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N UEVAS LECTURAS DE POLíTICA y GOBIERNO
Coordinada por
Mauricio Merino
Manuel Quijano
Presidente del Colegio Nacional de Ciencias Políticas
y Administración Pública, A. C.
Estudio introductorio de
JORGE JAVIER ROMERO
n~ ...
• *
COLEGIO NACIONAL DE CIENCIAS POLíTICAS
Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, A. C.
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Título original:
The New Institutionalism in Organizational Analysis
D. R. © 1991, The Vniversity of Chicago. Reservados todos los derechos.
ISBN 0-226-67709-5 (rústica)
Bajo permiso de The Vniversity of Chicago Press, Chicago, Illinois, EVA.
ISBN 968-16-4958-3
Impreso en México
ESTUDIOINTRODUCTORlO
Los nuevos institucionalismos: sus diferencias, sus cercanías
JORGE JAVIER ROMERO
El libro que hoy tienen en sus manos los lectores de lengua castellana -un
tanto tardíamente, ya que la edición en inglés es de 1991- forma parte del
renacimiento que de unos años a la fecha ha tenido el estudio de las insti-
tuciones como marco fundamental de restricciones en la toma de decisio-
nes y en el conjunto de los comportamientos sociales.
Este volumen tiene la enorme virtud de hacer un amplio recorrido por el
desarrollo más reciente del estudio institucional en una de sus vertientes:
la sociológica enfocada al análisis de las organizaciones. Concebido como
una antología que recapitula el estado de la materia en nuestros días, elli-
bro recoge desde los primeros trabajos que hacia finales de los años setenta
comenzaron a redescubrir las instituciones hasta ensayos expresamente
preparados que muestran, tanto en el terreno teórico como en el empírico,
la capacidad explicativa que las instituciones pueden tener para aproxi-
marse a la realidad.
La introducción escrita por los compiladores es, en sí misma, un exce-
lente ensayo que plantea los puntos centrales de la discusión actual sobre
el tema, ya que hace una revisión detallada de eso que hemos dado en lla-
mar nuevo institucionalismo, sus diferencias con el viejo, las diversas ver-
tientes que ha ido adquiriendo en el análisis histórico, económico, de estu-
dio de políticas, o sociológico, a la vez que resume el contenido del propio
libro y señala las principales características del enfoque que han adoptado
para armar el volumen.
En ese ensayo inicial, los autores exponen el plan de su obra y la especifi-
cidad de su enfoque, así que en este "Estudio introductorio" intentaré es-
bozar un panorama general del nuevo institucionalismo, de manera que el
trabajo de Powell y DiMaggio se entienda en el contexto intelectual en que ha
sido elaborado y en el marco de la discusión en la que quiere incidir.
La cuestión institucional ha recuperado protagonismo en el análisis polí-
tico y económico durante los últimos años y diversos autores han incorpora-
do las instituciones como parte central del examen de la realidad social; así,
se ha comenzado a hablar de la existencia de una corriente contemporánea en
las ciencias sociales, el nuevo institucionalismo. El redescubrimiento de las
instituciones ha abierto una agenda interesante de investigación en política
y economía comparadas.
Pero cualquier estudioso suspicaz se preguntaría qué tiene de nuevo este
7
8 ESTUDIO INTRODUCTORIO
Las preguntas a las que han tratado de dar respuesta pueden resumirse
en las que se hace George Tsebelis para aproximarse a una teoría del cam-
bio institucional: ¿Por qué importan las instituciones? ¿Son las institucio-
nes susceptibles de diseño o, por el contrario, son producto de la evolución
social? ¿Qué intereses promueven las instituciones: los de un grupo o los de
toda la sociedad?
Para comprender qué hay realmente de novedoso en el nuevo institucio-
nalismo es necesario encuadrarlo en el debate que le ha dado origen, el cual
ha marcado la evolución de las ciencias sociales en la segunda mitad de
este siglo. Si bien es innegable la herencia del institucionalismo clásico, es
necesario observar que las viejas formas institucionalistas consistían fun-
damentalmente en el estudio de los detalles que configuraban diferentes
estructuras administrativas, legales y políticas. Se trataba de trabajos pro-
fundamente normativos y los escasos análisis comparativos que se hadan
eran sobre todo descripciones yuxtapuestas de diversas configuraciones
ESTUDIO INTRODUCTORIO 9
t Winter afirma que hay siete pasos para llegar a lo que él llama la defensa clásica de los
supuestos de comportamiento neoclásicos:
J. El mundo económico puede ser observado, razonablemente, como en equilibrio.
2. Los actores económicos individuales enfrentan repetidamente las mismas situaciones
de elección o una secuencia de elecciones muy similares.
3. Los actores tienen preferencias estables y por ello evalúan los resultados de sus opcio-
nes individuales de acuerdo con criterios estables.
4. Ante situaciones repetidas. cualquier actor individual puede identificar y aprovechar
cualquier oportunidad para mejorar sus resultados y si se tratase de empresas de nego-
cios. deberán hacerlo o si no serán castigadas con la eliminación por la competencia.
5. Por tanto, no puede ser alcanzado ningún equilibrio si los actores individuales no
maximizan sus preferencias.
6. Debido a que el mundo está aproximadamente en equilibrio. presenta, al menos apro-
ximadamente, las mismas pautas utilizadas por la presunción de que los actores proce-
den de manera maximizadora.
7. Los detalles del proceso adaptativo son complejos y probablemente específicos para
cada actor y situación. En cambio. las regularidades asociadas al equilibrio optimiza-
dor son comparativamente simples; la prudencia indica. por tanto, que la manera de
avanzar en la comprensión de la economía radica en explorar teóricamente esas regu-
laridades y comparar los resultados con otras observaciones. .
12 ESTUDIOINTRODUCTORlO
Cuando los alejamientos del patrón son contrarrestados de manera regular por
controles construidos socialmente y activados de manera repetitiva -esto es, por de-
terminado conjunto de castigos y recompensas- podemos hablar de un patrón
institucionalizado. Puesto de otro modo, las instituciones son aquellos patrones
sociales que, cuando se reproducen crónicamente, le deben su supervivencia a un
proceso social relativamente autoactivado. Su persistencia no depende, notable-
ESTUDIO INTRODUCTORIO 1S
Al considerar los objetivos, las estrategias y las preferencias como cuestiones que de-
ben ser explicadas, los institucionalistas históricos muestran que, a menos que
algo sobre el contexto sea conocido, las asunciones globales sobre el autointerés
resultan vacías. Como hemos apuntado antes, los institucionalistas históricos no
tienen ningún problema con la idea de la elección racional de que los actores po-
líticos actúan estratégicamente para alcanzar sus fines. Pero resulta claro que no es
muy útil dejar las cosas simplemente así. Necesitamos un análisis histórico que nos
diga qué están tratando de maximizar y por qué privilegian ciertas metas por enci-
ma de otras. [Thelen y Steinmo, 1992: 9.]
modelos que la mente crea y las instituciones que los individuos crean son
esenciales en la manera en que los seres humanos estructuran su medio e
interactúan con él. La comprensión de cómo evolucionan esos modelos y
las relaciones entre ellos -afinnan Denzau y North- es el paso más impor-
tante en la investigación en ciencias sociales para remplazar la caja negra
de los presupuestos de la racionalidad usados en economía .Y en los mode-
los de elección racional. Como se ve, la convergencia con los teóricos del
institucionalismo histórico está en camino, ya que la construcción de una
teoría de la ideología, concebida como el conjunto de modelos mentales
compartidos y transmitidos por el aprendizaje, lleva a la conclusión de que
la historia importa y crea patrones de dependencia de los que no pueden li-
brarse los actores.
A pesar de la discusión planteada, los nuevos institucionalismos pueden
resultar enfoques complementarios, pues comparten un piso común de
acuerdos, que podría resumirse, como bien lo ha hecho Jorge Bravo (1996),
en: 1) un rechazo a los reduccionismos, conductista -las instituciones
como simples epifenómenos de la sociedad- y economista -las institucio-
nes como una realidad incómoda para los estrechos supuestos de la micro-
economía-; 2) la convicción de que los arreglos institucionales -como
sea que éstos se definan- cuentan en la explicación de la vida social,
económica y política, y 3) una definición inicial muy general de las institu-
ciones como las reglas del juego de una sociedad.
No quiero con esto soslayar las diferencias. Sin duda, no es menor la cues-
tión del papel que juegan las instituciones en el proceso de formación de
las preferencias ni el tema de cómo las instituciones moldean incluso los ob-
jetivos que los actores pretenden alcanzar. Sin embargo, la construcción de
una teoría de la ideología constituye un elemento importante para lograr la
convergencia de los distintos planteamientos.
Más importantes me parecen las diferencias en los proyectos teóricos de
las distintas corrientes del nuevo institucionalismo. Los partidarios de las
teorías de la elección racional trabajan con lo que Thelen y Steinmo (1992:
12) llaman "un juego de herramientas universales", que puede aplicarse
casi en cualquier escenario político. Para los institucionalistas históricos,
el tipo de sistema lógico deductivo que nutre el análisis de la elección ra-
cional tiene grandes fortalezas, pero también serias limitaciones, que lo
emparientan con otras teorías deductivas como el marxismo, con el que com-
parten, según estos críticos, un proyecto teórico similar, basado en la deduc-
ción a partir de un número limitado de presupuestos teóricos y en la apli-
cación de un conjunto de conceptos que pretenden ser universalmente
aplicables (las clases para el marxismo; la racionalidad y la maximización
de intereses para los teóricos de la elección racional). "La elección racional
comparte tanto las fortalezas como las debilidades de los intentos previos
por construir teorías deductivas para explicar los resultados políticos"
(Thelen y Steinmo, 1992: 12).
20 ESTUDIO INTRODUCTORIO
[... ] una distinción fundamental [oo.] es la que se refiere a las instituciones y a las
organizaciones. Conceptualmente, lo que debemos diferenciar con claridad son
las reglas (las instituciones) de los jugadores (organizaciones). El propósito de las
reglas es definir la forma en que el juego se desarrollará. Pero el objetivo del equi-
po, dado el conjunto de reglas, es ganar el juego a través de una combinación de
aptitudes, estrategia y coordinación mediante intervenciones limpias y, a veces,
sucias.
También nos referimos a las creencias, paradigmas, códigos. culturas y conocimientos que
rodean, apoyan, elaboran y contradicen esos papeles y rutinas. LoO] Las rutinas son indepen-
dientes de los actores individuales que las ejecutan y son capaces de sobrevivir considerable-
mente a los individuos" (March y Olsen, 1989: 22).
22 ESTUDIOINTRODUCTORlO
En primer término, merece la pena aclarar que los sujetos del cambio no
son los individuos aislados, sino actores que muchas veces tienen expresión
colectiva, se puede decir que los nuevos institucionalismos coinciden en la
idea de que las organizaciones son los espacios que dotan de una estructu-
ra a la acción humana y le permiten cumplir su papel en la división social
del trabajo. Si bien la acción social está determinada por los intereses indi-
viduales, los problemas que plantea la acción colectiva hacen necesaria la
concepción de entidades intermedias que permitan explicar satisfactoria-
mente la conducta de los individuos agregados.f Las comunidades cerradas
de origen rural son una forma de expresión social fácilmente comprensible;
pero en la medida en que éstas se disuelven, otras formas de organización so-
cial deben surgir para estructurar la acción colectiva a partir de incentivos
selectivos que promuevan la participación de los individuos. En los grupos so-
ciales grandes, las organizaciones formales son las que cumplen con el pa-
pel de ofrecer dichos incentivos. Para North, por ejemplo, las organizaciones
son los espacios que dotan de una estructura a la acción humana y le per-
miten cumplir su papel en la división social del trabajo.
Las organizaciones en sí mismas funcionan a partir de rutinas que evitan
tener que definir cada vez el comportamiento que hay que seguir frente a
los problemas. La existencia de rutinas permite reducir los problemas de
elección de estrategias y, por tanto, reducen la incertidumbre en la acción
de la organización. La capacidad de estas rutinas para predecir eficazmente
las situaciones que el medio ambiente le presentará a la organización aca-
ba por darles un carácter institucional. En este sentido, son organizaciones
las empresas que pretenden alcanzar la maximización a partir de alguna
ventaja comparativa en el mercado, los partidos políticos que actúan en
determinado régimen, el Congreso, las universidades, los aparatos buro-
cráticos, etcétera.
Las organizaciones están dirigidas por empresarios -obviamente el tér-
mino lo usan los partidarios de la elección racional-, que son los diseña-
dores de la estrategia adaptativa adoptada por la organización en cada
momento, ya sea ésta económica, política o social. En el caso de la política,
la idea de empresario representa un núcleo organizativo, normalmente pro-
8 Aquí cabe señalar que uno de los principales problemas que pone de relieve la teoria de la
acción racional es que no siempre la existencia de intereses comunes lleva a la movilización (y
mucho menos completa) de la colectividad que comparte dichos intereses a fin de lograr su
satisfacción. Ésta es la conocida paradoja del polizón (free rider). En grupos extensos, la con-
ducta individual más racional ante un conflicto entre los intereses del grupo y otros ajenos
puede ser la de no participar, esperando que la participación de otros miembros obtenga los re-
sultados esperados (cuyos beneficios afectan a todos los miembros del grupo) y permitiendo
que sólo los participantes en el conflicto carguen con los riesgos y costos de la movilización.
Cuando la colectividad es una clase social, es evidente que sus dimensiones considerables hacen
posible la aparición de una mayoría de free riders frente a una minoría movilizada. Esto no
tiene por qué suceder si el conflicto de clase se plantea en una comunidad de dimensiones re-
ducidas, en la que las relaciones personales (el intercambio recíproco) desempeña un.impor-
tante papel en la consecución de los intereses individuales. Véase Olson (1965).
ESTUDIO INTRODUCTORIO 23
11 Cabe aquí subrayar una cuestión que me parece relevante: entre los actores que desarro-
llan la acción intencional deben distinguirse, al menos, dos tipos bien diferenciados: los agentes
sociales (movimientos o grupos de interés) y los actores políticos capaces de procesar las de-
mandas de aquéllos dentro del sistema político. "El marxismo clásico reduce la política al con-
flicto de clases, considera excepcional la autonomía del Estado y ve en todo actor político un
actor de clase. Dicho de otra forma, niega la existencia del sistema político como regulador de
los conflictos sociales, al reducirlo unívocamente a la estructura de clase." (Paramio, 1992: 37.)
12 El cambio institucional en la historia se puede explicar, en los términos de North, por la
modificación de los precios relativos -<¡ue al transformar la estructura productiva crea nue-
vos grupos de interés o modifica el poder de negociación de los previamente existentes- y los
cambios en los gustos y las preferencias de los sujetos -el mundo de eso que llamamos ideolo-
gía- debido a un nuevo conocimiento del entorno (el descubrimiento de una nueva tecnología
que obliga a modificar las rutinas para aprovechar el nuevo conocimiento), o por una transo
formación en el marco de la relación de las organizaciones que se desempeñan en determina-
do entorno (las modificaciones que impone el aumento de la población o la creciente urbani-
zación, por ejemplo). Estos cambios implican modificaciones en los costos de transacción que
deben ser subsanadas a través de transformaciones en el entramado institucional.
13 Tsebelis considera instituciones sólo a las reglas formales, a las que considera las únicas
susceptibles de ser modificadas a partir de opciones racionales.
26 ESTUDIO INTRODUCTORIO
Así, los cambios institucionales pueden tardar mucho tiempo en ocurrir y esto
frecuentemente crea la impresión falsa de estabilidad o evolución lenta de las
instituciones. De cualquier manera, la razón de la lentitud en el cambio institu-
cional es la incertidumbre que rodea a las instituciones políticas, lo que las hace
similares a las inversiones a largo plazo. Una vez que los actores políticos ven
que un resultado es desventajoso para ellos, no necesariamente tratarán de modi-
ficar las instituciones políticas existentes. Por el contrario, continuarán trabajan-
do dentro del mismo marco institucional, con la expectativa de que en la siguiente
ocasión las condiciones externas trabajarán a su favor. Sólo después de una serie
de fracasos, una institución comenzará a ser cuestionada. Sin embargo, incluso
entonces, tomará tiempo construir las coaliciones políticas en torno a nuevas
soluciones institucionales. [Tsebelis, 1990: 103.]
BIBLIOGRAFÍA
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ESTUDIO INTRODUCTORIO 29
PAUL J. DIMAGGIO
yWALTER W. POWELL
33
34 INTRODUCCIÓN
desvinculados, excepto por una convicción común de que los arreglos insti-
tucionales y los procesos sociales son importantes. En esta breve reseña
sólo nos concentraremos en algunas de las principales tendencias y las con-
trastaremos con el "nuevo institucionalismo" en el análisis organizacionaL3
3 Al hacerlo, nos interesan más las tendencias centrales que las excepciones. Aunque el
neoinstitucionalismo en la economía y en la ciencia política surgió en oposición al atomismo
más que a los modelos de la acción racional, muchos economistas científicos políticos han
puesto en tela de juicio (y han modificado en sus modelos) elementos clave de los enfoques de
la elección racional que han dominado sus campos. Por otra parte, enfoques como el de la
economía del costo-transacción y de la teoría de la agencia han incursionado en el análisis or-
ganizacional y en la sociología. Para complicar aún más las cosas, los usos previos de institución
persisten en la sociología (donde institución a veces se refiere a complejos de agentes interre-
lacionados y ámbitos como ley, religión, medicina, familia o Estado), la ciencia política (donde
el trabajo institucional incluye explicaciones históricas o ricamente descriptivas de unidades
políticas como las agencias del Estado o las legislaturas) y la historia (donde institucional a
veces se refiere a estudios de constituciones y reyes). Nuestro punto no es que cualquier disci-
plina presenta un frente unificado, sino que las variaciones en el trato que las diferentes dis-
ciplinas dan a las instituciones tienden a ser mayores que las variaciones dentro de ellas.
4 Putterman (1986) proporciona un excelente panorama de esta bibliografía y ofrece selec-
ciones de artículos importantes en esta tradición. Como ha indicado Richard Nelson en un
comunicado personal, el nuevo institucionalismo en la economía contrasta fuertemente con
lo que §e llegó a conocer como "la economía institucional". Esta última, asociada con académi-
cos de'príncípíos del siglo xx como John Commons y Thorstein Veblen, era muy sociológica
en su insistencia en las costumbres, la economía política y el particularismo histórico de las
instituciones económicas.
INTRODUCCIÓN 37
I
INTRODUCCIÓN 39
Puntos de divergencia
Las disparidades entre los diferentes enfoques se ilustran por sus variadas
definiciones de institución. Los científicos políticos en la tradición teórica
del juego de la elección racional consideran a las instituciones "gustos con-
gelados" temporalmente (Riker, 1980), estructuras de "reglas, procedimien-
tos y acuerdos" (Shepsle, 1986) o "prescripciones acerca de las acciones
requeridas, prohibidas o permitidas" (Ostrom, 1986). La nueva economía
institucional, en particular la rama establecida en la historia económica,
sostiene que "las instituciones son regularidades en interacciones repetiti-
vas (... ] costumbres y reglas que proporcionan un conjunto de incentivos y
desincentivos para los individuos" (North, 1986, p. 231). La economía de la
5 Véase Young (1986) para una cuidadosa revisión de los primeros trabajos sobre los. re-
gímenes. Cntica la vaguedad y desconcertante elasticidad de los conceptos clave, pero sugiere
que este trabajo representa una importante nueva línea de pensamiento sobre las relaciones
Internacionales.
42 INTRODUCCIÓN
citivas dominantes eran los valores, las normas y las actitudes. Las organi-
zaciones se institucionalizaban cuando se les "infundía valor", como fines en
sí mismas (Selznick, 1957, p. 17). Las preferencias de los participantes
eran conformadas por las normas, reflejadas en juicios valorativos. Los
recién llegados a una institución pasaban por un periodo de "socialización"
que conducía a la "internalización" de los valores organizacionales, experi-
mentada como un "compromiso".
El nuevo institucionalismo se aleja notoriamente de este marco de refe-
rencia esencialmente moral. "La institucionalización es fundamentalmente
un proceso cognoscitivo" (Zucker, 1983, p. 25). "Las obligaciones norma-
tivas [ ... ] entran en la vida social primero como hechos" que los actores
deben tomar en cuenta (Meyer y Rowan, cap. 1). Los elementos de las insti-
tuciones no son las normas ni los valores, sino los guiones, las reglas y las
clasificaciones que se dan por hecho. Más que organizaciones concretas
que producen compromisos efectivos, las instituciones son abstracciones a
macronivel, "prescripciones racionalizadas e impersonales" (Meyer y Rowan,
cap. 1), "tipificaciones" compartidas, independientes de cualquier entidad
particular a la que pudiera deberse una lealtad moral. Los neoinstituciona-
listas tienden a rechazar la teoría de la socialización, con su imagen de
"cálidos" afectos por la identificación y la intemalización. Prefieren psi-
cologías implícitas más frías: modelos cognoscitivos en que los esquemas y
los guiones hacen que quienes toman las decisiones se resistan a las evi-
dencias nuevas (Abelson, 1976; Cantor y Mischel, 1977; Bower, Black y
Turner, 1979; Taylor y Crocker, 1980; Kiesler y Sproul, 1982); teorías de
aprendizaje que hacen hincapié en la forma en que los individuos organi-
zan la información con la ayuda de categorías sociales (Rosch et al., 1976;
Rosch, 1978; Fiske, 1982; Fiske y Pavelchak, 1986; Kulik, 1989); y la teoría
de la atribución, por la que los autores infieren los motivos post hoc a par-
tir de los menús de las explicaciones legítimas (Bem, 1970; Kelly, 1971).
niveles más "macros" (véanse Scott y Meyer, cap. N). Pero esto sólo es parte
de la historia. De igual importancia es una impresionante transformación
en la forma en que los científicos sociales han llegado a pensar acerca de la
motivación y conducta humana. En las últimas dos décadas ha habido un
cambio cognoscitivo en la teoría social, un mar de cambios comparable con el
rechazo del utilitarismo que hicieron los teóricos de finales del siglo pasado
(Parsons, 1937), Los actuales desarrollos representan un desplazamiento
desde la teoría de la acción de Parsons, con raíces en la psicología del ego
Ireudiana, a una teoría de la acción práctica basada en la etnometodología y
en la "revolución cognoscitiva" de la psicología. lO Aunque los analistas
organizacionales frecuentemente han estado a la vanguardia en la apli-
cación de esta nueva teoría de la acción a los problemas sustantivos, raras
veces han reconocido el cambio.'!
Se han realizado pocos esfuerzos para hacer explícitos los microfunda-
mentas del neoinstitucionalismo (pero véase Zucker, 1987, cap. 2). La ma-
yoría de los institucionalistas prefieren concentrarse en la estructura de los
ambientes, los efectos de los macro y microniveles y la autonomía analítica
de las macroestructuras. No obstante, creemos que es importante desarrollar
una base psicológica social a fin de destacar tanto las grandes diferencias
entre los modelos institucionales y los del actor racional, como las desvia-
ciones más sutiles de las tradiciones establecidas en la sociología y de los
enfoques del análisis organizacional, como las teorías de la dependencia en
los recursos y de la contingencia estratégica.
Estamos de acuerdo en que el lado macro del neoinstitucionalisrno, que
se expone en detalle en los capítulos de la primera y segunda partes, es cen-
tral. No obstante, toda macrosociología se basa en una microsociología, sin
importar lo tácita que sea; mucho de lo que distingue al trabajo neoinstitu-
cional se deriva de sus imágenes implícitas (que constituyen los rudimen-
tos, por lo menos, de una "teoría de la acción" en el sentido de Parsons) de
los motivos de los actores, de las orientaciones hacia la acción y de los con-
10 Aunque cognición a veces se refiere a toda actividad mental, nosotros seguimos el uso
común al distinguir entre cognición, por una parte, y el proceso afectivo o evaluativo, por la
otra. Por cognición nos referimos al razonamiento y a las bases preconscientes de la razón:
clasificaciones, representaciones, guiones, esquemas, sistemas de producción y otros.
11 Aquí nuestro argumento es sólo que la teoría institucional de las organizaciones ha par-
ticipado en un cambio teórico más amplio; no nos interesan las cuestiones de prioridad. Una
ojeada a los patrones de las citas y a las fechas de publicación sugiere que, excepto por la
influencia de Garfinkel y Berger y Luckmann en las primeras formulaciones de Meyer y
Rowan y Zucker, la afinidad entre el institucionalismo organizacional y esas comentes más
amplias es en gran medida de convergencia más que de influencia. Lo que sí parece cierto es
que la revolución cognoscitiva ha alcanzado la teoría institucional antes de dejar su impronta
en la teoría social en conjunto, probablemente debido a la presencia dentro de la teoría de la
organización del trabajo novedoso de Herbert Simon y James March. Los capítulos de este
libro son evidencia de un provincialismo dentro de la teoría institucional que está dismi-
nuyendo a medida que aumenta el conocimiento del trabajo convergente proveniente del exte-
rior del campo de los estudios de la organización (véanse Friedland y Alford, Jepperson,
Jepperson y Meyer, Powell y Scott).
52 INTRODUCCIÓN
dos cuando son plenamente congruentes con los patrones de cultura preva-
lecientes y están organizados en torno a las expectativas de conformidad
con patrones sancionados moralmente de las orientaciones de valor com-
partidas por los miembros de la colectividad" (Parsons y Shils, 1951, p. 23).
"La integración institucional", esto es, "la integración de un conjunto de
patrones de valor comunes con la estructura internalizada de la disposición
de las necesidades de la personalidad de las partes", es el "fenómeno cen-
tral" que se encuentra en la base del orden social (Parsons, 1951, p. 42).
Este resumen telegramático difícilmente hace justicia a la riqueza e inge-
nio de la explicación de Parsons. Parte de lo que hemos omitido -los nume-
rosos puntos en que Parsons presenta oportunidades para el conflicto o da
fluidez a su sistema, o su exposición sobre mecanismos adicionales que
complementan el consenso normativo para asegurar el orden social- no
deben detenernos aquí. Lo que es digno de tomarse en cuenta es que los
cimientos de la conducta humana en la moralidad y en el compromiso,
esta herencia selectiva de Freud, no surge, como pretende Parsons (1951,
p. 12), naturalmente del marco de referencia de la acción; más bien, refleja
llna estrategia reductiva que minimiza elementos cruciales en la propia
definición que hace Parsons de la cultura. 14 El camino que no se empren-
dió habría conducido a una mejor apreciación del aspecto puramente cog-
noscitivo de la conducta social habitual.
De conformidad con su esquema tripartito de la orientación a la acción,
Parsons describe inicialmente la cultura como si incluyera un área cognos-
citiva (que comprende ideas y creencias), una dimensión catéctica (afec-
tiva/expresiva) y un elemento valorativo (que consiste en orientaciones de
valor). Cada uno de estos aspectos de la cultura puede servir como objeto
de orientación o, en contraste, puede ser interiorizado como constitutivo de
las orientaciones hacia la acción. Este esquema es rico y suficientemente
multidimensional para proporcionar la base de un análisis exhaustivo de las
formas en que la cognición, el efecto y los valores influyen y están impli-
cados en la conducta (J. Alexander, 1983). Sin embargo, al desarrollar la es-
tructura, Parsons hace una serie de movimientos reductores que truncan
radicalmente el propósito de su discusión. De éstos, tres son críticos. Pri-
mero, se descarta la cultura como un objeto de orientación existente fuera
del actor, en favor de la cultura como un elemento internalizado del siste-
ma de la personalidad, lo que impide el análisis del uso estratégico de la cul-
tura al buscar fines deseados. Segundo, dentro del modo constitutivo de la
cultura, Parsons desplaza la atención de los aspectos cognoscitivos a los
evaluativos al hacer hincapié en '(la internalización de las orientaciones de
valor" y ubicar el hecho de inculcar las expectativas institucionalizadas
de funciones en el centro del análisis (Parsons y Shils, 1951; Parsons, 1951,
14 Para una perspicaz discusión sobre cómo el tratamiento que hace Parsons de la acción
social descuida los modos en que los individuos construyen su conducta a partir de una arnal-
gama de papeles culturales y valores normativos, véase Camic (1989), pp. 63-69.
54 INTRODUCCIÓN
15 De hecho, Mayhew (1984) ha mostrado cómo, a pesar de las primeras críticas que
Parsons hizo del utilitarismo, el trabajo último de éste progresivamente incorporó una ima-
gen utilitarista del orden social moderno. Tanto Mayhew (1984) como Bourricaud (1981) su-
gieren que Parsons intentaba extender los instrumentos de la teoría utilitarista más allá del
campo del mercado a todas las formas modernas de la organización social. Este "individua-
lismo institucionalizado" (Bourricaud, 1981) argumenta que los procesos de intercambio son
estabilizados por estructuras normativas restrictivas externas a quienes realizan el intercam-
bio. Algunos lectores podrán observar los paralelismos obvios entre esta versión del ínstitu-
cionalismo y los trabajos recientes en la nueva economía institucional. Véase la discusión que
hace Camic (1986, p. 1076) para más información sobre este punto.
16 En comentarios extraordinariamente cuidadosos y amplios sobre una versión previa de
este ensayo, Jeffrey Alexander sugiere que el punto de vista de Parsons sobre los valores y las
normas es mucho más consistente con las imágenes de los cognoscitivistas de guiones, reglas
y clasificaciones de lo que reconocemos y que Parsons anticipó mucha de la "teoría práctica
de la acción" que describimos más adelante. Ciertamente, la critica que hace Parsons del utili-
tarismo, su descripción de la autonomía analítica de los niveles de análisis y su interés en la
orientación mutua de los actores son precursores fundamentales de los enfoques contemporá-
neos que estamos tratando; hoyes fácil dar por hecha su contribución precisamente porque
fue muy efectiva. Por otra parte, nos es difícil localizar en los principales escritos de Parsons
evidencia de que haya anticipado las tendencias que describimos; nos llama la atención, en
cambio, su insistencia en los aspectos morales de los compromisos de valor, el ajuste general
entre los valores y las normas, y la manera cuasirracional en que los actores persiguen ca-
denas de medios-fines. El problema es difícil, porque Parsons no tuvo a su disposición el
vocabulario que han desarrollado durante muchos años de trabajo la escuela Carnegie, los
etnometodologistas y los psicólogos cognoscítívistas, y por tanto no pudo expresar fácilmente
INTRODUCCIÓN ss
Para resumir, la solución de Parsons fue incompleta por tres razones.
Primera, se concentró en lo evaluativo casi a costa de la exclusión de los
aspectos cognoscitivo o catéctico de la cultura y de la acción-orientación."?
Segunda, implícitamente trató la acción como producto de un agente que
razona discursivamente.is Tercera, supuso requisitos para la consistencia
intra e intersubjetiva mucho más rigurosos de lo que los trabajos recientes
en psicología han demostrado.
Estos problemas se derivan menos del análisis de la acción que se en-
cuentra en el núcleo de esta teoría que de la base del modelo en la psi-
cología de la personalidad. Difícilmente se le puede culpar por esto, porque
escribió antes de que la revolución cognoscitiva de la psicología revisara las
imágenes anteriores de la conciencia. Su opinión sobre la personalidad, la
cultura y la sociedad como entes moralmente integrados y su definición de
las instituciones corno "sistemas de normas reguladoras, de reglas que go-
biernan las acciones en busca de fines inmediatos en términos de su con-
formidad con el sistema de valor común en última instancia de la comuni-
dad" (Parsons, 1990, p. 324) reflejan la era en que escribía. Estos supuestos y
la teoría de la acción subsiguiente tuvieron sentido para los institucionalis-
tas como Selznick y les ayudaron a entender áreas de la vida organizacional
anteriormente descuidadas. Sin embargo, antes de que pasara mucho tiem-
po, dos fuerzas -la etnometodología y la revolución cognoscitiva- harían
que el lenguaje de Parsons de normas y valores sonara menos y condujeron a
la búsqueda de una teoría alternativa de la acción social.
Una de éstas, la psicología cognoscitiva, tiene una rama indígena, la
escuela de Carnegie, dentro de la teoría de la organización. Una contribu-
ción clave de la escuela de Carnegie ha sido su concentración en la rutina de
ciertas imágenes de la acción, aunque las haya anticipado. Además, como ha señalado
Alexander, el trabajo de Parsons es complejo y no siempre consistente. Quizá lo más seguro
sea concluir que las discusiones de Parsons de los valores y normas, empleando el lenguaje
que le estaba disponible, se prestan a la materialización de los valores, a tratar a las personas
como "exageradamente socializadas", y a una visión esencialmente moral de la dimensión
evaluativa de las orientaciones de los actores hacia los medios y fines de la acción. En otras
palabras, creemos dar una explicación exacta del pensamiento de Parsons tal como lo recibió
la sociología estadunídense, aun cuando el mismo Parsons hubiera tenido una visión más
compleja que la que ofrecemos nosotros de la manera en que los valores y las normas entran
en acción.
17 Como Wemer (1978) nos dice, para Parsons la cognición se asimila a un modo científico
de pensamiento o a uno normativo. Wamer (1978, p. 1328) señala que el primer movimiento
analítico rechaza la noción de que la cognición tiene propiedades variables, mientras que el
último esfuerzo reconoce el estatus variable de la cognición, pero lo reduce a poco más que
el estatus de una creencia. Como resultado, los actores en el esquema de Parsons parecen
carecer de aptitud interpretativa o de conciencia práctica. A este individuo pasivo, Garfinkel
(1967, pp. 66-68) lo ha llamado acertadamente un "tonto culturar.
18 Una premisa clave de Structure of Social Action (1937) de Parsons es que la acción con-
siste en una selección razonada de los medios y fines a través de la aplicación de normas
orientadoras. No obstante, la tendencia invariable de su argumento era homogeneizar la ac-
ción social (Camíc, 1986). Al omitir cualquier consideración de la naturaleza habitual de la
acción, limitó severamente sus esfuerzos por explicar los patrones del orden en las relaciones
sociales.
56 INTRODUCCIÓN
Etnometodología y fenomenología
20 Garfinkel ha publicado relativamente poco y sus escritos por lo general son difíciles de
entender; su principal obra es Studies in Ethnomethodology (1967). Afortunadamente, la bi-
bliografía secundaria es sistemática e informativa; véanse, en especial, Heritage (1984, 1987)
YAlexander (1987, pp. 238-270).
21 Alexander (1987) ha distinguido entre los primeros trabajos de Garfínkel, que represen-
tan una elaboración de la estructura de Parsons, y los últimos, que rechazan a los primeros.
