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7. Escribir.

PLANES INCIERTOS PARA


UN SEGURO AÑO NUEVO.

Estamos a unas pocas horas de empezar un año nuevo; y


junto a éste, comenzaremos a planear infinidad de
proyectos, planes y deseos. Esto se ha vuelto un hábito casi
a nivel mundial.

Por ejemplo, algunos después de haber comido como si el


mañana no existiera en la cena de Navidad y Año Nuevo, nos
proponemos a pagar nuestra inscripción en el gimnasio y
llevar una buena alimentación.

Otros, después de haberse quedado sin ningún quinto en el


bolsillo gracias a los regalos tan generosos que dieron, se
proponen abrir una cuenta de ahorro, obviamente, después
de pagar sus deudas del «buen fin».

Algunos más ambiciosos, se propondrán comenzar su


empresa, y así mejorar su nivel económico.

Y otros más resueltos, le propondrán a «Juanita» ser su


novia, o hasta, ¡su esposa!

Obviamente la lista aquí no termina, ¿Se te ocurre algo más?


¡Seguramente harás algo parecido el 1 de Enero mientras
suenan las 12 campanadas y devoras 12 dulces y jugosas
uvas!
¿Ya sabes que promesas harás?

Todo esto lo hemos hecho durante décadas, pero todos


sabemos que la mayoría de todas aquellas promesas,
solamente se quedan precisamente en eso: promesas,
buenos deseos, lindas motivaciones; pero casi nunca se
cumplen, otras veces sí.

No hay nada de malo en planificar nuestro futuro, pero


quiero que te des cuenta de algo: CASI NUNCA DIOS ESTÁ
PRESENTE EN NUESTROS DESEOS; NO SÓLO ENTRE
AQUELLOS QUE NO CONOCEN EL EVANGELIO, SINO
TAMBIÉN ENTRE LAS FILAS DE LOS CRISTIANOS.

Y esto de se debe a que vivimos en una época secular; Sí,


esta es la realidad, aunque no conozcamos dicho término.

El secularismo en palabras sencillas, es la manera de vivir


que no toma en cuenta a Dios y Su Palabra.

Es vivir como si Dios no existiera. Es el eco melodioso de


aquella famosa canción de Frank Sinatra (My Way) «A mi
manera».

¿No conoces a Sinatra? Bueno, quizá Vicente Fernandez te


suene más familiar cuando canta:

«Tal vez lloré, o tal vez reí


Tal vez gané, o tal vez perdí
Ahora sé que fui feliz
Que si lloré, también amé
Puedo seguir, hasta el final
A mi manera».

Podemos decir, sin duda, que vivimos en una sociedad


secular. No necesitamos demostrarlo, claro está. No nos
sorprende ver al mundo caminar y vivir en contra de Dios.

La verdadera sorpresa la hallamos cuando vemos que


incluso la Iglesia de Cristo ha mojado sus pies en el río del
secularismo; confesando creer en Dios, vivimos como si Él
no existiera.

Planeamos y proyectamos nuestros deseos sin tener a Dios


en cuenta; podemos decir: «Si Dios quiere» cuando
realmente queremos que las cosas sucedan como nosotros
queremos, Podemos ser cristianos y vivir como ateos.

Hasta aquí nuestra introducción, que no es demasiada


optimista como quizá esperábamos…

Pero es momento de preguntarnos: ¿Qué dice la Biblia


acerca de nuestros planes futuros?, ¿Dios está en contra o
en favor de planificarlos?, ¿Con qué actitud deberíamos
recibir el Año Nuevo?

Para ello, acompáñenme con sus Biblias a la carta de


Santiago capítulo 4, versículos 13 al 15:

 Alarde sobre el mañana.


«13 Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy o mañana
iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos
negocios y ganaremos dinero». 14 ¡Y eso que ni siquiera
saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son
como la niebla, que aparece por un momento y luego se
desvanece. 15 Más bien, debieran decir: «Si el Señor quiere,
viviremos y haremos esto o aquello».

Conforme a este texto, meditemos en esta mañana


en tres puntos:

1- Un deseo incierto.

