latina y el Caribe
Ahora bien, desde el BID, hemos puesto a prueba estos conceptos para mejorar las
políticas públicas y ayudar a los ciudadanos de América Latina y el Caribe a tomar mejores
decisiones. Se han llevado a cabo experimentos e intervenciones en diversas áreas del
desarrollo.
Por ejemplo, aprende sobre cómo la economía del comportamiento puede mejorar los
servicios de agua y saneamiento en Haití; o cómo pagar impuestos puede volverse algo
contagioso (lo que nos hace pensar que las recompensas, cuando se habla de políticas
públicas, funcionan).
En cuanto a la salud, conoce cómo se les puede dar “empujoncitos” (nudges) a los
latinoamericanos para que lleven una vida sana; y cómo se puede mejorar la salud
materna o aumentar el número de niños que reciben vacunas utilizando recordatorios.
¿Y en cuanto al ahorro?, ¿cómo puede ayudarnos la economía del comportamiento a
mejorar los sistemas de pensiones?

Sigue aprendiendo sobre la economía del comportamiento con


estos cursos y charlas
Para concluir, si quieres aprender más a fondo sobre esta ciencia, te recomendamos
acceder al material del curso “Behavioral Economics and Public Policy” (Economía del
comportamiento y las políticas públicas) de la Universidad de Harvard (disponible en
inglés).
También, puedes ver las 12 charlas del playlist de TedTalk sobre “Nuestros cerebros:
predeciblemente irracionales” (Our brains: predictably irrational).
 
Por Bertha Briceño, Arianna Orozco y Marcela Galvis de la División de Gestión de
Conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo
Tomado de: https://blogs.iadb.org/conocimiento-abierto/es/economia-del-comportamiento/
 

SEMANA 2
An Economy Reality Check
https://www.ted.com/talks/tim_jackson_an_economic_reality_check
 

SEMANA 3
A new way to explain
explanation
https://www.ted.com/talks/david_deutsch_a_new_way_to_explain_explanation
 

SEMANA 4
El índice Big Mac
“Si medimos el tipo de cambio en términos reales, podemos ver la capacidad de compra
que tienen las monedas de diferentes países y ver en donde, la misma cantidad de dinero,
podría comprar más bienes y servicios.”
Hay un concepto económico llamado Ley de Precio Único que dice que, partiendo del
supuesto de que no hubiera costos de transporte y existiera libre comercio, el precio de
los bienes, elaborados de manera idéntica, debería de ser el mismo, sin importar en que
país se produzcan. Este principio funciona teóricamente y nos permite comparar los
precios de los mismos bienes, sin importar que hayan sido elaborados en México,
Estados Unidos o China.
Aunque este principio no aplica en la realidad porque además de costos de transporte cero
y libre comercio (sin aranceles), deberíamos agregar el supuesto de productividad laboral,
costos de insumos y salarios idénticos entre países, es útil para tratar de medir el poder de
compra de las monedas (Purchasing Power Parity, en inglés). La paridad del poder de
compra, o PPP, nos ayuda a entender que las diferencias de productividad, de costos de
transporte y aranceles no pueden ser borradas entre países, pero van a ser capturadas
por las diferencias en el tipo de cambio, medido en bienes, es decir, el tipo de cambio real.
Si medimos el tipo de cambio en términos reales, podemos ver la capacidad de compra
que tienen las monedas de diferentes países y ver en donde, la misma cantidad de
dinero, podría comprar más bienes y servicios.
Preocupados por esta cuestión, los redactores de la revista británica The
Economist, elaboraron en 1986 una herramienta que podía comparar el poder de compra
de las monedas de muchos países con el poder de compra del dólar de Estados
Unidos. Se les ocurrió que, el uso de un bien que fuera elaborado de manera
estandarizada, con los mismos ingredientes y con el mismo proceso, ayudaría a explicar el
PPP de distintas monedas. Lo que encontraron fue que la hamburguesa Big Mac de
McDonald’s, era la misma en todo el mundo y cumplía con lo que andaban buscando.
Las diferencias en los precios de cada país, para comprar esa hamburguesa, les
debería de dar suficiente información sobre el tipo de cambio real y el poder adquisitivo de
cada moneda local.
Al ser McDonald’s una empresa con producción en más de 190 países, su hamburguesa
ayudó a encontrar, de manera no muy formal, pero si muy ilustrativa, la sobre y
la subvaluación de las monedas, con respecto al dólar de Estados Unidos. El cálculo es
muy sencillo: como los precios de la Big Mac son diferente en cada país, se convierte el
precio local de la hamburguesa a dólares con el tipo de cambio vigente y se calcula la
diferencia con el precio de la misma Big Mac en Estados Unidos, en porcentaje. Si el
resultado es positivo, la moneda local está sobrevalorada con respecto al dólar y si el
resultado es negativo, la moneda local está subvaluada con respecto al dólar.
Y los resultados actuales, nos hablan del poder de compra de las monedas, medidas con
el Big Mac Index, donde se ordenan los países que tienen una mayor sobrevaluación de
sus monedas con respecto al dólar (países cuya moneda tiene un alto poder adquisitivo)
hasta los países que tienen una mayor subvaluación de sus monedas con respecto al dólar
(países cuya moneda tiene un bajo poder adquisitivo). De acuerdo con el cálculo realizado
en febrero de este año, solo el franco suizo (18 por ciento), la corona noruega (6 por
ciento) y la corona sueca (5 por ciento), están sobrevaloradas con respecto al dólar, lo
que significa que con el dinero que gastan los consumidores de Big Mac en esos países,
podrían comprar más hamburguesas en cualquier parte del mundo.
Las monedas más subvaluadas, fueron el rublo ruso (70 por ciento), el grivna ucraniano
(65 por ciento) y el peso argentino (64 por ciento), entre otras. El peso mexicano, por si les
preocupaba, esta subvaluado en 54 por ciento con respecto al dólar, lo que significa que
nuestros pesos tienen un poder de compra bastante bajo en el mundo, pero con un mayor
poder de compra en Rusia, Ucrania y Argentina, al menos.
Este índice ha sido muy útil en términos académicos y actualmente se calcula también
ajustado por el nivel de ingresos, para descartar que los precios de las hamburguesas
sean muy bajos en los países de menos ingresos debido a costos de mano de obra más
bajos. Los resultados de ambos índices son muy similares, lo que nos lleva a concluir
que el índice Big Mac, es una medida de referencia que podría ser válida para calcular el
PPP de las monedas en el mundo.

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