Nuestros comentarios se refieren a la segunda fase, que ha tenido una influencia más marca-
da en la teoría contemporánea.
58 INTRODUCCIÓN
24 Puede ser útil hacer un contraste entre este enfoque de los modelos del actor racional y el
modelo de la acción de Parsons con un ejemplo concreto: el cada vez más socorrido caso de la
automovilista que se detiene en un restaurante de la carretera al que no espera regresar nun-
ca. Una automovilista racional no dejará propina, pues pensará que el mesero al que ha
defraudado no tendrá oportunidad de castigar su conducta. Una automovilista en el modelo
de Parsons dejará una propina porque ha intemalizado la noción de que eso es correcto; ella y
el mesero intercambiarán una sonrisa en mutuo reconocimiento del desempeño adecuado del
papel de ella. Un actor práctico también dejará propina, porque eso es lo que uno acostumbra
hacer, pero sin sentir nada. Si el actor práctico se detuviera a meditar, tal vez no dejaría
propina (si su imagen de la acción humana se deriva de los cursos de economía en los posgra-
dos) o podría dejarla y sentirse bien por ello (si ha sido mesero o un partidario de Parsons),
pero en la mayoría de los casos no pensará mucho al respecto.
62 INTRODUCCIÓN
de que algunas interacciones marchen mejor que otras o de que las rutinas
creen patrones particularmente estables. Aunque Giddens repetidamente
hace hincapié en que los actores son inteligentes, en contraste con la ima-
gen de los humanos como "tontos culturales", su trabajo no abunda en las
fuentes de este conocimiento. Una solución al problema de la macroestabi-
lidad requiere la integración del elemento de acción catéctico, afectivo,
que, aunque subyace en el tratamiento que da Garfinkel a la moralidad,
nunca se desarrolla plenamente.
Dos teóricos, Erving Goffman y Randall Collins, han recurrido a Durkheim
para explorar esta dimensión de la conciencia práctica (Collins, 1988a).
Goffman (1967) hizo una contribución decisiva-al adaptar la teoría de la
sociedad de Durkheim a la pareja, al interpretar la interacción como un
minirritual, una actividad ceremonial orientada a afirmar lo sagrado del
ser. También Parsons creía que las personas valoraban el desempeño ade-
cuado de los papeles por sí mismo. Pero Goffman hizo una innovación al
moderar los supuestos de intersubjetividad y de consenso de valor, com-
parando el "orden ritual" que analizó con el "orden de los estudiantes" de
la teoría de Parsons, en que las personas deben esforzarse mucho por ob-
tener los créditos y las trampas ameritan castigos. El juego ritual, argu-
menta, es "más fácil" para las sociedades y las personas por igual porque
"la persona se aísla mediante [... ) la ceguera, las verdades a medias, las ilu-
siones y las racionalizaciones" (Goffrnan, 1967, p. 43). Lo relevante en el
juego ritual es el sentido de afirmación que los participantes en el inter-
cambio derivan de sus encuentros venturosos, los sentimientos de la indivi-
dualidad reforzados. El compromiso es con la "interacción ritual" y el ser,
no con valores específicos, el objetivo explícito de la interacción o los
aspectos incidentales del desempeño adecuado de los papeles.
Collins ha incorporado las percepciones impulsadas por procesos de
Goffman a una teoría más comprensiva. Lo que la mayor parte de la gente
llama estructura social, argumenta, se constituye por "cadenas de interac-
ción ritual" en las que las personas, que operan en el nivel de la conciencia
práctica, invierten recursos culturales y energías emocionales en encuen-
tros rituales que representan la jerarquía (cuando los recursos culturales y
emocionales son desiguales) o la solidaridad (cuando son parejos). En vez
de ver a la sociedad unida por un consenso moral funcionalmente necesa-
rio, Collins la ve unida y dividida en diferentes grados por la solidaridad
emocional, que surge no de la evaluación orientadora de los actores, sino
de un sentimiento de ser comiembros o de un antagonismo generado por
la interacción repetitiva. Los grupos definidos por clase, género, logros
educativos u ocupación varían en su densidad moral, en su control de los
recursos naturales y en el número y dispersión de sus interacciones. Estas
características a su vez conforman el estilo del discurso, las orientaciones
hacia la desviación y el castigo y el cosmopolitismo de los miembros del
grupo. La estabilidad (en el sentido de fuertes patrones de alianza y divi-
INTRODUCCIÓN 63
25 Pocos institucionalistas han aceptado el trabajo de Collins por dos razones (pero véase
Jepperson, cap. v). Primero, su artículo más conocido sobre el tema equivocadamente rechaza
los enfoques "cognoscitivos" de la acción porque identifica "cognición" con el pensamiento
racional discursivo. En realidad, Collins sigue a la etnometodología al hacer hincapié en el
"elemento tácito irreductible en la cognición y en la comunicación" (1981, p. 991); lo que re-
chaza es el interés por aquella parte de la cognición a la que Giddens se refiere como concien-
cia discursiva, junto con el vocabulario racionalista "como si" de los valores y normas.
Segundo, debido a su insistencia en los fundamentos interactivos de la organización social y
en los aspectos afectivos o rituales del microorden, el trabajo se mal interpreta a veces como si
compartiera el realismo radical de algunos (pero de ninguna manera de todos) los etno-
metodologistas, esto es, como si considerara que los macroconceptos son "meros" epifenó-
menos de, o glosas sobre, un micronivel "esencial". De hecho, aunque considera que el aspecto
ritual de la interacción es primario, Collins (1981) reconoce el papel de las explicaciones,
macrorreferencias y recursos culturales en la normalización y estructuración de las interac-
ciones. Como acepta la polémica carga de poner en duda las desafiantes explicaciones mate-
rializadas cuasirracionales de la acción social, Collins opta por descuidar los orígenes y el uso
de las tipificaciones compartidas (pero véase su trabajo más reciente, en especial Collins
1988a y 1988b). A pesar de lo anterior, su planteamiento indica una solución al problema del
orden que está más en consonancia con la nueva investigación sobre la cognición y que es más
plausible que los enfoques que subvalúan el afecto y el ritual. En este volumen, Meyer y
Rowan, y Friedland y Alford, desarrollan argumentos institucionales que incorporan la aten-
ción al ritual y la ceremonia a un mayor macronivel. Véase también Meyer (1988a) sobre el ser
sagrado moderno.
64 INTRODUCCIÓN
quen fuertes respuestas afectivas, mientras que otras parecen operar sólo
en el nivel cognoscitivo-- han tomado dos formas.sv Primero, algunos estu-
diosos han rastreado el surgimiento y difusión de lo que John Meyer llama "la
explicación cultural occidental", un complejo del tipo de los de Durkheim
de individualismo, racionalismo y evolucionismo, y han relacionado la
legitimidad y la evocación de esos referentes, tal como se les emplea en el
discurso, con cambios en la estructura social yen la cultura (véanse los ca-
pítulos de Jepperson y Meyer, y de Friedland y Alford; véanse también
Meyer, 1988a y 1988b; Thomas, 1989). En un nivel más general de abstrac-
ción, Mary Douglas (1986) ha desarrollado un sofisticado y fascinante
argumento que atribuye la legitimidad de las instituciones a su capacidad
para sostener "analogías naturalizadoras". Ella argumenta que las institu-
ciones empiezan como convenciones, las cuales, al estar basadas en la co-
incidencia de intereses, son vulnerables a la deserción, la renegociación y
el oportunisrno. Para institucionalizarse, una convención de conducta re-
quiere "una convención cognoscitiva paralela que la sustente", una analogía
que oscurece sus orígenes puramente humanos. Dotadas de esa base analó-
gica, las instituciones se presentan como "parte del orden del universo y
están listas para servir como la base del argumento". Pero no todas las con-
venciones pueden sostener analogías naturalizadoras, sino sólo aquellas
que "se conforman con una estructura de autoridad o precedencia", de
modo que "el patrón social refuerza los patrones lógicos y le da prominen-
cia" (Douglas, 1986, p. 52). Así, Douglas proporciona una base para antici-
par las clases de instituciones que pueden surgir y relaciona el orden insti-
tucional con los patrones de la jerarquía social.
La noción de que las ponderaciones relativas de la cognición, el afecto y
la evaluación cambian en varios escenarios de acción ha sido menos des-
arrollada. aunque también aquí se ven progresos recientes. Scott y Meyer
(cap. IV) distinguen entre dimensiones técnicas e institucionales analítica-
mente independientes de los ambientes organizativos: cuanto más desarro-
llado técnicamente esté un ambiente, mayor será el papel para la cognición
discursiva y analítica; cuanto más institucionalizado sea, mayores serán los
papeles de la razón práctica y, quizás, de la evaluación. Bell (1973) sugiere
que la economía, la cultura y la política están organizadas en torno a "prin-
cipios axiales" contradictorios en las sociedades postindustriales. Fried-
land y Alford (cap. IX) identifican varios dominios institucionales, cada uno
26 La necesidad de tal trabajo es evidente sobre bases empíricas. En vista de que cualquier
cosa que entra en la interacción humana puede convertirse en la base de una tipificación
compartida, ¿por qué algunas tipificaciones (la nación, la familia, la propiedad privada) son
mucho más fuertes que otras (los municipios, los primos segundos, las tierras comunales)?
Una teoría puramente cognoscitiva de la acción, incluso una que integre las ideas de Giddens
sobre el sistema de seguridad básico, no puede explicar las respuestas afectivas y normativas
sorprendentemente diferentes de los sujetos en el experimento de Zucker en "condiciones de
oficina" (cap. m) y de los participantes en el programa de investigación de la obediencia a la
autoridad de Milgram (1974).
INTRODUCCIÓN 65
ralmente las preguntas que los estudiosos de las organizaciones han hecho
y las clases de respuestas que han ofrecido.
Cuando se pensaba que las instituciones estaban basadas en los valores y
los compromisos, y se identificaban las instituciones formales con la bús-
queda relativamente racional de metas, tuvo sentido preguntar de qué ma-
nera la "zona de sombras" de las relaciones sociales informales propor-
cionaba un contrapunto a la estructura formal. Por el contrario, si la
legitimidad se deriva de explicaciones post hoc o señales simbólicas, es más
sensato concentrarse en la cualidad institucionalizada de las propias estruc-
turas formales. De hecho, es el hincapié en formas culturales estandari-
zadas como las explicaciones, las tipificaciones y los modelos cognoscitivos
lo que hace que los neoinstitucionalistas encuentren el ambiente en el nivel
de las industrias, las profesiones y las naciones-Estado, más que en las
comunidades locales que estudiaban los viejos institucionalistas, y lo que
lleva a ver la institucionalización como la difusión de reglas y estructuras
estándares, en vez del ajuste pertinente adaptativo de organizaciones par-
ticulares a escenarios específicos.
En otras palabras, las diferencias entre el viejo y el nuevo enfoque insti-
tucional de las organizaciones no podrían ser menos arbitrarias. Reflejan,
son conformadas por, y a su vez están empezando a influir en amplios y
convergentes cambios en toda la teoría social de las imágenes fundamenta-
les de la acción humana y de la sociedad.
actuar como una fuente de cambio, Scott (cap. VI) y Powell (cap. VII) argu-
mentan que la competencia de los profesionales crea conflicto y aumenta
la ambigüedad. Las disputas por la jurisdicción profesional generan incer-
tidumbre sobre las reglas y rutinas que se producen en situaciones espe-
ciales. De manera similar, DiMaggio (cap. x) describe la autonomía relativa
de los niveles organizacionales y demuestra que los mismos profesiona-
les de museos que se conducen correctamente en las organizaciones donde
trabajan promueven reformas radicales desde los foros en el nivel de sus
campos.
Friedland y Alford (cap. IX) exponen argumentos muy diferentes acerca
de la "contradicción institucional". La sociedad, sostienen, comprende varios
órdenes institucionales, cada uno con una lógica central-un conjunto de
prácticas materiales y de construcciones simbólicas- que constituyen sus
principios organizadores y que está disponible para que las organizaciones
y los individuos la sigan desarrollando. El conflicto ocurre cuando los órde-
nes institucionales se contradicen (por ejemplo, cuando las personas dispu-
tan acerca de tratar el trabajo de la mujer o la venta de órganos corporales
como si cayeran bajo las reglas del mercado, la familia o la religión). En
vez de enfrentar a los que están contra las instituciones con las institu-
ciones "conservadoras", la política trata de "las relaciones adecuadas entre
las instituciones" y de la pregunta "¿por qué lógica institucional deben re-
guIarse diferentes actividades y a qué categorías de personas se deben
aplicar?"
La perspectiva de Friedland y Alford aparentemente tiene mucha validez.
Puede discernirse el conflicto interinstitucional en la explicación que hace
DiMaggio (cap. x) de los modelos democráticos versus los de élite del mu-
seo de arte estadunidense en los años veinte y en la discusión que presenta
Galaskiewicz (cap. XI) de los esfuerzos de los líderes empresariales para
mantener un modelo comunitario, en vez de un mero modelo de mercado,
comunitario, del papel de las corporaciones en Minneapolis.
Fligstein presenta muy bien este punto al argumentar que ciertas estrate-
gias corporativas fueron favorecidas por los principales funcionarios ejecu-
tivos que tenían experiencia en comercialización y finanzas porque las
estrategias se ajustaban a sus intereses y competencias. Los ejecutivos de
éxito desarrollaron conceptos de control que llegaron a dominar sus indus-
trias y definieron normas de conducta adecuadas. Brint y Karabel (cap. xm)
observan el ajuste entre la agenda de los administradores de las escuelas
superiores locales de carreras breves y sus antecedentes y preocupación
por el estatus. DiMaggio describe a profesionales que buscaban cambios
radicales en las misiones y políticas de los museos, cambios que tenderían
a fortalecer sus propias posiciones en relación con la de los miembros de
sus juntas directivas.
En todos estos casos, los defensores del cambio se apoyaron en modelos
institucionalizados y emplearon explicaciones legítimas y sofisticadas, que in-
dudablemente creían, para mejorar sus posiciones. Pero las opciones favo-
recidas y los términos de debate tenían una clara afinidad con los intereses
de los participantes.
Los tres estudios de institucionalización -Galaskiewicz sobre la filan-
tropía empresarial, Brint y Karabel sobre las escuelas superiores locales de
carreras breves y DiMaggio sobre los museos de arte- convergen notoria-
mente al sugerir cómo el poder y los intereses conforman la evolución de
los campos organizacionales. Cada uno identifica la intervención de élites
orientadas a metas en puntos críticos del desarrollo de un campo; cada
uno identifica la construcción de organizaciones que abarcan todo un
campo, en las que los profesionales desempeñan los papeles principales,
que ejercen un efecto autónomo en la ideología y la conducta; y cada uno
registra contiendas entre los modelos institucionales que se conformaron
en tomo a consideraciones estratégicas. El asunto no es que los intereses
perseguidos no estuvieran de alguna manera institucionalizados, sino que
para los propósitos explicativos de cada artículo, e1lado activamente polí-
tico de la historia (que, en cada caso, tiene elementos decisivamente insti-
tucionales) es más pertinente.
Brint y Karabel sugieren que los neoinstitucionalistas todavía tienen
mucho que aprender del trabajo de Se1znick, que se concentró directamente
en el ejercicio del poder. "Nuestras dificultades con el nuevo ínstitucionalis-
mo -escriben- tienen menos que ver con sus dogmas que con sus silen-
cios." En algunos aspectos, la orientación profesional en las universidades
comunitarias o locales es una historia de libro de texto de la institucionali-
zación: un cambio en la misión organizacional promovida por élites clave
como una contribución a las metas de la justicia y del progreso económico
empezó lentamente y luego se difundió con amplitud. Pero es una historia
institucional con un giro extraño: la difusión ocurrió después de 60 años,
durante los cuales los administradores de las universidades locales. y sus
faliados estuvieron abogando sin éxito. ¿Qué es lo que explica, en primer
INTRODUCCIÓN 73
Las contribuciones a este libro reflejan un esfuerzo no sólo por tratar con
la política y el conflicto, sino también por ocuparse de los problemas de la
competencia y la eficiencia. Característico de este esfuerzo es el acerca-
miento entre el institucionalismo y el interés de la población en la ecología.
Los institucionalistas están mucho más dispuestos a reconocer la impor-
tancia de la competencia y de la selección organizacional de lo que estaban
antes (véase Powell, cap. VII). Los ecologistas, por su parte, ahora hacen
hincapié en la importancia de los factores institucionales en la competen-
da y explícitamente abandonan los modelos de la evolución organizacional
que tratan de resumir todo por igual (Hannan y Freernan, 1989). El capítu-
lo xv de Singh, Tucker y Meinhard es un buen ejemplo de esta convergen-
cia: por medio de modelos de población, los autores demuestran los efectos
del cambio institucional sobre la dinámica de la población y el efecto salu-
dable de la legitimidad institucional sobre las tasas de supervivencia de las
agencias de servicio social voluntario de Toronto. Sugieren que la compe-
tencia por la educación social decididamente rinde frutos.
En vez de negar la importancia de la competencia, ahora los teóricos de
la institución hacen hincapié en la variedad histórica e intersocial de los
regímenes competitivos y en el papel de las instituciones en la constitución
de esos regímenes. El capítulo XIV de Orrü, Biggart y Hamilton ejemplifica
esto con su comparación de la coordinación interempresarial en Japón,
Taiwan y Corea. Las estructuras de las empresas y sus redes son "sorpren-
dentemente uniformes o isomorfas dentro de cada economía, pero diferentes
de cada una de las otras: expresan los principios organizadores del ambien-
te económico". Los autores ponen en tela de juicio la noción de que las ins-
tituciones y los imperativos técnicos son inconsistentes; por el contrario,
encuentran que las consideraciones institucionales y técnicas "convergen
armoniosamente en la delimitación de las formas organizacionales", En
vez de "obstaculizar la eficiencia organízacional", las "distintas concepciones
de lo que constituye una actividad económica adecuada", en sus tres casos del
Lejano Oriente, "proporcionan una base para el orden del mercado y para
las relaciones competitivas".
De hecho, como sugieren Powell (cap. VII) y Scott (cap. VI), la tendencia
inicial de muchos neoinstitucionalistas de identificar las características téc-
74 INTRODUCCIÓN
cionales subóptimas pueden persistir por extensos periodos, rara vez espe-
ramos que las instituciones simplemente reflejen las fuerzas económicas y
políticas actuales. El punto no es discernir si las instituciones son eficien-
tes, sino llegar a explicaciones sólidas de cómo las instituciones incorporan
las experiencias históricas en sus reglas y lógicas organizativas.
RECONOCIMIENTOS
Debe hacerse una distinción clara entre la estructura formal de una organi-
zación y sus actividades de trabajo diarias. La estructura formal es un plan
para las actividades qUe incluye, ante todo, el cuadro de la organización:
una lista de las oficinas, departamentos, posiciones y programas. Estos ele-
mentos se vinculan mediante metas y políticas explícitas que conforman
una teoría racional del modo, y el propósito, al que se deberán ajustar las
actividades. La esencia de una organización burocrática moderna se en-
cuentra en el carácter racionalizado e impersonal de estos elementos es-
tructurales y de las metas que los vinculan.
Uno de los problemas centrales en la teoría de la organización es des-
cribir las condiciones qUe hacen surgir la estructura formal racionalizada.
/ En las teorías convencionales se supone que la estructura formal racional
es el instrumento más efectivo de coordinar y controlar las complejas redes
ORGANIZACIONES INSTITUCIONALIZADAS 81
adiestra y define a los profesionales con experiencia en estos campos, las or-
ganizaciones enfrentan presiones cada vez mayores para incorporar las
unidades de investigación y desarrollo.
A medida que se racionaliza la profesión prerracional de la prostitución
siguiendo lineamientos médicos, surgen más fácilmente organizaciones
burocratizadas -las clínicas de terapia sexual, los salones de masajes y
otros similares-o
A medida que surgen problemas de seguridad y contaminación ambien-
tal, y a medida que las profesiones y programas pertinentes se instituciona-
lizan en leyes, ideologías sindicales y opinión pública, las organizaciones
incorporan estos programas y profesiones.
El crecimiento de las estructuras institucionales racionalizadas en la so-
ciedad hace a las organizaciones formales más comunes y más elaboradas.
Esas instituciones son mitos que hacen a la vez más necesarias y más
fáciles de crear las organizaciones formales. Después de todo, los elemen-
tos con que se construyen las organizaciones se encuentran dispersos en el
panorama social; sólo se requiere un poco de energía empresarial para
integrarlos en una estructura. Y como se consideran estos elementos co-
rrectos, adecuados, racionales y necesarios, las organizaciones deben in-
corporarlos para evitar la ilegitimidad. De este modo, los mitos construidos
dentro de los elementos institucionales racionalizados crean la necesidad,
la oportunidad y el impulso para organizar racionalmente, por encima de las
presiones en este sentido creadas por la necesidad de manejar redes de
relaciones de proximidad:
Proposición l ) A medida que surgen reglas institucionales racionalizadas
en determinados campos de la actividad laboral, se integran y amplían organi-
zaciones formales al incorporar estas reglas como elementos estructurales.
Aquí están implícitas dos ideas: lA) A medida que los mitos institucio-
nalizados definen nuevos campos de la actividad racionalizada, surgen
organizaciones formales en estos campos. lB) A medida que surgen mitos
institucionales racionalizados en los campos de actividad existentes, las
organizaciones ya establecidas amplían sus estructuras formales para ha-
cerse isomorfas con estos nuevos mitos.
Para entender el mayor proceso histórico conviene observar que:
Proposición 2) Cuanto más modernizada esté la sociedad, más extendida
estará la estructura formal racionalizada en ciertos campos y mayor será el
número de campos que contengan instituciones racionalizadas.
Por consiguiente, las instituciones modernas se racionalizan completa-
mente y estos elementos racionalizados actúan como mitos que dan origen
a más organizaciones formales. Cuando se cambian las proposiciones 1) Y
2) se desprenden dos ideas más específicas: 2A) es más probable que surjan
o~anizacionesformales en las sociedades más modernizadas aun cuando
se mantenga constante la complejidad de las redes de relaciones inmedia-
tas; 2B) es probable que las organizaciones formales en determinado cam-
ORGANIZACIONES INSTITUCIONALIZADAS 85
El predominio de los
elementos institucionales
/ racionalizados ~
.
Moderruzación
/ ~ Laelaboración
prese~ciade las
y
~
organizacionales
~
La complejidad de las
red" de organización e /
intercambio social
Estabilización
~adY_~ .. Supervivencia
11
Eficiencia organizacional
~-----
_~--
~recursos
Tipos de organización
Hay dos problemas muy generales que enfrenta una organización si su éxi-
to depende principalmente del isomorfismo con reglas institucionalizadas.
96 LAS FORMULACIONES INICIALES
La resolución de inconsistencia
organización como algo que se halla en el futuro, esta estrategia hace que
la estructura actual de la organización sea ilegítima.
No obstante, en vez de basarse en una solución parcial, una organización
puede resolver los conflictos entre las reglas ceremoniales y la eficiencia
recurriendo a dos medios interrelacionados: la separación y la lógica de la
confianza.
La separación
Todas las organizaciones, incluso las que mantienen altos niveles de con-
fianza y de buena fe, están en ambientes que han institucionalizado los ri-
tuales racionalizados de la inspección y la evaluación, las cuales pueden
descubrir sucesos y divergencias que debilitan la legitimidad. Por tanto, las
organizaciones institucionalizadas minimizan la inspección y la evaluación
y las hacen ceremoniales.
De hecho, en las organizaciones institucionalizadas la evaluación acom-
paña y produce ilegitimidad. El interés del gobierno de los Estados Unidos
en la investigación sobre la evaluación, por ejemplo, tiene en parte la inten-
ción de debilitar a las autoridades estatales, locales y privadas que han
administrado los servicios sociales en ese país. Desde luego, las autori-
dádes federales por lo común no han evaluado los problemas que están
totalmente bajo la jurisdicción federal; sólo han evaluado aquellos en que
los controles federales son incompletos. De manera similar, los gobiernos
de los Estados han insistido en evaluar los fondos especiales que crean para
ORGANIZACIONES INSTITUCIONALIZADAS 101
beneficencia y educación, pero casi nunca evalúan los programas que fi-
nancian habitualmente.
La evaluación y la inspección son afirmaciones públicas del control
social que violan el supuesto de que todos actúan competentemente y de
buena fe. Tal violación disminuye la moral y la confianza. Así, la evaluación
y la inspección socavan los aspectos ceremoniales de las organizaciones.
Proposición 6) Las organizaciones institucionalizadas procuran reducir al
mínimo la inspección y la evaluación tanto por parte de sus gerentes internos
como de los componentes externos.
La separación y el evitar la inspección y la evaluación no son meras
estratagemas que usa la organización. También los componentes externos
evitan inspeccionar y controlar las organizaciones institucionalizadas
(Meyer y Rowan, 1978). Las agencias que otorgan registros, las juntas
~Separación de subunidades
~' estructurales entre sí y de las
__________ actividades
Isomorfismo con un
ambiente institucional ~Rituales de confianza y de buena fe
. - - - - - - - - - - - - J..
complejo
Evitar la inspección y la evaluación
efectivas
RECONOCIMIENTOS
MAX WEBER advirtió, en The Protestan Ethic and the Spirit of Capitalism, que
el espíritu racionalista que introdujo el ascetismo había logrado un impul-
so propio y que, en el capitalismo, el orden racionalista se había convertido
en una jaula de hierro en que la humanidad estaba presa, excepto por la
posibilidad de un nuevo despertar profético, "quizá hasta que se haya que-
mado la última tonelada de carbón" (Weber, 1952, pp. 181-182). En su en-
sayo sobre la burocracia, Weber retomó este tema y sostuvo que la buro-
cracia, la manifestación organizacional del espíritu racional, era un medio
tan eficiente y poderoso de controlar a los hombres y las mujeres que, una
vez establecida, no podía darse marcha atrás al impulso, a la burocrati-
zación (Weber [1922], 1978).
La imagen de la jaula de hierro ha obsesionado a los estudiosos de la
sociedad a medida que se aceleraba la burocratización. Pero aunque la bu-
rocracia se ha ampliado continuamente en los 80 años transcurridos desde
que escribió Weber, nosotros sugerimos que el mecanismo de raciona-
lización organizacional ha cambiado. Para Weber, la burocratización era
resultado de tres causas relacionadas: la competencia entre las empresas
capitalistas en el mercado; la competencia entre los Estados, la cual
aumentaba la necesidad de los gobernantes de controlar a su personal y a
sus ciudadanos; y las demandas burguesas por protección igual bajo la ley.
De estas tres, la más importante era el mercado competitivo. "Hoy día -es-
cribió Weber ([1922], 1978, p. 974)-la economía de mercado capitalista es la
que más demanda que los asuntos oficiales de la administración sean rea-
lizados con precisión, sin ambigüedades, continuamente y con tanta rapidez
como sea posible. Por lo regular, las empresas capitalistas modernas muy
grandes son modelos sin igual de estricta organización burocrática."
Nosotros afirmamos que las causas de la burocratización y racionali-
zación
I
han cambiado. Ya se ha logrado la burocratización de las grandes
empresas y del Estado. Las organizaciones siguen haciéndose más homo-
géneas y las burocracias siguen siendo la forma organizacional más común.
Sin embargo, en la actualidad el cambio estructural en las organizaciones
parece motivado cada vez menos por la competencia o por la necesidad de
eficiencia. Por el contrario, afirmamos que la burocratización y otras for-
104
J
RETORNO A LA JAULA DE HIE)mO 105
Aldrich (1979, p. 165), "los principales factores que las organizaciones de-
ben tener en cuenta son las otras organizaciones". Las organizaciones
compiten no sólo por recursos y clientes, sino también por poder político y
legitimidad institucional, por una buena condición social y económica.s El
concepto de isomorfismo institucional es un instrumento útil para atender
la política y la ceremonia que subyacen en gran parte de la vida organiza-
cional moderna.
El isomorfismo coercitivo
Procesos miméticos
Presiones normativas
Los hospitales funcional de acuerdo con una norma de legitimidad social que
frecuentemente entra en conflicto con las consideraciones de mercado de la efi-
ciencia y la racionalidad del sistema. Aparentemente, los hospitales pueden
aumentar el rango de sus servicios no porque haya necesidad real de un servicio
o instalación en particular dentro de la población de pacientes, sino porque sólo
se les considerará buenos hospitales si pueden ofrecer todo lo que otros hospi-
tales en la zona ofrecen [p. 505].
De nuestra discusión sobre los mecanismos por los que ocurre el cambio
isomorfo se deriva que debemos ser capaces de predecir empíricamente
cuáles campos organizacionales serán más homogéneos en estructura, pro-
ceso y conducta. Si bien una prueba empírica de esas predicciones está más
allá de los propósitos de este capítulo, en última instancia el valor de nues-
tra perspectiva radica en su utilidad de predicción. No se supone que
exponemos a continuación hipótesis que agoten el universo de elementos
que permiten predecir el cambio isomorfo, sino solamente sugerimos
varias hipótesis que pueden seguirse, usando los datos sobre las caracterís-
ticas de las organizaciones en un campo, ya sea en varios sectores o, pre-
feriblemente, en el tiempo. Las hipótesis se rigen de modo implícito por su-
puestos ceteris paribus, en particular en lo que respecta a tamaño, tecnología
y centralización de los recursos externos.
Las siguientes seis hipótesis describen los efectos esperados de varias ca-
racterísticas del campo organizacional sobre el grado de isomorfismo en
120 LAS FORMULACIONES INICIALES
RECONOCIMIENTOS
"LA ÚNICA idea común para todos los usos del término 'institución' es la de
alguna clase de establecimiento de permanencia relativa de una clase dis-
tintamente social" (Hughes, 1936, p. 180). Las explicaciones específicas de
la persistencia cultural han sido variadas y a menudo la institucionaliza-
ción y la persistencia no se han separado conceptualmente en forma clara.
Este capítulo muestra que un concepto mucho más desarrollado de la ins-
titucionalización, derivado en parte del planteamiento etnometodológico,
puede usarse para hacer predicciones más claras sobre la persistencia cul-
tural. Gran parte de la confusión de discusiones anteriores sobre la institu-
cionalización se centra en el uso de mecanismos intermediarios para
explicar la persistencia. Aquí se argumenta que no es necesario que estén
presentes la internalización, la autorrecompensa u otros procesos interme-
dios para asegurar la persistencia cultural, porque el conocimiento social
una vez institucionalizado existe como un hecho, como parte de la realidad
objetiva, y se puede transmitir directamente sobre esa base. Para actos alta-
mente institucionalizados, es suficiente que una persona simplemente diga
a otra que ésta es la forma en que se hacen las cosas. Carla individuo está
motivado a cumplir, porque de otra manera sus acciones y las de otros en el
sistema no se pueden entender (Schutz, 1962; Berger y Luckmann, 1967);
el proceso fundamental es aquel en que lo moral se hace real.' Sin embargo,
la institucionalización no está simplemente presente o ausente; a diferen-
cia de muchos de los planteamientos anteriores, la institucionalización se
define aquí como una variable con diferentes grados de institucionalización
que modifican la persistencia cultural que se puede esperar.
La investigación que se presenta aquí examina el efecto de los diferentes
grados de institucionalización en las realidades construidas sobre la persis-
126
EL PAPEL DE LA INSTITUCIONALIZACIÓN EN LA PERSISTENCIA CULTURAL 127
4 Como se demostró en un estudio anterior (Alexander, Zucker y Brody, 1970), las expecta-
tivas de que el movimiento de la luz seguirá un patrón y será estable explican la convergencia
de juicio. Cuando las expectativas de los sujetos se alteran, ya sea a través de instrucciones
que explican la ilusión autocinética o a través de oír por casualidad a un colaborador de los
experimentadores dar juicios divergentes sobre una luz qu~ no pue~en ver, s~ encontró q':le
los juicios de los sujetos no convergían; Sin embargo, las mst",lcclOnes básicas de Sh.enf.
usadas en los experimentos que se mencionan en este capítulo, dieron lugar a que los sujetos
mostraran convergencia en sus juicios.
134 LAS FORMULACIONES INICIALES
EL EXPERIMENTO DE TRANSMISIÓN
Sujetos
Aparato y procedimiento
En cada caso, se pidió a cada sujeto que llenara una tarjeta numerada,
diseñada para fortalecer la manipulación de la continuidad en las ins-
tituciones. En la condición de influencia personal, baja en continuidad, el
número asignado a cada sujeto fue 3; en las condiciones de contexto orga-
nizacional y de cargo, a cada sujeto se le asignó el número 103; en la condi-
ción de control, a cada sujeto se le asignó el número 21, que no representa
baja ni alta continuidad.
Después de que los sujetos entraban en el cuarto del experimento, se les
sentaba uno al lado del otro a una distancia de aproximadamente dos me-
tros y medio de la caja de luz. A todos los sujetos se les vendaron los ojos
antes de entrar en el cuarto y en los momentos que transcurrían al ingresar
las nuevas generaciones a fin de evitar el contacto visual con los otros suje-
tos. La persona que conducía el experimento se comunicaba con los su-
jetos por medio de un micrófono y pedía las respuestas por nombre o por
número (según la condición). En las condiciones de influencia personal y
de contexto organizacional, el experimentador controlaba el cronómetro y so-
licitaba las respuestas por medio del primer nombre del sujeto. Sin em-
bargo, en la condición de cargo, el sujeto que había estado durante más
tiempo en el cuarto controlaba el cronómetro colocado junto a él durante
el segundo grupo de 30 pruebas. El sujeto simplemente presionaba el bo-
tón que activaba la luz durante un periodo fijo. Las respuestas se solici-
taban por "Miembro 1" y "Miembro 2" en la primera prueba, después sólo
por "1" y "2". ./
EL PAPEL DE LA INSTITUCIONALIZACIÓN EN LA PERSISTENCIA CULTVRAL 137
Resultados
La condición de control
misión, los datos de Jacobs y Campbell (1961) sugirieron el uso de los nive-
les medios de respuesta de los sujetos ingenuos (nuevos) sucesivos para pre-
decir los niveles de respuesta de las generaciones posteriores. Aunque ellos
no lo notaron, en sus datos para las cuatro condiciones la tasa de dismi-
nución relativa en el nivel de respuesta hacia la línea de referencia básica
permanece esencialmente constante entre las generaciones bajo las mis-
mas condiciones. Esto queda bien ilustrado en su figura 2 (Jacobs y
Campbell 1961, p. 345): con una línea de referencia de 3.8 pulgadas, el
sujeto ingenuo hizo juicios medios (en 30 pruebas) de 12.4,9.3, 7.1 Y 5.8
pulgadas. Al examinar el coeficiente de elevación sobre la línea de referen-
cia en generaciones sucesivas, se puede observar que permanece esencial-
mente constante:
9.3 - 3.8 = .64;
12.4 - 3.8
en la condición de influencia personal que entre los de las otras dos condi-
ciones, probablemente porque el nivel de respuesta en la tercera gene-
ración se aproxima mucho a la respuesta de línea de referencia.