2- Una vida pasajera.

3- Una esperanza liberadora.

Vayamos a nuestro primer apartado: UN DESEO


INCIERTO.

1- Un deseo incierto.
Volvamos nuestra mirada al versículo 13:

«Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: `Hoy o mañana


iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos
negocios y ganaremos dinero´».
Los comentaristas piensan que este texto es dirigido a los
mercaderes principalmente… Pero no se limita a ellos.

¿Cómo lo sabemos? Porque el texto mismo dice: «ustedes


que dicen».

No solo un sector, sino todos aquellos que parlotean muy


seguros de los grandes planes que tienen. Es para todos
aquellos que hablan tan seguros del futuro como si ellos
ordenaran cada circunstancia de la vida, como si
gobernaran el Universo.

Hay cinco circunstancias que dichas personas tienen por


seguras:

1. La fecha de sus planes.


2. El lugar de sus planes.
3. El propósito de sus planes
4. Y la ganancia que resultará de los mismos.

Esta misma actitud la vemos ilustrada en una historia que


Cristo contó, vamos al Evangelio de Lucas 12:13-21:

Parábola del rico insensato.

13  Uno de entre la multitud le pidió:


—Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia
conmigo.
14  —Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez
o árbitro entre ustedes?
15  »¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse
de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la
abundancia de sus bienes».

16  Entonces les contó esta parábola:

—El terreno de un hombre rico le produjo una buena


cosecha. 17  Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer?
No tengo dónde almacenar mi cosecha”. 18  Por fin dijo: “Ya
sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré
otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y
mis bienes. 19  Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas
buenas guardadas para muchos años. Descansa, come,
bebe y goza de la vida”. 20  Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta
misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará
con lo que has acumulado?”
21  »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo,
en vez de ser rico delante de Dios».

Notemos que Cristo ni Santiago condenan la buena


planificación; Pues Cristo mismo dijo al respecto:

28  Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre,


no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene  lo
suficiente  para terminarla?  29  No sea que cuando haya
echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo
vean comiencen a burlarse de él,  30  diciendo: «Este
hombre comenzó a edificar y no pudo terminar».  31  ¿O qué
rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no
se sienta primero y delibera si con diez
mil  hombres  es  bastante  fuerte como para enfrentarse al
que viene contra él con veinte mil?  32  Y si no, cuando el
otro todavía está lejos, le envía una delegación  y pide
condiciones de paz» Lucas 14:28-32 LBLA. 

No, lo que Santiago y Cristo condenan es la independencia


de la que solemos jactarnos; la independencia del Creador,
Dueño del oro y de la plata en nuestros planes.

Juan Calvino comenta al respecto: «Santiago destaca la


estupidez de aquéllos que descuidaron la providencia de
Dios, y reclamaron para sí todo un año, aunque no tenia ni
un solo momento en su poder».

Planificaron como si fueran omnipotentes, trazaron como si


fueran omniscientes y aseguraron como si fueran eternos.

Hay tres características que vemos en los planes de estas


personas en ambos pasajes:

1. Son auto-céntricos.
2. Buscan ganancia personal.
3. No toman en cuenta a Dios.

Podríamos seguir apuntando lo que estas personas son, pero


para ser honestos: ¿Acaso no has planeado muchas cosas
con la misma actitud?

Sí, tú, confesando las maravillas del Señor del Universo,


¿has pensando en tu futuro sin siquiera pensar en el
Arquitecto y Director del mismo?
Quizá nosotros hemos caído en el mismo error: actuar como
si fuéramos dioses, aunque confesemos otra cosa con
nuestros labios.

Piénsalo bien. Cuando planeamos, hablamos tan seguros de


lo que será el mañana que pareciera que el futuro está en
nuestras manos, que cualquier circunstancia que se
presente no será sorpresa para nosotros, nos creemos los
amos de nuestro propio imaginario universo.

Cada vez que tú y yo pensamos en lo bien que son y pueden


ser las cosas si tan solo todo respondiera en esta vida a
nuestras tiránicas ordenes, es entonces que tomamos el
lugar de Dios, el único que puede controlar todo aquello que
sucede en el vasto Universo.