La figura m.i presenta los niveles de respuesta extrapolados basados en
el coeficiente de transmisión media, T, para cada condición experimental,
así como los datos experimentales reales en que se fundamentaron los coe-
ficientes. Se puede ver claramente las diferencias pronosticadas entre las
tres condiciones. En la condición de influencia personal, el nivel de respues-
CUADRO 111.3. Nivel medio de respuesta de los sujetos ingenuos durante tres
generaciones en el experimento de transmisión
Institucionalización
Influencia Contexto
Generación personal organizacional Cargo
Primera 6.53 9.44 10.51
Segunda 5.31 8.77 10.00
Tercera 4.58 8.25 9.79
5 Si bien es técnicamente posible usar dos generaciones -un coeficiente de ~l~vación arri-
ba de la línea de referencia-, se usaron tres generaciones para probar la suposición de que la
disminución también fue constante en el experimento descrito aquí.
140 LAS FORMULACIONES INICIALES
12
10
6
Contexto
anizacional (T=.88)
4 8 12 16 20 24 28 32 36
Generación
FIG URA I1I.1. Los niveles de respuesta extrapolados basados en los coefi-
cientes de transmisión determinados .por las primeras tres generaciones en
cada condición.
EXPERIMENTO DE CONSERVACIÓN
Sujetos
Aparato y procedimiento
Resultados
Sujetos
Aparato y procedimiento
Resultados
Se usó el análisis de varianza para estudiar las diferencias entre los nive-
les de respuesta del mismo sujeto en los experimentos de conservación y de
resistencia al cambio. El cuadro IlI.9 presenta los resultados. La información
proporciona un apoyo evidente de los efectos previstos de la institucio-
nalización en la resistencia al cambio. Así, el análisis de los resultados en el
experimento de resistencia al cambio sustenta de manera consistente los
pronósticos que se hicieron.
CONCLUSIONES y CONSECUENCIAS
LA RESISTENCIA AL CAMBIO
Consecuencia general
Grados de institucionalización
LA DESINSTITUCIONALIZACIÓN
Se ha realizado muy poco trabajo sobre los procesos por medio de los
cuales las instituciones desaparecen. Los resultados de mi experimento de
1977 fueron sorprendentes por la facilidad con que se crearon los efectos
institucionales: una manipulación de instrucción de una acción aparente-
mente trivial dio significado al sistema. Como indicaron los resultados de
mi tercer experimento, esos efectos fueron mucho más difíciles de destruir.
A menudo la institucionalización ocurre por accidente, como producto de
la creación de otras estructuras; la desinstitucionalización muy pocas veces
es accidental. Una vez institucionalizada, la estructura o actividad se puede
conservar sin una acción adicional: los elementos institucionalizados se in-
corporan en los sistemas de redes, y se resiste el cambio en cualquiera de
los elementos debido a los cambios que implicaría para todos los elementos
interrelacionados del sistema. (De esta manera es difícil suprimir las califi-
caciones en las clases universitarias porque las escuelas de graduados de-
penden de medidas de aprovechamiento del estudiante aparentemente com-
parables para tomar sus decisiones de admisión [Zucker, 1986; Nadel,
1953].) Todo sistema institucionalizado tiende a llevar un "equipaje" de es-
tructuras y actividades relacionadas que en el transcurso del tiempo se ins-
titucionalizan -un proceso al que ya me he referido (1987) como el "conta-
gio de la legitimidad"-.
CONCLUSIÓN
RECONOCIMIENTOS
comunidad, no se deben pasar por alto las relaciones verticales con los sis-
temas organizacionales de fuera de la comunidad, como el gobierno fe-
deral".
Sin embargo, aparentemente una generación de analistas organizacio-
nales pasó por alto esta limitación autoimpuesta -así como otro trabajo
teórico y empírico de Warren sobre la estructura de la comunidad- y se
tomó como totalidad el modelo truncado del artículo de la Administrative
Science Quarterly. Así, a pesar de sus considerables esfuerzos, la influencia
de Warren en la teoría y el análisis interorganizacional consistió en atender
los vínculos horizontales informales entre las organizaciones en la misma lo-
calidad, a costa de las relaciones extralocales verticales formalizadas. Nos
proponemos corregir esta omisión y reforzar la visión más amplia de
Warren de los sistemas interorganizacionales.
Durante las décadas de los sesenta y los setenta hubo un rápido desarrollo
del análisis de la política pública. Los primeros trabajos en este campo se
concentraron en los determinantes de las decisiones de política pública -las
características de los actores políticos, la naturaleza del contexto político y
burocrático, las actividades de los grupos de interés-, así como en el pro-
ceso de decisión mismo (véanse, por ejemplo, Wildavsky, 1964; Lindblom,
1968; Allison, 1971). Recientemente se atendieron no sólo las decisiones de
política sino también su ejecución, pues en los diferentes escenarios de la po-
lítica el examen reveló que, lejos de ser automática, la ejecución de las
decisiones de política pública es muy problemática. (Véanse, por ejemplo,
Moynihan, 1969, sobre los programas de pobreza; Neustadt y Fineberg,
1978, sobre las medidas de salud pública; Estes, 1979, sobre los servicios
para los ancianos.) Las cuestiones de ejecución son el punto principal para
algunos analistas (véanse, por ejemplo, Pressman y Wildavsky, 1973; Bar-
dach, 1977; Weatherly, 1979), y éste es el trabajo que antecede nuestros
propios esfuerzos.
Dar relevancia a la ejecución es resaltar las estructuras administrativas
que unen a los que toman las decisiones con los receptores de las reglas o
servicios. Las decisiones de que se trata son políticas públicas establecidas
en niveles nacionales o estatales que normalmente se supone serán llevadas
a cabo en los niveles locales. El aparato de ejecución está constituido como
un sistema interorganizacional: un conjunto de vínculos ordenados verti-
calmente y coordinados en forma horizontal que enlaza las unidades
administrativas de los niveles más altos con las unidades de servicio o
ejecución en los niveles más bajos, así como las unidades de un lugar con
las de otros lugares. Las unidades que participan pueden ser organizacio-
nes privadas o püblicas.
LA ORGANIZACIÓN DE LOS SECTORES SOCIALES 161
capaces de expresar sus propios temores y ansiedades. Tal vez este amplio en-
foque es el que distingue el estudio de "ejecución", un asunto de interés muy
reciente, del tema más tradicional, que es la administración pública.
El concepto de sector
Los Estados Unidos han avanzado muy poco hacia esta forma de centrali-
zación en comparación con otras sociedades corporativas muy organizadas,
como los países escandinavos, Suiza, los Países Bajos y, en menor grado,
Alemania y Francia. Como Wildavsky (1979, pp. 71-72) señala:
cionales. Las formas, como las unidades de servicio personal (por ejemplo,
clubes deportivos), que surgen bajo estas condiciones tienden a ser pequeñas
e inestables. Según parece, pueden surgir formas organizacionales fuertes y
estables en ambientes técnicos o institucionales, pero debe estar presente
uno de estos dos conjuntos de restricciones/apoyos.
Reconocemos que a menudo no es fácil distinguir las reglas y procedi-
mientos empíricamente técnicos de los institucionales, debido a que quie-
nes preparan reglas institucionales procuran que parezcan técnicas en su
contenido. Vivimos en una época en la que se tiene en gran estima la ca-
pacidad técnica (véanse Ellul, 1964; Berger, Berger y Kellner, 1973). Así se
espera que los trabajadores sociales sigan procedimientos detallados para
determinar la elegibilidad de los servicios o para proporcionar terapias
específicas a los clientes; los abogados se deben ajustar a condiciones
procesales muy detalladas para redactar un testamento o constituir una
empresa nueva. Tales requisitos se conciben de modo que parezcan de
carácter técnico, aunque no existen criterios para evaluar los resultados
independientemente de aquellos que evalúan la correspondencia con los pro-
cedimientos especificados.
Como Selznick (1949) indicó, con frecuencia los procedimientos institu-
cionales imitan los técnicos y viceversa: muchos procedimientos técnicos,
con el transcurso del tiempo, se institucionalizan. Las reglas procesales
que tenían una firme justificación técnica cuando se establecieron pueden
persistir mucho tiempo después de que sus contribuciones técnicas útiles
terminaron.
Tanto los ambientes técnicos como los institucionales dan origen a for-
mas organizacionales "racionales", pero cada tipo se asocia con una con-
cepción diferente de racionalidad. Los ambientes técnicos hacen hincapié
en una racionalidad que incorpora preceptos para igualar los medios y los
fines de maneras eficaces para producir resultados previsibles. Los ambien-
tes institucionales adoptan una racionalidad sugerida por el término ratio-
nale: éste proporciona una explicación que vuelve comprensibles y acepta-
bles las acciones pasadas y hace a la organización responsable de ellas.
Esta breve visión general de la distinción entre los ambientes técnicos y
los institucionales y sus implicaciones en la estructura organizacional
puede resumirse en seis proporciones. Las primeras cuatro se adaptaron
de Meyer, Scott y Deal (1981, pp. 153-154):
Niveles de sector
Powell, 1983). Por otra parte, es posible que sólo algunos niveles se vean
afectados, pues las formas organizacionales en un nivel sirven para admi-
nistrar o absorber la complejidad del ambiente y actúan para moderar sus
efectos en las unidades subordinadas más bajas. La investigación sobre las
escuelas públicas llevada a cabo por investigadores de Stanford propor-
cionó evidencia pertinente al respecto.
En un estudio que utilizó la información obtenida en una encuesta en 20
distritos de escuelas primarias en el área de la bahía de San Francisco,
Rowan (1981) encontró una fuerte asociación positiva entre la cantidad de
fondos federales y estatales especiales recibidos por estudiante y la magni-
tud del personal administrativo del distrito escolar, si se compensaba por
el tamaño del distrito. Un estudio posterior que llevaron a cabo Scott y
Meyer (1987) comparó escuelas públicas, católicas parroquiales y privadas.
Se encontró que las escuelas privadas no mostraban ninguna o sólo una mí-
nima estructura por encima del nivel escolar local. En parte, como conse-
cuencia, revelaron porcentajes proporciones administrativas considerable-
mente más altas en el nivel escolar que las escuelas parroquiales o públicas.
Aunque las escuelas católicas que se estudiaron se hallaban organizadas en
el nivel de área -en estructuras diocesanas-, los aspectos educativos de
estas estructuras eran muy restringidos y subdesarrollados en relación con
los distritos de escuelas públicas. Atribuimos esta diferencia en parte a que
las escuelas católicas se enfrentaron a ambientes administativos más sen-
cillos: no recibieron fondos estatales y los fondos federales recibidos
fueron administrados por los distritos públicos y dirigidos directamente a
las escuelas individuales para estudiantes calificados (véase Encamation,
1983). Al igual que Rowan, encontramos que la complejidad de los distritos
de escuelas públicas varió directamente según el número de programas es-
tatales y/o federales especiales en los que participó el distrito. Además,
encontramos que para las escuelas públicas de nivel medio o secundario,
pero no para las primarias, la complejidad administrativa en el nivel de la
escuela individual estuvo asociada también, en forma positiva, con el núme-
ro de programas públicos en que participaron. Aparentemente, la compleji-
dad en el nivel de distrito protege las escuelas primarias de los efectos de la
complejidad ambiental, más que en las escuelas de educación media o se-
cundaria. La evidencia obtenida de las escuelas de educación media o
secundaria apoya la noción de una vinculación débil entre los niveles de las
unidades educativas: en cierto modo cada nivel se ajusta en forma inde-
pendiente a las demandas que presenta el ambiente.
limitadas". De esta manera, en los sistemas escolares, por ejemplo, los fon-
dos están ligados a la información sobre la asistencia y se presta mucha aten-
ción a su contabilidad adecuada; en los hospitales, el reembolso federal se
basa en las categorías de diagnóstico que determinan cuántos días de aten-
ción a los pacientes internos se deben compensar. Las decisiones de finan-
ciamiento no prescriben en forma directa las decisiones programáticas e
instrumentales, pero crean presiones y establecen limitaciones sobre ellas y,
en el caso restrictivo, virtualmente pueden determinarlas.
El aumento de contadores está documentado en un estudio de Rowan
(1982). Mediante información longitudinal de una muestra aleatoria de 30
distritos escolares urbanos en California, estudió los cambios en la com-
posición del personal en intervalos de cinco años de 1930 a 1970. De acuer-
do con la hipótesis 10, Rowan (1983, p. 49) concluye:
dades sobre otro y cada uno demanda autoridad sobre distintas bases de
legitimidad -el "interés nacional", "la investidura constitucional", la "reli-
gión del localismo" (véanse Scott y Meyer, 1988)-. La variante contempo-
ránea del federalismo, como ya se indicó, es aquella en que los diversos nive-
les del gobierno dentro de un sector pueden ejercer una jurisdicción
independiente y sobrepuesta sobre los mismos tipos de decisiones. De esta
manera, Coleman y Hoffer (1987) caracterizan el ambiente anterior de la
escuela pública como si hubiera consistido, a menudo, en una "comunidad
funcional" donde las normas sociales se desarrollan fuera de la estructura
social de la comunidad local, en contraste con el ambiente de hoy día, al que
describen como una "red abierta", en que las escuelas trabajan en un con-
texto de valores incompatibles y afirmaciones conflictivas de autoridad.
Cuando se centralizan, unifican y concentran los diferentes tipos de deci-
siones dentro de un sector, esperaríamos observar un conjunto de controles
en línea vertical relativamente directos entre las organizaciones en niveles di-
ferentes dentro del sector y componentes administrativos relativamente
escasos en cada nivel. Nuestro pronóstico es que
H12 Se espera que las organizaciones que actúan en sectores que se carac-
terizan por la toma de decisiones programática centralizada, unificada
y concentrada estén estrechamente asociadas en todos los niveles y
muestren componentes administrativos relativamente pequeños en
cada nivel.
En los Estados Unidos, los ejemplos de esos arreglos incluyen las agen-
cias del sector público como la Social Security Administration (SSA) [Admi-
nistración del Seguro Socia1], que administra los beneficios del seguro social
por medio de un conjunto de departamentos y agencias que trabajan en los
niveles federal, estatal y local, y el Internal Revenue Service (IRs) [Servicio de
Ingresos Fiscales Internos] responsable de la administración del programa
del impuesto sobre la renta.
Como ya se indicó, ejemplos de sectores que incluyen las organizaciones
públicas así como las privadas que presentan niveles más altos de centra-
lización, unificación y concentración se encuentran en otras sociedades
organizadas en un orden corporativo en el que los intereses privados se
estructuran en asociaciones máximas, ejercen autoridad pública (auto-
rizada por el Estado) y de esta manera pueden lograr una "concertación"
(unificación) de la toma de decisiones. Streeck y Schmitter (1985) hacen
una discusión reveladora de las ventajas de control de que disfruta esta for-
ma de "gobierno de interés privado", en comparación con formas más con-
vencionales de autoridad pública.
La mayoría de los sectores en los Estados Unidos, por el contrario, se ca-
racterizan en este momento por niveles relativamente altos de frag-
mentación y federalización y por grados variables de centralizaci6n. Se
LA ORGANIZACIÓN DE LOS SECTORES SOCIALES 183
Las formas de control que dentro de los sectores ejercen las unidades más
altas sobre las más bajas están muy relacionadas con las características de
la toma de decisiones en el sector. Se pueden distinguir tres tipos de con-
trol importantes, según los indicadores utilizados para evaluar el desem-
peño (véanse Donabedian, 1966; Suchman, 1967; Scott, 1977): 1) Los con-
troles estructurales se concentran en "las características organizacionales o
de los participantes que se supone tienen un efecto en la eficacia organiza-
cional, que incluyen [características] administrativas que apoyan y dirigen
las actividades de producción" (Scott, 1977, p. 84); por ejemplo: las medi-
das para determinar la eficiencia de las instalaciones y del equipo o las ap-
titudes del personal. 2) Los controles de proceso "se concentran en las
actividades que desempeñan los participantes organizacionales y la evalua-
ción consiste en determinar el grado de conformidad con estos estándares
de desempeño" (Scott, 1977, p. 82); por ejemplo: parámetros de cantidad
(número de clientes atendidos o unidades producidas) o evaluaciones de
calidad basadas en algún estándar de desempeño específico. Y 3) "Los indi-
cadores de resultado se concentran en las características específicas de los
materiales o los objetos en los que la organización ha realizado alguna
operación" (Scott, 1977, p. 75); por ejemplo: medidas de mortalidad o de
patología de los pacientes en las organizaciones de cuidado de la salud o
medidas sobre la información o las aptitudes de los estudiantes en los esce-
narios educativos.
H16 Las organizaciones que actúan en los sectores muy desarrollados técni-
ca pero no institucionalmente estarán sujetas principalmente a con-
troles entre niveles que resaltan los resultados.
186 LAS FORMULACIONES INICIALES
H18 Las organizaciones que actúan con sectores con toma de decisiones
centralizada pero fragmentada o federalizada probablemente estarán
sujetas, sobre todo, a controles entre niveles que hacen hincapié en los
procesos.
Las autoridades que deben compartir el control con otras unidades, como
en el caso de sectores fragmentados o federalizados, muy rara vez pueden
exigir cambios en los resultados. Lo que pueden hacer es presentar pruebas
de que se está haciendo un esfuerzo para lograr sus metas. Los controles de
proceso -que se concentran en la cantidad de clientes procesados y de ser-
vicios administrados- proporcionan esas pruebas.
CONCLUSIÓN
RECONOCIMIENTOS
Este documento se publicó por primera vez hace siete años (véanse Scott y
Meyer, 1983). En esta versión revisada, los autores han tratado de modi-
ficar y actualizar los argumentos teniendo en cuenta los estudios subse-
cuentes y al mismo tiempo han tratado de retener la esencia del original, ya
que reseñó la bibliografía sobre la organización-ambiente de los años seten-
ta y trató de dar una dirección nueva para su desarrollo en los ochenta.
La preparación de la versión original se financió en parte con fondos de
la División Organizacional y de Política Educativa del Instituto Nacional
de Educación (donación núm. OB-NIE-G-SO-Ol11) administrada por el Insti-
tuto para la Investigación sobre Finanzas y Gobierno Educativo, Centro
para la Investigación Educativa, Universidad de Stanford. Los análisis y las
conclusiones no reflejan necesariamente los puntos de vista o las políticas
de ninguno de los dos institutos.
El trabajo original se benefició de los comentarios y sugerencias de
Elaine Backman, Mary Bankston, Eleanor Ferguson, Mitchell LaPlante,
Allyn Romanow, John Sutton, Sharon Takeda, Michael Tamuz y David
Weckler, la mayoría de los cuales estuvieron con nosotros en un seminario
informal para desarrollar estas ideas y diseñar los estudios para compro-
barlas.
En la revisión de este capítulo, los autores fueron apoyados con las ob-
servaciones y comentarios de Broce L. Black, Andrew Creighton, Paul J.
DiMaggio, Frank R. Dobbin, Ronald L. Jepperson, David Strang, Lynne G.
Zucker yen especial de Walter W. Powell
SEGUNDA PARTE
1 MacIver (1931, pp. 15-17) distingue claramente entre una asociación, como un grupo
organizado, y una institución, como un procedimiento organizado.
2 Véanse Eisenstadt (1968) para un catálogo de los usos del término: Znaniecki (1945) para
una amplia discusión histórica del pensamiento institucional, y Seott (1987b) para un panora-
ma del \1SO del concepto en el análisis organizacional.
193
194 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
3 Este capítulo aprovecha un gran número de trabajos, pero especialmente los de Fararo y
Skvoretz (1986); Zucker (1983) en este libro; y Meyer, BaH y Thomas (1987). También Sartorí
(1984) y Cohen (1980), capítulo 7, proporcionan ideas importantes y complementarias sobre
los requisitos de una buena conceptualización -ideas que este capítulo trata de emplear-o
INSTITUCIONES, EFECTOS INSTITUCIONALES E INSTITUCIONALISMO 195
INSTITUCIONES E INSTITUCIONALIZACIÓN
4 Estas imágenes se reflejan en los trabajos de un gran número de teóricos sociales, entre
ellos Mead (1934, pp. 261 ss.); Parsons (1951); Gerth y MilIs (1953); Berger y Luckmann
(1967); Durkheim ([1901] 1950); Davis (1949); Hayek (1973); Goffman (1974); Buckley (1967);
Eisenstadt (1968); March y Olsen (1984); Douglas (1986); Maclver (1931); Giddens (1984,
p. 375, Y 1982, p. 10); Bierstedt (1970, p. 320); Shibutani (1986, p. 16); Stinchcombe (1986a,
pp. 904·905).
5 Aquí sigo a Zucker (1983) al representar los términos como variables de proceso y pro-
piedad, aunque no la sigo en los detalles de la conceptualización.
6 He adaptado libremente una caracterización que proporcionan Fararo y Skvoretz (1986).
También me baso en Przeworski y Sprague (l971). Debo agregar que las instituciones no
196 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
equivalen a las normas. Muchos teóricos han distinguido las normas de las instituciones
haciendo estas últimas autocontrolables, no así las primeras. Véanse, por ejemplo, Schotter
(1981, pp. 10-12); también Parsons (por ejemplo, 1951, p. 20); según Parsons, una norma está
institucionalizada si su cumplimiento es recompensado o sancionado.
INSTITUCIONES, EFECTOS INSTITUCIONALES E INSTITUCIONALISMO 197
7 "Las situaciones institucionalizadas con sus arreglos morales y prácticos crean obliga-
ciones y poderes de los individuos, crean actividades" (Stinchcombe, 1986a, p. 905).
8 Para ejemplos de muchas formulaciones adicionales, paralelas, véanse Berger y Luck-
mann 0967. p. 60) (las instituciones incorporan "10 que todo el mundo sabe", "el conocimien-
to de recetas"); Lachmann (1971, p. 13) (son "mapas que orientan" las acciones futuras de
otros), y Parsons (las instituciones producen un acuerdo sobre la línea de acción específica
que demanda una situación).
9 Parece especialmente arbitrario asociar las instituciones (corno a menudo se hace en las
discusiones actuales) con la ausencia de pensamiento o con una evaluación positiva. Esta
práctica introduce clandestinamente afirmaciones empíricas no probadas en nuestra concep-
tualización, lo que después perjudica el debate teórico. Por ejemplo, tanto Mary Douglas
como Lévi-Strauss parecen asociar las instituciones con la ausencia de pensamiento (con '10
INSTITUCIONES, EFECTOS INSTITUCIONALES E INSTITUCIONALISMO 199
irreflexivo") (Douglas, 1986; Léví-Strauss, 1966). Así, las sociedades modernas, que revelan
una mayor reflexión sobre las prácticas sociales, probablemente estén menos instituciona-
lizadas que las no modernas (por ejemplo. las tribales). (Para Lévi-Strauss, los sistemas tri-
bales son culturas "frias" y tienen sus instituciones sociales entrelazadas con la naturaleza y
sin las contradicciones endógenas que generan el cambio.) En contraste, Stinchcombe argu-
menta que las sociedades modernas poseen tanto mayor reflexibilidad como mayor capacidad
institucional autorreproductora (1968, p. 115). Necesitamos tratar esas diferencias como sus-
tantivas teóricamente, a las que es preciso juzgar de manera empírica, en vez de ignorarlas al
considerarlas definitoriamente.
\0 En una versión anterior de este capítulo, los comentarios de Francisco Ramírez propicia-
ron este párrafo. Él da un excelente ejemplo en su discusión sobre la misa anterior al
Vaticano TI: "Nadie pondría en duda su carácter institucional. La misa siempre consistió en la
ejecución de una acción promulgada, nunca fue el producto de una acción colectiva. La misa
se celebró en latín; se prescribió rigurosamente la secuencia de actos. Cada acto tuvo un nom-
bre. Lo que el sacerdote tuvo que hacer para cumplir con una acción determinada estaba pre-
visto en un documento escrito; también estuvo cuidadosamente prescrito lo que los demás
tenían que hacer en respuesta (pararse, hincarse, persignarse). La única variable fue el con-
tenido del sermón (al que ahora se llama homilía) y si el escrito se cantaba. [... ] Desde una
perspectiva ajena, una producción tipo zombi. Pero aunque no se atribuya un alto grado de
comprensión a los participantes (no todos tomaron un curso sobre liturgia o sabían que el
color de las vestiduras usadas en determinado día tenía un significado simbólico preciso), casi
todos podían decir que la misa fue para adorar a Dios y que se debía ir a misa todos los do-
mingos y otros días de guardar. Los participantes no llevaban a cabo simplemente secuencias
de interacción estandarizada sin haber compartido alguna parte de la historia referente al
asunto del que se ocupaba la práctica".
200 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
Formas de institucionalización
Grados de institucionalización
por hecho. Si los miembros de una colectividad dan por hecho una institu-
ción porque no están conscientes de ésta y por tanto no la cuestionan, o
porque se ha interrumpido cualquier propensión a ponerla en tela de juicio
debido a la eliminación de instituciones o principios alternativos (por ejem-
plo, al quitarles legitimidad mediante referencias a la ley natural o espiri-
tual), la institución será sin duda menos vulnerable al reto y la intervención
y tendrá más probabilidad de permanecer institucíonalizada.O
EL CAMBIO INSTITUCIONAL
Los efectos institucionales son los que presentan a las instituciones como
causas. Los efectos institucionales imaginados pueden ser sobre las institu-
ciones, como variables dependientes (pongamos por caso los efectos del
Estado en la ciencia), o sobre variables dependientes que no están repre-
sentadas en sí mismas como instituciones (por ejemplo, los efectos de los
cambios en el sistema educativo sobre las opciones del consumidor). De
esta manera se pueden identificar dos clases importantes de efectos institu-
cionales.
Las explicaciones institucionales son las que describen efectos institu-
cionales, o que ponderan altamente los efectos institucionales en relación
con otros efectos, o que separan las características institucionalmente cau-
sadas de un objeto analítico. Por tanto, las teortas institucionales son las
que incluyen las explicaciones institucionales. El institucionalismo es una
estrategia teórica que incluye las teorías institucionales y busca desarro-
llarlas y aplicarlas.
Tal vez se entienda mejor el institucionalismo por su contraste con otras
líneas de teoría. Una manera de diferenciar los argumentos sociológicos es
observar el grado en que representan las unidades como socialmente cons-
truidas y por los niveles de análisis que emplean con más frecuencia en
sus proposiciones causales. La dimensión de "niveles" distingue, más o
menos, entre las imágenes metodológicamente estructuralistas y las indi-
vidualistas; la dimensión de "construcción" distingue entre las concep-
ciones fenomenológicas y las realistas de las unidades y los procesos causa-
les. Estas dos dimensiones permiten un cuadro sencillo de líneas de teoría
(véase figura V.l).25 El institucionalismo considera las instituciones causas,
de manera que necesariamente hace hincapié en la alta construcción social
yen los efectos de orden más alto. Así, en los nombres que se emplean en
esta sección, el institucionalismo tiende a ser tanto "fenomenológico" como
"estructuralista". Trato en primer lugar estas dos dimensiones en forma
1 2
Construcción alta "Cultura organízacional": Institucionalismo
(fenomenológica) interacción simbólica
3 4
Construcción baja Actor y/o tentativas de reduc- Ecologia social; dependencia
(realista) ción funcional; economia de los recursos; alguna
neoclásica; psicología de la teoría de redes
conducta; casi toda la
economia neoinstitucional;
alguna teoría de redes
26 No estoy satisfecho con el calificativo "realista", pero no tengo una mejor alternativa. "El
realismo" ha tomado las connotaciones que deseo sugerir. De hecho, hay dos formas distintas
de realismo. La primera, un realismo naturalista, ejemplificado en los argumentos de tipo de
selección racional, que ve las unidades como si tuvieran una alta autonomia social y las re-
presenta como bloques de construcción primordiales de la estructura social. La segunda, el
realismo estructural social, que considera que las unidades están muy restringidas por las
posiciones que ocupan dentro de las redes de estatus y funciones (por ejemplo, White,
Boorman y Breiger, 1976). Pero estos últimos argumentos siguen siendo una variante del
realismo porque no ven las unidades mismas (o las redes) como resultados de la construcción
social o de los procesos de constitución. Consideran que las redes representan patrones "con-
cretos" de interacciones (una palabra común que indica imágenes realistas); las unidades
vinculadas por estas redes de infraestructura son exógenas a la teoría,
27 Los argumentos fenomenológicos permiten dos tipos diferentes de efectos instituciona-
les: las instituciones pueden actuar como reglas o instrucciones que generan y definen objetos
sociales; pueden actuar en forma independiente como reguladores de los procesos sociales.
Compare con la obra de Fararo y Skvoretz (1986. p. 243).
INSTITUCIONES, EFECTOS INSTITUCIONALES E INSTITUCIONALISMO 209
31 Así, las proposiciones institucionales incluyen (pero no se limitan a) las "teorías de los
efectos de la teorización" (Bourdieu, 1977, p. 178). Por ejemplo, Pfeffer, en su texto sobre el
análisis organizacional, siguiendo a Zucker, da varios ejemplos de los efectos institucionales
que ocurren porque los rpiembros de la organización consideran un proceso como si estuviera
institucionalizado en l~tructura formal (Pfeffer, 1982, pp. 241, 242, 244).
INSTITUCIONES, EFECTOS INSTITUCIONALES E INSTITUCIONALISMO 213
RECAPITULACIÓN
RECONOCIMIENTOS
I Los desarrollos relacionados con la ciencia política (por ejemplo, March y Olsen, 1984) y la
economía (por ejemplo, Williamson, 1981) se excluyen del análisis. Estas variantes recurren y
se apartan a la vez del.lrabajo sociológico en formas demasiado complejas para analizarlas en
este capítulo.
216
RETOMANDO LOS ARGUMENTOS INSTITUCIONALES 217
Meyer y Rowan (1977, p. 343) comienzan también con esta concepción ge-
neralizada: "En las sociedades modernas, los elementos de la estructura
formal racionalizada están firmemente engranados con los entendimientos
difundidos de la realidad social y los reflejan". La mayor parte de sus pro-
posiciones formales se conciben en este nivel muy general. Por ejemplo,
"Proposición 1. A medida que surgen reglas institucionales racionalizadas
en determinados campos de la actividad laboral, las organizaciones forma-
les se integran y extienden por medio de incorporar estas reglas como ele-
mentos estructurales" (1977, p. 345). Sin embargo, también introducen el
concepto de los mitos racionales, una noción que tiende a sugerir que la
racionalidad puede no ser toda de una pieza sino diferenciada, presentán-
dose en varias formas y apariencias. Señalan que "las normas de raciona-
lidad no son simplemente valores generales. Existen en formas mucho más
específicas y poderosas en las reglas, los entendimientos y los significados
que se dan alas estructuras sociales institucionalizadas" (1977, p. 343).
Cabe señalar que en su discusión hay múltiples y diferentes ejemplos de
fuentes potenciales de mitos racionalizados: la opinión pública, los sistemas
educativos, las leyes, los tribunales, las profesiones, las ideologías, las tec-
nologías, las estructuras reguladoras, los honores y los premios, los órganos
de certificación y acreditación, los requisitos y las aprobaciones guberna-
mentales. Si bien no se persigue de manera sistemática, está fuertemente
implícito que no hay uno sino muchos ambientes institucionales y que
algunas supuestas fuentes de mitos racionalizados pueden hallarse en
competencia, si no en conflicto. Así, se da un paso importante para avan-
zar de un modelo generalizado de contextos institucionales a uno diferen-
ciado: de una concepción de el ambiente institucional a una de múltiples
ambientes institucionales alternativos.
La burocracia afirma que no hay posibilidad de separar los medios de los fines
[...] En la burocracia los medios son característicamente tan importantes, o casi
tanto, como los fines. Es cuestión no sólo de obtener un pasaporte para alguien,
sino de obtenerlo por los medios adecuados [...] A los medios y procedimientos
adecuados se les otorga un valor moral positivo, yen muchos casos se supone
que, aun cuando se obtenga el fin legítimo por medios ilegítimos, el daño que
esto provoca a la agencia burocrática pesa más que cualquier beneficio de la
acción [1973, p. 53].
Meyer y Rowan hasta hoy, la cual hace hincapié en los aspectos simbólicos
-tanto cognoscitivos como norrnativos- del ambiente ha modificado sig-
nificativamente las concepciones previas de los ambientes organizacio-
nales. Se ha exigido que los modelos que prestan atención exclusiva a las
características técnicas incorporen elementos culturales. Hay un creciente
reconocimiento de que ninguna organización es sólo un sistema técnico y
que muchas organizaciones no son principalmente sistemas técnicos.
La creciente atención a los factores institucionales ha contribuido al reno-
vado interés en la sociología de la cultura y a la vez lo ha aprovechado. La
insistencia "cultural nueva", ejemplificada en el trabajo de Berger, Bourdíeu,
Douglas, Foucault y Habermas, presenta la cultura como "el aspecto expre-
sivo-simbólico de la conducta humana" (Wuthnow, et al., 1984, p. 3; véanse
también Wuthnow y Witten, 1988). La cultura no está limitada a los pen-
samientos o valores internos, subjetivos de los individuos, o a alguna
noción amorfa de una conciencia colectiva, sino que se reconoce que cons-
tituye su propia realidad objetiva -aunque es una realidad socialmente
construida-o Ya no se acepta que la importancia de la cultura consiste
exclusivamente en su impacto sobre la estructura social. Más bien, los sis-
temas culturales no sólo se pueden estudiar como fenómenos sociales
interesantes por derecho propio; pueden influir en el mundo social inde-
pendientemente de su efecto sobre las estructuras sociales al afectar los
significados que se atribuyen a estas estructuras (Wuthnow et al., 1984).
De esta manera, Meyer y Rowan (1977) argumentan que la estructura for-
mal de una organización tiene importancia aparte de su efecto sobre la
conducta de los participantes organizacionales, ya que significa racionali-
dad y un orden determinado, lo que aumenta la legitimidad de sus opera-
ciones ante los ojos de los participantes y los elementos que la componen.