Ya sea que seas cristiano o no, este es el proceder de todo


hombre que no toma en cuenta a Dios.

Pero dirás: ¡Claro que creo en Dios! ¿Acaso eso no es


suficiente?

Lamento decirte, estimado amigo, que no lo es.

El mismo escritor de esta carta, versículos antes escribió:

“Tú crees que existe un solo Dios. ¡Muy bien! Pero hasta los
demonios creen en él y tiemblan de miedo.” Santiago 2.19
(TLA)

¿Lo puedes ver?


Tener cierta seguridad intelectual de que hay un Creador no
garantiza que confiemos en ÉL, pues aún los demonios son
teístas, pero no cristianos.

Podemos decir con nuestros labios que lo conocemos, pero


con nuestros hechos demostramos lo que realmente tiene a
nuestro corazón cautivo, y a veces, muchas veces, es el
deseo de vivir sin Él.

Por eso el Salmo 14:1 asegura:

«Dice el necio en su CORAZÓN: no hay Dios».

Miremos que el texto no dice que lo proclama con sus


labios, pero sí lo dice en lo profundo de su ser: en su
corazón.

Esta es la vida que caracteriza a un necio: sabiendo que hay


Dios que controla todo, vive pensando que sus limitados
planes son mucho mejores que los infinitos y perfectos
planes del Creador.

Puedes ser un cristiano, tener una doctrina impecable, 100


% bíblica y arraigada en las grandes confesiones de fe; pero
aún así, vivir como un ateo: tomando decisiones sin tener a
Dios como centro y meta última de las mismas.

Puedes no ser cristiano, y ser exitoso; Y pensar que todo lo


que has logrado hasta ahora es producto de tu genio en los
negocios, de tu habilidad para los estudios o de tu gran
talento social; pero déjame decirte algo: NADA SEGURO
TIENES, POR MÁS QUE TE ESFUERCES, JAMÁS PODRÁS
CONTROLAR COMPLETAMENTE EL MAÑANA.

Quieras o no, vivimos en el Universo de Dios, no en el


nuestro. Esto quiere decir, que nosotros no somos Dios, que
nuestra vida es limita y …. pasajera.

Esto nos lleva a considerar nuestro segundo punto: Una vida


pasajera.

2- Una vida pasajera.


Vayamos a nuestras Biblias nuevamente al capitulo 4 de
Santiago versículo 14:

«14 ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué


es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un
momento y luego se desvanece».

Samuel Perez Millos dice comentando este pasaje:


«La arrogancia de quienes planifican sus negocios y
actividades al margen de Dios, se estrella contra la
impotencia humana de conocer el mañana»

No sabemos que sucederá… por eso nuestra fascinación


por los horóscopos y la adivinación.

¡Cuánto daríamos por conocer el futuro!

Piénsalo, ¿No te gustaría conocer lo que sucederá


mañana, el siguiente año, la próxima década?

Quizá esa sea la razón por la que existen cristianos que


acuden más a las revistas a ver lo que su horóscopo les
dice, que ir a las Escrituras para conocer la Voluntad de
Dios para sus vidas.

O, a lo mejor no son tan «mundanos» y prefieren


rodearse de profetas que les lancen palabras proféticas
de bienestar, salud, prosperidad y éxito para el siguiente
año.

¿A cuántos de nosotros no nos gustaría que nos


declararan un año de conquista, de poder, de victoria?

Sí, esta es otra expresión, quizá más «cristianizada», de


lo que realmente desean nuestros corazones: controlar
el porvenir.

¡Cómo desearíamos ser los amos y señores de nuestro


destino!
Pero todos sabemos que ni siquiera podemos conocer lo
que sucederá en el próximo segundo.

También, Santiago pasa a Después a recordarnos lo


efímera, momentánea que es nuestra vida.

¿Qué es su vida? Pregunta el apóstol.

Esta es una pregunta que nos empuja a la reflexión:

Es como si nos dijera: después de hacer grandes


proyecciones del futuro, pregúntate: ¿Qué es tu vida?
¿Acaso es indestructible? ¿Es eterna? ¿Es segura?

Después de preguntar, responde:

«Ustedes son como la niebla, que aparece por un


momento y luego se desvanece».

La niebla sugiere transitoriedad y falta de solidez.

¡Ah, qué pasajera es mi existencia sobre esta tierra!


¡Cuán pequeña y momentánea es mi vida en la
inmensidad de este vasto Universo!

Por eso el Salmista al reflexionar en esto, escribe:

«Mis días son como sombra que se alarga;


y yo me seco como la hierba». (Salmo 102:11).
También Job se une al canto de lamento por la brevedad
de la vida:

«Recuerda, oh Dios,» -escribió Job- «que mi vida es un


soplo,
mis ojos no volverán a ver el bien.

El ojo del que me ve no me verá más;
tus ojos estarán sobre mí, pero yo no existiré.

Como una nube se desvanece y pasa,
así el que desciende al Seol no subirá;
10 
no volverá más a su casa,
ni su lugar lo verá más». (Job 7:7-10).

Por si no fuera suficiente, David entona:

«Porque Él sabe de qué estamos hechos,


se acuerda de que somos solo polvo.
15 
El hombre, como la hierba son sus días;
como la flor del campo, así florece;
16 
cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser,
y su lugar ya no la reconoce». Salmo 103:14-16
Nada sabemos del mañana, por ello, jactarse de lo que
haremos, seguros de que todo sucederá como pensamos
es completa necedad:

«No te jactes del día de mañana» -dice Proverbios


27:1-«porque no sabes qué traerá el día».

Quizá leamos la claridad de estos pasajes y aún así


permanecer insensibles a nuestra efímera existencia.

Pero es algo real; es lamentable, pero nos haría algo de


bien recordar que nuestro país es uno de los más
violentos del mundo.

A diario somos bombardeados con tristes noticias de


personas desaparecidas, y después encontradas, en el
mayor de los casos: muertas.

La organización Causa en Común presentó el Informe


2019: ¿Cómo vamos en Seguridad Pública? y
durante su presentación María Elena Morera,
presidenta de la organización, alertó que este año
puede cerrar con un registro histórico de 36,000
víctimas de homicidio doloso, siendo el año más
inseguro de la historia de México desde 1980, año en
que se comenzaron a dar a conocer cifras sobre
incidencia delictiva.
Otro reflejo de la inseguridad que se registra en el
país, apuntó Morera, son las cifras registradas de
diciembre de 2018 a octubre de 2019:

• 32,565 víctimas de homicidio, 3% más que en 2018.


• 933 feminicidios, 17% más que en 2018.
• 1,565 secuestros ,13% más que en 2018.
• 7,915 actos de extorsión, 35% más que en 2018.

Según el Instituto de Estadística y Geografía (INEGI), los


estados más violentos son Guanajuato, Estado de México,
Chihuahua, Jalisco, Baja California.

Del total de las víctimas, 32 mil 765 eran hombres y 3 mil


752 mujeres. La mayoría fueron asesinatos en vía pública
después de la medianoche, hora de mayor índice.

Según las estadísticas, 14 mil 139 de las víctimas eran


solteros y 7 mil 779 casados, con nivel educativo de
primaria y secundaria completa.

¿Lo ves? No somos eternos; nuestra vida es muy


muy transitoria. Entonces, ¿Quiénes somos para
comportarnos como Dios?

El problema radica en que pronto nos olvidamos de


esto…
¡Admitámoslo! Nos cuesta recordar que «… somos de
ayer y nada sabemos, pues nuestros días sobre la
tierra son como una sombra» (Job 8:9).

«La vida»— escribe John McArthur—«no es algo


simple. Es una compleja matriz de fuerzas, sucesos,
personas, eventualidades y circunstancias sobre las
que tenemos muy poco o ningún control, haciendo
imposible que alguien pueda cerciorarse, planificar o
asegurar el futuro».

Por eso también otro comentarista nos dice:

«La vida es desconocida para el hombre. No


debemos dejar que lo incierto nos llene el corazón y
oriente nuestra conducta». Fin de la cita.