Por último, la imagen de Swidler (1986, p. 273) de la "cultura como una
'caja de herramientas' de símbolos. historias, rituales y visiones del mundo,
que las personas pueden usar en diferentes configuraciones para resolver
distintas clases de problemas", está de acuerdo con nuestra insistencia de
que pueden existir múltiples versiones que compiten entre sí de los sistemas
de creencias institucionalizados entre los que, en cierta medida, las orga-
nizaciones pueden seleccionar (véase Scott, 1990). En la siguiente sección
se amplía este argumento.
Legitimidad
les más amplios si se quiere que la organización sea legítima y por tanto
tenga derechos reconocidos sobre los recursos sociales, la legitimidad ha
sido interpretada en gran medida como si perteneciera a las evaluaciones so-
ciales de las metas organizacionales. Ésta es la concepción que han adopta-
do Pfeffer y sus colegas (véanse Dowling y Pfeffer, 1975; Pfeffer y Salancik,
1978). En contraste con este enfoque en las evaluaciones basadas en la
importancia o la conveniencia de las metas organizacionales, Berger y sus
colegas (Berger, Berger y Kellner, 1973) subrayan los aspectos cognosciti-
vos de la legitimación, en particular las teorías o explicaciones que relacio-
nan los medios con los fines. La legitimación tiene que ver con el problema
de "explicar o justificar el orden social de tal manera que las disposiciones
institucionales sean subjetivamente plausibles" -el problema de motivar a
los actores a que emprendan acciones ubicándolos "dentro de un mundo
significativo comprensible" (Wuthnow et al., 1984, p. 50)-.
Berger y sus colegas argumentan que adquirir legitimación es especial-
mente importante, a la vez que problemático, para las organizaciones que
se hallan en ambientes institucionales -en sus términos, para las estruc-
turas burocráticas en comparación con las tecnológicas- debido a su for-
malidad abstracta.
2 Una versión anterior de esta sección apareció por primera vez en Scott (l987a).
228 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
March y otros nos han enseñado (por ejemplo, March, 1981; March y
Olsen, 1984) que no todo lo que sucede es necesariamente intencional, que
no todo producto es resultado de un proceso consciente de decisión. Este
conocimiento nos ayuda a explicar algunos efectos de los ambientes insti-
tucionales que mis colegas y yo hemos descrito en varios estudios recientes
(véanse Meyer y Scott, 1983b; Scott y Meyer, 1988; Meyer et al., 1988).
Una proposición bien conocida en la teoría de sistemas abiertos es que
las organizaciones tenderán a delinear la complejidad de los elementos
ambientales dentro de sus propias estructuras (Buckley, 1967). Hemos bus-
cado empíricamente una instancia específica de este argumento: que "las
organizaciones que actúan en ambientes más complejos y conflictivos
exhibirán mayor complejidad administrativa y una coherencia reducida de
programas" (Scott y Meyer, 1988, p. 129). Para probar esta predicción,
examinamos la organización de los sectores sociales tanto centralizados
como fragmentados -una situación que, argumentamos, crea una comple-
jidad administrativa desproporcionada en la estructura de las organiza-
ciones locales que tratan de relacionarse con ellos (véanse también Meyer y
Scott, 1983b)-.
Aquí el argumento no es que por poder y/o autoridad los agentes am-
bientales requieren ese desarrollo administrativo (aunque a veces sí), ni
que los agentes ambientales necesariamente proporcionan incentivos para
el desarrollo administrativo (aunque a veces sí), ni que los gerentes organi-
zacionales deciden agregar conscientemente componentes a sus estruc-
turas administrativas con el fin de tratar, de manera más efectiva, con un
ambiente diferenciado (aunque, de nuevo, algunas veces sí toman esas ac-
ciones). Más bien, por medio de Un conjunto amplio de procesos de adap-
tación que ocurren durante un periodo y que va desde la cooptación de los
representantes de los elementos ambientales pertinentes hasta la evolución
de funciones limitantes especializadas para tratar con contingencias estra-
tégicas, las organizaciones llegan a reflejar o duplicar aspectos sobre-
234 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
formales y las áreas a las que se aplican" fue resultado de procesos no orga-
nizacionales, sino institucionales:
Según este punto de vista, los acuerdos sobre la naturaleza del sistema escolar y
las normas que lo gobiernan se logran en niveles colectivos muy generales (por
medio de procesos políticos, desarrollo de símbolos comunes y convenios ocupa-
cionales). Cada escuela y distrito -y cada profesor, director y funcionario de dis-
trito- adquiere un entendimiento del proceso educativo y de la división de
trabajo, no por la relación con otros dentro de la misma unidad organizacional,
sino por participar en el mismo ambiente institucional y compartir la misma
"cultura" educativa [Meyer, Scott y Deal, 1981, pp. 159-160].
CONCLUSIÓN
RECONOCIMIENTOS
1
Comprador ----+ Corredor ----+ Casa de ~ Piso de negociaciones
corretaje
Cámara de oolpem.ci6n
2 Como Meyer, Scotty Deal (1981, pp. 175 Y 176) señalan en una discusión de problemas
teóricos no resueltos, "las organizaciones técnicas satisfacen sus ambientes con toda clase de
productos de valor abstracto que resultan concretamente inútiles".
3 Convendría estudiar cómo han cambiado las influencias institucionales en diferentes
épocas. Por ejemplo, los estudios de casos de industrias antes de la intervención del Estado o
la investigación sobre los orígenes de las asociaciones comerciales podrían proporcionar una
idea del proceso de institucionalización.
242 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
4 Hannan y Freeman (1989, p. 37) sostienen que '10s procesos de selección son multídimen-
sionales ~que la eficiencia en la producción y la comercialización, ampliamente definida, es sólo
una de las dimensiones pertinentes". Los autores comparten la opinión de muchos sociólogos
políticos y teóricos del institucionalismo de que, en muchas circunstancias, los vínculos polí-
ticos y sociales son más importantes para la supervivencia que la eficiencia.
EXPANSIÓN DEL ANÁLISIS INSTITUCIONAL 243
5 Los ecologistas muestran gran propensión a responder a la noción de que los factores
institucionales suceden en el nivel de la población y, por tanto, pueden configurar los proce-
sos competitivos. Los descubrimientos de Carroll y Huo (1986) muestran que las variables
institucionales afectan fuertemente las tasas de fundación y fracaso de las organizaciones
periodísticas en el área de la Bahía, Hannan y Freeman (1987) afirman que la legitimación
produce dependencia respecto de la densidad positiva, es decir, la fuerza de las reglas institu-
cionales que apoyan la organización racional influye en la fundación de sindicatos laborales
nacionales. Tucker el al. (1988; véase también el capítulo xv, en este libro, de Singh, Tucker y
Meinhard) muestran cómo los grandes cambios institucionales pueden alterar categórica-
mente la dinámica ecológica dentro de una población de organizaciones de servicio social.
Los autores se concentran en el papel del Estado en cuanto al establecimiento de las condi-
ciones que estimulan la fundación organizacional. En un documento sobre el mismo tema,
Singh, Tucker y House (1986) muestran que el apoyo de actores colectivos poderosos ayuda a
disminuir la tasa de mortalidad a medida que las organizaciones son más antiguas, en tanto
que la pérdida de legitimidad externa aumenta significativamente la probabilidad de fracaso.
El efecto de la legitimidad persistió cuando controlaron la forma organizacional, la escasez de
recursos, la munificencia y la densidad de población. Esta rama de la investigación hace hin-
capié en que el análisis de los factores institucionales es fundamental para el estudio de la
organización formal. Aunque los ecologistas han hecho funcional el ambiente institucional en
formas no del todo satisfactorias para los teóricos institucionales (véase la critica de Zucker,
1989), existe claramente un área importante de consenso: los procesos institucionales y los
ecológicos pueden ser complementarios.
244 REFINAMIENTO DE LATEORíA INSTITUCIONAL
LA REPRODUCCIÓN INSTITUCIONAL
las elecciones iniciales excluyen opciones futuras, incluso las que serían
más efectivas a la larga. Estos procesos ocurren tanto en el nivel de la orga-
nización individual como en el nivel colectivo de la industria o del campo.
Los argumentos que dependen de la trayectoria ayudan a explicar una de
las más interesantes observaciones en la teoría de la organización: el ar-
tículo clásico de Stinchcombe (1965, pp. 153-164) sobre los procesos de
fundación, el cual sugirió una impresión permanente de características
estructurales básicas -composición de la fuerza laboral, tamaño de la
compañía, fuerza del capital, etc.-, que varían sistemáticamente según el
momento de la fundación y permanecen muy constantes con el tiempo.
La memoria organizacional y los procesos de aprendizaje no sólo regis-
tran la historia, sino que configuran su curso futuro; la dirección de esta
trayectoria depende en gran medida de los procesos por medio de los cua-
les se mantiene la memoria (Levitt y March, 1988). A menudo el aprendi-
zaje en las organizaciones es supersticioso; es decir, las organizaciones se
llegan a comprometer a rutinas configuradas por éxitos anteriores y con
frecuencia arbitrarios (Nystrom y Starbuck, 1984; Powell, 1986). El éxito
suele ser enemigo de la experimentación y conduce a trampas de compe-
tencia -circunstancias en las que el desempeño favorable con un procedi-
miento o tecnología inferiores hace que una organización acumule expe-
riencia adicional y de esta manera mantiene tan limitado el conocimiento
de un procedimiento o tecnología más ventajosos que no le resulta retribu-
tivo utilizarlo (Levitt y March, 1988)-.
Los historiadores económicos Brian Arthur y Paul David, en un conjunto
de sugerentes documentos, han descrito la sorprendente manera en que los
pequeños acontecimientos históricos pueden hacerse grandes mediante una
retroalimentación positiva. Así pues, la economía, bajo condiciones de ren-
dimientos crecientes, como consecuencia de decisiones casuales se puede
encerrar dinámicamente en una trayectoria tecnológica que no tiene una efi-
ciencia garantizada, ni se puede modificar fácilmente, ni se puede anticipar.
La investigación de los procesos que dependen de la trayectoria se ha con-
centrado principalmente en la competencia entre tecnologías genéricas
(como la competencia, a principios de siglo, entre las locomotoras de vapor
y las de gas), en los estándares rivales (por ejemplo, la máquina de escribir
de tablero QWERTY, o los lenguajes de programas de computación), en las
tecnologías patrocinadas por compañías opuestas (videocaseteras VHS con-
tra BETA) yen los sistemas de distribución competitivos. A algunos esta rama
de la historia económica les puede parecer incomprensible, pero comparte
una noción decisiva con la teoría institucional: las prácticas y los proce-
dimientos tienen efectos externos positivos; por consecuencia, en las elec-
ciones que hace una organización influyen las de otras organizaciones.
Estos efectos económicos externos tienen el potencial para múltiples equi-
librios y "cierres".
Paul David (1986) observa que los procesos que dependen de la trayecto-
250 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
último caso, el aumento de producción ocasiona no sólo una disminución en los costos uni-
tarios, sino más experiencia y mayor entendimiento. Pero Arthur argumenta que la produc-
ción basada en el conocimiento complejo también está mucho más sujeta a procesos de
cierre, por 10 que acontecimientos circunstanciales junto con una retroalimentación positiva
determinan las trayectorias tecnológicas.
\0 La socialización es quizás el mejor empleo de un proceso que fusiona la restricción y la
autorización. La bibliografía sobre controles moderados y el establecimiento de premisas se
refiere a este punto (Simon, 1957; Perrow, 1977; Powell, 1985a).
252 REFINAMIENTO DE LA TEORÍA INSTITUCIONAL
Fuentes de variación
1\ Se pueden encontrar buenos ejemplos de este proceso en los estudios empíricos de Rowan
(1982), Powell y Friedkin (1986) y Covaleski y Dirsmith (1988).
256 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
parte de las tentativas para modificar el trabajo durante los años setenta se
llevó a cabo en fábricas nuevas, por lo común sin sindicatos, en tanto que
apenas hubo alguna reforma en las compañías establecidas (Kochan, Katz y
McKersie, 1986). Otras clases de cambios en el lugar de trabajo ocurrieron
en las empresas familiares (por ejemplo, Cummins Engine o en compa-
ñías en quiebra (donde, como último recurso, se ofreció un título de pro-
piedad al trabajador). Las políticas innovadoras para dirigir los recursos
humanos surgieron de industrias nuevas (por ejemplo, las de alta tecno-
logía), que todavía estaban en el ciclo inicial de existencia de su producto
(Kochan, McKersie y Katz, 1986). Estos desarrollos no fueron sorpren-
dentes; las nuevas prácticas sociales se enfrentan cotidianamente a la re-
sistencia activa y recalcitrante por parte de quienes están conformes con el
statu qua. Como Cole (1985, p. 563) observa, "los principales actores institu-
cionales -la gerencia, los sindicatos, el gobierno- mostraron poco interés
en introducir nuevas estructuras de trabajo". No fue sino hasta fines de los
setenta y principios de los ochenta que el núcleo de compañías manufactu-
reras en los Estados Unidos, que enfrentaban graves pérdidas económicas y
una audaz competencia extranjera, empezaron a considerar seriamente y a
poner en práctica formas alternativas de organización del trabajo.
El argumento de que las fuentes de cambio e innovación vienen de la pe-
riferia tiene un paralelo obvio con los argumentos ecológicos que sostienen
que el cambio organizacional resulta del remplazo de las poblaciones exis-
tentes por nuevas formas organizacionales (Hannan y Freeman, 1989).
Hannan (1986b, pp. 89 Y 90) apoya la proposición de que las normas ge-
nerales de racionalidad y los agentes organizacionales específicos (como el
Estado, las escuelas de comercio y las asociaciones profesionales) crean
fuertes presiones de homogeneidad estructural; sin embargo, también su-
giere una tendencia opuesta. Parafraseándolo: si la población de indivi-
duos que demanda los servicios de las organizaciones es heterogénea y si
las organizaciones se hacen cada vez más homogéneas, limitando así el
rango de sus productos, entonces habrá una creciente demanda para pro-
ductos y servicios que no se satisfará. Esto crea oportunidades para que
empresarios "fuera de la ley" experimenten con formas organizacionales
nuevas. En la medida en que las nuevas formas tienen éxito, se introduce el
cambio en las poblaciones organizacionales.
Hannan y Freeman (1989) sugieren otra explicación del cambio organi-
zacional al señalar el papel de las organizaciones "multiplicadoras". Al-
gunas clases de innovaciones organizacionales generan grandes cambios
en los índices de fundación de otras organizaciones. Un ejemplo notable
fue la creación de la bolsa de valores. Igualmente, las empresas de capita-
les de riesgo jugaron un papel importante en la extraordinaria expansión
de compañías con alta tecnología en los años sesenta y setenta. ¿Qué otra
clase de explicaciones -más o menos compatibles con los principios básicos
del planteámiento institucional- ayudarían a explicar por qué algunas
EXPANSIÓN DEL ANÁLISIS INSTITUCIONAL 257
La recombinación
Institucionalización incompleta
Una forma menos común pero muy tajante de cambio institucional ocurre
cuando se modifican los límites de los campos establecidos. Este proceso
se puede dar de manera geográfica o como resultado de trastornos polí-
ticos. A menudo, los dos procesos ocurren sucesivamente. Esos trastornos
son más probables cuando las prácticas establecidas ya no otorgan bene-
ficios ni sirven para reducir la incertidumbre a los miembros de un campo.
Por ejemplo, la regresión de autoridad federal en el nivel de estados y
municipalidades durante el gobierno de Reagan tuvo un notable efecto en
la naturaleza del poder gubernamental. Los diversos estados y municipali-
dades promulgaron un conjunto de políticas mucho más amplio; a veces
sirvieron como laboratorios para la experimentación gubernamental y
otras veces disminuyeron la influencia de las políticas estatales y cedieron
las iniciativas a los sectores privados o no lucrativos. Otro ejemplo de
redefinición geográfica y política de un campo se está dando en Europa, a
medida que la comunidad europea avanzó hacia la integración en 1992 y la
creación de un mercado interno. Cuando la estructura de los campos cam-
bia de manera tan profunda, las organizaciones establecidas se apresuran
a proteger sus intereses y volver a establecer reglas y prácticas que favorez-
can su statu quo. Pero los cambios de límites también hacen que los recién
llegados ocupen un primer plano y crean la posibilidad de redefinir las reglas
y suposiciones que favorecen a los recién llegados u oponentes a costa de los
que ya están establecidos.
Obviamente, no todas las formas de cambio social se pueden explicar
desde un punto de vista institucional. Muchas clases de cambio -sean físi-
cas, ecológicas o políticas- se presentan como impactos exógenos.
Stinchcombe (1965) ha hecho hincapié en cómo la expansión de la base de
recursos de una sociedad (a través del crecimiento de la población y/o
desarrollo económico) y las crisis políticas ponen en tela de juicio o renun-
cian a las formas existentes de hacer las cosas y permiten la oportunidad
de que surja todo género de nuevos arreglos organizacionales. La pregunta
clave es: ¿cuánto pueden las instituciones modificar sus prácticas y volver
a configurar su ambiente en respuesta a impactos exógenos o tensiones
internas? Una atención explícita a las fuentes de heterogeneidad y cambio
nos debería permitir aprender qué tan flexibles y adaptables son las institu-
ciones.
EXPANSIÓN DEL ANÁLISIS INSTITUCIONAL 259
RESUMEN E IMPLICACIONES
RECONOCIMIENTOS
Este capítulo fue escrito mientras el autor era investigador del Center for
Advanced Study in the Behavioral Sciences [Centro de Estudios Avanzados
de las Ciencias de la Conducta]. Durante esa época, la National Science
Foundation [Fundación Nacional de Ciencias], donación número BNS
84-11738, y el Exxon Education Fund [Fondo Exxon para la Educación]
proporcionaron apoyo financiero. Para el autor fueron muy útiles los
comentarios y las discusiones con Paul DiMaggio, Mark Granovetter, Ron
Jepperson, Robert Keohane, Steve Krasner, Harrison White y Mayer Zald.
VIII. EL ORDEN PÚBLICO Y LA CONSTRUCCIÓN DE
ORGANIZACIONES FORMALES
RONALD L. JEPPERSON
y JOHN W MEYER
son, 1974; Mann, 1986; Hall, 1986; Eisenstadt, 1985; Collins, 1986b), así como las condiciones
competitivas de Europa (Anderson, 1974; Tilly, 1975; Skocpol, 1979) en ausencia de inte-
gración política (Wallerstein, 1974, y muchos otros), y dentro de la distintiva ecología física
europea (Jones, 1981; McNeill, 1982).
4 Los sistemas canónicos modernos se encuentran entonces (lo que no es sorprendente) en
Europa occidental y en América del Norte, pero también están presentes en otras zonas.
Japón, después de la segunda Guerra Mundial, también es claramente representativo, aunque
con una articulación muy distintiva de individualismo y colectivismo modemos interpenetra-
dos. Muchos de los países latinoamericanos representan la forma de organización política
modema en su aspiración y diseño constitucional, con diferentes grados de instituciona-
lización y penetración social reales (los que abordamos en la sección 3). La URSS representa
una variante periférica del modelo moderno; ciertamente es un proyecto colectivo raciona-
lista, pero sólo es ritualmente individualista y absorbe en gran medida la soberanía del
"pueblo" en un actor colectivo unificado. Muchos de los sistemas africanos SOI1 naciones-
Estado de nombre y posición externa solamente, sin mucha racionalización interna de los ele-
mentos sociopolíticos (es decir, elementos tribales no racionalizados), o mucha interpene-
tración de los propósitos "privados" y públicos. En contraste, la organización política de la
India es de forma más moderna, con relaciones sociopolíticas más racionalizadas entre los
poderosos elementos de casta y étnicos. Nepal y Birmania, de diferentes maneras, son en gran
medida formas de organización política no modernas, que depositan la soberanía fuera del
pueblo, sin una sociedad (profana) que vincule al individuo (sagrado) y el cosmos por medio
de un proyecto de progreso.
266 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
Resumen
Estas ideas ayudan a explicar por qué existe la organización formal, ya sea
en el Estado o en la sociedad -un fenómeno claramente decisivo al que la
teoría posrracionalista de la organización casi ha renunciado como algo
casi imposible de explicar-o Ciertamente, la teoría antigua suponía que la
organización formal ocurre porque es funcional, más o menos como se
afirma; la teoría actual es más escéptica -sobre bases muy sólidas-, pero
entonces ya no puede explicar por qué está presente la organización formal.
Nuestro argumento propone que una organización política más amplia (fre-
cuentemente mundial) de definiciones colectivas universalistas desempeña
un papel rector, en combinación con un conjunto en expansión de socie-
dades nacionales subunitarias que compiten entre sí y se imitan dentro de
este marco. La lenta evolución que supone la comprensión de la ley natural
no es suficiente para explicar esta expansión de la organización formal: hay
un impulso histórico definido para codificar los medios y fines y los con-
troles en estructuras formalizadas, esto es, de presionar para que sea posi-
ble la organización formal en el Estado y en la sociedad. Desde este punto
de vista, la organización formal es una especie de explosión frenética de ra-
cionalidad producida en condiciones de considerable urgencia competitiva y
que, por la misma razón, es poco probable que funcione como se espera. (Si
los arreglos sociales fueran naturalmente eficaces, ¿por qué se consideraría
que la organización mesiánica es necesaria?) Se puede observar la carac-
terística frenética de la organización formal con más claridad en las perife-
268 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
rias del sistema moderno, donde las presiones externas hacen que la organi-
zación compleja parezca decisiva en la lucha contra el fracaso y la entropía.
La economía
Las revoluciones organizacionales del siglo XIX que generaron nuevas enti-
dades organizadoras intermedias reflejaron amplios proyectos políticos
para redefinir la interacción de la agencia pública y la vida privada. Estos
proyectos fueron creados y procurados muy rápidamente en las políticas
liberales del sistema del mundo europeo (esto es, los Estados Unidos e In-
glaterra, donde el acuerdo ideológico de la élite sobre el crecimiento econó-
mico se logró más fácilmente), pero pronto fueron adoptados, de distintas
maneras, por regímenes competidores. Los argumentos que aducen sólo
consideraciones de eficiencia o explicaciones muy limitadas del actor/interés
no han podido dar explicaciones convincentes de la expansión de la organi-
zación formal en el siglo XIX; por ejemplo, Douglass North ahora argumen-
ta que la economía neoclásica "no explica ni puede explicar las dinámicas
de cambio" (North, 1981, p. 57, y 1983; también, para un comentario,
Barzelay y Smith, 1987).
La evolución del derecho comercial representó un alejamiento inicial de
las limitadas reglas de la propiedad privada hacia estatutos públicos, leyes
de responsabilidad pública y la redefinición estatal de las eficiencias, esto
es, hacia una forma de organización pública (Horwitz, 1977; Barzelay y
Smith, 1987; Hurst, 1982). Originalmente la corporación fue un instrumento
legal que extendía el poder público a los individuos "privados" (es decir, los
que no estaban en el gobierno), en nombre del bien público; las primeras
leyes sobre las corporaciones no distinguían entre los ámbitos y las fun-
ciones públicas y privadas. Después se amplió considerablemente la nueva
forma organizacional y, en sentido limitado, se reprivatizó, con el paso de
la incorporación especial a la general.
La reconstrucción del campo "privado" implícita en la creación de la
organización autónoma del capital estuvo en continua interdependencia
con la racionalización y la penetración pública de la sociedad no organi-
zaciona1. La revolución organizacional conllevó simultáneamente una ex-
pansión pública extraordinaria: la creación de sociologías y psicologías ofi-
ciales y el acceso público a características de la sociedad no reconocidas
EL ORDEN PÚBLICO Y LA CONSTRUCCIÓN DE ORGANIZACIONES 271
a las personas como lo que los teóricos estadunidenses llaman actores indi-
viduales, al relacionarlos estrechamente con la colectividad como un pro-
yecto y validarlos luego como portadores de capacidad soberana y com-
promiso. Así, no hay mucha diferencia entre la actividad social y la pública.
Otras formas de organización política moderna autorizan a los individuos
ya los subgrupos, en sus capacidades socialmente "privadas", de manera
mucho más débil: como miembros con derechos naturales y funcionales, en
menor grado como actores con poderes. En este último caso, la sociedad y
su historia -así como sus portadores y funcionarios colectivos actuales-
son análogos al actor del teórico estadunidense. (Y por tanto la actividad
privada y pública y los actores están más diferenciados.)
La segunda dimensión de la variación se refiere al grado en que la orga-
nización política especifica y controla directamente las tareas colectivas y
las relaciones funcionales. Algunas organizaciones políticas modernas tra-
tan de especificare institucionalizar las funciones sociales mediante proce-
sos sociopolíticos centrales, al controlar muy de cerca su surgimiento,
legitimación relativa y cambio: por ejemplo, las actividades y las relaciones
entre las ocupaciones, las tecnologías, las profesiones; o los contenidos es-
pecíficos de los bienes públicos. En otras, las funciones e intereses públi-
cos son resultados o derivados epi fenomenológicos de la operación actual
de la sociedad como una comunidad o asociación natural. El esfuerzo por
regular la historia colectiva mediante procesos de la organización política
central (por ejemplo, por medio de los mecanismos del Estado o de la co-
munidad) está mucho más limitado.
Luego entonces surgen cuatro trayectorias históricas principales que
demarcan diferentes formas de organización política moderna, como se ve
en la clasificación adjunta (figura VIII.!). La tipología nos da, a lo largo de las
diagonales, dos formas de organización política estatistas y dos formas ba-
sadas en la sociedad.
Uno de los tipos de organización política autoriza las subunidades
sociales como actores públicos e institucionaliza las funciones colectivas, y
por tanto necesariamente comprende un modelo de organización formal
(la ventana 2 "alto-alto"). Aquí tenemos la organización política como una
organización racional unificada de actores y funciones sociales legitimados
-la sociedad estatista (Badie y Birnbaum, 1983; Dyson, 1980)-. El Estado
existe tanto como un modelo de racionalidad organizadora y como el lugar
donde se articula la voluntad general de los actores de la sociedad (la
visión jacobina). La organización política francesa moderna es, por tanto,
la más representativa. Bélgica, Canadá (en especial la parte francesa) e
Italia (en especial el norte) incorporan este modelo en grados menores y de
diferentes maneras. El Estado organiza ambos aspectos de la racionali-
zación: las personas y los intereses, las actividades y las funciones. La
sociedad es validada en última instancia como soberana y como objeto del
progreso (según lo requiere el proyecto occidental), pero se considera irra-
276 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
Alto 1 2
Liberal/individualista Sociedad estatista
Bajo 3 4
Segmentada (Estado Corporativista
fuera de la sociedad
Estructura
Estructura
La organización formal debe reunir las funciones sociales y los estatus aso-
ciados. Por ejemplo, en algunos aspectos fundamentales, la organización
corporativista ocurre en un espacio profesional asignado de antemano. La
organización evoluciona como una burocracia racional, tiene vínculos con
los centros políticos, económicos y culturales y no hace tanto hincapié en la
participación y diferenciación en el nivel inferior. En un sistema tal, la di-
284 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
Estructura
intereses son más cabalísticos que en los otros sistemas, con menos con-
versión en autoridad legitimada. El capital, por ejemplo, tiene menos (y
más exógena legitimidad) en términos del bien colectivo.
Externas
Las organizaciones políticas de las naciones-Estado en Occidente siempre se
han situado en una red densa y competitiva de intercambio económico, de
competencia e imitación política y militar, y de isomorfismo cultural. El pro-
pio isomorfismo facilita el cambio local mediante la competencia y la di-
fusión. A medida que surgen nuevas mercancías en el sistema (por ejemplo,
9 Las características de la ecología social y física, los acontecimientos circunstanciales, los
efectos o "choques" ambientales de varias clases (el clima, la OPEP, el sida), las constantes bio-
genéticas y sus correlativos sociales (por ejemplo, el oportunismo), las constantes ontogenéticas
y sus correlativos (como los remplazos generacionales), los rasgos de la intervención humana
~n la naturaleza ("praxis") -todos pueden representarse, en casos particulares, como exógenos
Institucionalmente-. Pero un punto de vista institucional en gran medida hace endógenas la
experiencia humana, la acción y la reacción; esta posición puede muy bien distinguirlo de
cualquier otro punto de vista, en especial de la característica materialización que los
estadunidenses hacen de la acción (véanse Münch, 1986; Jepperson, capítulo v, en este libro).
Además. una posición institucional argumenta que la experiencia y reacción humanas tendrán
más probabilidades de funcionar como inductoras del cambio cuando se les dé una posición en
las reglas colectivas institucionalizadas, por considerarse que son importantes para los bienes
c?l~ctivos. Los sistemas sociales parecen tener una gran capacidad para ignorar l<?s .r~que
nrmentos humanos no codificados o el sufrimiento humano que cae fuera de las definiciones
de lo colectivo y de su bien (históricamente, por ejemplo, las necesidades de los campesinos).
288 REFINAMIENTO DE LA TEORÍA INSTITUCIONAL
Interna
.
Los procesos causales institucionales
bienes colectivos, crea agentes del cambio institucional. Las diversas cien-
cias desempeñan papeles de poder, en particular al importar cambios de
sistemas externos e interpretarlos como si produjeran bienes públicos para
la colectividad local. Incluso tras la Cortina de Hierro, los economistas
importan versiones de la "economía de Reagan": los sociólogos y periodis-
tas, doctrinas sobre nuevas formas de igualdad; y los psicólogos, nuevas
necesidades humanas. Los científicos físicos y los ingenieros introducen
técnicas y definiciones de problemas. En sistemas en que las justifica-
ciones dependen mucho de doctrinas de efectividad y justicia en un mundo
real en evolución, los portadores del conocimiento tienen mucho prestigio
como agentes del interés colectivo. Sus justificaciones son decisivas para la
mayoría de los cambios institucionales en los sistemas modernos.
Pero los "actores" sociales ordinarios o "funcionarios" también tienen
una posición como portadores ya sea de "intereses" válidos o de "fun-
ciones" reconocidas. Esos agentes transmiten el cambio institucional
exógeno (por ejemplo, los derechos de la mujer o la necesidad de una
industria nacional de computadoras), pero también desarrollan las institu-
ciones que ya existen. En la práctica, la mayoría de los nuevos "intereses" o
"funciones" surgen de grupos o funcionarios que ya tienen una posición y
responsabilidad, y son una re elaboración de los "intereses" y "funciones"
que ya tienen tal posición. Por ejemplo, un tema central en la bibliografía
moderna sobre los movimientos sociales es que esa movilización raras
veces se origina de lo genuinamente periférico, pues esto por lo general no
está organizado.
Las intervenciones institucionales son gobernadas en gran medida por (o
distorsionadas en términos de) la lógica del progreso y la justicia demanda-
dos y no están estrechamente guiadas por los intereses per se. Se predica el
éxito de las demandas no tanto por su poder relativo como por la relativa
autoridad institucionalizada considerada en términos amplios. (En el aná-
lisis sociológico, por lo común el término poder se usa para referirse a la
autoridad que el analista desea privar de legitimidad.) y muchos cambios
institucionales en la organización formal provienen de amplios cambios na-
cionales y mundiales en las organizaciones políticas, que después penetran
en los ámbitos organizacionales.
Resultados organizacionales
POSDATA
RECONOCIMIENTOS
Los autores han aprovechado ideas que presentaron Meyer y Scott (1983b),
March y Olsen (1984) y Thomas el al. (1987), y se han beneficiado con los
comentarios hechos por lectores de varias versiones previas de este capí-
tulo: M. Barzelay, J. Boli, C. Conell, F. Dobbin, S. Eisenstadt, N. Fligstein,
G. Hamilton, J. March, W. Powell y M. Zald.
IX. INTRODUCIENDO DE NUEVO A LA SOCIEDAD:
SÍMBOLOS, PRÁCTICAS Y CONTRADICCIONES
INSTITUCIONALES
ROGER FRIEDLAND
y ROBERT R. ALFORD
las élites y aquellos a quienes gobiernan. El poder del Estado está arraigado
no sólo en las tecnologías de coerción y control, sino también en su organi-
zación simbólica.
El punto de vista de Skocpol proviene de un nivel muy alto, a la sede
estatal en que se formulan los objetivos y se toman las decisiones estraté-
gicas,no del cálculo de individuos y grupos en las calles, campos, fábricas
o recámaras ni de las contradicciones institucionales entre el capitalismo,
la democracia, la familia y el Estado. Se afirma la autonomía del Estado, se
catalogan sus instancias, pero sus orígenes permanecen ocultos. Se reduce
la sociedad a un ambiente sobre el cual no hay teorías, compuesto de
actores organizacionales que controlan los recursos relevantes para el
poder estatal. Ningún gran sistema de relaciones interinstitucionales limita
la estructura y la acción del Estado. Se ha reducido la sociedad a un campo
interorganizacional, y el Estado a una estructura organizacional autónoma
dotada de una motivación abstracta por el poder y el control. La acumu-
lación de recursos por parte del Estado y su conversión en autonomía o
poder, el desafío al control estatal, no depende simplemente de las interac-
ciones de un juego racional por el poder, sino de la estructura institucional
de la sociedad que conforma la regla bajo por la cual los recursos se acu-
mulan, se transforman en capacidad para la acción y se hacen disponibles
como motivos que dan significado a la acción. Incluso en la guerra, cuando
las tecnologías de la destrucción son más importantes, la construcción
categórica de "nosotros" y "ellos" es casi de igual importancia. Sea que el
enemigo se someta o se incorpore, que gente sin alma se convierta en
propiedad, víctimas para ser sacrificadas en lo alto de grandes pirámides,
una raza maligna a la que hay que destruir -éstos son parte de la tec-
nología simbólica del poder-o La especificidad institucional del poder
estatal debe ser más clara en los tiempos en que se está transformando. Si
empezamos con una organización desinstitucionalizada, aunque sea el
Estado, sólo podremos entender parcialmente esas transformaciones.
último ensayo: "los que han hecho de la persona humana una entidad com-
pleta, independiente de todos los demás excepto de Dios, son raros" (Mauss,
1985, p. 14).2
La transformación histórica de la individualidad en la antigua Grecia
resulta instructiva. El griego antiguo, preclásico, no atribuía la acción a
una personalidad o ser interior, unificado (Barbu, 1960; Snell, 1960). El
lenguaje psicológico de la !liada de Homero (siglo VIII a.C.) sugiere que los
seres humanos no se consideraban a sí mismos seres únicos, que sus moti-
vaciones gobernaran su conducta, sino que estaban fragmentados interna-
mente, que su conducta estaba determinada por los dioses (Snell, 1960).