Nada seguro, se dice, tenemos en esta vida, a


excepción, ¿De qué crees? ¡DE LA MUERTE!

Espero que hasta este punto hayamos entendido la


ignorancia e impotencia que tenemos del mañana y
la brevedad de nuestros días.

Todo este escenario es bastante oscuro, y parece


que nos hemos quedado sin esperanza… Pero todos
sabemos que en un fondo oscuro, la luz de la
esperanza brilla con mayor fuerza.
Estamos listos, para pasar a nuestro tercer y último
punto: UNA ESPERANZA LIBERADORA.

3. Una esperanza
liberadora.
Para terminar, vayamos al versículo 15 de Santiago 4:

«15 Más bien, debieran decir: «Si el Señor quiere, viviremos y


haremos esto o aquello».

La frase: «Más bien» nos indica un contraste, es similar a


decir: En cambio, o en vez de … Es decir, en vez de
planificar arrogantemente, deberíamos confiar
humildemente en el Señor de Cristo sobre todo.

También, el verbo «decir» se encuentra en infinitivo


presente, lo que nos indica lo habitual y constante que
debería ser nuestra dependencia en Dios.

Pablo nos ilustra perfectamente como debería ser nuestra


actitud ante los planes y deseos que tenemos en el futuro
en vista de este texto:

- Cuando Pablo dejó Efeso, les dijo a los judíos:


«Volveré si es la voluntad de Dios». (Hechos 18:21)

- También les dijo a los Corintios: «Vendré a


vosotros muy pronto, si el Señor lo dispone» (1
Corintios 4:19).

- Les prometió a los creyentes en Corinto pasar


algún tiempo con ellos «si el Señor lo permite» (1
Corintios 16:7).
«Si el Señor quiere» no es principalmente una frase de
los labios tanto como una condición de rendición del
corazón a la Voluntad Perfecta del Creador.

No se refiere a una frase mágica; sino a realidad que


continuamente debería gobernar nuestros planes y
motivaciones.

De hecho, un investigador, James Dibelus, reunió


cierta cantidad de la literatura griega y latina para
demostrar que ésta expresión cómo sus
equivalencias era repetida de manera común en el
mundo pagano.

La frase no tiene poder separada de una vida sumisa a


Dios; de hecho, hasta los inconversos la usan
habitualmente.

Podemos repetir como loros «Si Dios quiere» y en


corazón gritar: «qué las cosas se hagan como a mi
voluntad le apetece». O como dicta la canción: «A mi
manera».

Por tanto, no debiéramos usar dicha frase como un mero


cliché evangélico, o como el «abracadabra» de los
cristianos; más bien, debería ser la actitud constante del
corazón de aquel que no sólo reconoce intelectualmente
el Señorío de Cristo, sino de uno que lo experimenta en lo
íntimo de su alma.
Hemos titulado este punto «Una esperanza
liberadora» porque en vista de la impotencia que
tenemos de saber y controlar el futuro, podemos ver
lo frágil e inseguras que son nuestras vidas. Y todo
esto pinta muy devastador y hasta fatalista.

Entonces, ¿Cuál es la esperanza liberadora?

La esperanza que nos libera de la desesperanza y la


incertidumbre es la Soberanía y el Gobierno que Dios
tiene sobre todo lo que aconteció, acontece y
acontecerá por siempre.

En sus manos, nuestras frágiles vidas están seguras.

Deja que el calor de estos textos descongele la


incertidumbre que invade tu alma:

«Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden


para bien a los que lo aman; esto es, a los que son
llamados conforme a su propósito».

Romanos 8:28.

«Confía en el SEÑOR con todo


tu corazón
y no te apoyes en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos
y él enderezará tus sendas»

Proverbios 3:5-6.
«Confía en el SEÑOR y haz el bien. Habita en la tierra
y apaciéntate de la fidelidad.
Deléitate en el SEÑOR
y él te concederá los anhelos
de tu corazón.
Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en él, y él hará»

Salmo 37:3-5.