Los individuos se veían a sí mismos como expresiones de los papeles
sociales que desempeñaban. En el curso de tres siglos, de Homero a Eurí-
pides, surgió el individuo, se valoró su subjetividad, se pregonó su perso-
nalidad como acto de la racionalidad (Momigliano, 1985).3 Esta transfor-
mación está arraigada en cambios institucionales claramente conocidos: el
surgimiento de una economía comercial monetizada en que la acumula-
ción de la riqueza no se vinculaba con los derechos de nacimiento; el surgi-
miento del amor romántico entre hombres y mujeresr' la construcción de
Estados que obligaban a cumplir las leyes escritas y que asignaban la cul-
pabilidad al individuo y no a la familia; el logro de un orden democrático
en que la autoridad de la ley estaba asentada en el consentimiento de la
ciudadanía; y el surgimiento de un sistema religioso más personalizado,
opuesto al cívico.
Inferir estas transformaciones institucionales de la individualidad que
hicieron posible es retornar al individuo presociológico del que se mofó
Emile Durkheim.s Estas instituciones crearon, sacralizaron y de hecho
proporcionaron las categorías (intensión, derecho, racionalidad, libertad,
culpa, locura, ciudadanía, alma, amor) por medio de las cuales vivía la in-
dividualidad. El deber fundamental del Estado moderno, escribió Durkheim,
era "llevar progresivamente al individuo a una existencia moral".« Sin un
individuo autónomo, autoconsciente, no podía existir la polis. Pero sin la
polis, la individualidad significaría algo diferente.
Como han puesto en claro los antropólogos, nuestras nociones de la elec-
2 Mauss busca e! origen del "hecho social" de la persona en e! desarrollo de la ciudadanía
romana y la obtención de los derechos legales por las personas, junto con la historia de la per-
sona, como un derecho a un conjunto de nombres. Mauss ve un movimiento histórico de!
personaje a la persona, al ser.
3 Cuando Homero escribió, la biografía no existía. Hacia e! siglo IV ya era un género literario.
4 Safo, la poetisa lírica a la que se refirió Platón como la "décima musa", hizo súplicas per-
sonales a Afrodita y se pensaba que se había suicidado debido a que un marinero no corres-
pondió a su amor.
s Durkheim escribió que, en opinión de los economistas franceses de su tiempo, "no hay
nada real en la sociedad excepto el individuo; de él emana todo y a él retoma todo [oo.] El indi-
viduo [oo.] es la única realidad tangible que puede percibir el observador, y el único problema
que puede plantear la ciencia es descubrir cómo debe conducirse el individuo en las princi-
pales circunstancias de la vida económica, dada su naturaleza" (Lukes, 1972, p. 80).
6 De sus Lecons de sociologie, en Lukes (1972), p. 271.
INTRODUCIENDO DE NUEVO A LA SOCIEDAD 303
7 Véase Shweder y Boume (1984) para el caso de la India. Aunque estos analistas mos-
traron que los hindúes eran intelectualmente capaces de hacer abstracciones. no lo hacían
con respecto al concepto de la persona. Desafortunadamente, los investigadores no especi-
ficaron el contexto en que sería más o menos probable que se desarrollara un concepto abs-
tracto de la persona.
304 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
10 Este estudio falló al no tornar con seriedad el contenido simbólico de la estructura social
y descuidar los órdenes institucionales principales del mundo moderno, en particular la
religión y la familia. Al libro también le hace falta un último capítulo de síntesis. Ofrecemos
este ensayo como una compensación parcial.
306 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
Las teorías que dan primacía a los individuos tienden, en extremo, a ser
enfoques abiertos, solipsistas y voluntaristas en que el mundo entero es
renegociado en cada interacción social. Son excesivamente subjetivistas o
postulan concepciones abstractas de la "naturaleza" humana que no varían
en el tiempo ni en el espacio -como la maximización de la utilidad-o Las
teorías que hacen centrales las organizaciones tienden a exagerar un poder
omnipresente, incorpóreo, que permite a las élites disciplinar y castigar sin
resistencia o suponer que tienen libertad extraordinaria de hacer eleccio-
nes estratégicas determinadas sólo por su acceso a los recursos materiales.
Por ejemplo, mediante un análisis del Estado como la organización domi-
nante, nos ayudarán a entender su capacidad para hacer elecciones estraté-
gicas, desarrollar soluciones particulares para los problemas y realizar
intervenciones efectivas, pero noa entender el rango de variación dentro del
cual es probable que varíen esas elecciones estratégicas, ni las fuentes de
los problemas que deben resolver.
Las teorías que dan primacía a la sociedad tienden a un funcionalismo
estructural en el que la sociedad tiene una relación determinista con los
individuos y la organización. En las versiones evolucionistas, las propieda-
des estructurales del sistema señalan teleológicamente hacia la moderni-
dad, la racionalización o la revolución. Así. se entiende de diversas maneras
el aumento del poder del Estado en Occidente como respuesta a los requisi-
tos sociales de integración, los requerimientos de coordinación o la socializa-
ción de los costos de la crisis capitalista. En estos enfoques funcionalistas no
se presenta teóricamente al Estado como una organización o red de indi-
viduos y grupos. O se entiende la democracia como una forma natural para
la división orgánica del trabajo. un mecanismo perfecto por el cual
racionalizar la sucesión del liderazgo o la protección de la eficiencia para
la hegemonía del capitalismo. Las posibles tensiones entre los niveles de
análisis y los órdenes institucionales tienden a estar ausentes. De este
modo, irónicamente la mayoría de los modelos econométricos de la con-
ducta individual no tratan la variación individual como un problema de
medición. sino como residuo de una relación estructural determinista. I I
Esas teorías son incapaces de especificar los microfundamentos de la ma-
croestructura, o viceversa.
Los tres niveles de análisis son necesarios para entender adecuadamente
la sociedad. Cada nivel de análisis es por igual una abstracción y una mate-
rialización; cada uno está implícito en el otro; ninguno es más "real" que
cualquier otro.t 2 Sólo se puede explicar la acción individual en un contexto
11 Stenbeck subraya la importancia de las técnicas de medición alternativas del tipo de las
de Raschian para valorar la variabilidad de una persona en estructuras de significado con el
fin de determinar la posibilidad de establecer una escala. Estas técnicas se basan en el su-
puesto de una relación probabilística entre la estructura social y la acción individual y no en
una relación determínísta (Stenbeck, 1986).
12 Por ejemplo, la organización burocrática supone individuos abstractos; de otra manera
no seria posible separar personas y cargos.
INTRODUCIENDO DE NUEVO A LA SOCIEDAD 307
social, pero ese contexto sólo se puede entender por medio de la conciencia
y conducta individuales. Concebimos estos niveles de análisis como si estu-
vieran "anidados", donde la organización y la institución especifican nive-
les progresivamente más altos de limitación y oportunidad para la acción
individual. La estructura temporal pertinente en que tiene sentido estudiar
la variación es más grande para las instituciones y más reducida para los
individuos. La extensión espacial pertinente en que se pueden organizar las
actividades es mayor para las instituciones y menor para los individuos. El
mundo simbólico sólo se puede construir teóricamente en el nivel institu-
cional.
más adecuados para aquellas condiciones en que los actores no son capaces
de reconocer ni de actuar racionalmente en favor de sus intereses. Bajo esas
condiciones, las normas y los supuestos preconscíentes sobre la naturaleza
de la realidad muy probablemente conforman la acción independiente-
mente de los intereses individuales u organizacionales. Los teóricos institu-
cionales procuran explicar la difusión de nuevas formas 'de organización.
Las incertidumbres inherentes en la tecnología (como en la educación o en
la planificación) o en el ambiente (como en el caso de la inmigración rá-
pida) conforman la difusión de nuevas formas organizacionales. O el poder
de ciertos actores puede suscitar el cambio organizacional, como cuando
la autoridad totalizadora del Estado establece los debidos procedimientos
en el empleo (Edelman, 1985).
Pero la estrategia analítica de DiMaggio no explica adecuadamente el
éxito y el fracaso de la institucionalización. El enfoque supone una concep-
ción de interés y poder libre de las instituciones y mantiene el dualismo
materialista-idealista en que los actores tienen intereses objetivos, que
pueden ser comprendidos independientemente de los entendimientos de
los actores. Si los actores no entienden sus intereses o cómo llevarlos a
cabo, se vuelven susceptibles a la influencia institucional. O el enfoque
conlleva que los actores tengan poderes materiales que les permiten impo-
ner nuevos patrones institucionales sobre las conductas organizacionales e
individuales. Para los institucionalistas es difícil y potencialmente tau-
tológico definir los límites de un campo organizacional, dentro del cual
hay fuertes presiones en favor de la conformidad. El enfoque parece
suponer que los atributos formales de los campos organizacionales pueden
especificarse independientemente del escenario institucional en que se ubi-
can. Pero nosotros argumentaríamos que es el contenido de un orden insti-
tucional el que conforma los mecanismos por los que las organizaciones
pueden conformarse o desviarse de los patrones establecidos. Estos ór-
denes institucionales, y las relaciones específicas entre ellos, delimitan los
tipos de campos organizacionales.
El supuesto fundamental es que cuando los intereses son estables no hay
necesidad de explicar sus orígenes institucionales. Pero lo contrario también
puede ser cierto. Es necesario explicar no sólo el cambio, ya sea catastró-
fico o glacial, sino también la estabilidad de los intereses. Deben encon-
trarse las fuentes institucionales de la estabilidad y la rutina de los intere-
ses, tanto como las de su transformación.
Se requiere una nueva teoría de las instituciones, no porque ciertas con-
diciones requieran modelos libres del interés, sino porque los intereses se
conforman institucionalmente. La maximización de la utilidad, la satis-
facción, la maximización del ingreso, la maximización de la ganancia, el
riesgo, el poder e incluso el interés mismo son contingentes institucio-
nalmente. Así, Hirschman ha argumentado que el concepto mismo de in-
terés como un egocentrismo racional del príncipe y del empresario surgió
310 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
trumental en cuánto a cómo cambian las categorías, pero, una vez que se
han institucionalizado, modelan las reglas por las que se percibe y ejerce la
racionalidad.
Las clases de "políticas" posibles en diferentes escenarios institucionales
también dependen de la estructura social. Los límites, los instrumentos y la
estructura del poder varían institucionalmente. Esos.límites y cómo cam-
bian deben ser uno de los temas clave. Los orígenes institucionales y las con-
secuencias de la incertidumbre y el poder son problemáticos teóricamente.J?
Ni la incertidumbre ni el poder son suficientes para explicar la transforma-
ción institucional. Hoy millones de mujeres no saben si encontrarán cón-
yuge, pero eso no ha conducido a cambios institucionales en el matrimonio
o en los criterios de lo que resulta atractivo o de la sexualidad. Los ciu-
dadanos no saben si la próxima guerra nos destruirá a todos, pero eso no ha
producido transgresiones graves de la soberanía nacional ni monopolios na-
cionales de los instrumentos de la violencia en gran escala. Los Estados son
más poderosos que nunca en términos del alcance de su aparato administra-
tivo; no obstante, son incapaces de regular efectivamente la distribución de
los recursos humanos y materiales dentro de sus fronteras.
Es posible conceptualizar y medir la incertidumbre, el riesgo, el poder y
el interés independientemente del ambiente institucional en que se obser-
van. Pero deben especificarse los poderes analíticos de esas construc-
ciones. Lo que constituye la incertidumbre y por lo tanto los niveles tolera-
bles de riesgo está definido institucionalmente en formas históricamente
específicas. De igual manera, así como el poder es un concepto teórica-
mente polémico dentro de las ciencias sociales, el poder como concepto y
praxis es contingente cultural e institucionalmente. Así, la tendencia per-
sistente de los estadunidenses a construir estructuras estatales descentra-
lizadas, a separar los poderes gubernamentales, a impedir el surgimiento
de bancos nacionales y a promover el control del mercado con el fin de
impedir la concentración en el mismo, se deriva en parte de un concepto
de poder culturalmente contingente, incorporado en una noción de liber-
tad derivada de la experiencia de los primeros colonos de un Estado inglés
entrometido y regulador. El concepto de libertad de los estadunidenses es
negativo (libertad a partir de), mientras que el concepto de los europeos
continentales es más positivo (libertad para o capacidad), y por tanto faci-
litó la conformación de poderes institucionalizados concentrados en la
búsqueda de varios objetivos (Sharpe, 1973a, 1973b). Este enfoque institu-
cional no es inconsistente con la influencia de actores que ocupaban luga-
res sociales particulares, quienes tenían "intereses" en determinadas es-
cen cada vez más los límites del regreso neoclásico a los modelos de equidad para explicar la
variación en el precio de los activos. Esto también sugiere un área fructífera para el análisis
institucional.
17 Giddens hace la misma clase de enfoque analítico cuando subraya que la importancia de
la "seguridad ontológica" se deriva de las rutinas de la vida diaria, que, si se perturban. hacen
que las personas estén disponibles para una nueva institucionalización.
312 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
Todos los teóricos sociales clásicos creían que el mundo estaba construido
sobre la tierra, a partir de las condiciones materiales de la vida humana
que creían existían antes de que sus participantes tuvieran conciencia de
ellas. El mundo ideal reflejaba, legitimaba u ocultaba funcionalmente esa
estructura material real de la sociedad. La religión de la individualidad
planteada por Durkheim, del valor irreductible del ser humano, se derivaba
de los papeles diferenciados y únicos en una naciente división orgánica del
trabajo.1.os funcionarios de Weber legitimaban su dominio al convencer a
INTRODUCIENDO DE NUEVO A LA SOCIEDAD 313
Pero toda vida conlleva tales formas de arte, tales rituales -en que los me-
dios por los cuales se expresan los valores, las reglas para conseguir los
fines y la evaluación y conceptualización de esos fines se construyen sim-
bólicamente y, no obstante, permiten a hombres y mujeres sobrevivir en el
mundo material-o Lévi-Strauss indicó las formas en que se puede llenar
un estómago y revelar simultáneamente una cosmología por medio de las
prácticas de preparación de la comida y de la manera de comer. Fácilmen-
te se pueden hacer argumentos similares para los juegos, la vestimenta, los
viajes, la arquitectura, la planificación urbana, la sexualidad, la conquista,
la distribución, la crianza de los niños, por no mencionar las formas de
culto. En la sociedad moderna, las conductas instrumentales orientadas
hacia el poder, la riqueza o la sexualidad expresan la cosmología social en
igual grado en que lo hacen rituales marginales como las peleas de gallos,
los chismes en el mercado o las procesiones de los monarcas y potentados
(Geertz, 1983).
dió en gran parte de la teoría social durante el siglo pasado, dificulta nues-
tra capacidad para comprender.
Por ejemplo, la propiedad privada es una relación simbólica no obser-
vable que se concreta por medio de la posesión, una relación social por la
que los seres humanos controlan ciertas actividades y la disposición de
bienes materiales en el tiempo y en el espacio. La compra y venta de mer-
cancías es simultáneamente una conducta simbólica e instrumental. De
manera similar, el amor se concreta mediante formas de interacción sexual
que van desde el matrimonio hasta formas específicas de cortejo y estímu-
lo sexual. El matrimonio o la unión sexual son conductas a la vez simbó-
licas e instrumentales. La democracia se concreta mediante la votación,
que es a la vez una forma en que las personas llevan-a cabo ritualmente el
sistema simbólico y un medio por el que intentan controlar a quienes las
gobiernan. O Dios se concreta por medio de las oraciones y otras conduc-
tas rituales en los templos. Y estas conductas rituales también tienen un
aspecto instrumental por el que las personas procuran asegurar su posi-
ción en el universo y obtener beneficios particulares en la tierra, así como
las consecuencias simbólicas obvias.
Esto no significa que, cuando uno compra, hace el amor, vota o reza, real-
mente existan o puedan alcanzarse la propiedad, el amor, la democracia o
Dios como resultado de esas conductas. Significa que las conductas tienen
sentido para quienes las realizan sólo en relación con aquellos sistemas sim-
bólicos transracionales y significa también que esos sistemas simbólicos sólo
tienen sentido en términos de la conducta. Creer que "el pueblo gobierna",
"una nación decide", "el amor conquista todo", "el mercado es eficiente" no
es más racional que afirmar que "Dios nos cuida a todos". Esto no significa
que haya una relación recíproca entre la conducta y el significado simple-
mente debido a una ubicación institucional de esa conducta. Cualquier con-
ducta puede llevar consigo significados alternativos. La relación sexual, por
ejemplo, puede ser expresión de afecto, de pasión, de poder, del manda-
miento divino de reproducirse o de propiedad.
Las rutinas de cada institución se vinculan con los rituales que definen el
orden del mundo y la posición de uno dentro de éste, rituales a través de
los cuales se reproduce la creencia en la institución. La votación y la toma
de posesión; la firma de contratos; el matrimonio y el divorcio; la presen-
tación de presupuestos y planes: cada uno conlleva relaciones sociales
reales por medio de las cuales se lleva a cabo la conducta instrumental.
Pero cada uno conlleva también construcciones simbólicas e ideológicas
que tienen consecuencias más que instrumentales.
. Cuando los analistas sociales han analizado el papel "simbólico" o "ritual"
de difereijtes clases de actividades, como la planificación, frecuentemente
han estudiado aquellos casos en que la actividad no organiza la vida mate-
rial, en que es una legitimación falsa, por ejemplo, una forma de cooptar
'"()ponentes potenciales en un ejercicio ineficaz (Alford, 1975; Edelman,
INTRODUCIENDO DE NUEVO A LA SOCIEDAD 317
1967; March y Olsen, 1984). Pero mediante las conductas rituales coti-
dianas y más institucionalizadas, los individuos reproducen el orden sim-
bólico de la institución y las relaciones sociales que conectan este mundo
con un orden transracional. La participación individual en varias relacio-
nes sociales debe analizarse no sólo en términos de los intereses materiales
a los que sirve el funcionamiento de las instituciones, sino también en tér-
minos del significado simbólico de esa participación. Así como las diferentes
religiones tienen sus sistemas cosmológicos que explican el origen del mun-
do y las palabras por las que lo entienden, las instituciones más importantes
tienen los suyos -ya sea que se trate de historias nacionales del Estado,
teorías públicas del mercado o mitos románticos o psicologías analíticas de
la vida sexual y familiar-o
Por tanto, las transformaciones institucionales se asocian con la crea-
ción de nuevas relaciones sociales y nuevos órdenes simbólicos. Por ejem-
plo, las revoluciones sociales restructuran tanto las relaciones organi-
zacionales entre el Estado y la sociedad, como el orden simbólico de la
sociedad. Lynn Hunt, en su estudio de la Revolución francesa, ha argu-
mentado de modo convincente que las nuevas conductas simbólicas de la
revolución no eran simplemente los medios del poder, sino sus fines
(1984). Las nuevas categorías de ideología y de ciudadanos fueron creadas
ritualmente. Una nueva cultura política hizo posible el surgimiento de
nuevas formas organizacionales y nuevas élites políticas. La movilización
política no se origina únicamente en las capacidades organizacionales de
grupos, en que hacen hincapié los teóricos de la movilización de recursos
de los movimientos sociales, sino en la violación de significados o la rup-
tura de las condiciones organizacionales necesarias para una vida sig-
nificativa, de las cuales se olvidan. La defensa de la "vida diaria" como una
fuente de movilización política tal como la plantea Richard Flacks (1988) es
pertinente para esto último. y la visión del mundo de esos movimientos
sociales que buscan la transformación institucional conforma la clase de
estrategias que probablemente utilizarán (Friedland y Hecht, 1989, 1990).
El dualismo entre los medios y los fines está estrechamente relacionado
con el dualismo materialista-idealista en la teoría social. El retiro de la so-
ciedad se ha asociado con una estrategia analítica que construye con base
en un supuesto universalismo de los medios, en oposición con el particu-
larismo histórico de los fines, que cada vez más está fuera del interés de las
ciencias sociales. Pero esta ciencia de los medios carece de significado. El
trabajo del nuevo institucionalismo ha demostrado la organización norma-
tiva de los medios, como la difusión de las formas multidivisionales entre
las corporaciones o las formas rectoras de gobierno entre las municipali-
dades. Como indican los estudios, a través de estos medios las organizacio-
nes obtienen legitimidad, pero no necesariamente eficiencia.
Las instituciones limitan no sólo los fines a los que debe dirigirse su con-
ducta, sino también los medios por los que pueden lograrse esos fines.
318 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
diante los cuales se entienden a sí mismos y sus sociedades, así como nuevas
formas de conducta y de prácticas materiales. Como indicó MaUSS, los de-
bates sobre la verdadera naturaleza de Cristo estuvieron íntimamente rela-
cionados con los conflictos culturales sobre la construcción social de la
individualidad. Tienen paralelo con los debates Contemporáneos entre, por
ejemplo, los psicoanalistas, los conductistas y los lingüistas sobre la natu-
raleza de la acción. Estos argumentos se difunden en las prácticas sociales
-en el derecho, en el Estado benefactor, en la planificación urbana, en la
educación- y por consiguiente ayudan a constituir la individualidad de
la que se ocupan. Mediante las acciones de los individuos y las organiza-
ciones, las estructuras institucionales de la sociedad no sólo se reproducen,
sino también se transforman.
Cuando las instituciones entran en conflicto, las personas pueden movi-
lizarse para defender los símbolos y las prácticas de una institución de las
consecuencias de cambios en otras. O pueden intentar exPOrtar los símbolos
y prácticas de una institución con el fin de transformar otra. Analistas corno
E. P. Thompson y Michael Hechter han indicado las formas en que los gru-
pos utilizan órdenes institucionales particulares -la religión y el gobierno
territorial- para alcanzar el poder dentro del Estado y del capitalismo
(Hechter, 1975; Thornpson, 1963). Así, las fuentes de cambio y resistencia
dentro de las instituciones probablemente pueden encontrarse en las con-
tradicciones entre ellas.
Nosotros argumentaríamos que las bases de la autonorn.ía individual y
organizacional, y algunas de sus tensiones internas más características, se
derivan de las relaciones contradictorias entre las institUciones. Así, los
antiguos dramaturgos griegos representaron primero la elección individual
por medio del conflicto en los papeles, como en el casO de la Antígona de
Sófocles, que se desgarra entre el deber familiar de enterrar a su hermano
y la obligación política de no enterrar a un traidor (fIollis, 1985).25
Este análisis sugiere una crítica de dos enfoques tradicionales de las rela-
ciones entre el individuo y la sociedad: la teoría de los papeles o funciones
y los modelos del actor racional. La teoría de los papeles abstrae la función
de la persona y la participación institucional que debe tener. Como los hu-
manos viven entre instituciones, es necesario, a diferencia de lo que ocurre
en la teoría de los papeles, especificar las condiciones institucionales en las
que la conducta individual puede explicarse por la función de una persona
como trabajador, elector o amante. Por el contrario, los rn.odelos del actor
racional que generalizan la teoría microeconómica a todos los campos insti-
tucionales abstraen a la persona de la función y suponen Un actor egoísta Y
calculador que puede especificarse independientemente de los múltiples
papeles que constituyen el ser. Como los significados y la irn.portancia de la
individualidad y la racionalidad dependen del Contexto institucional especí-
25 Como observa Hollis: "Eligen como personas que son sus máscaras, no como individuos
que representan sus papeles" (1985, p. 222).
INTRODUCIENDO DE NUEVO A LA SOCIEDAD 323
fuerzan por redefinir las relaciones sociales de producción, tal como las es-
tablecen los derechos democráticos de la ciudadanía, más que los derechos
de propiedad contractuales. En los Estados Unidos, donde el sindicalismo
es débil, hay evidencia de que la política de clases tiene efectos institucio-
nales, a diferencia de los puramente organizacionales. En su estudio de la
difusión del debido proceso en el lugar de trabajo, Lauren Edelman exami-
nó la difusión de los procedimientos de quejas que erosionaban la doctrina
del derecho común de "empleo a voluntad" que había reglamentado las
relaciones entre propietarios y trabajadores (Edelman, 1985). En su con-
traste de la difusión de los procedimientos de quejas síndicalizados y no
sindicalizados sobresalen dos cosas. Primera, que las organizaciones sin-
dicalizadas adoptaran procedimientos de quejas no era más probable que
el que los adoptaran organizaciones no sindicalizadas, y segunda, había
poca diferencia en la forma funcional de difusión entre los sectores
sindicalizados y los no sindicalizados. Ambos seguían más o menos una
curva de crecimiento exponencial. Estos descubrimientos sugieren que el
conflicto de clases puede darse no sólo dentro de las organizaciones, en
el "punto de producción", sino institucionalmente mediante sus efectos
sobre las prácticas corporativas y legales que afectan la definición de los "de-
rechos" de los trabajadores en toda la economía.
Una fuente de la lucha de clases se puede concebir como una contradic-
ción entre el valor de uso, supuestamente basado en la lógica de la familia,
y el valor de intercambio, fundado en la lógica del capitalismo. La conse-
cuencia es que la conciencia de la clase trabajadora puede desarrollarse a
partir de la importación de una lógica institucional externa al capitalismo.
Cuando los trabajadores luchan por salarios, por derechos de representa-
ción, por influencia en el lugar de trabajo, por el control público de la in-
versión de capital, se apropian de la lógica de otras instituciones con el fin
de transformar los lugares donde trabajan -la lógica de las necesidades
familiares y humanas, la lógica de la ciudadanía y la participación demo-
cráticas, la lógica de la racionalidad reforzada por el Estado-. De este
modo, por ejemplo, tanto Smelser, un funcionalista estructural, como Joan
Scott, una teórica feminista, han indicado cómo los cambios en la organi-
zación de la producción modificaron los patrones normativos de la vida
familiar y suscitaron la movilización política de la clase trabajadora, aun-
que Smelser lo reconceptualiza como síntoma reactivo de una diferen-
ciación institucional insuficiente (Smelser. 1959; J. Scott, 1984). Otros han
indicado las formas en que se establecieron las estructuras salariales para
dual de los derechos de ciudadanía, o de lo que hemos llamado la lógica de la democracia, en
forma secuencial a través de los campos jurídico, político, social y a la larga económico
(Marshall, 1964). Por el contrario, los marxistas argumentaron que otras actividades sociales
cada vez más se hallarían bajo la lógica del capitalismo a través del predominio de las
mercancías, como en el caso en que se considera la votación un intercambio de mercado, la
privatización de los servicios públicos y la vinculación de los beneficios sociales con la posición
en el mercado de trabajo.
326 REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
CONCLUSIÓN
la vez que dependen del poder de las instituciones que las hacen posibles.
Sin entender la especificidad histórica e institucional de las categorías pri-
marias del análisis, los científicos sociales corren el riesgo de únicamente
elaborar la racionalidad de las instituciones que estudian y como conse-
cuencia convertirse en actores de su reproducción.
RECONOCIMIENTOS
INVESTIGACIONES EMPÍRICAS
A. Construcción de los campos organizacionales
B. Cambio institucional
C. Fuerzas institucionales .Y competitivas
X. CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPO ORGANIZACIONAL
COMO UN PROYECTO PROFESIONAL: LOS MUSEOS DE
ARTE DE LOS ESTADOS UNIDOS, 1920-1940
PAUL J. DIMAGGIO
EL CONTEXTO INSTITUCIONAL
Los museos de arte estadunidenses surgieron a finales del siglo XIX como
instituciones educativas dedicadas a refinar el gusto nacional y a mejorar
los diseños industriales mediante la exhibición de objetos de belleza a los
que de otra manera no tendría acceso la mayoría de los estadunidenses
(Harris, 1962; Fax, 1963; Zolberg, 1974). Este temprano interés en la educa-
ción se volvió notoriamente hacia la adquisición y el conocimiento espe-
cializado tan pronto como se adoptaron normas estéticas y las obras de
arte que incorporaban dichas normas estuvieron al alcance de los colec-
cionistas estadunidenses. Hacia 1920, la organización de los museos de arte
reflejaba el ideal y los intereses de estatus de las élites sociales urbanas que
los regían. El modelo dominante del museo de arte, establecido por Ben-
jamin Ives Gilman (1918), secretario del Museo de Bellas Artes de Bastan,
336 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
los museos y a quiénes, ante todo, debían responder los funcionarios de los
museos. Los museos convencionales estaban regidos por patrocinadores,
fideicomisarios y donantes, con ayuda de especialistas en estética, y ajusta-
ban sus programas a las necesidades e intereses de las élites, coleccionistas
y clases medias educadas locales. Los museos influidos por el modelo refor-
mista definieron a su comunidad de manera que incluyó al gran público, en
especial a los grupos manufactureros, los diseñadores y los artesanos. Esos
museos estaban más predispuestos a aceptar la responsabilidad pública
asociada con el apoyo de los gobiernos y permitían a los trabajadores de
los museos, incluyendo especialistas en educación yen técnicas de exposi-
ción, desempeñar un papel más importante.
A su vez, el control dictaba las estrategias implícitas que seguía la mayoría
de los museos. El museo de arte característico de la década de 1920 procura-
ba aumentar sus colecciones tan rápido como fuera posible y reforzar su
presupuesto para adquirir más obras de arte y preservarlas. (Incluso duran-
te la Gran Depresión, 50% de los gastos de los museos de arte se destinó a
las adquisiciones [Coleman, 1939, p. 194].) Por él contrario, los reformistas
trataban de seguir la exitosa estrategia de las bibliotecas públicas: una rá-
pida expansión del presupuesto y del personal mediante la ampliación del
servicio y atención al público y un creciente apoyo municipal.
Finalmente, el enfoque del modelo tradicional de aislar el arte y a sus
mecenas de lo no artístico, del mercado y del público en general se reflejó en
la proliferación de edificios de museos clásicos, a menudo en sitios remotos,
y en la virtual exclusión de artistas estadunidenses vivos y sus obras de los
museos y sus galerías. Los reformadores proponían museos diseñados fun-
cionalmente, construidos según el modelo de las tiendas departamentales y
localizados en barrios comerciales de mucha actividad; proponían también
exposiciones que incluyeran el trabajo de artistas estadunidenses vivos.
El origen de la posición reformadora puede remontarse hasta el siglo XIX
-el Museo de South Kensington en Londres, el movimiento de artes y ofi-
cios, el proyecto de profesionalización de los bibliotecarios- y se asoció
cada vez más a los museos de arte después de 1895 (Goode, 1897; Dana,
1917). Pero, sólo después de que la vanguardia profesional de los traba-
jadores de los museos la adoptó, los reformadores ejercieron suficiente
influencia para obtener el patrocinio de las fundaciones nacionales.
importaciones entre 1927 y 1929 (Keppel y Duffus, 1933, p. 17). Las cifras del
censo revelan un aumento en el número de artistas, escultores y profesores
de arte de 20800 en 1920 a 35600 en 1930 (p. 19).
La profesionalización del trabajo en los museos fue impulsada directa-
mente por la expansión de la educación superior en las bellas artes. En
1876 sólo siete colegios o universidades impartían cursos de historia o
apreciación del arte, y en 1916 menos de uno de cada cuatro los impartía,
mientras que para 1930 pocas instituciones acreditadas dejaban de propor-
cionarla (Bach, 1924, p. 30; Hiss y Fansler, 1934, p. 18). Esta expansión tuvo
tres efectos principales. Primero, aparecieron consumidores de los ser-
vicios de los museos de arte. Segundo, surgieron expertos: hubo 50% más
de tesis de posgrado en artes y arqueología entre 1920 y 1930 que en todos
los años anteriores a 1920 (Hiss y Fansler, 1934, p. 39). Tercero, se consoli-
daron los cursos de historia del arte, que previamente estaban dispersos en
varias especialidades académicas, en los departamentos de historia del arte
o de las bellas artes. Tal consolidación fortaleció la interacción entre el per-
sonal académico de diferentes universidades y acercó a éstas a los museos,
a medida que varios departamentos clave (en particular Harvard, Princeton
y la Universidad de Nueva York) desarrollaron programas para proporcionar
a trabajadores potenciales de los museos conocimiento especializado e his-
toria del arte.
Si los programas de capacitación académica de los museos creaban un
núcleo independiente de expertos interesados en los museos, aunque no
empleados de éstos, los reformadores profesionales seguían necesitando
una fuente independiente de capital para impulsar sus esfuerzos. De ma-
nera significativa, los años veinte dieron la bienvenida a la filantropía den-
rífica a medida que grandes fundaciones, en especial las asociadas con las
fortunas de Rockefeller y de Carnegie, aumentaban el tamaño y la influen-
cia de su personal profesional para reforzar la eficiencia de sus donacio-
nes. En tanto qUe esas fundaciones habían fungido como extensiones de
sus fundadores, en 1920 un nuevo liderazgo se esforzaba por encaminar sus
actividades hacia la búsqueda de soluciones científicas de los problemas
sociales (Lagemann, 1983; Radford, 1984). El ajuste ideológico entre la fe
progresiva de los administradores de las fundaciones en la planificación y
en el control de los expertos en beneficio del servicio público, y la de los re-
formadores de los museos, convirtió a los primeros en aliados poderosos
del proyecto de movilización colectiva de los trabajadores de los museos.
3 "Donaciones de fundaciones recibidas por la MM, 1923-1929", anexo de una carta enviada
por Chauncey Hamlin a Frederick P. Keppel, 8 de mayo de 1929; archivos de la Corporación
Carnegie, clasificados en American Association of Museums, 1918-1928.
,/
CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPO ORGANIZACIONAL 343
La profesionalizacián
El primer consejo asesor en las artes (1924) de Keppel estaba dominado por
historiadores y críticos de arte académico, y su primera donación impor-
tante en este campo fueron 100000 dólares para apoyar el curso de capaci-
tación impartido por Paul Sachs en Harvard, así como una donación con el
objeto de crear material de apoyo para la enseñanza del arte y la historia
(libros, fotografías, proyectores de transparencias) a fin de distribuirlo en
las escuelas de enseñanza superior y las universidades (Anderson, 1941;
Jubin, 1968). Para 1941, 140 instituciones de los Estados Unidos habían re-
cibido este material con un costo para la Carnegie de 625000 dólares. La
fundación también hizo donaciones para diversos fines (para dotaciones,
sillas, equipo de enseñanza o materiales de biblioteca), que ascendieron a
más de 1 750000 dólares, con el objeto de ayudar a departamentos de bellas
artes, o crearlos, en 46 escuelas de nivel superior y universidades de los Esta-
dos Unidos. Las instituciones que capacitaban al mayor número de perso-
nal de los museos -Harvard, la Universidad de Nueva York, Princeton y
Yale- recibieron donaciones de 100000 dólares o más.
Estructuración
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FIGURA X.1. Recorrido de Laurence Vail Coleman con el fin de obtener información para The Museum in America:
A Critical Study. Tomado de su informe a la Corporación Carnegie, 6 de agosto de 1935.
CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPO ORGANIZACIONAL 347
para el arte, lo cual provocó que los administradores de los museos se con-
centraran aún más en un desarrollo nacional. Segunda, las donaciones que
hacía la Carnegie a los museos tenían un gran alcance, aunque fueran un
poco irregulares; el patrón, en conjunto, no fue producto de un diseño cons-
ciente. Tercera, y más importante, los programas de la Camegie para los
museos fueron tanto un recurso para los reformadores profesionales como
una expresión de las intenciones de la Corporación misma. Para entender
este último punto, conviene observar lo que ocurría en la propia Carnegie y
sus procesos de toma de decisiones.
6 Paul Sachs a Alfred Barr, 10 de febrero de 1931; en "Tales of an Epoch: The Reminiscences
of Paul J. Sachs", vol. 1, Oficina de Investigaciones de Historia Oral de la Universidad de Co-
lumbia.
7 Clark Wissler, informe del Grupo Consultor sobre la Educación en los Museos, mecanus-
crito fechado en junio de 1932; archivos de la Corporación Carnegie. clasificados en Advisory
Group on Museum Education.
8 Apéndice de las minutas confidenciales del Grupo Consultor sobre la Educación en los
Museos, 5 de diciembre de 1928; archivos de la Corporación Carnegie, clasificados en
Advisory Group on Museum Education.
)'
CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPO ORGANIZACIONAL 349
,/
CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPO ORGANIZACIONAL 351
19 Philip Youtz, copia para archivo, 24 de noviembre de 1931; archivos del Museo de Arte
de Pennsylvania, Record Group 6, PMA: 69th Street Branch: Floor plan, schedules, equipment.
20 Philip Youtz a Fiske Kimball, 13 de enero de 1932; archivos del Museo de Arte de Filadel-
fia, Record Group 6, PMA: 69th Street Branch, Youtz y Kimball, 1931-1932. Memorándum de
entrevista, Fiske Kimball y Frederick Keppel, 14 de enero de 1932; archivos de la Corporación
Carnegie, clasificados en Pennsylvania Museum of Arto
21 Philip Youtz a Huger Elliott, enero de 1932; archivos del Museo de Arte de Filadelfia,
Record Group 6, PMA: 69th Street Branch, general correspondence, A-Z, 19320 Philip Youtz a
Frederick Keppel, 29 de marzo de 1932; archivos de la Corporación Carnegíe, clasificados en
Pennsylvania Museum of Arto .
22 Philip Youtz a Charles E. Hires Company, 2 de junio de 1932; archivos del Museo de
Arte de Pennsylvania, Record Group 6, PMA: 69th Street Branch: Floor plan, schedules, equip-
ment.
23 Philip Youtz a Fiske Kimbal1, 17 de septiembre de 1932; archivos del Museo de Arte de
Filadelfia, Record Group 6, PMA: 69th Street Branch, Youtz y Kimball, 1931-1932.
Memorándum de entrevista, Fiske Kimbal1 y Philip Youtz con Frederick Keppel, 29 de sep-
tiembre de 1932; archivos de la Corporación Carnegíe, clasificados en Pennsylvania Museum
of Arto
I
CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPOORGANIZACIONAL 355
Hasta ahora, realmente los museos no han querido tener público [... ] definitiva-
mente han estado orientados hacia el coleccionista rico, al que han buscado para
dar acceso a sus colecciones, no al hombre de la calle [ ... ] El hombre cuyo
salario es menor de, digamos, cien mil dólares al año, y que no puede ser con-
ducido a la puerta del museo por un chofer de librea, sube por los escalones del
museo estadunidense e ingresa en sus grandes salones con un complejo de infe-
rioridad que lo intimida desde el principio [Youtz, 1931, p. 2].
27 John S. Jenks a Philip N. Youtz, 14 de enero de 1932; archivos del Museo de Arte de
Filadelfia, Record Group 6, PMA: 69th Street Branch, general correspondence, A-Z, 1932.
Philip Youtz a J. Stogdell Stokes, 27 de febrero de 1932; J. Stogdell Stokes a Philip Youtz, 11
de marzo de 1932; archivos del Museo de Arte de Filadelfia, Record Group 6, PMA: 69th Street
Branch, general correspondence, staff memorandum, 1932. Registro de entrevista, Frederick
Keppel y John Story Jenks, 22 de noviembre de 1940; archivos de la Corporación Camegie,
clasificados en University of Pennsylvania: University Museum.
28 Philip Youtz a Fiske Kimball, 21 de octubre de 1931; archivos del Museo de Arte de
Filadelfia, Record Group 6, PMA: 69th Street Branch, Youtz y Kimball, 1931-1932.
29 Henry Kent a Frederick Keppel, 9 de marzo de 1931; archivos de la Corporación Camegie,
clasificados en Metropolitan Museum of Art.
JO Newton D. Baker a Frederick Keppel, 17 de octubre de 1928; archivos de la Carnegíe,
clasificados en Advisory Group on Museum Education, 1928-1930.
1
CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPO ORGANIZACIONAL 357
CONCLUSIÓN
RECONOCIMIENTOS
Debo agradecer a Maria Arias, Steven Brint, Eliot Freidson, Peter Hall,
Ellen Condliffe Lagemann, Michelle Lamont, Kathleen McCarthy, Charles
Perrow, Woody Powell y a los participantes en la conferencia sobre el cam-
bio institucional celebrada por la NSF/Center for Advanced Study [Centro
de Estudios Avanzados de la Fundación Nacional de Ciencias] por sus úti-
les comentarios a borradores de este capítulo. El autor agradece a la Cor-
poración Carnegie por haberle permitido el acceso a sus archivos y a
Patricia Hanes y sus colaboradores por su paciente ayuda al usar las colec-
ciones de la Camegie; al director y personal del Rockefeller Archive Center
[Archivo del Centro Rockefeller] por permitirme acceder a la colección del
Laura Spellman Rockefeller Memorial; a Louise F. Rossmassler por su ayu-
da al usar los archivos del Museo de Arte de Filadelfia; a los archivos de
American Art por el acceso a la colección de documentos de Philip Youtz, y
a Richard Stillwell por su permiso para consultar los documentos de Paul
Sachs en la Colección de Historia Oral de la Universidad de Columbia. Por
supuesto, ninguna de estas personas u organizaciones es responsable de las
interpretaciones o errores de omisión o comisión del autor.
XI. RESPONSABILIZANDO A LOS ACTORES CORPORATIVOS:
LA CONSTRUCCIÓN DE INSTITUCIONES
EN MINNEAPOLIS-ST. PAUL
JOSEPH GALASKIEWICZ
Fends Off the Urban Crisis", enero de 1976), el Wall Street Journal ("A Mid-
westem City Where Fine Arts Flourish", 15 de septiembre de 1977), el Chica-
go Tribune (<lA Club That Means Business", 26 de junio de 1979), el Boston
Globe ("Where the Arts Flourish: Minneapolis", 4 de mayo de 1980), el New
York Times ("Minnesota a Model of Corporate Aid to Cities", 27 de julio de
1981)Yla Harvard Business Review ("In Minnesota, Business Is Part of the
Solution", julio-agosto de 1981).
Las ciudades de Minneapolis y St. Paul y el estado de Minnesota com-
partieron el escenario. En otro artículo del Wall Street Journal ("A Northern
City That Works: How Minneapolis Manages H", 5 de agosto de 1980) se
informó que Chicago ya no era la ciudad que funcionaba y que Minnea-
polis había tomado su lugar. En 1980 el Chicago Tribune (<lO u r Cities:
Sorne Bests and Worsts", 4 de abril de 1980) hizo un extenso análisis de la
calidad de vida en 11 ciudades estadunidenses. Se citó a Minneapolis como
la que tenía el mejor gobierno municipal, la mejor oficina de planificación
urbana, el mejor liderazgo cívico, el mejor centro comercial y la mejor
innovación en la vida urbana (el sistema Skyway del centro de la ciudad).
En 1984, Time Magazine publicó un artículo especial (/lMinnesota's Magic
Touch", 11 de junio de 1984) en el que alababa la colaboración entre los lí-
deres gubernamentales, empresariales, laborales y educativos que habían
trabajado para desarrollar nuevas empresas de alta tecnología en el estado
de Minnesota. Era claro que las ciudades y el estado tenían mucho que
perder si sus compañías dejaban de interesarse en los asuntos locales, en la
medida en que gran parte del éxito de la región dependía del compromiso y
la participación activa de sus compañías más importantes.
Nuestra investigación se concentró principalmente en las contribuciones
a la beneficencia que realizaron empresas de propiedad pública y cuyas
oficinas centrales se ubicaban en las ciudades gemelas en 1980 y 1981. En
el momento de nuestra investigación, las contribuciones de las corpora-
ciones eran más altas que nunca. El Consejo de Fundaciones de Minnesota
(Berner, 1983) supervisó 78 compañías en Minnesota e informó que ha-
bían donado 63400000 dólares en 1982. El Consejo de Ayuda Financiera a
la Educación y la Junta de Conferencias reúnen las estadísticas anuales
de las contribuciones corporativas en 21 áreas metropolitanas. Con base en
lo que dan las compañías como un porcentaje del ingreso neto antes de im-
puestos, las compañías de las ciudades gemelas ocuparon el primer lugar
en 1977,1979 y 1980. En 1978 y 1981 ocuparon el segundo lugar. En 1978, el
New York Times (/lPhilanthropy, the Business of the Not-So-Idle Rich", 23
de julio de 1978) afirmó que unas 33 corporaciones de Minneapolis daban
5% de su ingreso para fines filantrópicos, de un total nacional de 37 que in-
formaban hacerlo. De hecho, entre los más notables donadores de 5% en
1982 estaban Dayton-Hudson, Munsingwear y H. B. Fuller. Entre los que
daban 2% estaban Honeywell, General Mills, Pillsbury, International Multi-
foods, Peavey y Bemis.
370 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
Las circunstancias de la creación del Club del Cinco por Ciento son de
especial interés, porque los representantes de la élite filantrópica corporativa
participaron directamente. Los más importantes incluían a David Koch,
principal ejecutivo y presidente de la junta de Graco Incorporated y presi-
dente de la Cámara de Comercio de Minneapolis de 1975 a 1976; Charles
Krusell, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Minneapolis;
Wayne Thompson, vicepresidente senior del desarrollo ambiental de la
Dayton-Hudson Corporation; y Bower Hawthome, vicepresidente de asun-
tos públicos de la Minneapolis Star and Tribune Company. Estos dos últi-
mos ejecutivos son clave porque en ese año sus superiores respectivos eran
Kenneth Dayton y John Cowles, Jr., ambos parte de la élite filantrópica y
muy activos en los asuntos de la comunidad. La idea del Club del Cinco por
Ciento fue de Krusell y Thompson, cuya propia compañía, junto con la
Minneapolis Star and Tribune Company y Graco, ya estaba donando el 5%.
David Koch dijo que "la meta del esfuerzo era mostrar las historias ventu-
rosas en la comunidad (es decir, las compañías de éxito). Para los negocios
era bueno que los ciudadanos y los electores se dieran cuenta de lo que
hacemos. También queríamos justificar que una compañía propiedad del
público hiciera esta clase de acciones" (comunicación personal).
Con sólo donar 2 o 5% del ingreso neto antes de los impuestos, cualquier
empresa en la comunidad podría ahora obtener el aplauso de otros miem-
bros importantes de la comunidad de los negocios y compartir el escenario
con oradores invitados para la ocasión (por ejemplo, John D. Rockefeller.
Juanita Kreps, John Filer y Walter Haas). Ahora toda empresa tenía la
oportunidad de ser aplaudida, y por tanto toda empresa tenía algún motivo
para donar. Además, al publicar los nombres de los miembros del Club del
Cinco por Ciento y del Dos por Ciento y entregar la lista a la prensa, la
Cámara de Comercio convirtió las donaciones de sus colegas en un acon-
tecimiento público.
Nosotros argumentaríamos que la transformación del reconocimiento
entre colegas en un reconocimiento público efectivamente sacó el control
social de los cuartos y casilleros y lo ubicó en el ámbito público. Las élites
siguen reconociendo a las empresas especialmente generosas, pero ahora la
comunidad en general también las aplaude. No hay necesidad de adivinar
qué es lo que dará a una empresa una buena imagen; cualquiera puede
obtener el honor, el reconocimiento es de toda la ciudad y va más allá de la
comunidad de negocios.
Hacia la primera mitad de la década de 1980, la prensa que cubría los ne-
gocios y las obras sobre la gerencia argumentaban que estaba manifestán-
dose una ética de interés propio ilustrado en los círculos empresariales
/
RESPONSABILIZANDO A LOS ACTORES CORPORATIVOS 373
Desde la segunda Guerra Mundial, las compañías han requerido cada vez
más los servicios de funcionarios o profesionales de contribuciones para que
dentro de las empresas supervisen el rubro de las donaciones. Antes de eso,
el presupuesto para contribuciones o donaciones y las decisiones de distri-
bución eran sobre todo responsabilidad del principal ejecutivo, de alguien
bajo sus órdenes directas o de algún otro funcionario corporativo de alto
nivel (Bertsch, 1982, p. 7).
Según la Conference Board [Junta de Conferencias] (Troy, 1982), se con-
sidera que una persona que depende directamente del principal ejecutivo
es un profesional si trabaja tiempo completo (51% o más de su tiempo) en
las contribuciones o tiene un título relacionado con las donaciones o algu-
na fundación. Troy observa que:
las responsabilidades más básicas del funcionario que se ocupa de las contribu-
ciones son seleccionar las solicitudes, aprobar las donaciones y manejar la co-
rrespondencia relacionada, los procedimientos de pago y el registro de informa-
376 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
I
RESPONSABILIZANDO A LOS ACTORES CORPORATIVOS 379
cuya lealtad era con el área local, se requerían nuevas formas de asegurar
un constante apoyo corporativo para las instituciones comunitarias, si se
quería que las organizaciones no lucrativas locales continuaran disfrutan-
do del apoyo que habían recibido en el pasado.
Por ejemplo, el antiguo sistema funcionaba con base en el supuesto de
que las redes de grupos primarios, que se extendían a partir de un conjunto
de líderes de negocios comprometidos y motivados, servirían como medios
para manifestar expectativas, la aprobación y el reconocimiento. En el nuevo
sistema, cualquier empresa, con simplemente donar 2 o 5% de sus ganan-
cias antes de los impuestos y llenar una forma de la Cámara de Comercio,
podía obtener el aplauso de otros elementos importantes de la comunidad
de negocios, e incluso de toda la comunidad. Al reconocer a los donantes de
2 y 5%, la Cámara de Comercio proclamó formalmente que todas las con-
tribuciones de las compañías eran aceptables, apropiadas, una conducta
Corporativa esperada, y que los negocios eran dignos de la aprobación del
público porque habían cumplido con esta norma. Esencialmente, las rela-
ciones públicas debían remplazar el reconocimiento que los amigos se
daban en los vestidores yen los salones de los clubes.
El antiguo sistema también funcionaba bajo el supuesto de que los do-
nantes podían entender el propósito de sus contribuciones por medio de la
participación en las subculturas de la élite. En el nuevo sistema, todos los
hombres de negocios, al participar en seminarios o programas educativos
acerca de la responsabilidad corporativa, podían ampliar las perspectivas de
las metas de sus corporaciones y el papel que las contribuciones debían des-
empeñar. Al institucionalizar el proceso de aprendizaje en estructuras como
el PMRC, se creó la oportunidad de que todos aprendieran acerca del interés
propio ilustrado. Ya hemos dicho cómo el PMRC fue instrumento para que
los ejecutivos que habían estado poco interesados en los lineamientos bási-
cos de sus empresas pudieran tener la oportunidad de comprender el rele-
vante papel que los negocios desempeñan en la comunidad, la sociedad y el
mundo. Ahora esa oportunidad estaba disponible para cualquier empresa;
la élite ya no era la única que tenía acceso a esas perspectivas.
Sin embargo, al observar nuestra información encontramos que no era
más probable que las compañías en el centro de la red de iguales adopta-
ran el interés propio ilustrado como una forma de racionalizar las contri-
buciones. Esto nos sorprendió, porque esperábamos hallar influencias de
la red de viejos amigos sobre la forma en que las compañías racionalizaban
sus contribuciones. No obstante, era más probable que estas empresas parti-
ciparan en el PMRC y que las compañías que participaban en los seminarios
racionalizaran las contribuciones como un interés propio ilustrado. Una
interpretación de estos descubrimientos es que la socialización del grupo
de iguales hacia los valores del interés propio ilustrado ya había empezado
a desintegrarse. La débil asociación entre la proximidad a la élite y los va-
lores del interés propio ilustrado podrían probarlo. Más bien, las presiones
380 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
del grupo de iguales pueden haber sido encauzadas de nuevo a las compañías
de contratación en los escenarios organizados más formalmente en los cuales
aprendían entonces la ortodoxia por medio de discusiones de grupo, pre-
sentaciones del tema y otras actividades similares. La presión de los iguales
aún era importante, pero sus contribuciones indirectas al proceso de socia-
lización eran diferentes de lo que habíamos esperado.
Finalmente, el antiguo sistema funcionaba con base en el supuesto de
que a los ejecutivos de la corporación sus iguales les solicitarían que parti-
ciparan activamente en la toma de decisiones sobre las distribuciones den-
tro de sus empresas. En el nuevo sistema, el personal profesional que
traspasaba las fronteras recibía solicitudes por escrito de donaciones para
organismos no lucrativos y era parte activa en dirigir la corriente de dó-
lares para la beneficencia. Con la institucionalización de organizaciones
profesionales como el Consejo de Recursos y Acción Empresarial, el Con-
sejo de Fundaciones de Minnesota y Mujeres y Fundaciones/Filantropía
Corporativa, se crearon escenarios formalmente organizados para permitir
a estos profesionales aprender cómo mejorar el desempeño de su labor,
enterarse de las prioridades de la comunidad y conocer las diferentes com-
pañías.
El paso a las donaciones profesionalizadas significa la creación de una
nueva red de iguales integrada por nuevos profesionales. En esta red, se
ejercerá control sobre los miembros al igual que la élite ejercía control sobre
los principales ejecutivos locales. Ya presentamos evidencia de ello en nues-
tra discusión: las organizaciones no lucrativas reconocidas y respetadas por
más profesionales del manejo de las contribuciones eran susceptibles de
recibir más donaciones de las corporaciones. Aún más importante, los pro-
fesionales del manejo de las contribuciones que eran centrales o estructural-
mente equivalentes en las redes de discusión tendían a reconocer y a valorar
las mismas organizaciones no lucrativas en la comunidad. En otras pa-
labras, estas redes no sólo tenían un gran peso e influían directamente en la
cantidad de dinero que las organizaciones no lucrativas recibían de las orga-
nizaciones de negocios, sino también determinaban la forma en que los
encargados de distribuir las donaciones de las corporaciones llegaron a con-
siderar las organizaciones no lucrativas en la comunidad.
En resumen, argumentamos que el alto nivel de participación corpora-
tiva en la comunidad y los cambios en el control de las corporaciones más
grandes en Minneapolis-St. Paul pueden explicar que en su momento hayan
surgido nuevas formas institucionales como el Club del Cinco por Ciento,
el Proyecto Minnesota de Responsabilidad Corporativa y los profesionales
en el manejo de las contribuciones. También creemos que estos cambios
fueron coordinados por un conjunto de líderes de negocios que tenían tanto
influencia corporativa como vínculos duraderos con la comunidad. Lo pri-
mero les permitió contratar a personas de negocios locales para que ingre-
saran al Club del Cinco por Ciento y al Proyecto de Responsabilidad Corpo-
RESPONSABILIZANDO A LOS ACTORES CORPORATIVOS 381
CONCLUSIÓN
RECONOCIMIENTOS
EN 1919, las 100 corporaciones más grandes de los Estados Unidos se con-
centraban predominantemente en una industria. Para 1979, casi todas las
empresas en la lista de las corporaciones más grandes se habían diversifica-
do mucho. Si bien las identidades de las empresas cambiaron sustancial-
mente, casi la mitad subsistió en todo el periodo. Así, la población que cons-
tituían las grandes empresas cambió de dos maneras: las que siguieron
siendo grandes se diversificaron, y las que se hicieron grandes lo lograron a
través de la diversificación. Este capítulo estudia ese proceso, primero
mediante la documentación de dichos cambios y luego proponiendo un
punto de vista organizacional de los mismos y demostrando cómo puede
ser utilizado ese punto de vista para explicar la difusión de la diversifi-
cación entre las empresas estadunidenses más grandes.
La habilidad para cambiar el curso de una gran corporación depende de
un complejo conjunto de acciones tanto internas como externas a la orga-
nización. Algunas organizaciones cambiaron sus estrategias, mientras que
otras, en campos organizacionales similares, no lo hicieron. Por los regis-
tros históricos es evidente que hubo adaptaciones y selecciones. El foco de
este análisis son las condiciones en que ciertos actores cambiaron el curso
de sus organizaciones, en tanto que otros no.
Discuto cuatro mecanismos que promueven o inhiben el cambio organiza-
cional: el papel de la estrategia existente, de la estructura y de una determi-
nada distribución de poder para inhibir el cambio y favorecer la inercia
organizacional; la turbulencia en los campos organizacionales por la que los
actores con intereses basados en su posición dentro de la corporación
pueden diseñar nuevas estrategias y llevarlas a cabo; el papel de nuevas orga-
nizaciones que entran en campos ya existentes, al proporcionar un ejemplo
para otras organizaciones; y las fuerzas de la institucionalización. Después,
analizo la historia de una gran corporación moderna para entender cómo
estos factores, en ciertos momentos históricos, influyen en la determinación
de las organizaciones que serán transformadas. Presento, luego, modelos
cuantitativos que confirman la tendencia de la discusión histórica.
Una fuerte tendencia en la teoría organizacional actual es el intento de
384
LA TRANSFORMACIÓN ESTRUCTURAL DE LA INDUSTRIA 385
REFLEXIONES TEÓRICAS
EL CASO DE LA DIVERSIFICACIÓN
polio. En esa situación, unas cuantas empresas fijarían los precios y otras
las imitarían. La integración vertical fue un esfuerzo por controlar el pro-
ceso de producción, asegurándose a los abastecedores y clientes por medio
de una forma funcional de organización. El extremo de esta estrategia fue
la producción en gran escala de algunos productos que podían ser controla-
dos fuertemente por una estructura jerárquica.
La estabilidad se logró en los campos organizacionales a través de ambos
mecanismos. Las empresas más grandes podían imponer un precio por su
tamaño y eficiencia relativa. Si las empresas más pequeñas bajaban los pre-
cios, las más grandes podían tomar represalias. El control de los abaste-
cedores también hizo que las grandes empresas fueran invulnerables y
abrió la posibilidad de que interrumpieran abastecimientos a otras. Desde
el punto de vista de las empresas pequeñas, seguir al líder en los precios
significaba que éstos eran estables y que a todos se les garantizaba una
ganancia. Ésta es una estrategia de manufactura en el sentido de que su ob-
jetivo principal es garantizar un mercado para el producto y controlar to-
dos los bienes esenciales para su producción. He demostrado previamente
que el personal de manufacturas tendía a controlar las empresas en que
dominaba esta estrategia. Tal táctica de liderazgo en el precio proporcionó
estabilidad de precio para muchas industrias (incluyendo la del acero, la
petrolera y la de carne empacada) y fue una de las principales razones para
las fusiones de la década de 1920 (Fligstein, 1990b, pp, 112-115; Eis, 1978).
La decisión de diversificar requirió un punto de vista diferente de la em-
presa y de sus actividades fundamentales, el cual puede ser llamado una
perspectiva de ventas y de mercadeo. La táctica central era el esfuerzo por
promover el crecimiento de la empresa mediante mayores ventas de una
amplia gama de productos. Ello conllevaba a desarrollar nuevos mercados
nacionales e internacionales, distinguir los productos propios de los de los
competidores a través de la publicidad y diferencias en calidad y cantidad e
introducir nuevos productos para proteger a la empresa de los mercados
estables o declinantes. La diversificación es sólo un componente de las es-
trategias de ventas y mercadeo. Si el objetivo de la estrategia de manufac-
tura era producir un artículo con un mercado confiable y de gran volumen,
con un precio estable, la esencia de la estrategia de ventas y de mercado fue
producir una gran variedad de productos con imágenes identificables.
Las raíces de la diversificación estaban en la revolución del mercadeo de
los años veinte. En esa época, un observador dijo:
Una característica de muchas industrias de los Estados Unidos durante el siglo XIX
y principios del XX fue la producción en masa de artículos más o menos
estandarizados, sistema que llegó a su cúspide en la planta Ford. Ese método de
operación permitió el uso barato de mano de obra y dio por resultado las
grandes economías de la producción. Sin embargo, desde 1920 han aparecido
diferentes condiciones, como lo indica el nuevo ritmo de la demanda, la rapidez
394 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
conservada como una inversión. Esto significa que no sólo las grandes
empresas practican la estrategia de financiamiento, sino también grupos
de individuos que operan fuera de las estructuras empresariales que rea-
lizan alguna forma de producción. Finalmente, la competencia mundial ha
obligado a muchas grandes empresas a prestar más atención a los procesos
de producción. Por desgracia, en la mayoría de los casos, eso conlleva a re-
ducir los costos y sacrificar la inversión en fábricas nuevas, lo que aumenta
la probabilidad de un deterioro adicional del capital. Las fusiones que se
han presentado no crean nuevos trabajos o capacidad industrial; más bien,
parecen esquemas financieros para aumentar la rentabilidad a corto plazo
a costa de la viabilidad a largo plazo.
DATOS y MÉTODOS
1919) Ypara el punto del tiempo después de que la empresa sale de la lista
(en caso de que la empresa saliera de la actividad). Después se ordenaron los
datos en archivos según los cambios durante las diferentes décadas, esto es,
1919-1929, 1929-1939, 1939-1948, 1948-1959, 1959-1969, 1969-1979~
La variable dependiente en el análisis de los datos es la estrategia de la
empresa en el segundo punto en el tiempo. Hubo tres categorías: domina-
da por el producto, relacionada con el producto y no relacionada con el
producto. Las fuentes para esta información incluían a Rumelt (1974) ya
los Moody's Manuals (1920, 1930, 1940, 1950, 1960, 1970, 1980).5 Se evaluó
la estrategia con base en la mezcla real de productos de la empresa.v Domi-
nada por el producto conlleva que más de 70% de los ingresos fueron genera-
dos por un solo grupo industrial. Relacionada con el producto se traduce en
que las empresas llevan a cabo sus actividades en mercados de productos que
están relacionados o que son extensiones de mercados (por ejemplo, una
compañía química que produce pintura y explosivos). Ninguna línea de
producción por sí sola representa más de 70% de la producción. No rela-
cionada con el producto significa que la empresa participa en negocios no
relacionados para producir una proporción considerable de sus ingresos
(nuevamente, ningún producto por sí solo pudo representar 70% de los in-
gresos). Un ejemplo fue Ling-Temco-Vought, que construía proyectiles
dirigidos, fabricaba acero y en cierto momento fue propietaria de una com-
pañía que rentaba automóviles.
Todas las variables independientes se refieren a la medición en el primer
punto en el tiempo, 10 años antes. El primer factor operacional es la estabili-
dad o la inercia. La edad de la organización fue registrada en el primer punto
en el tiempo. Hannan y Freeman (1984) han argumentado que cuanto más
antigua sea una organización, menos probable es que altere su estrategia fun-
damental. De manera similar, en el primer punto en el tiempo se incluye la
magnitud de los activos en millones de dólares (dólares de 1967). Esta prue-
ba de la teoría ecológica de la población no es definitiva, porque el muestreo
se ha hecho sobre la variable dependiente (es decir, por definición, las em-
4 Se eligió el año de 1948 porque la lista de Collins y Prestan se refiere a ese año. Su princi-
pal fuente de datos fue la Comisión Federal de Comercio, 1957.
5 Rumelt (1974) utiliza una distinción que puede resumirse en estas categorías. El registro
fue hecho por dos codificadores independientes, y el de Rumelt se utilizó como compro-
bación. Cuando los dos codificadores diferían, el autor resolvía el problema.
6 Se eligió la regla de 70% siguiendo a Rumelt (I974). Este estudio encontró que las empre-
sas estaban o muy por encima o muy por debajo de lalínea de 70% para un solo producto
dominante -una división un poco arbitraria. Uno quisiera tener una regla más precisa, pero
eso es imposible, pues la calidad de los datos disminuye a medida que retrocedemos en el
tiempo. Además, con frecuencia era imposible separar las líneas de productos según sus ventas
relativas, ya que los datos no estaban disponibles. En estos casos, se usaron las descripciones
verbales de los productos fabricados para hacer un juicio informal. Las distinciones entre
relacionada con el producto y dominada por el producto conllevan productos que son fabrica-
dos y que pertenecen a códigos de dos dígitos relacionados de la Standard Industrial Classi-
fication [Clasificación Industrial Estándar] (SIC), mientras que las no relacionadas con el pro-
ducto muestran si las empresas producían o no en dos códigos de la SIC no relacionados.
"
LA TRANSFORMACIÓN ESTRUCTURAL DE LA INDUSTRIA 401
presas más grandes son de mayor tamaño y probablemente son más anti-
guas que la empresa promedio en la economía), y por tanto la prueba se
limita a los efectos de la edad y del tamaño en las empresas más grandes.
Debe observarse que los economistas pueden argumentar exactamente lo
opuesto (Gort, 1961). A medida que las empresas crecen y se vuelven más an-
tiguas deben encontrar nuevas oportunidades para sostener tal crecimiento.
La tercera y más importante medida de la inercia es la estrategia en el
primer punto en el tiempo. Esta medida se registra exactamente como la
variable dependiente. Colocar la estrategia en el primer punto en el tiempo
en la ecuación significa predecir la probabilidad de un cambio en la
estrategia. La interpretación directa del coeficiente sobre la estrategia en el
primer punto en el tiempo es el efecto de la estrategia existente."
La medida de la percepción/poder es la subunidad en que tiene sus ante-
cedentes el presidente de la empresa en el primer punto en el tiempo. La
subunidad que controla la empresa grande puede inferirse mejor por la sub-
unidad en que estuvo el presidente de la empresa (Fligstein, 1987). De 1919
a 1949, el personal y los empresarios manufactureros dominaron las
grandes empresas. A partir de 1939 aumentó la proporción de los presi-
dentes que provenían del personal de ventas y de comercialización, y su
número llegó a su máximo en 1959. Desde 1949, los presidentes con ante-
cedentes financieros han llegado a dominar las grandes empresas, y para
1979 forman el mayor grupo individual. Este análisis nos permite evaluar el
grado en que un presidente cambió la estrategia de su organización, de
acuerdo con sus intereses en ella.
Esta variable fue aplicada obteniendo primero el nombre del presidente o
del principal ejecutivo para cada empresa en todos los puntos del tiempo
pertinentes. Esos nombres se obtuvieron de los Moody's Manuals. Después
se encontró la ficha sobre el presidente en Who's Who in America, Who's
Who in Business and lndustry y otras fuentes.s La descripción de la carrera
de cada presidente (es decir, sus previos títulos de trabajo) nos permitió in-
ferir cómo había ascendido en la organización. Se registraron las siguientes
categorías: manufacturas, ventas y comercialización, finanzas, adminis-
tración general, empresario, abogado e imposible de obtener.? La medición
se refiere al primer punto en el tiempo y se ha dividido en cuatro cate-
gorías: manufacturas, ventas y comercialización, finanzas y otros. Se usa-
ron tres variables ficticias para reflejar estas categorías, y el grupo de otros
se dejó como la categoría restante.
7 Debido a que el efectod~ la inercia se estimará directamente para cada década, los efec-
tos de la demografía organizacional serán de cero o cercanos a cero, a menos que estén rela-
cionados positivamente con el cambio. Un argumento de la inercia estructural basado en
estas variables pronosticará, por tanto, efectos nulos cuando se incluyan en la ecuación.
8 Incluyen las columnas de obituarios del New York Times, artículos en las publicaciones
sobre los negocios y libros o artículos relativos a las carreras de algunos de los presidentes.
9 La categorfa de administración general conlleva que una persona tuvo posiciones en
varias subunidades, por ejemplo, gerente de fábrica. y vicepresidente a cargo de las finanzas.
402 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
RESULTADOS
NOTAS: Las variables están definidas en el texto. Las medias están dadas; las desviaciones estándar se dan entre paréntesis.
404 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
que concuerda con lo que hemos discutido antes. Las primeras empresas de
estrategias no relacionadas con el producto aparecen en la lista en 1948.
Para 1959, las empresas de estrategias relacionadas con el producto eran
una mayoría, ya que la 'diversificación se aceleró considerablemente du-
rante el periodo 1948-1959. Entre 1959 y 1979, las empresas en las que do-
minaba el producto siguieron disminuyendo, mientras que las empresas de
estrategia relacionada con el producto permanecían estables. El cambio
más notable en la era de la posguerra fue el aumento de las empresas cuya
estrategia no estaba relacionada con el producto, de 6% de las empresas en
1959 a 27.8% en 1979. En este último año, el grupo en el que dominaba el
producto tenía el menor número de empresas. Hay otros interesantes des-
cubrimientos. Primero, con el transcurso del tiempo, la antigüedad y el
tamaño promedio de las empresas en la lista aumentó continuamente.
Segundo, los patrones respecto a quién controla las empresas basados en
subunidades se ajustan a nuestra discusión histórica y teórica.
Una de las cuestiones más importantes se refiere a si las nuevas estrate-
gias de diversificación fueron resultado de que nuevas empresas entraran a
la lista o bien de que las antiguas empresas cambiaran su estrategia. El
cuadro XII.2 ofrece una respuesta, al presentar el porcentaje de empresas
que cambió de estrategias y al considerar el patrón con respecto al estatus
de la empresa en la lista. Si bien las empresas que ingresan en la lista no
reflejan a las empresas que inician actividades, sí reflejan a las empresas que
están creciendo con rapidez. El cuadro XII.2 evalúa el grado en que las em-
presas con nuevas estrategias experimentaron un rápido crecimiento, in-
gresaron en la lista de las empresas más grandes y proporcionaron un mo-
delo de desempeño para las empresas grandes que ya existían. Se esperaría
que las empresas que han salido de la lista reflejaran desproporcionada-
mente las estrategias más antiguas o estables.