John McArthur nos dice:

«Los cristianos tienen el consuelo de saber que el


soberano, omnisciente y omnipotente Dios del universo
controla cada suceso y circunstancia de su vida y los
entreteje en su perfecto plan para ellos».

¡En esta gloriosa esperanza descansamos!

Por lo tanto, el creyente debe de vivir de tal manera


que, como escribió el gran biógrafo Horacio Bonar: «
En ningún momento del día o de la noche esté
ausente lo sagrado».

La libertad no se halla en rebelarse a la Voluntad de Dios,


sino al someternos amorosamente a ella.

Ya que nuestra voluntad es mala, horrible e imperfecta,


en comparación con la Voluntad de Dios, de la que
leemos que es: «buena, agradable y perfecta» Romanos
12:2.
El hombre que vive conforme a su propio entendimiento,
en rebeldía abierta en contra de Dios, piensa que es libre,
cuando realmente es esclavo del pecado.

Piensa que vive en libertad, pero su autodenominada


libertad no es otra cosa que ciega esclavitud.

«Todo aquel que practica el pecado es esclavo del


pecado» Juan 8:34.

Seas cristiano o no, la realidad es que tendemos a


transitar por este mundo guiados por el propio mapa de
nuestros corazones.

Somos como aquellos viajeros necios que no escuchan las


instrucciones de los que conocen el camino ni se guion
por la brújula que apunta el verdadero destino.

Nos creemos la mentira que nosotros como capitanes de


nuestra vida, siempre la vida será mejor.

¡Qué terrible final les espera a aquellos que vivieron sus


vidas sin tomar en cuenta a Dios!

«Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo» como


escribió el autor de Hebreos.

Debes reconocer que no quieres y ni siquiera puedes


vivir perfectamente en la Voluntad de Dios. Pero también,
debemos reconocer que hubo Uno que sí lo hizo.
Ese único ser que lo hizo se llama Jesús el Hijo de Dios, el
Dios-Hombre, el mismo Dios encarnado.

Él fue quien con profundo e indescriptible dolor, oró:

«Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no


sea como yo quiero, sino como tú» Mateo 26:39.

Él fue, quién, sin merecerlo, fue abandonado por Su


Padre por unos instantes, como si se hubiese
extraviado de la Divina Voluntad.

Pero no lo hizo; lo que realmente sucedió es que Él


tomó nuestro lugar; tomó el lugar de los extraviados;
de aquellos que caminábamos en contra de la
Voluntad celestial.

¿Por qué lo hizo?

Para que aquellos que no buscaban la Voluntad de


Dios, ahora se deleitaran en ella, y pudieran hallar la
libertad que tanto buscaban en sus propios inútiles
Idolos.

Amigo mío, me gozo en conocer que tienes buenos


deseos y planes para el próximo año. Pero me
alegraría más que correrías a Cristo, arrepentido de
querer vivir según tu propia voluntad y deseo; Y
reconocieras que nada ni nadie si sólo en Cristo se
encuentra tu salvación.

No hay nada seguro en este mundo temporal; Nada


capaz de salvarte de ti mismo y de la incertidumbre;
todo es mutable; todo tiene un fin; todo acaba por
claudicar. A excepción de Uno que murió por ti, pero
resucitó en gloria eterna.

Sólo mira a Cristo, lo único seguro en este universo.


Y descansa en sus planes eternos. Confía en Él;
desiste de confiar en tu propia limitada voluntad.

Sí, quizá los planes de Dios sean distintos a los nuestros; pero es
indiscutible que son infinitamente mejores a los nuestros.

Fija tu mirada en ÉL; BUSCA SU VOLUNTAD EN LA ORACIÓN;


GUÍA TUS PLANES EN LAS ESCRITURAS; PON TU
ESPERANZA EN SU SEÑORÍO Y REPOSA EN SU PERFECTA
SOBERANÍA.

Unamonos de corazón a la humilde y sincera oración


del salmista:

«Pero yo, oh Señor, en ti confío;


digo: Tú eres mi Dios. 
En tu mano están mis tiempos»;

(Salmo 31:14-15)
AMÉN.

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