En los primeros periodos (1919-1939) es posible ver un alto grado de esta-
bilidad en las estrategias de las empresas. La mayoría de las empresas que
empezaron con estrategias en que dominaba el producto terminaron la dé-
cada sin cambios. Las empresas que aparecieron por primera vez en la lista
en 1929, 1939 Y 1948 parecen haber cambiado categorías a estrategias re-
lacionadas con el producto más frecuentemente que las empresas que salie-
ron de la lista o permanecieron en ella. Algunas de las que permanecieron en
la lista, sin embargo, también cambiaron su estrategia, en particular durante
el periodo 1939-1948. Las empresas que salieron de la lista estaban despro-
porcionadamente en la categoría de la estrategia dominante, y no cambiaron
sus estrategias. Su falta de crecimiento puede atribuirse en parte a su inca-
pacidad para cambiar estrategias. Una interpretación congruente de estos
patrones es que las empresas de rápido crecimiento ingresaron en los campos
organizacíonales teniendo estrategias relacionadas con los productos. Una
vez que fue manifiesta la ventaja de estas estrategias, otras empresas se
diversificaron, en particular durante la Depresión y en la década siguiente.
CUADRO XII.2. Cambios en la estrategia de las grandes empresas por décadas, por estatus, 1919-1979
1919-1929
Muestra total Los que permanecieron Los que salieron Los que ingresaron
1919 1919 1919 1919
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1929 ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~
Dominante 92.0 40.0 0.0 96.7 12.2 0.0 95.6 0.0 0.0 68.75 20.0 0.0
Relacionada 8.0 60.0 0.0 3.3 87.2 0.0 4.4 100.0 0.0 31.25 80.0 0.0
No relacionada 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
N 100 15 61 9 23 1 16 5
1929-1939
Muestra total Los que permanecieron Los que salieron Los que ingresaron
1929 1929 1929 1929
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1939 ~ ~ ,
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Dominante 92.4 6.3 0.0 95.6 7.0 0.0 100.0 0.0 0.0 71.4 0.0 0.0
Relacionada 7.6 93.7 0.0 4.4 93.0 0.0 0.0 100.0 0.0 28.6 100.0 0.0
No relacionada 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
N 93 16 69 14 10 1 14 1
CUADRO XII.l. Cambios en la estrategia de las grandes empresas... [continuación]
1939-1948
Muestra total Los que permanecieron Los que salieron Los que ingresaron
1939 1939 1939 1939
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1948 ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~
Dominante 76.7 9.5 0.0 75.0 5.9 0.0 100.0 20.0 0.0 69.2 0.0 ' 0.0
Relacionada 22.1 85.6 0.0 23.5 88.2 0.0 0.0 80.0 0.0 30.8 0.0 0.0
No relacionada 1.1 4.8 0.0 1.5 5.9 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
N 90 22 68 17 9 5 13
1948-1959
Muestra total Los que permanecieron Los que salieron Los que ingresaron
1948 1948 1948 1948
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1959 ~ ~ ~ ~ ~
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Dominante 65.7 0.0 0.0 62.5 0.0 0.0 84.6 0.0 0.0 58.1 0.0 0.0
Relacionada 32.7 92.5 0.0 37.5 100.0 0.0 7.7 85.7 0.0 41.1 60.0 0.0
No relacionada 1.4 7.5 100.0 0.0 0.0 100.0 7.7 14.3 100.0 0.0 40.2 100.0
N 73 40 3 48 28 1 13 7 1 12 5 1
1959-1969
Muestra total Los que permanecieron Los que salieron Los que ingresaron
1959 1959 1959 1959
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1969 ~
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Dominante 63.4 6.4 0.0 70.4 6.7 0.0 66.6 0.0 0.0 37.5 12.5 0.0
Relacionada 29.2 84.0 0.0 25.9 86.6 0.0 33.3 80.0 0.0 37.5 75.0 0.0
No relacionada 7.3 9.6 100.0 3.7 6.7 100.0 0.0 20.0 0.0 25.0 12.5 100.0
N 41 63 11 26 46 5 6 10 O 8 8 6
1969-1979
Muestra total Los que pennanecieron Los que salieron Los que ingresaron
1969 1969 1969 1969
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(:\,
1979 ~ ~ ~ ~ ~
Dominante 89.2 0.0 0.0 90.5 0.0 0.0 100.0 0.0 0.0 66.6 0.0 0.0
Relacionada 7.2 87.3 4.2 9.5 87.2 0.0 0.0 100.0 0.0 0.0 81.8 25.0
No relacionada 3.6 12.7 95.8 0.0 12.8 100.0 0.0 0.0 100.0 33.3 18.2 75.0
N 28 63 24 21 47 11 4 5 9 3 11 4
NOTAS: El estatus se refiere al estatus durante la década. Una empresa que permaneció aparece en la lista de las 100 empresas más grandes en
ambos puntos en el tiempo; una empresa que salió no aparece en la lista en el segundo punto en el tiempo; una empresa que ingresa aparece por
primera vez en la lista en el segundo punto en el tiempo. Las estrategias dominantes, relacionadas y no relacionadas se definen en el texto. Los por-
centajes del cuadro se presentan en las columnas.
408 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
1959-1969 1969-1979
(1) (2) (1) (2)
---
Variables b sE(b) b sE(b) b seib) b sE(b)
Antigüedad .02 .03 .009 .04 .002 .002 -.005 .02
Activos -.002 .003 -.002 .001 -.003 .002 -.000 .000
Estrategia relacionada 2.0S** .6S .67 .56 .S5** .25 .OS .06
Estrategia no relacionada .009 .3S 1.45** .64 -.02 .OS .94** .21
% Estrategia relacionada -.007 .02 .04 .04 .OS* .04 -.07 .10
% Estrategia no relacionada -.OS .06 .12* .06 -.02 .02 .16* .OS
Presidente. manufacturas -.11 .28 -.33 .28 -.06 .07 .03 .07
Presidente, ventas .41 .74 .6S** .33 -.10 .OS .13* .06
Presidente, finanzas -.10 .32 .9S** .34 -.06 .07 .42* .20
Constante .11 .006 .09 .06
N 114 114
NOTAS: Las variables se definen en el texto. Los resultados de la regresión logística: estrategia dominante =0; estrategia relacionada = 1 para 1919-
1929, 1929-1939, 1939-1948. Los resultados por ellogit multinomial: estrategia dominante = categoría restante; estrategia relacionada = 1; estrategia
no relacionada = 2 para 1948-1959, 1959-1969, 1969-1979.
*p < .05.
**p<.Ol.
410 INVESTIGACIONES EMPÍRICAS
DISCUSIÓN y CONCLUSIONES
RECONOCIMIENTOS
6 Hemos aumentado en gran medida nuestra comprensión del nuevo institucionalismo gra-
cias a Zucker, 1987, y Perrow, 1986, pp. 265-272.
LOS ORíGENES Y LAS TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES 421
A fin de establecer un marco que nos permita entender los orígenes y las
transformaciones institucionales, es necesario distinguir entre la génesis
de un sentido de interés institucional entre líderes organizacionales y la
realización efectiva de las formas y programas organizacionales derivados
de ese interés. En el caso de los colegios universitarios locales, la larga
sombra de la resistencia de los estudiantes desapareció entre la concepción
de programas de dos años sumamente profesionales y su realización efecti-
va. En general, no hay una razón obvia para suponer una conexión directa
8 En nuestro trabajo, también nos esforzamos por evitar las tendencias de la sociología de
los años cincuenta, que en algunas ocasiones perjudicó el trabajo del "viejo institucionalis-
mo", En particular, creemos que las metáforas organizacionales y funcionales favorecidas por
la escuela de Selznick sólo tienen un valor limitado en el análisis social. Tampoco comparti-
mos la tendencia de la obra posterior de Selznick a aceptar que las élites "responsables, orien-
tadas a los valores" necesariamente "saben más". Analizamos las élites no sólo como líderes
orientados a los valores, sino también como partes interesadas y agentes de formas histórica-
mente específicas de organización social.
424 IN,VESTIGACIONES EMPíRICAS
9 Desde luego, nosotros no pensamos que la gran empresa controla la educación superior
estadunidense. Por consiguiente, disentimos de esta larga y pintoresca tradición de comenta-
rios periodísticos y científicos sociales, inaugurada por The Higher Learning in America (1918)
de Thorstein Veblen, donde retrata las universidades estadunidenses como criaturas de capi-
tal social.
Nuestra postura en cuanto a la relación entre el sistema de educación superior y las ernpre-
sas concede a colegios y universidades una autonomía considerablemente mayor que los tra-
bajos en la tradición de Veblen. Establece un paralelo cercano a las ideas de Lindblom (1977.
p. 175) cuando escribe: "Para entender el carácter peculiar de-la política en los sistemas orien-
tados al mercado no se requiere [.00] una teoría de conspiración de política, una teoría de orí-
genes comunes que unen a funcionarios públicos y privados. un crudo alegato sobre la élite
de poder establecida por fuerzas clandestinas. Las empresas simplemente necesitan incenti-
vos [oo.] si se espera que hagan su trabajo".
LOS ORíGENES Y LAS TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES 427
den pasar por alto lo que Charles Lindblom (1977) ha llamado "la posición
privilegiada de las empresas". 10
Los organismos gubernamentales representaron una tercera fuerza limi-
tante poderosa para los colegios universitarios de dos años. Aun para los co-
legios privados -y la mayoría de los colegios de dos años eran privados
antes del decenio de 1930-, los gobiernos estatales solían ser importantes
para legitimar las actividades de los colegios universitarios a través de sus
procedimientos de acreditación. Por su parte, los colegios universitarios pú-
blicos, que constituían la mayor parte de las instituciones más grandes,
contaban con prácticamente todos los recursos necesarios para su opera-
ción gracias a los gobiernos estatales y locales.
Sería un error, empero, considerar que el Estado se limita a imponer su
voluntad en las instituciones de educación superior. En el caso de los cole-
gios universitarios locales, ciertamente había presión por parte del Estado
para aumentar la formación profesional y los incentivos fiscales para
implantar las políticas preferidas. No obstante, era todavía más común un
modelo según el cual los colegios universitarios de dos años trabajaban
para tratar de congraciarse con el Estado siguiendo políticas que, según
creían, gozarían de aceptación. Este comportamiento, cuando se manifes-
taba de una institución a otra más poderosa, podría llamarse subordina-
ción anticipada. En este sentido, las respuestas de los colegios universita-
rios locales al Estado y la empresa son similares. En ambos casos, los
colegios universitarios han estado muy conscientes del poder estructural
de estos ámbitos institucionales de mando. Al tratar de ganar la aproba-
ción de funcionarios estatales importantes anticipándose a sus preferen-
cias, los colegios universitarios y las universidades saben muy bien que al
presentarse como proveedores de estudiantes con una formación económi-
camente pertinente pueden ser tomados en cuenta para obtener una res-
puesta positiva.
No obstante, las relaciones entre los colegios universitarios locales y los
órganos gubernamentales han sido al mismo tiempo más complejas y más
distantes de lo que harían pensar los modelos más simples de dependencia
de recursos. Los intereses de los legisladores en una educación superior
van más allá del deseo -yen ocasiones entran en conflicto con él- de
10 Si bien el poder estructural de las empresas limita la autonomía de los colegios universi-
tarios y universidades, no elimina esa autonomía. Una fuerte correspondencia entre el siste-
ma educativo y la economía de ningún modo es inevitable en una sociedad capitalista; los
ejemplos de Italia (Barbagli, 1982) y Sri Lanka (Dore, 1976), donde el número de egresados
producido por el sistema de educación superior no ha dejado de superar la demanda, lo deja
muy claro. Aunque, en consecuencia, el capitalismo puede impedir la obtención de ciertos
resultados educativos, de ninguna manera determina cuál de varias políticas posibles será la
elegida. Además, las presiones hacia la correspondencia pueden ser algo mayores en socie-
dades socialistas estatales, porque las culturas de categoría no utilitaria, tomadas original-
mente de los ideales aristocráticos de refinamiento, constituyen una fuerza más débil que en
las sociedades capitalistas de Europa occidental y América del Norte. Véase Weber [1922],
1978; CoIlins, 1979.
428 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
Campos de oportunidad
Ventajas organizacionales
13 Tyack y Hansot (1982) han demostrado que muchos de los reformadores organízaciona-
les del ámbito educativo eran hijos de padres protestantes muy religiosos. Muchas de las
influencias que Tyack y Hansot percibieron en los niveles escolares elemental y secundario
también se aprecian en el movimiento de los colegios universitarios. Nuestro estudio muestra.
por ejemplo, que un elevado porcentaje de los líderes de los colegios universitarios eran
ministros protestantes, o cuando menos pertenecían a una familia religiosa. Entre las obras
clave sobre la "revolución organízacional" de principios del siglo xx, véase Hofstadter, 1955;
Hays, 1964, yWiebe, 1967.
LOS ORíGENES Y LAS TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES 433
Sin duda, el fuerte mercado de trabajo para los egresados de los colegios
universitarios antes de 1970 constituyó el obstáculo más significativo para
la profesionalización de los colegios universitarios de dos años. Los líderes
de los colegios universitarios estaban muy conscientes de este obstáculo,
aunque tendían a considerar el deseo en esencia razonable de los estudian-
tes de obtener un título de licenciatura como una forma de "fijación por los
títulos". En nuestro análisis indicamos claramente que el declive del mer-
cado para los colegios universitarios era la influencia más importante en el
éxito del proyecto de profesionalización a principios de 1970. A falta de
una protesta colectiva generalizada, la resistencia de los estudiantes a la
profesionalización se desvaneció con el declive del mercado de trabajo de
los colegios universitarios a comienzos del decenio de 1970.
Tras analizar con detenimiento las presiones del mercado, no necesitamos
ahondar en ellas salvo para hacer una importante aclaración. Nuestra apre-
ciación de la importancia de las fuerzas de mercado no hace que nuestro
análisis sea sólo una versión más compleja de la idea de que la elección del
consumidor propicia el cambio. En primer lugar, los administradores de los
colegios universitarios optaron por una política adversa a los consumidores
durante por lo menos 40 años antes de que se interesaran en ella. En segun-
do, en ocasiones los administradores podían modificar la matrícula aun en
ausencia de condiciones de mercado favorables. En tercero, las élites exter-
nas ayudaron a apoyar la profesionalización por razones que tenían muy
434 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
poco, O nada, que ver con la demanda de los estudiantes. Por último, las
inquietudes de los consumidores se dirigían a canales distintivos que, para
muchos, tenían poco que ver con sus propios intereses en el mercado de tra-
bajo y, en cambio, estaban muy relacionados con las preferencias de los di-
rectores organizacionales. Así, mientras los mercados ejercen presión sobre
las elecciones de los individuos, los administradores y sus aliados tienen
cierto ámbito de independencia y pueden, además, aportar las interpretacio-
nes más influyentes de las implicaciones de los cambios del mercado.
Capacidad directiva
14 Véase, por ejemplo, Domhoff (1967, 1970). El énfasis de Domhoff en la influencia polfti-
ca y los recursos de las élites se articula con la conocida obra de los teóricos de élite italianos
LOS ORíGENES Y LAS TRANSFORMACIONESINSTITUCIONALES 435
Pareto, Mosca y Michels. Putnam (1976) y Dye (1986) se cuentan entre los defensores contem-
poráneos más influyentes de esta postura.
15 De acuerdo con Pfeffer y Salancik (1978), son tres los factores decisivos para determinar
la dependencia de una organización de otra: la importancia del recurso controlado por la
fuente externa, el grado de discreción de la segunda en el uso del recurso y la cantidad de
posibles vías opcionales para acceder al recurso.
No estamos de acuerdo con que las relaciones de poder se basen por completo en los "recur-
sos". En particular, no estamos de acuerdo con que únicamente los recursos materiales sean
decisivos. Los contribuyentes prácticamente proporcionaron todos los recursos a los colegios
universitarios, pero casi no podían opinar en cuanto a la dirección tomada por los colegios. Ni
tampoco el gobierno o los empresarios han sido tan influyentes como para determinar la direc-
ción de los colegios universitarios locales y las universidades, que no aportaban recursos, o a la
"vanguardia de colegios universitarios locales", que era enérgica y organizada, pero carecía de
recursos materiales hasta fines de los años sesenta.
Esta paradoja se explica estableciendo una distinción entre las influencias de recursos
directas y lo que podría llamarse influencias contextuales. Incluso si una organización no
depende de otra para obtener recursos materiales vitales, puede volverse dependiente si la
segunda organización define un contexto importante en el que opere la primera. Los colegios
Universitarios locales estaban subordinados a las escuelas de cuatro años y a las organizacio-
nes empleadoras, aunque, en sentido estricto, no dependían de ninguna de ellas para obtener
recursos. Las escuelas de cuatro años tenían el poder de definir los criterios de la calidad aca-
démica y tendían a monopolizar la formación de los segmentos de élite del mercado de tra-
bajo. Las organizaciones empresariales ejercieron una gran influencia porque definieron el
contexto de empleos al que se dirigirían los estudiantes de los colegios universitarios locales
luego de terminar su formación.
436 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
divergente. El grupo más importante de los que luchaban contra los admi-
nistradores partidarios de la profesionalización estaba constituido por una
minoría de estudiantes y personal, así como por los primeros opositores a
la profesionalización entre el cuerpo docente de los colegios universitarios.
La oposición minorista tuvo una repercusión sobre todo local, pero era
bastante más importante que la oposición del cuerpo docente por el apoyo
ideológico que podía obtener en comunidades minoritarias.Js En cambio,
el otro grupo importante en conflicto -el cuerpo docente orientado a las
humanidades- estaba relativamente desorganizado y aislado. Consterna-
dos por la preparación de muchos estudiantes y en ocasiones inseguros
acerca de su prestigio académico, los miembros del cuerpo docente tendían
a sacrificar su creencia en las humanidades ante un compromiso cuando
menos igual con las normas académicas tradicionales.
En los periodos de congregación nacional, aumentaba la presión para
establecer un programa de estudios común (en lugar de tener una especia-
lización profesional). Los efectos de la crisis nacional se aprecian en las
tendencias a sustituir la educación general por la formación profesional
en la primera etapa de la Depresión, en la segunda Guerra Mundial y en los
primeros años de la guerra fría. Partiendo de este hecho, señalamos que
durante los periodos de crisis nacional ampliamente percibidos, el énfasis
educativo tendía a cambiar de la formación y la asignación a la socializa-
ción de esfuerzos, con un énfasis renovado en los "valores nacionales
11
comunes.
En ocasiones se arguye que los cambios en los tipos de estudiantes que
asisten a los colegios universitarios de dos años tuvieron repercusiones
directas en los programas ofrecidos por estos colegios. El argumento
demográfico sostiene que el influjo de los estudiantes menos capaces o de
menor SES fomenta la profesionalización como respuesta a necesidades e
intereses especiales de estos estudiantes. Se piensa que el aumento de estu-
diantes de medio tiempo y de mayor edad tiene efectos similares por las
mismas razones. 17
Nuestras pruebas indican que las influencias demográficas han sido
variables; su efecto ha dependido, en gran medida, del estado de la deman-
da del mercado de trabajo de egresados de colegios universitarios. En los
16 En reacción contra una versión anterior de escolaridad "revisionista" que con frecuencia
retrataba la política educativa como una imposición de las élites sobre la clase trabajadora
inerte, informes revisionistas más recientes (véanse, por ejemplo, Nasaw (1979). Wrigley (1982),
Hogan (1985)) han destacado el papel de los conflictos de clase y étnicos en la conformación
de la educación estadunidense. Creemos que esta perspectiva ha hecho una contribución sig-
nificativa para entender la historia de la educación, pero en el caso del colegio universitario,
nuestra investigación reveló pocos conflictos de este tipo.
17 Cross (1971). y Lombardi (1978,1979), defienden de manera más enérgica el argumento
demográfico. Algunos críticos de los colegios universitarios locales también han presentado
argumentos demográficos de este tipo, aunque tienden a interpretar los cambios demográfi-
cos no como una causa directa de la canalización, sino como una excusa para la misma.
Véanse, por ejemplo, Bowles y Gintis (1976), cap. 9; Nasaw (1979).
LOS ORíGENES Y LAS TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES 437
18 Esta limitación de posibilidades ocurrió, por ejemplo, en California, donde las prepara-
torias se resistieron a aceptar un plan bien sustentado para incluir los años de escuela secun-
daria y preparatoria en los colegios universitarios de dos años. Lo mismo ocurrió en muchos
estados que consideraron la idea de transferir los años de colegio de división inferior a los
colegios universitarios, idea que se abandonó después de la primera Guerra Mundial.
19 Nuestros hallazgos sobre la competencia de grupos de prestigio concuerdan con esta
generalización. La oposición interna débil -por ejemplo, el cuerpo docente orientado acadé-
micamente en los primeros años de los colegios universitarios de dos años- parece haber teni-
do un efecto vigorizante en la vanguardia de los colegios universitarios. La fuerte oposición
interna, por otra parte, fácilmente pudo haber alentado el tipo de estancamiento y división en
facciones que a menudo ocurre en organizaciones con desventaja en la competencia. Véase
Gamson (1975), cap. 5.
438 INVESTIGACIONES EMPíRICAS
CONCLUSIÓN
RECONOCIMIENTOS
Nuestra tesis es sólo una de varias que procuran explicar la forma organi-
zacional. Por ejemplo, su formulación clásica -el modelo de ecología de la
población de organizaciones- comprende la noción de Hawley (1968) de que
"la diversidad de formas organizacionales es isomorfa a la diversidad de
ambientes" (Hannan y Freeman, 1977, p. 939). La variación organizacional
es esencial para este modelo, pues proporciona "la materia prima de la que se
hace la selección" (Aldrich, 1979, p. 35). Al resumir los puntos de vista do-
minantes en el campo, DiMaggio y Powell (1983, p. 148) indicaron que "mu-
cha de la teoría organizacional moderna postula un mundo diverso y dife-
renciado de organizaciones y busca explicar la variación en estructura y
conducta entre las organizaciones". Los argumentos que explican la varia-
ción organizacional desde la perspectiva de la dependencia en los recursos
.han recurrido a la creciente interdependencia que acompaña a la "mayor
especialización y división del trabajo entre las unidades organizacionales"
(Pfeffer y Salancik, 1978, p. 43); en cambio, los ecologistas de la población
han hecho énfasis en la existencia de "ambientes múltiples, dinámicos" que
I
punto de vista unidimensional del ambiente (ya sea como cultura o como
mercado) para explicar las formas organizacionales sujetas a factores
ambientales más articulados y detallados. El nuevo institucionalismo es más
sensible a los detalles de los ambientes porque evita el reduccionismo en
cualquiera de esas dos direcciones; proporciona, podemos decir, una teoría
intermedia de los ambientes organizacionales.
Pero incluso si se reconoce la existencia de formas organizacionales dife-
rentes identificables tanto en Japón como en Corea del Sur y en Taiwán,
estaría lejos de ser obvio que esa diferencia puede atribuirse a características
institucionales que varían en esas tres sociedades. Las explicaciones teóricas
alternativas se han enfocado en las diferentes etapas de desarrollo a que ha
llegado cada una de estas tres economías (Cummings, 1984), en la diferente
estructura industrial de cada país (Scitovsky, 1985) y en los factores políticos
e históricos que modelan las formas organizacionales (Hamilton y Biggart.
1988). Estas explicaciones alternativas no se oponen necesariamente a una
explicación institucional de la variación; por el contrario, el nuevo institucio-
nalismo incorpora los papeles del desarrollo tecnológico, del Estado y de los
factores del mercado en el estudio de las formas organizacionales. Obvia-
mente, el nivel de desarrollo económico de Japón está más adelantado que el
de Corea del Sur y el de Taiwán, pero está lejos de ser evidente que cualquie-
ra de estos últimos países (en especial Taiwán) desarrollará en el futuro for-
mas organizacionales similares a las de Japón. Además, el argumento del
desarrollo diferencial sería menos aplicable a una comparación entre
Corea del Sur y Taiwán; cuando mucho, en este caso no identificamos dos
etapas diferentes de desarrollo, sino más bien dos caminos distintos hacia el
desarrollo -dos nociones institucionales diferentes del desarrollo-.
Los papeles del Estado y de los sucesos políticos históricos en cada país
son también de gran importancia en la explicación del desarrollo de las dife-
rentes formas organizacionales. En nuestro trabajo previo (Hamilton y
Biggart, 1988) ejemplificamos ampliamente esos papeles, pero argumenta-
mos en contra de una corriente casual en un solo sentido de la acción del
Estado hacia las formas organizacionales. Los arreglos institucionales influ-
yen en la acción política tanto como son influidos por ella; sería desorien-
tador considerar al Estado como una unidad extrasocial que no se ve afectada
por las instituciones sociales de las que es parte. Por tanto, en vez de postular
la acción del Estado como el principal impulso, nos inclinamos a ver al Esta-
do en cada sociedad como si interactuara (en distintos grados y con diferentes
estrategias) con las otras formas organizacionales en esa sociedad.
En lo que respecta a la variación en la composición industrial de cada
país (por ejemplo, Corea del Sur se concentra en la construcción de barcos
y la producción de acero, en tanto que Taiwán se especializa en productos
metalúrgicos y textiles), está claro que acompañará a una variación en las
formas organizacionales; pero, nuevamente, es menos evidente que la rela-
ción entre las dos debe ser de causa y efecto -o por lo menos que la re-
ISOMORFISMO ORGANIZACIONAL EN ASIA ORIENTAL 447
Los expertos están de acuerdo con que hay pocas agrupaciones empresa-
riales bien definidas en la cima de la economía japonesa (Futatsugi, 1986;
Kobayashi, 1980; Okumura, 1982, 1984, 1985; Sumiya, 1986). Estos grupos
de empresas no son conglomerados en el sentido estadunidense del térmi-
no. Más bien, son unidades sociales en vez de legales (aunque hay una pro-
piedad conjunta de acciones, como lo describiremos más adelante). Sin
embargo, estas agrupaciones de empresas toman muy en serio sus relacio-
nes sociales y están organizadas para el beneficio mutuo de todas las
empresas afiliadas. Las empresas de los grupos empresariales se identifi-
can directamente como miembros de una comunidad de corporaciones
con una identidad distintiva; las empresas individuales entienden su cate-
goría relativa en la comunidad y el papel económico que se espera que
desempeñen para el bien de todo el grupo.
En años recientes, los analistas han identificado dos tipos principales de
grupos empresariales en Japón: los grupos intermercados y los grupos
independientes (Dodwell, 1984; Toyo Keizai Shimposha, 1986a y 1986b).
Cada una representa una forma distinta de la comunidad corporativa, aun-
que comparte muchos rasgos (véanse Orrü, Hamilton y Suzuki, 1989). El
cuadro XIV.2 presenta una lista de los seis grupos de intermercado y de los 10
grupos independientes. Aunque cada uno tiene un "carácter comunitario"
ISOMORFISMO ORGANIZACIONAL EN ASIA ORIENTAL 451
distintivo que lo separa de los otros grupos, todos los grupos interrnercado
comparten, por lo menos, cuatro características isomorfas. Primera, los seis
grupos están estructurados en tomo a una red de vinculaciones horizontales
entre grandes empresas, la mayoría de las cuales ocupan posiciones directi-
vas en diferentes sectores económicos. Como muestra el cuadro XIV.3, todos
los grupos interrnercado abarcan un grupo de empresas similares que compi-
ten en diferentes sectores, pero no entre ellas. Esto se conoce como el prin-
cipio del conjunto de uno (Futatsugi, 1986). De esta manera, los grupos inter-
mercado compiten entre sí por su parte de la economía total. Por tanto,
cuando surgen nuevas áreas industriales, cada grupo intermercado crea o se
esfuerza por incluir empresas que se especializan en esas áreas. Segunda, los
seis grupos tienen sus propias instituciones bancarias, sus propias compa-
ñías de seguros y sus propias compañías comercializadoras que se ocupan de
las negociaciones financieras y comerciales del grupo. Tercera, todos los gru-
pos intermercado tienen un club de presidentes: el presidente de cada una de
las principales compañías en el grupo pertenece a un consejo que se reúne
una vez al mes para tratar los asuntos del grupo (Okumura, 1985, pp. 15-16).
Cuarta, cada empresa miembro del club de presidentes mantiene empresas
afiliadas y subsidiarias alineadas verticalmente. A estos alineamientos verti-
cales se les llama convencionalmente keiretsu. Las empresas afiliadas y sub-
sidiarias, además, mantienen numerosas relaciones de subcontratos a largo
plazo, jerarquizados diferencialmente, con empresas pequeñas y medianas a
las que no se considera parte del keiretsu intermercado, pero que de todos
modos son vitales para todo el sistema de producción (Okumura, 1982, 1984;
Ishida, 1983; Shimokawa, 1982, 1985). A las relaciones de subcontrato se les
da el rango de primarias, secundarias y terciarias según el papel que desem-
peñen en el proceso de producción. Aunque por lo común no son miembros
formales del keiretsu, los subcontratistas se identifican prontamente con la
comunidad keiretsu.
En contraste con los grupos intermercado, los grupos independientes
representan una red de empresas integradas verticalmente en un sector in-
dustrial. Los grupos independientes tienden a estar estructurados de manera
452 INVESTIGACIONES EMPÍRICAS
CUADRO XIV.3. Empresas del club de presidentes por sector en los seis grupos
de intermercado japoneses, 1982
Sector Mitsubishi Mitsui Sumitomo Fuyo DKB Sanwa
Banca y seguros **** **** **** **** ******* ****
Comercio exterior e interior ** * ***** "1f***
*
Silvicultura y minería * **
Construcción * ** * * * ***
Alimentos y bebidas * * *** **
Fibras y textiles * * ** * **
Pulpa y papel * * * *
Productos químicos ***** ** ** *** ****** *******
Derivados del petróleo * * * *
Derívados del caucho *
Vidrío y cemento ** * ** * * *
Hierro y acero * * * * *** ****
Metales no ferrosos ** * **** ***
Maquinaria en general * * ** *** *
Productos eléctricos y electrónicos * * * *** ***** *****
Maquinaria de transporte ** ** * *** ***
Instrumentos de precisión * * *
Bienes raíces * * * *
Transportación terrestre ** * **
Transportación marítima * * * * *
Almacenamiento * * * *
Industria de servicios *
similar al keiretsu dentro de los grupos intermercado, y cada uno está for-
mado de una casa matriz muy grande y de mucho éxito, y compañías
subordinadas alineadas verticalmente (Dodwell, 1984). Por ejemplo, con
frecuencia se menciona a Nissan Motor, el gigante de la industria automo-
vilística y líder de un importante grupo independiente, como un keiretsu
por derecho propio. Mantienen relaciones de largo plazo con los subcon-
tratistas de partes, muchos de los cuales se han ubicado en lugares adya-
centes o cercanos a las plantas de Nissan, de modo que los miembros de
los grupos independientes frecuentemente forman una comunidad geográ-
fica, al igual que económica y social.
A pesar de su nombre, los lOgrupos independientes grandes no son, de
hecho, independientes el uno del otro o de los seis grupos de intermercado.
Los grupos independientes mantienen relaciones con otros grupos empre-
sariales mediante la tenencia conjunta de acciones de instituciones finan-
cieras. Como argumentamos en otro escrito (Orrü, Hamilton y Suzuki,
1989), estas interrelaciones se parecen mucho a la clase de vínculos que
hay entre las empresas del club de presidentes en los grupos intermercado.
ISOMORFISMO ORGANIZACIONAL EN ASIA ORIENTAL 453
dual del chaebol, una compañía matriz o una empresa principal, es propie-
tario de la mayoría de las empresas que no son sociedades anónimas, y
poseen o controlan, por medio de la tenencia de acciones por la familia o
algún banco, un porcentaje muy alto de todas las acciones de las empresas
que aparecen en las .listas de la bolsa de valores. En Corea del Sur hay poca
evidencia de juntas directivas interrelacionadas dentro de las empresas del
chaebol; en cambio, ~e emplea ampliamente a los miembros de la familia
462 INVESTIGACIONES EMPÍRICAS
CUADRO XIV. 14. Principales chaebol coreanos entre los 500 consorcios más
importantes en el mundo, según Fortune International
Rango en 1976 Rango en 1980 Rango en 1984
209. Korea Oil 72. Hyundai 38. Samsung
278. Hyundai 101. Lucky 39. Hyundai
459. Ssangyong 125. Samsung 43. Lucky
139. Korea Oil 48. Daewoo
237. Hyosung 61. Sunkyong
275. Ssangyong 139. Ssangyong
297. Pohang SteeI 185. Korea Explosives
322. Sunkyong 209. Pohang SteeI
338. Kukje 216. Hyosung
376. Korea Explosives 413. Doosan
FUENTES: Fortune, agosto, 1976; agosto, 1980; agosto, 1984.
muestra que las posiciones de los chaebol están sujetas a cambios rápidos
no sólo en términos de su jerarquía relativa entre los propios chaebol, sino
también en términos absolutos, en relación con otras empresas industriales
internacionales. La diferencia en estructura organizacional entre Japón y
Corea del Sur podría descartarse como si se tratara simplemente de diferen-
tes etapas del desarrollo alcanzado por los dos países; no obstante, nosotros
afirmamos que hay importantes factores institucionales que explican las
diferencias observadas. Uno de ellos, como ya hemos señalado, es la presen-
cia de un Estado coreano fuerte que participa activamente en la planeación
y ejecución de las políticas económicas que favorecen la concentración in-
dustrial y las líneas verticales de dominio; éste es el isomorfismo coercitivo
generado por la influencia política de un Estado fuerte. Un segundo factor
fue el impacto cultural, en Corea del Sur, de las prácticas gerenciales esta-
dunidenses, difundidas al instituirse los programas de gerencia en las uni-
versidades surcoreanas (Zo, 1970). Tercero, y con mayor amplitud, hemos
indicado la persistencia en la sociedad surcoreana de lo que Norman Jacobs
(1985) llama un "orden social patrimonial" explica: "la situación actual pue-
de atribuirse al deseo de quienes toman las decisiones industriales dentro y
fuera de la política, de utilizar técnicas patrimoniales probadas en el trans-
curso del tiempo para controlar y explotar mediante ciertas prebendas una
economía industrial" (1985, p. 154). Entonces, está lejos de ser evidente que
las formas organizacionales actuales de Japón serán las coreanas del futuro;
más bien, nos inclinamos a pensar que es poco probable que las dos lleguen
a parecerse entre sí en algún momento.
nés y los otros dos. Una de las diferencias más obvias es el tamaño y la
importancia de los grupos taiwaneses en la economía de ese país. Los gru-
pos empresariales japoneses y surcoreanos son figuras centrales en sus
economías respectivas e incluyen, como empresas miembro de algún gru-
po, a las principales empresas industriales. En Taiwán, sin embargo, los
grupos empresariales no ocupan una posición tan central. De las 500 em-
presas manufactureras más grandes de Taiwán, sólo cerca de 40% pertene-
ce a grupos empresariales; además, algunas de estas empresas no son líderes
en su propio sector de producción. En cambio, en Taiwán muchas grandes
empresas siguen operando como unidades individuales y no están inclui-
das dentro de ningún grupo empresarial. La falta de centralidad se refleja
en las cifras de las ventas totales para las 743 empresas que pertenecen a los
principales 96 grupos empresariales, que sólo representan un porcentaje
pequeño del PNB de Taiwán.
Las diferencias en el tamaño de los grupos empresariales de Taiwán tam-
bién indican su falta de centralidad. En promedio, los grupos taiwaneses
están integrados por menos empresas y éstas son más pequeñas que las de
los grupos empresariales en Japón y Corea, y las cifras de activos y ventas
totales de los grupos empresariales taiwaneses son mucho más pequeñas
que las cifras para los otros dos países.
Las diferencias en el tamaño y centralidad de los grupos empresariales
taiwaneses indica diferencias organizacionales más fundamentales. Pri-
mero, los grupos empresariales chinos no tienen ninguna de las vinculacio-
nes verticales estrechas (tanto en términos de producción como de propie-
dad) que caracterizan, de diferentes maneras, al keiretsu japonés y al
chaebol coreano. En cambio, aunque tienen menos empresas por grupo y
las empresas por sí mismas tienen un porcentaje más pequeño de las ven-
tas totales por sector industrial cuando se las compara con las de los otros
dos casos, los grupos taiwaneses se caracterizan por diversificar sus valores.
Como lo muestra el cuadro XIV.15, los grupos empresariales taiwaneses tie-
nen, en promedio, 7.76 empresas; esas empresas se encuentran esparcidas
en un promedio de cuatro sectores industriales diferentes. Además, ningu-
no de los 96 grupos empresariales se fundamenta sólo en vinculaciones
verticales entre empresas miembro dentro del mismo sector industrial. En
vez de ser conjuntos de empresas integradas en sentido vertical, rígidamen-
te controladas, los grupos empresariales taiwaneses son aglomeraciones de
empresas de diferentes tamaños -la mayoría pequeñas- en distintos sec-
tores económicos.
Los grupos taiwaneses tienen varias características organizacionales iso-
morfas que los diferencian- de los grupos empresariales surcoreanos y japo-
neses. Primero, en contraste con Japón, donde 90% de las empresas de los
grupos comerciales son empresas por acciones públicas, en Taiwán sólo
10% de las empresas en los grupos empresariales son empresas de sociedad
anónima. Además, sólo 40% de los 96 grupos empresariales tienen una o
ISOMORFISMO ORGANIZACIONAL EN ASIA ORIENTAL 467
INSTITUCIONALIZACIÓN E ISOMORFISMO
nuestro enfoque teórico en este caso firmemente considera que los dos en-
foques se complementan.
Se pueden hacer dos importantes preguntas relacionadas con los víncu-
los entre las teorías ecológica e institucional de las organizaciones. Prime-
ra, ¿de qué manera los cambios en el ambiente institucional afectan la
dinámica ecológica del cambio de la población? Segunda, también se pue-
den investigar los procesos ecológicos que culminan en el cambio institu-
cional.! Aquí nos concentramos en la primera pregunta, y consideramos
los cambios institucionales como exógenos y estudiamos su efecto sobre los
procesos del cambio en la población. En las formulaciones generales de la
teoría ecológica, se argumenta que el cambio en la población puede ocurrir
por medio de los procesos de fundación, desaparición y cambio organizado-
nal (Hannan y Freeman, 1989, cap. 1; Singh, Tucker y Meinhard, 1988). Por
consiguiente, estudiamos el impacto de los cambios institucionales sobre
los tres procesos:
Algunos críticos del enfoque ecológico (por ejemplo, Perrow, 1985a,
1986, cap. 6) han llamado enérgicamente la atención a la falta de énfasis
en el poder en esta perspectiva. En un esfuerzo parcial para remediar esta
omisión, nos concentramos en particular en el papel del Estado en el
ambiente institucional, particularmente por medio de varias de sus agen-
cias y programas. En las sociedades modernas, la nación-Estado es una
fuente vital de recursos y de poder coercitivo (DiMaggio, 1983; DiMaggio y
Powell, 1983) Ycon frecuencia impone estructuras y procedimientos uni-
formes sobre las organizaciones. Así, el Estado es una fuente importante
de isomorfismo en los campos organizacionales al igual que en la confor-
mación de la demografía de las poblaciones organizacionales (Scott, 1987,
cap. 8). Por tanto, este estudio también muestra una forma en que las con-
sideraciones de poder pueden incorporarse fructíferamente a los enfoques
ecológicos de la organización.
Este capítulo representa un paso más en una serie de estudios que exami-
nan el cambio en una población de organizaciones de servicio social volun-
tario (ossv) en el área metropolitana de Toronto, Canadá, durante el perio-
MÉTODO
Recopilación de datos
Diseño de la investigación
Medición
Fundaciones
Desapariciones
Definimos una ossv como desaparecida cuando deja de existir como una
unidad legal. Así, las fusiones se consideran desapariciones organizaciona-
les. La frecuencia de las desapariciones para esta población es el número
trimestral de desapariciones en la población durante el periodo de enero de
1970 a 1982.
Densidad
Forma organizacional
Las ossv difieren entre sí en términos del número de campos en los que
proporcionan servicios. Algunos proporcionan servicios en un solo campo,
mientras que otras operan en muchos de ellos. Aproximadamente 48% de
las ossv ofrecían servicios en un solo campo (por ejemplo, salud, o recrea-
ción, o educación) cerca de 33% ofrecía servicios en dos campos, y el res-
tante 19% operaba en tres o más campos. Para los propósitos de estos aná-
lisis, a las organizaciones que operaban en un solo campo se les llamó
especializadas, y a las organizaciones que operaban en tres o más campos
se les llamó generales. Así, se omitieron las organizaciones que operaban
en dos campos. Esto tuvo dos implicaciones: una, omitir el grupo interme-
dio ayuda a distinguir entre las especializadas y las generales más clara-
mente. Segunda, los efectos de las variables falsas de la especialización y
de la generalización son relativos con respecto a este grupo intermedio.
Legitimación externa
3 Puede argumentarse que estos tres indicadores de legitimidad externa son también medi-
das del capital humano y de las redes preexistentes. Ser incluido en la lista del Community
Directory requiere estar consciente del campo y tener alguna habilidad organizativa mínima,
así como adquirir un número de registro como obra de caridad requiere probablemente un
mínimo de recursos humanos. Por tanto, ambos pueden estar midiendo el capital humano en
el momento de la fundación. Integrar una junta de directores requiere la habilidad para persua-
dir a las personas, lo que a su vez puede medir indirectamente redes preexistentes. Es nuestra
opinión que el argumento es correcto en lo esencial, pero no lo consideramos problemático
por dos razones. Una, estamos interesados ante todo en saber si las organizaciones obtuvie-
ron apoyo institucional, y menos con el conocimiento de los factores que pueden haber facili-
tado u obstaculizado ese proceso. Así, mientras el capital humano o las redes preexistentes
fortalezcan la adquisición de apoyo institucional externo, las medidas continúan siendo váli-
das. Segunda, consideramos que los indicadores de legitimidad externa son medidas perti-
nentes (Webb et al., 1966). Esas medidas siempre contienen "estática", pues frecuentemente
conllevan información no relacionada con la interpretación de la medida, pero suponemos, de
acuerdo con los proponentes de ese enfoque, que la "estática" tiene poca relación con la señal
(Webb y Weick, 1979, p. 652).
484 INVESTIGACIONES EMPÍRICAS
Cambios institucionales
Tasa de desaparición
r L · Pr [cambio (t, t + M)
(t) = LfFl •
M-,>O M
4 La muerte organizacional es un suceso único porquela misma organización no puede
desaparecer más de una vez. Pero un cambio estructural, digamos, puede ocurrir varias veces
en la vida de una organización. No es significativo calcular la tasa de transición sólo para el
primer cambio estructural, pues estamos interesados en todos esos cambios estructurales. Lo
que se requiere es una tasa de transición que incorpore la información acerca de todos los
cambios estructurales en una sola tasa general. Esto se puede hacer si no se especifica ningún
estado original en el programa RATE, y en cambio sí se especifica el cambio estructural como
el estado de destino. Después el programa estima una tasa de transición compuesta para
todas las transiciones a este estado de destino, independientemente de si el estado original es
"ningún cambio estructural" o "cambio estructural". Las consultas con Terry Amburgey fue-
ron de gran utilidad para obtener esta solucíón al problema.
CAMBIO INSTITUCIONAL Y DINÁMICA ECOLÓGICA 485
25
20
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70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82
Años
Sin embargo, por medio del análisis exploratorio de los datos, encon-
trarnos en algunos casos que los residuos de un proceso de correlación de pri-
mer orden seguían estando correlacionados. Como se sabe que, con datos
trimestrales, los términos de error pueden estar retrasados en su autocorre-
lación cuatro periodos (Kennedy, 1985, p. 105; Wallis, 1972), evaluamos tam-
bién autocorrelaciones de orden mayor. Elegimos el orden del proceso de
autocorrelación con base en la significancia de los coeficientes de autoco-
rrelación, la variable explicada y la suma mínima del cuadrado de los resi-
duos, aunque los resultados por lo general no eran muy diferentes. El cuadro
xv.i presenta las estimaciones tanto para el modelo del OMC como del GMC
(modelo generalizado de mínimos cuadrados).
La primera columna del cuadro XV.1 muestra los efectos curvilíneos de
las fundaciones retrasadas, de la desaparición, de la densidad y de los cam-
bios institucionales retrasados sobre las fundaciones actuales. El modelo
general fue significativo (p < 0.01) y explicaba 55.1% de la variación en las
fundaciones actuales. Pero había una autocorrelación significativa, pues la
estadística Durbin-Watson calculada (d = 2.504) era menor que el límite su-
perior del valor de criterio adecuado a un nivel de significancia de 5%, una
prueba comúnmente aceptada para las autocorrelaciones de primer orden
(Johnston, 1972, cap. 8). A continuación examinamos un modelo generali-
zado de los mínimos cuadrados (GMC) con la misma especificación (segun-
da columna, cuadro XV.1). Un proceso de autocorrelación del cuarto orden
proporcionó el mejor modelo, y 'el modelo general era significativo, pues
explicaba 71.2% de la variación en las fundaciones actuales. Tanto las fun-
daciones retrasadas como las desapariciones retrasadas tenían efectos cur-
vilíneos significativos sobre las fundaciones actuales, aunque la densidad
no los tenía. El OPJ retrasado -el cambio favorable institucional- aumentó
significativamente las fundaciones, mientras que el AP retrasado -el cam-
bio institucional desfavorable- disminuyó significativamente las funda-
ciones, como podía esperarse.
El siguiente problema sustantivo era la forma en que los cambios insti-
tucionales afectaron la dinámica ecológica en esta población. Estábamos
interesados en determinar si el OPJ y el AP simplemente aumentaron o dismi-
nuyeron el nivel de los procesos ecológicos de imitación y de competencia,
o si cambiaron la naturaleza de los procesos ecológicos. Se introdujeron en
el modelo variables falsas del OPJ y del AP, tanto en los términos de las pen-
dientes como de intersección del modelo previo. Sin embargo, debido a
problemas de multicolinealidad, no se pudieron estudiar los modelos con
todos los efectos y términos de interacción principales juntos, lo que obligó
a utilizar modelos separados para la influencia del OPJ y del AP retrasados
sobre la dinámica curvilínea de las fundaciones y mortalidades retrasadas.
Excepto por los efectos curvilíneos de la densidadretrasada, pudimos pre-
sentar juntos el OP] y el AP. Se presentan estos resultados en la tercera,
cuarta y quinta columnas del cuadro XV.l.
CAMBIO INSTITUCIONAL Y DINÁMICA ECOLÓGICA 489
s Las discusiones con Howard Aldrich nos fueron muy útiles para identificar y manejar
este problema.
6 En investigaciones posteriores del problema, concluimos que también aquí existían pro-
blemas de multicolinealidad, ya que los términos de interacción estaban nuevamente muy
correlacionados el uno con el otro (r era aproximadamente 0.99 para OPJ x N con OPJ x N2,
y AP x N con PAP x Nl). Además de inflar los errores estándar y subestimar los niveles de signifí-
cancia, es posible que la multicolinealidad altere el signo y las magnitudes de las estimaciones
de los coeficientes, aunque a veces lasestimaciones no están desviadas, esto es, son correctas en
CUADRO XV. l. Estimaciones de los mínimos cuadrados: efectos ecológicos e
institucionales sobre las fundaciones organizacionales
Variables independientes Variable dependiente: fundaciones
OMC GMC GMC GMC OMC
Constante 3.074 3.324* 1.931** 0.147 1.328
(3.603) (1.980) (1.337) ( 1.277) (2.508)
Fundaciones 0.571 1.141* -0.638 1.116**
(0.351) (0.187) (0.425) (0.307)
Fundaciones- -0.009 -0.019* 0.005 -0.011
(0.015) (0.009) (0.024) (0.013)
Desapariciones 2.851 * 2.079** -0.029 0.401
(1.182) (0.488) (0.479) (1.405)
Desapariciones- -0.340* -0.226** -0.004 -0.063
(0.179) (0.072) (0.088) (0.434)
Densidad 0.0005 -0.009 0.018
(0.019) (0.010) (0.014)
Densidad- -0.000007 0.000002 -0.00001
(0.00002) (0.00001) (0.00002)
OPJ 3.305* 1.124* 0.215 -164.59*
( 1.686) (0.604) (4.285) (83.50)
AP -2.970 -2.905** 2.988 -592.3
( 1.874) (0.789) (11.243) (1649.7)
OPJ x N 0.685*
(0.368)
OPJ x N2 -0.0007*
(0.0004)
APX N 2.087
(5.369)
AP x N2 -0.002
(0.004)
OPJ x B 0.298
(0.852)
OPJ x B2 -0.032
(0.035)
OPJ x D 1.875
(2.847)
OPJ x D2 0.971
(1.285)
AP xB -0.473
(1.079)
AP x B2 -0.051
(0.069)
APxD -2.874
(4.537)
APX D2 0.254
(0.660)
Aj R2 0.551 0.712 0.694 0.590 0.578
coef-F 8.653 16.808 13.580 9.011 9.74
nivel-p <.01 <.01 <.01 <.01 <.01
NOTAS: Los errores estándar están entre paréntesis. y los GMC son de la autocorrelación de
cuarto orden.
*p <.05.
**p <.01.
CAMBIO INSTITUCIONAL Y DINÁMICA ECOLÓGICA 491
(R2Q - R2K) (n - Q)
(l-R2 ) (Q_ K) -FQ-K, «o.
Q
Variables dependientes (O
Variables Fundaciones especializadas y generales (trimestral)
independientes
tt -1) Espec» Gen.e Especb Gen. a Espec» Gen:« Espec» ce-»
Constante -1.110 0.129 0.931 -0.374 0.732 0.531 0.423 -0.369
(2.092) ( 1.201) (1.778) (1.253) (0.875) (0.569) (0.958) (0.418)
B 0.385** 0.117 0.460* 0.032 0.469* 0.299**
(0.188) (0.113) (0.252) (0.162) (0.218) (0.100)
B2 -0.004 -0.0007 -0.010 0.006 -0.005 -0.004
(0.008) (0.005) (0.015) (0.009 (0.009) (0.004)
D 0.880* 0.511 -0.218 0.272 1.364 -0.106
(0.503) (0.344) (0.376) (0.256) ( 1.061) (0.443)
D2 -0.102 -0.071 0.023 -0.044 -0.368 0.067
(0.075) (0.052) (0.066) (0.045) (0.315) (0.135)
N -0.0001 0.001 0.009 -0.006
(0.011) (0.006) (0.009) (0.006)
N2 -0.000003 -0.000002 -0.000008 -0.000005
(0.00001) (0.000007) (0.0000l) (0.000008)
OPJ 1.197* 0.543 -95.524** -41.448 -0.196 1.037
(0.698) (0.483) (35.954) (29.637) (2.461) ( 1.598)
AP -1.290* -0.408 -429.97 -578.80 0.495 4.594
(0.814) (0.554) (839.16) (585.24) (6.884) (3.609)
OPJxN 0.392** 0.176
(0.159) (0.131)
OPJXN2 -0.0004* -0.0002
(0.0002) (0.0001)
APxN 1.482 1.876
(2.724) (1.905)
APxN2 -0.001 -0.002
(0.002) (0.002)
OPJ xB 0.059 -0.039
(0.494) (0.319)
OPJ XB2 -0.002 -0.005
(0.021) (0.014)
OPJxD 0.867 0.240
(1.757) (1.213)
OPJXD2 -0.395 0.267
(0.797) (0.557)
APxB
-0.028 0.072
(0.567) (0.334)
APXB2 -0.001 -0.020
(0.035) (0.021)
APxD
-1.844 -1.705
(3.099) (1.468)
APXD2 0.427 0.123
(0.463) (0.209)
(2)
donde p = 1,2.
Para estudiar los efectos de los cambios institucionales y de la dinámica ecológica sobre la
tasa de desaparición introdujimos las covariables temporales adecuadas en el modelo ante-
rior. Además, como utilizamos modelos de múltiples episodios breves, con la duración de los
episodios definida por el momento de los cambios consecutivos, pareció igualmente significa-
tivo presentar la covariable ya fuera en los vectores /3 o en los y, porque, en esos modelos, las
interpretaciones sustantivas de los dos vectores no son muy diferentes (Síngh, House Y
Tucker, 1986). Infortunadamente, todos los modelos que estudiamos utilizando el modelo de
referencia en la ecuación anterior se enfrentaron a graves problemas de convergencia y nos
vimos obligados a cambiar el modelo de referencia para poder obtener resultados.
10 Presentamos los efectos de densidad en el afio en curso en vez de la densidad retrasada,
porque sólo teníamos datos de 13 afias. Un retraso de un afio nos habría conducido a la pérdida
CAMBIO INSTITUCIONAL Y DINÁMICA ECOLÓGICA 499
25
20
15
10
O-t---.--f---.--r---,,---.--..------.-....---r-,.----,
70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82
Años
de un año de datos, lo que consideramos excesivo. Por la misma razón no se presentaron las
fundaciones y la mortalidad retrasadas, ni las variables institucionales retrasadas.
11 El cálculo diferencial elemental muestra que éste es el caso, pues, para una máxima, el
Primer derivado de h(t} con respecto a la densidad deber ser cero.
Además del efecto de los cambios institucionales sobre las tasas de desapa-
rición de las OSSV, se puede establecer otro vínculo significativo entre las
teorías ecológica e institucional de la organización mediante el estudio de
la forma en que los apoyos institucionales afectan las presiones selectivas
que se ejercen sobre las organizaciones. Una característica central de algu-
nas ideas institucionales es la de que el isomorfismo estructural con mitos
racionalizados en el ambiente institucional aumenta la legitimidad de la
organización (Meyer y Rowan, 1977; Meyer y Scott, 1983b). Esta mayor legi-
timidad proporciona un mayor acceso a los recursos y, por tanto, aumenta la
supervivencia organizacional. A pesar de la importancia de esta idea en el
enfoque institucional, hasta donde nosotros sabemos, no ha sido objeto de
mucha investigación empírica.
Es interesante que este mismo tema sea también de importancia signifi-
cativa en el enfoque ecológico. La investigación empírica ha mostrado que
introducir al OPJ y al AP por separado tanto en los términos constantes como en los codicien-
tes de las variables de densidad. Ninguno de estos modelos convergió, a pesar de que se au-
mentó el número de interacciones a lOO. Sin embargo, la solución intermedia para un modelo
que especifica la interacción del OPJ con los efectos curvilíneos de la densidad proporcionó
resultados que era posible interpretar. El modelo general ajustó los datos bien (X2od l = 33.79;
P = 7.39 X 10-6), aunque el ajuste era peor en comparación con modelos sin los efectos de inter-
acción del cuadro XV.2. No hubo ningún efecto de interacción significativo, aunque la densi-
dad seguía teniendo una relación curvilínea con la tasa de desaparición. Parece probable que
la no convergencia de los modelos puede atribuirse a la multicolinealidad entre la densidad y la
densidad al cuadrado, y de sus términos de producto generales con el OPJ (oPJ x N y OPJ X N2).
Como los modelos con términos de interacción no convergían, no podemos probar si los tér-
minos de interacción contribuían significativamente al modelo. Sin embargo, la evidencia
parcial disponible para la solución intermedia sugiere que los cambios institucionales pueden
no haber afectado significativamente la dependencia de la tasa de desaparición en la densi-
dad. Pero, como dije antes, este resultado debe interpretarse con cautela y es relativamente
tentativo.
CUADRO XV.3. Estimaciones de probabilidad máxima: efectos ecológicos e institucionales sobre la tasa de desaparición
(modelos de etapas múltiples)
Covariantes en el vector /3 o Y /30 Yo Densidad Densidad- OPI AP X2 df nivel p
Nombre 2.062 -0.163 -0.194 0.106*** 1.955** 2.610*** -0.013*** 145.43 6 0.000
(3.179) (0.317) (0.429) (0.024) (1.11 J) (0.515) (0.004)
Patrocinador 2.740 0.013 0.414 0.079*** 1.816** 3.057.*** -0.015*** 125.17 6 0.000
(3.018) (0.358) (0.450) (0.033) (1.089) (0.575) (0.005)
Ubicación 3.123*** -0.075 0.154 0.020** 0.617** 1.879*** -0.011 *** 346.93 6 0.000
(0.941) (0.140) (0.159) (0.012) (0.345) (0.188) (0.001)
Área de 1.949 0.189 -0.105 0.081 ** 0.250 2.059*** -0.013** 40.24 6 0.000
servicio (4.195) (0.472) (0.696) (0.037) (1.531) (0.572) (0.006)
Metas -13.84*** 0.667*** 1.090*** 0.065*** 5.420*** 3.185*** 0.011 * 109.65 6 0.000
(4.746) (0.366) (0.388) (0.024) (1.341) (0.461) (0.007)
Grupos de 8.034*** 0.299 1.597 0.042 -15.05 1.815** -0.025*** 20.44 6 0.000
clientes (3.339) (1.210) (1.240) (0.097) (861.00) (0.983) (0.005)
Condiciones 4.912 0.045 0.098 0.082* 0.811 2.257*** -0.019*** 45.56 6 0.000
del servicio (3.643) (0.625) (0.872) (0.059) (1.362) (0.848) (0.006)
Ejecutivo 1.955** 0.009 -0.008 0.003*** 0.051* 1.588*** -0.001 *** 300.57 6 0.000
principal (1.169) (0.017) (0.017) (0.00l) (0.040) (0.017) (0.0002)
Estructura 3.158*** 0.091 0.193 0.017* 0.420 1.033*** -0.009*** 183.89 6 0.000
(1.263) (0.156 ) (0.173) (0.013) (0.417) (0.160) (0.002)
CONCLUSIÓN
trones de fundación de las ossv mostró que tanto las fundaciones, las desa-
pariciones y los cambios institucionales previos afectan las fundaciones
actuales. y los cambios institucionales significativamente modifican la
naturaleza de la dinámica ecológica, aunque no pudimos obtener estima-
ciones precisas de los coeficientes debido a los problemas de multicoli-
nealidad. Además, cuando analizamos los patrones de fundación de las
OSSV especializadas y de las generales por separado, encontramos que,
como se esperaba, los patrones de fundación de las organizaciones especia-
lizadas estaban mucho más influidas por los cambios institucionales y por
la dinámica ecológica que los patrones de fundación de las organizaciones
generales. Esto es particularmente interesante porque sugiere la posibili-
dad de que los cambios institucionales pueden afectar de manera diferente
distintas formas organizacionales, una idea que vale la pena investigar en
futuros estudios.
Segundo, el estudio de las tasas de desaparición mostró que tanto la
densidad como los cambios institucionales afectaban significativamente
las tasas de mortalidad de las ossv. Como se esperaba, el AP, el cambio ins-
titucional desfavorable, aumentó las tasas de desaparición, pero el OPJ, el
cambio institucional favorable, también aumentó, lo que fue sorprendente
pues habían incrementado las fundaciones en el análisis previo. Como se
discute con gran detalle en otro estudio (Tucker el al., 1988), la razón era
que el OP] aumentó las fundaciones más allá del punto en que empiezan a
ocurrir los efectos competitivos de la densidad, lo que aumentó las desapa-
riciones en la población. Esto ocurrió durante 1974-1975, el último año del
OPl. Irónicamente, el éxito del OPJ para crear nuevas OSSV aumentó las des-
apariciones en la población. Las implicaciones de estos hallazgos, en el
estudio del cambio de la población, son muy intrigantes. Parece que, en
general, los efectos del cambio institucional o de los procesos de fundación
y desaparición pueden no ser simétricos; por tanto, los cambios institucio-
nales que promueven las fundaciones tal vez no disminuyan las desapari-
ciones, como uno podría esperar. En cambio, la relación es más compleja y
depende de si los incrementos en las fundaciones hacen que la densidad
traspase el nivel del umbral más allá del cual empiezan a ocurrir los efectos
competitivos y. por tanto, las tasas de desaparición aumentan, en vez de
disminuir como resultado de la mayor legitimidad de la forma organizacio-
nal (Hannan, 1986a). Además, nuestro estudio de las tasas de desaparición
confirmó la posición de que ser legitimado externamente y tener el apoyo de
otros actores institucionales disminuye de modo significativo las tasas
de desaparición de las ossv.
Tercero, también estudiamos si los cambios institucionales afectaban
las tasas de cambio de las características organizacionales. Una vez más, la
evidencia fue relativamente clara en el sentido de que tanto los cambios
institucionales como la densidad afectaban las tasas de cambio. Sin embar-
go, había una evidencia aún más fuerte para los efectos de los cambios ins-
CAMBIO INSTITUCIONAL Y DINÁMICA ECOLÓGICA 509
titucionales desfavorables sobre las tasas de cambio, que para los efectos
de los cambios institucionales favorables, y ambos aumentaban las tasas de
cambio. Por lo general, esto confirmaba los argumentos que sugieren que
las organizaciones intentan modificar sus estructuras y características para
reflejar los cambios en el ambiente institucional.
En general, los resultados de este capítulo demuestran con relativa clari-
dad que tanto los efectos institucionales como los ecológicos condujeron a
cambios en la población de las ossv mediante sus efectos sobre la funda-
ción, desaparición y procesos de cambio. Y, al menos para los patrones de
fundación, los cambios institucionales alteraron significativamente la
dinámica ecológica de la población. Los resultados que sistem'áticamente
apoyan esto parecen reforzar la veracidad de nuestra premisa subyacente
de que los enfoques ecológicos e institucionales son dos formas muy com-
plementarias para estudiar el cambio en las poblaciones organizacionales.
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562 ACERCA DE LOS AUTORES
sarial: 377, 380; Clubes del Dos Cinco Offe, Claus: 327-328
por Ciento: 371, 379, 380 Open-Door College, The (Clark): 438n
Minneapolis-St. Paul, filantropía corpo- opinión pública: 300
rativa: 368-383 oportunidad, campos de: 428-430
Minnesota, Consejo de Fundaciones de: Organización Mundial de la Salud: 244
369,376,380 organización política moderna y organi-
minorías: 436, 439n zación formal: 261-293
misa católica: 199n organización política nacional estatista:
mitos racionales: 86-88,219,473 276,285,290
Mitsubishi: 453-455 organizacional, cambio: 107, 107n; efec-
Mitsui: 453-455 tos institucionales sobre el: 505, 507,
modelado: 113, 119 508; tasas de: 484-485; y heterogenei-
modelos de etapas o escalones: 364 dad: 251-258
modelos dependientes de la trayectoria: organizacional, competencia: 422, 437
247,249,250 organizacional, densidad: 482; estabili-
Moe, Terry: 39, 40 dad: 387-388, 401n
Molotch, Harvey: 365, 366 organizacional, ecología: 473
Morrissey, Joseph P.: 164 organizacional, estructura, véase estruc-
mujeres y fundaciones, filantropía cor- tura organizacional
porativa, Minnesota: 377, 380 organizacional, éxito y supervivencia: 93
municipal, reforma del servicio público: organizacionales, ambientes, véase am-
107,107n,228,231,308 bientes organizacionales
museos de arte de los Estados Unidos: organizacionales, campos, véase campos
339 organizacionales
Museum in America, The (Coleman): 345 organizacionales, estabilización de las
relaciones: 92
nación-estado: 169,203,225,230,266- organizacionales, estrategias: 397-399,
267,474 410-411
National Education Association (Aso- organizacionales, formas: 358, 421, 443,
ciación Nacional para la Educación): 482; véase también variación organi-
349 zacional
Nelson, Richard: 36n, 37, 44, 123 organizacionales, intereses: 438-439
New York Times: 369 organizaciones-ambiente, modelos: 155-
neoinstitucionalismo, micro/macro, véa- 164
se macroinstitucionalismo; microins- organizaciones con sus ambientes: 85-
titucionalismo 86; orientación del poder de las: 298-
Nissan Motor: 452 301; tipos de, 94-95
niveles de análisis: 207, 209, 304-307 organizaciones de servicio social volun-
North, Douglass: 37-38,270 tario (ossv): 174,229,473-509
nueva clase, teorías de la: 439n organizaciones especializadas/genera-
nueva economía institucional, véase eco- les: 482, 508; patrones de fundación
nomía institucional nueva diferenciales: 492-497
Nueva York, Biblioteca Pública: 353 organizaciones "multiplicadoras": 256
Nueva York Museo de Arte Moderno de: organizaciones que refuerzan el orden:
348 420
Nueva York; Museo Metropolitano de organizaciones institucionalizadas, in-
Arte: 339, 352,356 consistencias en las: 95-97
nuevo institucionalismo: 194,234,307- Orloff, Ann: 300
312,444; Y los colegios locales de ca- O~,Marco:73, 385
rreras breves: 419-423; y viejo institu-
cionalismo: 45-50, 423, 423n, 440; países nórdicos: 277
puntos de divergencia: 41-46; y la tra- papeles individuales: 244-245
dición sociológica: 46-47 Paradls, Leonora Finn: 254
572 íNDICE ANALíTICO
Parsons, Talcott: 51-55, 52n-55n, 86, 114, Princeton, Universidad de: 343
195-196n, 198-199n, 221, 327, 327n privación de estatus, competencia/con-
patrimonial, principio: 458-465, 471 flicto: 432, 435-436, 437n
patrimonialismo corporativo: 458-465, 471 privado, "gobierno del interés privado":
patrones comunitarios: 158-160 182
patrones de relaciones horizontales/ver- proceso de adquisición: 231-232
ticales: 158 procesos, controles: 185
patrones institucionales: 243-244; y cam- procesos políticos: 242-244
bio institucional: 255-258 producción, tipos de, formas organiza-
patrones u órdenes sociales: 195, 364, cionales: 446-447
382-383; reproducción de los: 199-200 productos primarios, mercado de: 239
Pennsylvanía, Museo de Arte de: 335, 339; profesionalización: 113-115, 121, 179,
experimento de las filiales: 347-352 225, 439, 439n; de los museos de arte:
periódicos, fundaciones de: 486 333-361; de la filantropía corporativa:
Perrow, Charles: 71n, 123, 422n 375-378, 379, 382
persistencia cultural: 126-153 Protestant Ethic and the Spirit of Capita-
Pfeffer, Jeffrey: 110, 118, 212n, 222, 435n lism [La ética protestante y el espíritu
Pillsbury, John: 374 del capitalismo, de Weber]: 104
población, ecología de la: 73,156,298, Proyecto Minnesota de Responsabilidad
441,444; cambio de la: 474 Corporativa (PMRC): 374-375, 379, 380-
poder: 247, 311,321, 321n, 322,474; 381
centros del: 425-427; estructura del: Przeworski, Adam: 273n-274n
273, 273n, 425-428 psicología social: 212
poder estructural de las empresas: 426, Putterman, Louis: 36n
427n
política, elección de, versus elección del racionalidad: 389; colectiva: 104-125; in-
consumidor: 417n divudual, instrumental: 294-297; ins-
política, institucionalismo en la ciencia: titucionalidad de la: 375-378; limita-
38-41 da: 389
política escolar: 173,175,177,183-184, racionalización organizacional: 264-266
234-235 Ramírez, Francisco: 199n
política estatista: 276, 285, 290 Rea, Paul Marshall: 349-350, 351, 355
política liberal individualista: 276, 281- Reagan, era de: 204n-205n, 258
284,290 recombinación: 257
política pública: 160-162, 167 recompensas: 195, 195n-196n
políticas de la cultura: 435-439 recursos, dependencia en los: 120, 151,
Polonia: 326 252-253,298,435,435n,441,445,475
Powell, Walter: 59n, 65, 70, 71, 73, 105, redes: 212, 224, 319, 380, 382,412;0~
167,176-177,189,223,224,225,226, ganizacionales: 212, 224, 380, 382, 412;
228,238,240,246,254,255,333,378, sociales: 319
385,420-421,442,444,457 redes de relaciones, elaboración de las:
Power and the Structure of Society (Col e- 86-87
man): 366 redes de parentesco: 466-469, 471-472
Powers of Theory [Los poderes de la teo- redes de "viejos amigos": 371-373, 378-381
ría, de Alford y Friedland]: 305, 305n reduccionismo: 446; límites históricos
precios, fijación de: 393 del: 301-304
presión de los compañeros: 370-372, reforma del lugar de trabajo: 256
378-381 regímenes y relaciones internacionales:
presionesnonnativas: 113-117, 119,195n- 40-41,203
196n, 228-229,422 reglas categóricas: 96-101
Pressman, Jeffrey L.: 162 reglas institucionalizadas: 80, 473
Prestan, L.: 399n Reino Unido: 276; véase también Gran
primera Guerra Mundial: 415n, 437n Bretaña
íNDICE ANALíTICO 573
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Primera Parte
LAS FORMULACIONES INICIALES
575
576 íNDICE GENERAL
Segunda Parte
REFINAMIENTO DE LA TEORíA INSTITUCIONAL
Tercera Parte
INVESTIGACIONES EMPíRICAS
Bibliografía . . . . . 511